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NUMINOUS Año 3 - N.° 3 - Julio de 2017


NUMINOUS Año 3 - N.° 3 - Julio de 2017

Editorial Pedro Dorr Martín Godino

SUMARIO

Fotografía Ilan Schussel

Memorándum de Frankfurt. Rudolf Steiner y la cuestión del racismo 4 RAMON BRÜLL Y JENS HEISTERKAMP Introducción: FRANK THOMAS SMITH

Diseño y edición RADediciones Arte de tapa Diana Álvarez

Nota editorial 2

Astrosofía y la lectura celeste. Bases astronómicas de los estados de consciencia humana 22 DIEGO MILILLO Acerca de la naturaleza de la música y la composición musical 48 PEDRO GUIRAUD

© Espacio de Jóvenes por una Educación Superior Basada en la Antroposofía (EJESBA), 2017. Correo electrónico: ejesba@gmail.com No se permite la reproducción parcial o total, el almacenamiento, el alquiler, la transmisión o la transformación del material de esta revista, en cualquier forma o por cualquier medio, sea electrónico o mecánico, mediante fotocopias, digitalización u otros métodos, sin el permiso previo y escrito del editor. Su infracción está penada por las leyes 11.723 y 25.446. ISSN en trámite. Impreso en la Argentina / Printed in Argentina.

La Euritmia como camino del recordar espiritual. De la duda a la certeza 60 ELIZABETH TAUSZIG DE POODT Escuela Argentina de Euritmia 68


Nota editorial

“T

que es y lo que se aparenta ser, el saber decir y el saber hacer, entre la teoría y la práctica? Las respuestas que dio Rousseau en su ensayo fueron de carácter negativo, pero nosotros, equipo editorial de revista NUMINOUS, tenemos la esperanza de que las respuestas puedan tomar otro matiz y consideramos que la Antroposofía, como ciencia espiritual interesada en la integración de la ciencia, el arte y la espiritualidad, pueda colaborar a este respecto. Como venimos explicando desde los números anteriores, la revista tiene el objetivo de ser un espacio de diversidad de pensamientos, que procuren a su vez, mantener una línea argumentativa con sustento en la ciencia y la cultura, que promueva la amplitud de miradas sobre lo conocido, las reflexiones sobre lo vivenciado, incentivando a estudiar o investigar nuevas propuestas relativas a la Antroposofía para desarrollar en el mundo profesional. La cita de un epistemólogo y sociólogo preocupado por la realidad latinoamericana, como es Boaventura de Sousa Santos, no es casual. Este pensador portugués, popular en Brasil por su participación en el Foro Social Mundial, acuñó el término “epistemología del Sur” para designar a la “búsqueda de conocimientos y criterios de validez del conocimiento que otorguen visibilidad y credibilidad a las prácticas cognitivas de las clases, de los pueblos y de los grupos sociales que han sido históricamente victimizados, explotados y oprimidos, por el colonialismo y el capitalismo

al como en otros periodos de transición, difíciles de entender y de explorar, es necesario voltear a las cosas simples, a la capacidad de formular preguntas simples, preguntas que, como Einstein acostumbraba decir, sólo un niño puede hacer pero que, después de hechas, son capaces de trazar una luz nueva a nuestra perplejidad. Tengo conmigo un niño que (…) hizo algunas preguntas simples sobre las ciencias y los científicos. Las hizo al inicio de un ciclo de producción científica que muchos de nosotros juzgamos está ahora llegando a su fin. Ese niño fue Jean-Jacques Rousseau”1. Así describe el sociólogo y epistemólogo portugués Boaventura de Sousa Santos al difícil periodo de transición en que nos toca vivir en la actualidad (finales del siglo XX, comienzos del siglo XXI). Jean-Jacques Rousseau, en el ensayo titulado Discurso sobre las ciencias y las artes (1750), formula varias cuestiones al tiempo que responde a la pregunta que le fuera propuesta por la Academia de Dijon: ¿El progreso de las ciencias y de las artes contribuirá a purificar o a corromper nuestras costumbres? Para darle una respuesta, Rousseau se hizo otras preguntas no menos elementales: ¿Hay alguna relación entre la ciencia y la virtud? ¿Contribuirá la ciencia a disminuir el foso creciente en nuestra sociedad entre lo

1 De Sousa Santos, Boaventura. Una epistemología del Sur: la Reinvención del conocimiento y la Emancipación social. Siglo XXI Editores: CLACSO; México; 2009.

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globales”2. Tomando algunos principios de este planteamiento, nos pareció importante y en línea con el ideario de la revista, dar a conocer investigaciones críticas que pongan el foco en el contexto histórico, social y cultural en que ha emergido la Antroposofía3; así como en áreas de esta ciencia espiritual con poca visibilidad en estas latitudes y mucho potencial para aportar, como es el caso de la Astrosofía4. Los otros dos artículos, incluidos bajo la sección de Testimonios5, a nuestro entender, pueden darnos luz frente a la pregunta realizada por Jean-Jacques Rousseau: ¿El progreso de las ciencias y de las artes contribuirá a purificar o a corromper nuestras costumbres? Agradecemos a los generosos autores de los artículos y la colaboración de Federico Halbrich, Cecilia de Andrea Biedermann, Frank Thomas Smith y Diana Álvarez, quienes contribuyeron para la materialización de éste número. Nuestro agradecimiento también por el apoyo brindado al Centro Cultural y Social el Faro, a la Sociedad Antroposófica de Argentina y al Instituto Superior de Formación Docente Perito Moreno. EQUIPO EDITORIAL DE LA REVISTA NUMINOUS

2 Idem. 3 En este número, el artículo titulado “Memorándum de Frankfurt. Rudolf Steiner y la cuestión del racismo”, escrito por Ramon Brüll y Jens Heisterkamp. 4 “Astrosofía y la lectura celeste. Bases astronómicas de los estados de consciencia humana”, escrito por Diego Milillo. 5 “Acerca de la naturaleza de la música y la composición musical”, escrito por Pedro Guiraud. y “La Euritmia como camino del recordar espiritual. De la duda a la certeza”, escrito por Elizabeth Tauszig de Poodt.

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Memorándum de Frankfurt. Rudolf Steiner y la cuestión del racismo RAMON BRÜLL

Y JENS

HEISTERKAMP

Traducción de Cecilia Andrea Biedermann Introducción general: Frank Thomas Smith

INTRODUCCIÓN

GENERAL

P

robablemente mucha gente en América Latina se sorprenderá al leer en el Memorándum de Frankfurt. Rudolf Steiner y la cuestión del racismo que Rudolf Steiner –cuya sabiduría y bondad hemos reverenciado durante tanto tiempo– ha sido acusado de antisemitismo y racismo. Esto suena absurdo y falso. Sin embargo, el hecho de que los autores Ramon Brüll (holandés) y Jens Heisterkamp (alemán) –responsables conjuntos de una importante publicación antroposófica en lengua alemana– hayan investigado las acusaciones y descripto sus resultados y conclusiones en este artículo –basado en un estudio aún más extenso que se llevó a cabo en Holanda–, podría llamar la atención. Uno podría, a primera vista, concluir: —Ajá, donde hay humo, hay fuego. Pero el humo también puede ser utilizado para ocultar la verdad, y de eso se trata en este caso. Con el fin de entender por qué se llevaron a cabo estas investigaciones y por qué se está escribiendo y debatiendo tanto sobre ellas en Europa, hay que tener presente que el antisemitismo y el racismo son temas

muy sensibles en Europa Central hoy en día; sobre todo en Alemania, con su historia de nazismo: el hecho incomprensible de que la cultura alemana tan altamente avanzada haya podido descender tan rápidamente al abismo del mal. Los alemanes de hoy –cuya gran mayoría ni siquiera había nacido durante la época nazi– sienten, aunque sea de manera inconsciente, la carga de una culpa colectiva y el deseo de expiar las culpas de sus progenitores. Ciertos académicos han aprovechado este tipo de sentimientos para promover sus propias carreras, como Helmut Zander en Alemania y Peter Staudenmaier en los Estados Unidos, ambos profesores en universidades católicas1. Su metodología consiste en tomar algunos de los dichos de Steiner fuera de contexto y utilizarlos como prueba falaz de sus propias opiniones. Estos 1. El hecho de que ambos sean profesores en universidades católicas bien puede ser una coincidencia. Lo menciono aquí, sin embargo, debido a la animosidad que existía entre Rudolf Steiner durante su vida y la Iglesia Católica.

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integrarse en la sociedad alemana en lugar de fundar un estado judío en Palestina. La comunidad judía alemana misma estaba profundamente dividida sobre la cuestión del sionismo. Steiner, cuya idea de la Sociedad Trimembre estaba aún lejos de ser enunciada, consideró que un estado político fundado sobre una religión sería un retroceso en la historia de la sociedad humana. (Todo esto fue, por supuesto, antes del holocausto, que llevó a que el estado de Israel fuera una inevitabilidad histórica.) Pero Peter Staudenmaier afirma que estar en contra del sionismo y en favor de la asimilación en aquel tiempo era una forma de antisemitismo; más bien, diría yo, era todo lo contrario. La intención de los autores del Memorándum que se presenta a continuación no es defender a Rudolf Steiner contra tales acusaciones, sino examinarlas de forma objetiva con el fin de determinar lo que hay de verdad o de falsedad en ellas. Creo que lo han conseguido.

pocos ejemplos provienen de conferencias publicadas mucho después de la muerte de Steiner (1925), cuyo contenido quedó registrado en notas estenográficas o en apuntes tomados por los oyentes, sin que Steiner tuviera oportunidad de revisarlo. Por supuesto, también hay otros académicos que arguyen lo contrario. Otro profesor alemán de historia, Christian Clement –que no es antropósofo y está escribiendo una extensa “crítica” de la obra de Rudolf Steiner– declaró que sólo se basa en la obra escrita, ya que a menudo, con las conferencias, no es posible estar seguro de lo que Steiner realmente dijo o quiso decir. Además, en la versión escrita que hoy leemos, falta el lenguaje corporal y el tono de voz, por lo que no es posible saber si ciertas palabras fueron dichas literalmente, irónicamente, o incluso con humor. En consecuencia, algo que aparece como racista bien podría haber sido lo contrario. Hay algo más que se debe tener en cuenta en relación con la importancia de estas acusaciones. En Europa, especialmente en Alemania, Holanda y Escandinavia, Rudolf Steiner y la Antroposofía son bien conocidos, principalmente debido a las muchas escuelas Waldorf en esos países; como esas escuelas están subvencionadas por los respectivos estados, lo relativo a ellas concita el interés de los contribuyentes. En las Américas, aunque el número de escuelas Waldorf está creciendo, todavía son relativamente pocas y no se benefician de la ayuda estatal. Cuando joven, antes de sus etapas teosófica y antroposófica, Steiner escribió en un artículo que los judíos alemanes deberían

Sobre el autor Frank Thomas Smith nació y se crió en Brooklyn, Nueva York, pero ha vivido durante muchos años en Europa y la Argentina. Fue ejecutivo en la aviación comercial y trabajó en educación Waldorf y como consultor de empresas y organizaciones. Publicó relatos para niños y cuentos para adultos. Actualmente publica y es editor de Southern Cross Review (en southerncrossreview.org), revista sobre literatura, educación, ciencia, actualidad y antroposofía. Email: traslagringo@gmail.com 6


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Memorándum de Frankfurt. Rudolf Steiner y la cuestión del racismo

INTRODUCCIÓN. ¿POR QUÉ UN MEMORÁNDUM?

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l reclamo de que el fundador de la Antroposofía Rudolf Steiner (1861-1925) era racista o sostuviera puntos de vista teñidos de racismo fue presentado repetidamente en publicaciones críticas como en informes en los medios. A partir de esos reclamos, la Antroposofía, como una enseñanza y un movimiento socio-espiritual, fue convocada a cuestionarse. Estos cargos son contrarrestados por personas que trabajan en instituciones basadas en la Antroposofía alrededor del mundo. Ellas sostienen que los comentarios irritativos de Steiner sobre al asunto de la raza son irrelevantes y totalmente marginales en cuanto a sus contribuciones antropológicas centrales. El diálogo razonable entre estos grupos ha sido impedido por enfoques fundamentalistas y emocionales de ambos lados. Por una parte se exige el abandono completo de un fundador supuestamente anticuado; desde la otra, cada declaración de Steiner es defendida apologéticamente, no importa cuán extraña pueda parecer. En este punto es importante abrir un diálogo para que el debate se base en fundamentos fácticos. Como antecedente, en 1996 se hizo un trabajo importante en los Países Bajos,

cuya comunidad es particularmente sensible al tema de la discriminación. Una comisión especialista presidida por el experto en derechos humanos Dr. Th. A. van Baarda examinó completamente el trabajo de Steiner en busca de contenido racista. El estudio resultante1 es, hasta ahora, el único que persigue explicar las declaraciones de Steiner no sólo en el contexto de su obra2 sino que también mide su efecto según criterios objetivos legales y éticos. En su informe final la Comisión holandesa Antroposofie en het vraagstuk van de rassen (traducido como “Antroposofía y las acusaciones de racismo”, en adelante CHAR) indica que una “enseñanza racista” 1. Antroposofie en het vraagstuk van de rassen. Eindrapport van de onderzoekcommissie. Publicada por Antroposofische Vereniging in Nederland, Zeist 2000. Publicada en alemán como: Anthroposophie und die Rassismus-Vorwürfe. Der Bericht der niederländischen Untersuchungskommission Anthroposophie und die Frage der Rassen. Editada por: Th. A. van Baarda. Con un prefacio de Justus Wittich y un análisis en el contexto de la ley alemana por Ingo Krampen. Traducción autorizada por Ramon Brüll,Frankfurt am Main 1998 (2a edición 2006). 2. Lorenzo Ravagli, Hans Jürgen Bader y otros adoptan una interpretación hermenéutica en: Rassenideale sind der Niedergang der Menschheit. Anthroposophie und derRassismusvorwurf, Stuttgart 2002.

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En consideración a las observaciones problemáticas de Steiner sobre el asunto de las razas, este Memorándum deja constancia de que hay, esencialmente, cinco grupos de enfoque: 1) Terminología teosófica aparentemente racista; 2) Anti-semitismo y anti-judaísmo; 3) Discriminación a través de la atribución de decadencia; 4) Discriminación a través de formulaciones poco claras y creación de estereotipos; 5) Observaciones racistas. Casi todos los ejemplos citados son pasajes de textos citados en el contexto de la crítica pública. Para un resumen completo de los fragmentos de texto incriminatorios nos referimos al informe de la CHAR (ver nota 2) y en consideración al contexto, a los volúmenes relevantes de las Obras Completas de Rudolf Steiner (Rudolf Steiner Gesamtausgabe = GA).

–en el sentido de una teoría que postula una presunta superioridad de un grupo de gente sobre otra– es inexistente en la obra de Steiner. Pero la CHAR contabilizó en las Obras Completas (de aproximadamente 89.000 páginas) 16 citas las cuales, si hubieran sido pronunciadas por un autor contemporáneo, podrían incluso proveer evidencia para imputaciones penales. La CHAR juzgó otras 66 citas como casos de discriminación menos serios, o declaraciones abiertas a mala interpretación. Al emitir estos juicios, la CHAR aplica el principio de que, en consideración a la pregunta de si una cita era insultante o no, la clave –en general en línea con principios válidos– no era tanto la intención del emisor o autor sino más bien el efecto en el receptor3.

EXAMEN CRÍTICO DE LAS OBSERVACIONES RUDOLF STEINER

1. TERMINOLOGÍA

DE

TEOSÓFICA APARENTE-

MENTE RACISTA

Para el presente Memorándum se adopta un criterio similar pero independiente del de la CHAR. Al hacerlo, los autores utilizan su compromiso con el trabajo de Rudolf Steiner, pero no hacen de su aceptación un prerrequisito para la evaluación. Los autores toman en cuenta tanto los criterios aceptados generalmente sobre no discriminación como los resultados de las investigaciones históricas sobre racismo.

Esta primera categoría incluye el hoy extremadamente irritante concepto de “raza raíz” que Steiner tomó de la Teosofía y utilizó hasta cerca de 1905 para sus propios análisis culturales de la filosofía. Con relación al desarrollo de la humanidad (la raza humana), los trabajos fundamentales de la Teosofía refieren a diversos períodos o épocas de la historia de la humanidad como “razas raíz” o “sub-razas” (en el sentido de una parte de la humanidad). Esta designación confusa según la época cultural no tiene realmente nada que ver con el origen étnico de los diferentes pueblos. Estas observaciones no tienen un sustento racista.

3. Desde hace algunos años, la Editorial Rudolf Steiner, responsable de la publicación de las obras de Steiner, ha seguido una recomendación de la CHAR y proporciona un comentario crítico de las observaciones relevantes de Steiner en cualquier reimpresión de libros con pasajes controvertidos.

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Aunque las críticas que se refieren a este pasaje fueron reconocidas y contrarrestadas por Steiner mismo, él no fue siempre coherente al respecto, ya que el término “raza” todavía aparece en casos puntuales en posteriores trascripciones de conferencias como sinónimo de “pueblos” o también “épocas culturales”.

Sin embargo, estas observaciones de Steiner tienen un efecto excepcionalmente ofensivo y abierto a las malinterpretaciones de los lectores no familiarizados con la literatura teosófica. Un ejemplo en una carta del 28 de abril de 1905 a Marie von Sivers: “Todas las sub-razas de nuestras cinco razas raíz tuvieron al menos un elemento semítico. La última llegó a Europa vía España, como sabes. Pero dichos elementos se agotaron al final de un ciclo y un nuevo elemento tuvo que evolucionar”4. Se adjunta un dibujo en el cual cinco de las llamadas “sub-razas” se ramifican una después de otra: la cultura de la Antigua India, la rama de la cultura de Zaratustra (Antigua Persia), la rama de la cultura Semita-Babilonia-Asiria (Antigua Babilonia), el mundo Greco-romano y la “fertilización de la cultura Germánica a través del semitismo y la cristiandad”. Los términos “raza raíz” y “sub raza” son confusos en este contexto y objetivamente inapropiados, tanto que Steiner mismo dejó de utilizarlos después de 1905. Desde ese momento se distanció explícitamente de dicha terminología teosófica: “Evito intencionalmente el término ‘sub-raza’ porque el concepto ‘raza’ no cubre totalmente el significado, en realidad. Se refiere a períodos de desarrollo cultural”5.

2. ANTISEMITISMO Y ANTI-JUDAÍSMO En el núcleo de las acusaciones de antisemitismo levantadas contra Steiner en repetidas ocasiones subyace una declaración que él hizo en una revista de 1888 sobre un trabajo del escritor austríaco Rober Hamerling. Steiner escribió: “No se puede negar que el judaísmo todavía hoy actúa como un todo unificado y como tal intervino en nuestras presentes circunstancias, y lo ha hecho en un modo que fue poco provechoso para las ideas culturales de occidente. Pero el Judaísmo como tal hace tiempo tuvo su momento, y no tiene justificación en la moderna vida de las naciones, y el hecho de que sin embargo subsista es un error de la historia del mundo cuyas consecuencias no se pueden evitar. No nos referimos aquí a la religión judaica, sino principalmente al espíritu del judaísmo, el modo de pensar judío”6. Aunque Steiner se percibía a sí mismo distanciado del craso antisemitismo de la

4. Rudolf Steiner, Marie Steiner-von Sivers: Correspondencia y Documentos 1901-1925. GA 262. Rudolf Steiner Press & Anthroposophic Press, London & New York 1988, p.58. El estudio de la CHAR clasificó pasajes en la carta de los cuales fueron sacados estas citas en Categoría II (formulaciones abiertas a malentendidos o casos menos serios de discriminación racial). [Cita 241] 5. Rudolf Steiner: El Evangelio de San Juan. GA 103. Anthroposophic Press, New York 1962. Conferencia del 30 de Mayo de 1908 en Hamburgo. [Cita 18 (13)].

6. Rudolf Steiner: “Robert Robert Hamerling: Homunkulus. Modernes Epos in 10 Gesängen .” Deutsche Wochenschrift 16 / 17 (1888), en: Rudolf Steiner: Gesammelte Aufsätze zur Literatur 1884-1902. GA 32. Editorial Rudolf Steiner, 3a edición, Dornach 2004, p. 145 ff. La CHAR clasificó esta cita en la categoría I (citas con efecto discriminatorio). [cita 192]

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Sin embargo, las observaciones de Steiner sobre el Judaísmo continuaron siendo ambivalentes hasta un cierto punto, aunque también rindió un gran tributo, por ejemplo, a la contribución espiritual de la Antigua Cultura Hebrea a la historia de la humanidad. Esto fue porque, como el Cristianismo se volvió crecientemente importante en su pensamiento con el cambio de siglo, Steiner se ocupó de los estereotipos anti judaicos de la religión cristiana en sus conferencias subsiguientes. Desde los tiempos de Pablo y Agustín, esos estereotipos tuvieron la tendencia de acusar al Judaísmo de haber perdurado más allá de su tiempo, una vez que el “Salvador” había llegado. Sobreponerse a ese antisemitismo latente continúa siendo un desafío aún para los antropósofos de hoy8.

Austria de sus días, su declaración podía ser una más clásica expresión de antisemitismo sólo por referirse en forma excluyente y estereotipada al “modo de pensar judío”. Pero, sobre todo, le niega al Judaísmo una justificación dentro de la vida moderna de las naciones y habla tanto en contra de la religión judía como del “espíritu del judaísmo”. Tampoco puede ser justificada por el hecho de que una facción de judíos liberales, en el tardío siglo XIX, estaba impulsando fuertemente la asimilación y auto-cuestionando su identidad. Más tarde Steiner se retractó de esta declaración singularmente antisemita. Admitió que inicialmente había subestimado el peligro del antisemitismo y expresamente se lo autocriticó. Más aún, comenzó a publicar en nombre de la Verein zur Abwehr des Antisemitismus” (Asociación para Combatir el Antisemitismo), en la cual algunos de sus líderes eran sus amigos. A 13 años de la declaración citada más arriba, escribió en uno de sus ensayos: “Cualquiera que mire al presente con los ojos abiertos, sabe que es falso creer que la unión entre los Judíos mismos es mayor que su unión con los impulsos culturales modernos. Aun cuando una impresión semejante se tuviera en los últimos años, esto se debe en parte al antisemitismo. Cualquiera, como yo, que se haya estremecido al ver el daño causado por el antisemitismo en la mente de Judíos decentes no podría evitar esta conclusión”7.

3. DISCRIMINACIÓN A TRAVÉS DE LA ATRI“DECADENCIA”

BUCIÓN DE

En función de establecer claramente su propia aproximación a una teoría espiritual evolucionista, Steiner no solo se referenció con la Teosofía, basada en las antiguas fuentes Védicas Indias, sino también con la teoría científica de la evolución, representada en esa época particularmente por

ción, Dornach 1989, p. 409. [Cita 202] 8. Sobre el tema de Rudolf Steiner y el Judaismo ver el estudio fundamental de Ralf Sonnenberg, “‘Keine Keine Berechtigung innerhalb des modernen Völkerlebens’. Judentum, Zionismus und Antisemitismus aus der Sicht Rudolf Steiners”” en: Jahrbuch für Antisemitismusforschung,, editado por Wolfgang Benz para el Centre for Anti-Semitism Research at the Technical University of Berlin, Berlin 2003, pp. 185 – 210.

7. Rudolf Steiner: “Verschämter erschämter Antisemitismus”, Mitteilungen aus dem Verein zur Abwehr des Antisemitismus 1901, Volumen II, Nº 48, en Rudolf Steiner: “Gesammelte Aufsätze zur Kultur- und Zeitgeschichte 1887-1901”. GA 31. Editorial Rudolf Steiner, 3a edi-

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como: “En la raza americana hay nativos primitivos que han sido dejados muy, muy atrás”10. Por otro lado, hay en Steiner una profunda apreciación de la espiritualidad de, por ejemplo, los habitantes indígenas americanos que está completamente ausente en Haeckel y otros investigadores de su época. Alrededor de 1910, Steiner abandonó la concepción de una secuencia vertical de razas, tal como había argumentado hasta casi 1907 sobre la base de Haeckel, y entonces persiguió un concepto más “horizontal” y universalista de acuerdo al cual varios grupos étnicos no cristalizaron uno después de otro (tal como más tarde tuvo sobre las épocas culturales), sino en gran medida simultáneamente y en paralelo desde una humanidad arquetípica11. Steiner estereotipadamente asigna a los pueblos de piel negra el rol de “edad de la infancia” de la humanidad. Por otra parte, en relación con el desarrollo humano futuro, se refiere, como ya se ha mencionado, al fenómeno de las “razas decadentes” con respecto a los habitantes indígenas americanos, quienes ya no participaron en un mayor desarrollo cultural. El término “decadente” cuando es

el naturalista alemán Ernst Haeckel. Aquí Steiner sostuvo esencialmente la adopción de Haeckel de una explicación no religiosa para el origen del mundo y del ser humano. Pero cualquiera que leyera hoy las descripciones de Haeckel sobre origen de la humanidad se sorprenderá por la forma en la que uno de los más importantes científicos de su época observó los pueblos tradicionales, que recién estaban apareciendo en el horizonte de la investigación europea, con una mirada científicamente fría y cuasi zoológica. La biología del desarrollo de Haeckel posee marcas claramente racistas en la medida en que mira hacia el génesis del ser humano. Tan es así que Haeckel hasta le negó a algunas razas su pertenencia a la especie humana, ya que las situó en las proximidades de los primates y criticó a “muchos antropólogos que sostienen dogmáticamente la tan mentada unidad de especie de todas las razas humanas”9. Tales posturas no se encuentran en Steiner, quien –a pesar de todo su entusiasmo por Haeckel– tuvo considerables reservas con respecto a su enfoque puramente materialista y, por ejemplo, rechazó vehementemente la proximidad evolutiva entre los simios y los seres humanos. Steiner, sin embargo, compartió un número de preconceptos racistas de la ciencia de la época de acuerdo a los cuales algunos grupos étnicos fueron fundamentalmente considerados como culturalmente inferiores. En consecuencia, en Steiner hay juicios despectivos sobre pueblos indígenas tales

10. Rudolf Steiner: “Das Johannes Evangelium” del volumen Menschheitsentwicklung und Christus-Erkenntnis. GA 100. Editorial Rudolf Steiner, 3ª edición, Dornach 2006 (1967), Conferencia del 22 de Noviembre de 1907 en Basilea, p. 259. La CHAR clasificó esta cita en categoría I (citas con efecto discriminatorio). [Cita 152 (133)] 11. K-P. Endres and Wolfgang Schad: “Die Vielfalt des Menschen. Die verschiedenen Annäherungen Rudolf Steiners an das Problem der menschlichen Rassen.” Mitteilungen aus der anthroposophischen Arbeit in Deutschland, special edition,, 1995.

9. Ernst Haeckel: Natürliche Schöpfungsgeschichte. Gemeinverständliche Werke II.Leipzig, Berlin 1924, p. 397.

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4. DISCRIMINACIÓN

aplicado a grupos humanos es, sin duda alguna, discriminatorio. En tanto que las civilizaciones se desarrollan en un período específico y limitado tanto como en una región geográfica delimitada, son regularmente asociados a pueblos específicos y así situados al menos en las fases tempranas de la civilización humana– en poblaciones étnicamente homogéneas. Aquí nos referimos en general a la cultura griega y también se refiere al grupo poblacional que primariamente desarrolló esta cultura. Nadie se opone a esto, al menos mientras no se refiere a la civilización en cuestión como “declinando”, “permaneciendo estancada” o convirtiéndose en “decadente”. Si lo fuera, la identificación de un grupo de población étnica con la cultura que ha desarrollado o apoyado implicaría inevitablemente la “decadencia” de la población relevante. La falta de diferenciación entre una cultura que está en decadencia y la población que la sostiene, conduce a la discriminación cuando se aplica en el contexto de los pueblos. Esto se ilustra en la siguiente observación de Steiner: “Pero los europeos han ascendido a un nivel cultural más alto, mientras que los indios han permanecido estancados y por lo tanto se han convertido en decadentes”12.

A TRAVÉS DE FORMU-

LACIONES POCO CLARAS Y CREACIÓN DE ESTEREOTIPOS

Un caso especial, en lo que se refiere a la alegada discriminación, se presenta con el ciclo de conferencias Almas Nacionales y su misión de 1910. Aquí Steiner busca presentar un cuadro complejo de la creación de las razas, pueblos y civilizaciones. En este contexto él desarrolla las influencias externas geográficas y climáticas que, tomadas por sí mismas, podrían fácilmente llevar al determinismo, y la interacción con influencias que provienen de seres espirituales, que describe en detalle13. De acuerdo con la descripción de Steiner, la diferenciación de la humanidad como un todo en varias razas (en su visión, provisional y temporaria), ocurre porque diferentes seres puramente espirituales influenciaron a la humanidad desde afuera, y al hacerlo se focalizaron en diferentes sistemas orgánicos: en los Mongoles, el sistema cardiovascular; en los Asiáticos el sistema nervioso; en los Africanos negros, el sistema glandular; etc. Steiner aquí habla metafóricamente de “hervir y cocer a fuego lento” porque en los tardíos procesos físicos visibles los cambios son también causados exteriormente por fuerzas no visibles. “Hierve y cuece a fuego lento” metafóricamente los diversos sistemas orgánicos de los seres humanos. Entonces, en este contexto,

12. Rudolf Steiner: Menschheitsentwicklung und Christus-Erkenntnis. GA 100. Editorial Rudolf Steiner, 2ª Edición, Dornach 2006 (1997). Conferencia del 22 de Noviembre de 1907 in Basilea, del ciclo El Evangelio de San Juan, p. 259. La CHAR clasificó esta cita en Categoría I (citas con efecto discriminatorio). [cita 152 (133)]

13. El concepto de Steiner, construido sobre ideas de Herder y Hegel, para explicar la expresión cultural de los sistemas sociales a través del involucramiento de entidades espirituales (“espíritus del pueblo”) no puede ser examinada con mayor detalle aquí.

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los comentarios de Steiner sobre este pasaje, se hace evidente que algo diferente se quiso decir, a saber: “¡Porque los negros son seres humanos también!”, que de ninguna manera se daba por sentado en 1922. Dejando de lado la cuestión de si la anotación taquigráfica es imprecisa, o de si el profesor no quiso decir exactamente eso, la frase tal como fue publicada es altamente discriminativa en tanto que Steiner quiso justamente significar lo contrario: la inclusión de la población negra en condiciones igualitarias en las colonias de entonces. La creación de estereotipos penosos aconteció particularmente en una conferencia sobre las diferencias de la humanidad que Steiner dio a los trabajadores que construían el Goetheanum de entonces. Este es un largo ejemplo: “Y mientras que los mongoles usaron mayormente su cerebro medio, los europeos tuvieron que usar su cerebro frontal. Pero esto tuvo el siguiente resultado: la persona con el cerebro posterior vive principalmente en los impulsos, los instintos. Estos otros con el cerebro medio viven en los sentimientos que están localizados en el pecho. Y nosotros los europeos, los pobres europeos, vivimos en el pensamiento que está localizado en la cabeza. Esto significa que nosotros, en una forma de decir, realmente no percibimos nuestro ser interior, debido a que solo percibimos la cabeza cuando algo no está bien, cuando tenemos un dolor de cabeza. De otro modo, no la sentimos. Pero esto significa que estamos vueltos hacia el mundo exterior y fácilmente nos volvemos materialistas. Los negros no se convierten en materialistas, siguen siendo seres humanos en su interior,

hace el extremadamente bizarro comentario: “Todo lo que da a la raza Etíope sus particulares características, se debe a que las fuerzas de Mercurio “hierven y cuecen a fuego lento” el sistema glandular de dicho pueblo”14. Esta frase funciona como un insulto, particularmente cuando es sacada de contexto o es abreviada (“hierve y cuece a fuego lento el sistema glandular de los negros”). “Hervir y cocer a fuego lento” suena como un calor libidinoso y descontrolado, como el caos que emerge fuera de control, signo de un yo débil, presa de la pasión animal y la “baja sensualidad”. Aparte de estas formulaciones, el término “negro” tal como lo utilizan Steiner y otros autores contemporáneos, hoy en día produce una irritación comprensible. Otro ejemplo de esto es la siguiente frase, que ha sido motivo de justas quejas: “Porque aún los negros deben ser vistos como seres humanos”15. En el contexto de 14. Rudolf Steiner: Die Mission einzelner Volksseelen in Zusammenhang mit der germanisch-nordischen Mythologie (La Misión de las Almas Nacionales en relación a la mitología Teutónica, Once conferencias desde el 7 al 17 de julio de 1910 en Cristiania (Oslo). GA 121. Editorial Rudolf Steiner, 5ª edición, Dornach 1982 (1974), pag. 111/112. La CHAR clasificó esta y otras ocho citas de este ciclo de conferenciasen la categoría II (formulaciones abiertas a malos entendidos o casos menores de discriminación) [Cita 111 (93)] 15. Rudolf Steiner: Die geistig-seelischen Grundkräfte der Erziehungskunst.Spirituelle Werte in Erziehung und sozialem Leben (La Base Espritual de la Educación). GA305, Editorial Rudolf Steiner, 3ª edicion, Dornach 1991, conferencia del 21 de agosto de 1922 en Oxford, pagina 100. Ver también Th. A. van Baarda (ed.) Anthroposophie und die Rassismus-Vorwürfe, Info3-Verlag, Frankfurt am Main 2006 (1998),, página 262. La CHAR clasificó esta cita en la categoría I (citas con efecto discriminatorio) [Cita130 (112)]

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5. OBSERVACIONES RACISTAS

pero allí desarrollan la vida de los instintos. Los asiáticos tampoco se convierten en materialistas, pero viven interiormente en los sentimientos, no están tan preocupados en la vida exterior como los europeos. De ellos se dice: Las personas que únicamente están preocupados por la vida exterior sólo pueden convertirse en ingenieros”16. La expresión de clichés racistas estereotipados es sorprendente. En otro pasaje (también de una conferencia a trabajadores), dicha tipificación excede los límites de lo aceptable: “Como resultado, todo lo relacionado en los negros con el cuerpo y el metabolismo, está ampliamente desarrollado; ellos tienen, como se dice comúnmente, impulsos e instintos fuertes. Los negros, entonces, tiene una vida instintiva vigorosa. Y como esencialmente tienen el elemento solar de luz y calor, en la superficie de sus cuerpos, en su piel, hay un metabolismo completamente diferente, como si el Sol mismo los estuviera cociendo desde adentro. Es allí donde se origina su vida instintiva, que constantemente cuece a los negros desde adentro”17.

La mayoría de los pasajes de texto que son citados por los críticos como evidencia del racismo de Steiner comprenden comentarios en los cuales –contrariamente a su impulso principal por la ética del individuo libre– claramente se presenta como un miembro de una tardía época colonial eurocéntrica, con sus características jerarquías “superiores” e “inferiores” “(Christian Geulen)18. Así Steiner habló de “la evidente injusticia de la Naturaleza que mantiene la existencia de una persona por pertenecer a una raza en el nivel más inferior, en tanto que eleva a otra en una raza aparentemente perfecta”, y tomó como un hecho que la “raza caucásica” representaba “la raza actualmente civilizada”19. Aquí están otros ejemplos de tal actitud, a los que los críticos se refieren demasiado repetidamente20: “Damos a las mujeres embarazadas estas novelas sobre negros para leer, y nadie necesita asegurar que los negros vinieron a Europa para producir mulatos…”21. Steiner

16. Rudolf Steiner: Vom Leben des Menschen und der Erde. Über das Wesen des Christentums.. Conferencias para trabajadores del Goetheanum, Volumen III. GA 349. Editorial Rudolf Steiner, 3ª edición, Dornach 2006 (1961) Conferencia del 3 de Marzo de 1923, p. 58. La CHAR clasificó esta cita en categoría II (formulaciones abiertas a malos entendidos o casos menores de discriminación)). [Cita 127 (106)] 17. Rudolf Steiner: Vom Leben des Menschen und der Erde. Über das Wesen des Christentums.. Conferencias para trabajadores del Goetheanum, Volumen III. GA 349. Editorial Rudolf Steiner, 3ª edición, Dornach 2006 (1961) Conferencia del 3 de Marzo de 1923, p. 55. La CHAR clasificó esta cita en categoría II (formulaciones abiertas a malos entendidos o casos menores

de discriminación). [Cita 127 (106)] 18.Christian Geulen: Geschichte des Rassismus. Munich 2007, p. 10. 19. Rudolf Steiner: Weltenrätsel und Anthroposophie. 22 conferencias, Berlin, 5 de octubre de 1905 al 3 de mayo de 1906. GA 54. Editorial Rudolf Steiner, 2ª edición, Dornach 1983. pp. 133 y 144. 20. La CHAR identificó 16 comentarios seriamente discriminatorios. Los autores de este Memorándum tienden a incluir un número de citas adicionales a la más seria Categoría I. 21. Rudolf Steiner: Über Gesundheit und Krankheit. Grundlagen einer geisteswissenschaftlichen Sinneslehre. Conferencias para trabajadores del Goetheanum, Volumen II, GA 348. Editorial Rudolf Steiner 4ª edición, Dor-

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mente se permite dejarse llevar por una emoción personal al ver a la gente de piel negra indirectamente como “antipática”. “La raza blanca es la raza del futuro, superándose en el espíritu”25. “Si las personas rubias de ojos azules se extinguieran, el pueblo se volvería crecientemente estúpido, a menos que desarrollara un tipo de inteligencia independiente del color rubio de su cabello. Es el cabello rubio el que realmente conduce a la inteligencia”26. La conexión bizarra implicada aquí, entre el color del cabello y de la piel, y la inteligencia no necesita mayores comentarios. Una de las definiciones clave del racismo se relaciona con estos comentarios. De acuerdo con esta definición, el racismo surge del valor generalizador y absolutista atribuido a diferencias reales o ficticias, para beneficio del acusador y en detrimento de su víctima, para justificar sus beneficios o

utiliza aquí el término “mulato” en forma despectiva, como si los niños de piel oscura producto de relaciones étnicamente mixtas fueran indeseables en Europa. “¿Debería el espíritu perfecto estar sujeto a las mismas condiciones que el imperfecto? ¿Debería Goethe sufrir las mismas condiciones que un hotentote?”22. Steiner utiliza aquí el término “hotentote” generalizadamente, como un ejemplo negativo. “La raza negra no pertenece a Europa y es por supuesto un sinsentido que ahora represente un rol tan importante en Europa”23. Esta cita, tomada como tal, expresa desconsideración por la gente de piel negra. “Hay una biografía de Schubert que lo describe como si él tuviera la apariencia exterior de un negro. ¡No hay duda sobre eso! ¡De hecho él tenía una cara muy simpática! Pero era pobre”24. Aquí Steiner, probablenach 1997 (1983). Conferencia del 30 de Diciembre de 1922, pp. 188/189. La CHAR clasificó esta cita en la categoría I (citas con efecto discriminatorio). [Cita 119 (137)] 22. Rudolf Steiner: Das Christentum als mystische Tatsache und die Mysterien des Altertums. GA 8, Editorial Rudolf Steiner, 9ª edición, Dornach 1989 (1902), p. 47. La CHAR clasificó esta cita en la categoría I (citas con efecto discriminatorio). [Cita 123 (105)] 23. Rudolf Steiner: Vom om Leben des Menschen und der Erde. Über das Wesen des Christentums. Conferencias para trabajadores del Goetheanum, Volumen III. GA 349. Editorial Rudolf Steiner, 3ª edición, Dornach 2006 (1961). Conferencia del 3 de marzo de 1923, p. 53. La CHAR clasificó esta cita en categoría II (formulaciones abiertas a malos entendidos o casos menores de discriminación). [Cita 127 (106)] 24. Rudolf Steiner: Esoterische Betrachtungen karmischer Zusammenhänge, Volumen I, Editorial Rudolf Steiner, GA 235, 8ª edición, Dornach 1994 (1933). Conferencia del 8 de Marzo de1924, p. 123. La CHAR clasificó

esta cita en la categoría I (citas con efecto discriminatorio) [Cita 150] La biografía citada deriva de Ritter von Kreissle-Hellborn, Joseph oseph von Spaun, einige Bemerkungen über die Biographie Schuberts. 25. Rudolf Steiner: Vom Leben des Menschen und der Erde. Über das Wesen desChristentums Conferencias para trabajadores del Goetheanum, Volumen III, Dornach 1923. GA 349, Editorial Rudolf Steiner, 3ª edición, Dornach 2006 (1961), p. 67. La CHAR clasificó esta cita en la categoría I (citas con efecto discriminatorio) [Cita 132 (114)] 26. Rudolf Steiner: Über Gesundheit und Krankheit. Grundlagen einer geisteswissenschaftliche Sinnenlehre. Conferencias para trabajadores del Goetheanum. Volumen II. Dornach 1922/1923. GA 348, Editorial Rudolf Steiner, Dornach 1997 (1983), página 103. La CHAR clasificó esta cita en categoría II (formulaciones abiertas a malos entendidos o casos menores de discriminación). [Cita 37 (31)]

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época diferente, no hace más válidos estos puntos de vista porque estaban difundidos ampliamente cien años atrás. Continúan siendo discriminadores. La discriminación crasamente intencional o por negligencia ya era dañina antes de que se codificara su prohibición, por ejemplo, en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948.

agresión (Albert Memmi)27. No hay evidencia en Steiner de que justificara la agresión racista28. Es, sin embargo, muy lamentable que Steiner haya hecho semejantes comentarios en el más amplio sentido29. Tampoco el intento, hecho a menudo, de poner estas citas en contexto las hacen más aceptables. La tercera cita no se vuelve más aceptable si uno supone que Steiner quiso referirse a la cultura africana negra con la frase “raza negra” que suena despectiva. Las citas con esta categoría son algo más que un mero problema del uso históricamente situado del lenguaje, que podría ser enfrentado mediante la traducción de lo que él quiso decir en una forma de expresión más contemporánea. Tan adelantado a su tiempo como fue Steiner con respecto a asuntos educacionales, médicos y también sociales, las observaciones citadas son testimonio de un modo obsoleto de pensar que no son aceptables ni “traducibles” en ningún modo al día de hoy. El argumento frecuentemente presentado de que estas citas fueron dichas en una

STEINER

Y LA INVESTIGACIÓN HISTÓRI-

CO-CRÍTICA TENDENCIOSA

A pesar de las observaciones racistas citadas, Rudolf Steiner no era racista y no fue representante de una “teoría racial” en el sentido de una ideología que salvaguarde la supremacía de un grupo basada en su raza. En particular, los típicos temas centrales del racismo militante, “el conglomerado de comunidades representadas en términos de raza , para su autoafirmación, prestigio y superioridad”, así como la “hostilidad colectiva que se potencia hasta la voluntad de destrucción”30 están ausentes en Steiner en contraste, por ejemplo, con autores populares y racistas de su época tales como Gobineau, Spencer o Chamberlain. Tampoco sostiene Steiner el escenario de amenazas típicamente racista de una alegada herencia

27. Esta definición de la Academia Francesa se incluye, entre otros lugares, en la Encyclopaedia Universalis. Ver también Albert Memmi, Racismo, Frankfurt del Mena, 1987. 28. La única aunque cuestionable excepción está basada en una observación sobre la predestinada extinción de los pueblos indígenas, en las conferencias sobre las Almas Nacionales y la Misión de los Pueblos Die Mission einzelner Volksseelen, GA 121, p. 79; sin embargo aquí Steiner parece referirse a la muerte por las enfermedades a los que fueron expuestos. En contraste, Steiner condenó el exterminio de los indios por parte de los europeos. Ver van Baarda (ed.), Anthroposophie und die Rassismus-Vorwürfe, p. 295ff. 29. De acuerdo con A. Memmi, se puede diferenciar entre racismo en sentido amplio o estricto.

30. Geulen, loc. cit. Geulen observa: donde quiera que encontremos teorías raciales hacia el fin del siglo XIX, vamos a encontrar esta mirada del conflicto de razas como un principio universalmente válido para cualquier desarrollo social op. cit. p. 73f. En Steiner dicho punto de vista no se aplica. Por el contrario, para él, la fuerza conductora de todo desarrollo social moderno es la individualidad del ser humano

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colectiva elegida. “Steiner no desarrolla una teoría racial con referencia a la humanidad actual”, señala el crítico de Steiner Husmann-Kastein31. Helmut Zander, autor del estudio histórico-crítico sobre Steiner más abarcador hasta el momento, concluye: “Su racismo es manifiesto en algunos comentarios; en otros se distancia explícitamente del racismo de su medio social”32. Historiadores como George L. Mosse, Jörn Rüsen o Uwe Puschner han señalado sus reservas con referencia al intento de incluir a Steiner entre los “constructores de sistemas raciales y activistas”. Ralf Sonnenberg también lo observa en el Jahrbuch für Antisemitismusforschung33. Más aún, a menudo Steiner criticó expresamente el énfasis en las diferencias de sangre y tradición. “Una persona que hoy habla del ideal de raza y de nación, y de la pertenencia tribal, está hablando acerca de impulsos decadentes de la humanidad. Y cualquiera que crea que con esas ideas está representando a la humanidad con ideales progresistas, está faltando a la verdad porque nada profundizará la decadencia de la humanidad más que la propagación de los ideales de raza, nacionalismo y sangre”34. Y

en la serie de conferencias sobre el tema de las “almas nacionales” sobre las cuestiones que poseen un cliché estereotipado acerca de las razas, se dice, por otra parte categóricamente: “las razas se han desarrollado y desaparecerán”, y en el porvenir la humanidad viviría de manera tal “que no se podrá hablar de un estado que pueda ser descripto como racial”35. Todo esto contradice un racismo sistemático que siempre apunta a la existencia inmutable y la optimización de un estado hereditario específico. La ideología nacionalista ha siempre tratado a Steiner y a la Antroposofía como oponentes36. En el centro de la Antroposofía de Steiner tenemos, a pesar de las observaciones racistas individuales delimitadas por su contexto temporal, el desarrollo integral del ser humano individual y también de la sociedad que se beneficia del desarrollo del individuo hacia la libertad. La simultaneidad de defectos históricamente anticuados con una obra que como totalidad es humanista, es compartida por Rudolf Steiner con otros autores históricos tales como Lutero (antisemitismo), Kant (discriminación contra los negros) o Albert Schweitzer y Hermann Hesse (estereotipos

31. Jana Husmann-Kastein: Schwarz-Weiß-Konstruktionen im Rassenbild Rudolf Steiners. Texto manuscrito de la conferencia “Antroposofía - reflexiones críticas” dictada en la Universidad Humboldt de Berlín, 21.7.2006. 32. Helmut Zander: Anthroposophische Rassentheorie. In: S. v. Schnurbein and J.H. Ulbricht (eds.): Völkische Religion und Krisen der Moderne. Würzburg 2001, p. 325. 33. Sonnenberg, op. cit., p. 205. 34.. Rudolf Steiner: Die spirituellen Hintergründe der äußeren Welt. Der Sturz der Geister der Finsternis. 14 conferencias, Dornach 1917. GA 177.Editorial Rudolf

Steiner, 5ª edición, Dornach 1999, p. 220. 35. Rudolf Steiner: Die Mission einzelner Volksseelen in Zusammenhang mit der germanisch-nordischen Mythologie. 11 conferencias , del 7 al 17 de julio de 1910 en Kristiania (Oslo). GA 121. Editorial Rudolf Steiner, 5ª edición, Dornach 1982 (1974), p. 76. 121. Rudolf Steiner Verlag, 5th edition, Dornach 1982 (1974), p. 76. 36. Lorenzo Ravagli: Unter Hammer und Hakenkreuz. Der völkischnationalsozialistische Kampf gegen die Anthroposophie, Stuttgart 2004.

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en la historia y, sobre todo en nuestras culturas, coexisten en simultáneo formas de conciencia diferentes. Si algunas formas individuales son identificadas como representantes de una civilización avanzada o de “mayor desarrollo”, es probable que los representantes desde esta perspectiva de etapas más tempranas del desarrollo se experimenten a sí mismos como subordinadas y subvaloradas, y que los reclamos políticos e ideológicos se deriven del supuesto “mayor desarrollo”. Por lo tanto las investigaciones culturales basadas en el pensamiento evolutivo que proviene de Steiner también tendrán que abordar críticamente el peligro de aberraciones chauvinistas al hacer comparaciones culturales. La mirada de Steiner sobre la evolución humana como un proceso evolutivo que en el curso de la historia conduce de menores a mayores etapas de desarrollo de la cultura y la conciencia no contiene por sí misma, sin embargo, implicaciones racistas o machistas, como algunos críticos gustan dar a entender, siempre que la dimensión de la “raza” se excluya expresamente. Eso sólo sería cuestionable si la evolución cultural se viera vinculada a la composición de los grupos étnicos particulares o, en general, a los colectivos especificados. Formulado de manera positiva: en el presente no existe ninguna restricción fundamental de tipo colectivo que impida que un individuo llegue en condiciones de igualdad y sobre bases auto determinadas a cualquier etapa de la conciencia. Por el contrario, la preocupación justificada sobre la creación de estructuras jerárquicas culturales chauvinistas no debe implicar que la idea central de la Antroposofía –y otros enfoques

parciales de los africanos)37. La CHAR a la que nos referimos en un principio describe una gran parte de la crítica de Steiner como indignación selectiva. Es así el caso de la mayoría de los críticos de lengua alemana que como norma eligen pasajes de texto individuales que luego se sobreestiman cualitativa y cuantitativamente con respecto a las Obras completas. Pero eso no cambia el hecho de que las citas correspondientes en las formas impresas existentes sean discriminatorias, ni la necesidad de entender al autor Steiner también como perteneciente a su tiempo histórico. Es por eso que el punto es no “distanciarse “ uno mismo de Steiner, lo que sería inapropiado con respecto a un trabajo de casi 100 años en la historia de las ideas, sino observar que hay pasajes de texto individuales, así como discursos cuestionables en este trabajo con los que uno no podría ni querría identificarse. La ambivalencia de un gigante espiritual que es a la vez un autor histórico y el proveedor de impulsos de trabajo que actúan hoy en día, debe ser aceptada como una cuestión de hecho y tomadas cada cual por separado.

PENSAMIENTO

DEL DESARROLLO ENTRE

EL IDEAL Y UN ENFOQUE JERÁRQUICO

Un problema fundamental con respecto a la cuestión de la discriminación surge porque

37. Ver en este tema, el estudio esclarecedor de Marcelo da Veiga: “Sprachliche Sprachliche und historische Kriterien zum Rassismusvorwurf”, en: Anthroposophie, Edición de Navidad del 2007.

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Steiner –a diferencia de por ejemplo su principal obra filosófica La Filosofía de la Libertad38– no siempre destaca claramente la primacía del individuo sobre el colectivo39, y el uso de analogías orgánicas y tipologías colectivas es a menudo superpuesto con el real individualismo emancipatorio de su visión del mundo. En este sentido, el crítico de Steiner Helmut Zander señala acertadamente: “Difícilmente Steiner reflexiona sobre las circunstancias de interpretación de los modelos que utiliza, de manera que las limitaciones de un sistema organológico de metáforas, sobre todo el supuesto carácter de una ley de la Naturaleza con respecto a su progreso, no se toma en consideración”40. Las declaraciones de Steiner sobre este punto no siempre son inequívocas.

humanistas– sobre el desarrollo personal y espiritual del individuo deba ser desacreditada, en tanto que el desarrollo de la sociedad, la conciencia y la cultura también dependen de él. La importancia de la idea de desarrollo en relación a los individuos y las culturas se puede ver solo en términos actuales, como la “ayuda al desarrollo”, que evidentemente asume diferentes etapas en el desarrollo de las sociedades. Además, en cuestiones relativas a las perspectivas de desarrollo de los países emergentes, el término sociedades “premodernas” entra en juego cuando se consideran los déficits en el ámbito de los derechos humanos, el Estado de Derecho, así como el acceso libre al conocimiento y a los mercados, sin que la diferenciación entre “moderna” y “pre-moderna” entrañe necesariamente discriminación. Este peligro se evita haciendo referencia, sin ambigüedades, a las etapas culturales del desarrollo. Como el progreso intelectual, están en principio al alcance de todas las personas y no están ligadas a la afiliación a un grupo étnico específico. Cualquier otra cosa, en cualquier caso, también estaría en contradicción con la propia ética individualista de Steiner. La estructuración del desarrollo cultural de la humanidad en pasos evolutivos y etapas no debe significar que la conciencia colectiva y las cualidades culturales den lugar a un tipo de determinismo según la cual los miembros de una cultura específica están ligados a características o comportamientos específicos. Sin embargo, en las descripciones específicas de las características étnicas o nacionales hechas en sus conferencias,

RESUMEN

Y CONCLUSIONES

a. No hay racismo en Steiner, tal como se lo define en la investigación histórica; no ha 38. Rudolf Steiner: La Filosofía de la Libertad, GA 4, Rudolf Steiner Press 1999. También publicada como The Philosophy of Spiritual Activity, SteinerBooks 2007. 39. En este contexto, el argumento que suele darse no es convincente, ya sea que, dada la reencarnación progresiva del individuo a través de una gran variedad de grupos étnicos, culturas y naciones, el rango asumido “inferior” de ciertas etapas de desarrollo en cualquier caso, se relativiza ya que de esta manera los que pertenecen a esa etapa, también tienen la oportunidad de avanzar a las etapas “más altas”. Este punto discrimina contra aquellos afectados que residen en un nivel asumido “inferior” o que, de hecho, no comparten en absoluto la idea de la reencarnación. 40. Helmut Zander: “Anthroposophische Anthroposophische Rassentheorie”, en: S. v. Schnurbein y J.H. Ulbricht (eds.) Völkische Religion und Krisen der Moderne. Würzburg 2001, p. 322.

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sobre cuestiones espirituales, religiosas, educativas, médicas o políticas, el tema de la “raza” no aparece en absoluto. Ni la literatura antroposófica del presente ni, por ejemplo, los planes de estudio de las escuelas Waldorf contienen observaciones como las investigadas aquí. Las iniciativas sociales en todo el mundo sobre la base de la Antroposofía, incluyendo Sudáfrica, Namibia, Filipinas, Egipto e Israel, no serían plausibles sobre la base de una ideología racista. f. La obra de Steiner, en su postura general, reitera una y otra vez el desarrollo universalista de la humanidad toda con independencia de las diferencias de origen étnico, nacional o religioso. Con su enfoque de la trimembración social, Steiner quería crear un marco social en el que cada individuo fuera capaz de desarrollarse libremente en igualdad y con la protección de sus características culturales propias. El espíritu de estas ideas hoy en día todavía coincide con los principales logros de la era moderna, como la Declaración de los Derechos Humanos y las leyes contra la discriminación y por la igualdad.

propugnado sistemáticamente una “teoría de la raza”, y no contiene ideologías sobre un “conflicto de razas”. En particular, no existe como una teoría o como instrucciones sobre cómo actuar para la humanidad moderna y contemporánea. b. Sin embargo, en las obras de Steiner hay algunos pocos comentarios racistas y discriminatorios individuales, que inequívocamente deben ser considerados como históricamente obsoletos. Pueden explicarse históricamente porque Steiner tomó parte en un discurso sobre las cuestiones de la evolución, algunas de ellas teñidas de racismo, en una época de colonialismo y Eurocentrismo. c. Un único comentario antisemita de 1888 es contrarrestado por la oposición pública de Steiner al antisemitismo en el periodo cercano al cambio de siglo. Sin embargo, también hay rasgos de antijudaísmo en algunas de sus conferencias. d. Desde una perspectiva actual Steiner no siempre muestra una clara conciencia metodológica de los problemas asociados con ver las posibilidades de desarrollo cultural como vinculadas con características biológicas. Esto crea modelos de discriminación colectiva a través de la asignación de decadencia. Por otro lado Steiner critica las restricciones de pensar el desarrollo en términos puramente biológicos y localiza el desarrollo del individuo como algo autónomo de las dependencias colectivas. e. Fundamentalmente, el tema de la raza no es relevante a la estructura de las ideas antroposóficas, ya sea cuantitativa o cualitativamente. En otras palabras, en miles de páginas de libros y cientos de conferencias

© 2008 Ramon Brüll, Dr. Jens Heisterkamp info3-Verlag, Kirchgartenstr. 1, 60439 Frankfurt, Germany.

Los autores son los editores de la revista antroposófica de distribución abierta Info3-Anthroposophie im dialog. Ramón Brüll tradujo al alemán el reporte holandés al que se refiere el texto. El Dr. Heisterkamp tiene un doctorado en Historia. 20


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Las estrella son expresiรณn del amor. Pizarrรณn de Rudolf Steiner, 4 de junio de 1924.


Astrosofía y la lectura celeste. Bases astronómicas de los estados de consciencia humana DIEGO MILILLO

Mucho en la obra legada por Rudolf Stei-

relatar una situación X) corresponde al sistema rítmico o torácico, mientras que el sistema metabólico está sumido en un estado de consciencia en donde no surgen imágenes. En resumen, pese a hallarse despierto a lo largo de una cantidad considerable de horas diurnas, la mayor parte de su organismo físico no acompaña la cognición y por lo tanto, se acomoda pasivamente al dictar de la percepción sensorial y lo que el hombre desarrolle como actividad propia a partir de ella. Pero el hombre, desde su vigilia, no alcanza a elaborar una noción concreta acerca de las circunstancias que le proveen tal vigilia; lo más que alcanza a dilucidar es que él despierta en algún momento del día y cuando en otro momento dado ve que la claridad mental cede a causa de la fatiga física, precisa obviamente volver al estado previo. Dejando voluntariamente de lado toda irregularidad que se manifieste entre un estado y otro, y dejando también de lado toda teoría científico-materialista, corresponde aquí enmarcar a este fenómeno dentro del conjunto completo del universo celeste, porque tanto el organismo físico humano como los diversos estados de

ner nos habla sobre los diferentes estados de consciencia en el ser humano, sus niveles de actividad, los efectos por dentro y fuera del ámbito puramente humano, y el trayecto histórico que hubo de ser atravesado por todo el conjunto evolutivo hasta que pudo ser alcanzada la –hoy por hoy– característica consciencia de vigilia. Este estado considerado como el normal o estandarizado, puesto que representa al lapso de tiempo durante el cual el hombre percibe clara y definidamente tanto al entorno que lo rodea como a sí mismo, convive con otros dos de características fundamentalmente diferentes: el del sueño nocturno y uno más profundo aún, que asemeja al estado de coma. Sabemos de hecho que la claridad perceptiva de la vigilia atañe solamente a una esfera físico-anímica del hombre; si bien se encuentra cognitivamente activa dentro de todo lo que concierne a su configuración craneana y los órganos sensorios que allí se ubican, los otros dos sistemas corporales manifiestan las características de los otros dos estados que citamos anteriormente, equivaliendo a: el sueño regular o pictórico (imágenes que pueden llegar a 23


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extenderse por sobre otros ámbitos que ya no serán solamente los materiales. Todo este devenir, el pasar de una clase de cognición a otra, está indefectiblemente ligado a esos procesos cósmicos; la consciencia diurna y la nocturna encuentran relativamente fácil su analogía cósmica, ya que las dos luminarias (el Sol y la Luna) son inevitablemente perceptibles a los órganos sensorios humanos, a menos que se padezca una disminución física. Luz y oscuridad se alternan rítmicamente según va rotando la Tierra alrededor del Sol y de su propio eje. La primera de las rotaciones –heliocéntricamente visto, por la cual la Tierra gira alrededor del Sol en una rítmica de 24 horas establecidas– es actualmente percibida sin ninguna dificultad por la mayoría de los seres humanos; la luz exterior aumenta y disminuye en relación a la ubicación terrestre con respecto al astro luminoso. Con respecto al lapso de tiempo oscuro o nocturno, la situación denota un rezagamiento en lo que se refiere a la percepción consciente de lo que sucede con la Luna: las fases lunares. Estas fases lunares han perdido cuantiosamente su influencia dentro de aquello que es capaz de percibir el ser humano actual; en tiempos arcaicos, la noche y el ciclo lunar eran una herramienta valiosa que ayudaba a comprender los procesos de plasmación de todo tipo de influjo cósmico sobre el cuerpo etérico humano, sobre todo en lo concerniente al proceso de la encarnación del Yo humano en un cuerpo físico. La gestación, el desarrollo embrionario y el nacimiento estaban guiados desde la lectura del cosmos por parte de los grandes iniciados. Recién con Willi Sucher, el sucesor de

consciencia que le determinan el tipo de percepción, hallan su origen en la periferia del cosmos: aquí han de incluirse al Sol y a la Luna como cuerpos celeste que integran al sistema planetario, al conjunto de regiones de la bóveda celeste o signos zodiacales y a las constelaciones de las estrellas fijas que integran al zodíaco sideral (dichas constelaciones llevan el mismo nombre que las del zodíaco eclíptico, pero su distribución no coincide mayormente con éstas). El interactuar de todos estos componentes del cosmos se ve aparentemente determinado por numerosas leyes y reglas, las cuales expresan matemática, física y hasta químicamente el comportamiento de estos actores. La humanidad ha denominado como Astronomía al estudio de este comportamiento del cosmos. Pero por detrás de las complejísimas resultantes que se obtienen a través de este estudio, el hombre no sabe –es decir que no lo percibe– ¡que está estudiando la arquitectura de su propia consciencia! Este no ha sido siempre el caso; antroposóficamente, sabemos que el desarrollo de la consciencia de vigilia inhabilita ex profeso a la percepción espiritual, con el fin de que el hombre desarrollase al máximo la percepción sobre sí mismo, la sensación de ser un Yo individual, pero que este estado tiene un principio y un final establecido dentro del devenir de la evolución. La consciencia de vigilia tiene una misión que ha de ser lograda durante un determinado lapso de tiempo; llegado el punto cúlmine del mismo, el resultado obtenido se verá sometido a una transformación que dé lugar a una nueva instancia de la evolución general: la cognición humana está destinada a 24


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retratando personalidades que opinan sobre el mundo y sus fenómenos, que experimentan con las partes del todo para explicar el todo, convirtiendo finalmente al objeto de estudio en algo análogo al instrumento que se logró elaborar a tal causa: la máquina. La Edad Media había concluido y como su nombre lo indica (de aquí que sea “media”), esta Era representa en la historia terrestre un punto cúlmine del alcance humano, la fase plena de la Luna o el zenit del Sol en términos cósmicos; también es el indicador de un declive o mengua y de un estadio de preparación que precede a una nueva fase. Surge sin dudas la pregunta sobre qué es lo que ha alcanzado tal máxima altura que ha de comenzar indefectiblemente su descenso. En lo que puede referirse como estados de consciencia diurno y nocturno, medible en lapsos que abarcan 24 horas por vez, se tuvo en consideración a la relación Tierra-Sol. Pero la evolución de la consciencia abarca mucho más tiempo histórico cuando han de considerarse cambios más radicales que el simple despertar o dormir habituales. Aquí ya no podemos fijar nuestra mirada en las agujas del reloj y contar las horas, sino que la vida humana misma se vuelve un “minutero” de la hora espiritual; antes de continuar con esta disertación, es necesario poner en claro a qué tipo de cambios de consciencia nos referimos. Si señalamos a cierto momento de apogeo dentro de la así llamada Era o Edad Media (hacia 1200-1300 aproximadamente), éste lleva la característica intrínseca de la clara percepción de la vigilia, pero que continúa siendo un lazo comunicativo con la realidad espiritual. Rudolf Steiner mencionó

Elisabeth Vreede y fundador de la Astrosofía, este conocimiento retomó su impulso vital y los antiguos parámetros de la interpretación cósmica recibieron entonces la modernización que les urgía, así como un nuevo “eje de rotación”, esto es el Yo humano como figura central y responsable de su propio karma o destino. Las fases solar y lunar del día de 24 horas conllevan situaciones que escapan furtivamente a la percepción del humano mientras se halla despierto; esto no equivale a que la influencia cósmica no se ejecute, pero la carencia de tal cognición genera en el hombre una peligrosa abstracción sobre sus propias circunstancias y las de su entorno; vemos como, paulatinamente, el propósito de fomentar la independencia o libertad del ser humano gracias al enajenamiento del cosmos comienza a dar signos de caducidad, y la consecuencia de permanecer dentro de este estado será irremediablemente contraproducente. Nos hallamos históricamente lejos ya del “punto medio” del logro ideal y la consciencia materialista reinante aqueja de sobremaduración. Para clarificar este “punto medio” del que hablamos, es necesario recurrir a ciertos datos clave dentro de los períodos histórico-culturales por los que ha atravesado la humanidad. Alrededor de hace unos 800 años atrás, la humanidad medieval dejó también atrás la preocupación por lo divino y las muchas batallas que ésta le había causado, y un fuerte impulso por el humano como persona singular fue descartando los ecos de esta era que solamente le hablaba de lo que estaba por encima de él, ¡pero no tanto de él! La época del AlmaConsciencia irrumpe unos siglos más tarde 25


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nocturna u onírica mucho más clara y precisa que la actual; contrariamente, su percepción física no estaba lo suficientemente desarrollada como para distinguir objetos delineados como lo capacita su consciencia de vigilia moderna. Esto estaba ligado al hecho de que todo su entorno era también diferente, la Tierra y sus substancias se hallaban en un estado acuoso-vaporoso... de poco hubiéranle servido los ojos actuales al atlante, ya que éstos están determinados para ejercer su función dentro de una atmósfera saturada de aire y no de agua. Pero la vieja Atlántida ya había dado sus mejores frutos, y la evolución (o los planes divinos para el hombre) verían someterse a un cambio gigantesco: de la consciencia o percepción nocturna (ligada al elemento acuoso) iniciaría su trayecto hacia la diurna (ligada al elemento aire-mineral sólido). Tal cambio significaba ganar autonomía del Yo individual del hombre, pero asimismo el riesgo de perder la noción de pertenecer a un mundo espiritual. Las consecuencias aparentemente negativas del pasaje de un estado de consciencia al otro, pueden quedar compensadas si toda la cuestión se mira desde otro punto de vista. El cosmos espiritual es el arquitecto del andamiaje exterior de la obra ideal que este mismo rodea; del mismo modo que los andamios o parapetos circundan una magnífica catedral o un rascacielos moderno y sostienen a los obreros que llevan a manifiesto dicha obra, los aspectos y objetos planetarios que observamos en los cielos cumplen exactamente la misma función, aunque de manera bastante más compleja. De este modo podemos encontrar una

numerosas veces cómo la humanidad medieval no necesitaba ser explicada sobre el concepto “religión”, sino que hasta aquella época era todavía válida la posibilidad de vivenciar la existencia de un mundo espiritual, mismo a través de los sentidos físicos. La figura de Tomás de Aquino es una especie de “último fruto” del árbol de aquella especie que se extinguía con rapidez. Con el fin de vislumbrar el inicio o el estado germinativo de ese punto medio “maduro”, debemos recurrir al reflejo terrestre de un fenómeno cósmico mucho más grande y amplio que lo que nos proporcionan las dos luminarias como medios de consciencia. Fue mencionado previamente que la Tierra gira sobre su propio eje; este eje terrestre empero no le pertenece solamente a ella, podemos decir que lo “comparte” con un ámbito cósmico bastante más extenso que ella misma, pero que la sitúa como centro de su propia actividad. Se lo conoce como AÑO PLATÓNICO, y sin lugar a dudas representa una cantidad de tiempo difícilmente imaginable; pero podemos ubicarnos un poco más si tomamos a esa “Era Media” que fue descrita anteriormente, e imaginamos que la simiente de tal fruto maduro de la cognición humana fue sembrada unos 10.000 u 11.000 años antes (considerar fechas y datos exactos dentro de lapsos tan enormes de tiempo no es de gran ayuda aquí; lo que se pretende es que se comprenda el ritmo de los grandes cambios). Para entonces, la humanidad disponía de un estado de consciencia muy diverso al actual, de hecho los valores estaban prácticamente invertidos: durante la época atlántica, el ser humano poseía una consciencia 26


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Figura 1. El eje terrestre es la mitad o porción media aparente entre los polos norte y sur celestes, o eje de las constelaciones zodiacales de las estrellas fijas, expresado en forma generalizada. Este supuesto eje también tiene una rotación propia y genera una circunferencia en ambos polos, y el moverse del eje cósmico-terrestre por sobre la línea de esa circunferencia equivale a un lapso de tiempo de 25.920 años terrestres.

fuerte analogía entre los ejes, las inclinaciones, las órbitas, las posiciones planetarias y la ubicación de las constelaciones alrededor de una eclíptica, con el pensar de los seres espirituales; cuando la obra requiere un cambio estructural, los andamios también han de localizarse diferentemente. El final del ciclo atlántico presupuso un cambio drástico del viejo escenario por uno nuevo. Otro fue el modo en que pensó el

cosmos para lo que debía surgir. Retrocediendo hasta más de 10.000 años previos al apogeo de la Edad Media, podríamos ver que la punta del eje cósmico (norte) marcaba una constelación y una estrella polar diferente a las que podemos encontrar hoy como tales. La época diluviana ocurre cuando el eje cósmico (también llamado punto vernal y su ciclo se denomina Precesión de los Equinoccios, dada su función para con 27


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Figura 2.

la segmentación de las épocas estacionales y la eclíptica solar) se hallaba en la constelación sideral de Leo –no el signo zodiacal sino la constelación de estrellas fijas–. Si los signos zodiacales que pertenecen a la eclíptica representan la esfera vital o etérica del cosmos, y por tanto manifiestan su influencia a través de la formación de los órganos físicos (corazón, pulmón, bazo, etc), las constelaciones zodiacales son el ámbito desde donde el cosmos espiritual PIENSA. Desde las regiones siderales es de donde ingresan los pensamientos e ideas que el ser humano acostumbra a considerar como propios, pero una de las mayores diferen-

cias (o quizás la mayor en sí) que separa al mundo atlántico del post-atlántico, es justamente ésta. La fuerte consciencia onírica atlante capacitaba al hombre para percibir y por ende conocer a las diversas entidades espirituales que habitaban el mundo junto con él; pero bajo tales condiciones, el ser humano no era capaz de decir “yo pienso”, pues le era evidente que lo que se le manifestaba como pensamiento provenía de un ser superior a él mismo. Que adquiriese la capacidad hoy tan distintiva como es el decir “yo pienso”, el mundo espiritual concibió la perspectiva de crear una instancia o un escenario idóneo 28


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Figura 3.

en donde el hombre desplegase la actividad pensante propia y no fue hasta transcurridos casi más de 10.000 que se alcanza la edad o punto medio de semejante desarrollo. Cada constelación sugiere el hábitat natural de un tipo determinado de pensamiento originado en el Espíritu; la Astrosofía de Sucher denomina el estudio de estas regiones del pensar como natividad del pensamiento cósmico, ya que se requiere una suma de sucesos estelares dentro de la vida de un ser humano para que este pensar del cosmos se manifieste en forma característica, y realmente se trata de un “nacer” de una filosofía particular que pasa a ser representada por una individualidad humana en la Tierra.

Las bases de este pensar cósmico fueron brindadas por Rudolf Steiner1 y elaboradas extensivamente por Willi Sucher, quien fue capaz de determinar esta natividad en genios como Goethe, Schiller y Novalis, Wagner y Mozart, Rafael y Tolstoi, etc. El surgir de esta configuración del espíritu humano se ve estrechamente ligada tanto al karma individual como al social, y a la relación que dicha alma posea con el cosmos previo a encarnar en una época determinada. La constelación de Leo representa al pensamiento cósmico o cualidad filosófica del SENSUALISMO o SENSORIALISMO. Es por lo 1. Rudolf Steiner, El pensamiento humano y el pensamiento cósmico, GA 151.

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Figura 4.

trictas y fijas, y entre los años 8.000 y 7.000 AC se conforma la primer cultura humana afincada en la esfera puramente físico-material, pero siempre acompañada aún de una fuerte noción del origen espiritual del hombre que estaba anclada primeramente a su memoria y en segunda instancia, por la práctica de una alta espiritualidad dentro de los centro de culto. El eje cósmico presenta una característica: inversamente a la dirección que toma el Sol junto con los demás planetas, cons-

tanto un pensar que concibe a la existencia desde lo que perciben los sentidos físicos; de este modo queda –dicho en síntesis– establecida la tendencia que cobrará impulso en el pensar humano al comienzo de la nueva etapa post-atlántica. Con mayor o menor resistencia, fue así que la humanidad dio sus primeros pasos sobre un terreno poco conocido para él y que requirió de todo su esfuerzo por comprenderlo. La emancipación del Yo humano halla un vasto campo de ejercicio en este mundo de formas es30


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una velocidad de 1° cada 72 años terrestres; el arco de expansión de cada constelación zodiacal comprende 30° de elongación establecida, en donde el grado 0° de cada segmento equivale al 30° del segmento o constelación anterior (la división irregular de las constelaciones siderales, así como la supuesta división en trece segmentos y no doce, no será tema de discusión en esta disertación). Esta velocidad de giro o trayectoria del punto vernal sideral alrededor de su propio recorrido da como resultado un período de tiempo de 2.160 años, el lapso que tarda en atravesar una constelación zodiacal completa. Si tomamos como ejemplo al punto de inicio de la era post-atlántica desde la constelación de Leo, hemos de contabilizar 2.160 años que transcurrirán hasta ubicar al punto vernal en la constelación siguiente, la de Cáncer, y así sucesivamente (recordemos que la Precesión de los Equinoccios realiza un movimiento contrario a la del trayecto planetario, es decir, en el sentido de las agujas del reloj). Pero este recorrido y su velocidad de trayecto no es arbitraria; está arquitectónicamente ligado a las estructuras vitales del hombre en la Tierra: 72 años2 corresponden a la duración estándar de la vida física humana, y ésta a su vez se ve conectada a los procesos cardíacos-respiratorios, los cuales

tituyendo así su órbita por la eclíptica en movimiento contrario a las agujas del reloj, el eje avanza de derecha a izquierda. Desde la última glaciación, producto del inicio de un nuevo estado de consciencia humana, el punto vernal se ubica ahora a finales del signo zodiacal de Piscis. Aquí es donde se generan confusiones variadas a la hora de determinar la correspondencia natal con la zodiacal, puesto que se toma al 0° de Aries como comienzo del zodíaco, pero esta medida no es coincidente con la ubicación del eje cósmico sobre las constelaciones. Son en realidad dos situaciones diferentes que actúan en consecuencia de manera diferente sobre el individuo y sobre la Tierra. Sea dicho brevemente que los signos zodiacales que forman parte de la eclíptica solar (zodíaco tropical), están regidos por las influencias planetarias, mientras que las constelaciones siderales influyen más desde lo astral y son el vehículo del pensar del cosmos. En aproximadamente 300 años, el eje cósmico habrá ingresado en Acuario, pero el Sol seguirá inaugurando la Primavera cuando ingrese en el signo de Aries. Con esto podemos remitirnos a la diferencia que existe entre la segmentación estacional del año determinada por el Sol (Primavera, Verano, etc) y el surgimiento de una CULTURA humana a lo largo del tiempo. El segundo fenómeno depende claramente del movimiento del eje cósmico por las constelaciones de las estrellas fijas. Ambos procesos interactúan entre sí, pero la resultante es una completamente diferente. Veamos cómo sucede esto. Astronómicamente visto, el punto vernal sideral avanza en trayectoria circular a

2. La Antroposofía divide el trayecto evolutivo de una vida humana promedio en diez ciclos heptagesimales o septenios, dando un total flexible entre 70 y 72 años; la Astrosofía ubica al ciclo de septenios de vida humana en la concentración del período prenatal del hombre, en donde la gestación ocurre bajo la dirección de la Luna en diez ciclos que representan a un septenio cada uno.

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compleja elaboración de un nuevo estado de consciencia; el desenvolvimiento de esa “idea” halla su continuación en el trazo o marca que va plasmando el eje cósmico a lo largo de prolongadas eras y el espejo de aquello que primero es ideal, se convierte en realidad manifestada a través de una cultura humana determinada. El surgir de una cultura, sus características, sus tendencias, sus logros y su devenir en el tiempo y el espacio físico, debe remitirse a la afinidad que ésta muestre de sí con aquella región del cosmos desde donde fue pensada previamente. Los 2.160 años estimativos citados anteriormente, conforman el ciclo de vida de una cultura X, y cabe destacar que los procesos de la manifestación cultural, desde la “gestación” de la idea hasta su “nacimiento” en el tiempo/espacio físico terrestre a través de un cúmulo humano, no coincidirá exactamente con la rigidez numérica que definen al arquetipo y que establecen la regularidad de los patrones astronómicos; más bien debe contemplarse como un desenvolvimiento sumamente flexible que va desde el pensamiento estructural espiritual hasta el surgir de una cultura humana en el plano físicosensorio, casi como el efecto de ondulación múltiple sobre el agua al arrojarse un objeto contundente en ella, o la reverberación acústica de un fenómeno sonoro. Asimismo son irregulares tanto la finalización como el comienzo de un nuevo período cultural. La cultura humana no escapa a la influencia anímica del sentir y su rítmica, sucediendo así que todo un conglomerado social queda “pulsando” dentro de conceptos e idiosincrasias que pertenecen a una postura previa

representan el “motor” que impulsa y mantiene los niveles del funcionamiento óptimo de todo el conjunto corporal. Si se observa este proceso más en detalle, obtenemos: 18 pulsaciones cardíacas por minuto, divididas en sístole y diástole: 18 x 60” x 2 = 2.160; 1080 pulsaciones cardíacas por hora, en 24 horas son 25.920. Esquemáticamente, el año sideral representado por el giro completo del punto vernal en el cosmos, es realizado microcósmicamente por el hombre en un solo día terrestre o minúsculo “año sideral”. El cambio de consciencia humana requirió también un cambio general en todo su organismo físico, y este arquetipo de consciencia quedó plasmado en la organización rítmica del hombre, su sistema torácico. El sistema cardiovascular se halla bajo influencia permanente del sistema respiratorio, la oxigenación de la sangre implica una mineralización constante al incentivar la misión del hierro en ella: el auto-reconocimiento del ser humano como ser terrestre y su actividad personal e individual dentro del mundo físico-sensorio que lo rodea. El resultado final de la cognición es otro a partir de esta instancia; y la suma de las características de todo aquello que la humanidad entera aplica sobre el mundo desde esta perspectiva, expresa culturalmente lo que primeramente sólo había sido INTENCIÓN en las regiones del pensar cósmico. Como región espiritual, la Era de Leo tuvo la intención primaria de emplazar al ser humano en un medioambiente tal, que le permitiese elaborar un tipo de consciencia capaz de reflejarle su propio ser individual. Esta propuesta del cosmos fue ciertamente un inicio de esa 32


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vemos exteriormente concordancias y discrepancias entre la cognición de una cultura y otra, pero un fuerte lazo interior entre ciertos individuos y la égide de la constelación predominante. El punto vernal dentro de la constelación de Cáncer manifiesta en la cultura física humana un rasgo determinante, otorgado por la circunstancia astronómica que definen la trimembración del cosmos físico y espiritual: el sistema planetario, ubicado entre las constelaciones siderales y la Tierra. Los planetas semejan un filtro por donde se vuelcan los pensamientos cósmicos de los espíritus, y a cada constelación le es asignado un determinado planeta, el cual tiene que ver íntimamente con el propósito a ser llevado a cabo. Para la región de Cáncer, la Luna entra en consideración. A ella está ligado todo el proceso reproductivo y la puesta en escena de los parámetros genéticos o código de los “moldes” de la estructura física de los seres vivos. Tenemos en la relación del punto vernal en la constelación de Cáncer y las propiedades lunares, al origen y causa de la división de castas sociales de la antigua cultura india. El tipo de cuna, es decir las características y el nivel social (no daba igual el descender genéticamente de un soldado, un comerciante o un ministro) determinaban la cualidad del hombre y lo catalogaban como apto para ejercer una posición dentro de una capa social u otra. A medida que el punto vernal fue trasladándose, otros pensamientos e ideas fueron apareciendo dentro del orden cultural. Desde la posición inicial en Leo hasta la actual en Piscis, el rol del individuo se destaca más y más a lo largo de la crónica histórica, individuos que van tiñendo la

del cosmos y pasan a convivir –de un modo u otro– con lo nuevo que se manifiesta, generando las más diversas reacciones, positivas y negativas, y creando muchas veces un elemento innovador que va incluso más allá de todo arquetipo preestablecido: la individualidad libre del hombre se presenta aquí como un fuerte elemento de transformación para el cosmos, y esta característica particular del ser humano lo confronta con el hecho de autodenominarse un co-creador universal. Tal posibilidad, la de innovar el cosmos a medida en que va desarrollando una mayor cognición sobre sí mismo, es el foco principal del estudio de la Astrosofía, ya que la peculiaridad con la que el individuo humano establece una relación entre el mundo espiritual y su propio actuar desde una “idea” original, lo sitúa en una posición única. El hombre deviene desde el cosmos, su configuración interior y exterior están supeditadas al arquetipo estelar (constelaciones, signos eclípticos, aspectos planetarios, etc.), pero en él se ve intrínsecamente establecida la posibilidad de modificar progresivamente los parámetros del pensar del cosmos y proponer una nueva perspectiva. Se hace entonces evidente que el hecho de que dentro de un período cultural surjan determinado tipo de individualidades, también depende del grado de esa afinidad con el pensamiento y la intención cósmica que corresponde a cada región celeste. Obtenemos de este modo una crónica histórica de los representantes humanos que más destacaron desde sí mismos a esta interacción entre el universo estelar y la Tierra. Si seguimos el paso del eje cósmico por las constelaciones que continúan a la de Leo, 33


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del planeta Tierra; de hecho, la aparición de un fenómeno de características exclusivamente geo-meteorológicas como fue el lapso glaciario que continuó y suplantó el cambio morfológico terrestre luego de la desaparición de la Atlántida, forma parte de todo el proceso rítmico que hemos descrito como requerido para el cambio general del estado de consciencia humana, desde el apogeo de la cognición onírica y pictórica nocturna hasta la de la vigilia diurna. Nos detendremos ahora sobre esta cumbre histórica para intentar contemplar la objetividad del ascender y descender de la evolución de la cognición humana, como reflejo de situaciones estelares que se reflejan constante e ininterrumpidamente sobre el vasto contexto de la realidad terrestre. Astrosóficamente, deberán considerarse dos circunstancias al momento de dilucidar lo más claramente posible cómo se manifiesta el intrincado juego al que se ven sometidos los actores celestes y terrestres, cuando se trata de arribar a un logro determinado en el ámbito de la evolución. La primera instancia corresponde al establecimiento espacial y temporal desde donde proviene un determinado impulso, y es lo que se pretendió desarrollar en la primera parte de esta disertación: fue descrito el “andamiaje” cósmico desde donde se elabora un rasgo de la evolución (en este caso en particular fue considerado el tipo de percepción que presenta el hombre según lo sugerido por ese trasfondo cósmico-espiritual). Luego se vuelve necesario el estudiar las características del “objeto”, es decir el ser humano o los individuos que lograron ser fieles representantes del patrón cósmico en la esfera de lo terrestre.

percepción del pensamiento cósmico estelar con sus propios parámetros y tendencias personales. Sería largo en extremo detallar las características de cada resultado cultural y su relación con las constelaciones zodiacales, pero podemos visualizar el pasaje de este fenómeno astronómico y enfocar nuestra atención sobre el puente que se tiende entre el inicio de la era post-atlántica en la constelación de Leo y el punto medio de esta evolución, avanzado ya el trayecto del eje cósmico por la constelación de Piscis y contemplar allí una figura individual humana como fuera la de Tomás de Aquino, sopesando entonces cuánto hubo de atravesar no solamente la humanidad sino el cosmos entero hasta que fuese logrado el hecho de que una cognición del plano físico-sensorio estableciese la idoneidad entre el proceso del pensar propio y el pensar divino o espiritual, más allá ahora del punto crítico que atañe a la inmortalidad del alma, que es en sí el resultado residual del enajenamiento que provoca el verse supeditado a una sola parte del total de la realidad. Tomás de Aquino, junto a varias otras individualidades que representaron el estado de consciencia medieval, es un hito espiritual dentro de los anales históricos de la era post-atlántica y marca un antes y un después de la relación entre las configuraciones estelares del cosmos y la existencia humana terrestre y por lo tanto, de la función astronómica/astrológica del eje cósmico. En él, como personalidad humana que representa a toda una cultura terrestre, queda representado el final de un ciclo ascendente promulgado por el cosmos y plasmado incluso hasta en las características geográficas 34


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negativas, Mercurio otras tantas, etc.) y de un rígido parámetro cuasi maniqueísta de lo bueno y lo malo de los aspectos de relación entre las posiciones planetarias y demás utensilios del análisis cosmológico (por ejemplo, la distancia de 90° entre una posición planetaria y el Medio Cielo indicarían algo “malo” de por sí, etc.). Pero el libre albedrío humano no logra compatibilizar con el fatum de una constelación poco agraciada (o exuberantemente beneficiosas, dado el caso) sin que el hombre mismo no esté vinculado a este destino desde su propia actividad como ser libre... Es por este motivo fundamental que la Astrosofía recurre al parámetro antroposófico que sitúa al individuo como artífice de su propio destino; esto incluye considerar que al nacimiento terrestre le antecede primero un período de gestación embrionaria y fetal, el cual resume la actividad del ser humano que encarna desde una preexistencia en los mundos o esferas espirituales, y en donde este mismo individuo interactuó, elaboró y tomó a su cargo la responsabilidad de convertirse –o no– en el representante de un propósito espiritual en la Tierra. Filosóficamente, el individuo humano libre es primeramente SUJETO y parte misma de la actividad evolutiva espiritual, para luego pasar a ser herramienta útil al OBJETO o propósito a ser llevado a cabo luego de haberse resuelto esto en el seno de la esfera espiritual. La situación se invierte al momento en que el hombre sufre el cambio de consciencia que establece la corporeidad física y tal inversión es la que le provee de una fuerte percepción de sí mismo, con las consecuencias que esta situación conlleva. A este

La noción generalizada sobre el hecho de que todo individuo nace bajo la égida de una configuración estelar X encuentra hoy en día un cierto reconocimiento social; el trazado del así llamado “horóscopo” o carta natal, parte de la base de que dada una fecha del calendario y la hora exacta del alumbramiento, la posición de los astros y la segmentación del cosmos que se proyecta sobre la Tierra según la línea de luz y penumbra demarcada por la dirección del Sol (lo que se conoce comúnmente como Ascendente astrológico), éstas determinarían en un alto grado tanto a las características psíquico-espirituales como al destino general del hombre. La Astrosofía no niega este contenido astrológico, pero lo considera como tan sólo UNA PARTE de la relación entera entre el ser humano y el cosmos. El sobrepeso ejercido por la Astrología y la historia que le compete dentro de esta postura, explicitan la influencia secundaria o secuela resultante de todo el proceso cognitivo descrito previamente. Efectivamente, lo que conocemos como experticia astrológica surge tras la pérdida gradual de la percepción astral del ser humano y pretendió reemplazar el contacto directo entre los seres espirituales y el hombre por medio de la “adivinación”, tarea que básicamente utilizó el cálculo abstracto de los movimientos planetarios (fue sobre todo la influencia arábiga la que se encargó de “cuantificar” la ponderabilidad del cosmos) y que condujo a la consecuencia final de un empobrecimiento “cualitativo” de la relación hombreuniverso: por medio de la matematización de unos cuantos conceptos (Venus brinda cierto número de cualidades positivas y 35


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fallecer mientras Marte se hallaba en Acuario a que si se encontrara en Leo, puesto que ahora es el resultado de ese libre albedrío el que deberá hallar justificación cósmica; no es ya el ser humano quien decide solamente qué es lo que corresponde o no introducir en el cosmos del resultado de su obrar, sino que siendo un sujeto dentro del gran sujeto universal, le será necesario sopesar si ese Marte en X región del cosmos al producirse la muerte física, representa algo de valor para la evolución o ha de dejarse de lado. Resumiendo entonces, tres asuntos competen dentro del análisis cosmológico sobre el individuo y que equivalen a las tres instancias claves de todo el proceso de su encarnación: 1. El ciclo de gestación o Época (dividido en diez ciclos lunares tras la concepción) y los sucesos planetarios que relatan el grabado del destino humano concerniente tanto al karma pasado como a las nuevas iniciativas que puedan llegar a encararse desde la libertad individual; cada ciclo lunar corresponde a un septenio de vida terrestre, alcanzando así el promedio de la duración de una vida física de 70 años (¡72 años corresponde a la velocidad del trayecto del punto vernal!). 2. La configuración planetaria y zodiacal al momento de nacer; el asterograma natal indica un resumen del ciclo gestacional y no se lo considera determinante sobre el despliegue del destino sino que debe interpretarse como una guía sobre las direcciones que pueden darse desde la postura independiente sobre el conjunto de tendencias cósmicas, tendencias que el hombre trae consigo desde las esferas espirituales

punto se desprende casi por sí solo el hecho de que a través de ese ejercicio (el pasar de ser sujeto a objeto y viceversa) es de donde en realidad surge el destino o karma humano, ya sea individual o social. No es nuestra tarea disertar aquí sobre la instrumentación del karma, pero debe mencionarse y considerárselo como la médula espinal del dilema que se entabla entre destino y libre albedrío, a la hora de pretender llegar a una interpretación de los sucesos estelares en relación a la vida humana terrestre. Ya que, astrosóficamente, el circuito que se inicia con el individuo presto a encarnar concluye con el deceso corporal del mismo: el proceso de muerte física invierte una vez más la situación, reintegrando al ser humano al mundo espiritual del que provino. La diferencia ahora queda establecida por todo aquello que este individuo realizó mientras dispuso de un cuerpo físico denso; llegamos de este modo al tercer parámetro astrosófico y la consideración especial que merece esta última configuración estelar a la fecha y hora en la que un individuo humano deja la esfera terrestre para ingresar en la espiritual. Esta configuración estelar que queda establecida como una especie de hito de la trayectoria personal, es la que ofrece recién un cuadro objetivo y CUALITATIVO del ejercicio del hombre como individuo libre sobre la Tierra. La metódica que se aplica en la interpretación del ASTEROGRAMA DEL DECESO3 implicaría salirnos de la temática central, sea simplemente dicho que no da lo mismo 3. https://lacocineradematrixvk.wordpress. c o m / 2 016 / 0 8 /13 / e l - h o r o s c o p o - d e l - d e c e s o y-la-vida-tras-la-muerte/

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condiciones madurativas necesarias para que la consciencia humana ponga en evidencia el resultado de largos períodos de preparación. Para dejar en claro cuál era el logro a suscitarse, citaremos lo dicho por Rudolf Steiner al respecto: “Aún era sabido: existieron una vez hombres que por detrás de los conceptos podían vislumbrar el mundo espiritual, el mundo intelectual, el mundo que también es considerado como una realidad por el Tomismo, en el cual es posible contemplar a seres intelectuales libres de materialidad y que él denomina como ángeles. No son meras abstracciones sino seres reales pero que carecen de corporeidad. Son aquellas entidades que Tomás sitúa en la décima esfera. Al circunvalarla, piensa a la Tierra desde la esfera de la Luna, de Mercurio, de Venus, del Sol, etc, pasa de la octava a la novena esfera hasta llegar al Empyreum, es decir la décima esfera. Piensa que todo esto está compenetrado por Inteligencias, Inteligencias que según él se manifiestan desde lo que vendría a ser el límite más inferior (el concepto N. d. T) descendiendo hasta donde el alma humana puede comprenderlas.”. Y continúa: “Si contemplamos el mundo de los reinos naturales por medio de la lógica analítica, por medio de todo lo que nos otorga el alma, por medio de la fuerza del pensar en nosotros mismos, entonces arribamos a aquello del mundo espiritual que está contenido en los reinos naturales. Luego debemos tener en claro: dirigimos nuestra mirada, nuestros sentidos físicos sobre ese mundo. Aquí nos relacionamos con ese mundo. Después retiramos la mirada; en cierto modo, conservamos aún lo incorporado desde ese

y que fueron asimiladas por él mientras no estuvo encarnado. 3. El asterograma del deceso físico o el resumen objetivo de su vida en la Tierra y las connotaciones que fueron brindadas más arriba. Considérese que la Astrosofía no está a la espera de que alguien fallezca para comenzar a interpretar la relación cósmica de un individuo...; también sucede en muchos casos el no contar ni con la fecha ni con la hora del nacimiento de una personalidad histórica, no obstante queda como recurso válido el tener en cuenta la época y el entorno de dicha personalidad, así como cualquier dato biográfico fidedigno. Este sería el caso de Tomás Aquinas, de quien no se tienen datos concretos de su nacimiento (se toma al año 1225), pero que naturalmente cuenta con un extenso material biográfico y una fecha de su deceso, el 7 de Marzo de 1274 en la Abadía de Fossanova, Italia. Contemplado esquemáticamente, si tomamos el año 1225 como época en donde surge la figura física de Tomás Aquinas, tendremos que considerar a la ubicación del punto vernal ya pasada la mitad de la constelación de Piscis (Willi Sucher sugiere que el comienzo de la era de Piscis puede situarse un poco antes del año 0, teniendo en cuenta que la manifestación de una era cultural está sujeta a parámetros flexibles). El hecho de que el eje cósmico haya alcanzado su apogeo es relevante, pues todo proceso cultural está ligado al ciclo de evolución e involución análogos a los procesos generales de la naturaleza. Este punto álgido de la era de Piscis reúne entonces las 37


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en toda su agudeza: las Universalia en las cosas y aquellas que pasan a formar parte del alma son equivalentes en su contenido, pero diversas en sus formas”4. La situación medieval, en lo que respecta al alcance de la cognición humana, alcanza de este modo una culminación; por un lado, a medida que el hombre fue ganando independencia del mundo espiritual, el pensar autónomo se abrió paso más y más como forma de alcanzar una cognición, una explicación y una justificación de las relaciones entre lo que se percibe exteriormente y la vivencia personal. Pero por el otro lado, hemos de tener en cuenta que tras más de 10.000 años de elaboración sobre este tipo de consciencia, debilitaron paralelamente toda noción sobre la objetividad de lo perceptible. Históricamente, esta debilidad se expresa en la sintomatología de la gran duda surgida entre el Nominalismo y el Realismo. Tales denominaciones describen en realidad a la escisión entre lo que solamente porta un nombre pero que no posee ningún vínculo con un origen superior al mismo, y lo real que puede rescatarse por medio de la capacidad de pensar lógica y exactamente sobre los procesos cognitivos humanos, que dan como resultado la innegabilidad del origen suprasensible de los objetos. Tal fue, pues, el logro de Tomás de Aquino. Esotéricamente, este proceso se conoce como el “atravesar la Maya o Ilusión” del mundo sensorio por medio de la ejercitación de un pensar volitivo, tema que trataremos más adelante.

mundo gracias a la memoria. Contemplamos retrospectivamente sobre esa memoria. Recién aquí surge lo universal, lo general; algo como la ‘humanidad’ y demás emerge recién en la figura conceptual interior. Con lo que Alberto (Magno) y Tomás decíanse: cuando miras hacia atrás, cuando tu alma refleja aquello que ha experimentado en el mundo exterior, es ella entonces quien vivencia las Universalia. A partir de todos los hombres que has conocido, construyes el concepto ‘Humanidad’. Si sólo recordases cosas individuales, vivirías en las nóminas. Ya que no vives en las nóminas terrestres, puedes percibir lo universal. Tú posees las Universalia Post Res, que habitan en el alma según su tipo. En tanto el hombre dirige su alma hacia las cosas, el resultado de lo que recuerda no es el mismo que el que obtuvo por medio de la contemplación; cuando en cierto modo se genera el reflejo interior, éste pasa a hallarse en relación real con las cosas. Experimenta lo espiritual de éstas; sólo que las traduce a la forma de las Universalia Per Res.”. Ya finalizando: “La diferenciación no es sencilla de lograr, ya que se acostumbra a pensar que aquello que se experimentó en el interior del alma como reflejo final equivale a las cosas. No, en el sentido de Tomás de Aquino no es lo mismo. Lo que el hombre vivencia como idea en su alma, lo que explica a través de su razón es en suma lo que vivencia como real, como universal. Las Universalia contenidas en las cosas difieren de las abarcadas por el alma según su forma, pero interiormente son equivalentes. Con esto tenemos entonces a uno de los conceptos de la Escolástica que generalmente no se considera

4. Rudolf Steiner, “La Filosofía de Tomás de Aquino”, segunda conferencia, GA 74.

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abstraerse en demasía de su origen cósmico. Pero el desarrollo del pensar, que es bastante nuevo en la humanidad, indica que el cuerpo etérico –bien podemos llamarle las fuerzas que se derivan desde la esfera de Júpiter– no sólo preservan al pasado sino que corresponden al futuro del universo”5. Identificar la influencia de Júpiter se vuelve relevante a la hora de investigar sobre las capacidades del pensar humano y su correspondencia con el cosmos. Como fue mencionado anteriormente, no se dispone de una fecha exacta del nacimiento de Tomás de Aquino; pero si miramos las posiciones estelares para el año 1225, vemos A Júpiter transitar por la constelación de Sagitario. Esta es una ubicación muy particular a ser considerada y nos lleva a tener en cuenta otro aspecto de suma importancia en lo que se refiere al eje cósmico y el surgimiento de las culturas terrestres. El hecho de que la cúspide norte por donde circunvala el eje cósmico marca el paso de éste por la constelación de Piscis, ya fue mencionado. Pero la dirección Norte es solamente una parte de todo el conglomerado de los ejes: éste atraviesa la Tierra de Norte a Sur y la parte inferior del eje tiene tanta importancia como la superior, si bien el tipo de consciencia y el cambio cultural que le acompaña dependerán de las características de la dirección Norte. De este modo se hace necesario agregar

Cuando llega el momento de intentar dilucidar cómo fue posible que una individualidad como la de Tomás Aquinas lograse lo que tantos otros no, recurrimos al factor de enlace entre la región de donde provienen los impulsos pertinentes y dicha individualidad; visto desde lo cósmico, el lazo de unión entre las constelaciones del pensar espiritual y el ser humano encarnado en la Tierra, queda establecido gracias al mundo planetario. De los siete planetas que reconoce la Ciencia Espiritual como instrumentos activos entre ambas esferas mencionadas (Urano, Neptuno y Plutón exigen otra ubicación) las fuerzas planetarias encargadas de que el ser humano “piense”, han de ser remitidas a Júpiter. Citando ahora a Sucher: “La paciencia y el poder de la memoria del cuerpo etérico indican que un gigantesco mundo de sabiduría universal habita en él. Podemos comprender esto si consideramos que el cuerpo etérico fue construido por los Espíritus de la Sabiduría. Es esta sabiduría la que porta los pensamientos de los Dioses desde los comienzos del universo. Puesto que los pensamientos de los Dioses viven en las fuerzas etéricas a modo de reflejo, podemos imaginar que éstos también se hallan vivos en el pensar humano. Lo que vive en el ser humano como impulso, como capacidad de pensar, es tan sólo el otro aspecto paralelo del cuerpo etérico, más allá de su actividad constructiva y regeneradora. “Durante el gran ciclo de la evolución de la Tierra, el cuerpo etérico se encargó mayormente de salvaguardar del declive al cuerpo material y evitar que llegase a

5. Willi Sucher, Isis Sophia I, La naturaleza del mundo planetario.

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Figura 5.

como punto Sur del eje cósmico a la constelación de Virgo (Figura 5)6. Pero el eje Norte-Sur poco lograría si no estuviera “dinamizado” de algún modo... A diferencia de las conclusiones a las que llega la Astrología contemporánea sobre determinado tipo de aspectos que considera como “negativos”, la Astrosofía retoma parámetros que ya eran conocidos en la antigüedad y los revaloriza. En el caso de la distancia de 90° de arco entre una posición zodiacal y la otra, la sabiduría estelar persa veía cla-

ramente cómo esta relación contribuye a la dinamización de los procesos en el cosmos; los ejes centrales nada harían si la región que los cuadra no influyese. En cuadratura a Piscis tenemos a la constelación de Sagitario, y Géminis cuadra a Virgo. Estas otras tres regiones del cosmos representan cada una a un tipo de filosofía cósmica, y cada filosofía surge en mayor o menor medida según el representante que les sea idóneo. Sintetizando, podemos decir que toda la era de Piscis llevará una graduación cuádruple del colorido cultural, siguiendo el orden de los ejes: Piscis: Psiquismo o la cosmovisión que pretende ser comprendida desde lo anímico. Virgo: Fenomenalismo o la cosmovisión que explica al mundo desde los estados de las cosas. Sagitario: Monadismo o la cosmovisión que sitúa a la unidad como principio evolutivo. Géminis: Matematicismo o la cosmovisión

6. El autor “invierte” intencionalmente la localización de los polos Sur y Norte, con el propósito de indicar el tramo del eje cósmico-terrestre que marca el pulso histórico del surgimiento de las culturas humanas; como se indica en el escrito, como humanidad aún estamos transitando por la era cultural de Piscis, a unos 300 años del ingreso del punto vernal en la región zodiacal de Acuario. Es de común conocimiento que el polo norte de la Tierra indica geo-cósmicamente la constelación de la Osa Menor, y ésta a su vez sobre la constelación de Virgo.

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Figura 6.

que discurre entre lo ponderable y lo imponderable (lo que es cuantitativo y lo que no lo es). Esta cruz resume la tendencia y los esfuerzos de toda una era: el logro de una unidad interior del individuo (Monadismo) de lo que el alma percibe ahora en los fenómenos naturales (Psiquismo y Fenomenalismo) y que deberá asumir como terrestres y finitos o cósmicos e infinitos (Matematicismo). Retomando ahora el factor planetario o mediador de las fuerzas del pensar entre lo cósmico y lo humano, la posición de Júpiter en la constelación de Sagitario durante el año 1225 nos otorga un indicio de las fuerzas y capacidades que la individualidad de Tomás Aquinas trajo consigo desde las esferas espirituales (considérese la posición del punto vernal pasando ya la mitad del arco de la constelación y que Júpiter inicia un lazo de retrogradación a partir de Abril hasta Octubre del mismo año, lo que inten-

sifica la influencia planetaria sobre el globo terrestre; la diferencia entre los calendarios juliano y gregoriano es de 8 días). Entrando en terreno especulativo, podría tenerse en cuenta que su desarrollo embrionario pudo haber coincidido con el movimiento retrógrado o lemniscata de Júpiter, pero lamentablemente carecemos de pruebas para ello. La tarea de Tomás de Aquino no fue sin duda una fácil; si tomamos en cuenta que su misión era alcanzar el apogeo de un impulso que había tenido sus inicios más de 10.000 años atrás y que significó de algún modo representar el logro de este impulso como individuo pensante y como personalidad independiente, la imagen se presenta portentosa ¡y prácticamente sobrehumana! Naturalmente que no estuvo completamente solo; figuras de enorme porte histórico como su maestro y mentor Alberto Magno, y una serie de predecesores en lo que refiere 41


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especie de tendencia en los “frutos” que recoge el cosmos al reabsorber las almas de quienes fueran los representantes más valiosos y también más cuestionados históricamente del pensar culto hasta mediados de la era de Piscis, y cómo se ve reemplazada la posición de Júpiter en estos ejes por la ubicación del Sol en la constelación de Piscis en el asterograma del deceso de Tomás de Aquino: Willi Sucher interpreta a esta posición del Sol como el triunfo de la individualidad en comunión libre con el Espíritu, una especie de “lugar privilegiado” para quien obtuvo el más grande de los logros en el trasfondo silencioso del pensar, mientras la humanidad exterior batallaba en defensa de una heredad religiosa ya perdida. Pues si bien el movimiento de los cruzados sirvió en última instancia como puente entre la antigua sabiduría de los Misterios en Asia y la Cristiandad europea, el logro de la unidad del Yo humano independiente y la realidad espiritual cósmica pendían de un delgado hilo que solamente podía ser tendido desde las capacidades del alma humana. Existe de todos modos una estrecha relación entre las órdenes caballerescas feudales y la Escolástica medieval; sin embargo, dicha relación tiene más que ver con la escenificación histórica y cultural de un proceso que alcanzó un punto de culminación definitivo, y que al mismo tiempo inauguraba el declive de la era de Piscis. El punto vernal o eje cósmico había comenzado a transitar la línea descendente de su evolución y otras circunstancias se encargarían de ocupar el lugar del objetivo que hasta el punto medio del desarrollo de la consciencia individual humana, la tan conocida Edad Media, fue

al desarrollo de la consciencia como pensadores o filósofos del Espíritu formaron una columna de sostén sobre la cual pudo sostenerse la labor de Tomás. Si retrocedemos por la historia, hallamos personalidades que influyeron mayor o menormente en su vida, como Scotus Erigena (año 815-877 D. C.) quien recibe la influencia de Júpiter en Géminis al nacer y fallece mientras transita por Virgo; Agustín de Hipona, más conocido como San Agustín (año 354-430 D. C.), fallece cuando Júpiter transitaba por Sagitario; y ya más cercano a los comienzos de la era de Piscis tenemos a Plotino (hacia el año 205-270), representante del neoplatonismo y en quien Tomás de Aquino se basaría para formar el complemento de la doctrina del pensar aristotélico, resumiendo así tanto forma como contenido del proceso del pensar, Júpiter transitaba por Sagitario entre los años 204 y 205, y por Géminis cuando éste fallece. La fecha de nacimiento del amigo y mentor del aquinante, Alberto Magno, es dudosa; algunos historiadores la sitúan en el año 1193, otros en 1206. Recurriendo a la especulación nuevamente, vemos ingresar a Júpiter en la constelación de Géminis a partir de fines de Julio de 1206, pero dada la falta de certeza, no podemos aseverar la influencia del planeta como una configuración natal. Empero podemos localizarlo en el asterograma del deceso de Alberto Magno en la constelación de Virgo (figura 6). Es interesante poder observar cómo Júpiter aparece en las constelaciones de los ejes Piscis-Virgo/Sagitario-Géminis al concluir el circuito de las encarnaciones de los individuos mencionados, marcando una 42


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desvanecen; gracias a los esfuerzos heroicos de la Escolástica fue posible todavía mantener un tenue lazo de conexión con la vida del pensar. Este se perdió definitivamente con el surgimiento de la Mística medieval, cuyo profundo ansia de una experiencia de lo divino ya no era capaz de elevar tal experiencia hasta la plenitud de consciencia. Como consecuencia, la humanidad se volcó más y más a la observación y a la experimentación sobre la naturaleza exterior. Este vuelco significó el comienzo de una evolución que se extiende hacia el futuro, una evolución que pretende liberarse de antiguas reglas y tradiciones, mientras que por otro lado, la gente se empeñó en buscar desde las profundidades del alma, un conocimiento nuevo que nacía desde la libertad de las relaciones entre la Tierra y el cosmos. Debe admitirse que este rasgo se malentiende muy a menudo en nuestro tiempo o incluso se lo niega definitivamente; de cualquier modo, a través de la oscura noche donde prevalece el vacío espiritual, una nueva especie de ser humano se esfuerza por alcanzar la luz. El esbozo de este hombre del futuro se halla escrito en el cosmos, del modo en que hemos intentado describir, si bien brevemente”7. El rol de la esfera planetaria de Júpiter y su presencia constante dentro del extenso período que ya ha sido mencionado repetidas veces, puede incluso verse resumido dentro del siguiente parágrafo: el cuerpo etérico humano cumple una función intermediaria entre el instrumento pensante

el motivo central de la cultura greco-romana/cristiana. Dos siglos más tarde, los albores del Alma-Consciencia ensombrecen rápidamente la cúspide alcanzada por el Alma-Racional y la era de Piscis se prepara para ser sucedida por otra, la era de Acuario. Definitivamente, el despertar de este Alma-Consciencia en el interior de un Yo humano altamente arraigado en la percepción sensorial suscitó conflictos culturales remarcables y nuevamente debemos recurrir a la cruz del eje cósmico para acceder a una interpretación del papel que juega Júpiter en esta nueva fase del cosmos y de la humanidad. Citaremos pues, una vez más, a Willi Sucher sobre este aspecto cósmico antes de dejar atrás el tema y discurrir cuestiones que evocan la comprensión de un desarrollo futuro de la cognición humana: “La cruz cósmica –Sagitario y Géminis, Virgo y Piscis– representa en su aspecto cósmico-histórico a un momento decisivo en la evolución espiritual de la humanidad como un todo. Fuerzas cognitivas provenientes de tiempos arcaicos perecen, y un nuevo comienzo alborea por el horizonte. Ciertamente, es significativo apreciar cómo la evolución del mundo occidental, a partir de este momento hasta llegar al presente, se revela a la luz de los procesos cósmicos. Destacable es la continuidad que presenta esta evolución de la humanidad desde la Edad Media hasta nuestro tiempo actual, representada en el cosmos. (...) Hacia los siglos XII y XIII se genera una especie de nudo, un punto nodal en la evolución. Por un lado, las reliquias de las viejas facultades cognitivas, aún en relación más directa con la realidad del mundo espiritual, se

7. Willi Sucher, “El Zodíaco”, 2º artículo de mayo de 1938.

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Esto es algo difícil de imaginar hoy en día, ya que lo que antes carecía de correspondencia exacta, ahora está estrechamente ligado: la cabeza etérica y sus órganos de percepción astral distaban de la física y tal es así que la unificación final de estas dos partes de la corporeidad humana, es lograda durante la época en que el punto vernal transitaba por la constelación de Aries. Arquetípicamente, el cráneo humano recibe los impulsos espirituales que lo conforman desde esa misma constelación. Muy relevante fue la esfera de Júpiter en aquel lapso temporal y espacial, ya que lo que podemos denominar como la “intención” de Júpiter durante el período cultural greco-romano, fue ensamblar finalmente esas dos componentes; y lo que antes servía de medio cognitivo para el mundo astral, ahora quedó confinado al desarrollo de la percepción del mundo material. Este período cultural greco-romano concluye un poco después (si consideramos los extensos períodos de tiempo que fueron necesarios recorrer desde que el punto vernal ingresó en la constelación de Leo hasta la de Piscis, ¡un par de siglos es realmente un breve paso del tiempo!) de que el punto vernal alcanzase su apogeo durante el Medioevo. El año 1413 es señalado por Rudolf Steiner como inicio de la época en que se desarrollará el Alma-Consciencia, una época dentro de una era mayor, pues como sabemos, la era pisciana todavía no concluyó. Diferentemente del Alma-Racional, el Alma-Consciencia exige a todo el proceso cognitivo humano algo más que el poder establecer primero una diferencia entre sujeto-objeto, seguido de la posibilidad de situarse en una relación con lo percibido: “Yo

del hombre y lo que “llega” hasta él en forma de contenido mental, llámeselo ahora pensamiento, idea o conjunto definido de conceptos; ese contenido proveniente del mundo astral cósmico es captado por el ser humano a través de su capacidad perceptiva y su Yo lo elabora principalmente desde la entidad etérica. Aquí entran en juego los procesos descritos por Steiner y Sucher: la asimilación o absorción de lo pensado previamente en el cosmos (en el sentido Tomista), su almacenamiento en los diversos órganos del cuerpo físico y la capacidad de reflejarlos una y otra vez en el interior del alma según lo predisponga el individuo. Todas estas son características intrínsecas al éter, que llegan a convertirse en herramientas útiles a la consciencia humana cuando el Yo logra emanciparlas de su función básica, el crecimiento y la reproducción genética. Pero debe tenerse en consideración que ese cuerpo etérico del hombre estaba distribuido de un modo muy distinto allá por la era atlante, a lo que terminó deviniendo luego de que el punto vernal indicase el paso hacia una nueva etapa. En la Atlántida, el cuerpo etérico humano no estaba completamente ensamblado a la estructura física que poseía la humanidad para aquel entonces. Grandes diferencias existían entre los cuerpos humanos atlantes y los actuales; esa diferencia permitía que el ser humano utilizase su cuerpo etérico como instrumento de cognición suprasensible, si bien el estado que caracterizaba tal cognición poseía un tinte fuertemente onírico y de aquí surge el hecho de que el Yo humano no se percibiese a sí mismo como un ser singular sino abarcado por la pluralidad de su entorno. 44


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cultura que lo contiene; si el hombre modifica su comportamiento fuere de la manera que fuere, las características de su cultura cambiarán inevitablemente. Evitando un extenso detalle de lo recién mencionado, sea dicho que el Alma-Consciencia extrae las fuerzas que permitirían liberar al cuerpo etérico del físico (siempre hablando de la región que corresponde a la cabeza humana; de liberarlo por completo, todo el cuerpo físico moriría) de la región que hemos denominado como metabólica o VOLITIVA. Ahora bien, esta labor que corresponde a la extracción de fuerza volitiva, precisa ser guiada por la mano de un Yo humano que posea nociones cabales de lo que se intenta lograr; de otro modo, el desvío o la incapacidad de dominio del Yo por sobre fuerzas que pueden resultar dañinas, sólo causaría más retroceso que avance en la adquisición de lo que conocemos como nueva clarividencia (menciónese como mucho que numerosas de las irregularidades de la conducta humana en la actualidad, surgen en realidad a causa del desorden que provoca este Alma-Consciencia en la esfera volitiva del ser humano, sea éste consciente o no del hecho). La salud del Alma-Consciencia depende entonces del total de la percepción cognitiva. Retomemos el ejemplo anterior y digamos: “mi percepción racional me permite distinguir entre mí mismo y un árbol; pero no llego a entablar una relación real entre mi existencia y la del árbol. ¿Qué es lo que tenemos en común?”. Es aquí donde le corresponde intervenir al Alma-Consciencia y percibir la realidad etérica del árbol e identificarla como correlativa a la misma

soy un ser humano, ese objeto es un árbol, por ende yo no soy un árbol”. El estado de salud del Alma Racional está dado por la nitidez, la rapidez (hoy en día es instantáneo) y la factibilidad de que esta situación sea real, justificándose cada vez que al confrontarnos con un objeto, podamos distinguir entre lo individual nuestro y lo ajeno. Ahora bien, sabemos de hecho que se trata solamente de una parte de la realidad total; el trasfondo espiritual o el mundo desde donde se origina en verdad la realidad física es imperceptible, ya que el instrumento etérico del hombre se halla completa y constantemente ocupado en colaborar con el Yo humano que percibe al mundo material. El Alma Consciencia necesita –además de la auto-percepción racional– una identificación con el conglomerado suprasensible que le brinde el TOTAL de la realidad del mundo, pues su misión consiste en reubicar la posición del ser humano nuevamente dentro de la existencia de donde proviene, la del mundo espiritual. Para lograr esta tarea, el cuerpo etérico ha de poder desligarse de la estructura física del cráneo humano y, con la capacidad de auto-percepción racional ya integrada, inaugurar un nuevo tipo de estado de consciencia. De pretender resumir el proceso, podría decirse que lo que corresponde aquí es trasladar el estado de consciencia de vigilia a la región en donde el hombre duerme constantemente, es decir, la zona rítmica corporal. Pero esto sería pasar por alto varios elementos que forman parte de las actitudes básicas del hombre terrestre y que aunadas, conforman el aspecto social y cultural humano. Su comportamiento es el motor en marcha de la 45


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misión se ve cumplida y siguiendo los parámetros de los procesos evolutivos naturales, desaparece dando lugar al surgimiento de lo nuevo. Cabe mencionar nuevamente que el ciclo de tránsito del punto vernal no es coincidente con la manifestación de las culturas terrestres, pues su contabilidad puede generar confusiones; en realidad, eras y períodos culturales se intercalan en el tiempo; se estima un lapso de unos 1.400 años aproximadamente hasta que las primeras manifestaciones de una característica cultural surge desde los individuos que la conforman. Por ejemplo, la Era de Piscis concluirá en alrededor de unos 300 años, pero las CARACTERÍSTICAS de la Era de Acuario podrán verse manifestadas hacia el año 3500-3600 (3.573 - 2.160 = 1413), que es la fecha brindada por Rudolf Steiner como final de la época del Alma-Consciencia y el inicio de la época del Yo Superior o Manas, en la que se espera ver los primeros frutos del estado de consciencia que debe adquirirse durante todo este tiempo restante, hasta lograr invertir el proceso que se inauguró tras la desaparición de la Atlántida. La dirección por la cual se dirige el punto vernal lleva en sí el ideal de invertir el proceso iniciado en la constelación de Leo y que toca el punto álgido de su desarrollo a mediados de su recorrido por la constelación de Piscis, hacia los años 1200 y 1300 de nuestra era o Medioevo. Esta inversión tiene como objetivo principal el reintegrar a la humanidad terrestre a la percepción cognitiva suprasensible; cuando el eje cósmico se vea transitando por la constelación de Escorpio, una situación geo-climática similar a la de la

procedencia que el cuerpo etérico humano, puesto que –substancialmente visto– ambos comparten un mismo origen. Puede deducirse fácilmente que la actitud del hombre así capacitado suscitará enormes diferencias en lo concerniente al despliegue de su actitud moral y ética. El ejemplo del árbol es meramente una insinuación sobre las perspectivas de los cambios a producirse en períodos futuros de la evolución terrestre, ya que uno de los primeros desafíos morales consistirá en percibir al “Yo” de todo lo que hoy considera simple objeto. ¡Dejémoslo a la fantasía imaginativa del lector que se encargue de proyectar una situación tal y obtenga conclusiones propias! Claro debe quedar entonces que un cambio del estado de consciencia cognitiva humana (por más paulatino y prolongado que llegue a ser este proceso), irá acompañado igualmente de un cambio de los parámetros culturales, sus tendencias, sus logros y el tipo de individualidad que la represente a su debido momento. La Era de Piscis dio a luz el fruto maduro no solamente de aquella Era que le precedió, la de Aries, fruto que manifestó la intención planetaria de Júpiter sobre el Alma-Racional del hombre, logrando de este modo que se alcanzase el más alto grado de disquisición entre el individuo y su entorno, sin dejar de lado ahora que esta culminación tuvo su puntapié inicial hace ya más de 10.000 años atrás, luego de que la última glaciación permitiera ofrecerle al hombre un escenario geográfico completamente diferente al anterior. La época del Alma-Consciencia bien equivale a la simiente que se genera dentro del fruto maduro y que, tras alcanzar este estado, su 46


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última glaciación preparará un nuevo escenario y una nueva tarea evolutiva para la humanidad y para el conjunto de seres que la integran: esotéricamente se la denomina Era o Época de los Sellos, terminología basada en los textos apocalípticos de San Juan. Siete períodos culturales delimitados por dos gigantescas glaciaciones, que nacen, se desarrollan, maduran y dejan la simiente presta a un nuevo comienzo al paso de 72 años –una vida humana promedio– marcando el pulso vital de una propuesta cognitiva a otra en el correr de 25.920 años

terrestres... ¡Quien tenga inteligencia, que devele el número de la Sabiduría del Gran Cosmos! Sobre el autor: Diego Milillo es antropósofo. Fue miembro de la comisión directiva del Astrosophy Research Center, y tiene a su cargo la traducción del inglés al español de la obra de Willi Sucher. Dese 2016 se dedica a divulgar la ciencia de la Astrosofía para el público hispano, publicando artículos y brindando conferencias. Contacto: en Facebook, Astrosfía Argentina.

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Debo aprender (detalle), 1923. Tiza sobre papel (152 x 102 cm) (pizarrรณn de Rudolf Steiner) Partitura de Pedro Guiraud (detalle).


Testimonio Acerca de la naturaleza de la música y la composición musical PEDRO GUIRAUD

La música habla con tanta fuerza al alma humana porque es la encarnación de aquello que expresa el ser más profundo del hombre, su verdadero ser, su voluntad. (RUDOLF STEINER, GA 283)

La música no existe. La música acontece,

cibir los sonidos que sí son música, cuando estos son producidos en tal sentido por el músico, cuando la intensión, la voluntad y el sentimiento preceden al movimiento de la mano que baja pulsando las cuerdas de una guitarra, o se llenan de aire los pulmones para dirigirlo consciente e intencionadamente a la embocadura de una flauta, el alma percibe música. Sabe cuándo es música el sonido y cuándo le es indiferente por ser otro tipo de sonidos los que la afectan. Lo sabe antes que la mente. Ésta reconoce la música por el movimiento anímico que se produce, y entonces puede caracterizar sus cualidades, géneros, ordenar su carácter, su instrumentación, decidir si le gusta más o menos, etc., cuando el alma ya ha emitido su juicio, es decir, ya se ha conmovido en mayor o menor medida. Siempre después. El pensamiento ordena –o no– a posteriori.

tiene lugar en el mundo, en determinados momentos, bajo determinadas condiciones, mediante determinadas personas-músicos, y determinados instrumentos. Todas estas condiciones y medios posibilitan que el tiempo presente dé lugar a los sonidos ordenados que ocasionan una música. Presente, sonidos ordenados consciente o inconscientemente, música. Los medios están a la vista, como las personas, el contexto y las circunstancias. La música no. No existe para la vista, sólo para el alma. Y digo el alma porque el oído es también un medio, quizás el último medio físico que recibe las llamadas ondas sonoras, producidas por voces o instrumentos. Pero así como recibe sonidos que no son música, como los ruidos, en el alma se produce mediante otros sonidos el acontecimiento musical. Al per49


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aire (...). Pero lo que nosotros vivenciamos en el tono no tiene absolutamente nada que ver con el aire. Y la cuestión es esta: el oído es el órgano que separa primero, antes de la vivencia del tono, lo aéreo del tono, de manera que nosotros al vivenciar el tono como tal, en realidad lo recibimos como resonancia, como reflexión. El oído es en realidad aquél órgano que nos arroja de vuelta el tono que vive en el aire al interior de nuestro ser humano, pero de tal manera que el elemento aéreo se halla aislado, y luego el tono, en tanto lo escuchamos, vive en el elemento etérico. Es decir, el oído está en realidad allí para, si se me permite la expresión, vencer al sonido del tono en el aire y arrojarnos la vivencia etérica pura del tono de vuelta hacia el interior. Es un aparato de reflexión para la percepción tonal”1. Ahora bien, algunos pueden permanecer en este circuito invisible, pero audible e infinitamente maravilloso y rico. Para quienes no creen en la magia, tienen aquí un ejemplo. Pero otros podemos seguir indagando y preguntarnos, si todo comienza allí, en el instrumento y el músico, y si todo termina allí, con la nota final de la melodía que fue escuchada por alguien. Un primer campo de exploración podría ser esa música que no está siendo tocada en el momento pero que de alguna forma escuchamos: la música que recordamos. (re: de nuevo; cordis: corazón, es decir: volver a pasar por el corazón.) Recordar una melodía cualquiera, escuchada de esa otra forma que no es

El efecto de la música en el alma, por no hablar ya meramente de sonidos, es inmediato y casi se podría decir inevitable, porque así como el oído no puede cerrarse como lo hacen los ojos, el alma ya se ha conmovido cuando nos ponemos a pensar sobre lo que se escuchó y se escucha. Entonces tenemos en cierta forma un recorrido, un camino que se desarrolla con lo que llamamos música. Se produce físicamente un estímulo sonoro en el exterior, nuestros oídos son como portales por donde estos entran, en nuestro interior sentimos el efecto de la música, vivenciamos las infinitas cualidades que son posibles, cada cual con su color anímico. Luego la mente reelabora en mayor o menor medida lo que el alma experimenta. Esto en cuanto al mero hecho del acontecer en tiempo presente de un suceso musical. Es algo muy fácil de seguir, no es complejo, es comprensible y comprobable para cualquier persona que quiera detenerse un momento en estas cuestiones. Cito aquí lo dicho con respecto a esto por Rudolf Steiner (1861-1925), en una conferencia de 1923: “La vivencia musical atañe en realidad al ser humano por completo, y el oído tiene una función muy diferente en la vivencia musical a lo que habitualmente se cree. Nada hay más erróneo que decir simplemente: yo escucho el tono, o yo escucho una melodía con el oído. Esto es algo totalmente equivocado. El tono o una melodía o cualquier armonía es en realidad vivenciada por todo el ser humano. Y esta experiencia llega con el oído de una manera muy particular a la conciencia. ¿No es cierto? Los tonos con los que habitualmente contamos tienen como su medio el

1. De “La esencia de lo musical y la vivencia del tono en el hombre”. Conferencia del 7 de marzo de 1923. GA 283.

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muchos otros, denominaban estas tres instancias de la música como musica mundana, musica humana y musica instrumentalis. Cito como ejemplo una definición muy sintética y clara de Boecio, quien viviera entre los años 475-524 de nuestra era, y escribiera varios tomos sobre el tema, de esta tripartición de la música: “Existen básicamente tres tipos de música; en efecto es la primera la música del universo (musica mundana), la segunda la humana, la tercera aquella que se ejerce con determinados instrumentos”. Más tarde, lo mismo escrito por Hugo de St. Victor (aprox. 1096-1141 d. C.): “Existen tres tipos de música: música del universo, música del hombre, música del instrumento. La música del universo (suena) en los elementos, en los planetas, en el correr del tiempo. (…) La música del hombre (suena) en el cuerpo, en el alma, así como en la conexión de ambas. (…) La música del instrumento (suena) a través del golpe, como en el caso del tímpano y las cuerdas, por el soplar, como en las flautas y pífanos, por el canto, como en las canciones y tonadas”. Comencemos por la tercera. Como su nombre lo indica, musica instrumentalis es la música que produce el instrumento; esto es, la música en el momento de su ejecución, mediante ese, podríamos decir, cuerpo físico que es el instrumento musical, antes todavía de convertirse en música interior. Tomemos como ejemplo el violín: el recorrido que va desde la cuerda que vibra frotada por el arco, emitiendo un sonido que llega hasta los oídos físicos de los presentes, público o los mismos músicos.

con los oídos físicos, sino con los interiores. Escuchar con el alma. Aquí podríamos decir que la mente cumple un papel diferente y más activo que cuando escuchamos con oídos físicos, en este caso la mente y el corazón (corazón como sentido figurado de lo anímico) están actuando en conjunto y, forzando un poco la imaginación, quizás esta melodía ocurra antes en el pensamiento que en el sentir, aunque seguramente sea un accionar indivisible en conjunto. Pero la pregunta es: ¿Qué pasa con ésta música? Según se decía en la antigüedad, existen tres formas de la música, tres instancias. En aquél entonces la música, en general las artes, no estaban separadas de la ciencia y/o de la religión. Las artes liberales se ordenaron luego en dos grandes “campos”. Por un lado el trivium, que abarcaba la gramática, la dialéctica y la retórica; por el otro lado la música pertenecía al campo de las artes relacionadas con las matemáticas, denominado quadrivium, y se estudiaba junto con la astronomía, la geometría y la aritmética. Asimismo, yendo todavía mucho más atrás en el tiempo, el ser humano se sentía y se veía conectado con el universo, con el cosmos y con los elementos de una forma en que hoy nos es difícil de comprender. Todo tiene un por qué en el desarrollo de la humanidad y esa cosmovisión integradora entre el ser humano, el arte, la ciencia y la religión se vuelve a encontrar en una ciencia espiritual, la Antroposofía, que tiene su impulso inicial a través de Rudolf Steiner en el cambio del siglo XIX al XX, y que se sigue ampliando y desarrollando en nuestro presente. Filósofos, sabios e investigadores de la antigüedad como Aristóteles, Pitágoras y 51


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comprenda algo que sucede simultáneamente en un todo. La segunda, musica humana, tiene que ver con esta instancia a la que hacíamos mención, esto que ocurre como en un circuito entre el sentir y el pensar, en un ir y venir entre la mente y el corazón cuando, a través del oído, las ondas sonoras se descifran en sensaciones, sentimientos, colores sonoros que conmueven al alma, comprendiendo más allá de los conceptos el infinito arcoíris sonoro, la mágica gama interminable de armonías, el caleidoscopio musical que nos sumerge en un mar sonoro, invisible fuera, envolvente dentro. Citando nuevamente a Boecio: “La música humana empero la observa todo aquel que echa una mirada sobre sí mismo. ¿Qué otra cosa es sino lo que aquella vitalidad incorpórea mezcla la razón con el cuerpo, cuando una cierta harmonía y organización, la cual al mismo tiempo pone en funcionamiento una única consonancia de profundas y altas voces? ¿Y qué otra cosa es entonces, lo que une las partes del alma entre sí, la cual según opinión de Aristóteles se compone de lo racional y lo irracional?”. Edad media: Hugo de St. Victor: “La música del hombre (suena) en el cuerpo, en el alma, así como en la conexión de ambas”. Pero Steiner y los antiguos hablan todavía de una tercera, la musica mundana. Descartemos primeramente la acepción habitual en nuestro vocabulario. Nosotros llamamos mundano a lo que pertenece al mundo, a nuestro mundo cultural, habitual, del mundo exterior. De mundo se le solía decir a alguien de experiencia, de conocimientos obtenidos en la práctica y en el intercambio

Figura 1. En esta imagen se pueden distinguir, expresadas en una pintura de alrededor del año 1300 en Florencia, la alegoría plástica de la musica mundana, musica humana y musica instrumentalis. (Biblioteca Medicea Laurenziana, Pluteo 29.1).

Podríamos preguntarnos si esos sonidos que emiten los instrumentos antes de ser escuchados pueden denominarse música, ya que si esta no es vivenciada en el interior, si no son sopesadas las combinaciones sonoras anímicamente en el alma del oyente, no son otra cosa que eso, sonidos más o menos bellos, pero aislados. Seguimos forzando el tiempo para separarlo en fracciones, pero esto es sólo para que nuestro razonamiento 52


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En la observación de la “consonancia de las almas con el orden del universo” y su “continua coincidencia con la inversión” ,señala Plotino (203-269 d. C.): “Que los destinos de las mismas, sus vidas y sus decisiones se determinan por las posiciones de sus astros, que (las esferas) al mismo tiempo hacen percibir un sonido armónico y que se ha dicho esto de preferencia según analogía de la música y armonía. Esto no hubiera sido posible, si no se guiara según aquel no aleatorio hacer y sufrir del universo en las rotaciones objetivamente medidas, órdenes, los diferentes estadios vitales que atraviesan las almas, al moverse ora hacia allí (a lo inteligible) ora al cielo, ora hacia estas regiones de aquí abajo”. Claudio Ptolomeo (138-180 d. C.): “La fuerza de la armonía es inherente a todo lo que está completo según su naturaleza, y se presenta más claramente en el alma humana y en los movimientos de los astros”. Aristides Quintiliano (I a II d. C.): “Lo particular (de la música) se encuentra principalmente en el hecho de que para ella, similar a como para la creación de la naturaleza, es característica la unión de los opuestos y ella lleva la imagen de la armonía del universo”. Hasta aquí con respecto a la naturaleza de la música en sí, para situarnos en un punto de partida que va más allá del habitual mundo musical del que todos, sin distinción de idioma, edad, cultura o creencia en lo espiritual o material, podemos disfrutar. Pasamos ahora al tema de la composición musical ¿Qué significa entonces componer música?

con la gente de a pie. Esto aplicado a la música puede sonar a algo más parecido a un tango o cualquier música escuchada en la vía pública, nuestro mundo exterior. Nada más lejano de lo que describen Steiner, Boecio, Quintiliano, Ptolomeo, por tomar algunos ejemplos, cuando llaman música mundana a la música de los mundos, de los planetas, de las esferas. Musica universalis es otro término utilizado para esto mismo. Rudolf Steiner: “En realidad esta visión (espiritual) es al mismo tiempo un oír y así también, como se dice: uno ve desde el otro lado, es decir desde atrás, la luna, Venus, Aries, Tauro, etc., se podría decir también que uno oye a los seres, que tienen su residencia en estos cuerpos planetarios, emitiendo tonos hacia las vastedades del universo”2. También Steiner: “En un mundo sonoro espiritual ingresa entonces el hombre. Se trata de aquella conciencia de la cual Pitágoras ya había hablado como una armonía de las esferas. El universo entero hace sonar este ser y cuando el hombre se duerme por la noche, cuando su cuerpo astral se despide, junto con el yo, de su cuerpo físico y etérico, penetran entonces las armonías y melodías de la música universal a través del cuerpo astral”3. Boecio: “Primeramente pues, se puede reconocer mejor la música del universo en las cosas que en el cielo mismo se percibe, o en la complementación de los elementos o en la diversidad de los tiempos”. 2. De “La esencia de lo musical…”. Conferencia del 2 de diciembre de 1922. GA 283. 3. “Universo, tierra y hombre”. Conferencia en Stuttgart,, 12 de agosto de 1908. GA 105.

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con-mueve. La obra concluye cuando pudo decir lo que tenía para decir, en su propio lenguaje, que va del arte al alma, a través de los sentidos. Y del alma al arte, a través del compositor. Yo busco en el alma lo que la obra, antes de realizarse, está reclamando para ser en el mundo. Yo concibo una obra en mi mente y alma y la traigo al mundo, pero es ella. Encuentro sus componentes necesarios, la compongo, la visto de sonidos, de colores, de la materia que precise su lenguaje. Yo traigo una obra al mundo. Pero la obra estaba ya en algún lugar. Ésta es mi manera de componer música: escuchando lo que la obra pide. Ahora bien, escuchar en este sentido no es lo mismo que escuchar sonidos. Para escuchar adentro o arriba o del otro lado o como se quiera llamar, necesito silencio. Y así como cuando queremos escuchar detenidamente un sonido lejano tenemos que de alguna forma silenciar o apartar los sonidos que lo tapan, cerrar los ojos o dejar de ver para escuchar mejor, asimismo yo tengo que silenciar por dentro lo que sobra, sentir lo que me va diciendo solamente esto que quiere ser interpretado, descartando todo lo demás. Es decir, la obra va a querer venir, pero yo la tengo que querer buscar. Tengo que acallar ideas mundanas, lo que queda del día, pensamientos que no tienen que ver con ella, urgencias cotidianas deben ser postergadas en el momento de la composición, que es primeramente un espacio de meditación. Esto lo fui notando en la medida en que iba sometiéndome al proceso de una nueva obra por componer. Y más tarde pude tomar conciencia de ello cuando leí la

Habitualmente hablamos de composición de algo, cuando ese algo, sea una obra musical, plástica, poema, pero también un objeto, se compone de más de un elemento. Uno compone uniendo, sumando, combinando elementos en una nueva totalidad. Los colores en un cuadro, las palabras y las frases en un poema, los sonidos en una pieza musical. Pero cabe preguntarse por la naturaleza de esa composición de elementos, en donde el todo termina siendo más que la suma de sus partes. Las partes no caminan hacia el lienzo, las notas no se caen en el pentagrama, la sopa de letras no cuenta una historia hasta que la mente del artista compositor no las une en una totalidad, ordena, toma, descarta, observa, dice esto sí, esto no, le da un sentido. Y qué delimita una obra, cuándo debe poner y sacar componentes de la obra el compositor, esto lo sabe sólo él. Es su conciencia unida al sentimiento lo que le dicta cuándo, qué y cómo poner y sacar elementos, porque algo falta o sobra. Algo falta o sobra de la obra. La obra misma pide más o menos y dice cuándo está completa. Es decir, en el momento de la creación el compositor está siguiendo pautas de algo más allá de él. Uno es el ejecutor del movimiento desde y hacia la obra, pero la última palabra la tiene ella. De nada sirve pretender agregarle cuatro compases más de determinadas notas de tal instrumento, porque por más interesantes que estos sean en sí mismos, la obra ya concluyó diciendo lo que tenía que decir y el resto sobra. La obra dijo lo que tenía que decir. La obra dice algo. La obra de arte habla, comunica, llega al oyente, al espectador, al lector y lo 54


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obra de Rudolf Steiner La Iniciación. Noté que en algunos momentos, como el de la “Quietud interior” se describía un proceso muy similar al que yo experimentaba como necesario para poder componer. Extraigo arbitrariamente algunos pasajes: “Procura reservarte momentos de quietud interior, aprendiendo en ellos a discernir lo esencial de lo no esencial”. Sin esto no hay escucha interior posible. En otro pasaje: “De esta manera surge algo en él que sobrepasa los límites de lo personal. Dirige así su mirada hacia mundos más elevados que aquellos con los que le pone en contacto su vida cotidiana”. Y más adelante: “(sólo así) va trasladando a su interior el centro de su ser. Escuchará dentro de él las voces que le hablan en los momentos de quietud; cultivará en su interior la comunión con el mundo espiritual. Se ha apartado de la vida corriente. Reina el silencio en torno suyo. Hace a un lado lo que se encuentra en su derredor e incluso todo lo que le recuerda tales impresiones del mundo externo. La calma interior de la contemplación y la comunión con el mundo puramente espiritual llenan toda su alma”. Yo no parto del sonido para componer una obra. Yo revisto de sonidos algo que quiere ser expresado y que en mí se manifiesta primeramente como imágenes internas, como gestos, intenciones, intensidades variadas, que en un principio no son sonidos, ni conceptos, ni imágenes concretas, sino más bien movimientos de algo que se expresa primeramente en mí, cuando pude en el silencio percibirlo, para después poder comprenderlo y bajarlo al papel y al sonido. Algunos dirán que se trata de la propia

imaginación. Sí, es mi imaginación, no la de otro. Pero se pueden distinguir matices y cualidades en la imaginación. La pregunta es quién genera la imagen de la imaginación. ¿No será la forma de comunicarse, a través de nuestro filtro imaginativo, de algo que nos habla desde fuera? Aquí es donde me puedo preguntar por el alcance de aquella musica mundana en mi propia musica humana. Seguramente alcanzar conscientemente una escucha verdadera de aquella música de las esferas es otra cosa. Sobre esto han escrito verdaderos iniciados. Como ejemplo vuelvo a citar a Rudolf Steiner en una conferencia de 1910: “Esta Música de las Esferas sigue estando allí ahora mismo, sólo que la conciencia común no es capaz de escucharla. La Música de las Esferas es real, influye a todos los hombres desde el exterior como un obrar astral, sólo que el hombre no la oye”. Pero quizás la musica intrumentalis que entra en el oído, mueve el tímpano, pasan los tonos y se transforman en musica humana, sea una equivalencia de la manera en que el mundo espiritual y la música de las esferas envuelven nuestra mente humana que las decodifica mediante su conciencia, transformando el universo en ideas, imágenes, colores, sonidos, formas, etc. “Podemos entonces asimismo decir que el alma, durante la noche, se regocija y vive en el sonido ondeante, como el elemento del cual en realidad está entretejido, el elemento que es verdaderamente su hogar. “El artista creador de sonidos convierte entonces el ritmo, las armonías y melodías que se impregnan durante la noche en su cuerpo astral, en un sonido físico. Incons55


Numinous N.º 3 La escritura musical a lo largo de la historia

Neumas sobre el texto-Missale Lambacense, final del s. XII. Los símbolos significan determinadas cadencias de la voz cantante.

Neumas sobre tetragrama ( Jenaer Liederhandschrift,, s. XIV.) Las líneas equivalen a alturas determinadas, las figuras son las cadencias de los neumas ya más detalladamente.

Escritura mensural en un Motete de Loyset Compère, siglo XV. Cada nota es una altura y también una duración determinada.

Manuscrito de J. S. Bach, s. XVII. Aquí ya estamos en la notación musical prácticamente como se sigue usando hoy en día.

Nuestra música interior se compone entonces de dos corrientes: la del mundo espiritual y la del mundo exterior, sensorial y físico. Las dos corrientes componen nuestro interior. La música de arriba y la música de abajo fluyen hacia nosotros, conformando la música del medio. Hablando desde mi sincera experiencia, uno es primero receptor, luego emisor.

cientemente el músico tiene la imagen del mundo espiritual, la cual transforma en los sonidos físicos. Esta es la misteriosa relación entre la música que suena aquí en lo físico, y la escucha de la música espiritual durante la noche”4. 4. Rudolf Steiner. La esencia de lo musical y la vivencia del tono en el hombre. Conferencia del 3/12/1906. GA 283)

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muestro algunos ejemplos escogidos de mis procesos de creación. Los colores y las formas representarán después sonidos, intensidades, alturas y timbres. Esto que he descrito hasta aquí no es ni más ni menos que un proceso individual, mi forma principal de componer y la que he descrito después de haberla hecho, sin un plan previo de cómo debo yo escribir una obra. Tampoco constituye este proceso una modalidad absoluta que pueda inhibir o impedir otras formas de componer. A menudo el proceso mostrado es sobre todo la primera parte, la más comprometida, ardua quizás, ya que enfrentarse con la nada, como con un papel en blanco, necesita de un grado inicial de fe en que algo va a venir del otro lado del papel. Hasta ahora siempre algo vino, pero cuando llegaron formas, melodías, sonidos, timbres, movimientos, intensidades, pausas, etc., después sí ya la obra está de este lado y uno puede continuar moldeándola con oídos y vista un poco más físicos, transformándola en escritura musical tradicional. Hay métodos muy diferentes, como hay músicas muy diferentes dentro del universo musical. Músicas muy complejas o más simples, músicas que siguen fórmulas o patrones más establecidos o que intentan ser absolutamente individuales u originales. La forma sonata, el menuet, la chacarera, la canción popular, sin hacer ningún juicio de valor sobre los diferentes géneros, tienen, incluso dentro de sus grandes variedades, siempre formas preestablecidas que brindan un marco dentro del cual el compositor elige sus sonidos. Para ciertos géneros es difícil partir de un silencio y una escucha

Pero en cuanto a la composición musical y su consiguiente escritura, aún es necesario otro paso antes de que las notas, el lenguaje musical propiamente escrito, quede plasmado en el pentagrama. Porque así como uno lee y escribe palabras, que equivalen a sonidos, porque el lenguaje se desarrolló a la par de su escritura, la música, que también son sonidos, desarrolló durante siglos un lenguaje y una escritura propias, no conceptual como la lengua hablada donde cada letra es una consonante o una vocal, pero sí de alturas y duraciones de los sonidos posibles con la voz o el instrumento. Pero este lenguaje es también abstracto y también hay que estudiarlo como el otro. Nadie que no estudie el lenguaje musical escrito puede leer una partitura y automáticamente ponerse a tocar, por más musicalmente dotado que sea, ya que se trata de símbolos abstractos. Y aquí es donde en la composición a veces hace falta un intermedio entre la imagen, el gesto o movimiento imaginado y la escritura en lenguaje musical universal. Una instancia intermediaria más orgánica, inmediata y sí, visual, que me permita fijar en el momento lo que ocurre en mi mente. Porque he aquí otra característica de lo visualizado mentalmente: muchas veces es fugaz y no se puede retener por mucho tiempo. El gesto musical es un instante y así como la música que escuchamos, ocurre intangible, irrefrenable, no se detiene, se oye en tiempo presente y desaparece. Esa es una gran diferencia con el arte plástico. Entonces para retener simbólicamente esa fugacidad y eventualmente transmitirla a otros, uno hace uso de su escritura. En la Figura 2 y en la que abre este artículo 57


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Figura 2.

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interior como la que describo. Lo más común sería partir de un ritmo, una estructura e incluso de armonías que ya suenan. Se puede comenzar una obra directamente apoyando los dedos sobre el teclado e improvisando. Allí, para darle forma a la obra terminada no hay que escuchar en el silencio, sino directamente con los oídos físicos. El alma del compositor decide entonces quién se queda y quién se va directamente a medida que escucha lo que sus manos van probando. Genialidades de la historia musical surgieron de ésta como de cualquier otra forma y género. La particularidad de la forma propuesta es que implica una total libertad en cuanto a ritmo, armonía, timbre y forma. Estos elementos los dicta la intención musical que se “percibe” en el proceso descrito anteriormente. Éste pretende brindarse por completo al lenguaje sonoro que llega desde “fuera”, por dentro, con el mínimo condicionamiento previo indispensable. La gama casi inabarcable de timbres posibles, por ejemplo de una orquesta sinfónica, como la paleta de colores del pintor, existen para brindar millones de posibilidades de expresión a la música que quiere ser, la música que no existe, porque está detrás de lo que escuchamos.

Rudolf Steiner. Conferencia en Stuttgart, 12/8/1908. GA 105. Rudolf Steiner. Conferencia “La misión de las diversas almas”. GA 121. Rudolf Steiner. “La Iniciación”. GA 10. Ed. Antroposófica, 2002. Die Welt der Musik, editado y comentado por Michael Kurtz, editorial Futurum, Basilea, Suiza. Hermann Pfrogner. Musik, Geschichte ihrer Deutung. Ed. Karl Alber, Freiburg/München, 1954. Hugo de San Victor. “Didascalicon” II-cap. 3. (aprox. 1096-1141). Boecio. “Cinco libros sobre la música” (aprox. 475-524). Aristides Quintiliano “Sobre la música”, siglos I a II d. C. Claudio Ptolomeo. “Harmonia” Alejandría, 138-180 d. C. Imágenes: Wikipedia. Bocetos: archivo del autor.

Sobre el autor: Pedro Guiraud es músico, formado en flauta traversa, composición y dirección en diferentes instituciones de Buenos Aires, Madrid y Basilea. Realizó estudios de antroposofía en el Goetheanum de Dornach, Suiza. Allí trabajó como compositor, flautista, director y docente. En Basilea reside y trabaja en la integración de disciplinas artísticas como la música, la escena y las artes plásticas. Grabaciones de sus obras se pueden escuchar en http://pedroguiraud.wixsite.com/pedro-guiraud. Correo electrónico: pedroguiraud@hotmail.com.

BIBLIOGRAFÍA Todas las citas de R. Steiner, excepto las de La iniciación han sido traducidas del alemán por el autor de esta nota. Rudolf Steiner. La esencia de lo musical y la vivencia del tono en el hombre. GA 283. Conferencia “Universo, tierra y hombre”. 59


Debo aprender (detalle), 1923. Tiza sobre papel (152 x 102 cm) (pizarrรณn de Rudolf Steiner)


Testimonio La Euritmia como camino del recordar espiritual. De la duda a la certeza. ELIZABETH TAUSZIG

Una vida puede llegar a la Tierra y, por

DE

POODT

Desde mis primeros años de vida, los vidrios coloreados y aquellos que producían pequeños arco iris que se reflejaban por paredes y techos hipnotizaron mi alma, así como me atraparon con intensidad las luces que hacían cambiar mágicamente los colores de las cosas. Más tarde, entrando en mi juventud, definí el camino a seguir como artista plástica y esta decisión me llevó a iniciar el camino del conocimiento del color. Así fue que supe que según Newton, los rayos de luz que se crean en el sol están compuestos por infinidad de rayos simples que se pueden separar por la refracción producida en un prisma, y entonces formula la idea de que la luz blanca lleva dentro todos los colores, menos el negro, porque a su entender, el negro es ausencia de luz. Un concepto claro, mensurable y que no podía ser cuestionado se enfrentaba silenciosamente con aquello que yo oía en mi interior generando la continua duda: ¿cuál es la verdad completa, son los mundos terrenal y espiritual mundos separados, en dónde y cómo se unen

haber decidido olvidarlo todo en el Umbral, encarnar con “la duda” que la acompañará hasta que haya podido encontrar “la certeza”. El arte me ha ido llevando por un camino que no ha sido ni fácil ni corto, pero sí directo, y la Antroposofía ha sido una luz que fue tomando fuerza, iluminando cada vez con mayor claridad la senda. Por medio de esta filosofía tengo la posibilidad de investigar las realidades del mundo sensorio y la realidad invisible utilizándome como objeto de investigación. Muchas de las preguntas que me realizo no son satisfactoriamente respondidas por las ciencias duras, mas las vivencias de los mundos sensibles al alma y al espíritu me brindan certezas que son inexplicables a la razón. Las ciencias que han llegado a mí desde pequeña crearon un espacio estimulante, pero bien separado de aquel que latía interiormente desde lo espiritual. El tema del color siempre ha rondado mi existencia. 61


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Tanto la luz y oscuridad como los colores en estado puro no son visibles con nuestros ojos; sólo podemos tener reales vivencias de ellos con nuestra alma y espíritu. Pero sabemos que por medio de la Euritmia podemos “hacerlos visibles”. Tener la vivencia de que los colores son seres espirituales que no necesitan morir en la materia para tornarse visibles, sino que por medio de la Euritmia pueden aparecer ante nuestras almas, fue una importante vivencia para mí. Y esto me llevó a comprender que cuando analizo, cuando pienso con la mente ciertos contenidos, ella puede fácilmente encontrar discursos que los cuestionen, que hagan que yo pierda por completo el suelo firme en donde erguirme. Mas si paso las preguntas por el cuerpo, me entrego a los movimientos eurítmicos y creo aquella calma en mi interior, surge invariablemente la vivencia de certeza. Comprendí en aquel momento que las certezas que disolvían las dudas estaban tan a la mano como simplemente vivenciarlas desde el movimiento, escuchando desde el silencio más íntimo las verdades olvidadas. Me encontré entonces en ese presente eterno que permite que me sienta con la capacidad de pensar con mi Yo Superior, mientras el ego acalla a la vez que se ilumina. Para iniciar el camino del verdadero conocimiento de los colores, dejé entonces a un lado –por un momento– todos los conocimientos cuantitativos y mecánicos sobre la luz –que no niego–, e intenté comprender el principio cualitativo para ampliar mi percepción. Desde esta posición asentí que la luz y la oscuridad son opuestos y no la oscuridad ausencia de luz (lo que supon-

en mí? Preguntas que no tenían respuestas. Respuestas que generaban más dudas. Dudas que originaban miedos. Recién con mi encuentro con la Antroposofía los mundos comenzaron a acercarse. Goethe estaba convencido de que los colores no se ocultaban en la luz blanca. Él sentía que la oscuridad y la luz eran entidades por sí mismos y que ambos eran necesarios para el nacimiento de los colores. Pero no buscaba explicaciones mecánicasfísicas, sino una nueva manera de explicar los fenómenos y no descansó hasta que logró comprender los principios unitarios del color que incluirían los aspectos “morales”. En esa búsqueda infinita pude sumergirme mientras pintaba. Coincidí profundamente en que uno debe contar con la comprensión del color, no sólo como un hecho físico sino también poder percibir la entidad espiritual que subyace a las vivencias anímicas. Goethe nos dice que lo que percibimos del color sólo son efectos, y que ellos actúan como guías para que podamos acercarnos al conocimiento íntimo de la luz. Luego Steiner da una vuelta más de tuerca a la teoría de los colores y como complemento de las investigaciones de Goethe ofreció la idea de Imagen Espiritual, o sea un acercamiento aún mayor a lo que vive en los arquetipos de los colores. En este sentido, nos presenta al color a modo de imagen real de procesos anímicos-espirituales no visibles para los ojos físicos, procesos que se dan entre lo muerto y lo vivo, en lo anímico y lo espiritual. Steiner formuló la idea de que “El color es un Ser, que produce su sombra o imagen dentro de un medio”. 62


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Percibo la luz que llega hacia mí y simultáneamente puedo experimentar, por ejemplo, que con cada estiramiento de mis miembros, la luz fluye al mundo. Con la rectitud de los brazos la luz interior circula con velocidad hacia fuera por la médula misma de mis huesos, y allí, fuera de mí se encontrará con la oscuridad circundante; mientras que con la flexión de los mismos, la luz es consumida antes de poder salir de mí y de ese modo en mi intimidad se iluminan y activan aquellos colores con mucha oscuridad. Esta es una profunda certeza, y las certezas se confirman con la alegría interior que resplandece en el alma al vivirlas. Como dije, el color aparece en donde la luz y la oscuridad se encuentran: en el medio, así como aparece lo anímico colorido entre el pensar y la voluntad, en nuestro pecho. Este ámbito es muy amplio y tiene infinidad de sutilezas. Así como podemos vivenciar infinidad de sentimientos (alegría, entusiasmo, euforia, o dolor, disgusto, pena) como dos polos bien diferenciados y en cada uno de ellos una variedad de matices; también podemos nombrar infinidad de tonalidades de colores que aparecen en el encuentro de estas fuerzas. Así, podemos sentir que el amarillo es una luz apenas mitigada por la oscuridad, un color que aparece alegre, rápido y radiante ya que recién ha nacido del sutil encuentro de la luz y otro ser: la oscuridad. ¿Pero qué sucede si pensamos que esa luz quiere seguir avanzando y encuentra aún más densidad? Pues tendrá que usar un tanto de valor para poder hacerlo y allí entonces, encontramos al amarillo oro, y un poco más allá al naranja. Y si siguiera avanzando

dría que sólo la luz existe y la oscuridad es la nada misma). Ambos son activos a su manera, de modo que la oscuridad puede debilitar a la luz o la luz activar a la oscuridad. Pude vivenciar cualidades opuestas como rectitud y frialdad para la luz, curvas y calor para la oscuridad. Y además identificar la luz con la conciencia y el pensar y a la oscuridad con la voluntad. Mientras el pensar ilumina desde dentro del Ser y fluye radial hacia el exterior, puedo experimentar a la oscuridad como algo que se mueve en la periferia, envolviendo y nutriendo. Puedo, hasta en cierto punto, sentir el secreto de la voluntad creativa que pulsa hacia el futuro, creando movimiento y vida hacia el encuentro con la luz. Entre ambos crearán aquel medio que llamamos presente, sentir, color. Estos conceptos se transforman rápidamente en vivencias cuando, por medio de la Euritmia, soy capaz de escuchar y sentir en el cuerpo esas fuerzas formativas. Por un lado, la luz, por su cualidad, siempre que esté presente, “dará impulso”, generará el inicio del movimiento interior en una forma enérgica, activándonos hacia lo social. Por el contrario, la oscuridad nos ofrece resistencia y peso, invita a la intimidad al mismo tiempo que nos brinda nutrición calórica para permitir lo ulterior. Igualmente, como el punto centro y la periferia de un círculo son expresiones simultáneas de lo mismo, podemos vivenciar la luz que nos alcanza desde el cosmos y nos penetra permitiendo que el brillo espiritual reluzca en nuestro interior, como también experimentar la oscuridad íntima que con su calor irradia hacia nuestro derredor. 63


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con la primera gota de oscuridad, nace el amarillo, que es radiante, brillante, recto y rápido. Como euritmista no puedo perder la conciencia radial que nace en mi corazón y traspasando mis dedos llega hasta más allá. Percibo mis alas en mi espalda, que alivianan mi sensación de gravedad. A medida que el amarillo va poniéndose más cálido, los brazos van perdiendo tenor. Cuando se va frenando por la oscuridad en aumento, da nacimiento al naranja que ha de mostrar el valor que fluye desde mi pecho; irradia, pero los brazos se flexionan un poco, mostrando cómo la oscuridad está mitigando su fuerza a la vez que percibo al espíritu que penetra en mi sangre. Para ello la postura muestra liviandad y auto sostén al mismo tiempo, y las manos y antebrazos irradian brillantes hacia adelante. Ese naranja valiente avanza pero, poco a poco, va al encuentro de mayor resistencia y la tenacidad deberá acrecentarse, debiendo el euritmista bajar los brazos hasta la altura del pecho y desde allí empujar con decisión y sentir la resistencia que se antepone. El rojo entonces no se puede vivenciar más que como esa fuerza que empuja hacia fuera, emitiendo la luz que sale al encuentro con la oscuridad del mundo, haciendo visible el resplandor de la vida. El lugar de encuentro de ambas fuerzas se produce en la piel de las palmas de las manos y crea un instantáneo calor localizado. Si ahora nos acercamos a los colores pasivos, veremos de mostrar lo oscuro de ellos. El verde se encuentra a la misma altura que el rojo, en el medio, pero cambiando drásticamente la actitud. Como euritmista lo representaré justo en donde tanto a la oscuridad como a la luz se les acaban las fuerzas

y encontrando aún mayor oscuridad, a ese valor tendrá que agregar mucho más fuerza y violencia para no ser vencida e irán apareciendo los rojos. Si, por otro lado, nos situamos en la plena oscuridad y de pronto se hace presente una muy pequeñita porción de luz, de esta oscuridad nace por vivificación el violeta, que al contacto de más luz se tornará en azul. Este azul se irá tornando más claro y verdoso cuanta más luz aparezca en su camino, brindándole luminosidad, y el verde será el color que aparezca cuando ambas fuerzas primigenias se igualen y armonicen fluyendo horizontalmente en el medio. En cambio, el rojo es luz atenuada por la oscuridad, conteniendo también partes iguales de ambas, pero en estado de lucha por dominio. Todas las sutilezas en la variedad de tonalidades son atractivamente posibles de ser vivenciadas en el cuerpo por medio de la experiencia eurítmica. Para hacer un pantallazo de los gestos eurítmicos de los colores podemos tomar primero los colores activos mostrando lo lumínico de su naturaleza: el blanco, para empezar, no irradia ya que es la misma luz, por lo que los brazos extendidos hacia arriba sin tensión y con las manos abiertas tienen un leve subir y bajar mientras que de las puntas de los dedos uno siente que salen chispitas de iridiscente blanco. Todo el cuerpo es blanco y está liviano y suspendido. Balder, dios en la mitología nórdica, es el dios de la luz, de la luz del mundo, que no puede ser herida, sólo brilla y deslumbra, extendiendo bendiciones sobre todos. Y Kandinsky la define como el silencio antes de nacer. Luego, cuando esta pura luz hace contacto 64


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hombros, miradas! Todo nuestro cuerpo puede moverse y ser eco de estas vivencias. Y no me refiero únicamente a nuestros miembros físicos sino especialmente a aquellos etéricos; son éstos los que visibilizan lo espiritual. Los arquetipos hablan utilizando nuestros cuerpos como herramientas y cuando hemos podido ser instrumentos, somos recompensados con una felicidad muda que nos invade de certezas. Y entonces nuevas verdades pueden hacerse presentes. Al principio, yo tomaba las formas dibujadas de las distintas piezas para euritmizar, como “caminos” que debía transitar o recorrer. A partir de comprender que en nuestro cuerpo físico somos “frontera” entre el mundo espiritual y el terrenal, entendí que moverme en esas formas significaba modelar espacios: en cada movimiento puedo crear espacio delante o detrás de mí. Es entonces mi clavícula la que va dejando, como consecuencia, el rastro de esa línea que aparecía en el papel y no era yo alguien que “caminaba sobre un trazo ya determinado”. De la mano de esta vivencia comprendí entonces que sería imposible realizar una curva de carácter rojo, plena de actividad, si no tengo en cuenta que un verde me da calma desde mis espaldas para no disolverme en esa exterioridad. Tampoco podría realizar una I amarilla en una recta hacia atrás si no soy consciente de que el violeta me mantiene unida a la voluntad de la Tierra, ni tampoco caminar valientemente un naranja sin sentirme amarrada al mundo espiritual con un pesado manto azul, que me ofrece la resistencia necesaria para que yo pueda generar la actividad que me lleva adelante. Con estas percepciones conscientes puedo crear

de lucha. En los pigmentos, el verde es mezcla del azul y el amarillo, azul que no ha sido tan activado y amarillo que no ha sido tan mitigado, por lo que aparece entonces en él la alegría del amarillo con la quietud del azul, una “alegría pacífica” que tiene por nueva cualidad la del fluir: armonía entre la luz y oscuridad. Lo vivenciamos en esa calma que fluye equilibrada apoyándose sobre la Tierra, ensayando ésta su soñar con las plantas. Ambas fuerzas danzan en armonía. Los brazos flotan ondulantes, movimiento que pasa de un brazo a otro fresco y relajado. Pero cuando el verde se va oscureciendo, el movimiento se enlentece y los brazos van sintiendo el peso de la gravedad. Las manos se oscurecen levemente curvándose a modo de cuencos para recibir y escuchar el susurro de la Tierra. La oscuridad actúa, llama más y más a los brazos hacia sí, haciendo que las palmas de las manos tiendan a mirar ahora al propio cuerpo del euritmista. Y siguen bajando y bajando, más lentos y más pesados, la oscuridad está logrando su cometido: mitigar todo vestigio de luz remanente en el color. En el azul profundo los brazos llegan a no tener fuerza para sostenerse y se ubican a los costados del torso con las manos en relajado cuenco, mientras en mi interior reluce el azul más profundo. En esa intimidad, antes de solidificarse, el azul oscuro puede encontrar una chispa de vida y muestra ese primer destello de luz que ha podido activar a la oscuridad. Ese destello de rojo crea renovados pulsos de vitalidad violeta, y permitirá que el euritmista no caiga en el negro. ¡Cuánta sutileza podemos hacer visible con simples gestos con brazos, pies, 65


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detenido de la espiral hacia la periferia, debemos acudir a la vivencia del violeta que nos permitirá unirnos a las fuerzas del rojo, encontrando más y más luz hasta poder hallarnos en el puro blanco exterior. Las letras y notas musicales también se expresan con colores, como también los estados anímicos, planetas y signos zodiacales. ¿Cómo haremos para colorear cada gesto sin perder en ningún segundo la conciencia de todos los seres espirituales presentes? Es sólo cuestión de práctica. Como euritmista siempre mantengo en mi consciencia que puedo hacer visible cualquier color, pero cuando lo suelto para hacer lo mismo con otro, aquel primero no desaparece, sino que simplemente se retira un poco de mí y permanece presente, flotando, observando curioso, creando el hermoso paisaje etérico que brilla a mi alrededor junto a los demás colores que han sido convocados. Pintar con pinturas, fue mi primer tramo de camino. Intenté moverme con los colores materializados en los pigmentos apoyándolos en un plano. Esa vivencia comenzó con óleos, luego pasé a utilizar los acrílicos ya que me permitían mezclarlos con agua, diluirlos un poco, y finalmente usarlos muy aguados (como acuarelas) y así poder trabajar danzando con mis brazos, moviéndolos, insinuando una libertad momentánea. Pero llegado el momento del secado, una sensación de muerte me invadía. Esos colores que habían llegado desde muy muy lejos, habían pasado por el fluir de mi astralidad y mis manos y luego de una fracción de tiempo de vida, quedaban estáticos, amordazados, mostrándose como imagen pasada de algo que ya no era. Con

espacio y tensión en cada movimiento, buscando incansablemente la interacción de los colores que porta cada compañero por delante y por detrás. Aquí podemos también hacer mención de que los colores se manifiestan en el movimiento de las formas. Por ejemplo en cada espiral que formemos desde afuera hacia adentro podremos ser portadores del proceso de la luz entre el luminoso verde amarillento hasta el azul oscuro, mientras que si queremos salir desde el centro casi 66


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cada sacrificio me hablaban, yo oía, me iba conociendo porque ellos hablaban de mí. Y llegó un día en que de la mano de la Euritmia, la salud de los colores me alcanzó. Hoy intento ser color e impregnar el aire con su esencia, permitiendo que ellos digan lo que quieren decir al mundo. Colores vivos en movimiento, que son siempre presente y no se hacen pasado porque ellos son siendo. Hoy advierto que tengo la capacidad de espiritualizarlos, vivo con ellos, ya no espero que “sequen”. El color es como la sangre, es el vehículo del Yo y del cuerpo astral, y gracias a la Euritmia, no sólo puedo pintar atmósferas siendo color, sino especialmente sentirme Hombre, pudiendo regresarlos al mundo espiritual habiendo recibido como hermoso regalo su donación de acercarse a mí. La Euritmia es un Ser que se nos brinda por completo para poder transformarnos

en herramientas de la voluntad crística. Y con esta certeza y profunda alegría como obsequio, se hace realidad mi deseo de permear el aire, permitiendo la visibilidad de la luz, la oscuridad y los colores vertiendo fuerzas creativas en la Tierra, como agradecimiento al mundo que nos ha creado. Sobre la autora: Elizabeth Tauzsig de Poodt es profesora de dibujo y pintura recibida en la Escuela de Bellas Artes Pueyrredón (1987) y Euritmista certificada por la Sección de Arte del Goetheanum (2015). Actualmente, forma parte de grupos artísticos de Euritmia y brinda este arte como docente en el Instituto Superior de formación docente Perito Moreno, guiando grupos de adultos, brindando módulos en distintas formaciones. También se encuentra ligada al nuevo impulso de la Escuela Argentina de Euritmia. Contacto: elizabethtauszig@gmail.com.

Curso de Antroposofía y Ciencia Coordinación: Federico Halbrich Pedro Dorr Sociedad Antroposófica Argentina (Crisólogo Larralde 2224 -CABA-) Informes e inscripción: antroposofiayciencia@gmail.com 67


Escuela Argentina de Euritmia

E

uritmia es un arte expresivo de movimiento creado en 1912 por el pensador, filósofo e investigador austríaco Rudolf Steiner. Se presenta principalmente en escenarios a través de grupos de Euritmia y, en menor medida, por medio de un euritmista solo o solista. La Euritmia representa tanto poesías, cuentos, obras teatrales y otros textos como también piezas musicales. Pariente cercana del teatro y la danza, se desarrolla como un nuevo arte expresivo que se diferencia de ambos en su objetivo de hacer visibles las leyes esenciales del lenguaje y de la música. Podemos decir que en la danza encontramos la expresión de lo que la música provoca en nuestra alma, entonces la música es la causa y el movimiento del bailarín es el efecto de la música. En la Euritmia se busca mostrar los movimientos invisibles que generan la música y el lenguaje, entonces la causa es el movimiento y el efecto del movimiento es la música o la palabra. Esto de ninguna manera convierte a la Euritmia en un arte “mejor” o “peor” que la danza, sólo nos muestra que es un arte diferente. Es por este motivo que en la Euritmia el movimiento siempre es anterior al sonido. En relación al teatro, la Euritmia se diferencia incluso al representar obras que

tienen personajes, ya que de estos solo quiere mostrarnos la esencia de su personalidad por medio del lenguaje, tiñendo y coloreando con el temperamento y los estados de ánimo del personaje, su forma de hablar. No se presenta el personaje por su corporalidad física y su hablar físico, sino que el euritmísta busca hacer visible a través del movimiento la “corporalidad de su vida anímica expresada en su hablar”, mientras un recitador (generalmente al costado del escenario o fuera de él) habla físicamente lo que el euritmísta dice con el cuerpo a través del movimiento. Si nos imaginamos los movimientos de la laringe, la boca, lengua, dientes y paladar, e imaginamos los movimientos que se deben realizar con todos estos elementos de nuestro apartado fonador, el aire que llega desde los pulmones acompañado por el calor de nuestro organismo y sus corrientes vitales, tal vez podamos encontrar una relación directa con el mundo de los sentimientos, los pensamientos e impulsos que nos llevan a hablar. Todo este mundo de movimientos invisibles, donde encontramos en constante y dinámica metamorfosis los conceptos e ideas, los estados de ánimo, los afectos y pasiones, se expresa en los movimientos del aire desde nuestros aparatos fonadores hacia los oídos, donde los movimientos se transmiten del tímpano al oído medio con 68


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cualidad y una determinada actitud corporal para su expresión, lo mismo que los diferentes géneros literarios (épico, dramático, lírico). Cada color encuentra una cualidad dinámica y una actitud corporal diferente. Esto nos ayuda incluso a profundizar en la esencia de los sonidos dentro del hablar. A cada letra le corresponde un color determinado para su movimiento y otro color para la atmósfera en la que este movimiento se desarrolla. Por ejemplo, la letra “L” requiere que el movimiento del cuerpo del euritmísta exprese el color gris plateado, pero además debe mostrar que ese movimiento gris plateado esta en un ambiente violáceo. Este ambiente o atmósfera en que se mueve el sonido nos muestra el sentir de la letra. Y a esto debemos agregar un tercer color: en el caso de la “L” es el naranja, que aparece en el carácter, en la tonicidad muscular en diferentes partes del cuerpo. Así para para cada letra. Toda esta composición cromática que se quiere hacer visible a través del movimiento del euritmísta, es una verdadera meditación para profundizar en la esencia del sonido mismo que forma cada palabra. La tarea artística de los euritmistas consiste en crear, con estos elementos, la relación que tienen dentro de una palabra o frase determinada. Las letras como células del lenguaje se reúnen y asocian para crear palabras. El euritmísta no deletrea sino que habla, por lo que no se hace énfasis en cada sonido sino que el gesto debe mostrar la asociación de las letras y palabras.

sus pequeños huesos y luego al oído interno en los canales semicirculares y el caracol, donde el líquido se mueve resonando y dando impulsos al nervio auditivo. Todo esto, puede verse artísticamente como una danza. Esculturas invisibles de aire y calor en constante movimiento. Una danza que la Euritmia quiere hacer visible en sus relaciones, sus tensiones y resoluciones, sus colores y dinámicas, plasmando en las formas y coreografías de los euritmistas y en sus gestos cada sutil manifestación de la danza invisible del lenguaje, que es, a su vez, la danza de nuestra vida interior anímica y espiritual. La palabra Euritmia viene del griego. El prefijo eu significa “bello”, “armonioso”, “bueno” y ritmia significa “ritmo”. Euritmia sería ritmo bello y armonioso.

LOS DIFERENTES TIPOS DE MOVIMIENTOS Dentro del repertorio de movimientos de los euritmistas, encontramos aquellos que se refieren a los sonidos, los fonemas vocales y consonantes, también los diferentes estados de ánimo como la alegría, la tristeza, la esperanza, la codicia o el amor. También encontramos gestos que expresan las cualidades de los diferentes colores; los sonidos musicales; el ritmo; los intervalos y acordes o las funciones armónicas dentro de una pieza.

DIFERENTES CUALIDADES DE MOVIMIENTO Cada estilo (barroco, clásico, romántico, moderno, popular, etc.) encuentra una 69


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DIFERENTES APLICACIONES DE LA EURITMIA

cada patología, armonizando al paciente y activando los procesos sanadores que tiene su propio organismo.

Este arte, desde sus comienzos, ha sido incorporado a la enseñanza en escuelas desde el nivel inicial hasta los niveles superiores, terciarios y universitarios. El movimiento, correctamente aplicado, es un recurso pedagógico indispensable. Esto ya lo vio y desarrolló Emile Jaques Dalcroze para el aprendizaje musical, y numerosos pedagogos lo recomiendan (ver a Ken Robinson en las conferencias TED: https://www.youtube.com/watch?v =iG9CE55wbtY&sns=em). No somos solo un sistema nervioso central o un cerebro. Para conocer el mundo en su diversidad es preciso encontrar un método que involucre todo nuestro ser y nos ayude a vivenciar las leyes y conceptos que queremos extraer de las experiencias. El verdadero aprendizaje no se limita a ENTENDER una información determinada, sino a COMPRENDER la esencia de una experiencia determinada. Esto es un conocimiento efectivo, un verdadero cultivo de capacidades para el educando, que requiere de toda su organización corporal, anímica y espiritual, la que puede activarse armoniosamente cuando nos movemos de la manera apropiada para cada nueva experiencia.

FORMACIÓN QUILMES

PÚBLICA

DE

EURITMIA

EN

Objetivos: • Ofrecer en el partido de Quilmes una formación pública de Euritmia. • Formar profesores de Euritmia y euritmistas con práctica de escenario. • Dar a conocer la Euritmia. • Investigar y desarrollar el arte de la Euritmia. • Ofrecer cursos, clases, seminarios y talleres abiertos y otros dirigidos a diferentes grupos de trabajo y a estudiantes de otras formaciones profesionales. • Oficializar la formación de Euritmia a nivel de la Provincia de Buenos Aires y a nivel nacional para dar títulos de “Profesor de Euritmia” y “Euritmista con práctica escénica”. Visión: • Una escuela que todos los años abra la inscripción a todos aquellos que quieran estudiar Euritmia. • Una formación intensiva que logre los más altos niveles técnicos, expresivos y teóricos dentro del arte de la Euritmia. • Una formación artística que cultive los más altos valores humanos y sociales, la escucha y comprensión, el respeto, la tolerancia, la disciplina y autoexigencia, el trabajo en equipo, el amor a la verdad y el desarrollo de la voluntad.

EURITMIA Y TERAPIAS La Euritmia fue pionera en desarrollar una especialización artístico-terapéutica. En Suiza esta especializaron es reconocida oficial mente como terapia. Consiste en aplicar secuencias de movimientos corporales para 70


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docentes cada 6 meses, donde se evaluará el ritmo de aprendizaje y, de ser necesario, se plantearán caminos alternativos para que el estudiante pueda lograr los objetivos; de no ser esto posible no podrá continuar su formación. • Todo el proceso de cada alumno será supervisado y su título, en caso de cumplir satisfactoriamente su formación, será certificado por el Goetheanum.

Descripción: • Una carrera de Euritmia púbica, de cursada intensiva y práctica presencial, que forme artistas para grupos de escenario, profesores para escuelas y terciarios, euritmistas que quieran especializarse en el campo social y en el de grupos de trabajo, y otros que busquen especializarse en el área de la salud en el país, ya que hasta hoy no existen formaciones de Euritmia curativa en la Argentina. • Una formación artística con títulos reconocidos por el Goetheanum de Dornach, Suiza, sede mundial para la Euritmia y entidad certificadora de calidad.

Materias: Las materias principales son: Euritmia Vocal (I; II; III Y IV); Euritmia Tonal (I; II; III Y IV); Euritmia de Barras; Trayecto de Formación Musical; Música (I; II; III Y IV); Trayecto de Formación Antroposóica; Antroposofía (I; II; III Y IV). Además se darán materias complementarias en módulos o seminarios dentro y/o fuera del horario principal tales como: Gimnasia Bothmer, Formación del habla, Dibujo de formas, Geometría proyectiva y otras que puedan ser consideradas por el cuerpo docente.

Modalidad: • Una carrera de carga horaria de ocho horas, de lunes a viernes de 8 a 16. Este horario incluye todas las materias y los momentos de práctica con y sin profesores, grupal e individual, excepto las materias complementarias. • El ciclo lectivo va del 1° de marzo al 15 de diciembre, con un receso de dos semanas en el mes de julio. • La duración de la carrera es de cinco años. • Pueden comenzar la carrera todas las personas mayores de 18 años con estudios secundarios completos. • Todo alumno que no pueda seguir el ritmo de las clases o no consiga los progresos esperados en cada etapa, puede ser reprobado en cualquier momento de la carrera. • Aquellos estudiantes que comiencen la formación con más de 30 años de edad, serán acompañados con la supervisión de sus progresos y reuniones periódicas con los

Cuerpo docente (para el primer año): Euritmia práctica y teórica (Antroposofía): Axel Rodrigué; Prácticas: Valeria Prestifilippo; Música: Tomás Davidis. Informes: www.euritmia.wix.com/buenosaires

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