N°7. Fin ambiente: ecología y sociedad

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Libertad de las ideas

No. 7


Libertad de las ideas

No. 7

Consejo Editorial

Coordinador Editorial

P. José Antonio Balaguera Cepeda, O.P. Rector General P. Pedro José Díaz, O.P. Vicerrector Académico P. Luis Francisco Sastoque Poveda, O.P. Vicerrector Administrativo y Financiero General P. Carlos Mario Alzate Montes, O.P. Vicerrector General de Universidad Abierta y a Distancia - VUAD P. Jorge Ferdinando Rodríguez, O.P. Decano de División Omar Parra Rozo Director Unidad de Investigación Fray Javier Hincapié Ardila, O.P. Director Departamento de Publicaciones María Paula Godoy Casasbuenas Editora

Giovanny Forigua Ortiz Raquel Pardo Carolina Ahumada Luisa Gutiérrez Lizeth Alarcón Marián Barreto

Comité Fundadores

Concepto gráfico e ilustraciones

Liliana Silva Bello Giovana Rojas Mora Paula Pinilla Orduz Mauricio Poveda Pineda Carlos Laverde Rodríguez Constanza Gómez Gavilán

Javier Leonardo Trujillo Trujillo

Correción de estilo Leonard Múnera Villamil

Comité Editorial Paola Niño Vargas Karen Tovar Yuri Martínez Molina Giovanny Forigua Ortiz

Comité Científico Camilo Castiblanco Yuri Martínez Molina

Impresión Universidad Santo Tomás Departamento de Publicaciones Bogotá, D.C., Colombia 2011 Las ideas aquí expresadas son de exclusiva responsabilidad de los autores ISSN: 2145-9177 revistamovimiento@correo.usta.edu.co revistamovimiento@hotmail.com

Bogotá, D.C., Colombia ISSN: 2145-9177 febrero - mayo de 2011



Revista MOVIMIENTO

Editorial

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Estudiantes en Movimiento 8 11 15 19 24

Ciudad y ambiente: el papel de los objetivos del milenio en la construcción del componente medioambietal en el actual plan de desarrollo distrital [Héctor Pérez Enciso] Del discurso a la praxis: sobre la guerra del agua [Laura Fernanda Pereira Fuyo] Movimientos indígenas, una aproximación desde la globalización [Miguel F. Moreno F.] Desarrollo sostenible y agricultura urbana, acepciones de reconstrucción social en el marco de la seguridad y soberanía alimentaria [Andrea Paola González] Repensando la sociología rural: nuevas miradas, nuevas alternativas [Andrea Valenzuela]

Profesional invitado en Movimiento 30

Visibilizar el movimiento ambiental en Cali, Colombia [Hernando Uribe Castro]

Mundo en Movimiento 38 44 45 47

Entre la subjetividad y la acción en la contaminación urbana: significados y usos sociales del Canal Sur de La Banda [Vanessa Alexandra Barrionuevo] ¿Ser o no ser? [Tali Korytnicki] SIAT - Valle La Leche. Sistema Comunitario de Alerta Temprana en el Valle La Leche [Rosa Rivero, Rafael Burga, Willy Viera] Movimientos socio-ambientales en Argentina: reflexiones sobre los procesos asamblearios y el ejercicio de la ciudadanía [Cecilia Quevedo, Raúl Ortega, Emanuel Barrera Calderón, Mauro Surghi, Valeria Cuenca, Florencia Delgado]

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Fin Ambiente: ecología y sociedad

Opinión en Movimiento 54 57 60 62 63

Las riquezas explotadas en Colombia: entre la lucha y el olvido [Paola Circa Yarce] Nociones acerca de los movimientos sociales medioambientales [Marvin Stiven Martínez Meléndez] El Hombre es Naturaleza, porque la Naturaleza es Vida. “El que contamina paga” [Ángela María Marulanda] Por una Pereira verde [Hugo Andrés Arévalo González] Edafología. La huella de la erosión diaria [Juan Carlos Niño]

Construcción estudiantil en Movimiento 68 73 76

Bondades del fruto del jaboncillo (sapindus saponaria) como un detergente biodegradable [Kevin Cogollo, Vladimir Fedor Barraza, Cristian Manuel Gary] Derecho ambiental chibcha [Sandra M. Carrero T., Fabián M. Chibcha R., Alejandro Larotta R.] Aldea Feliz [Revista estudiantil Movimiento]

Expresión en Movimiento 84 85 86 86 87 87 88 89 92

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Poema [Juan Sebastián Blandón Rendón] Silencio [Karym Calle Londoño] Chimenea de la Refinería [Juan Sebastián Pacheco] Haciendo guarapo a la moderna [Juan Sebastián Pacheco] Dragando el puerto de Barrancabermeja [Juan Sebastián Pacheco] Quién quiere pescado [Juan Sebastián Pacheco] Quebrantos [Sarai Andrea Gómez Cáceres] Colisión mágica [Camila Andrea Lizarazú González] Eureka Teatro [Alejandro Díaz]

Para estar en Movimiento

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Revista MOVIMIENTO

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on este lanzamiento, la revista Movimiento cumple tres años y medio de difusión de un sueño tejido mano a mano con todos nuestros lectores, columnistas, investigadores, estudiantes en general, que con su apoyo, trabajo y confianza en el proyecto han construido cada uno de los números que preceden este y generan una serie de cambios, exigencias, esperanzas y planes futuros para el medio de comunicación alternativo, que más allá de ser una publicación que pretenda algún tipo de reconocimiento institucional, siempre ha buscado ser puente de todas sus ideas, proyectos, apuestas teóricas, ideológicas, organizativas y artísticas por edificar. Respetamos y promovemos toda aventura de “arriesgarse” a opinar, a investigar, a crear nuevos medios alternativos de comunicación, en todo caso, a construir desde sus diferentes apuestas y, por supuesto, agradecemos que lo hayan compartido con nosotros.

En su séptimo numero, la revista Movimiento quiere agradecer al grueso de la comunidad académica que a lo largo del tiempo ha apoyado la cimentación y continuación de este espacio, pues es gracias a ustedes que se ha consolidado como uno de los proyectos más llamativos y de gran conocimiento entre las iniciativas estudiantiles de ciencias sociales en medios escritos de comunicación, y aprovechamos esta oportunidad para agradecer de forma especial a los estudiantes de las facultades nacionales y latinoamericanas que no dejan de interesarse en Movimiento, que creen en este trabajo y lo hacen evidente en cada número, a todos ellos no solo agradecemos, también los comprometemos en la construcción presente y futura de este medio, con sus críticas, ideas, trabajos, peticiones, pero también en el ejercicio de un papel más protagónico, que desde ahora se abre públicamente al lector, con la oficialización de la figura de corresponsales universitarios. Hay mucho por mejorar e inventar; este es un camino que sabemos hasta ahora inicia en su continuo aprender, y es por ello que les pedimos que libremente se tomen el lugar de constructores directos. La revista que tiene ahora en sus manos trae un cambio importante que sabemos será de provecho para el proyecto, y es el cambio de equipo editorial. Este ejemplar es entonces el esfuerzo de este equipo que se despide y del nuevo, a quienes damos la bienvenida, pues confiamos totalmente en que continuarán Movimiento con mejores herramientas y nuevas ideas, todo esto para asegurar uno de nuestros pilares, el cambio generacional en el liderazgo de la revista, pretendiendo que jamás sea una tarea de un grupo exclusivo sino el campo abierto para todos ustedes. Con gusto presentamos a toda la comunidad académica el número Fin ambiente: ecología y sociedad, cuya discusión alrededor del ambiente, su relación con los entornos sociales y las iniciativas en pro de su protección son el resultado de la elección temática que los lectores y participantes de la revista hicieron hace un año; encontrarán trabajos de muy diferente contenido en relación con la

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posibilidad o no de hablar de la crisis ambiental, de la importancia de la misma, de propuestas académicas y de vida, que intentan superar la idea de este tema como una moda o problema momentáneo. Aunque fue elección de los lectores hace casi un año, el equipo editorial se ha interesado bastante en el tema y en la discusión interna de muchas de las ambigüedades que se presentan respecto al mismo; con respecto al especial énfasis en las organizaciones ambientalistas, las propuestas individuales o colectivas a estilos de vida que buscan cohabitar en equilibro con el ambiente en formas de producción sostenibles, recomendamos de manera especial la entrevista a la eco aldea Aldea feliz, un proyecto muy interesante y basado en un pensamiento integral sobre la vida y la convivencia, las necesidades, el desarrollo y la responsabilidad social. Así pues, este número se construye desde diversas perspectivas, disciplinas y propuestas, las cuales surgen de ese ambiente de preocupaciones relacionadas con la crisis ambiental que, no solo nacional sino internacionalmente, han tomado un lugar central en las agendas y debates actuales, puntualmente en el choque entre los procesos de modernización y globalización frente a problemas evidentes, como el cambio climático, la escasez de agua, la contaminación visual y auditiva, el deshielo, el surgimiento de enfermedades que atentan contra la vida de personas, animales, etc., que son producto de los estragos del poder humano, el cual hemos tomado a la ligera pensando en una eternidad de los recursos y de la naturaleza. No es la crisis del capitalismo como modo racional de administración económica lo que ha terminado dominando nuestra era. Se trata más bien de la crisis ecológica, crisis que ha dado lugar a la mayoría de las tensiones de la actualidad y que también ha abierto la mayoría de las posibilidades futuras. La crisis ecológica es la crisis de la “modernidad herida”, pero no se debería identificar únicamente con el ambientalismo. No hay duda de que la modernidad está bordeando sus límites. Pero estos límites no se refieren solamente o principalmente, a “los límites físicos del crecimiento”. De lo que se trata, más bien, es de entender las “represiones sociales” sobre las que la modernidad se ha construido. Lo que debemos resolver y a lo que tenemos que hacer frente no es una ecología física sino una “ecología de la vida”. Una sociedad en que la mayoría de los objetos se han hecho “plásticos” –susceptibles de intervención humana pero no sujetos de hecho a un control humano universal– es una sociedad en la que se necesitan iniciativas políticas que poco tienen que ver con las concepciones clásicas del socialismo (Giddens, 1997). Esperamos que esta publicación sea de provecho en la reflexión y la construcción que juiciosamente asumen la tarea de enfrentar la realidad y proponer nuevos y eficientes caminos, no solo para la preservación del ambiente sino de la vida misma. Comité Editorial

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Ciudad y ambiente: el papel de los objetivos del milenio en la construcción del componente medioambiental en el actual plan de desarrollo distrital

Salvaguardar el medio ambiente [...] Es un principio rector de todo nuestro trabajo en el apoyo del desarrollo sostenible; es un componente esencial en la erradicación de la pobreza y uno de los cimientos de la paz. Kofi Annan

Héctor Pérez Enciso Sociología - Universidad Nacional de Colombia hapereze@unal.edu.co

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n los últimos años, el sector medioambiental ha tomado una fuerte e importante participación en los planes de desarrollo y en la formulación de políticas públicas dentro del país. Dichos planes, como pacto social entre la comunidad y el Estado para planificar el desarrollo territorial, formularán una serie de programas hacia determinado tema buscando siempre el mejoramiento de las condiciones de vida de sus habitantes

diagnosticar el grado de armonización que tiene el Informe sobre Desarrollo Humano (IDH) 2003 con respecto a las diferentes políticas medioambientales que se han propuesto y que se consideran como base para la formulación de sus programas, subprogramas y estrategias.

El informe de Desarrollo Humano 2003: los Objetivos de Desarrollo del Milenio

En ciudades como Bogotá y municipios de categoría especial como son “todos aquellos distritos o municipios con población superior o igual a los quinientos mil uno (500.001) habitantes y cuyos ingresos corrientes de libre destinación anuales superan los cuatrocientos mil (400.000) salarios mínimos legales mensuales vigentes”1, los planes de desarrollo se han puesto en marcha para la construcción de programas sobre sostenibilidad medioambiental y calidad de vida. En Bogotá, Distrito Capital, Samuel Moreno plasmó en su Plan de Desarrollo la importancia de crear una sociedad ambientalmente sostenible que garantice los derechos y libertades de los bogotanos, al mismo tiempo que armoniza sus programas con los ocho Objetivos del Milenio que propusieron las Naciones Unidas en el Informe sobre Desarrollo Humano 2003, y cuyo numeral 7 se refiere a garantizar el sustento del medio ambiente. De acuerdo con esta cantidad de documentos, que han influido en la conformación de lo que hoy se denomina Plan de Desarrollo de Bogotá, Distrito Capital, nos interesa

Los Informes sobre Desarrollo Humano –IDH– son documentos realizados anualmente por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, cuyo objetivo se basa en un indicador social estadístico que, como su nombre lo indica, intenta medir el grado de desarrollo de un país con respecto a determinado tema; en este caso nos referimos a los informes globales. En el informe publicado para el 2003 se hace referencia a ocho objetivos que buscan llegar al desarrollo con una serie de programas, metas y estrategias fundamentados en indicadores globales, todo a más tardar en el 2015. Su origen se remonta al año 2000 en la “Declaración del Milenio de las Naciones Unidas, suscrita en el encuentro de Jefes de Estado más importante, donde las naciones ricas y pobres se comprometieron a intensificar sus esfuerzos para erradicar la pobreza, promover la dignidad humana y la igualdad y fomentar la paz, la democracia y la sostenibilidad ambiental”2. El objetivo número siete dice textualmente: “Garantizar el sustento del medio ambiente”; el Estado colombiano, bajo la imagen del Departamento

1  Fuente: http://www.presidencia.gov.co/prensa_new/sne/2004/octubre

2  Fuente: http://hdr.undp.org/es/informes/mundial/idh2003/

/21/08212004.htm

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Nacional de Planeación, elaboró un documento denominado CONPES Social 913, donde se refiere a las metas y estrategias de Colombia para el logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio – 2015. En este documento se hablará de la meta universal que mueve al objetivo “Incorporar los principios del desarrollo sostenible en las políticas y los programas nacionales, y propender por la reducción del agotamiento de los recursos naturales y de la degradación de la calidad del medio ambiente”4. Es el principal documento que refleja, desde una perspectiva normativa, la inclusión de políticas globales en los documentos de las entidades territoriales en el país, como por ejemplo el Plan de Desarrollo de Bogotá. Al mismo tiempo que propone metas, también hace referencia a las estrategias para llevarlas a cabo; causa especial interés observar una dedicada especialmente al

componente institucional donde busca el fortalecimiento de los programas del Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial, para hacerlos más eficaces mediante ajustes institucionales y así lograr una asignación y una utilización más eficiente de los recursos de transferencia a los municipios. Se busca, además, establecer los mecanismos para la eficiente recolección, procesamiento y utilización de la información sectorial; este conjunto de datos se puede obtener de las encuestas elaboradas por el Departamento Nacional de Estadística –DANE–.

El Plan de Desarrollo: políticas e indicadores sobre medio ambiente Al leer detenidamente el documento, encontramos, en la página 11 de la versión digital, una política dedicada al componente medioambiental: “Ambiente sano y sostenible: La preservación de los recursos naturales y el mejoramiento del ambiente serán prioridad de la administración distrital”. En su capítulo 1, denominado “Ciudad de derechos”, un ambiente libre de contaminación se toma como una de las condiciones

3 El CONPEs es la máxima autoridad nacional de planeación y se desempeña

como organismo asesor del Gobierno en todos los aspectos relacionados con el desarrollo económico y social del país. Para mayor información consultar: http://www.dnp.gov.co/PortalWeb/tabid/55/Default.aspx

4 Departamento Nacional de Planeación. CONPEs 91. p. 28. Bogotá, D.C., 2005. Encontrado en: http://www.dnp.gov.co/PortalWeb/Portals/0/archivos/ documentos/subdireccion/Conpes%20sociales/091.pdf

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para que los seres humanos vivan en situaciones dignas, ambiente que se logrará implementando acciones preventivas. El principal programa dedicado a medio ambiente en este primer capítulo se denomina “En Bogotá se vive un mejor ambiente”; sus metas, mejorar la calidad del aire en la ciudad y cien mil nuevos árboles plantados en espacio público del distrito5. Sus indicadores, disminución del número de días en que se sobrepasa el límite máximo permitido de material particulado en el aire (PMO10) y número de árboles plantados. En su segundo capítulo, “Derecho a la ciudad”, el cuarto programa se refiere al ambiente vital, que busca armonizar el proceso de desarrollo con la recuperación, conservación y consolidación de la estructura ecológica principal y los demás factores ambientales de la región capital. Sus metas, controlar el deterioro del recurso hídrico del Distrito, para lo cual se establece como indicador el número de empresas que cumplen con la normatividad, y proteger y defender los humedales del Distrito, con base en el porcentaje de acciones de la política implementada sobre humedales. La educación desempeña un papel fundamental en la creación de conciencia ambiental en la población bogotana. En el capítulo 3, “Ciudad global”, cuatro programas pertinentes al campo de la educación y formación para el trabajo causan bastante interés: La promoción de prácticas de agricultura urbana, Educar para conservar y saber usar, Controlar para preservar, y Desarrollo tecnológico sostenible e innovación y modernización de las actividades productivas.

pende la vida y el desarrollo de nuestras sociedades; más allá de hablar de cantidad de agua en el planeta, debemos referirnos a aquella realmente benéfica para nuestras sociedades. Nada logramos teniendo un millón de ríos sabiendo que ninguno arroja agua apta para el consumo humano. Este objetivo del milenio se refleja en el Plan de Desarrollo de Bogotá no solo en los programas sobre la conservación del medio ambiente, sino en la búsqueda de la protección de la flora y fauna presente en los cerros distritales y en el mejoramiento de las condiciones básicas de saneamiento básico de los habitantes más pobres del Distrito6. Las secretarías distritales de Educación, Ambiente y Planeación son actores fundamentales a la hora de la formulación de cada programa, meta y estrategia referida a la cuestión medioambiental. Una buena gobernabilidad y una eficiente transferencia de recursos a cada oficina competente podrían convertirse en buenas herramientas para la eficacia en el cumplimiento de cada programa. Hasta aquí solo he intentado hablar de una forma sencilla y comprensible sobre las cuestiones que proponen los Objetivos de Desarrollo del Milenio acerca del problema ambiental, dejando a un lado el léxico, en ocasiones aburrido e innecesario que algunos sociólogos utilizan para referirse a temas que deberían ser de comprensión para todo el mundo. No pretendo con este pequeño escrito demostrar todo lo que ofrece el Informe sobre Desarrollo Humano 2003, sólo busco una aproximación a la pertinencia que han tenido estos objetivos en la formulación de los diferentes programas, políticas y estrategias que presenta el Plan de Desarrollo actual con respecto al tema que nos interesa.

El séptimo objetivo del milenio y sus metas: garantizar la sostenibilidad ambiental El séptimo objetivo del milenio, dedicado especialmente al medio ambiente, busca cumplir con su misión estableciendo tres metas: 1. Incorporar los principios del desarrollo sostenible en las políticas y los programas nacionales e invertir en la pérdida de recursos ambientales. 2. Reducir a la mitad, para el año 2015, la proporción de personas que carecen de acceso sostenible a agua potable. 3. Mejorar considerablemente, para el año 2020, la vida de por lo menos 100 millones de habitantes de los barrios más precarios. Hablar de medio ambiente va más allá de cuidar los recursos naturales para sí mismos, implica emplear programas que permitan crear un ambiente sostenible con el que los seres humanos puedan mejorar sus condiciones de vida. El agua, el principal elemento medioambiental que mueve al mundo, se transforma en un recurso que debemos proteger, de allí de-

Referencias Alcaldía Mayor de Bogotá. (s.f.) Plan de Desarrollo 2008– 2011: Bogotá positiva, para vivir mejor. Departamento Nacional de Planeación. (s.f.) Conpes 91. 2005. Bogotá DC. Encontrado en: http://www.dnp.gov.co/PortalWeb/Portals/0/archivos/documentos/Subdireccion/Conpes%20Sociales/091.pdf Naciones Unidas para el Desarrollo. (s.f.) Informe sobre Desarrollo Humano 2003: Los Objetivos de Desarrollo del Milenio, un pacto entre las naciones para eliminar la pobreza humana. Presidencia Nacional. (s.f.) Sitio web. http://www.presidencia.gov.co

5  Esta información se encuentra consignada en la página 17 del Plan de Desa-

6  Entre las páginas 66 y 69 del Conpes 91 encontramos las referencias a estas

rrollo Distrital 2008 - 2011.

tres metas, sus indicadores y sus respectivas metadatas.

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Del discurso a la praxis: sobre la guerra del agua

Una casa hay en alquiler Donde el dueño no cobra renta Sin embargo nadie lamenta De su mal uso por doquier Que insensatos han de cometer. Es nuestra pachamama bondadosa Gea o Gaia en honor a viva diosa Aire, agua y energía nos regala Y a sus afrentas, de perdón hace gala Devolviendo por cada insulto, una rosa. Pensamiento indígena

Laura Fernanda Pereira Fuyo Derecho - Universidad Libre

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laciones sociales enfrentadas al fenómeno de la globalización amparado por el neoliberalismo. Apenas se sentía el rumor del nuevo milenio, cuando ya se gestaba en Bolivia la creación de una de las manifestaciones populares más importantes de toda Latinoamérica en los últimos años; la causa de esta manifestación era la firma y entrega a la empresa privada Aguas del Tunari, del servicio de agua de Cochabamba. Esta empresa pretendía que el pueblo pagara tarifas altas por un servicio que aún no recibía, buscando así su beneficio y enriquecimiento; lo más curioso del caso es que Aguas del Tunari ni siquiera había hecho una amplia inversión, pero sí había prometido la construcción de un sistema integral llamado El gran Misicuni, compuesto por dotación de agua potable, de agua de riego y la generación de electricidad. Esta empresa que buscaba apoderarse del agua cochabambina hace parte de las grandes multinacionales que operan en todo el planeta y que buscan la comercialización de cuanto recurso natural abunde en una determinada región, para explotarlo de manera oportunista y obtener ganancias de forma unilateral. En el caso que nos ocupa, esta empresa se denomina Bechtel Enterprises y la respaldaba la International Water Limited, una de las grandes negociadoras de agua a nivel mun-

brir los ojos, estirar los brazos, respirar, divagar por las calles y, de pronto, en una de esas pausas que en un momento del día solemos hacer, sentir el peso de la estructura que nos toca soportar y la cual nos negamos a aceptar creyendo estúpidamente que es un asunto del otro. El solo hecho de situarnos como sujetos, de enunciarnos a partir de un lugar, quizás con un tiempo y espacio diferentes y sentir la dificultad que tenemos de ejecutar cambios profundos en nuestras realidades inmediatas, se convierten hoy en problemas que se ubican bajo la mirada de los fines inacabados y críticos de la modernidad y la posmodernidad. Estos fines inacabados responden a la universalización que se hace de cada unas de las categorías impuestas por medio de la razón dominante que se esboza como perfecta y totalizante. El actuar, el necesitar y el fin de cada sociedad se deben acomodar al objetivo de esta razón creando así una serie de relaciones de poder (jerarquización) y negación constante. Todo lo anterior se puede observar a partir de la comprensión y análisis de un caso concreto sin perder de vista que uno de los grandes afanes del siglo XXI es la preocupación ambiental por parte de diversos sujetos, lo que crea un entramado de re-

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2000, acceso al cubrimiento de la red de agua; frente a esta situación se creó un sistema denominado Autogestión, que consistía en la organización colectiva de un sector determinado, generalmente de escasos recursos, con el fin de crear autónomamente una red que facilitara el acceso a algún pozo subterráneo de agua. Atendiendo a esta situación, el agua se convirtió, en Cochabamba, en un instrumento político; internamente eran muchos los políticos que querían ganar electoralmente y prometían acabar con el problema del beneficio del agua, y desde el exterior se incrementó la presencia de multinacionales similares a las descritas anteriormente. Frente a esta aguda crisis, era evidente que el pueblo no estaba dispuesto a soportar la imposición de una privatización que solo beneficiara a algunas elites sociales y que perjudicara notablemente a los demás grupos poblacionales. Fue de esta manera como se levantó todo un movimiento social que tenía en cabeza a la denominada Coordinadora por el agua, quienes mediante cabildo abierto convocaron a todo el pueblo para que participara en la toma de decisiones frente a cómo enfrentar la situación inminente. Fruto de estos diálogos nació el Manifiesto a Cochabamba, en donde dice: “Los derechos no se mendigan, los derechos se conquistan, o luchamos juntos por lo justo o toleramos la humillación”; bajo estas palabras se unieron en una sola causa los regantes, las personas que utilizaban la autogestión, los sindicatos, los trabajadores, los estudiantes, los campesinos, las juntas de vecinos y los barrios migrantes, quienes decidieron negociar en un primer momento con un gobierno ciego, sor-

dial. Pero este respaldo también venía de entidades financieras como el Banco Mundial (BM) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), quienes sostienen el mercado de muchas empresas, entre ellas Bechtel Enterprises, por medio de políticas de fortalecimiento y fomento al sector privado y a este tipo de inversión. Tales entidades, en los últimos años, han sido parte de la creación de marcos legislativos que legitiman el mercado del agua en los países y han calado en los órdenes internos por medio de la concesión de préstamos de grandes sumas de dinero, con el fin, según ellos, de convertir a los países en focos de productividad, desarrollo y justicia. La situación de Cochabamba es también la historia de una preocupación constante por parte de toda la sociedad, en especial de sus habitantes, que han tenido que ingeniarse una serie de formas para captar y distribuir el agua, escasa en esta región boliviana. Sumado a esta problemática del agua, el aumento demográfico agrava la situación del pueblo cochabambino, pero no por esto puede afirmarse que la privatización es la solución a esta encrucijada, pues bajo tal mirada se estaría desconociendo que el pueblo en general se ha organizado tanto en el campo como en la ciudad para paliar este problema. En el campo, por ejemplo, desde tiempo atrás se han creado asociaciones y uniones de personas denominadas regantes. Estos se organizan desde de la familia hasta los sindicatos y son los responsables de la creación y mantenimiento de los sistemas de riego, los cuales benefician a muchas personas a quienes se les suministra el agua para el desarrollo de sus actividades. En la ciudad, menos del 60% de la población tenía, para el año

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afirmación, partiré del acercamiento que hace Boaventura de Sousa Santos, quien habla de la razón de Occidente/indolente nacida en el siglo XVIII y acompañada de los procesos de industrialización, capitalismo y consolidación del norte y el sur como categorías de dominio. Tiene dos fases importantes: la primera es la totalización, la cual supone que no se puede concebir la parte sin la pertenencia a un todo, y la segunda, denominada monocultura, en donde se observa una única mirada en cuanto al saber entendido en términos científicos y el desarrollo que se observa de forma lineal y progresiva. Es precisamente bajo esta mirada como se concibe el progreso de manera optimista: a mayor ciencia y conocimiento técnico, mejores serán las condiciones de vida de los seres humanos. El resultado más inmediato se logra al observar la adopción de modelos que se supone propenden por el bienestar colectivo, pero que solo resultan ser un disfraz para la imposición y la negación de otras miradas, tal cual como sucede con la globalización. Con el fenómeno de la globalización se arrancan de entrada las barreras que puedan existir a nivel político, económico, cultural, medioambiental, religioso, entre otras tantas facetas que circundan la vida cotidiana de los diferentes pueblos del mundo. La globalización, entonces, no puede catalogarse como un problema por el mero hecho de su existencia, sino cuando esta se entiende de manera hegemónica, reproduciendo un discurso universal y pretendiendo su aplicación igualitaria. Es por esto que Sousa Santos trata el tema de la globalización a partir de cuatro formas en las que se puede decir que se globaliza. La primera consiste en el denominado localismo

do y mudo, y en su segundo momento convocaron una toma pacífica de la ciudad. El día en que se proponía hacer dicha toma toda Cochabamba amaneció cercada y militarizada; fruto de esto se volvió a recurrir a una negociación en la cual tanto el gobierno como la multinacional se lavaban las manos, pero no daban propuestas concretas. Fue este el motivo que llevo a la coordinadora a convocar una consulta popular que preguntaba sobre si se estaba de acuerdo o no con la privatización del agua. Dicha consulta también movilizó a todos los sectores quienes participaron activamente y arrojó el resultado esperado: el pueblo cochabambino no quería la privatización del agua en manos de la empresa multinacional, ni ninguna nacional, hasta que en verdad estuviesen dadas ciertas condiciones, en donde primara el interés general sobre el particular. El gobierno descalificó este mecanismo de participación, y esta fue la gota que rebozó la copa del pueblo, quien se volcó a las calles para manifestarse, para exigir que se cumpliera la voluntad que habían manifestado tanto en el manifiesto como en la consulta popular. Después de días de lucha continua en colectivo, encarcelamientos injustos, la declaración de un estado de sitio y la muerte de un joven, el gobierno accedió a lo pedido por el pueblo cochabambino, excepto el levantamiento del estado de sitio; se cumplió entonces la voluntad suprema de quienes viven en un territorio y conocen más que cualquiera sus problemas y necesidades, y la forma de superarlos. Ahora bien, este conflicto, conocido como La guerra del agua, es quizás una de las manifestaciones más importantes en contra del razonar único y válido de Occidente. Para justificar esta

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globalizado, donde ciertas características que tienen los países de centro se trasladan e imponen a los países periféricos. El segundo caso es el llamado globalismo localizado, consistente en que las prácticas globales que se imponen llevan a los locales a adaptar nuevas condiciones, según las reglas impuestas por el mundial. El tercer caso es el cosmopolitismo, en el cual se crea, generalmente, una red de respuesta ante los fenómenos globales por parte de grupos de resistencia. Y la última forma se conoce como patrimonio común y consiste en la existencia de ciertos bienes que no tienen un dueño como tal, sino que deben distribuirse bajo la mirada y la supervisión de autoridades internacionales. La globalización entonces no puede entenderse solamente de manera hegemónica, sino conociendo el movimiento contra-hegemónico existente. De esta forma, puede observarse cómo con la Guerra del agua se suscitó todo un movimiento contra-hegemónico de resistencia por parte del pueblo cochabambino, frente a la realidad impuesta a partir de un globalismo localizado el cual se denomina unificación del modelo económico neoliberal, que supone la desregulación estatal. Es decir, los Estados se subordinan a lo que dictan las entidades financieras del orden mundial y la apertura libre de los mercados, todo esto respaldado por un armazón de empresas multinacionales que persiguen el lucro sin medir consecuencia alguna. La bandera insignia de todo este proceso es la privatización desaforada de bienes, servicios y recursos. Entonces, los pueblos que no se rigen por estas directrices universales se catalogan como subdesarrollados y se les mira como bárbaros. El afán del mundo busca instaurar, en las conciencias locales, la ciega creencia de un futuro más promisorio y la extrema pasividad hacia el presente. Lo que queda, entonces, es tomar cuenta de los procesos que actualmente se desarrollan en nuestras realidades más inmediatas, considerar todos aquellos casos en los cuales el modelo universal sigue imponiéndose como dominante y castrador de diferencias, considerar que solo con el accionar frente a las realidades que se nos imponen a diario es que se pueden construir otras formas de concebir, pensar y sentir el mundo. Creo que el caso de Cochabamba, en donde se impidió la privatización de un recurso y derecho como es el agua, atiende y da luces a nuestros propios ires, venires y devenires. Si no es posible hacer una ruptura epistémica y práctica que supere el discurso impuesto y asumido, comparto lo que dice José Saramago en una de sus reflexiones sobre la privatización:

se privatice el mar y el cielo, que se privatice el agua y el aire, que se privatice la justicia y la ley, que se privatice la nube que pasa, que se privatice el sueño sobre todo si es diurno y con los ojos abiertos. Y finalmente, para florón y remate de tanto privatizar, privatícense los Estados, entréguese de una vez por todas la explotación a empresas privadas mediante concurso internacional. Ahí se encuentra la salvación del mundo [...] (tomado de Cuadernos de Lanzarote, primero se septiembre, 1995).

Referencias Santos, B.S. (1998). La globalización del derecho. Los nuevos caminos de la regulación y la emancipación. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia. Santos, B.S. (2003). Los procesos de globalización. En La caída del ángelus novus. Ensayos para una nueva teoría social y una nueva práctica política. ILSA. Páginas web consultadas entre agosto y septiembre de 2010: http://www.boaventuradesousasantos.pt/media/pdfs/La_ dignidad_de_la_basura.pdf http://www.cotidianomujer.org.uy/ticuni_biblio/boaventura.pdf http://www.lolapress.org/artspanish/souza18.htm http://www.ucm.es/info/nomadas/19/avrocca2.pdf www.revistadesarrollohumano.org/descarga_biblioteca. php?archivo...pdf www.umss.edu.bo/Academia/Centros/Ceplag/AguaMDLF. PDF

A mí me parece bien. Que se privatice Machu Picchu, que se privatice Chan Chan, que se privatice la Capilla Sixtina, que se privatice el Partenón, que se privatice Nuno Gonçalves, que se privatice el Descendimiento de la Cruz de Antonio de Crestalcore, que se privatice el Pórtico de la Gloria de Santiago de Compostela, que se privatice la Cordillera de los Andes, que se privatice todo, que

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genas, Movimientos indí una aproximación desde la globalizaci   n Miguel F. Moreno F. Psicólogo. Especialización en Estado, Políticas Públicas y Desarrollo CIDER, Universidad de Los Andes

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mi8fe8@yahoo.com

ómo la globalización afecta a los indígenas latinoamericanos tiene que ver con las consecuencias que esta puede producir y sus dinámicas en grupos étnicos específicos. Este ensayo revisa diferentes concepciones sobre la globalización. En seguida se definen los movimientos sociales indígenas. Posteriormente, se hace una lectura de la situación de los indígenas en dicho contexto. Finalmente, se delinean conclusiones respecto a la relación de los movimientos indígenas y la globalización.

La segunda postura, que se puede considerar crítica a la anterior, señala el excesivo uso de evidencia y la exageración de las consecuencias. Se fundamentan, según Civitaresi (2010), en tres argumentos: 1) las naciones Estado, como unidad de análisis válida, continúan interactuando, conectándose y definiendo muchas de las transacciones sociales, de modo que “internacionalización” es el concepto más preciso para describir el nuevo escenario; 2) el flujo de comercio de bienes y servicios como porcentaje del PBI es inferior al periodo anterior a la primera Guerra Mundial, y 3) Japón-Europa-EE. UU. configuran la “triadización” (Kothari et ál., 2002), es decir, las tres regiones que concentran el 80% de flujos financieros y de inversión mundial. Aunque esta última postura se muestra antagónica a la globalización, se puede afirmar que valida dicha categoría como un discurso. Este tiene necesariamente consecuencias sobre la realidad si es social y legitima prácticas sociales de unos actores y su construcción de realidad (Gergen, 1985, citado en Hoffman, 1996).En este mismo sentido, McMichael (2004) caracteriza la globalización como un proyecto político que encarna la reacción a un fallido modelo de desarrollo. Dicho proyecto es protagonizado por transnacionales y organismos multilaterales como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y las Naciones Unidas. Los países de la tríada son los que controlan estos organismos y también son el origen de las transnacionales. De modo que la globalización, como nuevo modelo de desarrollo, hace parte de la política exterior de los países desarrollados, se desenvuelve en acciones coordinadas a través de los organismos anteriormente nombrados, referidas a la promulgación de políticas que el resto de los países del mundo deben adoptar como condición para recibir financiamiento (McMichael, 2004).

La globalización Este es un concepto en discusión abierta. Todavía están por definir el momento histórico de su aparición, sus consecuencias y la utilización de evidencia. La variedad de posiciones al respecto se puede describir así: 1) en una esquina están quienes la consideran un concepto sin correlato en la realidad social, 2) en la otra esquina están quienes piensan que es un fenómeno existente en la realidad (Held, 2000, citado en Kothari, Minogue y DeJong, 2002). También existen posiciones intermedias que condicionan la utilización del concepto globalización (Perraton et ál., 1997, citado en Civitaresi, 2010). La primera posición se fundamenta en el cambio de dinámicas relacionado con la velocidad, intensidad y penetración de las fuerzas globales a partir de los años ochenta, que se dan a través de la innovación tecnológica, la economía, los cambios en política y culturales (Held, 2000, citado en Kothari et ál., 2002). Para este autor, algunas de las consecuencias que produce la globalización son: expansión del capitalismo, integración de la economía mundial, y beneficios y prosperidad para todos.

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Movimientos sociales, el caso de los indígenas latinoamericanos

Identidad y territorio Las oportunidades se refieren a su mayor capacidad de interacción en diferentes niveles de la vida social global por medio de tecnologías de la comunicación y la información. Esto resuena con la creación de los consejos indígenas mundiales e internacionales de la década de los setenta. La tecnología sumaría una mayor interconexión entre movimientos indígenas de todo el mundo y el incremento en la velocidad de respuesta conjunta ante situaciones de movimientos indígenas locales. Si bien la tecnología puede ser una oportunidad, también puede conllevar riesgos en lo referente a la identidad. La apertura a la cultura global por parte de los movimientos indígenas pone sobre la mesa la construcción de identidad étnica de resistencia, la cual no sería en esta oportunidad ante la dominación del aparato estatal y las fuerzas sociales locales, sino ante los modelos globales de cultura que penetran con valores del mercado: el consumo como el mecanismo privilegiado de integración, no solo económica sino cultural. Las identidades indígenas se construyen en el contexto del Estado-nación, porque dicho proceso está íntimamente ligado a su territorio. En Colombia, por ejemplo, es emblemática la disputa de los U Wa y la petrolera Oxy en la década del noventa. Esta comunidad indígena se opuso a la perforación y extracción de la petrolera en sus territorios sagrados. Finalmente, con mediación del Estado colombiano, se puso fin a la querella y la Oxy salió de los territorios U Wa (El Tiempo, 1998). Otro organismo al que acudió la comunidad fue la Corte Interamericana de Derechos Humanos, según la versión de la Red de Hermandad y Solidaridad Colombia (www.redcolombia.org). Si en este caso se hubiesen impuesto los principios globalizadores, el Estado colombiano habría tenido que aplicar las políticas que exige el FMI referentes a la tranquilidad de los inversionistas, que habrían conllevado la supresión de cualquier regulación estatal sobre un asunto económico en donde estuviera involucrada una transnacional. Esto hubiera ido en detrimento de la comunidad U Wa y su identidad como indígenas.

Los movimientos sociales son un tipo específico de acción colectiva mediante la cual una categoría social pone en cuestión el modo de utilizar recursos y modelos culturales de una sociedad (Turaine, 2000). A partir de los años setenta, los indígenas en el mundo comienzan a ser una categoría válida de investigación y, a la vez, dichos movimientos empiezan a abrir discusiones relacionadas con los derechos, la ciudadanía y la identidad (Ulloa, 2004). Estas acciones se dan en el marco del Estado-nación, y hacen parte de una acción a la vez social y política que se encuadra en el contexto latinoamericano, marcado por dictaduras en este periodo, y en el cual los movimientos sociales actuaron a favor de la democratización (Archila, 2005). De este modo, los indígenas se constituyen como movimientos étnicos de resistencia en Latinoamérica, en construcción de su identidad en relación con discursos globales y nacionales sobre desarrollo alternativo, medio ambiente y diversidad cultural (Ulloa, 2004). Los antecedentes de los movimientos indígenas comenzaron a manifestarse políticamente de un modo visible en 1940 en el I Congreso Indigenista Interamericano y consolidaron su accionar mediante operaciones concretas, como: “en Ecuador (1964), la confederación Shuar estuvo en contra de las compañías petroleras transnacionales; en Colombia (1971), el Consejo Regional Indígena del Cauca –CRIC– recuperó tierras indígenas de manos de los latifundistas” (Ulloa, 2004, p. 18). En el marco de estas acciones, tales movimientos comenzaron a tener una posición propia y diferenciada sobre identidad y desarrollo nacional. En el escenario global, los indígenas como movimiento se consolidaron con la creación del Consejo Internacional de Tratados Indios (1974) y del Consejo Mundial de los Pueblos Indígenas (1975), agrupando indígenas de América, Nueva Zelanda, Australia y Escandinavia, con lo cual lograron un espacio de trabajo en la ONU (Ulloa, 2004).

Movimientos indígenas en el contexto de la globalización

Derechos de propiedad

Los movimientos indígenas se pueden enmarcar entonces en un escenario global, en cuanto las consecuencias de la globalización tienen un efecto sobre las comunidades indígenas. Se pueden identificar tanto oportunidades como riesgos en relación con su desarrollo, sobre todo si se tiene en cuenta su condición de minoría.

Los riesgos también tienen que ver con los derechos de propiedad de los pueblos indígenas. Ulloa plantea: El interés económico por la biodiversidad y la carencia de sistemas nacionales e internacionales de protección de los derechos de propiedad intelectual y colectiva y del conocimiento “tradicional” de los pueblos indígenas asociado a la biodiversidad es una constante amenaza sobre sus territorios y su autonomía (2004, p. 25).

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Fin Ambiente: ecología y sociedad Esta situación, para las comunidades indígenas, se inscribe en la implementación de la globalización como proyecto, mediante nuevas instituciones. Un claro ejemplo de esta dinámica fue la ronda de Uruguay en el marco del Acuerdo General de Comercio y Tarifas (GATT). En dicha reunión se instó a los países miembros, sobre todo los del tercer mundo, a la liberalización de la agricultura. La adopción de estas medidas, además del proteccionismo de Estados Unidos y Europa, forzaron a la depresión de los precios y como consecuencia se abrió la puerta a un solo destino: dependencia alimentaria de los países en desarrollo (McMichael, 2004). Según Stiglitz (2002), en esta ronda también se trataron temas sobre los derechos de propiedad intelectual en el área de la producción de medicamentos. En tal negociación las farmacéuticas tomaron la delantera, dejando en clara desventaja a los usuarios. Esta situación saltó a la esfera pública, sobre todo con el caso de Sudáfrica, en el que los enfermos de sida quedarían sin suministro de medicamentos. Así se despertó la indignación internacional, lo cual forzó a las farmacéuticas a retroceder. Lo que no se previó en esas negociaciones fue la biopiratería, que “se refiere a que los laboratorios farmacéuticos transnacionales obtengan patentes sobre medicinas tradicionales” (Stiglitz, 2002, p. 81). Un ejemplo de biopiratería es la patente de la Ayahuasca (Yagé). La Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica lo narra así:

como resultado de la nueva configuración del mundo. En esta disertación se han explorado con mayor énfasis el segundo tipo de resultados o consecuencias de la globalización, dado que se asume como presupuesto que sus beneficios se distribuyen de manera desigual (Kothari et ál., 2002), dejando en desventaja a los pobres. Las desventajas o riesgos han puesto a prueba la capacidad de los indígenas para organizar movimientos sociales y así responder a dinámicas en las que es necesario tener en cuenta los escasos recursos con los que cuentan los movimientos locales, y simultáneamente su presencia en la escena global con los consejos y ONG. Por un lado, la construcción de identidad, que se da de un modo novedoso, y por otro, los derechos de propiedad en donde se evidencia el operar del mercado global que impacta a los movimientos sociales indígenas, sobre todo en lo referente a su potencial para ejercer libertades y exigir sus derechos. Entonces, se abre la pregunta sobre el impacto que tienen las nuevas dinámicas de la globalización sobre los movimientos indígenas, si producirán una mayor cohesión, desintegración, o un proceso novedoso de adaptación a las nuevas circunstancias, que no reemplazan a aquellas propias del Estado-nación, sino que se agregan. Más allá de las consecuencias de la globalización sobre los movimientos indígenas, tal vez lo más interesante sea la evolución de los mismos para responder a las nuevas realidades.

En 1994, los Pueblos Indígenas Amazónicos conocimos que una variedad de nuestra planta sagrada Ayahuasca, Yagé o Caapi (banisteriopsis caapi), había sido patentada en 1984, en la Oficina de Patentes y Registro de Marcas de los Estados Unidos (Reg. No. 5751 del 17 de junio de 1986), por el biopirata Loren Miller, como una nueva variedad de Ayahuasca denominada Banisteriopsis Caapi (cv) Da Vine (www.coica.org.ec).

Referencias Archila, M. (2005). Idas y venidas, vueltas y revueltas, protestas sociales en Colombia 1958-1990. Bogotá: ICANH, CINEP. Civitaresi, H.M. (2010). Regiones bajo la rueda global. No publicado. Kothari, U., Minogue, M. & Dejong, J. (2002). The political economy of globalization. En Development Theory and Practice: Critical perspectives. pp. 16-34. Basingstoke: Palgrave. McMichael, P. (2004). Implementing globalization as a project; the globalization project. En Development and social changes. A global perspective. Third edition, pp. 152-200. London: Pine Forge Press. Stiglitz, J. (2002). El descontento con la globalización. Bogotá: Editorial Fica. Tourain, A. (2000). ¿Podremos vivir juntos? Iguales y diferentes. Movimientos sociales. Bogotá: Fondo de Cultura Económica. Ulloa, A. (2004). La construcción del nativo ecológico: complejidades, paradojas y dilemas de la relación entre los movimientos indígenas y el ambientalismo en Colombia. Bogotá: Instituto Colombiano de Antropología e Historia, ICANH.

El caso es ilustrativo porque muestra cómo una transnacional, Plant Medicine Corporation, sobrepasa toda regulación del Estado-nación y saca provecho de la biodiversidad tradicional indígena. De este modo perjudican a las comunidades al aprovechar sus saberes sin que reciban la justa retribución en términos de reconocimiento social y de desarrollo humano.

Conclusiones Es muy probable que no todas las comunidades indígenas en Latinoamérica sean movimientos sociales; sin embargo, aquellas que lo son o forman parte de este tipo de acción colectiva pueden responder de manera más efectiva a los cambios que se han dado por llamar, en este ensayo, globalización. La globalización plantea un nuevo escenario para tales movimientos, en donde existen oportunidades y riesgos/amenazas

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Internet http://www.redcolombia.org/index.php?option=com_conte nt&task=view&id=497&Itemid=34 h t t p : / / w w w. e l t i e m p o . c o m / a r c h i v o / d o c u m e n t o / MAM-743821 Cornell University: http://devsoc.cals.cornell.edu http://www.coica.org.ec/sp/ma_documentos/ayahuasca_ sp01.html

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Fin Ambiente: ecología y sociedad

y Desarrollo agricultura urbana,

acepciones de reconstrucción social en el marco de la seguridad y soberanía alimentaria

Andrea Paola González Sociología, IX semestre

N

os encontramos en la inmediatez de lo que algunos a bien deciden llamar modernidad y otros posmodernidad. “La sociedad del riesgo” (Beck, 1994), “Tiempos líquidos” (Bauman, 2007), son algunos de los nombres con los cuales los intelectuales o círculos académicos se identifican e intentan comprender el porqué de la necesidad de nuevos paradigmas y acepciones del mundo, cómo aprehender una u otra corriente o intentar sentirse identificados dentro del sistema mundo globalizado, donde a través del capitalismo todo se compra y se vende, sin mayor conciencia de ello.

contribuyó al proyecto “Estilos de desarrollo y medio ambiente en la América Latina” profundizando el concepto de estilos de desarrollo: “La pregunta que habría que hacerse es si las diferencias entre países responden a diferencias en el estilo o si son manifestaciones de sus condiciones objetivas, tamaño del país, dotación de recursos, localización y otras consideraciones que, a su vez, afectan la forma en que el país está inserto en la economía mundial. La diferencia en las condiciones de los países podría implicar que, en distintos países, el mismo estilo tuviera manifestaciones diversas, al menos en cuanto a la estructura económica, la importancia del sector público en la economía y algunos otros aspectos”. Definido ambiguamente el estilo de desarrollo, es lógico aceptar la vigencia de esta interrogante. Otra de las interrogantes que planteó Villamil fue ¿un estilo o varios?, dejando entrever las diferencias entre el estilo ascendente a nivel mundial y un estilo dominante a nivel nacional1.

Hasta el momento nos hallamos más que frente a una disparidad epistemológica o meramente literaria, frente a la sobrevivencia y sus nuevas expresiones reales. Pero no somos los únicos que buscamos refugio en medio de los nuevos cambios ambientales a los que el consumo y la producción en masa nos han llevado. El sistema al que pertenecemos no se encuentra en una cadena discontinua de sucesos; al contrario, se halla interconectado simbióticamente y de forma tal que, excepto para la racionalidad humana, todos obtenemos ciertos beneficios. En este contexto, aún divagando en terminologías y en una incesante búsqueda de ideología, identidad y solidez, surge y se proyecta el paradigma del desarrollo, y para nuestro contexto latinoamericano es justamente desde la CEPAL donde se plantea en perspectiva un modelo adecuado a razón de que “no se alcanzaba el objetivo del desarrollo de lograr niveles de ingreso, patrones de consumo y estructuras económicas similares a los países capitalistas desarrollados” (Villamil, 1980), pero más aún, el dilema estribaba en comprender que nuestros contextos sociales eran completamente diversos y diferenciados con relación a la visión europea o estadounidense: José Joaquín Villamil

Evidentemente, el modelo inicialmente adoptado no fue el más eficiente para el contexto latinoamericano, y vemos cómo a mediados de los noventa se empieza a transformar el sentido de la reflexión epistemológica sobre la importancia de preservar los recursos medioambientales, pues nos enfrentamos a fenómenos como el calentamiento global, la coexistencia del hambre y la desnutrición, la pobreza, la inequidad social, todas ellas disparidades producto de diferentes dinámicas socioeconómicas y políticas generadas dentro del capitalismo y la globalización, y fundamentalmente extraídas desde el liberalismo

1  Gligo, Nicolo. Estilos de desarrollo y medio ambiente en América Latina. Un cuarto de siglo después. División de Desarrollo Sostenible y Asentamientos Humanos. Publicación de las Naciones Unidas. CEPAL. Santiago de Chile. 2006. Documento visto en la electiva Medio ambiente y desarrollo, dictada por el docente Gabriel Tobón, de la Pontificia Universidad Javeriana.

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económico y sus diferentes variables. Se da cabida a contemplar el desarrollo desde la yuxtaposición entre el problema medioambiental y las disparidades sociales prevalecientes, especialmente en América Latina, África y Asia (aunque muchas de sus zonas ya se hallan a la vanguardia tecnológica y económica para ese entonces), teniendo entonces como bien lo señala Gligo desde el modelo cepalino:

teóricamente) para encaminar a las diferentes sociedades latinoamericanas (y en general a todas las sociedades del mundo) dentro del marco del desarrollo, en un intento por superar las barreras que más allá del debate de la concreción o realización del término, abrazaran la emergencia social, económica y política en comprensión de que el asentamiento urbano, el crecimiento poblacional y la diferenciación social cada vez mayormente marcada por situaciones de pobreza e inequidad, nos alertan sobre la posibilidad del mantenimiento de la demanda de productos de primera necesidad, el cubrimiento en salud, educación, vivienda y, sobre todo, el manejo de los recursos dentro de los cuales se hallan ubicados todos los aspectos anteriormente mencionados. Una de estas preocupaciones medioambientales estriba en el mantenimiento de sistemas agroalimentarios, su soberanía y seguridad alimentaria desde niveles globales hasta locales. Los sistemas agrícolas intensivos ocasionan riesgos ecológicos poco sustentables y eficientes para futuras generaciones y amplían los retrocesos en ecosistemas fundamentales para nuestra supervivencia. Es entonces cuando, a través de movimientos sociales e iniciativas populares o particulares, se da paso a otras alternativas de sostenibilidad y amabilidad con el medio ambiente, a fin de evitar mayores deterioros, como los ocasionados en producciones a gran escala (monocultivos, uso de pesticidas, ganadería extensiva o intensiva, manipulación genética de semillas, etc.) que suplan la inmensa, desaforada y creciente demanda de productos de primera necesidad y necesidades superficiales o creadas por el mercado.

Los que estudian y hacen propuestas sobre el desarrollo, crecimiento económico o el mejoramiento social, cuando plantean el tema de la sostenibilidad, es frecuente que no consideren la problemática ambiental. Casi en todas las publicaciones de las últimas décadas realizadas en centros de desarrollo del pensamiento económico, cuando se habla de sostenibilidad se hace referencia a la necesidad que los cambios en las distintas facetas asociadas a la economía, se hagan perdurables en el tiempo. La temática ambiental normalmente o no está presente, o, si lo está, tiene un tratamiento sólo marginal. Quienes plantean la temática del “desarrollo sustentable” y usan frecuentemente el término, son precisamente los que están trabajando en relación con el medio ambiente. Son los que quieren que el desarrollo socioeconómico supere la insustentabilidad ambiental que predomina y se encamine hacia modalidades mucho más sustentables.

Y agrega: […] Mirado así, la búsqueda del “desarrollo sustentable o sostenible” desde la dimensión ambiental, se pone en un mismo plano con las dimensiones económicas y sociales. El planteamiento de la búsqueda del equilibrio entre lo ambiental, lo económico y lo social, es lo que predomina. Esta definición del equilibrio, de aparente simpleza, es una problemática muy compleja ya que cada dimensión tiene distintos niveles de abstracción y además intrincadas interacciones causa-efecto. Es necesario, entonces, indagar sobre las contradicciones del “equilibrio”, problema que nace del hecho de que cualquier artificialización de la naturaleza conlleva un costo ecológico.

Importancia de la seguridad alimentaria, la independencia alimentaria y la soberanía alimentaria dentro del modelo de desarrollo sostenible

Mientras que el debate parece haberse concretado, pues precisó inmediatez metodológica por parte de la CEPAL, adoptar una visión más integral del desarrollo se sustentó finalmente a través del desarrollo sostenible2, la vía adecuada (al menos

FAO: Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación.

2  El término desarrollo sostenible, perdurable o sustentable se aplica al de-

Jaques Diouf, Director General de la FAO

No damos alimentos a las personas, sino los medios para que ellas mismas los produzcan, para que logren su propia seguridad alimentaria y sean independientes de toda asistencia.

sarrollo socioeconómico y fue formalizado por primera vez en el documento conocido como Informe Brundtland (1987), fruto de los trabajos de la Comisión Mundial de Medio Ambiente y Desarrollo de Naciones Unidas, creada en Asamblea de las Naciones Unidas en 1983. Dicha definición se asumiría en el principio 3o. de la Declaración de Río (1992): “Satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las del futuro para atender sus propias necesidades (Informe de la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo [Comisión Brundtland]: Nuestro Futuro Común). El ámbito del desarrollo sostenible puede dividirse conceptualmente en tres partes: ambiental, económica y social. Se considera el aspecto social por la relación entre el bienestar social con el medio ambiente y la bonanza económica. El triple resultado es un conjunto de indicadores de desempeño de una organización en las tres áreas. Deben satisfacerse las necesidades de la sociedad como alimenta-

(http://coin.fao.org/cms/world/colombia/es/PaginaInicial.html)

ción, ropa, vivienda y trabajo, pues si la pobreza es habitual, el mundo estará encaminado a catástrofes de varios tipos, incluidas las ecológicas. Asimismo, el desarrollo y el bienestar social están limitados por el nivel tecnológico, los recursos del medio ambiente y la capacidad del medio ambiente para absorber los efectos de la actividad humana. Ante esta situación, se plantea la posibilidad de mejorar la tecnología y la organización social de forma que el medio ambiente pueda recuperarse al mismo ritmo que es afectado por la actividad humana”. Tomado textualmente de Wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/Desarrollo_sostenible

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Fin Ambiente: ecología y sociedad

Conclusión: ¿independencia y soberanía alimentaria?

Si bien muchas de las iniciativas de seguridad alimentaria provienen de organizaciones comunales y sociales independientes de las mundiales, la FAO comprende aspectos globales en cuanto a la agricultura y la alimentación alrededor del mundo, y supone el conocimiento de los contextos locales, ambientales, políticos y económicos de las poblaciones en las cuales ejerce su influencia o presta asesoría y apoyo. Pretende aumentar la seguridad alimentaria a través de una gestión interdisciplinar y en busca del intercambio de experiencias y saberes dentro de los países. En Colombia, la FAO fue representada en 1977 en un intento por establecer marcos de relación de apoyo financiero y técnico en las áreas agrícola, pesquera y forestal, y garantizar una adecuada gestión en colaboración con el Estado. Evidentemente, la implementación de paquetes tecnológicos en la revolución verde, de la cual ya hemos conocido dos procesos en nuestro país, no ha sido inherente a nuestras necesidades, sino a las del mercado externo y a la ampliación de las expectativas de exportación y reconocimiento empresarial de los grandes sectores agrícolas y ganaderos de la nación. La FAO ha tenido algunas implicaciones, especialmente en el manejo de técnicas de producción para el mejoramiento de la calidad en dichos productos agro, como se evidenció en el caso de la producción cafetera en Líbano, Antioquia:

La independencia alimentaria pretende manejar el abastecimiento sin correr riesgos alimentarios y mantener el ingreso y la ocupación de los agricultores en ciertos niveles compatibles con la estabilidad social. La soberanía alimentaria es el derecho de los pueblos, de sus países o uniones de Estados, a definir su política agraria y alimentaria sin dumping5 frente a países terceros. El derecho de los campesinos a producir alimentos y el derecho de los consumidores a poder decidir lo que quieren consumir, cómo y quién se lo produce (Vía Campesina: 2004). Vía Campesina desarrolló el concepto de soberanía alimentaria y se llevó al debate público con ocasión de la Cumbre Mundial de la Alimentación en 1996; este ofrece una alternativa a las políticas neoliberales. Desde entonces, dicho concepto se convirtió en un tema mayor del debate agrario internacional, inclusive en el seno de las instancias de las Naciones Unidas. Fue el tema principal del foro ONG paralelo a la Cumbre Mundial de la Alimentación de la FAO, en junio del 2002. El marco conceptual que se debe manejar y comprender desde el punto de vista de la seguridad y soberanía alimentaria, y que permite la reconstrucción de actividades abanderadas en la producción a gran escala desde la zona rural (al menos lo que ahora conocemos como monocultivos, sistemas de biocombustibles, ganadería extensiva), se visibilizó desde el punto de vista local o comunitario como una forma de expresión cultural; así, lo productivo se extiende a las relaciones identitarias y permite la ampliación de la interculturalidad y la forma de expresión de saberes tradicionales y actuales.

Los cambios demográficos, urbanos y las alternativas de desarrollo industrial de las ciudades pueden de igual modo relacionarse con el inicio de la segunda fase de la producción cafetera. De hecho, la renovación cafetera también fue recomendada por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe – Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (CEPAL-FAO), cuyos diagnósticos estimaron necesario hacer cambios en la infraestructura del país, debido al bajo rendimiento de las explotaciones (Ramírez: 2009)3.

Sin embargo, también se ha preocupado por comprender que los contextos, incluso locales, están claramente diferenciados por ecosistemas agrarios muy diversos, en los cuales los saberes locales y las implicaciones económicas, políticas y sociales, constituyen dinámicas particulares, que se deben tener en cuenta en el momento de entrar a aplicar un sistema agroproductivo, pecuario o forestal, según sea su caso o necesidad4.

de ahorros e inversiones u otros factores […] El ciclo de pobreza y degradación ambiental se refuerza cuando los precios en granja son bajos y no compensan suficientemente los costos de producción, y cuando los elevados costos de transporte local impiden por un lado el suministro de fertilizantes y por otro la salida sin retrasos de los productos al mercado. Invariablemente, los agricultores pobres carecen de información esencial sobre insumos, condiciones del mercado o precios de las cosechas que producen”. Depósitos de Documentos de la FAO. Cumbre Mundial sobre la Alimentación, 1996. Artículo electrónico: http:// www.fao.org/docrep/003/w2612s/w2612s11.htm

3  Ramírez, Renzo. La broca del café en Líbano. Impacto socioproductivo y cultural

5  “El dumping es la práctica de comercio en el que una empresa fija un precio

en los años 90. En Revista de Estudios Sociales, No. 32. 2009. Artículo electrónico: http://www.scielo.org.co/scielo.php?pid=S0123-885X2009000100012&script=sci_ arttext

inferior para los bienes exportados que para los mismos bienes vendidos en el país. Sólo puede producirse si se dan dos condiciones: la industria debe ser competencia imperfecta a fin de que las empresas puedan fijar los precios, y los mercados deben estar segmentados, por lo que los residentes nacionales no pueden comprar fácilmente bienes dedicados a la exportación. Es un tipo de discriminación de precios de tercer grado”. http://es.wikipedia.org/wiki/Dumping

4  “La diversificación de ingresos dentro de la agricultura y también en activi-

dades no agrícolas se pregona a menudo como medio para mejorar la suerte de los pobres rurales, pero muchas de estas personas están en las zonas marginales ecológicamente más frágiles y con menos opciones de desarrollo. Para que los planes de mitigación de la pobreza tengan éxito deben apuntar por consiguiente a causas profundas, sean estas las existencias de recursos naturales, la escasez

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apilaci贸n de basura

Revista MOVIMIENTO - - - Estudiantes en Movimiento

latas

inversi贸n

reciclaje

medio ambiente

acci贸n

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Fin Ambiente: ecología y sociedad

Agricultura urbana y periurbana

En Colombia, muchas entidades ambientales son pioneras en la búsqueda de técnicas de producción y cadenas de abastecimiento locales basadas en herramientas agroecológicas, y se empieza a despertar un interés continuo por la implementación de sistemas de aprovechamiento desde la siembra hasta la cosecha y la distribución de los mercados.

En un informe presentado al Comité de Agricultura de la FAO (COAG, 1999) se define agricultura urbana y periurbana de la siguiente forma: Se entiende por agricultura urbana y periurbana las prácticas agrícolas, dentro de las ciudades y en torno a ellas, que compiten por recursos –tierras, agua, energía, mano de obra– que podrían destinarse también a otros fines para satisfacer las necesidades de la población urbana. Agricultura urbana se refiere a pequeñas superficies (por ejemplo solares, huertos, márgenes, terrazas, recipientes) situadas dentro de una ciudad y destinadas a la producción de cultivos y la cría de ganado menor o vacas lecheras para el consumo propio o para la venta en mercados de los alrededores. La expresión agricultura periurbana se refiere a unidades agrícolas cercanas a una ciudad que explotan intensivamente granjas comerciales o semicomerciales para cultivar hortalizas y otros productos hortícolas, criar pollos y otros animales, y producir leche y huevos (Revista de la FAO, 1999).

En una ciudad como Bogotá se hacen visibles las actividades a ello concernientes: el Jardín Botánico, las alcaldías locales y Planeación Regional trabajan conjuntamente para abanderar este tipo de procesos. Sin embargo, el papel del liderazgo comunitario es fundamental para dar sustento, sentido y amplitud a las prácticas que en muchos de los casos dan de comer ahora a nuestros cohabitantes en la ciudad. “El principal interés no es que aprendas cómo funciona la naturaleza, sino que la ames. Muchas veces se nos olvida lo que aprendemos, pero casi nunca se nos olvida lo que amamos” (Wilches, 2003).

De otro lado, en el Cuaderno de Agricultura Urbana se ha definido agricultura urbana como

Referencias

Un concepto de múltiples dimensiones que incluye la producción, agroextracción y colecta, transformación y prestación de servicios de forma segura, para generar productos agrícolas (animales de pequeño, mediano y gran tamaño) orientados al autoconsumo, los trueques y las donaciones y/o la comercialización, reaprovechando de forma eficiente y sostenible los recursos e insumos locales (suelo, agua, residuos sólidos, manos de obra, conocimientos, etc.), practicadas en espacios intraurbanos o periurbanos, vinculadas a las dinámicas urbanas y articuladas con la gestión territorial6.

Gligo, N. (2006). Estilos de desarrollo y medio ambiente en América Latina. Un cuarto de siglo después. En División de Desarrollo Sostenible y Asentamientos Humanos. Publicación de las Naciones Unidas. Santiago de Chile: CEPAL. Página principal FAO: www.fao.org www.wikipedia.com

Evidentemente, el trabajo o la organización de las comunidades en torno al autoabastecimiento de alimentos ha sido fundamental para el desarrollo de estrategias alimentarias, como la producción en la ciudad y sus periferias, el apoyo de la gestión política por parte del Estado y sus instituciones; también se consolida como una herramienta participativa y una forma de capacitación y desarrollo de técnicas de producción no solo para el autoabastecimiento sino para la producción pequeña y mediana de alimentos y productos, en especial cuando estas prácticas son orgánicas. En consecuencia, de las prácticas incentivadas desde el marco de la seguridad y soberanía alimentaria también se vislumbra un alto componente político, ya que el reconocimiento institucional y la legitimidad de actividades que promueven lo que a bien algunos deciden llamar desarrollo endógeno, han permitido el fortalecimiento de las relaciones del tejido social. 6 Santandreu, Alain et ál. Panorama de la agricultura urbana y periurbana en Brasil y directrices políticas para su promoción. En Cuaderno de Agricultura Urbana, No. 4. IPES (Promoción del Desarrollo Sostenible) Perú. 2008.

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Repensando la s ociología r ural:

nue miradas, vas alternativas

Si nuestra América no ha de ser sino una prolongación de Europa; si lo único que hacemos es ofrecer suelo nuevo a la explotación del hombre por el hombre (y por desgracia esa es hasta ahora nuestra única realidad), si no nos decidimos a que esta sea la tierra de promisión para la humanidad cansada de buscarla en todos los climas, no tenemos justificación: sería preferible dejar desiertas nuestras altiplanicies y nuestras pampas si sólo hubieran de servir para que en ellas se multiplicaran los dolores humanos, no los dolores que nada alcanzará a evitar nunca, los que son hijos del amor y la muerte, sino los que la codicia y la soberbia infligen al débil y al hambriento. Pedro Henríquez Ureña

Andrea Valenzuela Sociología - Universidad Santo Tomás

¿

transnacional y su modelo de globalización, que necesita ‘limpiar’ el territorio de gente ineficiente o sobrante […]”1. Entonces, ¿cuál ha sido el papel de la sociología rural en este aspecto? Según Eduardo Sevilla, esta ciencia se ha conformado a través de procesos históricos y coyunturas intelectuales, y no está tan lejos de las posturas anteriores. Dicha rama de la sociología “[…] se mueve teóricamente dentro del pensamiento científico convencional que surge y se desarrolla predominantemente dentro del liberalismo económico y aceptando el desarrollo del capitalismo como algo absolutamente incuestionable para su pesquisa teórica”2. Asimismo, tiene aportes de las teorías funcionalistas, enfoques marxistas y del liberalismo económico que tan sólo le permitían dar formas explicativas hegemónicas del pensamiento social agrario. Es así que los científicos sociales estaban subordinados al pensamiento económico ―liberal y marxista―, aceptando

Cómo poder abordar y comprender actualmente el campesinado? Si desde la academia diferentes perspectivas han propuesto que como grupo social va a desaparecer –teorías proletaristas y “descampesinistas”–, y no sólo eso, sino también la sociedad colombiana, como dice Héctor Mondragón, ha tendido a invisibilizar al campesinado ocultando su importancia social, cultural y económica, especialmente su sabiduría local, su organización autónoma y sus derechos colectivos (por ejemplo, en la Constitución de 1991 no se les reconocieron sus derechos fundamentales como minorías ni la posesión de tierras inalienables, como sí a los indígenas y afrocolombianos). Además, su condición es precaria y paupérrima por las dinámicas que establecen el neoliberalismo y la globalización, pero aquí en Colombia se le añade la intensificación del conflicto armado –masacres y genocidios–; crecimiento de cultivos ilegales; concentración de la propiedad y rentas monopólicas de la tierra; ganadería extensiva; narcotráfico; desplazamiento forzado; agrobiocombustibles; megaproyectos y altos montos de inversiones petroleras, mineras y agroindustriales. Todo ello implica que “El campesinado ya no enfrenta sólo ni principalmente a la ‘vía terrateniente’, sino especialmente al capital

[…] que las vías establecidas por sus modelos de cambio socioeconómico planificado ‘producirán sustantivos cambios en las 1  Mondragón, Héctor. La organización campesina en un ambiente de terror.

Bogotá, 2002. Tomado de la página web www.kus.uu.se/CF/Oganizacion_campesina.pdf. p. 7.

2 Sevilla Guzmán, Eduardo. De la sociología rural a la agroecología. Icara Edi-

torial. Barcelona, 2006. p. 28.

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Fin Ambiente: ecología y sociedad Por ello, este nuevo enfoque no sólo pretende dar respuesta a esta crisis social y ecológica, sino que intenta comprender ese proceso de coevolución entre el ser humano y la naturaleza, reevaluando los mecanismos científicos agroindustriales para buscar medidas alternas junto con el saber tradicional de las diversas comunidades rurales e indígenas. Por eso, se hace el intento de vincularse con otras ciencias interdisciplinares como la agroecología y la etnoecología, que abren horizontes y permiten interpretar desde otros paradigmas las dinámicas rurales (esto se ha dado en gran parte de Latinoamérica, pero no de manera tan fuerte en los estudios sociológicos colombianos).

estructuras sociales y en la cultura de los campesinos con su considerable número de disrupciones pero se niegan a considerarlos sistemáticamente y mucho menos a buscar soluciones alternativas compatibles con la modernización3.

Por lo tanto, tal corriente de pensamiento convencional estableció una ley científica: la desaparición del campesinado; es así que sus técnicas y mecanismos de intervención en las comunidades rurales no permitían valorar los saberes locales del/la campesino/a, porque el investigador se presentaba con un conocimiento científico autodefinido como superior; por eso, trataba al campesino como un objeto analizado bajo una condición de inferioridad; lo que ocasionaba:

Por ejemplo, en el enfoque agroecológico

[…] desprecio a la sabiduría acumulada por generaciones, en los agroecosistemas sociales, así como las soluciones propias elaboradas por ellos a los problemas actuales que pueden surgir desde lo local y que, en general, son imperceptibles para el investigador desde su distancia sociocultural4.

[…] el campesinado es más que una categoría histórica o un sujeto social, una forma de manejar los recursos naturales vinculados a los agroecosistemas locales y específicos de cada zona, utilizando un conocimiento sobre dicho entorno condicionado por el nivel tecnológico de cada momento histórico y del grado de apropiación de dicha tecnología, que genera así distintos ‘grados de campesinidad’5.

Por eso, se hizo necesario transformar la estructura del pensamiento social agrario, porque no permitía aprehender como tal las necesidades y problemáticas del sector rural ni las condiciones del campesinado; por ello, a finales del siglo pasado, en América Latina, Asia y África se da una ruptura epistemológica del pensamiento convencional; es decir, que la sociología rural entra en crisis, porque sus nociones teóricas eliminaban conceptos como conflicto agrario, conciencia colectiva, saberes locales, democracia social, identidad y empoderamiento, y movimientos sociales del campesinado. Esto permitió un nuevo pensamiento alternativo con un enfoque más transdisciplinar que reivindicaba los saberes locales y populares tanto del campesinado como de los indígenas.

Así, ese conocimiento local es necesario aprehenderlo y valorarlo a través de un diálogo de saberes (científico y popular), para poder afrontar la crisis ambiental y las problemáticas de seguridad y soberanía alimentaria que acechan a gran parte de los campesinos del mundo. Por ende El enfoque agroecológico presenta un modelo alternativo para el desarrollo agrícola, que se enfrenta al modelo desarrollado y propugnado por países industrializados, con sus mecanismos de investigación internacional y organismos financieros, denominado ‘Revolución Verde’ (agroquímicos) y la agrobiotecnología (transgénicos) al servicio de las transnacionales y pequeños grupos de poder nacional6.

Es transdisciplinar porque está compuesto por ciencias naturales y ciencias sociales, las cuales se enfrentan a la crisis ecológica y ambiental que ha intensificado el modelo capitalista; por lo tanto, esta sociología rural alternativa se establece con un conocimiento que posee una dimensión pluriepistemológica, porque se da conjuntamente con el conocimiento científico –que respeta la naturaleza y la biodiversidad sociocultural– y el saber popular. Lo que indica que esta nueva forma de pensamiento comprende que el campesinado no está destinado a desaparecer; por eso, hace un conjunto de propuestas que se enfrentan a esas formas de pensamiento convencional y del modelo hegemónico productivo y agroindustrial, es decir critican el desarrollo capitalista en la agricultura y sus impactos sociales y ambientales.

Por último, estudian el fenómeno de las nuevas ruralidades, pero no aceptando la desaparición del campesinado –ni su cultura ni sus estilos de vida–; por eso, poseen una visión más “campesinista” donde se cuestionan por las políticas neoliberales y se centran más en alternas formas de producción no agroindustrial a través de los saberes y sistemas de conocimientos ecológicos de las comunidades campesinas –como la agricultura orgánica, sostenible, ecológica, biodinámica, permacultura–, como dicen North y Cameron: 5  Ibíd., p. 189.

3  Ibíd., p. 135.

6  Martínez, Róger. Fundamentos culturales, sociales y económicos de la

agroecología. En Revista de Ciencias Sociales. Universidad de Costa Rica, 2004. Tomado de la página web: http://redalyc.uaemex.mx/src/inicio/ArtPdfRed. jsp?iCve=15310407. p. 94.

4  Ibíd., p. 126.

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Revista MOVIMIENTO - - - Estudiantes en Movimiento El propósito es fortalecer la economía campesina dentro de un modelo alternativo en el cual se apoyan las iniciativas locales y se propugna el desarrollo endógeno para lograr una mayor participación social, control local y autogestión sobre el territorio por parte de la comunidad campesina7.

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En consecuencia, la sociología rural colombiana está en ese proceso de cuestionamiento y reflexión donde revalúa las concepciones e imaginarios que se han construido sobre el campesinado y el sector rural. Porque para proteger el medio ambiente y la biodiversidad –tanto biológica como cultural– se deben implementar técnicas y herramientas que permitan acercarnos a esos saberes tradicionales del campesinado: “No se trata de que los campesinos estén añorando volver al pasado, sino de rescatar conocimientos y sistemas de producción menos agresivos con el medio ambiente”8.

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Referencias Kay, C. (2007). Algunas reflexiones sobre los estudios rurales en América Latina. En Iconos. Revista de Ciencias Sociales. No. 29. Ecuador. Tomado de la página web: www.flacso.org.ec/ docs/i29kay.pdf Martínez, R. (2004). Fundamentos culturales, sociales y económicos de la agroecología. En Revista de Ciencias Sociales. Universidad de Costa Rica. Tomado de la página web: http:// redalyc.uaemex.mx/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=15310407 Mondragón, H. (2002). La organización campesina en un ambiente de terror. Bogotá. Tomado de la página web: www.kus. uu.se/CF/Oganizacion_campesina.pdf Pérez, E., Farah, M. & Grammont, H. (2008). La nueva ruralidad en América Latina. Avances teóricos y evidencias empíricas. Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana. Sevilla Guzmán, E. (2006). De la sociología rural a la agroecología. Barcelona: Icara Editorial.

7  Kay, Cristóbal. Algunas reflexiones sobre los estudios rurales en América Latina. En Iconos. Revista de Ciencias Sociales. No. 29. Ecuador, 2007. Tomado de la página web: www.flacso.org.ec/docs/i29kay.pdf. p. 33. 8  Pérez, Edelmira; Farah, María, y Grammont, Hubert. La nueva ruralidad en América Latina. Avances teóricos y evidencias empíricas, p. 197. Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana.

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Revista MOVIMIENTO - - - Profesional en Movimiento

Visibilizar el

movimiento ambiental en Cali, Colombia Hernando Uribe Castro Maestría en Sociología. Docente Universidad Autónoma de Occidente Integrante Grupo de Investigación en Conflicto y Organizaciones huribe@uao.edu.co

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Resumen

mas, manifestaciones y tipos de movimientos, como rebeliones, resistencias y protesta popular, entre otros. Los sociólogos se percataron entonces de que existe una multidimensionalidad del tema, pues los estudios daban cuenta no solo de la diversidad de situaciones con respecto a la composición y orientación de las movilizaciones, sino también de aspectos como las complejidades de las demandas, las formas de organización y las estructuras organizativas, los repertorios identificados en cada uno de los casos estudiados y las acciones colectivas. Esta multiplicidad dio a pensar que existía una amplia gama de demandas sociales. Se tienen movimientos de mujeres, étnico-raciales, indígenas, de trabajadores y desempleados, movimientos de jóvenes, del LGBT y ambientales. Todos han sido estudiados por las ciencias sociales, pero por lo que respecta al movimiento ambiental, todavía los científicos sociales lo miran con timidez.

n Cali se evidencia un conjunto de factores que pueden estar cumpliendo el papel de motivadores para la configuración de un movimiento social ambiental: una creciente movilización de comunidades que desarrollan acciones colectivas como respuesta a conflictos ambientales; un creciente número de organizaciones sociales y comunitarias ambientales, y el surgimiento de programas universitarios en pregrado y posgrado sobre medio ambiente. Todo ello atravesado por una difusión en los espacios sociales locales del discurso de la crisis ambiental y las transformaciones en el sistema democrático, que de algún modo inciden en el fortalecimiento de la sociedad civil, entre otros. Palabras clave: Movimiento social ambiental, acción colectiva, Cali

¿Por qué interesarse por el movimiento social ambiental?

Elementos que convergen en la configuración del movimiento ambiental

Para las ciencias sociales, el tema de los movimientos sociales ocupa un lugar destacado dentro de los intereses y desarrollos investigativos. Autores, como Antonio Murga Frassineti (2006), vienen desarrollando la idea de que los años sesenta pueden considerarse como el boom biográfico en cuanto a la teoría del movimiento social gracias a la situación por la que atravesaban los países latinoamericanos. Destacan dos momentos: el primero, ubicado entre marcos de pobreza, exclusión y marginación, impulsa los estudios sobre movimientos barriales o urbanos; el segundo se halla entre los setenta y principios de los ochenta, trata el problema de las dictaduras y la existencia de un nuevo orden democrático, lo que da lugar a una gran variedad de movimientos. El boom bibliográfico incidirá de manera efectiva en la aparición de una serie de nociones, todas ellas referidas a las for-

Es posible pensar que en Colombia ha sido tardía la preocupación ambiental. En esto acordamos con Archila, para quien “Más que en la construcción de identidades étnicas y de género, las demandas ambientales son resultado de un proceso tardío en el país, por lo que es difícil hablar de movimiento social como tal en los años estudiados” (2005:413). Esto se acompañó, muy posiblemente, en primera medida por currículos escolares que difundían un discurso en el que se presentaba a Colombia como país rico por sus dos océanos, su posición estratégica y la riqueza en flora y fauna. Tal discurso se interiorizó en los colombianos que pasaron por las escuelas y colegios del país. Ante tanta riqueza, no había por qué preocuparse. En segunda medida, la difusión de la crisis ambiental se hace más densa sobre la década del noventa, a pesar de que los llamados y alertas por la crisis ambiental global se habían

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Fin Ambiente: ecología y sociedad visto desde mediados del siglo XX. Otro fenómeno puede ser el tímido papel de los partidos y movimientos verdes (todavía se duda de su existencia) en el país. Estos elementos, más otros que muy seguramente se escapan a este artículo, pueden considerarse como obstáculos para el fortalecimiento del movimiento ambiental. Aún así es posible identificar algunos factores que sí pueden considerase como precursores y motivadores de una posible configuración de la movilización ambiental en Colombia.

considera que a juicio de los analistas esta fue la primera gran movilización ambiental (2005:474). La cuestión de violencia y conflicto armado, narcotráfico, la necesidad de solucionar primero las carestías alimentarias y urgentes de la vida cotidiana de las personas, promocionó otro tipo de luchas. Paradójicamente, durante este periodo se da un incremento de organizaciones no gubernamentales ambientalistas, defensoras del medio ambiente y de los recursos. En algunas universidades, públicas y privadas, aparecen programas académicos ambientalistas, como por ejemplo en la Universidad Autónoma de Occidente, en Cali. Surge Ecofondo y la presión internacional como mecanismo de control e impulsora de propuestas para el favorecimiento del medio ambiente y las comunidades.

Las acciones colectivas y el interés por la defensa de los recursos Existen dos aportes de gran importancia en la reconstrucción del ambientalismo en Colombia. Uno proviene de Patricia Iriarte, quien considera que han existido tres momentos del movimiento ambiental, centrados especialmente en tres formas de acción social (Iriarte, 1994): denuncia, educación ambiental y el problema del desarrollo. El otro aporte proviene de Isaías Tobasura Acuña, quien considera que si bien en Colombia se han dado pasos importantes en cuestiones relacionadas con la institucionalidad ambiental, aspectos como la creación de un pensamiento y una identidad adquirida son prematuros para que desde allí se logre la constitución de un movimiento político. Ambos autores coinciden en que si bien en Colombia, desde tiempos anteriores al siglo XX, existieron acciones colectivas desarrolladas por comunidades locales que pretendían enfrentar problemas de tierras, de propiedad y de acceso a recursos, es solo hasta mediados del mismo siglo que el ambientalismo empieza a adquirir una forma organizada más de acción colectiva. Incluso, las movilizaciones de los años sesenta, encarnadas en protestas económicas y bienes materiales, si bien no podrían considerarse como propiamente ambientales, sí fueron detonadoras, impulsoras y muy seguramente ejemplo para que grupos de personas se unieran en la defensa del medio ambiente. Mauricio Archila señala que durante los sesenta se produjeron acciones cívicas por insatisfacción ante condiciones sanitarias de barrios y veredas, como aconteció con el paro cívico de Soacha en 1960 por los malos olores producidos en las curtiembres cercanas y que tuvo como resultado su cierre temporal; también las acciones cívicas de Yumbo por contaminación industrial, las minas de azufre en Puracé y la instalación de la planta de asfalto en Suba (Archila, 2005:246). Algunas acciones se centraron sobre todo en la costa Atlántica, a propósito de la construcción de las vías carreteables entre Barranquilla y Santa Marta o el proyecto modernizador de la isla de Salamanca, que consistía en implantar una ciudadela industrial. Archila

La formación de profesionales en programas académicos universitarios sobre medio ambiente No cabe duda alguna que el interés por el medio ambiente se relaciona con los desarrollos científicos a través de investigaciones especializadas sobre las condiciones y la calidad ambiental global. En el mundo, las denuncias y las propuestas del movimiento ambiental se fundan en los estudios científicos encargados de valorar los impactos de los procesos nocivos para el ambiente. Utilizan la ciencia para oponerse a la aplicada por el capitalismo, el industrialismo y la tecnociencia, que se consideran responsables del incremento y aceleración de los daños en el planeta. Así, el movimiento vive en una “paradoja”, pues si bien desconfía de la ciencia, esta es a la vez su punto de apoyo para hacer la defensa. No puede pasar desapercibido, entonces, el papel que hoy en día cumplen las universidades e instituciones de la educación superior en Colombia que ofrecen planes y programas académicos relacionados directa o indirectamente con la cuestión ambiental, pues están formando un conjunto amplio de profesionales que piensan esta dimensión central de la existencia humana. Es posible identificar que hacia los años noventa y principios del nuevo siglo se da la apertura de algunos planes de estudio en universidades públicas y privadas con programas propios en medio ambiente; empieza a gestarse así uno de los pilares que soportan la base para la consolidación de un movimiento ambiental en Colombia. Se ofertan carreras enfocadas en el medio ambiente, desde gestión, educación, derecho, ingeniería, administración, ecología. En los noventa también surgen varias organizaciones ambientales, algunas de ellas promovidas por los mismos comités ambientales que aparecen durante el proceso de descentralización administrativa en Colombia y el cambio de paradigma constitucional que refuerza, entre otras cosas, la legislación sobre el medio ambiente. Al parecer, por

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cuestiones de mercado, existe en la universidad colombiana la tendencia a que el mayor número de programas académicos en la línea ambiental pertenecen a posgrados que se imparten desde diversas facultades, como ingenierías, ciencias naturales, ciencias sociales, entre otras. No existe, pues, una facultad propietaria de las carreras ambientales. Programas académicos como ingeniería ambiental, administración del medio ambiente, licenciaturas en educación y gestión ambiental o biología ambiental, son algunos de los títulos que se imparten.

ginales y empobrecidas y la escasa participación social en el planeamiento de la ciudad. La década del setenta evidenció importantes manifestaciones populares y las organizaciones barriales empezaron a cumplir un papel central en la sobrevivencia de los pobladores: ayudas entre vecinos, ollas comunitarias, entre otros. Hechos como este refuerzan el análisis de Torres al plantear que el asociacionismo popular en Colombia estaba relacionado más con las dinámicas sociales vividas con respecto al crecimiento urbano por un lado, y por otro con las coyunturas políticas de las décadas previas. Explica Torres que tales dinámicas “estuvieron marcadas por la diferenciación de actores y demandas urbanas, la crisis de representatividad y legitimidad del Estado y de los partidos políticos, la agudización del conflicto armado, las reformas políticas y las iniciativas de paz” (Torres, 2007:40). Durante la década del noventa aparecen un sinnúmero de organizaciones ambientales, en las que se combinan algunas lideradas por profesionales del área ambiental y otras por personas no profesionales que se acompañaron de técnicos y tecnólogos en áreas afines o próximas, como ingenierías. En estas nuevas organizaciones el discurso se enfocará más hacia la idea de sostenibilidad, desarrollo integral y justicia ambiental. Un claro ejemplo de este tipo de organización son la Asociación para el Desarrollo Integral del

El papel de las organizaciones ambientales en Cali Antes de 1960, en Santiago de Cali no se vislumbró ningún tipo de organización que tuviera como eje central el medio ambiente. Incluso, durante las siguientes décadas, las organizaciones ambientales poco ocuparon el escenario urbano, pues solo es hasta los años ochenta que aparecen algunas de ellas. Es importante establecer que durante las décadas del sesenta y setenta las organizaciones populares estuvieron atravesadas por intenciones de sobrevivencia, pues la crisis del Estado protector impedía la ampliación de la inversión social, y por lo tanto la solución fue el recorte presupuestal. A esto se le sumó el proceso de ampliación urbana, el surgimiento de zonas mar-

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promueven servicios alternativos de ecoturismo y recreación, otras trabajan por la conservación de la biodiversidad. c) Organizaciones que promueven el desarrollo sostenible como un desarrollo integral, de calidad de vida y bienestar de la comunidad. d) Organizaciones que se dedican a la investigación, capacitación y divulgación de sistemas sostenibles, desarrollo a escala humana, tecnología y servicios especializados. e) Organizaciones preventivas. f) Organizaciones de consultorías. g) Organizaciones de defensa del medio ambiente. Como se puede observar, en el contexto de la ciudad existe un variado grupo de organizaciones ambientales que poseen diferentes tendencias y líneas de trabajo. Esto puede ser positivo en términos de ampliar los procesos de intervención y trabajo en varios frentes relacionados con la cuestión ambiental, pero puede tener de negativo que se percibe como un conjunto desarticulado con diferentes objetivos, formas de trabajo, intereses de lucha o denuncia que impiden construir vínculos solidarios entre unos y otros. Existen desventajas, competencias y rivalidades que hasta el presente se pueden evidenciar en la falta de una red ambiental local o regional. Los repertorios de acción colectiva se concentran en formas que combinan mecanismos tradicionales con nuevas formas. Las marchas aún se consideran como un repertorio de acción que convoca,

Medio Ambiente –ASDIMA–, la Fundación Pacífico Verde, entre muchas otras más. Finalizando el siglo XX se da un incremento en las organizaciones, entre fundaciones, centros de investigación, asociaciones, grupos, etc. En esta misma época, especialmente hacia los años ochenta, surgen algunos centros desde los cuales se empieza a indagar por recursos naturales y calidad ambiental de la ciudad. En 1985 empieza a configurarse el Instituto de Investigación y Desarrollo en Abastecimiento de Agua, Saneamiento Ambiental y Conservación del Recurso Hídrico. Las organizaciones ambientales en Cali tienen diferentes orígenes. Institucionales: promovidas por el mismo Estado, organizaciones sociales y comunitarias que surgen por iniciativa de las comunidades barriales, en muchos casos apoyadas por la comunidad académica. Están compuestas en su mayoría por profesionales de la ingeniería, las ciencias naturales y sociales. En los últimos años, las organizaciones ambientales empiezan a aparecer en comunidades marginales, barrios populares y ONG ambientalistas internacionales. Así se tiene un conjunto amplio de ellas, que van desde: a) organizaciones que fomentan el holismo alternativo, es decir las dinámicas propias de la comunidad y la aplicación al desarrollo. Crear políticas ambientales. b) Organizaciones basadas en la conservación: algunas

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operar de la mano con los partidos políticos como estrategia para lograr apoyo y aprobación de proyectos en convocatorias locales y con financiamiento del gobierno. Este elemento trae consigo una de las problemáticas más claras relacionadas con el papel de la autonomía de las organizaciones ambientales. La tesis central de Mirza, la que compartimos, establece que entre más autonomía tengan las organizaciones ambientales de las esferas del Estado y de los partidos políticos, mejores niveles de democracia se evidenciarán en el país. Entre más dependencia, más crisis democrática. Queda evidente que en las universidades se están impulsando programas de estudios encaminados a formar profesionales en el campo de la ciencia ambiental. Es interesante señalar que aún no se tienen estudios que precisen el volumen de profesionales y voluntarios que trabajen por el medio ambiente en Colombia. La crisis ambiental mundial ha incidido en el imaginario colectivo, y ha despertado fibras en el comportamiento y las actitudes de las personas en cuanto a su relación con los entornos más inmediatos. Un elemento que no puede pasar desapercibido es el tema de la responsabilidad social en agencias del gobierno, en empresas privadas y en instituciones educativas. La responsabilidad social tiene un fuerte componente ambiental dirigido no solo a la comunidad interna de estos espacios, sino a la comunidad en general a través de procesos de gestión, intervención o favorecimiento de programas educativos. El que posea un componente ambiental, se pensaría, involucraría a profesionales del medio ambiente, sobre todo porque tanto la responsabilidad social como la certificación a través de las ISO se han convertido en mecanismos y herramientas que proporcionan ventajas competitivas frente a otros en el mercado. Que en la ciudad y en Colombia se estén gestando grupos organizados en defensa, protección, uso más adecuado y racional en la perspectiva de la sostenibilidad, influye para que desde las nuevas organizaciones se implemente una revaloración de la ética ambiental basada en un nuevo discurso democrático, con nuevos valores y exigencias de una racionalidad económica sustentable / sostenible. Desde la perspectiva de Enrique Leff, existen una serie de características que contienen este nuevo movimiento: se distinguen por sus formas apolíticas de hacer política y por sus nuevas demandas de participación social. Demanda de bienes simbólicos y la recuperación de estilos tradicionales de vida. También por la defensa de nuevos derechos étnicos y culturales, y de la reivindicación de su ancestral patrimonio de recursos ambientales. Se incluyen las luchas por la dignidad y la democracia, contra el sometimiento y la sobreexplotación de grupos sociales, al igual que los derechos de reapropiación y de autogestión de sus recursos naturales. Así

difunde la información, llama la atención de los medios de comunicación y despierta el interés en la opinión pública. Pero también se están desarrollando otras formas de repertorios como el uso de tecnologías avanzadas para la convocatoria de las personas, información en Facebook y correos electrónicos. Sobre este asunto, Castells considera que los ecologistas han estado a la vanguardia de las nuevas tecnologías de comunicación como herramientas organizativas y movilizadoras, sobre todo en el uso de Internet. Esto es importante porque ha sido capaz de “adaptarse lo mejor posible a las condiciones de la comunicación y la movilización en el nuevo paradigma informacional” (Castells, 1997:153).

Hacia la construcción del movimiento ambiental: ¿por qué estudiarlo? Variados son los motivos que justifican la necesidad de que las ciencias sociales refuercen sus estudios sobre el movimiento ambiental, lo cual no constituye la sola referencia aquella de la crisis ambiental. En el contexto colombiano, estos motivos son variados ya que se enmarcan en las diferentes esferas de la sociedad. Se dirá en primera instancia que las ciudades en Colombia, y especialmente Cali, presencian un crecimiento importante en organizaciones sociales, comunitarias y vecinales, relacionadas con el tema ambiental, que involucran cada año un gran número de personas. A pesar del incremento en la cantidad de organizaciones, aún no se refleja de manera comprometida el tema ambiental en el escenario de las decisiones y acciones políticas en la agenda del gobierno, no obstante la existencia del Ministerio de Territorio, Vivienda y Medio Ambiente. Lo importante, y que de algún modo permite vislumbrar en el corto y mediano plazos, es que se está presentando un discurso ambiental en algunos espacios como el Senado, las asambleas departamentales y los concejos municipales. Jorge Robledo, un experto en el tema del petróleo en Colombia, es de los pocos senadores que ha sostenido en variadas oportunidades discusiones por el conflicto ambiental en Colombia. La participación ciudadana en temas de este tipo es aún limitada en escenarios de debate. Ni en el contexto nacional, ni en los contextos locales, existen partidos verdes a través de los cuales sea posible llevar la cuestión ambiental y los derechos ambientales a los espacios de tomas de decisión. Tampoco es claro si este papel lo están desempeñando algunas ONG. A pesar de que el Estado posee agencias encargadas de los temas ambientales, estas aún están impregnadas de clientelismo, politiquería, que afectan la eficiencia, el trabajo y la capacidad de respuesta hacia la comunidad. Algunas ONG han visto la necesidad de

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Fin Ambiente: ecología y sociedad pues, el movimiento ambiental tiene una tarea que es grande, urgente y propicia para el contexto de sociedad en el que surge o se inserta.

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Revista MOVIMIENTO - - - Mundo en Movimiento

Entre la subjetividad y la acción en la contaminación urbana:

significados y usos sociales

del Canal Sur de La Banda*

Vanessa Alexandra Barrionuevo Universidad Nacional de Santiago del Estero – Argentina barrionuevovanessa@gmail.com

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ciplinarios2, que han aportado un importante bagaje conceptual relevante para analizar la temática que interesa. Desde las ciencias sociales se han elaborado numerosos conceptos, teorías e interpretaciones que tratan sobre el estudio ambiental, pero desde un enfoque más interdisciplinario. De allí, el valioso aporte del concepto “sostenibilidad”3 y la teoría del desarrollo sustentable o sostenible, elaborados por un grupo de especialistas en la Conferencia de Estocolmo en 19724.

l presente artículo es un intento por caracterizar la cuestión medioambiental a partir de los significados y los usos sociales que los vecinos “frentistas” atribuyen al Canal Sur (ex balneario Julio Argentino Gerez) de La Banda, Santiago del Estero, Argentina. Esta presentación parte de la investigación Los recursos naturales como espacio público: los usos y significados que los vecinos atribuyen al Canal Sur de la Ciudad de La Banda, realizada durante 2008, 2009 y 2010 en el marco del Seminario Taller de Investigación I y II de la Licenciatura en Sociología de la Universidad Nacional de Santiago del Estero.

La realidad de América Latina era distinta en los setenta, por lo que los países subdesarrollados vieron la necesidad de redefinir el concepto de “desarrollo sustentable”, ya que buena parte de la población era de bajos ingresos y “lo sustentable” se trata de “la satisfacción de las necesidades básicas de la población”, sobre todo de los grupos más vulnerables. Esta labor estuvo a cargo de las ONG de la región quienes definieron el concepto de acuerdo con la realidad social y económica de esta parte del continente, para la cual, en 1991, elaboraron el documento denominado Nuestra propia agenda, bajo el patrocinio

La cuestión medioambiental en las ciencias sociales En estos últimos tiempos, las ciencias sociales se han preocupado en comprender la realidad del Estado en torno al uso y conservación de los recursos naturales. Es una problemática que en la actualidad comienza a tratarse, a pesar de que la bibliografía existente es escasa y de que la idea del medio ambiente y el manejo de los recursos naturales no son cuestiones que deban abordarse desde las ciencias sociales, sino más bien desde las disciplinas “más adecuadas”1 para estudiar la problemática. Sin embargo, hay antecedentes sobre estos temas en las investigaciones llevadas a cabo por los equipos interdis-

2  “En las ciencias sociales se han creado muchos conceptos e interpretaciones sobre la ecología o estudio del medio ambiente. Se ha observado con especial atención el trabajo de grupos interdisciplinarios. A partir de sus resultados, podemos enunciar distintos conceptos que por su precisión y comprensión consideramos como los más adecuados para plantear la temática en cuestión”. Mussi, José, La protección institucional del medio ambiente: un estudio de la experiencia en Catalunya, pp. 9 y 10, prólogo. Tesis doctoral, marzo de 2002.

* Ciudad ubicada en Santiago del Estero, Argentina.

3  Mussi, José, La protección institucional del medio ambiente: un estudio de la experiencia en Catalunya. Prólogo, pp. 9 y 10. Tesis doctoral, Universidad de Barcelona, marzo de 2002.

1  Con esto hago referencia a disciplinas tales como la ecología, con una especialidad reciente denominada ecología social, o desde las demás disciplinas que comprenden las ciencias naturales.

4  Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente Humano, que se celebró en Estocolmo, Suecia, junio de 1972. En esta conferencia se proclama el 5 de junio como día del medio ambiente.

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la contaminación de los ingenios azucareros al Río Salí - Dulce, como también otros emprendimientos productivos tales como las papeleras, entre otros, que arrojan residuos tóxicos a las aguas. En el plano académico local, esta temática ha sido poco trabajada. Los escasos artículos publicados respecto a la cuestión demuestran que este es un tema novedoso, y aun con grandes vacíos por tratar desde los equipos interdisciplinarios locales. La bióloga Nancy Gianuzzo y la ingeniera en industrias forestales Myrian Ludueña llevaron a cabo un exitoso logro de diálogo interdisciplinario respecto de la cuestión ambiental; ellas, con el apoyo de la Facultad de Ciencias Forestales de la Universidad Nacional de Santiago del Estero, publicaron el libro Santiago del Estero: una mirada ambiental, en el que se compilan una serie de trabajos presentados durante las reuniones anuales por el día mundial del ambiente en 2002, 2003 y 2004, de sociólogos5, antropólogos, licenciados en ciencias de la salud, ingenieros forestales, biólogos, entre otros. Esta publicación local es una advertencia y, al mismo tiempo, un reconocimiento sobre la relevancia de la cuestión ambiental y un aporte para la reflexión y análisis de la sociedad santiagueña6.

de la Comisión de Desarrollo y Ambiente de Latinoamérica y el Caribe (IBD/PNUD – ONU). En la actualidad, la cuestión ambiental en Argentina es tema de debate político y social. Un ejemplo claro de esto, entre muchos otros existentes en nuestro país, es el de las mineras, las cuales están ubicadas en las zonas de serranías y de altas cumbres al oeste de la Argentina, y son la principal fuente de trabajo de muchas familias de esos lugares, pero, al mismo tiempo, la actividad minera implica el uso de ciertos químicos que contaminan las napas de agua potable que están bajo la tierra, envenenándolas y, por ende, convirtiéndolas en no aptas para el consumo humano. Es en esta situación en la que nacen los conflictos en esas comunidades, que contrapone a las familias que viven de la actividad minera y a quienes se oponen a la misma por su fuerte impacto ambiental, y que, al mismo tiempo, supone decisiones políticas y económicas que conllevan distintas transformaciones en la sociedad. Además, vale decir que la situación medioambiental en nuestro país es preocupante: basta pensar en la cantidad de ríos, lagos y reservas acuíferas contaminadas; la contaminación acústica de las ciudades más pobladas en el país; la carencia de políticas de protección y conservación de los recursos naturales; la falta de tratamiento de los residuos domiciliarios; los rellenos sanitarios; la desaparición de grandes extensiones de bosques, montes y selvas por el avance sojero, y la creciente expansión urbana, entre otras. En Santiago del Estero, desde el plano político y social, la lucha ambiental la enfrenta la vecina provincia de Tucumán, por

5  Entre los sociólogos que trabajaron la cuestión del medio ambiente están José Mussi, La protección institucional del medio ambiente: un estudio de la experiencia en Catalunya (Tesis doctoral, Universidad de Barcelona, marzo de 2002), y Enrique Milanesi, Riesgos medioambientales provocados por un basural. Estudio de caso en un barrio periférico de la ciudad de Santiago del Estero (Tesis de licenciatura, Facultad de Humanidades, Ciencias Sociales y de la Salud, UNSE, año 2005). 6  “Aceptar la problemática ambiental significa reconocer que la naturaleza no es un bien inagotable, sino un bien escaso, no gratuito y sí cada vez más caro de proteger, no eterno sino temporal, que es frágil y corre el riesgo de desaparecer,

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Fin Ambiente: ecología y sociedad Este estudio se propuso, así mismo, aportar al estudio de los problemas medioambientales a partir de una dimensión más sociológica y cultural, a fin de comprender la contaminación de un canal de riego, denominado Canal Sur (ex balneario Julio Argentino Gerez), que atraviesa buena parte del emplazado urbano de La Banda, a partir de los usos y significados que los vecinos construyen del canal como espacio público y del contacto que ellos tienen permanentemente en su vida cotidiana, desde la subjetividad y la acción de los vecinos que viven en ambos márgenes.

Entre el dicho y el hecho… En la vida cotidiana se entretejen relaciones con otras personas y con el medio social en el que se convive. Así, transformamos espacios con nuestro andar, lo hacemos “social” y “público”. Cuando hablamos de espacio público suponemos de inmediato urbanidad, y ese espacio urbano “involucra espontaneidad y cotidianidad”. Siguiendo el planteo de Michel de Certeau7, “un espacio es un lugar practicado”, se trata de un “cruce de elementos en movimiento”, por lo que implica la dinámica del tránsito de personas, la historia, las significaciones y los usos sociales sobre ese espacio urbano. El espacio se construye socialmente; se cruzan sentidos y significados, “de manera que los actores sociales se convierten en el eslabón que conecta lo material y lo simbólico en una práctica cotidiana”8. Es espacio público en tanto es “la máxima expresión de urbanidad, entendiendo esta como una materialización de lo urbano”9, ya que forma parte del paisaje urbano y es un lugar de acción y de la comunicación10 de los vecinos.

llevándose consigo, en esta extinción, a la humanidad. Es reconocer la fragilidad de los sistemas políticos dominantes del mundo civilizado, y descubrir que el culto al progreso científico y tecnológico no es suficiente para asegurar la persistencia de la vida en nuestro planeta. La humanidad necesita un cambio profundo en las conductas para revertir la degradación ambiental”. En Gianuzzo, Amelia Nancy y Ludueña, Myrian Ethel, (comp.) Santiago del Estero: una mirada ambiental, Facultad de Ciencias Forestales, UNSE. Prólogo del doctor José Carlos Medina, pp. 15 y 16, primera edición. Editorial Brujas, mayo de 2005.

7  Guerrero Hernández, Óscar. Analizar el espacio urbano, tarea que exige una metodología transdisciplinaria, Universidad Autónoma de Querétaro, México. Ponencia presentada en el XVI ENES, Xalapa, 2009. 8  Ibíd. Anterior. 9  Marrero Guillamón, Isaac. La producción del espacio público. Fundamentos teóricos y metodológicos para una etnografía de lo urbano. Universitat de Barcelona, (Con) Textos, Revista d’Antropología i Investigació Social. Número I. Maig de 2008. http://www.con-textos.net 10  Ibíd. Anterior. El autor expresa que quien pensó en el espacio público como lugar de la acción fue Isaac Joseph, que recoge de Kant, como así también de Hannah Arendt y Jürgen Habermas, dos elementos: el espacio público como lugar de la acción y como lugar de la comunicación.

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Para este estudio importaba no sólo lo que se observaba, en un sentido más etnográfico, de la acción de los vecinos en relación con el Canal Sur como espacio simbólico de referencia social, donde transitan, depositan su basura, se bañan y se nutren distintas comunidades rurales que estos vecinos de zona urbana desconocen. Es por eso que se prestó atención a los significados que dichos vecinos construyen. Desde la visión de Hernández Romero y Galindo Sosa (2007)

paisaje urbano y es un lugar de acción y de la comunicación15 de los vecinos. Por ende, el espacio público supone reciprocidad, sostenida por “una ‘responsabilidad limitada y compartida’; ‘producción y gestión van obligatoriamente juntas’ en él. Espacio de circulación y comunicación, el espacio público tiene como requisito primero y último la accesibilidad universal en ambos órdenes, una accesibilidad irreductible”16. Desde lo observable, el canal como espacio público es un medio de tránsito peatonal, un circuito económico por ubicarse entre el centro de la ciudad de La Banda y los barrios, un espacio de recreación y esparcimiento de jóvenes y niños durante el verano, y un espacio donde también se expresa el sentimiento religioso de los vecinos, con la presencia de las ermitas en dos sectores del mismo. El grado de deterioro ambiental es importante. A medida que se recorre el canal, partiendo desde la calle 25 de mayo, va arrastrándose la cantidad de basura en bolsas de plástico o, bien, dispersa. Entre la basura hallada hay todo tipo de residuos orgánicos e inorgánicos. Plástico, vidrio, tejidos, metal, papel, cartón, papel metalizado. Botellas plásticas y de vidrio, cajas, papeles de todo tipo, escombros, objetos de metal, como repuestos de autos, pañales, etc. Todo lo que signifique basura es depositado por muchos vecinos frentistas y de los barrios. De hecho, el interior del canal se utiliza como depósito de basura en épocas de riego y no, como así también de desembocadura de efluentes cloacales provenientes del baño de algunas viviendas. Los vecinos y la Municipalidad que intervienen en este ir y venir que transforma el espacio público, lo hacen a favor o en detrimento del recurso principal que transporta el Canal Sur, que es el agua encaminada a las comunidades del interior del departamento Banda. Desde lo más subjetivo, el problema se presenta también ampliamente. En el momento en que las prácticas de los vecinos “frentistas” (y no sólo ellos) se inclinaron hacia el detrimento del canal, su función social como espacio de recreación de las familias, no sólo de La Banda sino también de Santiago Capital se fue perdiendo. En la actualidad, las familias ya no practican el mismo uso social que hacían hace tiempo. Fueron estos vecinos quienes transformaron ese espacio con las distintas acciones que contaminan el agua del canal, recurso importante para las comunidades del interior del departamento Banda. Como muchos de ellos definen: “por comodidad” deciden arrojar sus residuos domiciliarios al agua, a pesar de que el servicio de recolección de basura pasa regularmente por los barrios: “ya

“Para Schutz, la tarea de la sociología consiste en comprender el modo en que los seres humanos construyen la realidad social, de manera específica, en el mundo de la vida cotidiana. El espacio de análisis de la vida cotidiana resulta importante para Schutz, al ser en este donde se construyen los significados11.

Según los autores, “la vida cotidiana se presenta como una realidad interpretada por los hombres y que para ellos tiene el significado subjetivo de un mundo coherente”12. Lo que se percibe como común, cotidiano, se establece como realidad para los hombres. Schutz decía que: El mundo de la vida cotidiana es el escenario y también objeto de nuestras acciones. Para llevar a cabo los propósitos que buscamos en él, entre nuestros semejantes, tenemos que dominarlo y modificarlo. Actuamos y obramos no sólo dentro del mundo sino también sobre él [...] En este sentido, el mundo es algo que debemos modificar por nuestras acciones o que las modifica13.

El problema de la contaminación del Canal Sur: esbozo de las conclusiones Este canal se ha constituido como un importante espacio público entre los vecinos de La Banda. Es espacio público en tanto es “la máxima expresión de urbanidad, entendiendo esta como una materialización de lo urbano”14, ya que forma parte del

11  Hernández Romero, Yasmín, Galindo Sosa, El concepto de intersubjetivi-

dad en Alfred Schutz. Espacios públicos, año/vol. 10. Universidad Autónoma del Estado de México. Toluca, México, año 2007. Extraído de Redalyc a junio de 2010 http://redalyc.uaemex.mx/pdf/676/67602012.pdf

12  Ibíd. p. 34. 13 Schutz, Alfred, El problema de la realidad social. Buenos Aires, Amorrortu Editores, p. 198. Traducción de Alfred Schutz, Collected Papers: I. The Problem of Social Reality, La Haya, Holanda, Martinus Nijhoff, 1962 en Jokisch, Rodrigo. “Apuntes sobre Alfred Schutz y la sociología de la vida cotidiana”, artículo publicado en Estudios Sociológicos, vol. XVIII, núm. 54, 547-554, Colegio de México, México City, México, 2000. http://www2.tu-berlin.de/~society/Jokisch_Schuetz_Alltag.htm

14  Marrero Guillamón, Isaac. La producción del espacio público. Fundamen-

15  Ibíd. Anterior. lugar de la acción fue Isaac Joseph, que recoge de Kant, como

tos teóricos y metodológicos para una etnografía de lo urbano. Universitat de Barcelona, (Con) Textos, Revista d’Antropología i Investigació Social. Número I. Maig de 2008. http://www.con-textos.net

así también de Hannah Arendt y Jürgen Habermas, dos elementos: el espacio público como lugar de la acción y como lugar de la comunicación.

16  Ibíd. Anterior.

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Fin Ambiente: ecología y sociedad contaminar, aunque hay una conciencia parcial de que lo que hacen no es lo correcto, pero sí lo más cómodo; no es algo que se haga “adrede”, “a propósito”17, sino que tiene que ver con la cultura de conciencia ambiental que ellos tengan y su historia personal con respecto a su relación con el canal.

ni ganas de sentarse ahí dan, porque está toda la basura”. Las prácticas de los vecinos que contaminan son invisibles durante el día: “de noche ves los vecinos de en frente que se acercan y tiran sus bolsas al canal”, como así también hay quienes reconocen que: “eso está mal, porque de esta agua toma la gente también”. Sin embargo, se observa que esas prácticas no sólo son atribución de los barrios de ingresos medios-bajos y bajos que se encuentran bordeando los márgenes del mismo. Los vecinos tienen distintas miradas del canal, debido a que su valoración se rige por el tiempo de residencia en el lugar. Quienes siempre vivieron en los barrios más “viejos” lo ven como espacio simbólico de significación en sus vidas cotidianas. Igualmente, esto no es un condicionante a la hora de identificar quiénes contaminan y que, a pesar de que ese espacio sea altamente valorado por quienes llevan un buen tiempo de residencia allí, algunos de ellos arrojan basura de sus domicilios al agua del canal. Pero estas acciones no sólo son atributos especiales de muchos vecinos “frentistas” al canal: también, quienes viven más adentro de los barrios, van hasta allí para utilizarlo como depositario de su basura: “el jueves, cuando estábamos con las chicas ahí en la esquina, vino una pareja en moto a la noche con dos bolsas grandes. Nosotras pensábamos que venían a vender algo, pero no, se acercaron al canal y tiraron las bolsas”, aseveraba una vecina. Asimismo, el nivel socioeconómico influye en una práctica más acorde con la educación ecológica. Tanto quienes viven en el centro como en los barrios arrojan sus residuos: “esos de ahí (del otro lado del canal, del centro) en que el hombre trabaja en el juzgado o no sé qué, vienen y tiran sus bolsas ahí”, declaran los vecinos del barrio enfrentado. Es aquí donde vemos, considerando a Berger y a Luckmann, los significados que los actores sociales –los vecinos “frentistas”– construyeron sobre ese espacio real y simbólico que representa el Canal Sur en sus vidas cotidianas. En el sentido común, se reconoce la importante función social del canal, que es la de abastecer agua para el riego en las comunidades del interior del departamento La Banda. Asimismo, se reconoce que las acciones de muchos de “sus vecinos”, desde un margen o hacia el otro del mismo, no son las correctas, porque está como sobreentendido que “ellos saben para qué está”. El significado que tiene para sus vidas es importante, pero hay quienes desconocen al respecto. Lo interesante es ver que quienes tienen alta valoración del recurso, en sus prácticas hacen todo lo contrario. Es aquí que vemos la intencionalidad de los actores, “que no quieren esperar al camión de la basura y se deshacen tirando la basura al canal”, como expresa un vecino. A pesar de esto, no todas las acciones que se realizan son intencionales en ese sentido. No existe la voluntad total de

Referencias Gianuzzo, A.N. & Ludueña, M.E. (comp.). (2005, mayo). Santiago del Estero: una mirada ambiental, pp. 15-16. Prólogo del doctor José Carlos Medina. Primera Edición. Editorial Brujas, Facultad de Ciencias Forestales, UNSE. Guerrero Hernández, O. (2009). Analizar el espacio urbano, tarea que exige una metodología transdisciplinaria. Ponencia presentada en el XVI ENES, Xalapa. México: Universidad Autónoma de Querétaro. Hernández Romero, Y. & Galindo Sosa. (2007). El concepto de intersubjetividad en Alfred Schutz. En Espacios Públicos, año/vol. 10. Toluca, México: Universidad Autónoma del Estado de México. Extraído de Redalyc a junio de 2010 de http:// redalyc.uaemex.mx/pdf/676/67602012.pdf Jokisch, R. (2000). Apuntes sobre Alfred Schutz y la sociología de la vida cotidiana. En Estudios Sociológicos, Vol. XVIII, No. 54, 547-554, Colegio de México, México City, México, 2000. http:// www2.tu-berlin.de/~society/Jokisch_Schuetz_Alltag.htm Marrero Guillamón, I. (2008, mayo). La producción del espacio público. Fundamentos teóricos y metodológicos para una etnografía de lo urbano. Universitat de Barcelona, (Con) Textos, Revista d’Antropología i Investigació Social. No. I. Maig de 2008. http://www.con-textos.net Mussi, J. (2002, marzo). La protección institucional del medio ambiente: un estudio de la experiencia en Catalunya. Prólogo, pp. 9-10. Tesis doctoral, Universidad de Barcelona. Schutz, A. (1962). El problema de la realidad social. Buenos Aires: Amorrortu Editores.

17  Jokisch, Rodrigo. Apuntes sobre Alfred Schutz y la sociología de la vida

cotidiana, artículo publicado en Estudios Sociológicos, Vol. XVIII, No. 54, 547554, Colegio de México, México City, México, 2000. http://www2.tu-berlin. de/~society/Jokisch_Schuetz_Alltag.htm

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¿Ser o no ser? Tali Korytnicki Licenciatura en Ciencias Biológicas Facultad de Ciencias, UdelaR, Montevideo, Uruguay

H

e aquí la pregunta, ¿ser o no ser ecologista? Al parecer, no demasiada gente podría contestar que sí lo es. Me gustaría hacer un análisis un poco más profundo. Empecemos por la definición del diccionario, ecologista: que propugna la necesidad de proteger la naturaleza1.

Me vuelvo a cuestionar, ¿cómo puede alguien propugnar la necesidad de preservar la naturaleza hoy día? Vivimos en una sociedad tan individualista que apenas se preocupa por sus semejantes, donde el éxito es más importante que el amor, donde la felicidad se disfraza de oro y plata. ¿Cómo concienciar sobre el calentamiento global, sobre las masivas extinciones, sobre la contaminación del río que baña las costas de mi ciudad, en estas condiciones? Incluso teniendo en cuenta esta realidad cruel, elijo ser ecologista. Empezando por lo pequeño, para quizá algún día lograr un mundo un poco más equilibrado. Elijo no solo incorporar esto a mi ideología, sino también actuar a consecuencia. Aceptemos el punto de partida, para evolucionar a partir de este. El futuro del universo depende de todo el sistema, y nosotros, sin duda, somos parte.

Ahora, la naturaleza no está definida en el diccionario de manera precisa, así que vamos a hablar de naturaleza refiriéndonos al universo físico con la excepción de los elementos creados por el hombre. Este universo físico comprende a todo organismo vivo y su ambiente. Estamos hablando del agua sin contaminar, del aire puro, de los bosques sin talar, de la armonía de cada ecosistema, entre otras tantas cosas. Creo que esta naturaleza sí es valorada por la humanidad, sí es reconocida. La grandeza de los paisajes, la importancia de la biodiversidad. ¿Quién está en contra del eslogan “salvemos a las ballenas”? Pero con eso no alcanza. En mi opinión, existe un equilibrio en cada sistema que obedece a las necesidades del mismo. Es decir, que el camino que recorremos debería llevarnos hacia este equilibrio. En la práctica, vemos que no sucede así. Las personas, las familias, los grupos y las sociedades, no analizan los caminos que recorren, no persiguen ningún equilibrio natural y, por sobre todas las cosas, no respetan las leyes del universo. Encontramos aquí algo relevante: casi todos sabemos lo que es importante, casi ninguno lo tiene en cuenta a la hora de actuar. El problema entonces se hace complejo; no somos consistentes con nuestra ideología. Una cosa terrible, pero real. 1  Definición Real Academia Española, vigésima segunda edición.

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SIAT Valle La Leche Sistema Comunitario de Alerta Temprana en el Valle La Leche Rosa Rivero - Rafael Burga - Willy Viera ONG: “CEPRODA MINGA”

A

l gual que Piura y Tumbes (Perú), Lambayeque se considera como una de las regiones más sensibles al fenómeno del niño, con escasas precipitaciones bajo condiciones climáticas normales, pero donde suelen producirse inundaciones que afectan a las familias rurales más pobres que habitan en zonas peligrosas. De acuerdo con el plan de prevención de la región Lambayeque, los distritos ubicados en la parte media y baja del río La Leche tienen alto riesgo de inundación.

Si bien en el país existen experiencias de implementación de alertas tempranas, todavía no se ha logrado sistematizar el proceso de constitución ni recuperar las lecciones aprendidas de este proceso. En algunos casos, la experiencia se basa en la aplicación de tecnología mediante la colocación de sofisticados sistemas de medición, en otros, en métodos de comunicación; en la mayoría de los casos, las debilidades radican en una endeble participación de las poblaciones involucradas en el problema o la no vinculación de estas a las propuestas de las instituciones científicas. Salvo la experiencia comunitaria realizada en la parte baja de la cuenca de La Leche por CEPRODA, en la región Lambayeque no existen sistemas de alerta temprana, constituyendo esto un factor de vulnerabilidad ya que cuando se producen los eventos Niño se presentan inundaciones en todas las cuencas que se encuentran en su territorio, lo que genera una grave situación de emergencia. A esto se agrega que, en los años posteriores al fenómeno del Niño 97-98 hasta la fecha, se asignaron escasos recursos al mantenimiento de las defensas ribereñas y la limpieza de cauces, lo que no posibilita un manejo de la cuenca en el marco de una visión tradicional de los desastres, que separa la emergencia de los procesos de desarrollo. Se actúa sobre los efectos mas no se interviene en las causas que generan los desastres. El presente proyecto busca ampliar la cobertura de la experiencia anterior de SIAT a toda la cuenca del valle La Leche como una experiencia demostrativa, de bajo costo, centrada en la gente, que en su proceso deberá demostrar su replicabilidad. En este sentido, busca promover la organización social y la participación de la población para el desarrollo, la reducción del riesgo y la preparación frente a desastres.

La cuenca del río La Leche se ubica en el ámbito de influencia de los mayores impactos positivos y negativos del fenómeno del niño y eventos1 asociados, así como del cambio climático en el norte del Perú; es un área donde se concentran las sequías prolongadas, las mayores precipitaciones e inundaciones. El caudal de esta cuenca en “épocas normales” se comporta de acuerdo con el ciclo estacional, con un periodo de máximas avenidas entre los meses de diciembre y abril; en los otros meses se presenta un periodo prolongado de estiaje. En el actual contexto de cambio climático, con El Niño o sin él, suelen presentarse amenazas hidrometeorológicas que generan grandes pérdidas en los cultivos. El Niño suele agudizar o extremar los efectos de eventos climáticos que, de todas maneras, se presentan en la cuenca. Dado este contexto, la nueva propuesta se centra en dos componentes: el primero destinado a la implementación de un Sistema Comunitario de Alerta Temprana que incorpore a toda la cuenca del río La Leche, y el segundo destinado a fortalecer los procesos de planificación local y regional mediante la elaboración de planes de prevención y de contingencia que incorporen la gestión del riesgo. 1  Lluvias intensas, avenidas, desbordes, inundaciones, olas de calor, etc.

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Fotografías de ONG: CEPRODA MINGA

Lideresas y líderes de organizaciones sociales, juntas de usuarios y comités de regantes, comunidades campesinas, rondas campesinas y organizaciones de mujeres, son los beneficiarios directos, claves para garantizar la participación de la sociedad civil en los procesos de construcción de planes y políticas de desarrollo local con enfoque de gestión de riesgos y preparación frente a riesgos de desastres. La participación de la ciudadanía, poblaciones vulnerables a inundaciones, ubicadas en las riberas del río La Leche, especialmente mujeres, en los procesos de desarrollo de capacidades y en la puesta en funcionamiento del sistema de alerta temprana, desde un enfoque de derechos, puede contribuir a construir mayores condiciones de sostenibilidad de la intervención.

El proyecto busca generar cambios en el contexto respecto a la debilidad de los actores regionales y locales para intervenir antes de que ocurran los desastres, ya que todavía persisten visiones que separan las emergencias de los procesos de desarrollo que las causan, y respecto a la débil institucionalidad para influir en la toma de decisiones que permita insertar la reducción del riesgo en los procesos de desarrollo local, regional y nacional. Para ello, el acompañamiento al proceso de planificación municipal, los planes, las políticas, la organización administrativa y la participación de la sociedad civil deben posibilitar la incorporación de la gestión del riesgo en el proceso de desarrollo y la preparación para desastres, proceso que deberá redundar en la institucionalización de Defensa Civil. El valor agregado de esta experiencia se centrará en la sistematización de la metodología, en tanto permita recuperar el proceso paso a paso, para la implementación de la propuesta de manera que pueda validarse y eventualmente replicarse en otras cuencas de la misma región, a través de instituciones aliadas. Para ello nuestra co-parte ha realizado intervenciones conjuntas con otros organismos públicos y privados entre los que se cuentan el INDECI, el Comité Regional de Defensa Civil, SENAMHI, MINAG, la Cruz Roja, ADRA y el Proyecto Tinajones Olmos. Autoridades y funcionarios municipales constituyen el grupo decisor y conductor, en el ámbito distrital, de las políticas y proyectos de desarrollo social y económico con enfoque de gestión de riesgos. Es clave el fortalecimiento de la MMUVALL, Mancomunidad Municipal del Valle La Leche, integrada por los gobiernos locales de Mórrope, Mochumi, Túcume, Illimo, Pacora, Jayanca, Pitipo e Incawasi, para que incorporen las estrategias y enfoque de gestión de riesgos.

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Fin Ambiente: ecología y sociedad

Movimientos socio-ambientales en Argentina: reflexiones sobre los procesos asamblearios y el ejercicio de la ciudadanía

Cecilia Quevedo, Raúl Ortega, Emanuel Barrera Calderón

Lic. En Ciencia Política - Universidad Nacional de Villa María (Córdoba, Argentina)

Mauro Surghi, Valeria Cuenca, Florencia Delgado

Lic. en Sociología - Universidad Nacional de Villa María (Córdoba, Argentina) emanuelbarrera06@hotmail.com, emanuelbarrera06@yahoo.com.ar

E

Introducción

Respuestas locales a contextos globales

l presente escrito se enmarca en el proyecto de investigación “Movimientos socio-ambientales en Argentina: proceso y génesis”, financiado por el Instituto de Investigación de la UNVM. En esta primera etapa se estudian las expresiones populares de resistencia y reacción ante la voracidad devastadora del modelo extractivo impuesto bajo la hegemonía de las políticas neoliberales. Siguiendo el marco general de la investigación, la presente ponencia se centrará en tres ejes analíticos.

Siguiendo lo planteado por Svampa, Bottaro y Sola Álvarez, en la actualidad asistimos a la generalización del modelo extractivo exportador, basado en la explotación de recursos naturales, cuya expansión reorienta la economía de los pueblos y sus estilos de vida al mismo tiempo que amenaza a mediano plazo la sostenibilidad ambiental. Así, por un lado, advertimos el avance de la agriculturización, la cual se desarrolla principalmente en las provincias de la región pampeana y del litoral, y promueve el uso intensivo de las tierras, fomentando el monocultivo (especialmente de soja transgénica) destinado a la exportación. Por el otro lado, observamos, en la zona patagónica, cuyana y del noroeste argentino, el fomento de la explotación minera metalífera a cielo abierto y la expansión de las concesiones petroleras. La otra cara del avance del modelo extractivo parece ser aquella que se manifiesta en los diferentes conflictos territorio-ambientales; estas movilizaciones sociales expresan las luchas y resistencias de la población frente a las consecuencias en la población, el ambiente, los suelos, el agua, las economías regionales. Estos reclamos asumen diferentes características e incluyen tanto aquellas que abogan en contra del avance de la agriculturización como de la minería a cielo abierto. Entre las primeras, encontramos las movilizaciones en oposición al avance de las deforestaciones, provocadas por la expansión de la frontera de tierras cultivables, que han llevado a la pérdida

En primer lugar, se delineará el perfil que se le otorga desde la bibliografía actual a los nuevos movimientos sociales, llevando esto a la reflexión sobre la distinción entre los viejos y nuevos movimientos sociales, como también a resaltar las diferencias entre los que podríamos denominar “grupos de resistencia frente a cuestiones ambientales”, de las llamadas “instituciones ambientalistas”. En segundo lugar, el objetivo es analizar la recuperación del actor colectivo que se desprende de algunos de estos grupos de resistencia (Svampa, 2009); esto es, indagar en la idea asamblearia con hincapié en las dimensiones espiritual, política y social propuestas, resultado del carácter crítico-estructural al modo de producción capitalista. En tercer lugar, el presente texto pretende pensar cómo se puede establecer la relación entre estos movimientos de resistencia con la cuestión del ejercicio de la ciudadanía.

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de la regulación social capitalista, como una crítica de la emancipación social socialista tal como fue definida por el marxismo” (De Sousa Santos, 2001: 178). Por otra parte, los ejes de sentido de la acción colectiva se modifican, estructurándose en torno a las siguientes demandas: la democratización política y social, la reconstrucción de la economía nacional y la reformulación de la modernidad (Garretón, 2002). Siguiendo lo planteado por este autor, la democratización política sería el eje que aglutinó principalmente a los actores colectivos que emergieron en los países latinoamericanos en el período de la transición democrática. Así, implica el desarrollo de acciones que permiten luchar tanto por la democracia consolidada como por mantener los beneficios concretos de la democratización, al mismo tiempo que supone la crítica a las falencias de las instituciones democráticas, proponiendo la necesidad de un cambio más profundo. Por su parte, la democratización política se refiere, por un lado, a una redefinición de la ciudadanía, aspecto que se hace visible por el incremento de las reivindicaciones de los derechos ciudadanos y que tiene como contraparte el debilitamiento de las instituciones tradicionales dedicadas a estas áreas. En tanto que la dimensión reconstrucción de la economía nacional hace alusión a los cambios que se han producido en los modelos de desarrollo y sus consecuencias, implicando la propuesta de modelos alternativos a los mismos. Por último, la reformulación de la modernidad es el eje en el que confluyen los anteriores y supone una interrelación entre la racionalidad científico-tecnológica, la dimensión expresiva y subjetiva, las identidades, y la memoria histórica y colectiva.

de numerosos bosques nativos, a los movimientos que ponen de manifiesto el impacto económico del monocultivo sobre las comunidades campesinas, y el consecuente avance sobre las tierras que estas trabajan, cultivan y habitan (reclamo histórico de los movimientos campesinos del país), sin dejar de lado a aquellas organizaciones de vecinos generadas en torno a las consecuencias negativas del uso de agrotóxicos. Entre las segundas, se destacan las asambleas que en diferentes provincias se han opuesto al desarrollo de proyectos de extracción minera a gran escala, o que hicieron visibles las consecuencias sobre la salud, el ambiente y las economías regionales, de la instalación de estos emprendimientos.

Perfil de nuevos movimientos sociales

Tradicionalmente, el marco teórico utilizado para analizar la acción colectiva se caracterizaba por un predominio de la matriz estructural, en la cual la estructura aparecía como la dimensión principal que se encontraba por encima de los sujetos, y al mismo tiempo configuraba toda forma de acción colectiva (Garretón, 2002). Sin embargo, como señala Manuel Garretón, las transformaciones estructurales y sociales que se han producido en las últimas dos décadas llevaron al surgimiento de nuevas formas de acción social y por ende a la emergencia de nuevos actores, al mismo tiempo que se dieron mutaciones en las pautas de acción de los actores colectivos clásicos. Estos cambios obligaron a la revisión y reformulación de los marcos teóricos utilizados para analizar los movimientos sociales y la acción colectiva. En este sentido, en los últimos años se ha vuelto corriente la designación de movimientos populares o nuevos movimientos populares para diferenciar la base social (De Sousa Santos, 2001) que conforma las movilizaciones actuales de aquellos movimientos en los cuales los aspectos vinculados a la condición y posición de clase tenían preeminencia (entre los que tenía cierto protagonismo el movimiento obrero). Así, como señalan diversos autores (García Linera, 2001; De Sousa Santos, 2001), en una época donde las condiciones de trabajo se precarizan, convirtiéndose el espacio de producción en un ámbito débil para la construcción de identidades colectivas, estos nuevos movimientos populares se caracterizarían por ser espacios donde tanto las identidades como los acervos culturales tienen una raigambre disímil. De esta manera, al relegarse las relaciones de producción se divisan y diversifican los ámbitos de opresión, que no sólo sobrepasan estas relaciones estructurales sino que también permiten hacer hincapié en formas dominantes históricamente naturalizadas: “La novedad más grande de los NMS reside en que constituyen tanto una crítica

Características de los reclamos socio-ambientales En la Argentina de los últimos años, se ha producido una traslación de los conflictos sociales hacia la matriz sindical y la explosión de conflictos socio-ambientales, dejando de lado lo que en los noventa fue la problemática central: las organizaciones de desocupados denominadas “piqueteras”. Así, al perder centralidad el movimiento de desocupados, se avizoró, por un lado, la reemergencia del conflicto sindical (Svampa, 2008), y, por el otro, la aparición de diferentes grupos asamblearios organizados en torno a cuestiones ambientales, los cuales toman visibilidad a partir de la experiencias de Gualeguaychú y de las resistencias a la actividad minera, con el puntapié inicial dado por los vecinos de Esquel. En este contexto, han cobrado protagonismo una multiplicidad de actores constituidos en torno a diversos reclamos: organizaciones sindicales, movimientos campesinos e indígenas,

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Fin Ambiente: ecología y sociedad

La asamblea y la recuperación del actor colectivo

organizaciones piqueteras, movimientos socio-ambientales, etc. Estas manifestaciones, aunque heterogéneas, se presentan como expresiones de tres aspectos: el peso relativo que cobra la forma asamblea en términos organizativos y como acción política directa; la nueva fase que atraviesa el capitalismo neoliberal de América Latina, posterior a la voracidad de los años noventa, y el cuestionamiento explícito al modelo de desarrollo propuesto (Svampa, 2008). Respecto a los grupos de resistencia organizados en torno a demandas ambientales, cabe preguntarse acerca del marco para leer esas realidades y poder destacar las características que asumen, que al mismo tiempo los diferencian de las instituciones ecologistas tradicionales. En este sentido, siguiendo lo planteado por Svampa, se pueden distinguir tres tendencias en el ecologismo: el culto de la vida silvestre, las corrientes eco-cientificistas y el movimiento de justicia ambiental. La primera tiene como principal objetivo la preservación de la naturaleza silvestre; para ello se crean reservas y parques naturales con el fin de mantener especies amenazadas, basándose en la biología de la conservación y teniendo un registro biocéntrico. Por su parte, el eco-cientificismo postula el uso eficiente de los recursos y el control de la contaminación, teniendo como base diferentes postulados, entre ellos el desarrollo sostenible y la responsabilidad social empresarial (RSE). El primer concepto, implementado desde los años ochenta, plantea la posibilidad de llevar adelante un proyecto de desarrollo utilizando de manera eficiente las tecnologías, cuidando paralelamente del medio ambiente; mientras que la RSE comienza a desarrollarse desde fines de la década del noventa, y ha servido principalmente para legitimar en la opinión pública el accionar de diferentes empresas, generalmente dedicadas a tareas que tienen un fuerte impacto sobre el ambiente y la sociedad (condiciones irregulares de trabajo, trabajo infantil, etc.). Así, desde esta perspectiva, prima una visión tecnocrática que deja de lado las demandas reales de la ciudadanía, favoreciendo los intereses económicos en juego y penetrando en la vida de las localidades desde diferentes espacios, ya sean comunitarios, educativos o culturales. La tercera corriente dentro del ecologismo es el movimiento de justicia ambiental o “ecología popular”. Estos procesos de movilización socio-ambiental, a diferencia de las otras corrientes, se identificarían por su carácter defensivo, multisectorial y policlasista, y por promover un cambio en el marco regulatorio actual, abriendo el debate en torno al modelo de desarrollo imperante y haciendo visibles las consecuencias del mismo, tanto en el medio ambiente como en la vida cotidiana de los sujetos (Svampa, 2008).

El desarrollo hegemónico del neoliberalismo marcó la década del noventa; en este contexto, como señala Ricardo Sidicaro (2000), el Estado argentino fue perdiendo paulatinamente imaginarios unificadores y sistemas de solidaridad que resultaban del mundo del trabajo, dándose, al mismo tiempo, una pérdida del interés por los debates públicos. Esto hizo que la ciudadanía se retrotrajera y las manifestaciones que surgían no encontraran soluciones en un Estado que parecía mirar hacia fuera y reprimir hacia adentro, y que culminó con el estallido social de 2001. Así, cobraron visibilidad en el espacio social y político las organizaciones piqueteras, las empresas recuperadas, los nodos de trueque, y comenzaron a gestarse asambleas ciudadanas en diferentes centros urbanos del país. Por lo tanto, frente a un modelo de desarrollo caracterizado por fuertes desigualdades en el que muchas veces pierden centralidad la institucionalidad política y los partidos políticos como instrumentos de gestión, cobra importancia la forma asamblea erigida como el nuevo paradigma de la política desde abajo, como un espacio de politización que permite elaborar de manera colectiva respuestas a los conflictos o demandas de los sujetos, instaurando nuevas modalidades de instituir la vida colectiva y de dar atención a necesidades inmediatas. En este contexto, los grupos de resistencia, conformados en torno a demandas ambientales, han adoptado la forma de asambleas ciudadanas autoconvocadas. Estas se autodefinen como organizaciones horizontales, autónomas, plurales y abiertas a la diversidad que buscan dar respuestas a demandas que los gobiernos, el sistema judicial o el sistema educativo no han atendido. Por otra parte, se proponen generar un funcionamiento participativo basado en el consenso, promover el ejercicio consciente de la solidaridad, sin dejar de lado la dimensión afectiva en las relaciones entre sus miembros, aspectos que les permiten no sólo mantener las relaciones en el interior del grupo, sino generar redes y espacios compartidos con otras asambleas, creando niveles de encuentros regionales (cuyo principal referente es la Unión de Asambleas Ciudadanas).

La preeminencia de la subjetividad sobre la ciudadanía Esa suerte de pesimismo o nostalgia por la distancia entre la vieja y la nueva ciudadanía es superada por Boaventura de Sousa Santos. Es aquí donde la cuestión de la modalidad asamblearia se vuelve central. El carácter autoconvocado, horizon-

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tal, autónomo y pluralista de las distintas experiencias asamblearias, que no solo dan cuenta de la “inflexión particularista” en el sentido teórico de Aboy Carlés, sino que han demostrado ser prácticas políticas que rearticulan espacios de deliberación y acción efectivos. En una matriz teórica donde el autor piensa en la preeminencia de la subjetividad frente a la ciudadanía, que no redunda en un rechazo de la política sino, por el contrario, en la ampliación de la política hasta más allá del marco liberal de la distinción entre Estado y sociedad civil (Sousa Santos, 2001), las relaciones humanas adquieren distintos niveles analíticos desde los cuales se pueden considerar. En este sentido, la figura del ciudadano no es un “otro”; entiendo al que es distinto de “mí” y que por ello me co-constituye en tanto relación interpersonal. La figura del ciudadano, por el contrario, es el “actor político” que inventó la Modernidad. Ese actor no tiene subjetividad, pues la Modernidad, atribuyendo el estatus de igualdad, se la sacó. Es por ello que Sousa Santos considera fundamental que si se piensa en la emancipación, entonces se piensa en la puesta en juego de la subjetividad, esto es, de la condición particular y contextual del sujeto que es lo que los hace distintos entre sí y con luchas a específicas formas de opresión. Ya ni siquiera es el parámetro de sujeto dualista y predeterminado de la lucha de clases; por ello, y como ya se dijo, no es la emancipación que pensó y piensa el socialismo. Esta preeminencia de la subjetividad, que es igual al privilegio de “lo personal, social y cultural”, expresa en la “particularización” del reclamo un distanciamiento de la implicancia de ciudadanía formal con concesión de derechos universales. En segundo término, tal perspectiva ratifica el carácter crítico-estructural: toda crítica ambientalista debe ser ante todo una crítica al capitalismo, aunque no desde el clásico modelo marxista o de la izquierda clasista, sino bregando por el devenir de un nuevo modelo de desarrollo “más humano”.

Garretón, M.A. (2002, abril). La transformación de la acción colectiva en América Latina. En Revista de la CEPAL, 76. Narodowski, P. & Garnero, P. (2010). Los efectos de la globalización en la escala local. La minería canadiense en San Juan. En Realidad Económica, No. 251. Buenos Aires: Instituto Argentino para el Desarrollo Económico (IADE). Sidicaro, R. (2000). Procesos de globalización y relaciones políticas en Argentina. En Sociedad, No. 16. Buenos Aires: Facultad de Ciencias Sociales, UBA. Sousa Santos, B. (2001). Los nuevos movimientos sociales. OSAL. Svampa, M. (ed.) (2003). Desde abajo. La transformación de las identidades sociales. Buenos Aires: Editorial Biblos. Svampa, M. (2008, agosto 30). La ecología como zona de debate. En Revista Ñ. Edición virtual: http://www.maristellasvampa.net/blog Svampa, M., Bottaro, L. & Sola Álvarez, M. (2009). La problemática de la minería metalífera a cielo abierto. En Svampa, M. & Antonelli, M. (eds.). Minería trasnacional, narrativas del desarrollo y resistencias sociales.

Referencias Aboy Carlés, G. (2009). La sangre de Esteno. Transformaciones de la ciudadanía en la Argentina: del populismo a la inflexión particularista. En Delamata, G. (coord.). Movilizaciones sociales: ¿nuevas ciudadanías? Reclamos, derechos, Estado en Argentina, Bolivia y Brasil. Buenos Aires: Editorial Biblos. Delamata, G. (coord.) (2009). Movilizaciones sociales: ¿nuevas ciudadanías? Reclamos, derechos, Estado en Argentina, Bolivia y Brasil. Buenos Aires: Editorial Biblos. García Linera, Á. (2001). La estructura de los movimientos sociales en Bolivia. OSAL.

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Revista MOVIMIENTO - - - Opinión en Movimiento

Las riquezas explotadas en Colombia: entre la lucha y el

Cuando el mundo se acabe por sorpresa Y no esté tan a mano el infinito Y no sirva la súplica ni el grito Y el cielo se nos quede sin promesa Si todo el que se fue ya no regresa Y nadie asume el hambre como un rito Los muertos ya no tienen apetito Y los niños se mueren de tristeza Si llegan esa noche y ese día En un orbe de veras liquidado Sin azar sin milagro y sin destino la casa tan blanca y tan vacía Usted perdurará tan despiadado Tan necio como siempre y tan mezquino. Mario Benedetti

Paola Circa Yarce Comunicación Social, X semestre - Universidad Santo Tomás

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Muchas empresas hoy en día están llegando a miles de terrenos colombianos (en especial Antioquia) para obtener de sus suelos su mayor riqueza, como lo es el oro. Aparecen con propuestas tentadoras a beneficio de unos pocos y destructoras para otros cuantos, como suele ser el fin principal de toda explotación en los lugares más recónditos y más espléndidos de Colombia. En las minas de Santa Ana y Frías se requiere una profundidad de hasta 135 metros. Asegura el área de cultura del Banco de la República, en sus escritos Minas de oro y de plata, Clases de gangas y filones, Métodos de extracción y explotación, Aluviones auríferos y Extracción hidráulica, que cada pozo requiere

olombia es un país lleno de riquezas a lo largo de su territorio nacional, privilegiado por sus recursos hídricos y admirado por sus costas extensas que bañan sus dos grandes océanos y que abren paso a la América Meridional.

La majestuosidad de los Andes, que se originan en Argentina y terminan en el vecino país de Venezuela, se refleja en sus abundantes manantiales de agua y sus caudalosos ríos que riegan los fértiles valles de sus tres cordilleras, ricas en metales y gemas preciosas, y que surgen al sur de nuestro territorio. Nuestra cordillera Occidental se extiende por la costa pacífica, cubriendo y bañando con inexorable riqueza de oro y platino las regiones más paupérrimas y afamadas del Chocó. En su curso por los tres ramales también está la cordillera Central, que pasa por el Cauca donde se hallan las ricas minas de plata de Santa Ana y Frías; esta hermosa cadena penetra las regiones antioqueñas donde emergen espléndidos ríos, riquísimos en oro, como el Porce, el Nechí y otros cientos. De igual forma, se encuentran en sus montañas las minas de muzo, reconocidas por producir la más fina y hermosa esmeralda del mundo. En la actualidad la región minera más importante es la de Antioquia central, territorio que contiene el mayor número de minas en explotación de lado a lado de la cresta de la cordillera Central; minas que explotan yacimientos de aguas, minerales, metales preciosos y vitales.

[...] desagües bastante expansivos para extraer el mineral, la topografía misma del terreno facilita la explotación en Marmato y sus alrededores, por cuanto la marcada pendiente permite atacar los yacimientos sencillamente por medio de socavones abiertos desde la pendiente con varios pisos, uno encima del otro, de tal manera que a su paso van cruzando los diferentes filones, simplificando así considerablemente los trabajos tanto de extracción como de desagüe.

Según Vicente Restrepo, cuando los españoles llegaron a Antioquia, luego de que fundaran algunas poblaciones, se ocuparon en las tareas provechosas para beneficiar sus riquísimos placeres, como lo expresó Fray Pedro Simón, quien aseguraba que parecía que la tierra estaba rebosada de oro y que no lo podía ya sufrir en sus entrañas. 54


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Revista MOVIMIENTO - - - Opinión en Movimiento

En el libro Crónica del Perú, de 1554, afirma Pedro Cieza de León, soldado de la conquista, que “las minas se han hallado muy ricas junto a este pueblo (la villa de minas de Santa Fe, la primitiva Antioquia) en el rio grande de Santa Marta (el Cauca)”. Esta nueva problemática ambiental ha generado cierto inconformismo para muchos ambientalistas, políticos, estudiantes y/o movimientos sociales que están en contra de la explotación de tierras y en desacuerdo sobre las nuevas políticas que se manejan en torno a la minería. Jorge Robledo, miembro activo del Polo Democrático Alternativo, asevera que la idea de hacer en Colombia un país minero no es ni más ni menos que regresar a economías de la época colonial, porque los países mineros son los que corresponden a la idea de países especializados, no en el desarrollo de la ciencia y la tecnología, sino en la extracción de recursos naturales; para él un país minero fue lo que fue de la colonia española. Hoy por hoy la explotación minera afecta gravemente muchas zonas colombianas, pero a quien se le otorga una licencia minera tiene derecho de explotar cualquier terreno. El problema que se vive con cada llegada de empresas tanto multinacionales y transnacionales es que explotan terrenos fértiles, envenenan campos y aguas. La explotación minera de oro requiere más de mil litros de agua por segundo, eso equivale a que en un solo día se explotan más de 600.000 litros de agua. No obstante, la minería requiere de químicos tóxicos los cuales crean malformaciones genéticas en niños y en adultos, como lo ocurrido con la multinacional Monsanto, que desde el año 2003 ha puesto en marcha el programa Campo Unido en Colombia, y según la Secretaría Regional Latinoamericana, Montevideo, Uruguay, este programa va dirigido a los pequeños productores e incluso a indígenas de los departamentos de Córdoba y de Tolima, con el fin de incentivarlos para sembrar sus semillas transgénicas de algodón y, en algunos casos, hasta experimentos con maíz. Monsanto le vende a Colombia toneladas de glifosato, el cual causa daños irreversibles de malformación a niños, mujeres, hombres y medio ambiente. La contaminación ambiental que recae sobre estas tierras son de tóxicos fuertes como cianuro, arsénico y en especial mercurio (una de sus sales contiene fulminato (Hg (CNO)2) que se usa como detonante. Es muy corrosivo y altamente venenoso), envenena fuentes de aguas que abastecen ríos, acueductos y riegos agrícolas, y muchos de ellos se están secando. Deja terrenos estériles y acaba por completo con el resurgimiento de flora y de la fauna. Esta contaminación ha afectado seriamente la salud de los seres humanos y los animales en todas partes. A esto hay que agregarle que, desde el 8 de septiembre del presente año, el sector minero del país pasó a examen en el

Congreso de la República, y se conocieron preocupantes cifras en torno a la seguridad en la explotación minera. La representante a la Cámara Lucero Cortés reveló un alarmante aumento en el número de víctimas de accidentes de las minas del país. En el 2004 fueron más de 1.000 los afectados por esas causas, en el 2008 fueron 1.700, mientras en el 2009 fueron 5.520. En el 2010 las cifras son aún más alarmantes: en sólo un accidente se registraron 73 fallecimientos. El total de mineros muertos ya va en 134, demostrando las falencias del sistema. Es un poco paradójico esto, pero el área de la minería genera el 1% de empleo en Colombia. La legisladora recordó que el Código de Minas contempla una serie de medidas para adelantar esa actividad en Colombia, donde se desarrollen los preceptos legales para permitir dicha explotación. Según la Ley 1382 de 2010 del Código de Minas, decreta en el artículo 20 adicional al artículo 31 de la Ley 685 de 2001, Código de Minas, con los siguientes incisos: La autoridad minera también podrá delimitar otras áreas especiales que se encuentren libres, sobre las cuales, de conformidad con la información geológica existente, se puede adelantar un proyecto minero de gran importancia para el país, con el objeto de otorgarlas en contrato de concesión a través de un proceso de selección objetiva, a quien ofrezca mejores condiciones técnicas, económicas, sociales y ambientales para el aprovechamiento del recurso. ¿Qué pasaría si cualquier terreno puede ser explotado por minería? ¿Hasta dónde llegan las ansias del hombre por enriquecerse a costa de lo que sea? ¿Será que nos va a mejorar la calidad de vida de todas y todos los colombianos por cada terreno explotado? El Ministerio de Medio Ambiente y la CAR (Corporación Autónoma Regional) en estos momentos tienen que desempeñar un papel importante en este asunto, miles de hectáreas, de terrenos fértiles no solo son explotados por empresas mineras, sino por multinacionales y transnacionales, se evidencia un incremento fuerte de envenenamiento de agua, de ríos, de lagunas y de terrenos sagrados. Como lo es también con el modelo agroexportador en Colombia, el cual se ha forjado mediante violencia, terror y explotación humana y de la naturaleza, y sin dejar de un lado el caso de la palma aceitera, puesto que se cultiva para alimentar autos y no para alimentar a sus habitantes. Lo que resulta inicuo es que miles de personas mueren de hambre severa y que muchas otras están siendo desplazadas por cualquier grupo al margen de la ley. Esto es solo una mirada frente a los grandes estragos que el hombre ha causado desde su existencia, en su afán de poseer riquezas y obtener poder.

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Nociones acerca de los

movimientossocialesmedioambientales “El cambio que se vislumbra en la actualidad no solo introduce la historia en el mundo, sino que transforma también el poder de este último en precariedad, en infinita fragilidad”. Michel Serres

Marvin Stiven Martínez Meléndez Sociología, IX semestre - Universidad del Atlántico marvin486@hotmail.com

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Resumen

Introducción

a sociedad posindustrial trajo consigo una serie de cambios y puso en escena nuevas preocupaciones. Por una parte, los movimientos sociales entraron a una reconfiguración en la cual la conciencia de clase ha cedido el paso a una sociedad intercomunicada a través de redes de información, con distinciones de clase difusas debido al grado de accesibilidad; el ser humano se constituye como sujeto de derechos individuales permitiendo así el surgimiento de nuevas formas de integración social y por consiguiente de un nuevo actor social. Y por otra parte, nos enfrentamos a una inminente crisis ecológica mundial que tiene sus raíces en los procesos de industrialización, los cuales han alcanzado unos niveles de riesgo de los que cada vez tenemos menos conocimiento y capacidad de control.

El desarrollo de este escrito busca en principio dar un breve repaso histórico de los movimientos sociales en Colombia, que surgen como una expresión de la ciudadanía hacia una diversidad de problemáticas a las que buscan dar respuesta. Luego, se entra a considerar los nuevos escenarios de los movimientos sociales contemporáneos enfatizando en el discurso de la crisis ecológica, sustentada para este caso en los fundamentos de La sociedad del riesgo mundial, de Ulrich Beck, y teniendo en cuenta el contexto y las características propias de los movimientos sociales de las sociedades dependientes bajo el enfoque de Alain Touraine. Los movimientos sociales pueden definirse, según Touraine, como todos aquellos trastornos sociales que se remiten a los diferentes fenómenos de aversión al cambio1. Estos se forman en la esfera de la sociedad civil, y son una respuesta a los descontentos y problemáticas que tienen en común sujetos de determinado grupo social. Un movimiento social puede manifestarse en todos los niveles de la organización social, aunque corresponde siempre a un solo tiempo de acción, y este, en cierto modo, es más completo que un conflicto puesto que aporta orientaciones positivas2. Se puede decir que los movimientos sociales en Colombia surgen en la década del setenta, con la aparición de los llamados movimientos cívicos. Estos, en su mayoría, se encontraban conformados por habitantes de pequeñas comunidades y por

Los anteriores dos componentes se han conjugado de tal manera que es recurrente escuchar en la actualidad las exigencias desde la sociedad civil hacia la industria y los gobiernos de una mayor responsabilidad y conciencia sobre lo que hacemos con nuestro planeta. Esto nos permite decir que el problema de la crisis ecológica es fundamentalmente social, y que por ende nos compete a todos como ciudadanos de la aldea global, máxime cuando es un derecho fundamental el disfrute sostenible de nuestro medio ambiente. Es por esto que los movimientos ambientales tienen cada vez una mayor relevancia, colocando como prioridad el tema de la responsabilidad de las naciones hacia el cambio climático y la necesidad por parte de los gobiernos de adoptar políticas para mitigar los efectos de la industria sobre el medio ambiente. Palabras clave: Movimientos sociales, crisis ecológica, sociedad del riesgo

1  Alain Touraine, Las sociedades dependientes, México, Siglo XXI Editores, 1978, p. 183. 2  Alain Touraine, La mirada social, Barcelona, Paidós, Estado y Sociedad, 2009,

p. 178.

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pobladores de las periferias urbanas, que se agrupaban temporalmente para reclamar por la satisfacción de determinadas demandas3. Dentro de este contexto, los movimientos cívicos son un factor fundamental en el nuevo cuadro social y político, precisamente porque son la expresión más profunda de una ruptura de los hilos que atan tradicionalmente a las mayorías populares con el clientelismo. Estos son una expresión social autónoma e independiente, en donde se adquiere una conciencia de la movilización como vía alterna a la mendicidad y al ser clientelar a que se ha reducido el pensamiento político del sujeto colombiano4. Los movimientos sociales han sido objeto de diversos fenómenos que posibilitan su reconfiguración en distintos sentidos, ya que la vida actual se escinde cada vez más y la individualización del sujeto no permite que este pueda hacer parte de procesos de integración social. Esto ha hecho que el campo de los movimientos sociales entre a nuevos escenarios, tales como el que Castell considera sociedad red. Dichos escenarios permiten una nueva forma de movilización en torno a determinados objetivos, sean estos económicos, culturales, políticos, medioambientales, etc. De esta manera, la sociedad contemporánea se encuentra asediada por dos discursos opuestos: por un lado, escuchamos que el mundo industrial está próximo a desaparecer; que hemos pasado masivamente del sector secundario al terciario; que la conciencia de clase se ha disuelto; algunos añaden que incluso ha desaparecido el obrero. Por otra parte, escuchamos las palabras “socialismo” y “trabajadores” con las cuales se sigue identificando la izquierda, y los estadísticos serios describen una “condición obrera” y su evolución5. El mundo postradicional ha dado lugar a una nueva modalidad global, activismo y formas de protesta, así como a nuevas histerias, conciencias de clase, posición social y fes, sea en el progreso o en la decadencia6. De igual manera, ha propiciado el surgimiento de actores de una globalización desde abajo: organizaciones no gubernamentales como Robin Wood, Greenpeace, Amnistía Internacional, Terre Des Hommes, que constituyen los primeros esbozos de una global citizenship, es el despliegue de una nueva subpolítica global, constituyendo de este modo el momento

cosmopolita de lo que Beck denomina como la sociedad del riesgo mundial7. El lugar político de la sociedad del riesgo mundial no es la calle; es la televisión, la Internet; en suma, los medios nuevos y viejos. Su sujeto político no es el proletariado, ni los sindicatos; las funciones de estos las asume la escenificación mediática de los símbolos culturales, en los cuales se descarga la mala conciencia de los actores y consumidores de la sociedad industrial. Lo anterior se hace evidente desde tres aspectos: primero, la destrucción y la protesta están mediadas simbólicamente en la omnipresencia de los peligros; segundo, al actuar contra la destrucción ecológica todos somos también nuestros propios enemigos, y tercero, la crisis ecológica cultiva una conciencia cultural en donde quien se vincula obtiene un estatus de “nobleza” ecológica y es recompensado con una confianza casi ilimitada (con la ventaja de que en caso de alguna duda se le otorga mayor crédito a su información, a diferencia de los actores de la industria)8. La anticipación de consecuencias indirectas catastróficas denota que las grandes empresas encuentren una resistencia anticipatoria cada vez más dura frente a sus decisiones. No se construye central eléctrica energética alguna sin que los habitantes del lugar protesten; campo petrolífero que no se someta a la supervisión de ONG transnacionales; fármaco que se salude sin una previa enumeración de sus riesgos conocidos y por conocer; en otras palabras, los riesgos globales promueven una democratización involuntaria9. Los problemas climáticos mundiales surgen como “peligros de segundo orden”. De manera que la sociedad se abre, no por voluntad propia sino debido a las “consecuencias indirectas” de los peligros globales a lo subpolítico10. El término de subpolítica se refiere a la configuración de la sociedad, es la transformación de la sociedad desde abajo, independientemente de los objetivos políticos propuestos11. En términos sociopolíticos, la crisis ecológica supone una vulneración sistemática de derechos fundamentales cuyos efectos desestabilizadores para la sociedad a largo plazo nunca serán suficientemente valorados, pues los peligros se crean industrialmente, se externalizan económicamente, se individualizan jurídicamente, se legitiman científicamente y se mini-

3  Pedro Santana, Los movimientos sociales en Colombia, Bogotá, Ediciones Foro Nacional por Colombia, 1989, p. 186.

7  Ibíd., p. 138. 8  Ibíd., p. 144.

4  Ibíd., p 187.

9  Ibíd., p. 93.

5  Alain Touraine, La mirada social, ob. cit., p. 67.

10  Ibíd., p. 139.

6  Ulrich Beck, La sociedad del riesgo mundial, Barcelona, Paidós, Estado y So-

11  Ibíd., p. 140.

ciedad, 2008, p. 142.

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Fin Ambiente: ecología y sociedad Lo que el estudio de este caso deja claro es que el mundializado disenso del fin de la política y la democracia, o de la decadencia de todos los valores, es necio porque es históricamente ciego. La gente solo tiene que “experimentar” el éxito de la participación directa (y está en ello)14. Nuestro destino es reinventar lo político, es imperativa la necesidad de una política medioambiental mundial desde arriba15. Los costos que asumamos hoy si actuásemos contra el calentamiento del clima son reducidos si los comparamos con los de no hacer nada, que podrían ascender en el futuro al 20% anual del producto de la economía mundial. Lo racional es que lo que el mundo invierta hoy en la protección del clima, lo recuperaría con intereses. De modo que el propio argumento económico del adversario se vuelve en su contra: ya no hay excusas16. La intención de este trabajo es presentar al movimiento medioambiental como una alternativa para el cambio, pero también como un movimiento social que busca ejercer presión sobre las entidades encargadas de la gestión municipal y los procesos de industrialización, articulando esto a la formación de una conciencia ambiental en la ciudadanía, con la finalidad de incluir la responsabilidad ante la crisis ecológica en planes y medidas dentro de la agenda de gobierno local. De igual forma, en las iniciativas y proyectos de la industria, aportando así de nuestra parte en esta problemática que nos compete a todos como civilización.

Referencias Beck, U. (2008). La sociedad del riesgo mundial. Barcelona: Paidós. Santana, P. (1989). Los movimientos sociales en Colombia. Bogotá: Ediciones Foro Nacional por Colombia. Touraine, A. (1978). Las sociedades dependientes. México: Siglo XXI Editores. Touraine, A. (2009). La mirada social. Barcelona: Paidós.

mizan políticamente12. Si la política estatal medioambiental se empeña activamente en un giro hacia una alianza con grupos de la sociedad civil, puede refundarse13.

14  Ibíd., p. 146.

12  Ibíd., p. 139.

15  Ibíd., p. 146.

13  Ibíd., p. 149.

16  Ibíd., p. 148.

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Revista MOVIMIENTO - - - Opinión en Movimiento

El Hombre es Naturaleza, porque la Naturaleza es Vida “El que contamina paga”

Ángela María Marulanda V semestre - Escuela de Administración Pública (ESAP) angmarulanda58503@gmail.com

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humano y que de manera creciente se afecta por comportamientos ya no solo individuales sino colectivos, a la vista de todos pero sin hacer la más mínima consideración por parte de los actores. Dicen por ahí que “no hay peor ciego que el que no quiere ver”. Los sistemas económicos (¿capitalismo?), al igual que las castas culturales que nos diferencian los unos de los otros en un mundo de iguales, y no precisamente ante la ley, son las razones del agotamiento de la vida natural por la acumulación de capital, el libre comercio y la privatización, que transformaron las necesidades humanas en lujos y nuevas costumbres, y crearon brechas de desigualdad entre individuos, donde ahora se habla de países desarrollados y de primer mundo, o países subdesarrollados y de tercer mundo. Pero son ellos, los llamados países del primer mundo, los que nos han sumergido en dicho concepto y del que poco interés tienen que se genere un cambio. ¡Parecieran aplicar aquel dicho: “confunde y vencerás”! La acumulación de capital que se presenta con la concentración de riqueza por medio de la privatización o, mejor, aquel que dice: ¡Esto es mío! ¿Y por qué? ¡Porque sí!, es decir, la ley del más fuerte ante los bienes comunes y fundamentales para la vida como son el agua, la tierra y el aire, y se transforman en bienes y servicios para movilizarse mediante el libre intercambio, deja como consecuencia países que no destruyen ni agotan sus recursos naturales, pero sí lo hacen con los de los demás. Los autores de la destrucción llaman a esto crecimiento económico, que ahora se confunde entre el concepto de desarrollo económico, y que poco tiene que ver con este si hablamos de desarrollo del bienestar humano. Menos de la conservación del medio ambiente o medio natural, pues no se tienen las garantías para su cuidado y para la distribución equitativa de los beneficios, por lo cual se conforman la riqueza, la pobreza y las

lo largo de la historia, el hombre ha entendido la naturaleza como algo simplemente territorial que debe usarse para maximizar sus beneficios. Me pregunto: ¿será esto pensar de manera racional?

El hombre se creó en armonía con la naturaleza, pero se siente superior a ella. ¡Esto no es raro si también se ha creído superior a otros hombres! Razón por la cual las actuaciones en su contra han sido justificadas; sin embargo, su particular conocimiento le ha impedido entender la relación del equilibrio natural. Es así como la naturaleza, que para algunos grupos como los indígenas, injustamente atacados, es algo sagrado, para otros se convirtió en el medio para acrecentar sus necesidades, sobrepasando los límites que ofrece un mundo finito. La conformación de la vida niega las diferencias en cada una de sus partes, incluyendo la del ser humano, que igualmente podría dejar de existir si cualquiera de las otras se ve afectada. A pesar de esto, se le ha querido dar más valor a la vida humana, ignorando su dependencia con la natural. Así, el ser humano hace parte de la naturaleza y debe existir una relación de armonía entre los dos, por lo que no se niega la utilización y el aprovechamiento del uno al otro; pero existen obstáculos económicos y sociales que impiden un desarrollo armónico del medio natural y que al contrario lo afectan hasta llegar a destruirlo a través de actuaciones derivadas de la modernidad, la ambición del humano transformada en poder, para lo cual el problema ya no se presenta en hechos sino como la negación absoluta de la solución. ¡Pensar que el ser humano se quiere defender del otro pero se destruye a sí mismo! No importa, somos seres racionales. Son varios los factores que ocasionan el deterioro del entorno natural, el cual conocemos como medio ambiente, que desde siempre se ha visto intervenido por las manos del ser

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Fin Ambiente: ecología y sociedad formas de calidad de vida. Mientras tanto, continúa el crecimiento económico, el no desarrollo humano y la perturbación concentrada en contra del medio natural, hecho que limita el derecho de los pueblos del sur para alcanzar el nivel de vida de los del norte y occidente, pues suficiente es la participación de estos últimos en el agotamiento de los recursos naturales donde la búsqueda de la justicia social puede afectar la búsqueda de la justicia ambiental. ¿Pero cómo llegar a encontrar la justicia social y la ambiental? Después de contemplar el problema ambiental mundial, ya sea porque el hombre ha querido reflexionar sobre el tema, algo poco probable, o porque la naturaleza empieza a demostrar su dolor, se habla del concepto de desarrollo sostenible, el cual nos dice:

de marcos de justicia, vida y necesidades naturales, tanto humanas, animales, y vegetales; el agua, el suelo y el aire se han visto afectados por la industria, la agroindustria, la explotación minera, el uso indebido del suelo, la agricultura intensiva, la producción y uso de agrocombustibles, entre otras causas, que han provocado la crisis ambiental, pero que no satisfacen el desarrollo humano en general sino de unos pocos, los cuales no son precisamente los que sufren los cambios en el medio ambiente. Es decir, aquellos que provocan el mayor desgaste de los recursos naturales son los países industrializados, mientras países como Colombia sufren el deterioro y el atraso económico de su población, dejándonos altos costos ambientales de los que nadie se quiere hacer cargo. Las lógicas del mercado no pueden manejar por sí solas las externalidades negativas que este ejerce sobre el medio natural; igualmente, ninguna tecnología podrá llegar a remplazar los recursos naturales. No existe solución para recuperar lo que ya se ha perdido; regular el mercado de la manera como el Estado lo ha venido realizando no solucionará nada, pues es evidente la manipulación creada por el primero hacia el segundo, donde su lema es el que contamina paga. Finalmente, todo obedece a sistemas económicos que tienen como objetivo producir, consumir y desechar; para esto la solución no es producir menos, sino tener en cuenta qué se produce y qué queremos consumir, es decir, generar un cambio cultural en la forma de vida de la humanidad, cambio que debe comenzar desde arriba, desde los mayores contaminantes, hacia abajo por parte de las manifestaciones individuales. Mientras tanto seguiremos esperando a que las grandes industrias y el mismo ser humano estén dispuestos a cooperar y retroceder en lo que hasta ahora se consiguió, aportando al verdadero desarrollo: el bienestar humano y la conservación del medio natural y ecológico como dos conformaciones de vida indisolubles.

Se entiende por desarrollo sostenible el que conduzca al crecimiento económico, a la elevación de la calidad de vida y al bienestar social, sin agotar la base de los recursos naturales renovables en que se sustenta, ni deteriorar el medio ambiente o el derecho de las generaciones futuras a utilizarlo para la satisfacción de sus propias necesidades1.

Este concepto no sé quién se lo inventó, tampoco sé si reír o llorar ante él; mejor me hace pensar que dicha definición ahora está en crisis. Poder sustentar el crecimiento económico pensando en la calidad de vida de todas las personas del mundo, sin agotar la base de los recursos naturales renovables teniendo en cuenta que la población y la economía crece en cantidades alarmantes, podría en realidad no cumplirse. Además, el medio ambiente ya está deteriorado y el hecho de no seguir aportando para eso no quiere decir que se borren los daños ya causados; ya hay una crisis, por ende sus recursos naturales son escasos; lo que compromete el derecho de uso por parte de las generaciones futuras. Si bien anteriormente el cuidado se enfocaba a no deteriorar los recursos naturales no renovables, ahora ocurre lo impensable, lo que se creía nunca acabaría, el agotamiento de aquellos recursos naturales renovables y vitales. Es de mencionar la crisis del agua, de la que tanto se habla, pero nadie toma en serio el desgaste de este recurso. Esto se debe en su mayoría a grandes industrias que poco se preocupan por las necesidades de la población y que atentan contra el derecho de la democracia ecológica; se refiere al uso de los recursos naturales dentro

1  Ley 99 de 1993, Colombia.

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Por una

Pereira verde Hugo Andrés Arévalo González

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El 64% de los páramos del mundo le pertenecen a Colombia, el resto del porcentaje se reparte entre Venezuela, Perú y unas pequeñas franjas en Costa Rica y Panamá. En un mundo donde el calentamiento global ya causa estragos, y en Colombia que a parte de eso afecta el fenómeno del Niño, es necesario reflexionar sobre el medio ambiente y protegerlo. Con que la temperatura de los páramos aumente un solo grado centígrado es suficiente para destruirlos.

lo largo de la historia del ser humano, el “desarrollo” y el “progreso” han sido temas que le conciernen a casi todo el mundo –si no a todos–, para hacernos la vida más fácil. Sin embargo, todo adelanto lleva engañosamente un perjuicio, y no está de sobra recordar cómo sufre la Tierra los embates de las tecnologías industriales que la destruyen continuamente.

Hace casi seis años muchas personas se esforzaron por traer a Colombia la organización no gubernamental (ONG) Green Peace, que llega con dos prioridades: proteger los páramos y las ballenas que llegan a las costas colombianas. A Pereira –obviamente– le interesan más los páramos. A Risaralda le pertenecen 16.879 hectáreas del complejo de los nevados, siendo este dato un 16,84% del total del Parque de los Nevados. Dentro del mismo parque, Pereira tiene 7.193 hectáreas, que equivalen al 7,05% de los páramos de Risaralda. En esta región hay gran cantidad de fenómenos físicos y geológicos, entre ellos los páramos, cuya importancia es que ofrecen flora y fauna únicas en su entorno, ayudan a regular la temperatura y retienen grandes cantidades de agua, a la vez que abastecen algunos municipios de los alrededores. Entre estas especies de animales se encuentran: guagua, danta de la montaña y venado perro. En plantas: musgos, pajonales, arbóreas y frailejones –los principales retenedores de agua― que crecen un centímetro por año y pueden llegar a alcanzar entre dos y tres metros. Con la llegada de Green Peace, Pereira debería ser un poco más “verde”, pero la realidad es que muy poco saben la mayoría de las personas sobre esta organización, y aun menos cuán importantes son los páramos para la ciudad y para el mundo.

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Edafología

La huella de la erosión diaria Juan Carlos Niño Ecología - Pontificia Universidad Javeriana

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lizar que el hombre no raspaba la superficie pero sí extraía la vegetación, a los agentes hídricos y eólicos se les facilitaba cumplir su papel de erosivos a largo plazo. Al observar que en muchos lugares donde el hombre no había puesto su mano seguían ocurriendo estos sucesos, el estudio de la disposición del suelo que erosionaba dio paso a que la posición de los terrenos fuera estudiada e incluida en los procesos de erosión; entre otros, fue el hecho de observar que las pendientes pronunciadas apoyaban el efecto de la erosión hídrica en un terreno, y otra serie de dinámicas naturales. Al entender la estrecha relación que tiene el hombre con su entorno y desarrollar la capacidad de ejecutar ciertas políticas de manejo, adicionalmente es importante salir del esquema antropocéntrico y entender que lo único importante no es entender la relación que debe llevar el hombre con su entorno, sino que es más importante conocer las relaciones que poseen lo diversos factores que constituyen el ecosistema. A mi modo de ver, una temática muy importante en estos tiempos es el asunto del agua como recurso fundamental para la vida y su relación con el hombre como asunto principal. Pero al adentrarnos más en el tema, pienso que para entender la relación agua-hombre es prioridad inicial entender la relación agua-suelo, pues el ciclo del agua es algo que el agricultor, el administrador y el ingeniero conocen perfectamente y aplican para la ejecución de sus labores en pro de la población. Sin embargo, cuando la estructura se derrumba, el suelo se desnuda y la cosecha no da frutos; el desconcierto es total, pues supuestamente el suelo presentaba las aptitudes requeridas para el desarrollo de la actividad. Y es aquí donde tener claro el accionar de la erosión explica una gran variedad de factores, como: la intensidad de lluvia, la pendiente y la topografía del terreno,

l presente ensayo tiene por temática algo que se ha evidenciado a lo largo del tiempo como un deterioro del paisaje, desde un punto de vista estético con un simple enfoque paisajístico. Este fenómeno se denomina erosión, lo cual, a partir de una postura académica, no se dirige hacia el simple enfoque ornamental del territorio, pues se entiende como el arrastre de partículas que constituyen el suelo, por acción del agua y/o del viento. Pero al definir y entender este proceso, se entra en una lucha que abarca la búsqueda de mecanismos para evitar este fenómeno que desnuda el suelo y afecta de gran manera el desarrollo del ser humano, al catalogar al suelo como el componente fundamental para el desarrollo de vida de los habitantes del planeta. Con este planteamiento del uso que el ser humano le da a dicho elemento, se involucran una serie de juicios que tienen como objetivo principal encontrar al culpable, o culpables, de la pérdida de este recurso. En el momento que nos interesemos por usar la naturaleza para nuestro desarrollo, es fundamental entender el funcionamiento de nuestra materia prima; en este caso, observamos que la naturaleza posee una serie de ciclos y procesos que involucran la conocida teoría de causa y efecto, en donde, afrontando la temática de este documento, nos dirigimos a entender por qué nuestra materia prima principal (el suelo) se estaba perdiendo, sin que el ser humano empleara máquinas para destruir sectores que no sufrían modificaciones de tipo antrópico. Así que cuando el humano no era el culpable de la pérdida de suelo, tendría que ser un proceso natural; es allí donde la academia encuentra al agua y/o al viento como culpables de la modificación de nuestro entorno. Se clasifica la erosión en tres tipos: hídrica, eólica y antrópica, pero al ana-

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los distintos usos del suelo se dividen en agroforestal, agrícola, forestal, ganadería, conservación y urbanos, entre otros, ya genera una interrogante en el productor en cuanto si vale o no la pena invertir en dicho lugar, donde posteriormente la asesoría entraría a desempeñar el papel principal antes de implementar el proyecto. Lastimosamente, esta duda no se genera en nuestro país, donde se puede resaltar que los colombianos al no estar informados acerca de la aptitud de sus suelos desperdician el potencial agrícola del 60% de las tierras aptas para esta actividad, y que por otro lado hemos sobrepasado la capacidad ganadera del territorio en casi un 20%. El uso inadecuado de las tierras es una problemática a nivel global, y la pérdida del suelo total en el mundo se ha venido estimando por continentes. Así, encontramos que América del Sur en promedio pierde anualmente, a causa de la erosión, 701 toneladas de suelo por kilómetro cuadrado, siendo la segunda región en este aspecto. Y al evidenciar que la primera posición la ocupa África, entra a discusión el factor del subdesarrollo, que se evidencia con la falta de información nombrada anteriormente respecto al manejo que le damos al territorio. En el de nuestro mayor interés, Colombia, encontramos que a causa de la erosión se pierde la utilidad de aproximadamente 2.300.000 hectáreas, algo superior a 1,8 toneladas por kilómetro cuadrado por año, a causa de los malos manejos mencionados anteriormente. Las organizaciones encargadas de medir estos impactos resaltan principalmente las malas prácticas agropecuarias, forestales y obras civiles en nuestro país, donde porcentualmente se habla que, hoy en día, el 49,2% del país está entre los rangos de moderado y severamente afectado por erosión hídrica, el 22,9% está entre moderado y severamente afectado por movimientos en masa, y solamente el 24,8% no está afectado por erosión. Pienso que, en el momento de ubicar cifras a modo general en un país, se exponen datos poco relevantes, pues hay que tener en cuenta que, como ya se dijo, el territorio al dividirse en varias regiones posee de igual forma una segmentación de aptitudes del suelo. Organismos como el IDEAM, INDERENA, IGAC, entre otros, han realizado estudios que nos muestran que el 37% de la erosión ubicada en el rango de “muy alta” la posee la región Caribe (IDEAM, 2001). A causa de la extensa cobertura de pastos con fines ganaderos, siendo este el mayor porcentaje de suelo erosionado del país entre las cinco regiones estudiadas (Caribe, Orinoquia, Andina, Pacífica y Amazonia), la región Pacífica, por dedicarse a la conservación de bosques, posee el mayor porcentaje de suelos sin erosión. Para concluir, a modo personal me gustaría resaltar que el ser humano en su intención de explotar el territorio no se involucra más allá del saber básico que proporciona el éxito que

las propiedades físicas y químicas del suelo, y las características de la vegetación en una zona. Todo esto nos puede llevar a tener ideas más concretas de políticas de uso del territorio, teniendo en cuenta que las características que componen las distintas zonas varían notablemente. Nos podemos referir, por ejemplo, a que las características climáticas, geomorfológicas y edáficas de una zona son componentes fundamentales para determinar y entender por qué existe poca producción agrícola, altos índices de remoción en masa y excesiva erosión en los suelos. En el momento de querer entender qué factores son relevantes, excluyendo el antrópico, nos podríamos referir a la erodabilidad como uno que de entrada explica que un sector que, aunque se encuentre en una zona de buen suministro de agua, no nos proporciona garantías de uso, pues inicialmente saber el tipo de suelo, sus características, procesos de formación, agentes y ubicación, suministrará información para ejecutar un determinado plan de manejo de la erosión que se relacione directamente con la clasificación de los suelos. A mi modo de ver, encontramos tres características que pienso son poco incluidas en el manejo del suelo y tienen gran relevancia para el uso de este recurso: como primera de ellas encontramos que existen suelos cohesivos y no cohesivos, en donde la erosionabilidad es mayor en los segundos, pues, al presentar una menor cohesión de las partículas que los conforman, los agentes erosivos, en este caso el agua, tienen mayor capacidad de arrastrar los componentes en una zona de pendiente pronunciada, con altos niveles de precipitación. La segunda característica se refiere a la capacidad de filtración del suelo, donde al encontrar un exceso de agua que este con sus determinados componentes no logra filtrar en un nivel normal o razonable de capacidad de filtración, deja expuesta el agua en superficie donde ejerce su normal capacidad de daño. Y como tercera característica me refiero al proceso de disolución al que un determinado suelo o roca estén expuestos, pues la naturaleza no ubicó al suelo y al agua como muchas personas desearían, ya que el poder de disolución de materiales por agua es un proceso totalmente natural que se da a lo largo del tiempo, pero lo que entra a jugar acá es lo que tarda sobre unos materiales respecto a otros. Podríamos citar, por ejemplo, que las rocas calizas poseen un nivel de disolución rápido por agua y las ígneas y metamórficas, lento. La aptitud de los suelos tampoco es algo que comúnmente el productor tenga en cuenta en el momento de iniciar un proyecto que considera rentable para su bolsillo, pues inicialmente desconoce que tal característica es algo establecido de manera natural, que más que intentar modificar es algo que se debe saber manejar. El simple hecho de iniciar sabiendo que

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Fin Ambiente: ecología y sociedad

Referencias

otros ven en la producción como la búsqueda de un beneficio a corto plazo. El ideal ingenuo de este éxito espontáneo no trasciende un triunfo presente, no piensa en la existencia de un deterioro natural a largo plazo que podría manejarse. Por otro lado, la información acerca de nuestros suelos, que se presenta a nivel nacional, en muchos casos varía entre las distintas organizaciones encargadas de esta temática por simples factores metodológicos, como lo pude evidenciar en la documentación previa para la realización del presente ensayo. Adicionalmente, el factor de inversión para realizar estos estudios podría ser también la causa no solo de las metodologías aplicadas para los estudios, sino también de la continuidad de estos, pues las cifras oficiales de erosión en Colombia se presentan cada diez u once años, lo que se determina como lapsos bastante amplios sin información alguna. Pienso que plantear una solución para esto es caer en el mismo inconformismo de una variedad de temas, como salud, educación, vivienda, etc., que requieren de una mayor inversión por parte de la distribución de dineros en nuestro país.

Agricultura sostenible. (s.f.) Universidad Nacional de Colombia – sede Bogotá. Dirección Nacional de Servicios Académicos Virtuales. Gómez, C. (2001). IDEAM. Subdirección de Suelos. Universidad Nacional de Colombia – sede Medellín. (s.f.) Facultad de Ciencias Agropecuarias. Red Nacional de Conservación de Suelos y Aguas. Conservación. Cortez Lombana, A. (s.f.) Suelos colombianos, una mirada desde la academia. Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano. Instituto Geográfico Agustín Codazzi. (s.f.) Página web oficial. Mapas de Colombia.

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Bondades del fruto del jaboncillo (Sapindus saponaria) como un detergente biodegradable

Kevin Cogollo, Vladimir Fedor Barraza, Cristian Manuel Gary

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Introducción

El mayor problema con los detergentes es que conllevan una eutroficación excesiva de los ambientes acuáticos, lo que provoca la muerte de la fauna acuática y desarrolla una multitud de organismos patógenos.

l agua es el recurso más importante del mundo y es primordial para la vida porque sin ella no podría existir y las industrias no servirían. A diferencia de otras materias primas, el agua no tiene sustituto en muchas aplicaciones.

Descripción y formulación del problema El indiscriminado uso de detergentes no biodegradables en el hogar es motivo de la degradación de nuestras fuentes de agua, debido al gran aporte dirigido a ellas de sustancias inorgánicas y metales pesados. La presencia excesiva de nutrientes utilizados por las plantas causan la contaminación de los cuerpos acuíferos. Estos nutrientes, compuestos primordialmente de fósforo, nitrógeno y carbono, se adicionan al agua de diferentes maneras: los drenajes son, en particular, una fuente de fósforo contenido en los detergentes vertidos a estos, lo que permite un explosivo crecimiento de las algas, las cuales consumen el oxígeno disuelto en el agua y crean en ella una situación de hipoxia (baja de oxígeno) e incluso anoxia (carencia de oxígeno). Esto impide la estabilidad de los organismos respecto al agua, produciendo su deterioro. Debido a problemas, como la eutroficación de las aguas y la disminución de la tensión superficial, causados por el uso de detergentes convencionales, nos dimos a la tarea de buscar un jabón natural que sirviera como alternativa ecológica para lavar la ropa, ocasionara el menor impacto posible a la naturaleza (suelos y fuentes de agua) y cuya biodegradación fuera rápida.

Este líquido precioso tiene un papel significativo en el desarrollo de las comunidades, por lo que es indispensable que su abastecimiento sea seguro para que estas se establezcan permanentemente. Sin embargo, los desechos líquidos y sólidos de una comunidad son lo suficientemente perjudiciales para contaminar el ambiente. Debido a que es de suma importancia para el hombre, si se encuentra contaminada se convierte en un gran emisor de enfermedades y no se podrían utilizar los cuerpos de agua presentes en el medio para lavar alguna prenda. Gran parte de estos contaminantes, de uso común en la comunidad, son los detergentes que después de ser utilizados en la limpieza doméstica e industrial se arrojan a las alcantarillas de las aguas residuales y se convierten en fuente de contaminación. Tal situación disminuye la tensión superficial en los líquidos y hace que en muchos de los casos el agua no tenga mejor aspecto. En los detergentes abundan los fosfatos, que son la mayor fuente de contaminación del agua, lo cual deriva directamente en el 42% de las enfermedades de los humanos y animales.

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Fin Ambiente: ecología y sociedad Investigaciones anteriores han dado como resultado disminución de los impactos que generan los detergentes sobre el medio ambiente, reduciendo el tiempo de degradación; sin embargo, la calidad de los mismos aumenta su costo y los hace menos asequibles, en especial a los grupos de estratos bajos. Ante esta situación, la mayoría de la población prefiere la compra de productos económicos sin importar el impacto que tengan sobre el medio. Para esto, nos radicamos en el municipio de Tubará, donde se encuentra en gran abundancia la especie de planta Sapindus saponaria, que presenta grandes características similares a las de un detergente convencional, con agentes limpiadores que facilitan el lavado a causa del frote de sus conchas, ya que contienen una sustancia denominada “saponina”, mezcla en la que tenemos que profundizar y que debemos analizar adecuadamente. Este espécimen de planta, que se encuentra a pocos minutos de Tubará, sería de gran ayuda si la comunidad lo empleara, ya que ellos no conocen a ciencia cierta un mejor uso ecológico de los detergentes. Por esto utilizan los más sencillos y que en grandes proporciones dañan el medio debido al mal uso en sitios inadecuados; así afectan los recursos hídricos que están presentes allí. No sólo el mal uso del lavado es una problemática que se exterioriza en esta población, sino la presencia de residuos sólidos en las brechas, acantilados y corrientes de los diferentes cuerpos de agua; esto es un gran inconveniente, ya que tales residuos no son de fácil degradación para el medio, porque el agua se filtra a través de ellos y se entiende que la utilizan para oficios varios: lavar, cocinar, ducharse, etc. Es necesario un detergente amigable con el medio ambiente, que no altere demasiado la tensión superficial del agua, se degrade fácilmente en menor tiempo y que sea de bajo costo para la mayoría; así se haría un gran aporte al desarrollo sostenible de nuestra comunidad. En virtud de lo anterior es necesario darle respuesta a la siguiente inquietud: ¿tiene el jaboncillo menor impacto ambiental sobre los cuerpos de agua en comparación con otros detergentes comerciales?

emplea diariamente en casi todos los hogares. Pensando en las necesidades económicas de la población, se hace indispensable ofrecer insumos para el hogar al alcance de todos y que su uso proteja las condiciones necesarias para la vida. El fruto del árbol del jaboncillo (Sapindus saponaria), por sus características sapónicas, emulsionantes, medicinales, entre otras, advierte que puede servir como detergente biodegradable y, en consecuencia, ser benéfico para los factores bióticos y abióticos de los ecosistemas (agua, tierra, aire, etc.). De ahí que valoramos la importancia de proponer el uso de detergentes biodegradables que no incidan en la estructura físico-química de los factores ambientales.

Objetivos

Objetivo general

Determinar las propiedades del fruto del jaboncillo (Sapindus saponaria) como insumo de bajo impacto ambiental para el lavado.

Objetivos específicos

◊ Comparar la efectividad del jaboncillo en el lavado de la ropa con la de otros detergentes comerciales biodegradables y no biodegradables. ◊ Evaluar el grado de degradación biológica y química de las aguas residuales del lavado con espuma del jaboncillo. ◊ Comparar los valores de degradación química y biológica del jaboncillo con los de otros detergentes comerciales biodegradables y no biodegradables.

Materiales y metodología El grupo “Amigos del Medioambiente” indagó en varias fuentes de información para elaborar un detergente totalmente biodegradable que sea ecológico y fácil de encontrar, y buscando en Internet encontramos la ubicación de un “árbol del jabón”; posteriormente, visitamos las instalaciones de la Universidad del Atlántico para hablar con un biólogo que nos explicó acerca de este fruto y nos dio algunos ejemplares para reconocerlo, pero a pesar de buscar el jaboncillo en un monte de la universidad no lo encontramos, y nos tocó ir a una finca del municipio de Tubará. Allí lo encontramos muy fácilmente y tomamos alrededor de 300 muestras de jaboncillo para comprobar si realmente sirve para lavar la ropa de la misma manera como lo hace cualquier detergente. Esto lo hicimos mediante

Justificación La formulación de nuevas alternativas en la elaboración de detergentes con menor impacto ambiental contribuye al fortalecimiento de una conciencia en la población frente a la contaminación que se genera día a día sobre el planeta Tierra. La elaboración de un detergente con características biodegradables reduciría en gran medida el daño que se les causa a las fuentes de agua, más aún cuando es un producto que se

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una serie de pruebas de laboratorio (calidad y/o efectividad); también verificamos que su uso no contamine tanto las aguas residuales y que no impida el intercambio gaseoso con la atmósfera, como lo hace un detergente convencional; esto mediante otras pruebas de laboratorio (DBO, DQO) que se harán en la Corporación Universitaria de la Costa.

Universo de la muestra

El árbol al que se hace referencia es muy abundante en la vereda Corral de San Luis, del municipio de Tubará, que se caracteriza por su formación geológica y fuente de agua pura y permanente, hacia la que posteriormente hicimos una salida de campo con el fin de ver el problema más de cerca y hablar con la población; pero a pesar de que los habitantes conocen una alternativa ecológica como el jaboncillo (Sapindus saponaria, un fruto que al frotarse con agua produce una espuma que tiene la misma acción del detergente convencional, elimina la suciedad y es de origen natural) desafortunadamente no la utilizan, a pesar de que su uso les representa la preservación de la flora y la fauna de su entorno y un ahorro significativo de dinero, ya que se encuentra en gran cantidad en esta zona. Tal vez su desuso se debe a que dichos habitantes ignoran sus cualidades o piensan que el lavado con esta sustancia será de menor calidad en comparación con la de un detergente común.

SAPONI

El jabÛn natural

Hecho a base de Sapin que contiene la famo dus Saponari sa Saponina

en algunas de las muestras y había que tener las otras como reemplazo.

Pruebas de calidad

Para comprobar la efectividad del jaboncillo era indispensable hacer una prueba que determinara que este producía un lavado eficaz. Para esto se tenían que ensuciar tres prendas, homogéneas, con algunas sustancias; las que se escogieron fueron las siguientes: un lodo encontrado a las orillas de un jagüey y una muestra de carbón que se encontró en un árbol que al parecer se había quemado un tiempo atrás. A cada prenda le correspondía el lavado con un jabón diferente: con la primera prenda se utilizó un detergente convencional, con la segunda, uno biodegradable y con la tercera, el jaboncillo. Era necesario realizar un lavado homogéneo; por lo tanto usamos 20 gramos del detergente convencional, 20 del detergente biodegradable y cinco cáscaras de jaboncillo.

Para la prueba de DBO

Para tomar cada una de las muestras del análisis del DBO en los detergentes, se recurrió a su dilución y se repartieron en volúmenes de 365 ml, 250 ml y 164 ml. Todas estas muestras se colocaron en sus respectivas botellas de ámbar y se midió la cantidad de oxígeno que demandaba cada sustancia, debido al producto del hidróxido de potasio (KOH) como reactivo que reacciona con el dióxido de carbono (CO2), producido por los microorganismos presentes en la muestra. Luego, estos se colocaron en una incubadora llamada OxitopBox, que mantiene una temperatura adecuada para que las aguas no se dañen con el transcurso de los días; la temperatura era de 20º C. Este proceso dura aproximadamente cinco días, pero entre más tiempo, el recolector de muestras recibirá más información y los datos serán aún mejores.

Proceso del análisis de la DBO y la DQO

Con el agua resultante de la prueba de calidad, se determinaron las siguientes pruebas de DBO y DQO. Para cada una de ellas utilizamos varias réplicas, ya que pueden surgir errores

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NIL

ural

ponaria, onina

Resultados

Los datos recogidos debían multiplicarse por los factores predeterminados para cada volumen de la muestra. Como eran tres muestras, fue necesario homogenizar los datos para tener un mejor análisis.

Pruebas de calidad

El jaboncillo resultó ser un detergente de muy buena calidad, porque retiraba totalmente el material (barro y cenizas de carbón) con que ensuciamos las tres prendas de color blanco. Los otros dos detergentes (el biodegradable Ivory y el Dersa) también lavaron y retiraron la suciedad con igual eficacia.

Para la prueba de DQO

Este es un micro método de reflujo cerrado. Anteriormente, se utilizaba una DQO de reflujo abierto con un balón con su refrigerante, que al momento de colocarlo en la estufa va expulsando los gases. En el método de reflujo cerrado se utilizan volúmenes pequeños, no se desperdicia tanto reactivo, y da la posibilidad de hacer varias muestras y hacer cálculos más exactos. También, se utiliza un termorreactor, que es una plancha que mantiene la temperatura adecuada, con volúmenes pequeños. En este proceso se utilizan reactivos como el dicromato de potasio, que sirve como oxidante de toda la materia orgánica presente en el agua.

Pruebas de demanda biológica de oxígeno en agua residual de lavado con jaboncillo (DBO) Como se observa en la tabla 1, la demanda biológica de oxígeno por parte del Sapindus saponaria es de 140 mg/l, lo que quiere decir que, en comparación con los 102,5 mg/l del detergente biodegradable Ivory y los 53,5 mg/l del detergente convencional Dersa, es representativamente alta como se esperaba, debido a la gran cantidad de materia orgánica que presenta el agua residual del lavado con jaboncillo y que puede

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ser fácilmente biodegradada por los microorganismos presentes en las fuentes de agua. Además, se elimina rápidamente la presencia de compuestos residuales en el Sapindus saponaria. A diferencia del jaboncillo, los otros dos detergentes de tipo comercial presentan unos valores de DBO bajos, lo que significa que el proceso de oxidación de la materia orgánica en las aguas residuales del lavado con estos detergentes es lento, persistiendo por mucho más tiempo en las fuentes de agua receptoras y ocasionando un mayor impacto ambiental.

Se puede observar claramente la obtención de los valores esperados de: jaboncillo (Sapindus Saponaria), Ivory y detergente convencional Dersa. Debido a que el jaboncillo es un producto 100% natural y a sus propiedades detersivas, se comprueba por medio de estos parámetros (DBO y DQO) que el Sapindus saponaria es de gran agrado para las fuentes de agua del chorro, por su fácil degradación que producen los microorganismos vigentes, para así obtener el equilibrio requerido (demanda de oxígeno) en el medio acuático.

Tabla 1. Resultados obtenidos a través de la práctica de DBO, utilizando los parámetros adecuados para la medición del agua residual

Discusión y conclusión El estudio que se hizo para comprobar el impacto sobre los cuerpos de agua del agua residual del lavado con jaboncillo Sapindus saponaria nos permite señalar lo siguiente:

Detergente Detergente Jaboncillo convencional biodegradable DBO (mg/l O2)

53,5

102,5

140

◊ Se identificó la presencia del árbol jaboncillo (Sapindus saponaria) en la zona del departamento del Atlántico, cuyo fruto tiene una alta concentración de saponina, de gran interés para el lavado. ◊ Se realizaron pruebas físico-químicas (DBO-DQO) cuyos resultados permiten comprobar el alto grado de biodegradabilidad que tienen las aguas residuales del lavado con el jaboncillo (Sapindus saponaria). Lo anterior quiere decir que este lavado tiene un muy bajo impacto ambiental sobre las fuentes de aguas naturales.

Pruebas de demanda química de oxígeno en agua residual de lavado con jaboncillo (DQO) Teniendo en cuenta los valores de la demanda biológica de oxígeno, era de esperarse la confirmación de la fácil biodegradabilidad del jaboncillo ante los valores obtenidos en la prueba de demanda química de oxígeno. Como se muestra en la tabla 2, los valores del detergente comercial Dersa sobrepasan la demanda química de oxígeno y no era fácilmente medible con los reactivos (dicromático de potasio), ya que consumía todo el oxidante empleado en la técnica de laboratorio. Lo anterior quiere decir que este detergente está compuesto por abundantes químicos con alta demanda de oxígeno, lo cual es perjudicial para el medio porque reduce el oxígeno disuelto en las fuentes de agua disminuyendo las concentraciones apropiadas para los otros seres vivos. El detergente biodegradable Ivory presentó un valor medio entre el Dersa y el jaboncillo; este último presenta un valor de 1.440 mg/l que es el más bajo de las tres muestras de aguas residuales del lavado con los tres tipos de detergentes. Esto indica que el agua residual del lavado con jaboncillo posee menor cantidad de compuestos químicos que demandan oxígeno en los cuerpos de agua, siendo fácilmente degradados por los microorganismos presentes en el agua.

Recomendaciones ◊ Determinar qué tipo de saponina está presente en el Sapindus saponaria. ◊ Evaluar la toxicidad de los aditivos de los detergentes y el efecto que tienen en el proceso de degradación. ◊ Evaluar otros subproductos que se generan al degradarse las moléculas de los detergentes y determinar su toxicidad. ◊ Fomentar el uso del jaboncillo (Sapindus saponaria) en la comunidad de Corrales de San Luis. ◊ Realizar campañas para concientizar a las personas sobre preservar las fuentes de agua del chorro.

Tabla 2. Resultados obtenidos a través de la práctica de DQO, utilizando los parámetros adecuados para la medición del agua residual

Detergente Detergente Jaboncillo convencional biodegradable DQO (mg/l O2)

No*

1.760

1.440

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Fin Ambiente: ecología y sociedad

Derecho ambiental chibcha

Sandra M. Carrero T., Fabián M. Chibcha R., Alejandro Larotta R. Derecho - Corporación Universitaria de Ciencia y Desarrollo Uniciencia

L

Introducción

Resumen

os programas de capacitación y seguimiento a los procedimientos deben cimentarse sobre principios de veracidad, completitud, organización, integridad y pertinencia, haciendo mayor énfasis en el aporte social inherente a su aplicación y en la actualización jurídica que debe primar para garantizar eficiencia en el cumplimiento de la finalidad funcional del abogado.

Recurriendo a los saberes y a las costumbres ancestrales de los cabildos y resguardos indígenas chibchas más accesibles a nosotros, como es el caso del cabildo del municipio de Cota (Cundinamarca), buscamos rescatar la efectividad en la preservación del equilibrio natural y ecológico del territorio en el que vivimos y desarrollamos nuestro proyecto de vida. La desprotección de los recursos naturales, como lo son las riberas de los ríos, los humedales, los bosques nativos, las lagunas, y demás, por parte de las instituciones colombianas, debe ser totalmente erradicada y drásticamente sancionada, para de esta manera reducir el deterioro del medio ambiente y la generación de gases que aceleren el cambio climático, y propender por la mejora en el nivel de calidad de vida de nuestros conciudadanos. Somos una nación que tiene varios problemas de deterioro contra el medio ambiente, razón por la cual se vulneran derechos básicos de la persona como ser humano sujeto de derechos; esas transgresiones generan problemas de salud y de desabastecimiento de recursos naturales primordiales como el agua y el aire limpio, constituyéndose en un círculo vicioso del que debemos salir implementando un programa gubernamental y otros institucionales que sean contundentes y que se concentren en ponerle un freno a la producción de gases efecto invernadero y a cualquier acción humana que deteriore las reservas naturales.

Nuestra Institución está en un beneficioso proceso de modernización, a partir del cual ha logrado acercarse más al objetivo de innovar por medio de la promoción de grupos de investigación, avanzando por medio de la implementación de programas completos y eficientes, a través de los cuales ha capacitado y sensibilizado a todos los integrantes de la Corporación Universitaria en materias relacionadas y de apoyo a la labor investigativa, para aplicarlos al medio circundante. Una sociedad que se encuentra enmarcada en un Estado social de derecho debe tener como grandes principios fundamentales la libertad, la equidad, la justicia y la paz; en Colombia, tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia, como sujetos de derechos, dentro de los cuales se incluyen el de la salud y al disfrute de un ambiente sano, y por tanto a la vida misma, que dependen de la calidad del medio ambiente, la naturaleza, los recursos naturales, las fuentes hídricas, las reservas forestales y en general de la calidad y pureza del entorno y del hábitat en el que se desarrolla la nación colombiana.

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Informe de investigación sobre derecho ambiental chibcha: agua, aire, tierra, vida, nuestro derecho, nuestro deber

y la vida de sus ciudadanas y ciudadanos, y en incumplimiento de hecho y de derecho de las obligaciones contraídas con la nación, dentro de su facultad de soberanía y jurisdicción. De esta manera, emana legitimidad en la causa, por parte del ciudadano objeto de la vulneración, para interponer las acciones de ley ante los organismos internacionales, como las Naciones Unidas, la Corte Penal Internacional y demás organizaciones multilaterales, razón por la cual el Estado colombiano es sancionado a pagar indemnizaciones cuantiosas y lesivas, sumas que se extraen del erario público y por tanto de los recursos nacionales. En razón de lo anterior, los programas que se implanten deben incluir integralmente la temática referente a la reducción de gases efecto invernadero, para reducir el cambio climático caracterizado por el calentamiento global generalizado. En concordancia con las regulaciones nacionales e internacionales, se deben tener como primordiales los principios de cada norma ambiental existente, respetando y siguiendo sus fundamentos y fines. El derecho ambiental se interrelaciona con las normas que acogió el Estado colombiano dentro del bloque de constitucionalidad, a partir del cual los tratados internacionales suscritos por Colombia son de igual jerarquía que la Carta Magna o Constitución Política Nacional, estableciéndose de esta manera en la hoja de ruta de todas las regulaciones subsecuentes a este y siendo inviolables, algo que debe trasladarse a la práctica cotidiana de las rutinas operacionales de los entes ejecutivos, legislativos, judiciales, además de las entidades que de ellos emanan, y por consiguiente de todo el país en términos ambientales.

En la actualidad hemos visto cómo se ha deteriorado nuestro entorno ecológico a partir no solo del aumento en la contaminación atmosférica y de aguas, sino también por la acción destructiva e indiscriminada de personas inescrupulosas sobre reservas forestales de todo tipo, afectando negativamente el equilibrio de los ecosistemas y generando perjuicio para todas las familias y comunidades cercanas a esas reservas, como también a habitantes de las zonas urbanas. Las corporaciones autónomas regionales y el Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial están en mora de implementar programas no solo eficaces, sino también eficientes para obtener resultados positivos en cuanto a la reducción de fuentes de contaminación; esa mora ha implicado la pérdida de oportunidades de avance claras que habrían facilitado dicha reducción, pero aún estamos a tiempo de remediarlo, sobre todo en un país con gran biodiversidad como el nuestro, donde se deben también proteger los recursos naturales, dado que con su sola existencia coadyuvan a contrarrestar las sustancias nocivas para el medio. Partiendo conceptualmente de la base consuetudinaria chibcha para el control de las acciones del ciudadano sobre el medio, extractamos que las normas que estas comunidades practican son muy similares a las que tenemos en la legislación ambiental, pero con una gran diferencia en su aplicación, pues el respeto por la norma es sacramental y sustentado en fuertes valores éticos, reafirmados constantemente por la unión y concertación de la convivencia, lo que empodera al control social como fuerza veedora vinculante para el cumplimiento de los acuerdos convenidos. Otra diferencia radica en la inmediata penalización de la contravención cometida, sin dilaciones, yendo acompañada de la fuerte sanción social y penal proporcional al perjuicio cometido, cumpliendo la norma jurídica al pie de la letra con legalidad absoluta, algo que debe rescatar la legislación colombiana actual. Lo anterior redunda en importancia más aún cuando hemos visto vulnerados nuestros derechos como integrantes de una nación y de un país democrático, que a partir del contrato social suscrito por sus nacionales bajo los principios del Estado social de derecho y por medio de los cuales este debe proporcionar protección a los derechos de los mandantes o ciudadanos. Esto es consecuencia de la falta de control gubernamental, institucional y policial sobre los actos violatorios de los derechos a un ambiente sano y al bienestar, constituyéndose en una omisión al deber gubernamental de velar por la salud

Propuesta Que las instituciones gubernamentales de todo orden lideren la protección de los recursos naturales, aplicando todo el rigor de la ley en cuanto a lo que les corresponde. Que nuestra institución universitaria y el Estado promuevan la firma de acuerdos interinstitucionales con otras universidades y entes estatales, que propendan por la articulación de estrategias conducentes a la minimización de las acciones delictivas contra los ecosistemas. Que se priorice la protección del medio ambiente sobre tareas de menor urgencia. La capacitación ambiental debe tratar primero que todo sobre los tipos de contaminación que afectan de manera tanto directa como indirecta y consecuencialmente de las fuentes que las producen, sean de tipo natural o artificial, según el caso, así como de las acciones correctivas que se deben aplicar para prevenir, proteger, penalizar y reparar daños.

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Fin Ambiente: ecología y sociedad La naturaleza debe primar sobre los intereses individuales e incluso sobre los generales en casos de gran importancia ecológica, razón sobre la que se cimenta el carácter urgente de la implementación de normas preventivas y sancionatorias, acompañado esto de grupos de trabajo para hacer posible cumplir tales objetivos, tomando como experiencias exitosas las de las policías (guardabosques) ambientales de algunas comunidades autónomas españolas.

Conclusiones Los derechos de las personas a un ambiente sano y lleno de naturaleza debe ser objetivo de protección del Estado y de las instituciones; debe recuperarse el ánimo ambiental y el de protección de los bienes y recursos que tenemos, dado su gran valor para nuestra salud, bienestar, economía, calidad de vida y demás. La política estatal frente al calentamiento global debe ser contundente al implantar un programa especial y permanente anticalentamiento global y de guardarreservas como grupo estable y organizado dentro de la fuerza pública, para controlar los actos de los ciudadanos respecto de las emisiones atmosféricas de contaminantes, así como de la tala de árboles y la contaminación de fuentes hídricas. Todo lo anterior debe acompañarse del valor más importante que rescatamos del derecho consuetudinario chibcha, que es aplicable a nuestra legislación: el cumplimiento ético e inviolable de la ley ambiental no como un derecho de tercera generación sino como un derecho fundamental e inalienable, algo que ya está en nuestra constitución de cierta forma pero que no se ha cumplido, cultura del incumplimiento que debemos cambiar si queremos mejorar nuestro nivel de vida y nuestras posibilidades de aumentar nuestros índices de desarrollo humano como nación.

Referencias Cenes. (1992). Aspectos de la organización política de los Muiscas. En América Latina 500 años después. Tunja D.H.C.: Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, UPTC. Código Civil Colombiano. (2009, marzo). Bogotá: Legis Ltda. Constitución Política de Colombia. (2002, octubre). Décima edición. Bogotá: Lito Leyer Ltda. Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca, CAR. (2009, julio). Recuperación de lengua chibcha IOKE QHUBUN. Cota, Cundinamarca.

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ldea Feliz Revista estudiantil Movimiento ¡Libertad de las ideas!

P

la gente el 22 de abril del 2006 en un centro de yoga en Bogotá, a gente que quisiera cambiar su estilo de vida, una vida diferente; no se estaba diciendo nada, no se estaba proponiendo nada, solo: “ven, ayúdanos a construir una idea juntos”. A ese lugar llegamos 50 personas que no nos conocíamos y empezamos a trabajar el sueño, como nos imaginábamos todo. Entonces decidimos, a los quince días, que la forma más fácil de empezar una ecoaldea era arrancar a convivir y que todos pensábamos que lo más importante era la convivencia, porque la parte ambiental, la social, todo eso, como que se va tejiendo por el camino, pero se necesita una comunidad que ayude a sostenerlo. Decidimos que a los quince días nos sentíamos listos para arrancar a convivir, hicimos una primera convivencia de dos días en la laguna Pedro Palo. Ese grupo que no nos conocíamos arrancamos a construir lo que estábamos soñando; un equipo pidió ser el comité de transporte, otro el de alimentación, otro el de las actividades, y cada uno empezó a cumplir su función. Nos fue muy bien y arrancamos a trabajar nuestro sueño sin tener ni idea de cómo íbamos a sacar la plata para comprar un territorio, sin tener ni idea de si estábamos listos o no, solo tejiendo el sueño. Hicimos un dibujo hermoso (por ahí hay unas fotografías) de cómo nos imaginábamos una ecoaldea, lo pintamos todo, todo lo que imaginamos podía ir en una ecoaldea: niños, adultos, todo; muchas cosas que están aquí en la aldea también están en ese dibujo plasmadas exactamente, está el kiosco, el fuego a esta distancia, el río, las montañas, el lago… están en ese dibujo.

ara este número, la revista Movimiento tiene el gusto de presentarles la entrevista realizada a una de las tortugas (miembro residente) de Aldea Feliz, ecoaldea ubicada a cinco kilómetros de San Francisco, Cundinamarca, y cuya misión es “ser una escuela de vida comunitaria para el crecimiento integral, donde el trabajo voluntario, el compartir amoroso con la naturaleza y diversas personas, facilitan el contacto y expresión de nuestra fuente interior de paz, amor y creatividad”. Tatiana - Mi nombre es Tatiana Monroy, tengo 26 años, vivo aquí en Aldea Feliz hace cuatro años desde que iniciamos el proyecto. La Aldea Feliz arrancó el 22 de abril del 2006 y ha tenido una muy bonita historia, acompañada siempre por el Espíritu, por Dios, por el amor, por algo más allá de nosotros. Arrancamos con una convocatoria que se hizo en varias partes por medio de una carta; Carlitos, Carlos Rojas, que está también aquí en el proyecto desde el principio, después de haber conocido otras ecoaldeas aquí en Colombia, tuvo la idea, con dos personas más que también habían tenido la oportunidad de conocer ecoaldeas en Colombia y en otras partes del mundo, de crear una cerca de Bogotá. Se reunieron ellos y dijeron: “así como chévere sería hacer una ecoaldea cerca de Bogotá”, y entonces decidieron escribir una carta convocando a través de Internet a gente que quisiera cambiar su estilo de vida. Yo lo conocí un poquito antes de mandar esa carta, entonces nos sentamos a firmarla y hacer el proceso; esa carta convocaba a

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Fin Ambiente: ecología y sociedad una casa, conseguimos una y nos tocaba rentar y se necesitaba un codeudor, las cosas legales que se necesitan para arrendar, lo hicimos, y del grupo de los veinte nos quedamos cuatro, dos veces hicimos ese proceso y siempre nos quedábamos cuatro, que éramos Carlitos, Julián, Tatiana y yo, el resto de la gente se desaparecía, no podía, algo le pasaba y decíamos: “¿Qué es esto tan loco que siempre quedamos los cuatro?”. Y entonces el 28 de agosto el grupo de Guayabetal, Juli y Manuel, que era un español que estuvo desde el principio, dijeron: “¡Listo!, nos vamos para Guayabetal”. Se fueron con el carro lleno de cosas a llevar todo para Guayabetal y resulta que el río se había desbordado, había tapado la carretera, el carro no entraba y fue como: aquí hay un aviso, algo pasa, este no es el lugar que necesitamos, no es el lugar. Juli y Manuel, que estaban en ese comité geográfico, habían visto San francisco y les encantó, y entonces volvieron a san Francisco con una persona que les mostró diferentes fincas, volvieron acá y dijeron: “Este es el lugar”, sintieron que este era y luego vinieron los que querían también vivir aquí y dijeron: “Sí, este es”, además que el kiosco ya estaba, estaba esa cocina grande en la que todo se daba, entonces también facilitaba al no ser una casa chiquita o un terreno vacío que haría todo mas complejo; todos arrancamos y don Saúl nos conoció, conoció el proceso y lo que les digo, este proceso ha estado acompañado más del Espíritu. Nosotros hemos sido como guiaditos, muy, muy bonito, pues don Saúl nos dio dos años para poderle pagar, nos puso una tarifa y establecimos con él unos pagos cada cinco meses; entonces arrancaron siete personas el 28 de agosto. En septiembre llegó otra persona, en octubre llegamos otras dos, en diciembre otros; ya éramos doce personas y no teníamos toda la plata para comprar el terreno, así que a Juli y a Tati se les ocurrió la idea de convocar a más personas que, aunque no pudieran vivir aquí, estuvieran interesadas en hacer posible que la aldea existiera, y nos convertimos en un colectivo de 25 personas, entre todos compramos el terreno. Durante esos dos años todos vivíamos en carpas, no podíamos construir porque no era nuestro y los poquitos ahorros que teníamos no los íbamos a invertir en algo que no era propio; los espacios que había los hicimos comunitarios, y entonces la cocina la dotamos con lo que cada uno tenía, una licuadora, una olla, la nevera. Uno de los cuartos tiene la ropa de todos, había doce lockers, cada uno era para una persona, para guardar sus cositas y había un mueble con doce cajones; cada quien tenía su cajón y ya, ese era todo nuestro espacio de guardar nuestras cosas, además de nuestras carpas, los primeros seis meses fueron muy duros porque aparte de que no nos conocíamos, ninguno había acampado tanto tiempo en su vida y llegamos en un momento en que el invierno era muy fuerte, entonces la inundada de

Luego de esa convivencia salieron unos comités de trabajo específico, uno era geográfico, otro el de educación, otro el económico, y empezamos a trabajar sobre temas que para nosotros eran muy importantes empezar a tejer en la ecoaldea. Ahora estaba el tema del territorio; en el comité geográfico empezamos entre todos a hallar unos puntos en común de características que queríamos que tuviera, que eran tres: una, que fuera un territorio a no más de una hora de Bogotá, de clima templado, que las fuentes hídricas fueran muy buenas, de manera que el comité se fue con esas características a buscar en todos los municipios cerca de Bogotá. El comité de educación, al que pertenecía yo, empezó a estudiar un poco los sistemas de toma de decisiones, el consenso que es pues por el que las ecoaldeas nos regimos; el comité económico investigaba sobre el comercio justo, el trueque… bueno, al siguiente mes hicimos una convivencia en Guayabetal, cerca de Villavicencio, y allá cada comité llevaba unos resultados, entonces fue muy bonito encontrarnos y empezó el grupo a perfilarse, ya no éramos cincuenta, seguían asistiendo cincuenta personas, pero ya éramos un grupo de diez, quince personas que estábamos trabajando juiciosas en eso, otros eran viajeros o mucha gente que le parecía interesante pero que más allá, en comprometerse, no quería, y pues igual estaban súper bienvenidos a la convocatoria. De ese grupo salió un trabajo más profundo para los comités y volvimos a hacer una tercera convivencia en Villa de Leyva, a finales de julio, principios de agosto, y en esa habían siete personas listas para arrancar a convivir; ese grupo dijo: “Yo ya puedo dejarlo todo, no me importa meterme en donde sea, pero yo ya arranco a vivir, no quiero vivir más en Bogotá”; entonces, hubo la posibilidad de irse a vivir a Guayabetal a la finca de Carlitos, Blanquita y Carmiña, que viven ahora acá, a probar la convivencia ya en el territorio. Entonces se creó un grupo paralelo de personas que no podían arrancar a vivir al campo pero que sí podía arrancar convivencia en Bogotá. En ese grupo estaba yo y estaba Carlitos; yo tenía compromisos en Bogotá, trabajaba en la fundación Alberto Merani y aparte de eso no tenía nada, vivía en la casa con mis papás, estudiaba en la Santo Tomás; no terminé mi carrera, arranqué a trabajar en la fundación y a través del trabajo que hacía conocí el tema de las ecoaldeas. Para mí encontrar ese movimiento fue muy especial, pero todavía tenía compromisos con la fundación y no podía arrancar a vivir al campo, así que empezamos a hacer algo que se llamaba Corazón Urbano, que era una casa enorme en Bogotá en la que podíamos vivir muchas personas. Había un grupo como de veinte personas, a parte del que ya les digo, que quería ir a vivir a Bogotá; en ese grupo estaban Julián, Tatiana la ex pareja de Julián, y juntos empezamos a buscar

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Igual, todos son procesos; yo les cuento lo que es una ecoaldea, pero los resultados acá tienen un proceso. Entonces, en la medida de lo posible, que se utilicen sistema solares, sistemas hidráulicos, de viento… aprovechar los recursos sin explotarlos. Otro pilar es el social, entonces las ecoaldeas asumen una responsabilidad no solo con su comunidad pequeña sino con su biorregión, en la relación con los vecinos, en cómo se están manejando los mercados; por ejemplo, donde compramos nuestros alimentos generamos trabajo, y así asumimos una responsabilidad social en relación con los propietarios cercanos, con la gente del pueblo. ¿Qué labores se hacen con ellos? Aquí en la ecoaldea también se han adelantado procesos con ellos a ese nivel. Y está un tercer pilar que es el espiritual; para el modelo, hay una red nacional de ecoaldeas que se ha encargado de estandarizar algunos parámetros; cada una hace cosas diferentes, pero hay un estándar. Para esa red global la parte económica entra en la espiritual, porque el pensamiento, el paradigma cambia un poco para entender que todo lo que se hace está conectado con el espíritu, y los resultados físicos deben estar en ese nivel. No es decir “yo consigo el dinero y ya, venga y me compro lo mío”, sino que además se establece un ambiente comunitario para conseguir los recursos, y este se rige no solo por un intercambio sino desde una construcción espiritual. Puede sonar un poco raro, pero les contaré el proceso de la aldea que es la realidad que yo conozco: ecoaldeas hay muchas, en Colombia la más antigua tiene unos 17 años y se llama Sasartí, queda en el Chocó y hay más aunque no se llamen así; son las comunidades indígenas que llevan mucho más y saben mucho más que nosotros. Lo que pasa es que las ecoaldeas nacen como una necesidad de hacer un cambio, las comunidades tienen una dinámica muy diferente y muchas de las ecoaldeas son de gente urbana que tiene necesidad de salir, de modificar la vida que llevan. En Colombia hay unas seis funcionando, otras en creación y muchas que no se denominan ecoaldeas pero que tienen dinámicas muy similares; hace cuatro años se empezó a hacer la Red Colombiana de Ecoaldeas y ya se ha hecho el cuarto encuentro. Cada año se hace un encuentro y la idea es conocernos, hablarnos, saber cómo van los procesos, tejer red, sentir que no estamos solos en este proceso y que hay más gente. Nos podemos hablar y yo me puedo ir para la ecoaldea del otro y entonces estoy en el mismo ambiente y sé cómo moverme allí. Este año arrancamos con el tema de educación, porque aunque es una necesidad que ha estado desde que el proceso arrancó, es real porque en todas las ecoaldeas hay niños, y pues ya se necesita tejer eso. En Aldea Feliz se empezó desde el principio no llamándose educación, pero sí haciendo un

las carpas fue fuerte, además de que eran los primeros meses de inventarnos cómo era que íbamos a convivir, teniendo en cuenta que no teníamos ni idea de cómo hacerlo, los horarios, las formas… no sabíamos nada. Fue muy hermoso ese proceso, pero muy fuerte; a los seis meses empezamos a levantar las carpas, pasamos de estrato uno a estrato cinco levantando las carpas del suelo en tarimas, con plásticos para que por lo menos no se nos mojaran las carpas y entonces pusimos las tarimas, unos plásticos para mejorar nuestro espacio, nuestras comodidades y después de los dos años fue que arrancamos a construir casas. En julio del 2008 hicimos el pago total de la tierra y en octubre arrancó la construcción. Lo primero que hicimos antes de cualquier casa fue construir el taller de materiales para poder guardar los materiales y herramientas de las casas; arrancamos, hicimos ese taller y luego las casas. Para esto y muchas cosas más establecimos unos acuerdos que nos cubrieran a todos, entonces hay unos acuerdos en los materiales, los tamaños y ya ahorita al 2010 hay cinco casas construidas, otras en proceso, y de ese grupo que arrancó solo quedamos cuatro personas, porque fue lo que les digo, en ese momento era más gente adulta que joven, y ahora es invertido, todos adultos pero somos más jóvenes, pues por una parte unas parejas se prepararon y se retiraron, otros no se sentían del todo bien; el imaginario que hay de vivir en una ecoaldea es súper diferente para cada persona: ¡Uy sí, chévere vivir en una ecoaldea!, pero cuando ya se está en el interior del grupo la dinámica es súper diferente. Durante este tiempo hemos recibido mucha gente, hay personas que llevan cuatro años, otras llevan dos años, hay quienes llevan un año, otras están aspirando recibir a cabo y eso es como a grandes rasgos lo que es Aldea Feliz. Revista Movimiento - ¿Qué es una ecoaldea? ¿Qué implicaciones tiene con relación al territorio, al ambiente, a las relaciones? TA - Las ecoaldeas son comunidades intencionales que surgen frente a una necesidad de cambiar un estilo de vida, que asumen una responsabilidad con el planeta, con las relaciones, con el espíritu, con el mundo. Que más allá de irse a vivir al campo, asumen una responsabilidad con la vida; entonces hay ecoaldeas que surgen en la ciudad, no necesariamente tiene que ser el espacio más verde, van a trabajar la parte ecológica que es uno de sus pilares, sin arrancar necesariamente en el campo. Las ecoaldeas tienen tres pilares a los que se buscan, en la medida de lo posible, que se acojan todas: que en la parte ambiental la siembra de los alimentos sea ecológica, consumo de alimentos orgánicos, evitar el uso de fertilizantes, químicos, fungicidas, todo eso; utilizar la mayor cantidad de abonos orgánicos, incluyendo los humanos, el uso de tecnológicas limpias.

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Fin Ambiente: ecología y sociedad pero sí tenemos unas responsabilidades, yo soy responsable de la tienda, de la elaboración de algunos productos y comercialización, de conseguir proveedores, administrar los recursos que entran de la tienda para la ecoaldea y digamos que en este momento tengo la responsabilidad del “Cusmui” que siempre debe estar acompañado por una pareja o familia, para mantener el frontoncito, regar las maticas, mantener prendido el fuego o prenderlo unas tres veces a la semana, convocar a la comunidad a trabajar el fogoncito, son algunas de las responsabilidades que tengo yo acá. RM - Las ecoaldeas tienen una responsabilidad social. En Aldea Feliz, ¿qué labores se desarrollan para cumplir ese objetivo? TA - Pues nosotros hemos hecho algunas cosas. Una de las primeras fue empezar a conocernos con los vecinos, se hicieron dos procesos con ellos: uno, somos la única finca de esta zona que tiene Internet, entonces los niños empezaron a venir a hacer sus tareas, vienen muchos y así empezamos a conocer a los vecinos, el hijo de aquí, el de allá; entonces Juli, que tiene mucho conocimiento en los computadores, empezó a “enrollarlos” por ese lado, y Carlitos, que toca guitarra, a veces se sienta a tocar con ellos, entonces nos metimos como por el lado de los niños, con todos los de la región: con los nietos de Aurorita, que nos ayuda a veces a cocinar, con el hijo del carpintero, con los de los cuidanderos de otras fincas. Otra de las cosas que hicimos fue empezar a utilizar, conocer y necesitar las habilidades que tenían los vecinos, entonces el vecino de aquí al lado es carpintero y parte de las casas se le pidió a él que nos ayudara, sin necesidad de traer un carpintero de Bogotá, sino que fue él. Cuando esto era una finca de pesca deportiva Aurorita cocinaba aquí, entonces nos enseñó a cocinar para muchas personas, porque cada uno sabía cocinar máximo para tres, cuatro personas, pero no más. Aurorita ha sido el angelito de la guarda para nosotros. Bueno, a dos kilómetros de aquí queda la granja orgánica Altamira y ellos tienen 150 años de experiencia en manejos orgánicos en agro y productos; fuimos allá, los conocimos y estamos trabajando en red con ellos y en la alcaldía hemos hecho algunas cosas. En una época tuvimos un vecino que tenía una enfermedad mental y solo quería estar aquí hasta que se puso un poco peligroso y entonces la policía nos ayudó y nos empezaron a conocer; nos han llamado varias veces para asesorar en la elaboración de algunos proyectos y procesos y nosotros los invitamos a lo que sea que hagamos aquí. Vamos donde el alcalde, los conocemos, además que estaban muy interesados en saber por qué San Francisco atraía tantos extranjeros, porque aquí viene mucho extranjero, porque hay mucha gente a la que le gustan muchos movimientos alternativos, y la policía venía a visitarnos a ver qué hacíamos

trabajo con los adultos de reconocernos como aprendices y maestros entre nosotros y que ahorita el proceso hay que intensificarlo un poco más; entonces se han hecho dos encuentros para saber cómo ha sido el proceso de las ecoaldeas que tienen niños más grandes, de los que ya tienen más niños. Nosotros tenemos una niña, dos bebes y una chiquita que acaba de llegar. Estar en red, conocer los procesos de los otros ayuda muchísimo, pues puedo llamar a alguien, mandar a mi hijo a tal ecoaldea, inventarnos una forma para hacer. Más o menos es eso. RM - Hablaste de unas necesidades por cambiar el estilo de vida, ¿nos puedes contar cuáles son para ti esas necesidades? TA - En mi caso yo trabajaba en Bogotá, durante dos años estuve ocho horas al día, toda la semana, frente a un computador, trabajaba con la fundación Alberto Merani en un proyecto que se llamaba la Red Afectiva, encargada de investigar qué tan competentes afectivamente eran los niños y jóvenes en Colombia; aplicamos no se qué tantas miles de pruebas en Colombia, prediagnósticas para identificar eso. Durante esos dos años no tuve cerca a ninguno de los miles de niños a los que yo les redactaba informes, para decir qué tan competentes eran solo por la información que me daba un documento y para mí era muy fuerte eso, muy fuerte saber que por mi computador habían pasado miles de nombres de niños y yo no había conocido ni uno y me empecé a dar cuenta que eso no era lo que yo quería, pero que si yo seguía en la ciudad eso era lo que iba a obtener, que de pronto podía entrar a un colegio pero también frente a unas condiciones con las que yo tampoco me sentía feliz y tampoco mi nivel educativo me daba para presentarme con mi hoja de vida a grandes lugares. Yo no quería seguir en donde trabajaba, no estoy en contra de la ciudad, me encanta la ciudad, eso en gran parte es la razón de que la ecoaldea esté cerca de Bogotá, no porque odiemos la ciudad sino porque la necesitamos, pero no queremos vivir allí en este momento, no estamos en contra de ella y tenemos nuestra familia ahí, de hecho somos urbanos, pues criados en la ciudad. No me niego ni peleo con la ciudad, sino que yo ya no quería vivir más ahí, esos eran los cambios que yo necesitaba hacer: la posibilidad de trabajar para mí, no para nadie más, tener la posibilidad de manejar mi tiempo, mi espacio, tener la absoluta belleza de poder criar a mis hijos, tenerlos cerca, no tener que mandarlos a ningún lado o pedirle a alguien que los cuide sin poder criarlos, y también tener la posibilidad de estar cerca de más gente. Entonces para mí esas eran mis necesidades y para otros pueden ser otras. RM - ¿Cuál es tu función aquí? TA - Digamos que aquí la mayor función es ser ecoaldeano; todos hacemos de todo, no hay una especialización en labores

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acá y conocen a los voluntarios, y la alcaldía nos ha llamado para celebrar el día de la madre, para traer adultos mayores del ancianato a ver, también el colegio departamental hace una jornada ambiental y nos han pedido ya en dos oportunidades que lo organicemos aquí. Esas son formas en las que nos hemos vinculado con nuestra biorregión; también nos han llegado muchas propuestas, a todas hemos dicho que sí, pero estamos a la espera de que pase. RM - ¿Crees que esta es una muy buena posibilidad para mejorar la calidad de vida y las condiciones ambientales? TA - Creo que esta es una posibilidad excelente para quien la necesite, algunos encontramos en ella cosas muy buenas, para otros puede que no lo sea. A mí me ha ayudado muchísimo en mi proceso, he aprendido mil cosas, espiritual, comunitaria, ambientalmente. Por ejemplo, estando aquí y con algunas de las charlas que se hacen, me di cuenta que a veces uno enjuicia todo el tiempo a las personas, algo de lo que no era consciente, y ahora que lo soy pues vivo más tranquila, entre otras muchas cosas. Todo es un proceso. RM - Cuéntanos un poco del manejo de residuos, recursos, qué hacen. Tatiana nos contó que, como todo, el proceso ambiental está en camino, han incursionado un poco en el manejo de las aguas lluvia hasta hace poco y están probando, hacen todo tipo de productos con lo que las cosechas van dando (conservas, cremas, jabones, postres, artesanías), tienen algunos baños al estilo de aprovechamiento orgánico, pero todavía están aprendiendo cómo manejar los residuos; aún no son totalmente sustentables en el agua porque la fuente primaria les llega de una finca distante de la cual dependen. En el tema energético, hasta ahora tienen una casa con paneles solares, pero reitera que es un proceso, aún investigan y aprenden porque ese tipo de energía no es nada económico. Las basuras y el agua las manejan en procesos responsables y organizados, de los que tienen dibujos en la aldea para que los visitantes lleguen y se vinculen con el proceso, diciendo que:

miento interior; la felicidad no es entonces el final de un camino, sino el arte de caminar.

Este fue uno de los elementos más gratificantes con los que nos encontramos en nuestra visita, con personas totalmente abiertas, amables y decididas a construir un proyecto en el que creen y por el que trabajan a diario. No hubo en ningún momento una intensión de convencer a nadie sobre la perfección de las ecoaldeas como forma de vida; al contrario, la formación que promueven en el interior de la ecoaldea, las relaciones que tejen y han aprendido a sanar, nos dieron la oportunidad de conocer una perspectiva totalmente abierta y sincera sobre lo que es y será un proceso en la búsqueda de mejores condiciones de existencia, y de una mirada integral de la vida en la que cada aspecto está profundamente unido al otro, y solo en el camino de búsqueda de esa forma de ser armónico, sostenible, sano, abierto, receptivo, se pueden generar mejores resultados comunitarios, ambientales, organizativos, económicos, familiares, de identidad, etc. El logro de las ecoaldeas no lo es de la inteligencia o el juicio, es más bien el logro del arrojo y cierta coherencia de seres que dan mucha prioridad a la libertad, la emoción, la creatividad y la espiritualidad en su vida cotidiana; estas son las grandes herramientas, según ellos, para construir las comunidades del futuro. En realidad, detrás del concepto de vida y ecología de las ecoaldeas hay un universo de propuestas que implican cambios de paradigmas y modelos mentales, siendo quizá el principal ver el ser ecológico no solamente como reciclar o sembrar árboles, sino como el ser que se compromete con la sanación de todas las relaciones: con las demás personas, con cada entidad de la naturaleza, con el ecosistema, con el ser interior y con la dimensión trascendente. A esta forma de pensamiento la llaman “ecología profunda”. Agradecemos a Tatiana por su tiempo, honestidad y apertura a Movimiento y a la aldea en su conjunto, que nos recibió con mucho cariño haciéndonos sentir parte del lugar.

Al usar del sanitario ecológico, la estación de lavado y la estación de reciclaje, actuamos con mayor responsabilidad para con el medio ambiente, reduciendo la contaminación y el consumo de agua; así también con la contaminación auditiva, invitamos a disfrutar de la naturaleza y la tranquilidad, para que el ambiente sea agradable para todos.

Aprenden cada día y están en el camino constante de mejorar lo que han ido construyendo y encontrar nuevas salidas. Aldea Feliz tiene como uno de sus motores principales la felicidad, y la define como una fuerza interior de paz que hace que las circunstancias de la vida pasen de ser un problema o una atadura para convertirse en un camino alegre lleno de oportunidad, de aprendizaje y de creci-

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Revista MOVIMIENTO - - - Expresión en Movimiento

Pœma Juan Sebastián Blandón Rendón Sociología, V semestre - Universidad de Caldas

Tu praxis y cultura como resistencia Mata las quimeras que te habitan y no te dejan vivir Encuentra en tus actos de vida una morada Domestica la naturaleza a través de poesía Aléjate de las tramas del liberalismo Haz arte con tu tierra, no produzcas más mercancía.

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Fin Ambiente: ecología y sociedad

SILENCIO Karym Calle Londoño Sociología - Universidad Santo Tomás karymcalle@hotmail.com

Porque estoy desnuda Y lacero mi cuerpo con pensamientos Con tus manos imaginarias Que ahora son mis manos Porque aún no es noche Y ya te pienso Y mojo mis ganas Con la tranquilidad de un cigarrillo Solitario entre la multitud Porque hiere esta ausencia eterna Y arde tu saliva en las llagas Llagas que aún no tengo Besa mi herida y corta mis entrañas Con la punta de tu lengua Absorbe la esencia de mi sangre en cada grieta Y calla, Como es costumbre ahora tu silencio.

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Revista MOVIMIENTO - - - Expresión en Movimiento

Chimenea de la Refinería Juan Sebastián Pacheco Sociología - Universidad Santo Tomás juanchako@hotmail.com

Haciendo guarapo a la moderna Juan Sebastián Pacheco Sociología - Universidad Santo Tomás juanchako@hotmail.com

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Dragando el

puerto de Barrancabermeja

Juan Sebastián Pacheco

Sociología - Universidad Santo Tomás juanchako@hotmail.com

Quién quiere pescado Juan Sebastián Pacheco Sociología - Universidad Santo Tomás juanchako@hotmail.com

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Sarai Andrea Gómez Cáceres Comunicación Social - Universidad Santo Tomás

¿Cuándo tendrá fin este holocausto? Si la destrucción nos está amedrentando, a causa de la mano del hombre y su despiadado susurro aterrador del adelanto. Llenó el entorno de alambre, Y se ha quedado atrapado dentro de su propia libertad. Nos hemos industrializado, para sólo quedar acongojados. Y ha quedado atrás la simpleza del ser entrañable que se ha consumido, vive y se niega a explorar la verdad de su mundo ha quedado poco lecho, pues quebrantando está el propio ser y el ajeno. Ahora no sembramos nuestra propia albaida Porque el movimiento del mundo se sirve del vaivén y del hecho, a puertas y en la cultura globalizada hay un lugar adamantino que no accede asentir lo simple de ser humano y deja de lado el pensar que la tierra sea adoquinada.

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mágica

Camila Andrea Lizarazú González

C

Comunicación Social, VI semestre kmiliza@gmail.com

pel, mis pisadas adormecidas poco a poco, pensaba que en los paraísos todo era perfecto, hay espinas en todo lo que tocas, hay sangre en todo lo que miras y hay muerte cuando decides hablar, no será fácil sanar estas heridas profundas de un pasado infinito, una historia marchita a partir de espejismos de una sociedad cegada, producto de sus propios actos. Antes los seres humanos lograban construir con sus propias manos, pero ahora somos máquinas buscando respuestas en voz líder, voz fuerte y voz injusta, nos marginan, nos oprimen y minimizan hasta dudar de nuestra existencia y capacidad; como resultado... sentimiento de seres inservibles. No me detengo, solo un simple respiro lograría deslumbrar inertes letras, decido contenerme, me siento sobre una silla y pienso, queriendo conectar mi percepción sobre trivialidades de la naturaleza, miro mis manos tan sucias como aquellas personas, mi cuerpo asechado, mis pies de lado a lado sin conocer su camino, me levanto de pronto al ver tan oscuro cielo de usuras, cuento hasta diez para continuar, de repente sonidos por todas partes, fuertes pisadas al mismo tiempo, de pronto una voz, queriendo ser acarreada hacia recuerdos inolvidables en tan asombrosas tinieblas, pregunta “¿cuánto?”, él contesta con voz amable “tres mil para usted, señorita, tenga la bondad de venir conmigo”. Aquella jovencita aceptó su invitación, agradecida por su amable comportamiento, le susurra a su oído “gracias” y muestra una bella sonrisa en su rostro, así se marchan hacia calles históricas de aquel sitio, lo observo con detenimiento, le pregunto a una anciana. “¿Me puede decir a dónde llegará aquel hombre, después de dar su recorrido?”, su voz débil contesta, “allí a unos pasos, en la plaza de Bolívar”. “Se lo agradezco, hasta luego”; me dirijo hacia el lugar decidida a afrontar negativas respuestas, camino con temor a equivocarme, miro de lado a lado esperando otras salidas, pero al llegar a lo lejos veo un elegante hombre alto con mirada dulce, su vestido negro reflejando sutileza, me produce curiosidad, y él

amino sin visión de mi camino, mis pies cada vez más delirantes aferrados a la hiel, codiciando hechos reales en esta ficticia vida que se propaga ante mis ojos. Tan solo busco saber quién soy y qué es lo que realmente quiero, no sé qué pensar en largos pasos sin salida, cómo avanzar en medio de tanta oscuridad, miradas desconfiadas de tantos rufianes creyendo ser matices calculadores del mundo, ecos en el aire de sucias ruedas transportando rápidamente a dudosas mentes pensantes, ojeadas misteriosas a seres impugnados por la injusticia, civilización de unos cuantos, estos con un trozo de tela en sus ojos para no poder ver, pero aun así aplauden y ríen fuertemente en tan grandioso escenario para no parecer seres extraños, llevándolos a un abismo profundo y misterioso, en tan fantástica esfera como la candelaria. ¡Sí, estoy allí!, murmullos entre voces inconformes con lo que se propaga ante sus miradas, ciertamente no es lo que quisiera encontrar, pero lo admito tan solo si a partir de dolientes realidades me encuentro con asombrosas vidas por las cuales me inspiraría narrar, aún camino buscando sentidos que murmuren sus inconformidades añorando ser relatadas, quisiera devolver el tiempo, pero sólo avanzo buscando explicación a estos efímeros cuerpos dentro de supuestas certezas. Cómo caminar con tantos sucios rostros a mi alrededor, preguntando por qué están allí. Y no brillantes joyas de oro en manos lujuriosas, quienes pretenden ser héroes asechando la dignidad, siento temor de encontrar más preguntas sin respuestas, de avanzar y hallar mentes tan duras y tan frías como sus propias vidas. Miro hacia delante, alumbrantes prendas sujetan violencia en sus manos, con voz fuerte y mirada dominante una vez más buscando una ficha con la cual mover el mundo. Es preciso pensar que temo a la verdad, sin dejar allí tan trazados pasos sigo sin rumbo fijo y aun sin conocer el susurro de una vida que inspira narrarse en un pedazo de pa-

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Revista MOVIMIENTO - - - Expresión en Movimiento

y hasta de mi alma caen hojas”, dulces frases de amor recita día a día a cada persona que sube su sueño de vida, elocuentes discursos sobre históricos lugares acogiendo a sus clientes, y yo como uno de ellos. Me sentía en otro mundo, una vida disímil fuera de lo cotidiano, vientos fuertes acarrean tan larga tarde de experiencias únicas e inolvidables, tanto caminar para encontrar mi propio paraíso, suena extraño decirlo, pero realmente me sentía sorprendente escuchando versos de amor en tan agradables sucesos; observaba, desde allí, miradas penetrantes de personas interesadas por aquel hombre, su manera de sobrevivir es un gran aporte para admirar, es increíble su felicidad constante, después de abrumadoras realidades, en un abrir y cerrar de ojos un ser magnífico llega a la vida de todas las personas, mostrando tan grandiosas cosas existentes a pesar de hechos erróneos de nuestro entorno, no es aquella persona que ignora la realidad, más bien portadora de riquezas admirables, ganando respeto de los demás. En su mundo sí existe la cultura, en su mundo sí hay buenos líderes, en su mundo hay valiosos seres; así agradece por su vida y familia como factor importante en su existencia y en su vivir. Pasos lentos no son suficientes para intolerantes ruidos de los autos, mucho menos gritos grotescos al pedir paso, simplemente esperan, observándolo detalladamente desde atrás, admirando su trabajo, porque está en otro mundo, donde sí hay cultura por unos cuantos, aunque lleguen otros a propagar riquezas y no de una historia, más bien con banalidades que al final terminan siendo inservibles. Pero es de esos pocos de

con un asombroso sombrero se gana la total atención de turistas y algunas otras personas, de pronto me acerco, me presento y busco su atención mostrándole mi gusto en escuchar sus historias, así mismo subo a su carroza, la cual tenía unas hermosas cintas color rosa de lado a lado, me pregunto si tal vez era producto de alguna inolvidable celebración, allí un enorme caballo color café, con ojos tristes y resplandecientes. Miro el reloj, tic, tac, tic, tac, ¡es tarde! Así que me dispuse a hacerle algunas preguntas sobre su vida, pasaba el tiempo y mi interés por aquel hombre era más grande, pasando por diminutas y peligrosas calles del centro, aquel hombre interesado en dar su visión de acontecimientos históricos y hechos que repercuten lo dicho actualmente de Colombia, pero ciertamente su historia me interesaba más que alguna otra cosa. Don Rómulo, tan culto como su voz y sorprendente como su vida, orgullosamente pereirano, pero claro vive aquí en Bogotá hace largos años, siete de ellos trabajando en La Candelaria, sujeta el lazo con sus dos manos, vamos rumbo a tan bellos lugares, en los cuales vemos todo tipo de personas y podemos decir que en su gran mayoría lo conocen, lo saludan ¡don Rómulo! y él con gran regocijo alza los brazos cada segundo como acto de gratitud, es así que conozco a este gran personaje de aproximadamente cuarenta y siete años de edad, palabras mágicas salen de su voz, poemas de amor colmando mi día, haciéndolo especial, uno de sus más grandes ídolos, Pablo Neruda, inspiración por una bella mujer y un pequeño niño de seis años, fruto del trabajo por el cual sostiene su maravillosa familia, de repente salen grandes versos, titulados Mariposa de otoño: “Hoy una mano de congoja llena de otoño el horizonte

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los que hablo, buscan vender arte real por las calles del centro, es a esto a lo que me refiero, hechos que no se encuentran en partes altamente prestigiosas de esta gran ciudad y con tan pocas mentes pensantes. Don RĂłmulo es alguien totalmente diferente, su trabajo digno resaltando genialidades vividas, donde existen hechos realmente importantes de los cuales yacen enseĂąanzas a un crecer diciente de un ser que toma las oportunidades como aspectos que no se pueden borrar, y se puede contar logrando su propia felicidad.

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Eureka Teatro

Alejandro Díaz Estudiante de Sociología - Universidad Santo Tomás

E

y en general la relación naturaleza / hombre. Es interrogar por el pasado y una posibilidad para el futuro, es una propuesta diferente de pensar el tiempo, otra mirada hacia la modernidad, y la oportunidad de replantearnos el espacio en el que nos desenvolvemos. Eureka en la plaza entra como cualquier extranjero, que poco a poco se va integrando a la comunidad, hasta que se convierte en una pieza fundamental; por un lado está el desarrollo que tuvo la biblioteca con la plaza y los vivanderos que le dan vida, y por otro es su propia construcción, su crecimiento personal, puesto que venía con ideas claras y propósitos ambiciosos. ¿Cuál es el presente de Eureka? Es la última onda de aquel choque, es una huerta, un espacio de siembra, una propuesta enfocada hacia la agricultura urbana, es devolver algo de ese conocimiento a la tierra, a la naturaleza. La señora Alice tiene un restaurante en la plaza, es una de las personas que más ha permanecido durante el crecimiento del proyecto y también ha crecido junto a Eureka, le gustan los paseos, siembra en su casa, colecciona libros de los periódicos. Relata cómo la realidad de la plaza de San Benito se transformó por esta idea, y también se da cuenta de que las “ideas transforman”, dicho en sus propias palabras. Describe el proyecto de la huerta como puesta en escena que quiere demostrar la necesidad de un alimento limpio, un alimento propio; sabe que la huerta no da beneficios económicos y que solo sigue en ese performance inicial. Se da cuenta la señora Alice que hace parte de ese museo vivo, igual que los estudiantes que desde siempre han estado presentes a través del proceso de alfabetización de los colegios de alrededor donde prestaban sus fuerzas, sus conoci-

ureka es un sonido producido por el choque de dos objetos, es una onda sonora cada vez más amplia que se va esparciendo; todo nace de una obra de arte que sigue renovándose y dándoles nuevos aires a su momento original. Uno de los elementos que producen esa onda expansiva es la plaza de mercado, el hogar de vivanderos y vivanderas que habitan una realidad compuesta por colores, saberes y texturas particulares, como también sabores, olores e historia de la vida rural. La plaza representa al campesino de la ciudad, a ese que sigue navegando en Bogotá con los productos de la tierra, en los mercados que se organizan. El otro elemento clave en la conformación general de esta obra es la biblioteca, en especial los libros, el saber sistematizado, la academia que se encuentra con el saber popular. Todo empieza con la idea de Gloria González, que había trabajado en el campo de las artes, en especial en el teatro, y que decide hace diez años llevar a cabo una idea de un performance llamado “El paradero”. Se trataba de llevar una biblioteca a una plaza de mercado, una obra que se realiza en un barrio del sur de la capital colombiana, San Benito, rodeado de curtiembres y varias fábricas que se ocupan del trato de los cueros. Este es el escenario de esta obra, es la galería en la que se expone este “museo vivo”, expresado así por ella misma; lo que empezó siendo una postura escénica terminó siendo un proyecto que inventa una nueva forma de pedagogía, de organización, de resistencia, que hasta al momento se ve en sus labores. Eureka empieza con pocos libros y con todas las ganas de crear, de transformar y aun más de reconocer ese espacio vital para la memoria patrimonial como lo son nuestras plazas de mercado

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intangible que representan, las expresiones que no se pueden olvidar como “amero” o “a la orden, sumercé”, ni tampoco el costal, el perro, el gato de la plaza, y una relación con el cliente diferente a la que cualquier hipermercado maneja como la de quien conoce los productos y se los ofrece con amabilidad, cualidad que representa a estas personas: “esto le sirve para el dolor de barriga”. Invita también a pensar en nuestra memoria o más bien a escuchar al olvido, escuchar lo que se escapa; como la profesora Gloria se dio cuenta durante su proceso de crecimiento en el proyecto, “la mejor clase de ciencias naturales y geografía se da en la plaza de mercado”, ese lugar que reúne los alimentos y las hierbas de tierras fría y caliente, como también la particularidad que le da el lugar de origen de cada alimento. Solo queda por decir que la señora Alice describe al último fruto de Eureka, la huerta, irrumpiendo en el contexto del barrio y considerándose parte de “unos pocos locos contra el resto” que creen en las ideas transformadoras.

mientos y su tiempo para estar con niños que podían ser hijos de los vivanderos o simplemente los niños del barrio, a los que se recibían en Eureka en talleres de lectura, escritura y para ayudas de las tareas. Ahora es una nueva generación de estudiantes, en este caso de universidades que pretenden hacer un aporte desde sus disciplinas; así la huerta se siembra no solo de las semillas de los árboles frutales y de las hortalizas, sino también de la música, la ciencia política, la sociología y hasta el derecho; es un equipo que quiere hacer actividades con la comunidad y tratar de salir de su conocimiento teórico. El grupo de estudiantes, junto con la señora Alice y la profesora Gloria, han recibido capacitación sobre agricultura urbana: primero un diplomado que recibieron de la Universidad Distrital y ahora adelantan una capacitación con el Jardín Botánico; esto les da un conocimiento teórico que fundamenta y refuerza el conocimiento práctico de la plaza, puesto que todos los vivanderos y vivanderas hacen parte de este proyecto; por un lado, aportan residuos para la creación del abono natural y regalan semillas y, por otro, más importante aún, ofrecen el conocimiento de la tierra, su saber especializado en la naturaleza y en los alimentos. ¿A qué invita Eureka? Por supuesto que invita a sembrar, cualquier espacio de tierra en la ciudad es un hogar propicio para cualquier alimento. La huerta es esa invitación de cuidado del ambiente y de la salud: qué más agradable y saludable que comer las fresas que uno mismo sembró, continuar con el performance que se sigue moviendo; es una invitación constante a no olvidar las plazas de mercado, la memoria tangible e

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Revista MOVIMIENTO

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Movimiento es una revista de estudiantes de la Facultad de Sociología de la Universidad Santo Tomás. Está abierta a estudiantes que deseen dar a conocer sus trabajos con aspectos relacionados con la sociología. Asimismo, es un medio de expresión estética para los autores y un canal de difusión de eventos académicos y culturales, siguiendo para ello las siguientes normas:

Os et oditae sum expedigenis maximpores quam, quos sim quos magnam renis aut dolo et rem derchil igenimusam qui sita delici vellorionse net am non ra consequ aturiatiae nonseque restrum vellame ndanis Consent asdfasdf

Odit quasim quianditia volupita inctassit ulluptat ratur, te etur sequi nosant lamenda simodisin renes vellitatemui occ Ipsun accatem est, corpor sam faccus et fugitin ullameime eatur magnias a vit, quuntem explabo rposapehent

Min core res dolupisitium aceaqui squamus venihilita adigenis quam re esciam, totation non rae vent, earchilit poritium que veligni tatiisqui voloremporum quas autas ne sus simolori ute non cus ellatquibus rest, Am, adegasdgd

1. Los trabajos destinados a ser publicados deben ser artículos originales y representar un aporte a la investigación y el análisis desde la mirada sociológica que permita entender, interpretar y analizar la compleja realidad social. 2. Los textos deben ser presentados en tamaño carta, en letra Arial, 12 puntos, con 1,5 espacios, y su extensión no debe sobrepasar las tres cuartillas. Debe agregarse archivo magnético del documento en Word e incluir cuadros, gráficas, tablas y anexos, si el artículo los tiene. 3. Las imágenes deben entregarse en formato JPEG, con reducción dpi de 300, con mínimo 6 cm. 4. Los cuadros, gráficos o figuras deberán aparecer numerados de manera continua e indicando en el texto el lugar en que deben aparecer o si deben figurar como anexos. 5. En su aspecto formal, los trabajos deberán contar con las normas establecidas por ICONTEC para la publicación de trabajos científicos. La forma de citar referencias a pie de página y en la bibliografía deberán conservar las siguientes reglas: a. Libros: APELLIDOS, Nombres. Título del libro. Número de edición (ed.), Nombre Apellido del traductor (tr.). Ciudad donde se editó. Año de edición. b. Revistas: APELLIDOS, Nombres. Título del artículo. En: Título de la revista, volumen (vol.). Año de edición, número (No.), lugar de publicación: años de publicación, páginas (pp.). c. Páginas electrónicas: APELLIDOS, Nombre. (E-mail del autor). Título del trabajo o nombre del sitio web (dirección electrónica completa con http). DD/MM/AA de creación o última actualización, última consulta: MM/AA. 6. Al final del trabajo debe incluirse la lista de referencias bibliográficas ordenadas alfabéticamente. 7. Los originales enviados a la revista estudiantil Movimiento no serán devueltos y el Comité Editorial está en la libertad de escoger los materiales para publicar. La corrección de pruebas del material por publicar será cotejada con el original, respetando el estilo utilizado por el autor o los autores. 8. Las ideas expresadas en los artículos serán responsabilidad de cada autor. 9. Los trabajos deberán remitirse a: revistamovimiento@hotmail.com.

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