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Religiosidad en las periferias, al margen de la Iglesia
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religiosidad en las periferias, al margen de la iglesia
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Gricel Labbé Geógrafa, Ayudante de Investigación Proyecto MUEI Javier Ruiz-Tagle Profesor Asistente IEUT-PUC, Investigador Responsable Proyecto MUEI (www.proyectomuei.com.
Las poblaciones marginales de la periferia de Santiago enfrentan día a día la cercanía a la muerte. Frente a ello, los residentes utilizan diversas formas para expresar lo que ella significa en sus entornos; animitas, santuarios artesanales, grafitis, murales, homenajes, caravanas, altares y un largo etcétera. Sin embargo, en todas las manifestaciones coincide la lejanía a la institución de la Iglesia. Tiempo atrás, en la fundación de las poblaciones durante los años 50´s, la iglesia fue parte fundamental del Movimiento de Pobladores y contaba con el respaldo de la mayoría de los residentes. Hoy, las iglesias abandonan las poblaciones y los párrocos que deciden permanecer se blindan, puesto que sus residentes ya no se identifican con ellas. Frente a este abandono ha emergido un poderoso fenómeno territorial: la inserción de iglesias evangélicas en los sectores de mayor marginalidad de la ciudad. Así, las diversas religiosidades disputan el territorio en los lugares más miserables de Santiago.
Un estudio de CIPER reveló en 2009 que existen alrededor de 83 poblaciones que viven al margen del Estado, en sectores que ellos han denominado como «ocupados» por el narcotráfico. A nivel nacional, un informe de la fiscalía en 2016 reveló que existen 425 barrios críticos, donde reina lo que se ha conocido periodísticamente como la «narcocultura». En ellas, la muerte se vive día a día, producto de las balaceras y las intervenciones policiales. Allí los muertos no se lloran, se celebran y despiden con una fiesta que cierra calles al igual que en su conmemoración durante cada aniversario. Aquí no está permitida la intervención de ningún policía o autoridad. Sí el muerto cayó producto de una rencilla con otra banda o por la intervención institucional, los pobladores se vuelcan a las calles, los ataúdes son puestos de pie sin tapa, para que todos puedan ver la cara del recién fallecido, y se le despide con cerveza y droga. Estas prácticas, que podrían ser denominadas paganas o parte de la narcocultura,
emergen en territorios sin Estado, en los que alguna vez la presencia de la Iglesia Católica fue fuerte y hoy es un mero espectador.
La religiosidad en poblaciones marginales de Santiago, tomó un matiz diferente a lo que ocurría en el auge de los movimientos pro vivienda de la década de los 60 y los 70´s, cuando se ponía en práctica la llamada Doctrina Social de la Iglesia. En aquel tiempo, la iglesia tenía un rol activo en la búsqueda de la justicia social, entendiéndola como el derecho de los pobladores a acceder a una amplia gama de derechos sociales. Para ello, la iglesia formaba parte activa de la organización y educación de los pobladores, los «curas» o párrocos eran actores territoriales ampliamente conocidos y validados por su actuar, y dispuestos incluso a arriesgar su vida para hacer valer los derechos de los pobladores. Conocidos son los nombres de párrocos luchadores por los más marginados de la sociedad como José Aldunate, Mario Puga, Pierre Dubois, Antonio Llidó y Alfonso Baeza. Este último, por ejemplo, se fue a vivir a la población José María Caro y rechazó ser Obispo para poder seguir trabajando con el mundo obrero (Henríquez, 2015).
Hoy la iglesia es una institución que está en franca retirada en estos sectores, puesto que se limita al oficio de misas y otras tareas necesarias para la comunidad, pero no se involucra con la poca organización comunitaria que existe. Sin embargo, existen excepciones, como la del padre Gerardo Ouisse, quien lleva trabajando desde 1986 en la parroquia de San Cayetano de La Legua (Astudillo, 2017). Incluso recientemente el papa Francisco desde el Vaticano envió un mensaje para los sacerdotes que trabajan en poblaciones tomadas por el narcotráfico en Chile (Emol, 2017).
Pero hoy la iglesia no sale a la calle en sectores marginales. Sin duda alguna, esta situación emerge de un contexto de post dictadura, donde se reprimió fuertemente la organización social y muchos de los párrocos hoy forman parte de la lista de detenidos desaparecidos. Sin embargo y a más de 20 años del retorno a la democracia la situación no ha variado significativamente. La acción de la iglesia se limita a unos pocos territorios, poco representativos de la población y también frente a la falta de recursos ya no pueden levantar las instancias que antes enriquecían la organización social, como las ollas comunes, los aniversarios o las celebraciones religiosas.
Este retroceso implica que la Iglesia no sea respetada, y que las bandas delictuales que disputan poder territorial las utilicen como el objeto de constantes robos y saqueos. Como narra el reportaje realizado por Ciper: «en la Iglesia Santo Tomás Apóstol de La Pintana, se acercó al altar, se persignó y como si fuera parte de un ritual, abrió el sagrario y sacó las hostias y el cáliz para resguardarlos en la casa parroquial. Lo secundaban feligreses que cargaban equipos de sonido y todo aquello de valor. Temían que Los Guarenes y Los Phillips, las dos pandillas que disputan el control de la zona, saquearan nuevamente el lugar, tal como lo hicieron meses antes» (Ciper, 2012). De manera similar, los medios también denuncian las amenazas que ha sufrido el párroco de La Legua (Cooperativa, 2017).
Esto no significa que haya menos feligreses o que los residentes sean en su mayoría ateos, sino todo lo contrario. Los jóvenes sin duda son los más devotos, pero expresan su religiosidad de nuevas maneras, ya no amparados en la Iglesia, sino venerando santos populares que murieron en trágicas condiciones, o vírgenes poco reconocidas. Sí el Dios de «La Iglesia» no pudo escuchar sus plegarias a tiempo, quizás estos nuevos santos, a quienes no todos le rezan, lo podrán hacer. Este es el caso de la «Iglesia Maradoniana» en
Mural en Lo Hermida, Peñalolén. Fuente: Fotografía de la autora
Homenaje a Jesús Malverde, Santo mexicano / Fuente: http://www.mientrastantoenmexico.mx/asi-se-celebra-en-mexico-a-malverde-el-santo-de-los-narcos/
Argentina, en donde veneran a un dios humano vivo, con apóstoles y mandamientos, sin un templo fijo, y sólo con un altar (Brunet, 2016). Esta devoción ha sido importada de países como México, que se caracterizan por santificar a personajes populares, vinculados incluso con bandas de narcotraficantes.
Sí bien en las poblaciones de Santiago aún no emerge un Santo Jesús Malverde, como es el reconocido en todo México, son diversas las animitas y murales que ofrecen homenaje a jóvenes muertos en diversas esquinas y paredes de las poblaciones de Santiago. La fe de los devotos amigos y familiares del difunto penetra a todo el barrio. No falta quienes por la noche le prenden velas o toman una cerveza junto a los improvisados templos, puesto que se sienten protegidos y seguros en ese lugar. En medio de un ambiente caracterizado por la violencia institucional y los enfrentamientos entre bandas, estos espacios son verdaderos oasis urbanos, donde se respeta a quién ya no está, y al parecer, nunca serán escenarios de violencia nuevamente. Todo lo contrario, es un espacio de reflexión que no puede ser profanado.
Finalmente, se vislumbra el motivo de por qué han ganado terreno las iglesias evangélicas en las poblaciones de Santiago. No es extraño encontrarse con una de estas iglesias cada pocas cuadras cuando se recorren sus calles. Ellas garantizan una red de apoyo en momentos de más necesidad, cuando todas las otras instituciones fallaron, incluso «La Iglesia».
Iglesias evangélicas, mormonas o protestantes han reemplazado el rol del antiguo catolicismo, hoy penetran las barrios más segregados en búsqueda de fieles, y sus cantos son factibles de oír a varias cuadras. Sin embargo, ellas también alojan en su interior una
estructura fuertemente segregada. De hecho, quienes frecuentan estas iglesias suelen ser fieles provenientes de otros sectores de la ciudad, incluso del barrio alto, que acuden a ellas los fines de semana pero que no hacen el trabajo comunitario que es tan necesario en estos barrios, a pesar de llenar el paisaje con sus templos y estructuras. Así, solo se limitan a golpear puertas para propagar la fe, pero sus actividades no penetran el territorio. ¶
referencias bibliográficas
Astudillo, E. (2017). Parroquia de La Legua hace noticia en
EE.UU. Arzobispado de Santiago. Disponible en línea: http://www.iglesiadesantiago.cl/arzobispado/noticias/otros/parroquia-de-la-legua-hace-noticia-en-eeuu/2017-03-22/161427.html Brunet, G. (2016). La Iglesia Maradoniana por dentro amor y locura: por el dios del fútbol. Revista Conclusión. Disponible en línea: http://www.conclusion.com.ar/info-general/ la-iglesia-maradoniana-por-dentro-amor-y-locura-porel-dios-del-futbol/06/2016/ Ciper (2012). El dominio narco en las poblaciones más vulnerables de Santiago. Disponible en línea http://ciperchile. cl/2012/10/22/el-dominio-del-narco-en-las-poblaciones-mas-vulnerables-de-santiago/ Cooperativa (2017). Párroco de La Legua denunció amenazas de muerte por parte de los narcotraficantes. 28 de Septiembre de 2017. Disponible en línea: http://www.cooperativa. cl/noticias/pais/policial/parroco-de-la-legua-denuncioamenazas-de-muerte-de-parte-de/2017-09-28/143157. html Emol (2017). Papa Francisco envía inédito saludo a sacerdotes chilenos que trabajan en poblaciones afectadas por el narcotráfico Disponible en línea: http://www.emol.com/ noticias/Nacional/2017/02/24/846606/Papa-Franciscoenvia-inedito-saludo-a-sacerdotes-que-trabajan-en-poblaciones-afectadas-por-el-narcotrafico.html Henríquez, F. (2015). Los verdaderos santos de Chile: sacerdotes que desafiaron a Pinochet. Servicio Paz y Justicia. Disponible en línea: http://www.serpajchile.cl/ web/2015/09/11/los-verdaderos-santos-de-chile-sacerdotes-que-desafiaron-a-pinochet/ Muñoz (2017). Pablo Walker: «No es tan difícil llegar a decir ´prefiero ser narco a no ser nadie». La «narcocultura» en la experiencia diaria del capellán del Hogar de Cristo. El Mercurio. Lunes 9 de Octubre de 2017.
Ilustración: Plaza del Triunfo/Plaza Virgen de los Reyes. La catedral atrás de una gran luminaria, elemento central de la plaza, se hace ábside en el nuevo orden que trae la procesión. En la temporalidad de la celebración la catedral es su respaldo, en cuyo frente acontece la celebración. Fuente: autores.