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Máskara: Año 3, Número 10, Enero 2022

El Homo Cuento

¿La historia es la que se vivió o la que nos contaron?

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Max Yoza

Gastroenterólogo

Hace 2,5 millones de años, los primeros humanos aparecieron en África y de ahí se esparcieron por toda Eurasia. Los sapiens recién entraron en escena hace 200 mil años y, ellos mismos, hace 70 mil años ganaron en la lotería genética de la evolución una “variante” que les dio la capacidad de asociar la realidad en forma más compleja y poder crear, tal vez, los primeros cuentos, tal como lo relata Yuval Harari en su libro “Sapiens”.

Se crearon cuentos, historias y planes comunes que les permitieron trabajar en grandes grupos y poder hacerles frente a animales físicamente superiores, así como a un entorno hostil. En poco tiempo, el Homo sapiens se expandió por todo el mundo conocido, muchos dicen a manera de plaga, desplazando a otras razas humanas, de modo que unos 30 mil años atrás contribuyeron a la extinción de sus últimos primos, los neandertales. No quedó ninguna otra raza humana. Los sapiens crearon historias que los unían hacia metas comunes y así fueron progresando. Crearon mitos y dioses para explicarse el origen del mundo y por los cuales valía la pena vivir o morir, a veces hasta matar. Así, la historia de la humanidad transcurre de historia en historia, de cuento en cuento.

Imagen comparativa entre el Homo sapiens y el Homo neanderthalensis

Y así llegamos a la era de la información. A diferencia de lo que ocurría antes de la década de los 90´, ahora sobra información, sea verdadera o falsa, pero solo tenemos acceso a una parte de ella; aun así, seguimos creando historias para interpretar el mundo, buscando una coherencia que se adapte a nuestra lógica.

“Si la historia que hemos creado, o que nos han contado, es coherente con nuestras creencias y la cultura que nos rodea es muy probable que la tomemos como cierta”

Si la historia que hemos creado, o que nos han contado, es coherente con nuestras creencias y la cultura que nos rodea es muy probable que la tomemos como cierta. Daniel Kahneman, psicólogo y Premio Nobel de economía, la definió como el sistema 1 o automático, herramienta que incorpora a nuestra mente historias sin mayor análisis. Si en algún punto la historia se sale de un patrón esperado, recién saltan las alarmas y comienza a actuar el sistema 2 o analítico, el cual escudriña con más atención y profundiza el análisis la situación.

Un problema con nuestro cerebro es que, si el sistema 1 ya tomó como cierta una historia, a nuestro sistema 2 le cuesta revertirlo. Tomemos como ejemplo la famosa ilusión de Muller-Lyer. La impresión que tenemos es que la línea B es más larga a pesar de que sabemos que son de la misma longitud, podemos medir las dos líneas con una regla y comprobarlo y aún así no nos cambia la percepción inicial. Imagínense ahora una historia falsa en la cual no podamos usar una regla para medirla.

Hoy en día, vivimos la era de la información, la cual abunda por doquier, pero mucho de ella es falsa y cada cual forma su propia historia. Entonces, ya no hay un lazo único ni historias comunes, sino una infinidad de historias y de universos. Además, tenemos el sesgo de la autocomprobación, tendemos a incorporar a nuestra historia datos que guarden coherencia con nuestra idea dejando de lado los datos incómodos. Es importante que, como individuos, grupo o institución, tengamos varias fuentes de información validadas a fin de no tener una idea distorsionada de la realidad y evitar que nuestra respuesta también sea errada.

Las historias nos apasionan porque son parte del núcleo más interno de nuestra humanidad. Una vez que aceptas y te crees el cuento, probablemente ya no interesa si es real o no.

“Las personas siempre han contado cuentos. Mucho antes de que la humanidad aprendiera a leer y escribir, todo el mundo escuchaba cuentos. Y había narradores que los contaban mejor que otros, es decir, que la gente les creía más sus mentiras”

(Günter Grass)

El Cisne negro

El hombre puede crear historias de la realidad que cree ver o que imagina podrían existir, pero no puede crearla de eventos que no espera o desconoce. Al respecto, Nassim Taleb, en su libro “El Cisne Negro” relata que en el mundo se creía que solo existían cisnes negros, nadie había visto nunca uno blanco y nada hacía sospechar que pudiesen existir, hasta que se descubrió Australia, donde habitaban cisnes blancos. De modo que, el no percibir un elemento que no se encuentre en nuestro espacio-tiempo actual no quiere decir que no exista o que no vaya a existir. Eso es lo que Taleb describe como un evento “cisne negro”, como por ejemplo una caída inesperada de la bolsa de valores. Un evento puede ser un “cisne negro” para unos y no para otros. Taleb también nos cuenta la historia de aquel pavo que siente vivir en el paraíso porque es criado cuidadosamente por su dueño; le dan de comer, lo cuidan con amor, pero llegada la Navidad es degollado. Solo para el pavo fue un evento “cisne negro”.

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