Revista MONO - Digital

Page 1

Número Seis

Díaz

Identidad Particular

Simón

2012

Digital

Venezuela

B s .40



@davidrondon

22 | Monismo

EL REMIX DEL TÍO SIMÓN

Una amistad que supera barreras generacionales y que se refleja en un disco atemporal llamado Simón Díaz Remixes POR David

Tal vez mis dos artistas favoritos como letristas por su peso en la memoria colectiva sean John Lennon y Simón Díaz, con ambos no sé que me pasa pero lloro cada vez que los escucho. A Lennon ni lo conocí ni lo podré conocer jamás. Pero a Simón Díaz, como le pasó a tanta gente de mi generación, lo conocí primero en la televisión, y luego en las circunstancias menos esperadas: en unas vacaciones de adolescente en Margarita. Una tarde estaba con mi novia, una amiga y su familia esperando para zarpar en un muelle. Pasan las horas y no salimos. Le pregunto a alguien y me dice que viene Simón… “¿Simón Díaz..? ¡Cónchale!” De repente llega el Tío, cuatro en mano como si acabara de salir de la tele, y resulta que en el barco están sus amigos de toda la vida. Yo que en esa época me la pasaba escuchando Alice in Chains, me quedé extasiado disfrutando los cuentos y las canciones que interpretó junto a mi novia que tocaba el cuatro. Fue un viaje tan memorable, comparable a conocer un día a Lennon y pasar toda una tarde tocando guitarra y cantando a su lado.

Rondón

dijo “David, el miedo que siente una vaca cuando sabe que están buscando a su becerrito para llevárselo al matadero, es el mismo que tenía la virgen María cuando estaban buscando a su hijo… por eso la letra dice ‘Y mariposa está que no sabe que hacer… Por que ella sabe la suerte de él’”. Fue nuestro momento Yoda y Luke. Pasaron los días, los meses, y fuimos dando forma a aquel disco ya legendario y del cual tengo tanto que agradecer a tantas personas. Empezando por los músicos que entendieron y participaron de alma y corazón en el proyecto: Dj Trujillo, Babylon Motorhome, KP9000, Dr. Muu, Masseratti 2LTS, Panasuyo, Spyro, Garnica, GM120, Todosantos, Velazco, Trilobites, Cardopusher, La Original; al diseñador del arte del disco, Alec Méndez (en aquel momento C1rqa), a nuestra asesora de relaciones públicas (hoy editora de esta revista) Geraldine Villasmil, y por supuesto a Bettsimar.

Como resultado, nuevas generaciones de venezolanos entienden la trascendencia y el valor del legado de Simón Díaz. Sin proponérnoslo llevamos la obra de Simón a formar parte del ahora, reinterpretamos su herencia eterna en un lenguaje para nosotros. No voy a dejar de escribir que viviendo fuera del país, en una visita a Caracas, Bettsimar me invitó a su casa y vimos la grabación del Grammy honorífico que se le entregó al Tío Simón. Aún no entiendo cómo el estado no le dio la relevancia que ha debido tener, y que haya sido la empresa privada la que haya tomado la iniciativa de ofrecerle todos los honores al músico más importante que tenemos los venezolanos.

Años después, trabajando con Iván Loscher, nos inventamos el proyecto: un disco de remixes del cancionero clásico de Simón Díaz. Nuestra cómplice, Bettsimar Díaz, siempre tan llena de amor por el legado de Simón y entendiendo que su papá no es sólo de ella sino del mundo, aceptó encantada. Acto seguido, almuerzo en respectivo restaurante de carne capitalino para tratar de explicarle al Tío qué es un remix... "Hijo siéntate aquí conmigo", recuerdo que me dijo Simón al verme entrar, mientras pintaba una caritapura que le pidió un niñito. “Tu eres hijo de Loscher, qué bueno chico”. “No tío, no soy hijo de Loscher”, respondo sirviéndome un whisky de una botella con un tirro que dice “Tío Simón”. Entramos en conversación, y me cuenta la analogía de la Vaca Mariposa, me dice que la escribió pensando en la virgen María y en Jesús. Al ver mi cara de incredulidad Simón Díaz me

Ya con el disco casi listo comenzamos a notar la amalgama de sonidos y géneros musicales dentro de cada tonada. Cada una era un mundo, y cada vez que llegaba alguno de los artistas con un track nuevo me sorprendía demasiado. Recuerdo perfectamente que KP9000 me mandó varias versiones de distintos temas, pero cuando llegó su versión de Tonada de Luna Llena no pude dormir por una semana. El tema era impecable. Junto a ese, todos los temas eran visiones tan distintas, reinterpretaciones de melodías del llano y del trabajo, de hombres que se dedican a una faena tan diferente a la nuestra en las ciudades, de un lugar donde los animales, el paisaje y la vida se mezclan y el tiempo se detiene.

Recuerdo tardes y noches en casa de Bettsimar, escuchando tonadas y entendiendo el origen de cada una de ellas. Es increíble cómo los cuentos del llano de Venezuela están a medio camino entre cultura popular y mitología griega. Fueron tardes de fotos, de aprender de la historia de mi país a través de su artista más querido, de alguien que cada vez que ha tenido la oportunidad de interpretar su música no ha perdido el chance de enseñar, un hombre que tuvo siempre claro que para sacar un país adelante, hay que tener identidad pero también educación.

Nosotros, los que tenemos menos de cuarenta años y crecimos viendo un programa para cada día de la semana con el Tío Simón e intercambiando chinas por yoyos, debemos encargarnos de agradecerle, aún en vida, el haber encapsulado en cada una de sus canciones el espíritu original de Venezuela. ¡Bendición Tío! PD: Mi recomendación musical para el resto de sus vidas es escuchar al menos una vez al año, Simón Díaz Cuenta y Canta.



17 | Monismo

LA VACA MARIPOSA ESTA EN INTERNÉ

@BettsimarDiaz

Un canto de trabajo y de ordeño que sobrepasa al hombre y a sus posibilidades. Un legado de vida –y en vida– al que sólo asistimos a través de la interfaz, del código binario. La voz del Tío Simón y su vaca mariposa en la red

POR Bettsimar

Díaz FOTOGRAFÍA Roberto

Mata

Son las cuatro y media de la mañana. Desde la casa se escucha la pausada respiración del ganado. El café de Columba, que espanta el frío más sordo y le puede despertar el alma a cualquier moribundo, sale del fogón como si nada y conmueve la brisa.

Todas tienen un nombre y ese nombre tiene que ver con algo relacionado a su color, su tamaño, su carácter, y entonces las bautizan como Nube de Agua, Barlovento, Flor de Loto, Mariposa, Clavellina.

Lleno de vigilia, Pedro recoge su balde, una silleta, un mecate, y en paso silencioso comienza su faena.

La vaca atiende a su nombre de inmediato, pero siempre en la voz de quien la cuida. No es igual un nombre pronunciado por otro, por alguno que ni la conoce.

Una cuenta de vacas es el grupo que se aparta desde el día anterior para el ordeño. Hoy todas están recién paridas y con la ubre prensada. Será generosa la mañana. Las vacas, de sólo abrir la puerta de trancas, entran en alerta, se juntan entre ellas y se agolpan en una esquina. -"¡Jei jei jei... sale pa´ llá Buenamoza...¿qué ejn?!"- les dice Pedro, al tiempo que prepara su tarea. El balde es para recoger la leche, la silleta para sentarse junto a las patas traseras de la vaca, y el mecate, es para apenas colgarlo al cuello de la vaca y que ella crea que está amarrada.

Chhhhh, chhhhh, chhhhh... cuando se alcanza un ritmo bueno y generoso, el hombre, sin otra audiencia que el paisaje y los animales, comienza a canturrear frases sueltas para sí, las repite o las va cambiando según fluye la faena. Ese canto no se canta, se suda, se escapa, se llora, se carga. Nada está escrito. Ni esos versos ni sus tarareos. Aún así, no hay duda de que aquello es una real ceremonia, una tarea que alimenta la vida, cumple sus pasos y consuma su sentido.



Una vez lleno el balde, o los baldes, se reúnen de nuevo las vacas con sus becerros y echa a andar el día. Este acontecimiento le sirvió a mi padre para hacer una poética del canto de trabajo. Su legado más importante ha sido darle voz y rostro a un aire musical que no pretendía serlo, la tonada llanera. Recuerdo cuando se iba a grabar, se llevaba su cuatro, los apuntes de lo que había compuesto y la alegría escondida en la mirada. A los días ya cargaba un casete para arriba y para abajo con lo que había grabado. Lo ponía en el equipo de la casa, lo escuchaba muchas veces, pero lo que más recuerdo: lo ponía en el carro cuando nos íbamos los viernes de vuelta al campo, y uno entonces iba escuchando esa música, sin sorprendernos del hecho real maravilloso de que esa música era familia de aquella que salía del corral de ordeño.


Hoy toda la música que mi padre hizo con su cuatro, en su hamaca, ahora vive en las computadoras, viaja en segundos por el mundo entero y se reproduce desde cualquier dispositivo sin imprimirse en formato alguno. La tecnología nos despoja cada vez más de las distancias y sus recorridos, pero nos regala la posibilidad de reencontrarnos con aquello, que en otro tiempo, ya hubiésemos dejado para siempre.



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v a n e ssa b oult on . c om



24 | Catálogo

DIGITALISMO

El artista se desdibuja mientras la mano del orfebre recrea caligrafía, arquitectura, historia. Ángel Marcano nació en Cumaná en 1978 y es uno de los pocos artistas plásticos que luego de haber ganado prácticamente todos los premios posibles en su país, continúa trabajando en sintonía con Venezuela.

FOTOGRAFÍA

Fran Beaufrand

Retórica y cálculo conviven en obras tan originales que pasan de significados a monumentos en la primera lectura.

— angelmarcano.com —


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40 | Portafolio


@arianuchis

Natura sana

Cronista, periodista y viajera, la relación de Arianna Arteaga Quintero con la fotografía ha evolucionado junto a su compromiso con la conservación de la vida salvaje en Venezuela. Con un discurso en positivo pero siempre alerta frente a la indolencia, Arteaga ha trabajado durante años en un catálogo digital disponible en redes sociales de los paisajes y la fauna que todavía podemos salvar. Su bitácora de viaje www.lapequecomeflor.com es un experimento altruista que vale la pena visitar sólo para entender el poder una imagen natural en un contexto intoxicado de espejismos.




74 | Mas Arte

@milizupan

TENGO UNA NIKON, SOY FOTOGRAFO

La fotografía digital es maravillosa, eso es indiscutible, pero también es cierto que tiene un lado oscuro que atenta contra la esencia del oficio POR Mílitza

Zúpan — mzupan.blogspot.com —

FOTOGRAFÍA Iván

González

Jhonny Michel es fotógrafo, tiene una cámara Nikon especialmente cara, Fan Page en Facebook y tarifas elevadas. Cuando trabaja suele ser rápido: los encuadres no le quitan el sueño ni los detalles superfluos; tampoco es muy bueno iluminando, jamás ha leído un libro sobre el asunto, no sabe manejar una cámara analógica: Lo importante es hacer unas fotos “finas” y “envenenarlas” en la computadora.

Iván González, quien tiene vasta experiencia como fotoperiodista, también es crítico hacia ese pisar indiscriminado del disparador, la obsesión por los retoques. “Algunos viven esclavizados del monitor de la cámara, es decir, toman una foto y revisan, toman otra foto y revisan, y así van perdiendo momentos que ocurren frente a sus ojos porque distraen su propia mirada”.

La fotografía digital es increíble, maravillosa, y tiene ventajas obvias e irrefutables -práctica, accesible, inmediata-; gracias a ello, cada vez hay más interesados en fotografiar y documentar lo que sucede frente a sus ojos. Pero también es cierto que los Johnny Michel se han vuelto un personaje recurrente en el medio y que el oficio -o profesión- se ha banalizado. Y no se trata de lamentos de nostálgicos de la fotografía tradicional sino de cierta actitud que empieza a verse en las mismas aulas y que algunos profesores intentan desterrar, no siempre con éxito.

Y justo cuando todos se han hecho de una cámara digital, los fotógrafos “profesionales” se reproducen como conejos y Kodak anuncia su quiebra, surge una suerte de renacer de lo que parecía muerto y enterrado: En ciudades como Londres, Nueva York, París, Bangkok o Tokio se ha desatado la pasión por lo análogo y cada vez son más quienes quieren tener una Kodak análoga, una Polaroid o una Lomo rusa. Es tanto el furor que han comenzado a abrir tiendas especializadas en fotografía tradicional, en Flickr hay cientos de grupos dedicados al tema y el año pasado las cámaras Diana aumentaron 15% sus ventas mundiales.

“Se hacen miles de imágenes en una sola sesión, ¿cuántas de ellas son realmente pensadas? Es mi eterna batalla con mis estudiantes de digital: mucho disparo y poco raciocinio. Mal canalizada la fotografía digital puede crear fotógrafos flojos y autómatas”, dice la fotógrafa Cristina Matos-Albers, docente en Roberto Mata Taller de Fotografía.

¿Qué dicen los involucrados? Que las imágenes tradicionales son más auténticas, que por ser un proceso artesanal, es más personal, y que detalles como los granos de la película y los desenfoques son imperfecciones necesarias y encantadoras.




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