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Opinión

De los datos a las decisiones

Arantza Pérez Oleaga Responsable de Gestión Forestal Sostenible PEFC España

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Dentro del colectivo de profesionales de la ingeniería, cualquiera podría apoyar que los datos y su análisis son necesarios para la toma de decisiones, e incluso me atrevería a decir que, más que necesarios, son imprescindibles. Teniendo en cuenta el contexto digital en el que vivimos, el desarrollo de las nuevas tecnologías y la capacidad del análisis masivo de datos, estamos en disposición de poder interpretar el estado de nuestro entorno, y las necesidades de actuación en el mismo. Cada día mejoramos los procesos, creamos nuevas herramientas y somos capaces de ir un paso más allá en esta era tecnológica. En nuestra profesión, la ingeniería de montes, los datos, la digitalización y la innovación son factores clave; los satélites, los drones, la teledetección, e incluso la inteligencia artificial, sin duda están siendo grandes aliados para la mejora del conocimiento y del trabajo en el sector forestal en su más amplio espectro. Sin embargo, nos enfrentamos al gran reto de conseguir que el análisis de todos estos datos que somos capaces de capturar, interpretar y manejar, sirva para sensibilizar, divulgar y poner las soluciones basadas en la naturaleza que la sociedad busca en un contexto social de aceptación, comprensión y entendimiento. Utilicemos estos recursos siendo capaces de traducir la información obtenida a un lenguaje comprensible y entendible por el ciudadano, con argumentos sólidos y basados en las evidencias, aportando rigurosidad científica, transparencia y nuevas oportunidades. Vivimos en una sociedad en la que consumimos más opiniones que datos. Este consumo masivo de información, o en cierta medida de desinformación, nos lleva a crear nuestras propias opiniones, basadas no siempre en hechos ciertos. Sobre estas opiniones se construyen ideologías y, con ellas, estamos llegando a observar, se toman decisiones no solo a escala individuo, sino a escala social, política, etc. Ajustando el foco a nuestro sector forestal, nos encontramos, cada vez más, con la impotencia de tener que observar opiniones y creencias que llegan a pesar y calar más que los hechos científicos, con justificación técnica y profesional. Por consiguiente, nos encontramos ante el imponente desafío de crear una estrategia común que emprenda la transformación en la percepción de la sociedad contemporánea hacia el uso multifuncional de la naturaleza y los recursos naturales, en el más amplio sentido de la palabra uso. Aunemos nuestro ingenio, apoyémonos en los avances innovadores y desarrollemos herramientas que permitan una toma de decisiones que vayan más allá de modas o voluntades. Por poner algunos ejemplos: g Si queremos que la construcción en madera, en pleno auge, no sea solo una moda pasajera, tratemos de que se incorpore a las políticas respectivas. En otros países vecinos ya tienen reglado que al menos un porcentaje (hasta el 30 %) de los materiales de cada construcción sea madera. g Traslademos de forma unánime la necesidad de contabilizar el CO2 absorbido por las masas forestales gestionadas de forma sostenible; y que sea posible compensar y comercializar el CO2 absorbido por la superficie forestal existente y no solo por las nuevas plantaciones. g Tratemos de tener presupuestos equilibrados para la gestión forestal, como herramienta de prevención de incendios y para su extinción. Sin duda, como buen cimiento para conseguir todo esto, necesitamos empezar por la educación de nuestros menores, por los planes educativos y sus contenidos. Como sector es importantísimo lanzar

Visor Plataforma de Registro Online de Superficie Certificada PEFC

un mensaje común, en bloque, para conseguir una conciencia social que demande productos forestales procedentes de una gestión forestal sostenible respaldada por los sistemas de certificación, que comprenda que con ello además contribuye a la mejora de nuestro entorno natural, a la puesta en valor de los recursos naturales, renovables y sostenibles, frente a otros, y al empleo verde y al desarrollo rural. Defendamos y pidamos que la toma de decisiones venga respaldada por los datos, por las evidencias y no por las ideologías; que las estrategias y normativas no sean solo restrictivas sino que sirvan de impulso y de avance. En definitiva, deberemos buscar alianzas que permitan a nuestro sector poner en práctica la gestión forestal sostenible de todo nuestro territorio y así poner en valor todos los servicios ecosistémicos, contando con una sociedad que entienda y respalde que, para conservar nuestro patrimonio natural, hay que gestionarlo y no abandonarlo. G

Prácticas tradicionales de la Real Cabaña de Carreteros. Demostración con motivo de la celebración del Día Internacional de los Bosques en Orea (Guadalajara, abril 2022). Hay que empezar por la educación forestal de los menores

La certificación forestal aúna esfuerzos

FSC cumple 20 años en España

Gonzalo Anguita Director ejecutivo de FSC España

FSC surge en España como iniciativa de WWF España en 1998 pero es en 2001 cuando se registra la Asociación para Promover el Uso Racional de los Productos y Servicios del Monte, en el Ministerio del Interior, como entidad legal que representa a FSC en España. Desde entonces, nuestro trabajo se ha centrado en promover nuestro esquema de certificación forestal, reconocido internacionalmente, entre los principales agentes del sector forestal; y las empresas que llamamos elegibles para obtener la certificación de cadena de custodia, que son en definitiva quienes hacen posible que los productos de origen forestal certificados lleguen al consumidor. El balance de nuestros resultados es muy positivo, podemos sentirnos orgullosos de haber alcanzado una cifra de casi medio millón de hectáreas certificadas; y en torno a las 1.445 empresas con certificación de cadena de custodia. Esta última cifra, nos sitúa en el octavo lugar de empresas certificadas FSC con cadena de custodia a nivel mundial y en el quinto a nivel Europa. La esencia de nuestra misión y objetivos es reconocida por todo el sector e industria forestales, pero aún hay mucho trabajo por hacer, muchos agentes por movilizar. Nuestro sistema de gober-

nanza tricameral, mediante membresía o socios, es clave para impulsar ese movimiento en la dirección correcta. La participación de nuestros socios en nuestras actuaciones, estándares y políticas nos posiciona como una organización que basa sus directrices y credibilidad en la escucha y en el consenso. Por eso nuestro estándar de Gestión Forestal nacional es una herramienta de certificación que además de sostener estrictos criterios internacionales medioambientales y sociales, es sobre todo un documento participativo y comprometido con la realidad del sector forestal español. Una realidad que nos sitúa como el segundo país con mayor superficie forestal de Europa, después de Noruega, pero donde sólo un 20 % de nuestra superficie está ordenada o sujeta a planes de ordenación. Esto indica el enorme potencial por desarrollar, pero también cubre de sombras la realidad que tenemos por el camino. La baja intensidad de gestión de gran parte de las propiedades privadas, la atomización de las superficies, la despoblación rural, la difícil identificación de propietarios, podría traducirse en una dejadez endémica que requiere de un esfuerzo común. Las administraciones públicas, cada vez más, definen la senda y camino hacia la gestión forestal sostenible y promueven la certificación grupal, que en nuestro caso representa el 70 % de nuestra superficie certificada FSC. Y los gestores forestales, por su lado, trabajan con gran dedicación en fomentar la adherencia a entidades y beneficiar a propietarios, que en muchos casos no disponen de los recursos y conocimientos necesarios. Por nuestra parte, la escucha, el consenso y nuestra propia misión, nos han ido llevando hacia la actualización y renovación constantes, introduciendo mejoras en nuestros estándares, que se traducen en beneficios para los propietarios y para los bosques. Como es el caso de las mejoras introducidas en la certificación grupal y la ampliación del alcance de la certificación forestal a productos no maderables y a los servicios del ecosistema. Pero sobre todo, lo que es necesario es una revitalización y traspaso generacional, impulsado por la digitalización e innovación tecnológica aplicadas a la gestión de nuestros bosques. Y ahí es donde los prescriptores académicos y las nuevas generaciones de ingenieros de montes y forestales desempeñan un rol, probablemente, superlativo. Nuestros bosques necesitan un impulso coral, para que la sociedad nos escuche y estos sean comprendidos y valorados. Y como ecosistema forestal que somos, el trabajo de unos repercute en otros y suma esfuerzos. G

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