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Infraestructura verde urbana

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Opinión

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La naturalización de los ríos en las ciudades: el caso del río Arlanzón en Burgos

Carlos García Güemes Dr. Ingeniero de Montes Jefe del Servicio de Medioambiente y Sanidad. Ayuntamiento de Burgos

Los asentamientos humanos se encuentran siempre en lugares con acceso sencillo al agua. Una consecuencia evidente del crecimiento de las ciudades es la integración de los ríos dentro de la trama urbana. Esta integración ha supuesto en la práctica totalidad de las ocasiones la invasión del Dominio Público Hidráulico y, consecuentemente, la reducción excesiva de la sección hidráulica. Los ríos han acabado canalizados en muchos de sus tramos urbanos, con cauces de aguas bajas tremendamente alterados en forma de tramos rectos hormigonados y riberas inexistentes o carentes de elementos naturales. Más allá de las notables implicaciones de carácter hidrológico, estas actuaciones altamente transformadoras supusieron la eliminación de los valores naturales y la pérdida del carácter de corredor ecológico de los ríos. El reciente éxito de la renaturalización del río Manzanares a su paso por Madrid, actuación realizada con gran aparato mediático, ha servido para el impulso de proyectos similares en otras ciudades. Y la Administración General del Estado pretende extender el modelo, para lo cual ha habilitado líneas de financiación1. Lo cierto es que hay algunos ejemplos análogos que arrancaron hace algunas décadas, de manera destacada el caso del río Arlanzón a su paso por Burgos. El río Arlanzón atraviesa en sentido Este-Oeste el término municipal a lo largo de unos 18 km, de los cuales prácticamente la mitad es suelo urbano. Nos vamos a referir en adelante únicamente al tramo urbano, que es el más interesante en el tema que nos ocupa por la presión urbanizadora y los usos inherentes a la presencia continua de población. El río Arlanzón y sus afluentes no tienen un régimen particularmente torrencial, pero la ciudad ha sufrido varias inundaciones importantes, la última el 5 de junio de 1930. La construcción de un embalse en cabecera en 1933, la fenomenal restauración hidrológico-forestal de toda la cuenca vertiente y

1 Ver art. 27.2 de la Orden TED/1018/2021, de 20 de septiembre (BOE de 28 de septiembre).

las obras de defensa realizadas en la ciudad han evitado nuevas inundaciones en el casco urbano. Una de las obras, realizada a lo largo de muchas décadas desde 1860, fue la delimitación del dominio del río, en la zona urbana. Con una anchura variable entre 50 y 70 metros, se reservó una zona delimitada por unos muros de sillares de caliza de varios metros de altura. Este espacio tan amplio puede resultar exagerado para un río con un caudal medio de 4 m3/s y una pendiente media de 0,42 % en la ciudad, pero realmente ha permitido excluir una banda relativamente amplia, y muy céntrica, de la transformación inherente a los procesos de urbanización. Entre ambos muros discurre el cauce de aguas bajas, en una anchura que oscila entre los 10 y los 20 m, dejando amplios espacios para las riberas. Este amplio espacio, si bien carente de vegetación durante décadas, nunca ha estado hormigonado más allá de algunos azudes, lo que ha facilitado la restauración natural.

Vegetación

Una sección tipo presenta una banda de vegetación natural junto al cauce de aguas bajas, de anchura variable, y una pradera rústica que finaliza en los muros. Estas zonas de pradera, en el centro de la ciudad, presentan un intenso uso recreativo. La estabilización de las orillas del cauce de aguas bajas se ha conseguido en la práctica totalidad de los tramos con el desarrollo de la propia vegetación natural. En 2001 se procedió a controlar la erosión en algunos puntos mediante escollera. A priori, esta solución puede parecer agresiva, pero si se coloca en tramos cortos, con intersticios amplios rellenados de tierra sobre la que se plantan estaquillas y, sobre todo, con una pendiente muy baja, la integración es rápida y no quedan huellas a la vista en pocos años. Como en tantas decisiones técnicas, el cómo es más relevante que el qué. Lógicamente, es necesario mantener dentro de un orden el trazado actual de cauce de aguas bajas, sin grandes cambios que puedan alterar los usos que se realizan en las riberas. En la actualidad, la banda de vegetación natural junto al cauce de aguas bajas supera frecuentemente la decena de metros de anchura y presenta una muy rica mezcla de especies leñosas. Destaca la sauceda, dominada por Salix eleagnos y S. salviifolia, con presencia frecuente de S. alba, S. atrocinerea, S. purpurea y S. triandra. Otras especies muy frecuentes son Acer pseudoplatanus, Fraxinus angustifolia, Populus alba, P. nigra y Sambucus nigra. La presencia abundante de ejemplares arbóreos de grandes dimensiones proyecta sombra sobre el cauce y controla, de manera natural, el desarrollo excesivo de la vegetación heliófila del mismo (sobre todo Phragmites australis) que a menudo dificulta el tránsito del agua. Entre esta banda de vegetación natural y el muro que delimita el Dominio Público Hidráulico, hay una pradera de carácter rústico orientada al uso recreativo. Es muy utilizada como zona de paseo y carrera pedestre, considerando que recorre las zonas más céntricas de la ciudad. Está contemplado a corto plazo destinar un tramo como zona de esparcimiento canino. En colindancia con el terreno rústico aguas arriba de la ciudad, se ha destinado un tramo en la margen izquierda para el desarrollo natural de la vegetación, con el objeto de su protección como reserva natural. En este tramo se observa una regeneración natural muy abundante de

Espacio reservado a la regeneración natural, con abundancia de sauces y arces (Burgos)

Ejemplo de pradera junto a la vegetación natural, en este caso dominada por Populus sp., que oculta al río Arlanzón

Gestión

varias especies, destacando Acer pseudoplatanus y varios sauces. Sorprende comprobar la velocidad de regeneración y restauración de los ecosistemas higrófilos. Fauna La fauna asociada es, obviamente, muy variada e interesante. La comunidad de aves cuenta con 119 especies2, más propia de ambientes naturales que de zonas urbanas. La presencia de la nutria es habitual y, de manera esporádica, aparece algún ejemplar atropellado en calles próximas al río. Antiguamente los vertidos industriales incontrolados causaban mortandades en la fauna piscícola, pero desde hace varias décadas no hay vertidos directos, sino que se recogen en la red municipal que llega a la depuradora. Como consecuencia, y unido a la presencia de una comunidad vegetal riparia tan rica y desarrollada, la calidad de las aguas es francamente buena y permite la presencia abundante de la trucha común. Tal es así, que el propio tramo urbano está declarado como Escenario Deportivo-Social de pesca por la Junta de Castilla y León, habiéndose celebrado en 2019 el Campeonato Nacional Juvenil de Pesca de Salmónidos. Un campeonato de pesca de salmónidos en el casco urbano de una ciudad. A la mejora de las poblaciones piscícolas no es desde luego ajena la construcción hace varios años por parte de la Confederación Hidrográfica del Duero de escalas en todos los obstáculos que presenta el río, permitiendo la conectividad de las poblaciones piscícolas en un tramo de más de 20 km del río Arlanzón y varios de sus afluentes3 .

El arbolado asociado al río tiene gran presencia dentro del paisaje urbano, y conforma de manera predominante muchas de las perspectivas más icónicas de los monumentos de la ciudad. No hay consenso en cuanto a la ventaja de estos nuevos paisajes, pues hay quien defiende que los árboles “tapan” excesivamente los monumentos. El reto, desde el punto de la gestión, es conciliar todos los usos e intereses que confluyen en este espacio, convertido sin ninguna duda en un corredor ecológico muy relevante. Todas las acciones deben Zona del río Arlanzón, a su paso por Burgos, en la que se colocó una escollera en 2001. Su escasa entidad y la baja pendiente han facilitado su naturalización, además de haber conseguido estabilizar el margen tener como objetivos de manera simultánea mantener y mejorar las funciones ecológicas actuales, favorecer la utilización como zona de esparcimiento para la ciudadanía y contribuir a configurar un nuevo paisaje urbano dominado por la vegetación. El uso recreativo de las zonas de pradera obliga a vigilar el estado vegetativo de los árboles para evitar accidentes. La madera muerta en pie o ejemplares decrépitos se retiran en el caso de que haya riesgo. Sobre todo, es el caso de los clones de chopo que todavía existen, que muestran signos de decrepitud en edades relativamente tempranas. Estas actuaciones de policía sobre la vegetación natural, junto a la siega de la pradera y la recogida de restos y basura, son los trabajos que se realizan con carácter ordinario. c Escala en el puente del Bulevar (Burgos), que salva un desnivel de unos 4 m 2 Observaciones en la estación Burgos Río Arlanzón en www.ebird.org 3 Detrás de las iniciativas de las Administraciones, que a menudo se presentan en abstracto, hay personas. Es justo reconocer que la construcción de todas las escalas piscícolas en el río Arlanzón es fruto del empeño personal de Vicente Martínez Revilla, antiguo jefe de servicio de la CHD en Burgos.

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