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El ruido de bares y gimnasios conduce a riesgo auditivo
POR LIC. SUSANA DOMÍNGUEZ*
Se sabe que los niveles de presión acústica actuales en vivo en bares, gimnasios y clubes nocturnos puede oscilar entre 100 y 115 decibeles (dB), en promedio. Por lo tanto, para proteger la audición y prevenir una pérdida auditiva inducida por ruido, con la posible aparición de acúfenos, hay que estar informado y tomar precauciones ya que ciertos niveles de ruido no pueden sobrepasar los 15 minutos al día porque son perjudiciales y causan daños irreversibles en el oído. Según un esquema del Parlamento Europeo, por encima de los 101 dB el tiempo límite de exposición sin protección y antes de que produzca daño es de 4 minutos al día, mientras que disminuye a un minuto/día si se superan los 107 dB. Por encima de los 120 dB, basta con algunos segundos para generar un daño irreversible. Las discotecas y los bares suelen tener niveles superiores a los 100 decibeles.
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En tanto, en los gimnasios, son muchos más los factores generadores de ruido ya que a las voces de la gente hablando hay que sumarles el sonido de los aires acondicionados, el ruido de las máquinas para hacer ejercicios, la música en el lugar más la de las clases en particular, los dispositivos personales que usa cada individuo y, por último, las pesas que son la fuente de ruido más dificultosa ya que con su caída constante en el piso generan vibraciones por todo el recinto (la mejor solución para este caso en particular es evitar que las vibraciones reboten y se expandan por toda la superficie. Para ello, hay que emplear materiales especiales diseñados para tal fin).
Para conocer más sobre la exposición a sonidos, 0 decibel es la unidad mínima audible para un oído humano sano que se conoce como “normoyente”, la caída de una gota de agua puede tener 10 dB, u, distintos temas que abarcan estas recetas, como: “Para hacerse amar”, que incluye dos cortos capítulos con consejos que hoy ninguna mujer que yo conozca intentaría –incluyen conseguir murciélagos- y de allí pasa una receta con consejos esotéricos para apresurar el casamiento: “Tómase una onza y media de azúcar cande, pulverízase groseramente en un mortero nunca usado antes, haciendo esta operación en viernes por la mañana, diciendo a medida que machacáis: obrax abracadabra. Mezcláis este azúcar con medio cuartillo de vino blanco bueno. Guardad esta mezcla en una cueva oscura o en un cuarto tapizado de negro por espacio de veintisiete días; cada mañana tomad la botella que no ha de estar enteramente llena, y la menearéis fuertemente por espacio de un minuto diciendo: Abraxas. Por la noche haréis lo mismo, pero durante tres minutos y tres veces diréis abracadabra.” Desde ese momento, debemos repetir el ritual por veintisiete días, cuando pasaremos el líquido a una botella de vino común, donde le agregaremos seis granos de mostaza de la llamada “blanca” y contaremos con un filtro de amor sumamente po- deroso, según asegura el texto. Luego, esperamos tres días e invitamos al hombre amado a comer, y le convidaremos con una copa de este menjunje, que seguramente beberá pensando que es vino común. El autor aclara que no nos preocupemos si toma sólo la mitad, pues aun con tan poco, antes de que termine el convite nos dará muestras de su interés amoroso. Encontré varios ensalmos para descubrir si el pretendiente se casará con la pretendida, receta dirigida no sólo a la novia, sino especialmente a la madre de la joven, a quien da varios consejos que sospecho pondrían los pelos de punta a las futuras consuegras. Si la pareja se rompe, hay una receta que ayuda tanto a uno como otro, que es la receta Del Olvido. Por suerte tiene recetas más prácticas para quienes hemos dejado atrás las borrascas amorosas: cómo conseguir que las uvas y otras frutas maduren antes de tiempo, o qué debemos hacer para remediar el vino “picado” o defender el ganado de los lobos. Como ven, tomo muy práctico.
Tengo en mi biblioteca, en el estante de Ciencias Ocultas, el libro “Magia Verde”, junto a otros que hablan de diferentes tipos de hechicería.
Sugerencias: Títulos interesantes: el ruido de tránsito en una ciudad ruidosa varía entre 75 y 84 dB, un concierto de rock puede tener 115/120 dB y más también, entre otros.
1) El arte de echar las cartas con la baraja española; 2) Los sueños. 3) La adivinación.
Un nivel de presión sonora (SPL, por sus siglas en inglés) demasiado alto puede dañar el oído, que comienza a degenerar (dañar sus células ciliadas) con un valor de aproximadamente de 85-90 decibeles.
La Organización Mundial de la Salud anticipó que más de 1000 millones de personas entre los 12 y 35 años correrá el riesgo de perder su audición debido a la exposición prolongada y excesiva a sonidos intensos recreacionales.
Entonces, frente a la exposición de manera reiterada, contínua o, al menos, 2 veces a la semana a estos niveles de sonido, conviene usar protección auditiva ya que sería una buena forma de prevenir. Existen muchos tipos de protectores auditivos en el mercado y cada uno tiene especificaciones diferentes (descartables, premoldeados, genéricos, personalizados, con filtros que atenúan entre 10 y 32 dB). Lo importante a tener en cuenta a la hora de elegir es consultar antes con el médico otorrinolaringólogo o con la audióloga especializada en el tratamiento de acúfenos e hiperacusia, que orientarán según el trabajo a llevar a cabo o al ruido recreacional expuesto.
Fonoaudióloga, servicio de Otorrinolaringología del Hospital Italiano. @orlhiba