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El retrato de la mujer y el mito del amor romántico en la novela La Amortajada por Leida Karina Castellanos Alcántara
from Nudo Gordiano #16
por Leida Karina Castellanos Alcántara.
“¿Por qué, por qué la naturaleza de la mujer ha de ser tal que tenga que ser siempre un hombre el eje de su vida?”.
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MARÍA LUISA BOMBAL
María Luisa Bombal (Viña del mar, 8 de junio de 1910 – Santiago, 6 de mayo de 1980) fue una escritora chilena que ha sido elogiada desde la publicación de su primera novela La última niebla, en 1935; también, “hoy se la considera iniciadora de la narrativa vanguardista chilena, una de las principales representantes de la prosa de vanguardia hispanoamericana, y un nombre clave y pionero en la expresión de la conciencia de lo femenino en la literatura” (Domínguez Romero, 2012, p. 68).
La vida de María Luisa Bombal comienza a ser caótica y desafortunada a partir del regreso a su país natal en 1931, después de haber vivido algunos años en Francia, pues se encuentra con quien sería su primer amor, Eulogio Sánchez, un hombre mayor y divorciado, que más adelante la ilusionaría con falsas promesas de amor; esta experiencia es, quizás, lo que se esconde detrás de la historia de Ricardo en La amortajada. El amor y el matrimonio son aspectos sumamente importantes para ella y pasará el resto de sus días buscándolo infructuosamente, pues a pesar de que sí estuvo casada, se sabe que su primer marido era homosexual y fue más bien un contrato que no la hizo feliz, y sus segundas nupcias se caracterizaron por problemas económicos que finalmente no le permitieron continuar con la vida burguesa a la que estuvo acostumbrada desde niña.
Al leer a Bombal encontramos atisbos de denuncia al papel limitado que se le ha otorgado a la mujer, por lo que podríamos pensarla como feminista; sin embargo, ella no se consideraba como tal, incluso tenía inclinaciones políticas de derecha. No fue una rebelde de su clase social ni luchó por cambiar el sistema, sino que aceptó ese mundo establecido como algo inmodificable, por lo cual, no concibió su vida fuera del matrimonio ni le preocupó el hecho de que aún no existiera el voto femenino (Balart Carmona, 2014).
El propósito de este ensayo es demostrar la inconformidad al rol social establecido para la mujer reflejado en La amortajada (1941), pues si bien Bombal no propone en la novela un enfrentamiento a éste ni modificar la realidad, sí son notorios los estragos que dicho rol tiene en su vida.
I. Inconformidad al rol social de la mujer
La amortajada cuenta la historia de Ana María, es ella quien nos hace un recuento de su vida centrándose, principalmente, en tres hombres: Ricardo, Antonio y Fernando, pues son ellos quienes la definieron mientras estuvo viva. Esto sucede porque, para Bombal, “el sentimiento de la mujer […] gira alrededor del hombre. Ellos son los que mandan en mis libros y los que determinan nuestros sentimientos y problemas ” (Guerra, citada en Crisóstomo Caldera, 2017, p. 32). Sin embargo, a pesar de que los personajes femeninos de la obra literaria de la escritora chilena “están marcadas por una visión patriarcal de la mujer, ya que el sino de la vida de las protagonistas se basa en las relaciones con el hombre, entregándole a él la llave de la felicidad o de la desdicha” (Crisóstomo Caldera, 2017, p. 33), Ana María es también una transgresora para la época. Esto se evidencia en las relaciones sexuales que mantiene con Ricardo sin estar casados, algo impensable para esos años y mucho menos en la clase social alta en la que se desenvolvía.
Asimismo, al saberse embarazada, ella comprende que debe abortar, debido a que, si su padre se enterara de su estado, sería una desgracia y vergüenza para la familia. Bombal lo plantea muy bien, pues, aunque el aborto siga siendo estigmatizado hasta el día de hoy, la verdad es que es una práctica que se ha realizado desde siempre con ayuda de la herbolaria u otras mujeres con experiencia, muchas veces conocidas como brujas: “Mañana, mañana buscaré esas yerbas que… o tal vez consulte a la mujer que vive en la barranca…” (Bombal, 1941, p. 23).
Al respecto de la sexualidad, me parece importante destacar que María Luisa Bombal (…) fue la primera autora latinoamericana que describió un encuentro sexual en sus obras. Sin lugar a dudas, ello significó un desafío al imaginario patriarcal imperante en la época, en el que la mujer debía guardar discreción y vivir de manera silente su sexualidad, pues es un ámbito en el que ella no tenía voz. (Crisóstomo Caldera, 2017, p. 34)
Ana María no disfrutaba su vida, no era feliz, el matrimonio nunca fue lo que esperaba y le pesaba profundamente cumplir con las pocas labores que se esperaban de ella: “Tener que peinarse, que hablar, ordenar y sonreír. Tener que cumplir el túnel de un largo verano con ese puntapié en medio del corazón” (Bombal, 1941, p. 74). Ese puntapié recibido por el darse cuenta, también, de que Antonio nunca la amó, de que se engañó a sí misma durante mucho tiempo. Esto a consecuencia del amor romántico, y una de sus características: el perdonar y justificar todo en nombre del amor, así, Ana María “rehuía las confidencias, amparada en su categoría de mujer legítima, segura de que ello representaba una elección, un puesto de honor definitivo en el corazón distante de su marido” (Bombal, 1941, p. 72). Y es que el amor romántico hiere, porque (…) el amor es histórico, es decir, está condicionado por las épocas y por las culturas; está especializado por género, lo que quiere decir que tiene normas y mandatos diferentes para las mujeres y para los hombres y, además, va de la mano del poder. (Varela, 2017, p. 56). El rechazo a los trabajos domésticos, el cuidado de los hijos, la soledad de un matrimonio sin amor, y que todo esto la volviera mezquina, nos muestra que ella estaba inconforme con ese papel tan limitado que se le había dado. Así, llega a preguntarse:
¿Por qué, por qué la naturaleza de la mujer ha de ser tal que tenga que ser siempre un hombre el eje de su vida? Los hombres, ellos, logran poner su pasión en otras cosas. Pero el destino de las mujeres es remover una pena de amor en una casa ordenada, ante una tapicería inconclusa. (Bombal, 1941, p. 74) En palabras de Rosario Castellanos, lo anterior también se podría decir de la siguiente manera: “No es equitativo —y contraría el espíritu de la ley— que uno tenga toda la libertad de movimientos mientras el otro está reducido a la parálisis” (Reyes, 2005, p. 667). Pese a que Castellanos habla del espíritu de la ley, en este caso particular me gustaría trasladarlo al espíritu de Ana María: esta limitación que ella siente mata su espíritu.
Me apoyé del fragmento anterior para pasar al que, a mí parecer, es el punto más importante de la obra y uno de los significados que le podemos dar al título: Lo interesante aquí es ver de qué modo aparece expresado este cuerpo femenino: el cuerpo se presenta paralizado, desprovisto de movimiento, de acción aparente, pues en un sentido real y concreto ha dejado de ser, de sentir, de existir, aunque es, paradójica mente desde ese espacio de inmovilidad, de silencio, de no-ser, desde el que la protagonista de La amortajada se mueve, habla y es, consigue hacerlo con libertad, consigue enunciar desde su auténtico yo. (Domínguez Romero, 2012, pp. 72-73) Ella misma lo dice: “Ya ves, la muerte es también un acto de vida” (Bombal, 1941, p. 81). Es así porque, por fin, está libre de todos aquellos que puedan dominarle: su esposo, sus hijos, su padre, la sociedad.
Sabemos que Ana María no estaba de acuerdo con su rol, ya cuando está muerta, dado que “Solo después de haber dejado de existir puede enunciarse, recobrar y reconquistar su voz, enquistada en vida bajo el poder de la moral dominante” (Domínguez Romero, 2012, p. 81). Mientras vivió, nadie más que Fernando, la escuchó, pero no pudo comprenderla; se encontraba sola, sola con sus pensamientos y sentimientos. Mientras vivió fue acallada, quizá no explícitamente, no obstante, ya sabemos cómo funciona ese adoctrinamiento de “calladita te ves más bonita”. Ana María fue desdichada debido a que, a pesar de haber seguido al pie de la letra lo que se exige implícitamente a todas las mujeres, ella siempre deseó algo más, lo cual logró al morir. En palabras de Bernardita Llanos (citada en Domínguez Romero, 2012): La experiencia histórica femenina se hace sinónimo de una muerte psíquica, pues la sujeto bombaliana vive escindida entre lo que debe ser y lo que desea, sin poder resolver su dilema hasta después de cumplir con su misión reproductiva y morir biológicamente. (p. 81). La amortajada, si bien no armonizaba con la moral en turno, y que aún perdura, nunca fue capaz de sobreponerse a las dificultades de la época, probablemente porque no sabía cómo o quizás porque no sabía que eso se podía, por lo que aprendió a “ser pasiva, obediente, sumisa, cómplice, cosa, [como parte de un] entrenamiento para lo que se considera su destino natural: el matrimonio, premio de su buena conducta, corona de virtudes, cielo alcanzado con las manos” (Reyes, 2003, p. 248).
Conclusiones
A lo largo de la novela somos testigos de la infelicidad de Ana María provocada por la monotonía de su vida doméstica y por los vanos intentos de amar y ser amada en un sistema patriarcal en donde “El amor romántico en ningún momento habla de relaciones igualitarias, todo lo contrario” (Varela, 2017, p. 61). Ella se entrega por completo a Ricardo y éste la abandona; más tarde se siente incapaz de corresponder el amor de Antonio, y cuando logra hacerlo, él hace uso de los privilegios que se le otorgan por el simple hecho de ser hombre: tener amantes.
La amortajada es un “libro de triste magia”, como bien señaló Borges (citado en Domínguez Romero, 2012, p. 70), ya que me parece muy lamentable que la protagonista deba morir para sentirse libre, para sentirse ella. Entiendo que la muerte, en general, representa una liberación de lo terrenal para los seres humanos, empero, es injusto que hasta el día de hoy, la mayoría de los hombres no necesita esperar para gozar de libertades y derechos que deberían estar garantizados para todas las personas, cuando hay muchas mujeres siendo silenciadas y privadas del placer de disfrutar la vida.
Por otro lado, como mencioné al inicio, María Luisa Bombal no denuncia como tal el papel subordinado de la mujer en una sociedad patriarcal, pues La amortajada es una novela narrada desde la perspectiva de una mujer muerta, es decir, un ser silenciado para siempre (…) Su discurso se registra pero no es oído; ella habla dando paso a otras voces a través de la suya, voces de hombres que no la escucharon, porque en vida siempre tuvo que callar. (Ferrero, citada en Neira Alarcón y Ríos Quezada, 2011, p. 67). Así, Ana María es silenciada de nuevo, quienes la velan y entierran no pueden escucharla, entenderla y actuar de manera diferente.
No obstante, gracias a la literatura, sí es posible un cambio porque su discurso sí llega a un destinatario: los lectores. Somos nosotros quienes podemos advertir estos sutiles, y no tan sutiles, llamados de atención respecto a la situación de la mujer, entre las muchas otras maravillas que presenta esta novela, y seguir movilizándonos para que cada día las mujeres estén más cerca de la libertad, así como los hombres, pues al final, el sistema nos afecta a todos.
Referencias
Bombal, M. L. (1941). La amortajada. Santiago, Chile: Nascimento. anexo/1003/1293/2105.pdf
Crisóstomo Caldera, M. J. (2017). De las Monjas Francesas a la Sorbonne: El feminismo implícito de María Luisa Bombal, 1934-1979 (Tesina de grado). Universidad Academia de Humanismo Cristiano. Recuperado de: http://bibliotecadigital.academia.cl/ bitstream/handle/123456789/4536/TLHIS%20169. pdf?sequence=1&isAllowed=y
Domínguez Romero, N. (2012). Decir con el cuerpo. La resignificación del sujeto femenino en La amortajada de María Luisa Bombal. A contracorriente, 9(3), 67-93. Recuperado de: https://acontracorriente.chass.ncsu.edu/index.php/acontracorriente/ article/view/294/505
Neira Alarcón, J., & Ríos Quezada, E. (2011). María Luisa Bombal: la existencia femenina entre el amor y la desdicha (Tesis de grado). Universidad del Bío-Bío, Chillán. Recuperado de: http://repobib.ubiobio.cl/ jspui/bitstream/123456789/1372/1/Neira_Alarcon_ Jeannette.pdf
Reyes, A. (comp.) (2003). Mujer de palabras. Artículos rescatados de Rosario Castellanos. Volumen I. México: CONACULTA.
Reyes, A. (comp.) (2005). Mujer de palabras. Artículos rescatados de Rosario Castellanos. Volumen II. México: CONACULTA.
Varela, N. (2017). Cansadas. Una reacción feminista frente a la nueva misoginia. España: Ediciones B.
Bibliografía
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