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El C todo lo ve.

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ICONIA

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En El Fondo

La omnipresencia, cualidad propia de entes todopoderosos, también puede ser debilidad. Ni Santa Claus puede ver tanto como el complicado –y carísimo– Centro de Coordinación, Comando, Control, Comunicaciones y Cómputo del Estado. También conocido como C5, esta red de vigilancia ya cubre gran parte del país.

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Pronto estaremos viendo los encabezados diciendo que el 2023 comienza violentamente, vaya sorpresa… como los últimos 30 años. No hay sorpresas, a pesar de que solo este año se han invertido 240 mil nillones de pesos (y durante más de una década miles de millones) en planeación y operativos, han concluido en un aparato de acecho tan inútil como aterrador. Este panóptico se encuentra observando cada esquina de calles, avenidas y carreteras por todo México. Tiene micrófonos incrustados en el recto de cada agente federal y cámaras vigilando; cámaras que son monitoreadas 24/7 por personas que son grabadas en una sala custodiada por sus superiores vigilantes. Todo se ve y se oye.

Todo conecta con todo. Cada cable colocado, cada palabra proliferada, cada imagen capturada tiene un destino; y subsecuentemente, un propósito. Idealmente, deberían servir a las bases de datos de los servicios de emergencia, para ser utilizado como información en casos críticos. Pero ni en los momentos más necesarios se ven cumpliendo su propósito. Pongamos de ejemplo: los cohetes lanzados contra el Jefe de Seguridad de la Ciudad de México, Omar García Harfuch, sin consecuencias a la fecha. No se hable del magnicidio de Aristóteles Sandoval, ex gobernador de Jalisco, geografía misteriosa donde –causalmente– se pierde todo pedazo de evidencia grabada cuando es importante. Como el evento en Los Otates de marzo 2021, camionetas que fueron rastreadas por horas, dispararon en contra de alguien innombrable en la calle más vigilada de

Zapopan. O la reciente balacera injustificada en la misma zona en 2022, donde un centro comercial terminó invadido por comandos armados disparando a la multitud de familias que comían y paseaban en un domingo que se pintó de rojo.

A nadie sirve algo que no funciona. En 2022 se destinaron 420 millones de pesos en Jalisco para mantener activo el C5. Hasta 2018 operaba en un 50% de su capacidad. En 2021, su titular, Alejandro Plaza Arriola, por "motivos personales y profesionales" fue eliminado del cargo después de otorgar contratos millonarios a empresas de dudosa legitimidad. Anomalías en procesos y desvíos en contratos incumplidos aniquilaron su carrera a cargo de la operación. En un incómodo anuncio oficial del gobierno (que omitía los crímenes de su antecesor), se anunció la llegada de la tecnócrata local, Ruth Ruiz Velasco, quien se declaró comprometida con mejorar la burocracia y aumentar los fondos de la operación que ahora justifica sus recursos con la creación de infraestructura para defender la infraestructura de vigilancia. Así es cómo con todas las carencias que tenemos, estamos gastando en instalar cámaras de seguridad para cuidar estos aparatos que nos cuestan y acechan, pero benefician a nadie.

Ya se han tratado de montar espectáculos para cacarear sus logros. Versiones oficiales sobre éxitos policiacos dramáticos y patéticos repitiéndose en medios vendidos. Nunca falta el montaje del operativo para amedrentar un mocoso con 1 gansito relleno de marihuana difundido por ahí. Toda la capacidad del Estado desperdiciada en despliegues vulgares de poder.

Que Jalisco sea el mejor mal ejemplo no significa que en otros lugares no haya los mismos vicios contaminando el sistema. ¿Qué hace esa gente en las cabinas polarizadas que ya están en cada calle? ¿Dormir, por eso las oscurecen? Ya no importa si es por huevón o por gallina, pero algo está fallando evidentemente en nuestro actuar, sobran indicios. La situación se hace presente en el nuevo “Culiacanazo” con el que nos da la bienvenida a un peor panorama para los siguientes meses. De nada nos sirve estar viendo cómo se incendia todo si no hay disposición para hacer algo. ¿Solo el narco mueve voluntades? No van a alcanzar cámaras para captar todo el crimen que se avecina si nuestras exigencias no se vuelven más imponentes.

Pronto una ruptura grande va a hacernos apreciar mejores tiempos. Conflictos profundos se cocinan entre los cárteles que lejos de debilitarse, se fragmentan en facciones que ya se disputan las sobras de este cadáver llamado México. El único consuelo es que vamos a tener todo grabado para hacer documentales de Netflix y ganar un poco de dinero y/o atención con tragedias que nadie quiere protagonizar. Nuestra fragilidad e indefensión deberían ser inspiración que provoque la resistencia al capitalismo Gore.

Vigilar y castigar suena a Utopía comparado a el fango en el que estamos metidos. Que se graben esto: ya todos están hartos y cansados de vivir como cerdo camino al destazadero. La inseguridad es su fuente de ingresos y no quieren quedarse sin negocio. Si estos nadapoderosos megalómanos quieren estarnos monitoreando que así sea, pero que se vea nuestro descontento en todas sus pantallas, que se nos oiga hasta en sus casas y que los atormente el terror que nos generan sus intereses. Solo así servirá a la gente el C5…

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