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Urge un plan de largo plazo energético basado en un mercado abierto

sistema. La secretaría tendrá que identificar qué proyectos son acordes a la administración y deberá negociar con cada uno de los estados los dineros disponibles con base en los planes de desarrollo económico de cada entidad.

El dinero puede producir una dislexia evolutiva ideológica y política, trayendo como consecuencia una lectura inadecuada del mercado interno con base en el intercambio regional que pueda llevar a cabo con sus socios comerciales, obstaculizando el flujo libre de ideas, tecnología, personas, normas, mejores prácticas y, sobre todo, socios de largo plazo. En la energía y los negocios no hay amigos, existen acuerdos entre las partes de un proyecto para su realización. Tampoco en la política hay amigos, compañeros o acuerdos, existen intereses ideológicos del y para el momento.

Hoy en día la capacidad financiera y el crecimiento no dependen del tipo de ideología de la administración en cada país, sino de la forma de entender el mercado global y el interno, así como el tipo de necesidades que existen de corto a largo plazo.

Un mercado que requiere cubrir alguna necesidad de alta demanda como la energía no puede tener un crecimiento al libre albedrío al crear monopolios que controlen y dictaminen el tipo de producto, servicio y calidad. Un monopolio puede ser aceptado al inicio de un mercado que no tiene la forma de tener acceso a dinero y su alternativa es que la nación sea el punto de ignición, aunque eso sucedió en el siglo pasado y hoy en el xxi, el mundo se ha consolidado en dejar fluir dinero para tener acceso a tecnología a bajo costo y en forma infinita.

El neoliberalismo, capitalismo, comunismo, socialismo y toda corriente ideológica necesitan dinero para poder mantenerse en una administración, debido a que el poder «es momentáneo» hasta que el capital les alcance para que la sociedad tenga para vivir y no sobrevivir. El dinero, para que pueda fluir, no debe ser controlado por un presupuesto determinado en forma anualizada, el cual estipula cómo deben asignar los recursos para la parte social y desarrollo económico.

El mundo ha cambiado y ha dejado el pensamiento unicelular y pasó a determinar qué debe realizar para que la nación pueda tener control de sí misma e influir de modo global a largo plazo. En el mundo muchas naciones han entendido que no pueden controlar el poder del dinero y la única forma de convivir con él es realizar leyes, regulaciones, normas y políticas públicas por medio de órganos independientes.

La política debe ser la facilitadora de la forma como utilizan el dinero las empresas en un mercado, ya sea de la nación o privado, para poder tener un crecimiento y no llegar a controlar, fustigar o imponer un vigilante del cómo. La ley está para cumplirse, el problema es cómo la aplicas o interpretas para el beneficio de quien la quiera utilizar. Al mentirle al dinero lo perderás. El dinero tiene una única cara: sirve para invertir con un retorno; repartirlo en forma discriminada con el argumento de que la riqueza se comparte, no funciona en un mercado mundial con alto dinamismo y volatilidad.

Se debe tener un plan para utilizar, renovar e incrementar la riqueza para que en un momento de estabilidad se comparta en forma equitativa por una administración cubriendo primero la salud, educación e infraestructura para la movilidad de las personas.

En la parte energética se está aprovechando que la tecnología ha evolucionado en la última década a pasos inimaginables y debido a la inversión en investigación desarrollada por países que han logrado una estabilidad económica basada no en el control del dinero, sino en facilitar la colocación de inversiones, empresas y personas que han realizado intercambios de conocimiento, donde muchos han sido de común acuerdo y otros por medio del aprendizaje y adaptación.

Este nuevo modelo de economía sin ideología ha posicionado a China (país de ideología camaleónica) a ser competitivo a nivel mundial por tener qué ofertar en el mundo. En un principio su mano de obra no calificada fue lo atractivo, sin embargo, hoy en día ha evolucionado a un alto grado de conocimiento que compite con EE. UU. Actualmente ambos países han suscrito algunos acuerdos comerciales, después de haber sostenido una guerra comercial fuerte por más de un año, y con ello vemos un ejemplo real de que el dinero no conoce ideologías y dice «quiero que me utilices para que crezcas», sin etiquetarlo bajo una corriente ideológica que con el tiempo cambiará en la sociedad.

El dinero no es poder, facilita el acceso a inversión que genera impuestos, empleos, capital circulando, estabilidad financiera, crecimiento y una sociedad no preocupada por tenerlo sino ocupada en ver cómo puede hacer que crezca para las futuras generaciones. Controlar el dinero es un sinónimo de debilidad de crecimiento.

El mundo ha caído en una incertidumbre en cuanto a la decisión de qué cantidad requiere para combatir a la covid-19 y la inyección de dinero en forma individual en cada nación. Todo el mundo está utilizado sus ahorros, reservas y líneas de crédito para poder evitar una contracción económica al realizar estímulos fiscales, apertura de líneas de crédito, apoyo en forma individual a la gente y cerrar fronteras para minimizar el contagio.

El problema del virus no es encontrar la vacuna como primer plano: es que evita que la población económicamente activa pueda continuar generando el crecimiento económico de un país; la única forma de proteger son las cuarentenas. El objetivo frío y real se podría indicar desde un punto de vista bélico: evitar la menor cantidad de bajas en las filas de defensa de cada país en la economía mundial. El enemigo no son las naciones actualmente; él está dentro de cada nación.

Entre más bajas haya de gente más complicado será que ésta regrese a laborar en cada función que tenía anteriormente, ocasionando que puedan quedar lugares vacantes por la enfermedad; ya sea por una recuperación o deceso de un individuo, dando a lugar a que un engrane de la economía no funcione y la recuperación económica esperada, de acuerdo con las proyecciones, tarde más de lo contemplado en el peor de los escenarios.

Los países, al inyectar el dinero actualmente, no significa mostrar el brazo fuerte de su economía, es una estrategia para reducir el daño de las personas que son el brazo fuerte del crecimiento económico: de un negocio, organización, partido político, familia y todo lo que tenga que ver con el entorno de convivencia. No perdamos de vista el objetivo actual del dinero: primero, proteger a la gente económicamente activa y al mismo tiempo unir esfuerzo para combatir el virus en forma global.

Ligado a la protección económica, ha quedado determinado que la materia prima que mueve al mundo son los hidrocarburos que suministran alrededor del 33% de la

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