Revista Sapo Cuentos 04

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¡SAPO 4 CUENTOS! Cuatro cuentos, me refiero a la edición número 4...En esta edición nuestros amigos en el mundo nos envían sus cuentos de todo género: terror, romántico, misterio, erótico, etc. Cada uno con algo especial,. Estamos pensando en tener próximamente
 una edición de Sapo Cuentos pero esta vez de poesía, así que ya saben. Anímense a enviarnos
 sus cuentos y poesías para que estén en nuestras páginas.
 Esperamos que disfruten cada uno de ellos y viajen a este fascinante mundo de Revista Sapo Cuentos. Los Invito a leer nuestras otras dos revistas, Sapo de viaje y cultura entretenida, Sapo Gourmet para los amantes de la buena mesa.
 Muchas gracias a todos nuestros colaboradores que mes a mes nos envían sus creaciones y mil gracias a nuestros seguidores, disfruten la revista. ;)

Marcelo Díaz S. Revista Sapo.

Revista Sapo Chile DIRECTOR GENERAL: Marcelo Díaz S. EDITOR: Danthe Thenad, Costa Rica. Leonardo Calderón, Costa Rica. Tir, Costa Rica. Karen Chavez, Chile. DISEÑO: Marcelo Díaz Soto. Pancho Hidalgo. Contacto contacto@revistasapo.com revistasapo@gmail.com

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Prólogo ¡Salud, lector! Quizás me ha leído en algún número de esta revista. Hasta hace poco, yo era el editor cabeza de la revista. El arduo trabajo que hace el director, Marcelo, me ha llevado a tomar dos nuevos miembros que me ayudarán con la edición. Esta es la primera de cuentos en la que trabajo. La siguiente compilación de pequeña prosa, es una muestra contemporánea de escritura. Si usted es frecuente a la revista, se dará cuenta que por lo general hay mezcla de todo acá. Como editor, esto me dificulta mucho la edición pues son distintas formas de abordar el español. No obstante, aquí tienen literatura para estas fiestas. Si hay algo que podría amalgamar las temáticas de estos cuentos es la comunicación. Tome usted esta revista y tenga presente que son voces gritando desde su país y describiendo su contexto. Tengo el agrado de incluir dos colegas de mi país, Costa Rica, en este número. Eso me agrega un plus. Sin más qué agregarles, los invito a comer con delicadeza este cuentario. Estén atentos a nuestros trabajos posteriores y les prometo trabajos de crítica literaria. Esto va en serio.

Contacto contacto@revistasapo.com revistasapo@gmail.com www.issuu.com/revistasapo

Danthe Thenad @danthenad Berrinchesdedanthe.tumblr.com

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COLABORAN EN ESTA EDICIÓN: Nacional (Chile). Hernán Jorquera. Pato Sáez. Mónica Santana J. Marcelo Díaz. Carlos Otondo. Salomón. Yerko Sebhastian Cortés

Internacional. Weilong Guan, Beijing, China. J. Andrés H. Rivas S. Venezuela. Cuca Ferrero, Barcelona, España. Fernando Bermúdez, México. Lucía Bueno, México. Danthe Thenad, Costa Rica. Óscar Botero Pérez, Colombia. Nadia Arce, México. Omar Billoni, Argentina. Silvia Oramas, Cuba. Atxuri Zúñiga, México. Beatriz Calderón, México. Ea Pozoblock, México. Walter Caicedo, Colombia. Adriana Márquez, México. Pablo Pérez Espino,España. Yara Flores, Costa Rica. Kallen Vega, Nicaragua. Juan David Ríos Londoño, Colombia. Javier Leyva, Perú. Norman Fabian Leguizamon, Colombia. Bryan Sánchez Rivera, Costa Rica. Alan López Ruiz Oaxaca, México. Conrado López Ruiz, México. Liana Muñoz Mederos, Cuba. Axel Ovalle, Guatemala. Emmanuel Morales Mora, Costa Rica. Martín Campa Martínez, México. Armando Rivera, Guatemala. Johnatan Martínez Cabria, 4 Colombia.


ÍNDICE SAPO CUENTOS 06 La Marquesa 08 El secreto del Ser 09 Más allá de ti, el vacío 10 La luna & Ella 12 Criminal 13 Bellum 14 Desde la micro, London Calling 15 Un hombre, una mujer 17 Hijo 18 Le départ 21 Hecho de letras 22 La fuerza de las palabras 25 Susurros 27 La doncella de plata 29 La vida es saber desechar 31 La curiosidad mató al gato 32 El Último Árbol 34 Acto 1 Non Servium 36 Recetas para el despecho amoroso 37 Manual para un asesino 40 El terrorífico chihuahua pirómano 43 En el viejo patio 44 Un textil para viajar 46 Vos sos diciembre 47 En el cole 51 Entre Portales 55 Un punto entre las dimensiones

60 Cuando no hay nada que escribir 61 He tirado las palabras a la deriva esperando a que se unan y pronuncien tu nombre 65 Sagres 67 Aromas 69 Los cuerpos desnudos 70 La historia de una rosa enamorada 72 La mujer de la disco-bar 73 Yo me apunto 74 El gato 75 Vida y muerte 76 Felicidad 77 un diluvio posmoderno 78 El bulevar

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LA MARQUESA Beijing, capital de la milenaria China, ciudad con 27 millones de habitantes y 5000 años de historia, también una de las ciudades más terroríficas de China. Contaré una historia que me pasó, todavía estoy aterrorizado, aunque ya no vivo allí.
 Soy de la comunidad Manchú de Beijing, descendiente directo de la antigua familia imperial de China. Yo vivía en un edificio muy viejo, entre la Ciudad Prohibida (palacio imperial) y un castillo abandonado hace 3000 años. Recuerdo muy bien una noche en pleno

invierno. Aquel día estaba nevando fuerte, el helado viento atravesaba mi chaqueta de pluma. Iba camino a la casa de unos amigos que viven en Chang ping, un suburbio ubicado al pie de la Gran Muralla. Normalmente, la Ciudad Prohibida está iluminada con luces doradas, mientras la oscuridad reina el castillo abandonado. Ese día, las 100 ventanas del castillo estaban iluminadas con luces tan rojas como fuego, todos miraban al castillo con cara de incertidumbre, pero como yo andaba apurado, no pesqué mucho el fenómeno.

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Llegué corriendo a la estación de metro más cercana y de prisa me subí a un tren. El metro avanzaba tan rápido como un cohete, en pocos minutos ya estaba llegando a la estación de Changping, pero justo en ese momento, todos los pasajeros se sorprendieron por una mujer, vestida de una túnica de seda roja, tan roja como las luces del castillo. Su cara estaba cubierta por su pelo liso. De repente ella se paró al medio y justo en ese momento se cortó la luz en nuestro tren. Escuchamos un grito agudo ensordecedor, en su grito se escondía una voz ronca que pronunciaba desconocidos mantras que hacía doler la cabeza. Cuando las luces se vuelven a prender, ella ya desaparece. Al parar el vagón en la estación, todos bajamos corriendo como si perdiéramos el alma, corrí rápidamente a la casa de mi amigo rezando a Buda. Cuando llegué a su casa, él estaba más pálido que yo, me dijo que vio

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a la misma mujer en los espejos de su casa pronunciando los mismos mantras.
Cuando volví a mi departamento, empecé a averiguar sobre la misteriosa mujer. Ella era la Marquesa Yan, dueña de aquel castillo que está al lado de mi edificio. Dicen que ella hacía brujerías malignas para torturar a sus ciudadanos y fue ejecutada en la Gran Muralla, y en el momento de su muerte, embrujó toda la ciudad de Beijing, que será un permanente campo de batalla entre las fuerzas Yin y Yang, y dijo que volvería aquí todas las noches, mientras no está el sol (Yang), para reconstruir su poder... De repente, escuché unos pasos afuera de mi biblioteca. En silencio me acerqué a la puerta, cuando la abrí, estaba frente a frente de a la marquesa Yan!!! Por: Weilong Guan. China.

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EL SECRETO DEL SER Cada vez me hacía más y más poderoso. Era como obtener dinero por respirar. Podía ver cómo salía el sol y me pegaba en la cara justo antes de que mis cortinas bajaran, para cerrar. Señor, ya es hora!, Sí, lo sé. Vamos, me esperan una gran cantidad de personas que cifraban su confianza en mí, no hay que defraudarlos, por ahora!, Mientras me vestía pensaba cómo me iba a ir hoy, qué progreso he logrado?, ¿Cuántos me admiran?, ¿Mi imperio creció?, Señor: ¿Se encuentra listo? Sí, por supuesto, Walter, siempre. Mientras me subo a mi automóvil podía ver cómo salía a un mundo el cual era totalmente diferente al mío, lleno de vida, alegría para muchos, de ilusiones y más. Mientras que el mío era de tinieblas y oscuridad que se comprimía en tres mil hectáreas de terreno y una gran mansión, pero lo que nadie sabía

“Cuando el deseo y el sentido de convicción van de la mano, puedes lograr todo lo que te propongas, Walter, y yo tengo ambas cosas, por eso soy como soy” y recuerda, que como yo, no hay dos, jejejejeje. Si señor, nunca lo olvidaré. Ahora me retiro. De acuerdo, puedes irte. Todas las noches parado en el gran ventanal de mi gran sala, estas palabras le daban vuelta a mi cabeza. Solo estaba hoy, parado con mis brazos agarrados por atrás con mis muñecas y con mi mirada fija a la ciudad que brillaba y que no le importaba lo que le sucediera a sus habitantes. era quién realmente era yo. El ser que creó un ser poderoso, que con tanto poder lo ha consumido hasta el punto de sentirse tan solo como estar sentado al lado del camino hacia la felicidad. Un amor, solo pedía eso, amor verdadero pero, este amor es extraño porque no va dirigido ni a una madre ni a una mujer, va dirigido a unos seres iguales a mí pero que no me corresponden; muchos dicen que soy una persona que es oscura y sin sentimientos, pero están equivocados. Soy totalmente lo contrario, pero trato de ocultar eso para que no me traten de débil ni se aprovechen de mí. Siempre estaré dispuesto a destruir al que se atraviese en mi camino para hacerme daño. Por: J. Andrés H. Rivas S. Venezuela.

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MÁS ALLÁ DE TI, EL VACÍO Escritora. Soy una escritora desnuda. Escritora sin letras. Escritora que tiene miedo a su prosa, a sus palabras, a sus ideas. Escritora capaz de esconderse en las horas y los segundos que pasa lejos de tí. Amor inalcanzable. Imposible. Cierto es que la creatividad nace del infortunio. Quizá por eso me resisto a ser completamente feliz. Temo que la complacencia adormezca ese cosquilleo que a veces es torbellino y se me instala en el estómago y me impele a vomitarte una y otra vez. Empiezo con una palabra tímida que sale forzada de mi garganta y acaricia el teclado de mi ordenador. Antes de que me de cuenta, los dedos teclean frenéticos y yo estoy absorta del mundo y todo pierde importancia porque aquí, en esta hoja de Word en blanco, soy quien yo quiero, hago lo que me apetece, reescribo mis sueños.

Pero, por alguna razón, te me cuelas en el texto y tiñes de un sabor incómodo mi prosa, hasta hacerme creer que la vida es eso, un sinfín de desencuentros. Que no existe otra vida al margen de ti. Que el resto de hombres que han pasado por mi vida apenas rozaron mi alma, fueron meros salvavidas que me mantuvieron a flote de tus tormentas. No consiguieron depositarme en tierra firme, a salvo de la furia de tu indiferencia. Escribo y te escribo a tí, porque desde que te conocí has modificado el norte de mi brújula. Porque si te perdiera como referencia me vería obligada a inventarte. Porque solo puedo existir con relación a tí. Porque cualquier otra forma de existencia es un sinsentido, un ejercicio inútil, inerte, vano. Porque gracias a tí, el sentimiento se convierte en verbo y fluye a través del teclado. Mientras que ante tu ausencia, el vacío lo consume todo.

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Por: Cuca Ferrero, Barcelona, España. twitter.com/CucaFerrero www.cucaferrero.wordpress.com

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LA LUNA & ELLA Y ahí estaba sentada como todos los días, sin ganas, sin miedos, con la mirada dispersa, con el consuelo de saber que oscurecerá y un día más culminará ahí, tan inocente y con el corazón desanimado. Tan niña siendo una mujer, tan sin ganas conspiraba en su contra, impuntual en sus emociones y tan volátil en sus sentimientos, tan mi vida es igual a x-y =0. Para otros, solo soy una dispersa con problemas de personalidad o la pobre chica de la calle 22a, a la que todos miran con recelo y sin ganas de voltear de nuevo. Mientras espero que la noche recaiga en mi vida, ¡sonrió! La luna. La única que me observa por horas, que sigue despierta para que yo descanse. Ella, la única a la que en realidad le importo y hace de mi día algo importante. La única amiga que me da un beso de buenas noches con sus mil y una hijas a las que llama estrellas y con las que comparte sus reflejos en mi corazón. Todo parece hermoso. Fijo mi descanso y dejo mi cuerpo desvanecerse a través de las mariposas dispersas de mi tacto, de los sueños inmersos en mis memorias, de lo vitral que es mirar un atardecer y mirar sus colores como una naranja exprimiendo su jugo, viendo como el mar empieza a tomar vida, como el viento me sonroja, me acaricia, me llena de susurros que alegremente gritan mi nombre. www.revistasapo.com 10


La luna empieza delicadamente a cantar, a soñar y a vivir en mundo nuevo, donde la magia es punto y aparte. Mi vida deja de ser la de una chica con problemas de personalidad y comienza a ser lo que era antes de partir: una joven con ilusiones, con sonrisas en cada palpitar, con sueños y tenues amores, con más de mil preguntas que jamás tendrán respuesta, con un cuerpo joven y un alma vieja, con una mirada llena de mundos y de juegos, con un cielo más profundo que cualquier otro, con ganas de devorar un entorno desconocido Todo era muy disperso. Mi vida era completamente aburrida, cuando en realidad lo que llamaba vida tenía por título “Soñadora”. La luna me regalaba lo maravilloso de soñar, lo inmerso en un libro, en una nota musical, lo que podía crear sin mover un solo dedo. Cuando la luna llega, yo soy feliz. Cuando ella se marcha y está al otro lado del mundo, me pongo a pensar en otra chica dispersa de alguna calle que empiece con dos y mire la misma luna y le haga sentir lo mismo que yo. Existen millones de posibilidades en las que una persona pueda estar sola, pero para otros su soledad es rara o falta de personalidad. Si las personas son difíciles de amar, por lo general son las que más lo necesitan.

Por: Fernando Bermúdez, México.

“La soledad es una vieja amiga con la que compartimos la mayoría del tiempo”.

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CRIMINAL Ese día jugaba mi querido Santiago Wanderers y fui al bar Liberty, frente a Plaza Echaurren, a ver el partido. Como el cliente habitual que yo era, compré mi botellón de cerveza y busqué mi mesa de siempre pero para mi sorpresa estaba ocupada por un hombre delgado, vestido de negro, pálido y completamente borracho. No me molesté y me senté en una silla desocupada frente a él. Nos observamos un par de segundos, en silencio. Rompí el silencio y le pregunté si era hincha de Wanderers. Respondió no, soy escritor y no disfruto demasiado del fútbol, deporte incomprensible para mí. Al enterarme de su oficio, mi corazón saltó de gozo. Le expresé mi amor por Franz Kafka, le dije que el oficio de escritor es el oficio más noble del mundo, que mi deseo frustrado es el de escribir pero que lamentablemente no tenía el talento. Me respondió: no conozco al tal Kafka y no sabes de qué hablas. Es un oficio miserable y lleno de penurias. Yo soy aún más miserable pues he asesinado a mi

mujer en un arrebato de odio irracional. Como el escritor que él era, supuse su confesión como un arranque de fantasía o la representación de algún personaje. Además lo oí incrédulo y me limité a beber de mi cerveza y mirar el partido que iniciaba. De pronto, el hombre pálido se levantó violentamente de su silla y me sujetó por los hombros. Entre lágrimas me hizo prometer que, cuando terminara mi bebida (y él la suya), fuera y lo denunciara a la policía. Él no opondría resistencia al justo castigo que merecía por su terrible crimen. Algo desconcertado le seguí el juego y le prometí hacerlo. Sin embargo, era imposible que fuera a la justicia sin saber el nombre del criminal ni el sitio exacto donde se hallaba el cuerpo. El pálido guardó un silencio terrible antes de decirme su nombre: soy Edgar Allan Poe y el cadáver de mi mujer está emparedado en mi casa. Por: Hernán Jorquera, Chile. www.revistasapo.com 12


BELLUM En el mundo de las apariencias no es lo que parece. Una voz dulce de palabras engañosas puede contener el sutil argumento de la torva maquinación. Transformar de espantosos crímenes a una delicada fábula en el oído del incauto, hace que la máscara del verdugo simule tierna mueca convincente. El monstruo creado como víctima incauta ha sido sacrificado en el altar de las mentiras. La maquinación cobarde tuerce el cauce de los seres ingenuos. Crea con frialdad astuta una conspiración. El teatro, supuesto tinglado espeluznante, emana efluvios delatores. Deformadas intenciones son recitadas para ocultar verdades. En la dimensión de los hechos, una luz poderosa mostrará la obra corrupta. El vaho acusador será la señal de los lirios. El duro mundo de la ilusión material, espejismo, dejará caer el velo. La velocidad del universo cesa y entonces sabremos que los monstruos no existen. La astucia del verdugo es su condena. Entonces, en la cartelera de la infamia, la nueva representación pulirá los roles. El orden suplantará la guerra, la paz no es posible mientras el movimiento continúe.
 Por: Oscar Botero, Colombia.

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DESDE LA MICRO

LONDON CALLING

La micro para, sube gente por la puerta delantera y por las demás, miro adelante… una rubia maravillosa, medio panqueta con cara de gringa avanza por el pasillo como en cámara lenta, guau!! Creo me enamoré, me mira… si me mira ctm!!!, haciendo un esfuerzo magnánimo mantengo la mirada,

01:12 Recién saliendo de la pega por culpa del maldito inventario, pfff, la micro con poca gente salvo unos chiquillos carretiando cagaos de la risa, evito mirarlos, elijo mi mugriento asiento, me siento sobre el sucio plástico gris, me pongo mis audífonos y comienza a resonar en mis oídos la maravillosa London Calling de The Clash. www.revistasapo.com

Joe Strummer me da fuerza desde mis audífonos, se sienta mi lado y me sonríe…no lo puedo creer, sonrío de vuelta, me habla mientras saca un pequeño mapa de Santiago, habla en inglés, me dice es de Londres en un pésimo español, yo en mi aun peor y tarzanezco inglés le digo mi nombre, ella lo pronuncia y los dos reímos por lo chistoso que le sale… no lo puedo creer!! Me muestra el mapa y me indica una dirección, mientras la micro para en un semáforo, veo el mapa y rápido le digo esta es tu parada, ella se para tomando sus cosas, se va a ir pero raudamente se da media vuelta, toma mi cara y me da el mejor beso de mi vida… baja casi saltando de la micro, que avanza lentamente mientras yo, embobado la miro desvanecerse en la ciudad, los chiquillos de atrás me aplauden… yo solo tengo ganas de llorar. Por: Pato Sáez, Chile

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UN HOMBRE, UNA MUJER. Desde aquí trato de definir si él la mira desinteresadamente y de reojo o directo y sin titubear pero no a su cara sino a su escote. Muchos hombres son así. Muchos otros no. En una conversación hay quienes logran ver las palabras que salen de tus labios y no de tu cuerpo. ¿Cuántos son los que saben observarlas cuando platicas con ellos? ¿Cuántos sabes deducirlas e integrarlas en la charla? ¿Cuántos saben que las palabras son seres vivos que pueden crecer o morir e inclusive, matarte y hacerte nacer al mismo tiempo? Hay tanto en las palabras. Lo mínimo e indispensable es mostrar interés y desalojo de egoísmo. Escuchar de verdad. ¿Cuántos hombres, cuántas mujeres lo hacen? Yo qué sé. Desde aquí, solamente veo a un hombre y a una mujer, no veo más. No sé si ella interfiere su tiempo para dárselo a él o si él valora el espacio que ella hace entre sus prioridades para dedicárselo. Tampoco se si él mira o no sus palabras o firme y bruscamente vaciará la dirección de sus ojos hacia su escote. Igual se juzga demasiado y nada es tan grave. Porque no sé si sea al revés. Si ella lo haga perder su tiempo a él, utilizando sus minutos tartamudeando tonterías y mostrándole sus dotes. No lo sé. Tan difícil que es saberlo. Ni siquiera uno mismo lo sabe cuando sale a platicar, así sencillamente en un café. Yo no lo sé. Únicamente veo a un hombre y a una mujer, desde mi mesa. www.revistasapo.com 15


Desde aquí pienso en mi próxima cita. Cuando nos veamos... ¿Qué mirará de mí si salgo con él? ¿Mis manos, mi boca, las ideas que expreso o la piel que pueda asomarse de mi ropa? ¿Cómo saberlo? Actualmente es tan común la superficialidad. El descaro. Las ganas ganan sobre la lógica y a veces parecemos instintivos más que pensantes. Pero no todas las veces. Ella se aleja, curvea sus cejas, él sostiene la mirada al parecer directamente a sus pupilas. No sé de qué hablan, solo ellos saben, yo interpreto y desde lejos, desde aquí, presiento que nada debe importarme. Alcancé a oír de ella que estaba decepcionada por crearse expectativas, él le contestó algo pero no fue en un volumen alto, no entiendo sus palabras distantes. Lo único que veo es a un hombre y a una mujer. Desde aquí imagino que los miedos de los dos afloran a cada rato, que germinan bajo los huesos, son miedos inculcados y penetrantes. ¡Qué importa lo que él mire! O lo que ella le deje mirar. Si están juntos compartiendo un

rato ellos sabrán a dónde irán después. Si a otras muchas charlas, al cine, a la cama, a su rutina típica para olvidarse del otro. Yo no sé. Nadie lo sabe. Creo que ni ellos... Y es que ver a un hombre y a una mujer suscita cuentos, que ella ignora y que él tal vez planea. Y que yo describo desde la ficción expectante de alguien que no es protagonista en esta breve historia. Es lindo en todo caso, fuera cual fuera el resultado, ver a la gente, ver a un hombre y a una mujer y pensar que pronto seré yo una de ella y él será los ojos que descubriré qué miran. Pero por si las dudas llevaré falda y no una blusa escotada. Desde aquí veo a un hombre y a una mujer tomarse de la mano para despedirse. Él ya no mira nada de ella pues se ha ido y ella no sé si recuerde alguna vez lo que él miraba. Yo nunca supe, solamente ellos y nadie más podrá saberlo: el misterio sin importancia de un hombre y una mujer en un café con una escritora como público que idealmente ellos ignoraron dejando esta simple reflexión.

Por: Nadia Arce, México.

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HIJO

Me ahogué en la rabia del silencio y la humillación, quise tranquilizarme pero mis pensamientos se dirigieron como en un hechizo hacia a él. Recordé cuando lo encontré entre el medio de la basura y a flor de tierra, cuando lo despojé del herrumbre. En un ritual espontáneo apunté hacia el sol y lo bauticé. Quise darle un nombre pero no se me ocurrió alguno. Recordé cuando unos días después le di filo y luego lo más emocionante, el brillo. Ese mango de bronce, ese acero reluciente, tan solo bastó una gota tenue de luz para encandilar mis ojos por primera vez. ¡Qué delicia! Creo que comprendí lo que siente un padre. — ¡Mírame cuando te hablo! —seguía farfullando mi madre, pero yo continuaba extasiado mirándolo a él. Recordé a lo que yo llamé su primer sorbo, ¡que regocijo! Apenas lo sostenía y se deslizaba con conmovedora ternura. —Juan, qué suerte que llegaste. Mira lo que tenía tu hijo debajo del colchón. Entonces creí percibir que estaba llorando. ¡Sí!, estaba llorando y tenía hambre. Sin dejar que llorara más, comió. ¡Que dulzura! Luego, con un repasador sequé sus labios. Fue su primera ración doble.

Estaba en el living, tranquilamente, mirando televisión mientras mi madre acomodaba mi pieza, cuando ella irrumpe gritándome: —José, ¿qué hace este cuchillo debajo del colchón? —También había una revista—. — ¡Ya voy, noto quesnada! —grité—. Estaba avergonzado por la revista pero más preocupado por el cuchillo, que en realidad no era un cuchillo, sino una vieja daga que había encontrado en el basural. —Mira José, —continuó— yo no sé qué te pasa a vos, pero si no tirás a la basura esa porquería, le digo a tu padre y no sé... ¡y no sé ah! Y encima también una revista, quién te creés que sos. Por: Omar Billoni, Argentina.

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LE DÉPART

Allí están, en un rincón, las maletas sin ropa. Sabe que le queda pocos días y que debe organizarlo todo, pero comenzar a recoger es el primer paso de la partida. 
Su habitación continúa intacta, la ropa en el armario, los libros dispersos por todos lados, los vasos espirituales encima de la mesa de noche, las agendas, los apuntes y los discos apiñados en el mueble de la computadora y uno que otro chocolate escondido en las gavetas. 
Siempre que entra a su cuarto se da cuenta que debe empezar a desmantelarlo, pero no puede y otra vez decide dejar de pensar en

poco a poco a tu casa para despedirse. Horrorosas despedidas.
Yo te observo desde la otra esquina del cuarto sin arreglar y pienso en la maldita condición tercermundista, pobre con grandes aspiraciones, migrantes natos de esta pequeña familia de la que tú y yo formamos parte. Te reprocho que decidieras convertirte en escritora, que hicieras de la lengua francesa casi tu primer idioma, que te casaras con un genio, estudiante de lógica que su intelecto lo llevó hasta la tierra lejana de Nueva Zelanda. Te reprocho que de pronto la Isla quede demasiado pequeña para tu inmensa luz.

ello, hacer cuenta de que no se va.
 Cada día es más difícil. Los amigos, que saben cuan atareada estará, deciden ir cayendo www.revistasapo.com 18


Y Cuba, tan maldita como es, te regala momentos entrañables casi a punto de irte. Como diciéndote, “mira lo que te vas a perder”. Tú intentas convencerte de que todo forma parte de la despedida, que si te quedaras, esas cosas no te pasarían o al menos no las sentirías con la intensidad de ahora, que todo tiene que ver con el estado de ánimo. Siempre queda la duda. La sensación de que no lo encontrarás en ningún otro lugar del planeta.
 No sé cómo llegué hasta aquí, sentada en el piso de tu cuarto, ya sin los vasos espirituales y los chocolates escondidos, con la maleta abierta ayudándote a hacer el equipaje. Es algo insoportable, tú quieres llevártelo todo. La camisa que usaste en tu primera conferencia fuera de Cuba, el pantalón que no te quitabas cuando eras friki, o el pañuelo, ya casi transparente de

lo raído, que gustaba ponerte en la cabeza.
 Es un intento desesperado por llevarte tu pasado en esas maletas, por miedo a luego no recordar y padecer de esa amnesia no deseada que les da a los cubanos cuando la vorágine del capitalismo los atrapa y sus recuerdos se intercambian con cuentas de alquiler, impuestos y Mc Donalds. Pero las leyes aduaneras te obligan a ser pragmática, solo con 23 kg de Cuba te deja viajar Copa Airlines. Ya decidimos que no voy a acompañarte al aeropuerto. Ese lugar nos deprime, más que las funerarias, los hospitales o las bodegas. No importa si es a recibir a alguien o a despedirlo, como si pasas de casualidad por el frente, el aeropuerto siempre causa nostalgia.

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Cuando estás detrás de la cinta roja donde se paran todos los que van a recibir a algún familiar, amigo, esposo, puedes ver las caras de expectación y júbilo de los presentes. Te das cuenta de quién es la persona que más ha extrañado al que arriba, porque anda nerviosa, casi siempre callada y se sobresalta cada vez que la puerta se abre. Luego, el momento que más me entristece, paradójicamente, el encuentro, sobre todo si es un hijo que se fue y viene a ver al padre (esa escena particularmente me destruye). La gente se abraza tan fuerte como si ello compensara el tiempo que llevan sin verse, como si de tan fuerte no se pudieran separar. También están las otras historias, el circo que montan algunos alrededor del visitante con risitas complacientes en busca de algo que se les “pegue”. Esas también me dan tristeza, pero de otro tipo.

Lo que más me aterra no es que te vayas, y que no nos veamos todos los días, aquí tampoco lo hacíamos. Lo que me tiene sin conciliar el sueño es que llegue el momento en que pase todo un día sin pensar en tí, en que poco a poco dejemos de extrañarnos porque somos seres de rutina y hábito y puede que nos acostumbremos a no tenernos. Al final nunca terminas de arreglar el cuarto, cierto que se ve más vacío pero todavía quedan muchos libros, maquillajes y cosas de las que tuviste que desprenderte. Las maletas cerradas, al fin hechas.

Por: Silvia Oramas, Cuba.

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HECHO DE LETRAS Respira profundamente y estira los brazos. Cuando comienza a leer, se hunde en las páginas y se confunde. Confunde su existencia. El doctor Federico ha trabajado los últimos ocho meses en un programa dedicado a la investigación de agujeros negros. Federico duerme entre horas. Come poco.
 Duerme. Sueña que va montado en un caballo galáctico. Contempla el verde del polvo de estrellas, el azul de las nebulosas, lo rosa de los planetas. De repente, es tragado por un hoyo de gusano. No puede hacer nada, no puede gritar, nunca ha sentido tanta angustia. Enloquece cuando mira todas las palabras. El doctor despierta, continúa leyendo: El Universo en una Cáscara de Nuez. Piensa que ya ha leído eso. “¿Qué me pasa? ¿Quién soy?”, se pregunta. Continúa leyendo y se le ocurre algo: “la

existencia se fundamenta en la consciencia. Específicamente en la consciencia que alguien más tiene de nosotros”. Busca su libreta de apuntes y cuando quiere escribir su pensamiento, nota que ya está escrito. El doctor Federico no estira los brazos, toma todo el café y comienza a perder la noción del espacio. Confunde lo que ya pasó con lo que le está pasando. El señor Federico se da cuenta de que es el protagonista de un cuento. Él, está hecho de letras. Por: Atxuri Zúñiga, México.

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LA FUERZA DE LAS PALABRAS Hace algunos meses me encontraba tomando una copa en un bar con una amiga y desparpajadamente hablábamos en voz alta sobre los hombres, entre risas y no, francamente estábamos criticándolos, como género. Y sin mucha conciencia de qué sucedía a nuestro alrededor, pagamos la cuenta y nos levantamos para irnos. En ese momento, nos percatamos que en la mesa de atrás, se encontraba un señor solo, el cual estaba a una distancia que le había permitido prestar atención a todas nuestras reflexiones y opiniones. Al vernos listas para marcharnos, se levantó de su mesa, se presentó y nos reveló que había escuchado toda nuestra plática y pidió algo así como un derecho de réplica. Quería que tuviéramos el punto de vista de un varón sobre los temas que habíamos conversado mi amiga y yo.

Como nosotras ni remotamente pensamos que esto pudiera ocurrir, ciertamente habíamos hablado y dicho de la forma más irresponsable, cuanto pensamiento cruzó por nuestras mentes. No consideramos que pudiera tener más receptores y para la otra persona que oía (ciertamente sin nuestro consentimiento) nuestras palabras le hacían sentido y le provocaron las más diversas dudas y pensamientos. Lo anterior se los participo como una observación, de las cosas que pueden pasar por el uso del lenguaje. Cuando hablamos, frecuentemente, se hace a la ligera y sin considerar que lo que para nosotros es intrascendente o algo sencillo, banal incluso divertido para otras mentes puede ser un tema que les atañe, agrede o les lleva a recapacitar actos o convicciones. www.revistasapo.com 22


Para reafirmar lo mismo, también hace poco conversaba con un viejo amigo y me compartió: 
 —Ya ves, mencionaste que yo me parecía a tal fulano. 
Yo, claro que ni remotamente recordaba el tema o el haber dicho algo sobre el particular.
 Cosas que se quedan en las mentes dándole vueltas y nosotros ni por enterados.
 Cuando escribimos, las palabras son más buscadas, más cuidadas, releídas y por tanto repensadas. Además, la oportunidad de corregir si no están tomando el camino que buscamos. Mientras que al momento de hablar, solemos darle menos importancia. Parecería que siempre se podrían enmendar, que constantemente podríamos tener, una especie de corrector de estilo que saliera unos minutos después de nosotros y al viejo

estilo de Fox, dijera: —Lo que la señora en realidad quiso decir es... Y, pues, en mi casa, nuestro lema, suele ser: ¡viva la exageración! Así que soltamos con gran facilidad sentencias contundentes tales como: estaba yo pensando cómo suicidarme, cuando… o decidí cortarle el habla para siempre por su incapacidad de… 
Con los antecedentes, quienes nos conocen saben que no es literal lo enunciado. 
Así las cosas, conocí a un individuo con unos ojos hermosos y cuando volví a mi casa, declaré a mi hija: acabo de conocer al amor de mi vida.
 Días después, se lo conté a dicho varón, y ¡plop!, desapareció. Pasado un tiempo, conversamos y el hombre me informó que estaba demasiado fuerte ser “el amor de la vida de alguien”.

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Cayendo en cuenta de la gravedad de mis palabras, y sabiendo qué tenía razón, le quise convencer de que lo había dicho un poco en serio, un poco en broma. 
No te creo, replicó. 
Supongo, le debo un mal susto a él y otro a mí. Que tal, que, sin saberlo estaba invocando a lo que los griegos llaman destino. Hablar: una responsabilidad. En los tiempos de antes, cuando una persona empeñaba su palabra, no era necesario nada más. Se sabía que simplemente por su compromiso verbal, lo que se hubiera pactado, con toda certeza ocurriría, no eran necesarios vales, ni pagarés. Se decía: ¡me dio su palabra!
 Empeñar la palabra, es un compromiso, un convenio, un juramento que tiene que ver con el respeto a sí mismo, a la figura de aval personal.
 Finalmente no quiero llegar a que todos los

tiempos pasados eran mejores, pero sí , hacer una reflexión, a revalorar el peso de las palabras, el uso del lenguaje, a la capacidad de comunicarnos, de comprometernos con lo que se está diciendo, hacernos cargo del impacto que causará con nuestros receptores, a la importancia de crear mundos al hablar, de transmitir emociones, llevar a nuestros oyentes a mundos mágicos, trasmitir amor, esperanza, enojo, hacer víctimas o héroes. Hacer que nuestras palabras dejen huellas. Digamos simplemente hacernos cargo. Y eso que (dicen) las palabras se las lleva el viento...

Por: Beatriz Calderón, México.

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SUSURROS Desde hace 2 días no he podido dormir. La primera noche tenía los ojos cerrados y estaba acostada en mi cama. Se escuchaban los ruidos de una noche cualquiera y susurros, esos susurros que hace un par de días no me dejan conciliar el sueño. Por más que ponga atención no logro entender las palabras que emiten. En verdad se ha vuelto tedioso y conforme pasan las noches empeoran. La primera vez no entendí absolutamente nada, la segunda vez era un tono un poco más alto pero aun así seguía siendo un susurro, al menos distinguí una de las palabras la cual

era: mañana. Hoy trato de no tomar importancia. Yo solo quiero dormir, me siento tan agotada. He notado que esas voces se vuelven cada vez más insoportables, es imposible ignorarlas. Ahora he percibido una respiración, he cerrado mis ojos fuertemente, se oye tan cerca de mí. Tengo miedo de abrirlos, alguien susurra muy cerca de mi oído pero no logro comprender lo que dice, me estoy volviendo loca. < No estás loca, abre los ojos> me dijo una voz que lo repetía una y otra vez.

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No, no quiero ver quién está a mi lado, no puedo controlar el temblor de mi cuerpo, escucho el ruido que hacen mis dientes al chocar unos contra otros. < No debiste ignorarme, por 2 días te pedí un favor, solo quería una misa para poder descansar, ayer te advertí que si no lo hacías hoy morirías> < Yo jamás escuché eso, no te entendí> dije llorando. < Abre los ojos> dijo con una voz gutural. < ¡No!> grité desesperada. Sentí como me tomaron por los tobillos y me jalaron, me deslicé por la cama, por el suelo y atravesé la ventana de mi habitación, caí desde el segundo piso. Mis padres escucharon los gritos y el ruido de los vidrios rotos. Cómo saber que un espíritu te está pidiendo ayuda para poder descansar en paz y que si no lo haces, te condenarás a vivir pero sin paz. Ahora estoy encerrada en un lugar donde no me dejan salir de este maldito cuarto, donde mis padres me abandonaron, donde me inyectan una maldita sustancia todas las noches para poder dormir. Me duelen tanto mis brazos, no sé qué día es ni cuánto tiempo dormí y aun así no dejo de escuchar esos susurros.

Por: Adriana Márquez, México.

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LA DONCELLA DE PLATA Hace mucho tiempo existía una hermosa doncella, tan blanca como la nieve. Sus ojos eran grandes y preciosos, como dos gemas brillantes pintadas en color ámbar. Sus cabellos platinados relucían ante los reflejos del sol por su excéntrico color que no era muy común entre los pueblerinos. La joven era sencilla, casta y soñadora. Pero, tenía un inconveniente. Ella era conocida como la diosa de las virtudes y mucho se comentaba en el pueblo que podía conceder deseos, la consideraban como la hija de la luna. Los rumores llegaron a oídos del príncipe, futuro heredero al trono. Una chica tan bella como ella debía ocupar un lugar a su lado, además le beneficiaría tener un codiciado tesoro

entre sus manos. La joven de alegre y cautivadora sonrisa, con el espléndido día soleado, decidió salir en busca de flores para su madre, estaba enferma y quería llenarla de regalos para levantar su ánimo. Caminó y caminó largos trechos perdiéndose en el bosque mientras tarareaba una dulce canción de cuna. Se detuvo a medio camino al encontrarse a un apuesto joven de brillante pero falsa sonrisa. — ¡Buenos días! —saludó muy animada la muchacha. Sin embargo, el joven no contestó, solo se acercó a ella muy galante sin perder ningún detalle de su figura.

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— ¿Desea algunas flores? ¡Tengo muchas! —comentó mostrándole el canasto lleno de tulipanes y margaritas. Pero el joven negó con la cabeza. —Soy el hijo del rey y puedo ofreceros más que simples flores —continuó el príncipe— ¡Venid conmigo joven damisela y os bajaré el cielo y las estrellas! — ¡Oh! ¡El hijo del Rey! —Sorprendida, bajó su canasto al suelo e hizo una pequeña reverencia— Es muy amable de su parte pero, ¡yo pertenezco al cielo y canto junto a las estrellas! —contestó emocionada a la propuesta del príncipe, después de todo era una soñadora empedernida. —De ser así, ¡venid conmigo y alzaré banderas en su honor! ¡Haré un altar y rezaré promesas de amor! ¡Joyas colgarán de espléndidos vestidos de seda con los que he de vestirla! —exclamó tratando de convencerla.

— ¡Hermosas cosas escuchan mis oídos de joven ingenua! —dijo con gran ímpetu— pero he de decirle con pena, que mis ojos se maravillan por la belleza del mundo, mis oídos por las melodías del viento y mi corazón por la verdad proferida de labios sinceros — finalizó con una grata sonrisa. El príncipe ofendido desenvainó su espada y de una sola estocada atravesó el corazón de la joven sin el menor remordimiento. — ¡Ingrata mujer de cabellos de plata! ¡Con la muerte pagaréis vuestra osadía! —gritó amargado clavando más su espada en el pecho de la joven. Sus ojos ámbar poco a poco se opacaron perdiendo su brillo, pero logró a duras penas esbozar una radiante sonrisa antes de dar su último suspiro de vida. Por: Kallen Vega, Nicaragua.

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LA VIDA ES SABER DESECHAR Acostumbro a soñar que ocurre lo que no pasa y a confundir lo que sueño con lo que vivo. No distingo lo que era de lo que es. Creo que los niños aún juegan a la pelota en la calle, iluso de mí. Eso es cosa del ayer, pues creyendo que todo sigue igual abres los ojos y no reconoces ni el techo que te cobija, nada es igual y todo es lo mismo, quizás a medias, no lo sé.
 Lo que antes era clandestino ahora es oficial y lo cotidiano se convierte en vergonzoso, si no es a través de una pantalla todo parece forzoso ¿Qué está pasando? Esquivando realidades, te hundes en paralelismos los cuales nada tienen que ver con tus opciones, sólo eres capataz de

tus emociones.
 El trofeo que colgaste ayer lleno de polvo queda, la memoria es pasajera y por mirar atrás perdiste tu sitio en business y ahora viajas en tercera porque, qué es el reconocimiento sino habladurías. Mañana no te quieren y enseguida oyes “es que no valías”. Toda fruta fresca se pudre al cabo de un tiempo, pero para nuestro consuelo te diré que desde el balcón del pasaje de aquel rincón de mi mundo todo marcha bien. Mi fruta es el vino que con el tiempo solo mejora, no te preocupes aquí yo marco la hora.

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Duerme la tentación abrazada a mí y por no echarle el culo, durmiendo en el suelo amanecí... ¿Qué le voy a decir si la dejé meterse en mi cama? Cortaré con ella mañana porque el blanco es blanco y el negro es negro hasta que se enamoran y nace el gris y, por ello, hablo claro y sueño transparente. Lo oscuro ciega y lo opaco engaña, lógico no poder fiarse de la gente, la edad no la marca ni unas tetas ni una barba. ¿El ajedrez es de listos? Yo prefiero las cartas.
 ¿Por qué hablas de luchar, amigo? disfrazas de leones las hormigas que pisas. ¿Triunfador? ni de fútbol se puede hablar contigo, créeme que aunque no quieras te influye. Lee un poquito, son humo todas esas hazañas de las que me dices ser testigo, porque lo que fue no es sino, por definición, un folio escrito y archivado sin más.

Orgulloso príncipe que vive de la vis a vis, fachada es tu pasado de un futuro rey que todo lo que tiene le resulta cansino, que no te extrañe que, con razón, me enorgullezca de ser campesino. Nada quiero de ti ni de tus engaños. Balbuceas que llegaste al último peldaño pero callas. Para lograrlo, traicionaste todo en lo que creíste antaño, créeme cuando te digo que no progresas, sólo haces daño. Y antes de que me pises la cabeza le diré, alteza, que el fin no justifica los medios.
Dicen que no vale la pena luchar por cambiar ciertas cosas, que con nuestros actos todo queda escrito... tú escribe tu historia, que yo escribiré mi poema. Por: Pablo Pérez Espino, España.

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LA CURIOSIDAD MATÓ AL GATO Hace mucho tiempo existió un gato al que todos admiraban, era el señor Bigoth. Él tenía un sueño: salir del pueblo. Sin embargo, había una regla: los gatos no pueden salir del pueblo. De lo contrario, no podrían volver jamás. 
A pesar de todo, Bigoth salió y, con esto surgieron varias especulaciones en el pueblo. En un par de días, y sabiendo muy bien lo que le iba a ocurrir, volvió. Un grupo de gatos lo llevó a un callejón y... Los gatos al salir, con sus caras estupefactas, notoriamente inundadas de pavor y sin poder ocultar el desasosiego, penetraron las miradas de los gatos pueblerinos, los cuales no tardaron en darse cuenta que vivían en una mentira. Su propia realidad. Por: Yara Flores, Costa Rica.

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EL ÚLTIMO ÁRBOL Quizás ya es verano o invierno. Ya casi no lo sé. Sólo siento un poco de frío, he vivido miles de años, o quizás recién he nacido, no lo sé. Ya soy un monstruo o un muerto caminante, da igual. A nadie le puede importar eso, ni siquiera a mí. Creo que mi corazón se paralizó al igual que el de toda la humanidad. También fui uno de los que estuvo frente a Dios, humillado ante su creación y lloré, me di cuenta de todo el mal que ha traído a este lugar. Es un lugar extraño, como un gran laberinto, donde hay miles y millones de caminos pero ninguno de éstos llega al sol, lo sé. Si miro el futuro, me doy cuenta que ya no está. Algo ha pasado. Sólo me queda ver avanzar el tiempo con viejos senderos, con viejos caminos llenos de escombros y de flores, como si fuese un nuevo comienzo. Ya han pasado siglos y no sé si soy un viejo que no puede cargar su alma o un alma que no puede cargar con su carcasa. El sol ya empieza a dejar de iluminarme, pero aún puedo observar los campos, como los campos del Edén y los campos del infierno.

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Me gustaría volar, volar más allá del infinito y poder decir que todo esto acabó, así se cumpliría un ciclo, uno más. Sí, uno más de tantos siglos solares. En fin, acá estoy, viendo un paisaje donde las lágrimas están cristalizadas en el silencio. Sólo el silencio se escucha y mis gritos que me hacen escapar y comunicarle al cielo que la magia existe. Por lo menos yo lo creo, así grité una vez más, sintiendo la verdad. El cosmos me ilumina, las estrellas me hablan y me hacen reflexionar todo lo que ha pasado

después de ser un gran árbol en el monte más alto del planeta. Ahora podría ser el último de mi especie. ¡Cuánto tiempo ha pasado! Me pregunto a veces ¿habrá más árboles en cada estrella? El silencio habló nuevamente y sentí su idioma. Nos comunicamos una vez más. Me hizo recordar esas campanas que hablaban de dolor y también que hablaban de colores, donde las flores quedaban sepultadas en alegría. El verano había llegado en aquel tiempo. Recuerdos. Por: Marcelo Díaz Soto, Chile. www.revistasapo.com 33


ACTO 1 NON SERVIUM ROMEO —Julieta bella mía, muéstrate ante romántica. mí.
 JULIETA —¿Qué quieres decir con eso? JULIETA —Romeo, ¿eres tu Romeo? Estás equivocado, somos libres. A las 
ROMEO —Soy yo, el tormento previo. El alma de tu júbilo eterno. Tú, perdición, ¿sabes que al final ambos moriremos? JULIETA —No digas tonterías amado mío. El maestro aún no escribe nuestro final. ROMEO —En su mente, lo tiene escrito. Tú y yo, hemos de morir, ¿ acaso no ves? Sólo somos parte de su engaño, esta falacia

pruebas me remito, pensamos y actuamos a voluntad propia. 
ROMEO —Pobre y bella Julieta. Hundida estás en la miseria, la mentira que te han contado. Pensamos y actuamos a voluntad de su pluma, como a él le plazca. Somos simples trazos de tinta corrupta.

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JULIETA —¿Qué dices, no te oyes? Retando a la escritura, la que te dio la vida. Es peligroso, en cualquier momento y te dejan mudo de líneas. No más versos a tu boca. ROMEO
 —Que así sea. De brazos cruzados no me quedaré. Mientras cada letra me pauta más cerca de mi punto final, no le serviré. No, de ninguna manera. ¿Acaso no me has entendido bella mía? Agarremos la tinta y escribamos nuestro final, con las estrofas congénitas. Haciendo de lado todo lo ya antes escrito por el maes...!!”#$$%%”/()=& Guilliam Chekspir

Por: Bryan Sánchez Rivera, Costa Rica.

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RECETAS PARA EL DESPECHO AMOROSO Los antiguos romanos fueron condenados por el despecho amoroso a contemplar los contentos ajenos sin satisfacer los propios. Podían elegir entre tres alternativas para compensar el desastre: recurrir a los filtros del amor y recuperar al amor perdido o visitar la fuente del olvido o recurrir a las artes de Locusta, la envenenadora. Entre los amantes del primer grupo, el brebaje más frecuentado era el oro potable. Decía el maese:
 “Tómense flores de borraja, buglosa y melisa cuando el Sol está en el signo de Leo. Hiérvanse las flores juntamente con azúcar blanca disuelta en agua de rosas; por cada onza del cocimiento agréguense tres hojas de oro. Ha de tomárselo con el estómago vacío, en pequeña cantidad de vino de color dorado”. La receta era infaliblemente afrodisíaca. Pero naturalmente cara.

Otra alternativa era bañarse en la fuente de Claron o tomarse antes de cada comida una cucharada de Kipri, brebaje compuesto por dieciséis diferentes ingredientes.
 Una semana de remedio y el enfermo salía como del vientre de su madre: desnudo y listo para una aventura nueva. 
Para los que preferían venganza, el vino de Cales, envenenado con los pulmones de la rana Rubeta, era insuperable. Quien se lo tomaba no volvía amar en esta ni en la otra vida.
 En esta parte del mundo, nos conformamos con una cuarta alternativa, menos costosa, más modesta, menos dramática seguramente pero igualmente efectiva: aquella que habla de clavos sacando clavos. Por: Ea Pozoblock, México.

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MANUAL PARA UN ASESINO Era de noche, tipo 2 de la madrugada en New York. Todos en su gran mayoría estaban gozando de los deleites que trae la noche. Yo por mi parte la supe aprovechar. Salí con una chica llamada Sarah Badú, evidentemente no era del lugar. No sé con exactitud de qué lugar era pero creo, por su tez negra y su gran cabello esponjado, que era de Brasil. Eso no importa en esos momentos, lo importante es que estaba en aquél lugar con aquella chica que saboreaba entre risas su bebida amarilla. Nos divertimos un rato entre besos y caricias apasionadas en la pista de baile. Cuando llegó el momento de irnos, ella me invitó a su casa. Me habló muy suave a mi oído tan suave que los peores pensamientos se me vinieron a mi

cabeza. Entonces, llevado por la excitación del alcohol y las drogas, me dejé llevar. Tomamos un taxi. Pedimos que nos llevara a la 71st. En todo el camino nos comimos, prácticamente con besos y caricias violentas. Cuando nos bajamos, pagamos como pudimos. Entramos y pedimos el elevador. Entramos haciendo la menor cantidad de ruido posible. Le saqué las llaves del pantalón, abrí la puerta, estaba todo oscuro salvo la sala que estaba iluminada por las farolas de la calle. La cogí de las piernas, la cargué y la llevé a la sala en donde tumbamos todo lo que estaba en la pequeña mesa.

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Empecé a desnudarla con besos y mordiscos, al parecer no le molestaba. Noté que salía sangre de su cuello por un gran mordisco que le había dado. Quedó toda desnuda. Sus piernas estaban abiertas, esperándome. Me metí la mano al bolsillo trasero del pantalón, saqué una navaja pequeña, pero con gran filo. Luego, como si quisiera depilar su pelvis, pasé el cuchillo fuerte y rápido contra su piel. Brotó una gran cantidad de sangre. Su piel estaba rota y la chica gritó horrorizada. Yo, por mi parte, quería terminar. Con lo excitado que estaba, quería seguir pero ella no quería hacerlo, estaba atónita. Sarah me golpeó entre las piernas y me hizo a un lado. Ella empezó a correr por todo el apartamento, dejando sangre por doquier. Se encerró en el baño y se advertían los sollozos como tratando de ocultar el llanto y la respiración para que no la encontrara. Permanecí callado, la cabeza me sudaba,

pasaba la lengua por mis labios como un maniático, me saqué los zapatos y me acerqué sigilosamente. Sólo trataba de abrir la puerta. Empecé con la navaja la cual, después de unos minutos intentado al fin la abrió. Ella soltó un grito y despavorida se metió en la tina en posición fetal. Yo la tomé del brazo y enterré la navaja en su estómago. Luego subí haciendo una gran cortada. La sangre corría por la bañera hacia la tubería, la chica se desmayó. Luego la tomé y la puse boca abajo y apuñalé con gran violencia su espalda, le metí hasta el fondo la navaja. Sentía cómo se desgarraba la piel, la sangre caliente chorreada por cada herida y le metí la navaja sobre las costillas. Para ese instante, había fallecido. Ya no hablaba, no lloraba, no respiraba. Para ser el primer asesinato fue uno de los más placenteros, pensé.

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Al final abrí el grifo para que saliera el agua fría, me senté un rato a ver un poco de televisión y esperé que la tina se llenara y que ella empezara a flotar. Luego de media hora, el cuerpo flotó. La acomodé de forma que la cabeza quedara sobre la tina, las manos por fuera y los pies también. El agua era roja, la cosa más hermosa que haya visto en el mundo, parecía un dulce muy costoso. Para climatizarla y para que la chica permaneciera hermosa, eché un poco de hielo que encontré en la nevera. Llamé a la policía, puse una grabación de alguien gritando, colgué y con mucho cuidado recogí toda la evidencia posible. Tomé también las tarjetas de crédito y la documentación personal de Sarah. Eran las 04:30 cuando salí del apartamento, saqué un cigarro y fui directo al subway

donde esperé el tren que me llevaría a la 242 st cerca de Van Coartlandt Park y en la calle dejé el cuchillo en un basurero, cerca de una estación de policía. Tranquilamente, tomé de nuevo el tren, me bajé 3 estaciones después en la 225 st cerca de Marble Hill. Al salir de la estación, en un callejón, dejé los guantes y la ropa ensangrentada que llevaba en una bolsa negra bajo mi chaqueta. Tomé de nuevo el tren que me llevó al Central Park. Llegué, me senté en una banca de la 110 st, me fumé un cigarro y solté los papeles bajo la banca. Pensé que así sería más difícil de encontrar pista alguna, pista de un asesino, un asesino en la ciudad que nunca duerme.

Por: Juan David Ríos Londoño, Colombia.

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EL TERRORÍFICO CHIHUAHUA PIRÓMANO IImagínate estar desnudo frente a un grupo de gente mucho más grande que tú. No entiendes su idioma, pero todos te quieren toquetear. Indefenso e inútil. Así se siente un chihuahua la mayor parte del tiempo. Pero no el pequeño Señor Huesitos. Señor Huesitos no iba a pasar por la vida como un simple chihuahua, el iba a vengarse de las humillaciones a las que su dueña lo sometía a diario. 
Esa mujer era capaz de todo. Ella quería una perrita pero sus papás no estaban dispuestos a pasar por el proceso de una hembra preñada. Vestidos, zapatos, maquillaje, pintura de uñas figuraban en el closet de nuestro chihuahua, cuya dueña no parecía respetar como semental.

Señor Huesitos estaba completamente desesperado. Todos los días parecía la perrita más linda del barrio, aunque él era un perro, un macho salvaje atrapado. Algunas veces a la semana dejaban a Señor Huesitos jugando con otros perros, en un parque a un par de cuadras de distancia del departamento donde vivía, un tercer piso con vista a una tienda de mascotas. Todos los perros se burlaban de él. La última vez llegó con un vestido con flecos de diseñador italiano. Dicen las malas lenguas que un pastor alemán se murió de un infarto de tanta risa.

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Un día, la maligna mujer llegó con una bolsa sospechosa. Todos los días ella traía algo para el perro a la misma hora. Señor Huesitos miraba de reojo y se dio cuenta que el logo no era el de la tienda de mascotas de al frente donde la señora normalmente se abastecía. En un momento de esperanza, pensó que dentro de la bolsa podía haber una chaqueta de cuero, un casco de moto, unos bototos con mucha suela, que podrían aplastar una lata de bebida sin dificultad. Fueron unos lindos momentos soñando para Señor Huesitos, hasta que ella abrió la bolsa. El alma del perrito se derritió. Era como escuchar el alma de mil chihuahuas pidiendo auxilio en el infierno. Pintura para teñir pelo color rosado. Señor Huesitos, asumiendo su destino, se dejó tomar por su dueña y lo llevaron al baño. Horas más tarde, su pequeño pelaje estaba ya seco y muy rosado. La dueña sacó su cámara y comenzó a sacarle fotos. El se quedó quieto, temblando, esperando sufrir un ataque de pánico, una fatiga de angustia. Vio su reflejo en el lente de la cámara y luego se miró con detención sus rosadas patitas. Tampoco ayudaba mucho sus uñas pintadas color verde limón. La mujer no tenía muy buen gusto de colores que digamos. Señor Huesitos se dio cuenta de que la ventana estaba abierta y decidió terminar con su patética vida. Corrió por la mesa y de un salto cruzó volando la ventana. Mientras caía comenzó a sentir mucho calor. La pintura rosada comenzó a inflamarse con la fricción del aire y las llamas emergieron rápidamente del lomo del animal. www.revistasapo.com 41


Cuando llegó hasta abajo rebotó varias veces, Entre las llamas, y con la sirena de bomberos y el fuego seguía vivo, pero Señor Huesitos no de fondo, el chihuahua, que parecía una bola moría. Vio la luz al fondo de la calle, dentro de de fuego, entró al departamento, trajo el la luz se veían perritos jugando, andando en resto de la pintura rosada con mucho cuidado motocicleta, levantando pesas, conversando y la vertió en la boca de su dueña. Luego de fútbol. Dos perritas muy sexys lo invitaban sus propias llamas hicieron que la pintura a venir, a lo que cualquier chihuahua en su reaccionara. condición hubiera considerado el paraíso. Señor Huesitos se fue a la luz. Los perritos Pero él tenía algo más que hacer, y no podía que vieron este espectáculo hicieron correr partir sin completar su misión. Corrió de la voz. Y si llevan a sus canes al parque donde vuelta al edificio incendiando todo a su paso, Señor Huesitos solía jugar, les van a contar la cortinas, alfombras, todo estaba en llamas. historia del terrorífico chihuahua pirómano, Llegó al pasillo del tercer piso y ahí estaba un revolucionario que dignificó a mascotas la mujer que tanto lo había hecho sufrir, en de todo el mundo. estado de shock, sin moverse. Por: Carlos Otondo, Chile. Del libro El terrorífico chihuahua pirómano.

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EN EL VIEJO PATIO Y el tiempo se fue llevando sus vidas, como siluetas de papel que lleva el viento, como a las hojas caídas en el patio de su otrora alegre chalet. Se fueron viejos, se llevaron sus recuerdos. Rodaron juntos hacia las sombras, hacia el hoyo de la inexistencia, de la nada. Los pájaros, que ya eran dueños de las ramas del inmemorable ficus, se apoderaron del patio, del tejado y de cada escondrijo entre paredes y vigas, entre cornisas y pilares. Cada noche que puedo llegar al recinto de mi infancia, de mi juventud, de mis aromas y arrullos, de mis cánticos y cariños, descubro que voy siendo un extraño, que la nueva camada de gatos no me conoce, las avecillas se incomodan y alborotan.

Cuando la melancolía me cubre, me envuelve y me cobija, me sienta en la larga banca bajo la luna, bajo el árbol, bajo los pájaros y me duermo; despierto al amanecer embriagado de sueños con tazas de té caliente de manos amables y de ese canto hermoso, el más hermoso canto que nunca he de olvidar: “¡Luisitooooo... a desayunar!” Y el tiempo se llevará mi vida de a pocos, como se van las hojas, como se van los sueños, como nos vamos todos... Por: Javier Leyva V., Perú.

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UN TEXTIL PARA VIAJAR Shiba, una joven capitalina, se encontraba en el patio de su casa pensando en lo rutinaria y aburrida que era su vida: iba al colegio —y tenía amigos—, pero quería viajar y conocer otros lugares y personas. Un día, Arturo, su vecino, le trajo de regalo: un textil muy antiguo y muy valioso. Arturo se mudaría de país y deseaba dejarle a Shiba este recuerdo por ayudarlo a pasear diariamente a su perrita Coca; él consideraba que Shiba valoraría este presente por su colorido y los mágicos dibujos que contenía.

Cuando la joven recibió el textil, quedó encantada por el detalle de las figuras bordadas en él: se trataba de chamanes en actitud de vuelo con hermosos tocados de plumas, vestimentas de vivos colores, diversos brazaletes, pectorales de piedras preciosas y en los rostros unas hermosas máscaras, que mostraban unos grandes ojos de color azul profundo.

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Shiba agradeció el obsequio y lo colocó en la pared de su habitación, frente a su cama. La primera noche tuvo la sensación de flotar dormida, recordaba, incluso, haber tenido sueños extraños recorriendo lugares nunca antes vistos. Al despertar por la mañana, se sentía motivada a contar lo que su imaginación le había hecho vivir. Sin embargo, al pasar las siguientes noches, se percató que en cada uno de los sueños había algo en común en todos ellos: la presencia de esos mágicos chamanes representados en su nuevo regalo. Fue así como, en el próximo sueño, se atrevió a hablar con estos fantásticos seres. Ellos le prometieron llevarla a recorrer la selva, la diversidad de sus paisajes, los asombrosos animales, plantas, personas y dioses.
 Shiba todas las noches tenía mágicos sueños en los que volaba de la mano de los chamanes y recorría paisajes inimaginables y espectaculares. Por: Mónica Santana J, Chile.

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VOS SOS DICIEMBRE Pora Yara —Mi pulso tiembla.
—No te preocupés, pronto sentirás el efecto. ¿Te vuelvo a contar la historia, Diciembre? Debajo del árbol, con ojos recién quebrados, con la sonrisa invertida que te enseñé a imitar; con las medias al revés y la piyama llena de chanchitos, con ese pelo tan cortito. Ahí estabas. Cuando bajé de la cama y quise abrir los regalos, ahí estabas.
Tenías la misma cara de hace dos semanas, cuando te atrapé cerca del Play por tus tennis de luces cuando jugábamos escondido. Debíamos jugar lejos de tu casa, mi mamá me lo decía y nunca lo entendí. Debajo del árbol, viendo tus ojos quebrados en luces de navidad. Tratando de sonreír, te di mi pista de HotWheels. Por: Danthe Thenad, Costa Rica.

Edwin Ushiro

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EN EL COLE Negocios son negocios Y ahí estaba Garrido con su sonrisa hipócrita, levantando las cejas y con un 7 en su prueba. Luego el profe nombró a Urrutia y fue a buscar su prueba con un dos coeficiente dos. Luego me nombró a mí y me dijo: 
 ¿Desde cuándo el Samsara es como la vida del señor Cuevas? o ¿cómo los nazis y los judíos? Tiene un uno, recuerde que es coeficiente dos...
 Puta, un uno más para mi colección de unos... Estuvo buena la del flaco hoy día jajaja. HARRISON: Yo no caché como fue… me lo perdí, solo vi una llama de fuego gigante... FERNANDO: Estaba el cabezón González jugando con el Zippo, la típica que hace de prender el Zippo con la ropa y esas cosas que hace, mientras el profe entregaba las

pruebas. El Flaco le quita el Zippo al Cabezón y se prende un peo y salió la media llama jajaja. Imagínate que había comido pan con huevo. De ahí el profe lo mandó castigao a la inspectoría. ¡Jajaja! HARRISON: Jaja, me la perdí. Ya, último juego y nos ponemos a hacer el trabajo. FERNANDO: Sigo insistiendo que el Call of Dutty es filosofía pura. Si se entera mi papá de la nota, me corta el Play, así que la prueba se va directo a la basura.

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No es que no me interese la filosofía, de hecho quiero ser un gran filósofo millonario cuando sea viejo. Me gusta ver las cosas desde otro punto de vista, es mi filosofía de vida. Y tú, ¿qué quieres estudiar en la u? HARRISON: Mmm no sé, quizás hacer juegos de Play o ser un Hacker para hackear la lotería y los bancos. FERNANDO: ¡Ah!, y a propósito, ¿quieres ser mi socio? Le pedí prestado cinco lucas al profe, con su típico interés usurero del 200%, pero mañana recibo 10 mil del arriendo de las revistas porno de mi hermano. Así que con eso se lo pago al profe, no puedo perder esta oportunidad. El arriendo de revistas es negocio redondo, con eso me he comprado muchos juegos de Play originales y como soy un visionario, hay que seguir invirtiendo en otras cosas. Por eso le pedí plata al profe. Por cierto, me debes luca por el arriendo de la de Cleopatra, más el atraso de una semana pero como eres algo así como “amigo”, te lo dejo en mil pesitos no más. No me pagues el atraso. HARRISON: Si me ganas esta partida te pago el doble, pero si te gano, no te pago el arriendo. FERNANDO: Compadrito, negocios son negocios. Usted me paga lo que me debe y si quiere apostar plata, apostamos. ¡Ya sabes quién es el papi del Call of Dutty!

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Hoy día el Flaco se peló el timbre del colegio cuando lo mandaron a la inspectoría y me lo vende en 5 lucas. Voy a hacer el negocio y no importa pagarle el doble mañana al profe. Después de todo, si algo sale mal, él también estaría metido en todo esto. Bueno. ¿Quieres asociarte conmigo?, te llevai el 10% de las ganancias. HARRISON: ¿Y que vai a hacer con el timbre, cuál es el negocio? FERNANDO: Es simple, con el timbre del colegio, vamos a timbrar rifas falsas y vamos a venderlas. ¡Me voy a hacer millonario! Bueno, podríamos ser millonarios los dos, solo si quieres ser mi socio. Fácil, solo tienes que poner 10 mil como inversión y ¡ya! ¿Vai o no vai? Sino le digo a otro socio capitalista. www.revistasapo.com 49


HARRISON: Tengo justo diez mil que era para comprarme la tabla de skate que me vende el Tolo. FERNANDO: Esa tabla está trizada, el Tolo te está puro cagando. Se la quebró el guatón cara de chancho Ulloa, intentando saltar una cuneta. Ya, ¿vai o no vai? Rifas con 20 números, a luca el número y eso multiplícalo por 100 rifas. Un sorteo al mes. Tic tac, tic tac, el tiempo se acaba. ¿Vai o no vai? HARRISON: Ok, pero descuéntame lo de la peli. FERNANDO: Mmm, no. No hay que mezclar los negocios con la amistad. Ya pasa las 10 lucas, negocios son negocios.

Por: Marcelo Díaz, Chile.

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ENTRE PORTALES Capítulo 2, “El primer trabajo” Todo lo ocurrido el primer día no fue extraño comparado a lo que sucedió después...
 -¡Emisión de seguridad!, todos los componentes (así llamados a los clones) deben presentarse en el pasillo de inmediato, ¡Revisión de seguridad! 
-¿Qué?, ¿A esta hora?, que habrá ocurrido, pronto soporte vamos nos han llamado. -¡Unnnnnnnnnmmmmm que, deja dormir!!! -No, no, la voz nos ha llamado, debemos presentarnos, y pronto dice que es una emisión de seguridad. 
-Sí, sí, ya que, de seguro es un simulacro o algo así para entrenarnos para las misiones. -Lo dudo, pero vamos. ¡Pronto! 
En ese mismo momento el transporte nos estaba esperando para llevarnos al pasillo. Las dudas me mataban, al parecer por lo que escuchaba, era algo de riesgo...

-¡Santo software!, Hay muchos componentes Silver. -Sí, somos demasiados, pero triste que la mayoría son nuevos programas, de lo contrario no especularían del motivo de la reunión. -Bueno si, oye ya va iniciar la voz. -En estos momentos presentamos fallas en el sector 5 B lugar donde se encuentra la bóveda de virus. Si no se controla dicha falla podríamos ser sometidos a una contaminación por ello, a continuación se les proporcionará una lista de nombres los cuales fueron asignados para la misión de restauración de dicho sector. Los asignados deben presentarse en 2:60:59 segundos en la puerta de distribución para ser enviados a dicho sector, la lista llegará a su software en 5 minutos. www.revistasapo.com 51


-Oh escuchaste, nos mandarán a una misión, ¡tan rápido!, eso es bueno, o malo, va no sé, pero ¡suena genial! -Tranquilízate soporte, no sabes si te asignaron a esta misión solo tal vez van a enviar al escuadrón 2 de antivirus y ya. - Antón, la lista ya se cargó al sistema. -Perfecto, ahora pronto que reparen esa falla. -¿Tu sistema no registró algo del error?, me refiero, eres el administrador, ¿no supiste nada? -No, estoy en periodo de actualización, así que no me ocupe en ver los sectores. -Pero… -¡Pero nada!, que vayan y reparen la falla, ¡AHORA! -De acuerdo. Desde el momento que vi la lista, todo me pareció extraño, estaban enviando a todos los componentes de más experiencia

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a esta misión sin protección del respaldo, en caso de que fuéramos contaminados con el virus sencillamente seríamos borrados, y nuestra experiencia y se terminaría guardada en el lugar más recóndito del disco, en la bóveda de archivos dañados. Era como si nos mandaran a la guerra con solo un cuchillo, estaba claro que muchos no iban a volver. A todas esto en la lista habían 50 nombres de los cuales uno era el mío y otro de mi amigo soporte, los siguientes eran del configurador Walter, documentador Henry, recursos Larry, y la seguridad llamada General Duque, los otros 44 nombres eran las tropas de defensas para el rastreo y erradicación de los virus, justo a los 00:05:12 segundos nos presentamos en la puerta de distribución para esperar las órdenes...

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Bienvenidos programas, soy la voz de programación y ustedes fueron asignados a la misión de rastreo del sector 5 B, su objetivo es rastrear, controlar y erradicar todas las fallas en dicho sector y volver sin contaminación alguna, serán enviados por el conducto Z.13.534.S el cual lleva directamente a la entrada de ese sector, pero presentarán diversos inconvenientes antes de llegar ya que la seguridad del sector fue brutalmente contaminada y usada a su beneficio, los trataré de llevar lo más lejos que pueda, en caso de que no lleguen a la entrada por un accidente a algo similar, deberán iniciar desde allí, cuando lleguen al pre-sector allí está la base de defensa, ellos ahora mismo están evitando que los virus pasen al conducto hasta que ustedes lleguen. Cuando entren y tengan el 20% del sector erradicado nosotros mandaremos refuerzos, ¿Alguna duda?

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-Sí tengo una. ¿Exactamente a qué nos estamos enfrentando? -Bueno programa silver, eso es sencillo. Nos enfrentamos a programas iguales que nosotros, pero con sed de destrucción, ellos piensan, razonan, y saben hacer todo lo que usted hace, lo que nos diferencia, es que su código se ha dañado por completo y solo quieren contaminar y destruir, y no se cansarán hasta que lleguen al núcleo central del sistema. -¿Antón? Sí, el, por eso es de suma importancia que erradiquen todo, de lo contrario, podría ser el final. Parece ser que si era un peligro de consideración, todos sentíamos miedo y ansias, miedo de saber que probablemente

no volveríamos y ansias de destrozar a todo el que se nos viniera encima. Ya todo estaba listo, solo faltaba el impulso para cárganos al sistema. -Suerte programas, y Sr. Silver cuídese, listos, ¡¡preparen impulso!! -Sí, ¡¡¡preparando impulso!!!

Por: José Andrés Rivas Sequera. (Conde Castell), Venezuela.

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UN PUNTO ENTRE LAS DIMENSIONES Ante su mirada atónita, un automóvil chocaba estrepitosamente contra sus padres y su hermano menor haciendo que estos violentamente fueran expulsados contra el asfalto acabando con sus vidas en ese mismo instante. Fue tan solo unos segundos pero ese ínfimo momento marcó la vida de Ethan con una cicatriz tan profunda como sus más oscuras pesadillas. Aquellos segundos atormentaron a este chico durante 6 años provocando un trauma en su mente y un vacío en su alma que lo asesinaba sin permitirle morir. Agonizaba en vida no solo por haber perdido a su familia

pelota rodaba lentamente hacia la carretera exhortándolo a seguirla sin siquiera observar los lados de la calle como es menester. Esto provocó que sus padres así como su hermano de 6 años lo siguieran para evitar que un automóvil lo arrollara. Pero el destino es una comedia cruel, el auto ni siquiera estuvo cerca de Ethan pero contundentemente arrasó con las vidas de quienes querían salvar la suya. Quedó huérfano siendo un indefenso chico de 10 años en una metrópoli como era la ciudad de Tera, una de las más prolíficas y crecientes del continente de Abranai.

con tan solo 10 años sino porque dicho acontecimiento fue culpa suya. Todos los días al despertar, Ethan recordaba cómo su www.revistasapo.com 55


Diario de Ethan, 
16 de abril 
 Hoy me despertaron mis propios gritos. A medida que el tiempo pasa, mi dolor aumenta. La gente del albergue es comprensiva y cariñosa pero siento que estoy estorbándoles.
 Todos los días a las 11:35 AM, un desconsolado Ethan recordaba entre sollozos cómo su felicidad fue perturbada por un descuido tonto. Era increíble pensar que a las 11:35 su familia parecía tener vida eterna y a las 11:36 eran cadáveres tendidos en una calle repleta de chismosos y morbosos queriendo tener una foto para compartir con sus amigos. Para este chico 60 “tic tacs” habían deformado su vida marcando un antes y un después en ésta. Provocó una obsesión por el tiempo y su modus operandi. Pero el tiempo es inclemente y no otorga segundas oportunidades, o eso pensaba Ethan.

Diario de Ethan 15 de Julio “Hoy es el séptimo aniversario del fallecimiento de mi familia, iré a dejar flores en el lugar y solo espero poder tener el valor de poner mis pies sobre ese suelo otra vez...” Ethan caminó como lo hacía cada 15 de julio hasta la calle “Esperanza” donde todo había ocurrido pero tan solo a unos metros de llegar, su corazón se aceleró a un ritmo casi insoportable. Lágrimas de sus ojos salían sin ningún aparente control y sus piernas fueron despojadas de toda energía haciendo que este desconsolado chico cayera sobre el suelo de rodillas lamentando una vez más su pérdida.

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Todo transeúnte que no tomaba una foto de la desgracia ajena se limitaba a mirar y continuar su camino pero nadie tenía la sensibilidad necesaria para consolar a una persona con heridas tan profundas que se asemejan a una muerte tras otra. Para Ethan no importaba cuánta gente pueda verlo en su estado más deplorable; lo había perdido todo y no había una manera posible de recuperarlo. Con sus ojos cerrados, su cabeza agachada y sus manos sobre el suelo lentamente se empezó a perder las voces y los ruidos de Tera para dar paso al sonido tranquilizador de un arroyo. Esto provocó que los ojos congestionados de lágrimas se abrieran para dar paso a una vista totalmente diferente de la que tenía la última vez que cerró sus ojos. — ¿Qué es esto? ¿Finalmente me volví loco?
 Bajo los pies de Ethan ya no había asfalto sino una grama muy especial ya que brillaba.

A su alrededor solo árboles majestuosos vislumbraba, un pequeño arroyo y un firmamento más hermoso e imponente que cualquier representación, escultura, pintura o sentimiento jamás vivido. —Pero, ¿qué es esto? ¿HAY ALGUIEN AQUÍ? No encontró más sonido que el del agua fluyendo por su cauce. — ¡ALGUIEN AYÚDEME! — ¿Esto era lo que querías, no? — ¿Quién está ahí? —El agua del arroyo tomó un brillo celeste como el de un diamante —Has estado sufriendo durante 7 años por la pérdida de tu familia —Ethan bajó su cabeza. —En este momento te encuentras en la dimensión Pilar.

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— ¿Pilar? ¿Por qué me trajiste aquí? ¡Quiero salir! —Tú viniste por tu cuenta. — ¿Cómo? —La dimensión Pilar recibe su nombre porque es el pilar del tiempo y el espacio. Desde aquí puedes acceder a cualquier época y a cualquier plano. — ¿Cualquier época? —Sí, esta dimensión se encuentra fuera del alcance de cualquier otra. Existe en medio de un vacío. Un espacio finito pero ilimitado donde solo hay oscuridad. No existe manera en que los seres de los planos, ya sean corpóreos o incorpóreos, puedan entrar aquí. —Pero tú estás aquí —Soy adimensional. — ¿Quién eres? —Soy un ser que vive sin estar vivo, que existe sin estar presente. Soy parte de ésta dimensión así como de las demás. —Pero… —En ese instante, el cuerpo de Ethan empezó a desvanecerse—. ¿Qué me pasa? —Estás desapareciendo, ninguna existencia es tan poderosa como para poder permanecer en este plano por mucho tiempo así que antes de lo inevitable te ofreceré una salida. — ¿Qué salida? —Este arroyo es la entrada del tiempo, es el camino a cualquier época pasada o futura. Te

ofrezco la oportunidad de cruzar al tiempo de la tragedia y evitar lo que no debió pasar. Sin embargo, hay un precio, —los ojos de Ethan se abrieron entre lágrimas, con un brillo de esperanza. — ¡Sí, quiero volver! —Deja reposar tu cuerpo sobre este arroyo. Ya todo está dicho.

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15 de julio - 7 años atrás Una familia jugaba a la pelota en el parque Gloria, justo al lado de la calle Esperanza. Parecía un juego de nunca acabar por lo bien que la estaban pasando. Pero como a veces pasa, el juguete que estaba divirtiendo tanto a la familia accidentalmente rodó hasta la calle seguida de un niño de 10 años que con una sonrisa corría para alcanzarla. Su familia al notar esto corrió tras él con la intención de alcanzarlo pero antes de esto notan que un carro se acerca al chico velozmente sin ninguna señal de detener su estrepitosa marcha. Sin embargo, un dejo de tranquilidad antecedido por horror y algo de sorpresa los invade al ver que un joven de unos 17 años evitó que el chico fuera arrollado colocando su propio cuerpo como escudo. Los padres de Ethan, Rebecca y Clark

corrieron junto con su hermano Robin para comprobar que todo estuviera bien y abrazar al pequeño Ethan quien con mucha confusión intentaba entender lo que estaba sucediendo. Por otro lado, el moribundo Ethan yacía en el asfalto, con lágrimas en sus ojos al ver a sus padres abrazándolo, sangre cubriendo todo su cuerpo pero una sonrisa de satisfacción en su rostro. —Mamá, papá... Robin... los amo —su visión se tornaba cada vez más borrosa—. A... dios. De esta manera, una nueva línea temporal es adherida a la infinidad de tiempos y universos latentes en cada plano de existencia. La diferencia es que en ésta versión habrá una persona menos sufriendo y una familia más disfrutando de su felicidad. Por: Norman Fabian Leguizamon, Colombia.

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CUANDO NO HAY NADA QUE ESCRIBIR No sé por cuánto tiempo he estado sentado en la silla de madera con espaldar de cuero, rodachinas de goma, y con los codos apoyados en mi viejo escritorio de metal de grandes gavetas negras y manecillas de nácar blanca, tratando de escribir un relato para el periódico El Universal de la ciudad de Cartagena, pero no he encontrado cómo evitar observar la hoja en blanco que me tiene exorcizado. Por más que he intentado con varios temas y situaciones cotidianas, nada me ha llevado a decidir cuál de todas puede ser una buena idea. A ratos, he tomado el lapicero transparente que deja ver en su interior la tinta negra que parece no tener ninguna intención de salir. Otras veces, me he parado frente a la ventana de madera pintada de blanco, con barrotes torneados, propios de la arquitectura del

siglo XVIII, para observar cómo entran los barcos a la bahía, y las lanchas y pequeñas embarcaciones artesanales haciendo su recorrido matutino, justo con el sol en su proa; las gaviotas y alcatraces en su faena de pesca, zambulléndose en las aguas del mar Caribe, sacando con sus largos picos peces de diferentes colores, mientras sacuden sus cuerpos abrazados por el azul del agua salada. Tampoco recorriendo el casi kilómetro del pasillo que atraviesa la casona de la vieja Rosa y las cuarenta y cinco puertas que protegen las habitaciones que en los últimos años no han sido habitadas. Tampoco me inspiran los helechos colgados de las cornisas, ni mucho menos las guacamayas con sus plumas multicolores y sus miradas tristes a través de los alambres retorcidos de las viejas jaulas. www.revistasapo.com 60


Pero aun así, continúo pensando que no encuentro un solo motivo para iniciar un relato que me salve de este estado de amnesia, ni aunque me quite el sombrero de paja blanca y amarilla tejida por los habitantes de las riberas del Sinú, ni tampoco recorriendo el casi kilómetro del pasillo que atraviesa la casona de la vieja Rosa y las cuarenta y cinco puertas que protegen las habitaciones que en los últimos años no han sido habitadas. Tampoco me inspiran los helechos colgados de las cornisas, ni mucho menos las guacamayas con sus plumas multicolores y sus miradas tristes a través de los alambres retorcidos de las viejas jaulas. Creo que este día mi hoja en blanco está destinada a quedarse sin una historia para cumplir mi encargo dominical. Entonces, salgo al balcón y observo como el sol se va escondiendo en la línea interminable del mar y recorro la distancia con una mirada, tratando de robar esos secretos para la historia que no he contado. En un momento, me he detenido a contemplar cómo quedan esparcidas en la arena las huellas de una mujer de piel morena que va caminando, mientras se pasa las manos por el vientre. Alcanzo a ver en ella decenas de gotas transparentes que bajan de su cuello y se pierden en su cintura y su cabello negro alisado hasta los hombros, alborotado por la brisa marina, mientras camina con el movimiento único de caderas que sólo puede producir las olas de un mar embravecido cuando una tormenta se acerca. www.revistasapo.com 61


Observo también su vestido de baño blanco, sujetado con dos pequeños nudos de corbata, que va haciendo sombra sobre cientos de granos de arena que en el suelo dibujan la figura de unos senos como un par de montañas cuando son cubiertas tímidamente por oscuras nubes. En este estado de cosas, las palmeras, con sus cocos maduros, se dejan mover al ritmo cadencioso del viento. Justo en ese instante levanto la mirada al cielo para agradecer por vivir. Frente a este mar milenario, sigo observando esa figura de piel canela, ojos negros, largas pestañas y cejas pobladas, sin olvidar sus labios gruesos y carnosos que me permiten soñar con su espalda y sus piernas largas y torneadas y su diminuto vestido de baño que tapa esa parte que ella quiere ocultar y que a mí me gustaría observar. Y entonces, después de haber pasado cuatro horas queriendo encontrar un motivo, he decidido dejar la hoja en blanco y no escribir nada hoy. Por: Walter Caicedo, Colombia.

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HE TIRADO PALABRAS A LA DERIVA ESPERANDO A QUE SE UNAN Y PRONUNCIEN TU NOMBRE He tirado las palabras a la deriva esperando a que se unan y pronuncien tu nombre, aun espero, y con qué manía, disuadirme entre tantas conchas en el mar esperando volverme parte de la arena y del tiempo. 
Las palabras empiezan a unirse pero no te entiendo, por qué vuelves a decir lo mismo, cosas que ya sé, el circo de cangrejos saltarines que no caminan hacia atrás para no morir se ha abierto a todo el público, y tú no dejas de mirar como una niña que ve un dulce, con esa dulzura que si yo no te conociera diría que es perversa. 
No te entiendo pero

aun así me gustas, cautiva, callada a gritos por los impacientes grillos, no te das cuenta de que te miro y alimento tu nombre con mis suspiros, es un trabajo exhausto buscar las sombra de tu mirada para no dejar de vivir a tu lado (aunque no he estado parado en esa pequeña isla: tu corazón), y no puedo dejar de verte, de mirarte con la voz, de platicar de ti con los animales del sueño, trato de imaginarte, de borrarte, de pertenecerte... seguimos en el circo dulce mío.

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Necesitado de este mar de palabras por que no sé cómo explicar que me gustas, las algas de la armonía se acaban fumadas por los tiburones de mi conciencia, pero no te das cuenta de mí, ni de cómo te digo lo hermosa que eres con las palabras de mis dedos, que te sumerjo en mi corazón y te disfruto grande de silencios y risas, corazón, hay corazón no te tengo y no te pertenezco... Cuántas palabras he juntado y mírame no pienso más que en ti, anda saboréame y date cuenta que aquí, si aquí no estás tú, solo tu recuerdo que me acalambra y me disuelve entre las tasas de café que a ti te encantan (créeme tus dientes son hermosos). Este naufragio de palabras nunca llegará a ti y me toca aun caminar un milenio de palabras solo,

al sonido de una trompeta que se quema en la oscuridad de un bosque perdido... te miro... te anhelo... cállame por favor Dios mío, cállame con un beso de ella... Llegan aquí pérdidas del viento eterno bañados de tu luz y simpatía que no dicen donde estas y como te encuentras, aun aquí siento el latir de tus cabellos y bañado de recuerdos, de los fantasmas del día, solo viajo dentro de mi corazón y me doy cuenta que no te he dado nada y tú, has dejado hojas de palabras llenas de ti, las miro y dicen cosas que me hacen dormir en la almohada de tu sinfonía, de tocarte en mis ojos y decirte buenas noches amor... Por: Conrado López Ruiz, México.

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SAGRES LA CIUDAD DEL RELAJO PORTUGAL Las mujeres más lindas caminan por la ciudad bañada por el Atlántico, su belleza se constituye de elementos simples, sin producción ni maquillaje, solo acompañadas de lo genuino de su despertar. En el último rincón de Portugal el reggae se exuda por los calles, mientras las playas alojan el arte de la artesanía inspirada por el sol, la arena y la energía de las olas que golpean con fuerza los farellones costeros.

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Su arquitectura sin retoques que oculten el paso del tiempo, denotan una ciudad con vida y con historia. La comida portuguesa se puede saborear en sus restaurantes auténticos, simples y acogedores, acompañado de una energía única, que hace que la despreocupación se apodere de los que alojamos la ciudad. Las tablas de surf son parte del paisaje, el día crece al igual que la marea y por la noche, la música de Bob se cuela en la piel al mismo tiempo que la cerveza apacigua el calor ambiental, invitando a la alegría, a la amistad y a la felicidad total en la ciudad del relajo y la empatía. Por: Salomón.

PORTUGAL

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SAPO LECTURA ERÓTICA

AROMAS A lo largo de mi vida, he tenido la suerte de salir con los más diversos personajes. Hubo guapos, muy guapos, feos, varoniles, tiernos, con babyface, desgarbados, locos, gentleman, hippies, bohemios, papaloys. Esto hizo que acabara por tener una relación con ellos por su esencia, aroma, olor. Si cierro los ojos y pienso en mis parejas, me puedo acordar de forma contundente a que huele cada uno. Desde mi novio de secundaria. Puede ser un semi dios, encantador y atractivo, pero la verdadera prueba sucede conforme hablamos: el aroma de su ropa, su pelo, su loción, el aura que exhala al tenerlo cerca, su elixir, fragancia, si esta no me

embriaga, no hay forma de pasar a más. Y pues este hombre, me envenena. Desde la primera vez que lo tuve cerca, me di cuenta que no iba a poder resistir su presencia. Porque, además, es muy divertido, tiene una inteligencia desparpajada e insolente que mantiene mi risa con locura amorosa. Ciertamente, he tenido mejores pieles cerca, pero Él, desde que llega por mí, me transforma. Se me planta enfrente y aunque no lo haya visto en semanas, me besa, justo en esa comisura entre los labios y el cachete, que te deja con la incertidumbre de si fue travieso, amistoso o amoroso. Dejando las mariposas en mi panza alborotadas. www.revistasapo.com 67


Me subo a su auto y huele a él, esa mezcla entre piel, loción y trago. Nos bajamos al restaurante y se pone el saco. En ese momento vuelve a subir una nube de su esencia.(Deliciosa por cierto). ¡Ay!, me toma la mano y quedo con su loción. Para ese momento ya mi cerebro se apagó y sólo queda el instinto. De regreso, cerramos la puerta con apuro, nos besamos con sed de labios, de saliva, de enredar las lenguas, me hace adicta a esos besos. Con mordiditas, chupándolos cual ventosa, cortitos, con la punta de la lengua, largos, muy largos, provocando una cantidad de sensaciones. Meto mis manos en su pelo, me encanta despeinado. Le da un aire travieso. Me gusta retarlo, jugueteando, toquetearlo, hacerme la remolona. Para alargar el momento, seguir con los besos, con las risas y las cosquillas. Me persigue, me atrapa, me muerde. ¡Auch! Muy sexy, muy rico. Procaz. Irrespetuoso. Me tira sobre la cama, literalmente me arranca la

ropa, con ese deseo que me marea, peligroso, acechante. Cuerpo tibio y recio. Moreno. Casi rudo, toma mi cintura, me penetra, con fuerza, con ritmo, profundo, placentero. Cierro los ojos, no quiero que termine, los vuelvo a abrir, me cruzo con su vista, nuestras miradas se conectan con la misma intensidad que los cuerpos. Hasta que llega ese rayo eléctrico del orgasmo que te sacude el alma y el cerebro, donde guardamos esa sensación intima, única… Muy quedito, me dice en la oreja: cierra los ojos, ¡deja de pensar! Me abraza tierno y se acurruca en mí, estrechamente unido. Meto mi nariz en su cuello, para volverme a embriagar, de ese, su aroma, que me envuelve, transformado en la huella que queda en mí, después de hacer el amor.

Por: Lucia Bueno, México.

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SAPO LECTURA ERÓTICA

LOS CUERPOS DESNUDOS Aquel cuerpo parecía el vacío de mi deshonra, las lágrimas habían acariciado el capricho de aquella dama, desaparecía entre sus brazos dulces. La noche se inmolaba
 al recordar los besos de las cortesanas, 
 la rabia desproporcionada de los cuerpos desnudos, un tercero en la escena que no correspondía al juego imprudente. 
La ninfa salvaje huye de la masacre, cara a cara con la que lleva por nombre “mi amor”, su cuerpo se rompe frágil ante las rocas dulces de mi amparo, el rojo tiñe el rostro del odio, el espacio del coito, la promesa de amor. Parece ser la hiena persecutoria el semblante del terror, se esconde aquel yerro que es inicuo. ¡Es insoportable! y la pregunta es ¿por qué?

Sus besos envenenaban mis pensamientos y era al verla flotando de aquella liana el atónito titubeo que endurecía mi corazón. Ni explicaciones ni democracia, el aroma del cubo susurraba el ocre del olvido, la ausencia de alma entre los ojos de un venado tibio. “No fue necesario contarle nada. La derrota es muda” Por: Alan López Ruiz, México.

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LA HISTORIA DE UNA ROSA ENAMORADA Una vez me hablaron de amor, de ilusiones, de deseos insaciables. Una vez, hace ya tiempo atrás dejé mi jardín arrancando mis raíces y me fui con él, mi príncipe adorado. La primera vez que lo vi estaba en mi edén, hablamos y me di cuenta que era especial, no fue hasta más tarde que descubrí era un príncipe.
 Pero qué triste, todo príncipe tiene su princesa y no fue la excepción. Fue entonces que pensaba que una rosa como yo nunca podría conquistar el corazón gallardo de un soberano. Luego de pensarlo mucho y de que el tiempo pasara en mi jardín, un día decidí atreverme a confesarle mi amor. Mi intención solo era compartir los sentimientos de esta rosa, que creía no tener ninguna posibilidad con ese príncipe azul. 
Pero cuál fue mi sorpresa y alegría al ver que el príncipe no me era tan indiferente, que había percibido algo de mi perfume y quería saber más de mi esencia. Entonces luché por agradarle, me inventé castillos, mundos, esperanzas, trate con todas las fuerzas del universo germinar en su corazón. Lo di todo, sabiendo que al final el príncipe se iría con su princesa y se olvidaría de esta pobre rosa enamorada. Y cuando pensaba que nuestro amor de ensueño había culminado, el príncipe me tomó de mi jardín y yo desbordando felicidad me fui con él.

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Fueron días mágicos, gloriosos, donde el experimento era el amor y se conjugaba con el intelecto y la poesía. ¡Qué días aquellos! Pero un buen día el príncipe descubrió algo que cambiaría esta historia para siempre, descubrió que la rosa además de perfume, belleza y color, tenía espinas. Y el príncipe se laceró y turbado no entendía cómo hacer para quitarle a la rosa esas espinas que tanto daño le hacían, y la comenzó a ver diferente y a confundir su perfume con la sangre derramada por el tacto ardiente.
Y la rosa lloraba con gotas de rocío al ver como su príncipe adorado se alejaba. Y ella una vez más luchó por su amado y trató de arrancarse las espinas de su cuerpo, y trató de perfumar más y trató de tener más color que nunca. Pero en vez de eso se apagaba, perdía su esencia y se quebraba en mil pedazos. Pese a todo la rosa siguió luchando y aunque su príncipe amado ya no está, ella sigue intentando con todas su fuerzas que una rosa pueda conquistar el corazón de un príncipe.

Por: Liana Muñoz Mederos, Cuba.

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LA MUJER DE LA DISCO-BAR La vieron entrar con un sutil caminar a la cantina. Una pañoleta cubría su espalda y el cierre de su vestido ceñido de color corinto. Pidió un café y un cenicero. Los comensales permanecían inmóviles mientras les fijaba la mirada. Con la pupila apuntaba a las víctimas dejándolas cercenadas a quema ropa por una AK-47 incrustada en sus labios, una sonrisa que aniquilaba a cualquier hombre exasperado. Se dirigió a la salida dejando detrás el café a medio sorbo y una nube cegadora que cubría los restos de los corazones lacerados.

Por: Axel Andrés Ovalle Dávila, Guatemala.

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YO ME APUNTO Cierto día en la selva –de esos que el trajín el tiempo deja atrás- dos amigas animales vieron su pensamiento divergir en dos puntos diferentes. 
La hiena quién se percibía superior a los demás animales exclamó: ¡Vaya error comete quien en busca de comida se fatiga y no la encuentra, sería mejor robarla a quien la halla y por dormido no la come! 
La señora lechuza al ver que su amiga no controlaba su sonrisas preguntó: ¿Qué tal es si fuese tu comida y el león aprovechándose de su fuerza te la quita? Ambos sabemos que no es fácil debatir a muerte por lo que nos pertenece, de mi parte yo me apunto a no ser indiferente ante injusticias. 
La hiena siempre aferrada a su idea comentó: Puede que suceda, pero es un riesgo que corro por lo cual yo me apunto al

descanso, el trabajo mi fatiga; la vanidad es mi tesoro. – Me resulta gracioso como el alimento a muchos les demanda trabajo, más otros con viveza y el llegar siempre a tiempo sacian sus placeres; además por cuidar mi reputación no creo que me suceda, prefiero cuidar mi imagen antes de revolcarme en el polvo. – ¡Sería diferente tu vida!, afirmó Doña lechuza: Si luchas por lo que quieres; si fuesen tus sonrisas más allá que simples burlas demostración de cortesías. Si a lo largo de tu vida pusieras en práctica los conocimientos que obtienes en beneficio de los otros. Al final el alimento realmente nutre a quién por iniciativa propia se apunta a compartir. Por: Emmanuel Morales Mora, Costa Rica. www.revistasapo.com 73


EL GATO

El gato surgió de entre los cachivaches y trebejos regados por doquier en aquel sucio y maloliente cuartucho. Su mirada penetrante, filosa, me estremeció. Intenté moverme, levantarme del piso, pero mis músculos no respondían; estaba totalmente inmóvil. Sentía miedo, sabía que había llegado mi hora. De pronto todo se oscureció. Un zarpazo, quizá dos, y mi yugular lanzó borbotones de sangre. El arisco animal siguió lanzando zarpazos a diestra y siniestra; no recuerdo más. Desperté sudoroso, ¡maldita pesadilla! Volví a conciliar el sueño. El minino seguía echado en el sofá. Ronroneaba mientras se acicalaba el pelaje. En sus garras aún había pequeños rastros de sangre... Por: Martín Campa Martínez, México

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VIDA Y MUERTE —Pienso tantas cosas en mi cabeza, donde mi imaginación las lleva más allá, donde no podríamos entender lo que queremos descifrar —dijo hace un tiempo la vida. La muerte al escuchar esas palabras de la vida se acercó a ella y le dijo: — ¡Oh! Vida estoy tan perdido en mis pensamientos que ya no recuerdo si vivo en la realidad o simplemente es un sueño. La vida al escuchar las palabras de la muerte pensó un poco y le respondió: —Pero muerte, eso es imposible como no sabes si vives en una realidad o en un simple sueño. La muerte asombrada por las palabras de la vida, le respondió por última vez: —Sólo es imposible si lo crees vida, tu eres el ser más hermoso que he conocido pero recuerda que siempre he vivido en la oscuridad todo este tiempo. Todo este tiempo sólo puedo ver los regalos que me traes pero yo solo quiero ver la luz de la luna llena a tu lado. No se puede,

por lo cual tú me envías regalos llenos de recuerdos hermosos que no puedo dejar de ver y mantenerlos guardados en tu memoria. Sé que me amas vida pero no podemos estar juntos. La vida ya afectada por esas hermosas palabras decide escribir una carta y buscar su felicidad junto a la muerte: Querida muerte: ¿Qué esperar cuando ya se ha acabado todo?, dímelo tu muerte ¿se puede romper un corazón que dejó de latir? Simplemente estas son mis últimas palabras para estar contigo mi linda y querida muerte “enamórate cuando estés preparado, no cuando te sientas solo”. Ahora sólo puedo depender de ti. Sé que llegarás a salvarme porque en el más profundo de mi ser estoy seguro de que eres tú la razón por la cual vivo. Por: Yerko Sebhastian Cortés, Chile

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FELICIDAD Ayer tuve mi minuto feliz cuando fui a la feria. ¡¡¡Sííí, a la feria!!! Tomé un pimentón verde con las dos manos, me lo acerqué a la cara y respiré su olor a verdura fresca e intensa con los ojos bieeen cerrados con tooodas mis fuerzas por tres interminables segundos. No puedo creer que un simple pimentón me haya hecho sentir feliz… ¿un simple pimentón verde? Mmmm… parece que no era taaan simple entonces… para lograr ese efecto en mí de levantarme y dejarme caer repentinamente. Si esto fue mi minuto feliz…. Quizás qué será felicidad para el resto. Por: Karen Chávez F., Chile.

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UN DILUVIO POSMODERNO aquella noche llovió tanto que noé tuvo que mostrar su partida de nacimiento ante el arcángel y los representantes celestiales del tratamiento de aguas -autoridades competentes- para poder quedarse con los dinosaurios del edén, las gárgolas de notre dame y los seres mitológicos del bosque. así entre elfos, duendes, hadas y demás personajes comenzó el trato, pero incluso dio cabida a seres como bambi, el lobo feroz de caperucita o tribilín y a todos los acomodó en una sección especial del arca. quedaron un poco apretados, porque eran más de los que imaginó. sin embargo -con esta acción- realizó su labor de hombre justo. los hizo entrar de noche para que no fuesen vistos por los animales que oficialmente se debían de salvar y también para evitar la ira de dios. cien días más tarde -al terminar el diluviolos negoció por la puerta trasera con los hombres de ciencia y algunos escritores, quienes los hicieron imperecederos. Por: Armando Rivera, Guatemala. www.revistasapo.com 77


EL BULEVAR Caminaba cierto día por el bulevar. El día estaba gris y me remitía a aquellos días de antaño, en los que iba a ese lugar, acompañado de Lilo. Por ese tiempo éramos unos jóvenes, disfrutábamos de jugar al bádminton y de nadar desnudos en el lago, en medio de la noche. Lilo era una muchacha hermosa, de voluptuosas curvas, ojos brillantes y sobre todo de un espíritu aventurero, que causaba en mí gran excitación.

por mí para ir a la universidad. Estaba radiante y con mucho ánimo. Por el camino no hacía más que parlotear cosas sobre moda y esas tonterías. Yo estaba un poco pensativo y miraba por la ventana del coche. Una vez en la universidad, se despidió de mí con un beso y se fue hacia su respectivo salón. Yo me dirigí a mi clase de cálculo, pensando en que me preparaba el futuro siendo ingeniero. Una vez en el salón

El bulevar también me traía otros recuerdos, algunos tan penosos, que no se si valdría la pena mencionarlos. Los recuerdos vagan por este bulevar como almas en pena, veo fantasmas a mí alrededor y aquel amargo recuerdo de la muerte de Lilo, vuelve a mi mente a amargarme la existencia una vez más. La mañana del día de su muerte, Lilo pasó

me dispuse a saludar a mis colegas, la profesora aún no llegaba y la clase no había empezado. Luego de saludar me senté y en pocos segundos quede atrapado en una hipnótica cadena de pensamientos. Una cosa me llevó a la otra, cuando de repente uno de mis compañeros soltó un comentario no muy agradable.

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—Está pensando el venado —dijo. Esto desde luego me sacó de quicio. — ¿Qué diablos insinúas? —pregunté, un poco confundido y enojado. —Pregúntale a tu noviecita —respondió el muy imbécil. Eso en verdad me hizo enojar. De inmediato, me abalance sobre él y logré conectarle un golpe en la boca con mi mano izquierda dejándole el hocico roto y haciéndole caer al piso, entre las sillas. De inmediato se incorporó, y acertó en darme un golpe con su pierna derecha en mi estómago sacándome el aire. Luego de esto me dio un fuerte golpe en la cara con su mano derecha, aprovechando la posición fetal que hice en mi dolor por ser golpeado en el estómago. Con un movimiento rápido me empujó, para que cayera boca arriba. Se subió en mí y comenzó a asestar varios golpes un poco más suaves en mi cara. Al ver la golpiza que me propinaba, coloqué mi pie derecho en su vientre y lo empujé lo más fuerte que pude.

Me levanté muy rápidamente y me di cuenta que como un león, mi contrincante corría hacia mí hambriento de pelea. Entonces, en cuestión de segundos me armé de una silla y lancé un golpe a su cabeza pero él interpuso brazo y el golpe fue menor. Solté la silla, lo tomé del cuello de la camisa y lo golpeé repetidas veces en la cara hasta estar a unos centímetros de la pared. Estrellé su cabeza dos veces contra esta, antes de que el resto de mis compañeros me detuvieran. El sol estaba en su máximo punto, el reloj marcaba las 12. A las 13 horas había quedado de ir por Lilo para ir a pasear a la sombra de los árboles del bulevar. Últimamente nuestra relación no ha andado bien, aunque, se le ve muy feliz. Tengo la idea de compensarla. 13:30 horas: Camino con Lilo por el bulevar mirando hacia el lago. Una nube bloquea la luz del sol y la media tarde adquiere un tono grisáceo y triste. Nos sentamos en una banca a conversar.

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— ¿Te peleaste? —preguntó. —Algo así —respondí. —Sabes que no me gusta que pelees — agregó en tono airado. Luego se acercó para darme un beso. —El tipo con el que me peleé me dijo que me eres infiel. — ¿Crees que sería capaz? —No, por eso me pelee. En el fondo comenzaba a creer que algo raro estaba pasando. Últimamente habíamos estado un poco distantes y ella parecía muy contenta. Nos despedimos cerca de las cinco de la tarde. Yo me dirigí a casa pensando en qué podría tenerla así de contenta. Tan pronto llegué a mi casa, me conecté a internet. Estaba un poco desactualizado así que busqué noticias en varios periódicos. Leía una noticia sobre

el desfalco financiero de unos contratistas cuando llegó un correo anónimo a mi e-mail. En él destacaba una foto de Lilo besándose con un sujeto. La foto estaba fechada de una semana atrás. Llevo dos años saliendo con Lilo. Además, parecía haber adjunto un archivo de voz, que cuando lo escuché me encolerizó. Era la voz de Lilo conversando con una de sus amigas y en la conversación admitía haberme engañado. Afirmaba que yo era un estúpido. Llame por teléfono a mi amigo Jaime. A Jaime lo conozco desde hace muchos años y ha estado conmigo en las buenas y en las malas. Le dije que nos viéramos en la cafetería las delicias ubicada a unas calles de la casa de Lilo y le pedí que llevara el revólver de su padre.

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Le pedí el coche a mi padre con la excusa de que iba para la biblioteca a sacar unos libros y regresaría pronto para cenar. Luego de una larga charla sobre conducir con responsabilidad, me entregó las llaves. Fui a la casa de Lilo y en el camino recogí a Jaime. Llevaba ropa negra y lentes oscuros, tal vez, para dar la impresión de ser un agente secreto o algo así. — ¿Trajiste lo que te pedí? —pregunté. — ¡Claro! —pregonó exhibiendo unos lujosos binoculares rojos de visión nocturna y el revólver Smith & Wesson calibre 38. El padre de Jaime había estado en el ejército y por eso él tenía acceso a artefactos como este. Algunas veces Jaime lo tomaba prestado y juntos practicábamos tiro al blanco utilizando botellas como objetivo. Me estacioné enfrente de la casa de Lilo. Por la ventana podía ver la silueta de dos mujeres. Luego de cinco minutos la puerta

se abrió, Lilo se disponía a salir. Al final se oyó la voz de la madre diciendo: “ve con cuidado Liliana”. Liliana salió con paso firme, un poco apurado, al parecer tenía prisa. Todo indicaba que iría al bulevar ubicado cinco cuadras de casa. Una vez en el bulevar, me estacioné en una esquina del parque contiguo. Lilo se sentó en una de las bancas, al parecer la misma donde tuvimos un intento de conversación por la tarde. Parecía esperar a alguien y, a los pocos minutos, una figura masculina se posó a su lado. Su entrada fue silenciosa. De repente se levantaron y comenzaron una caminata. Encendí el auto y muy despacio avanzaba tras ellos, aunque con mucha precaución. Se detuvieron en un lugar oscuro muy cerca del lago. Parecían estar en el agua, aunque, casi no podía ver nada de lo que hacían, sólo las sombras. Jaime usó los binoculares de visión nocturna desde del asiento del copiloto. www.revistasapo.com 81


—Le está haciendo una mamada —dijo de repente. Su afirmación me dejó turbado. Le arranqué de las manos los binoculares y salí del auto para confirmar el hecho. Cuando advertí lo que pasaba, a través de la visión de tubo que me proporcionaba el artefacto militar, corrí encolerizado. Sentí que los mataría y justo antes de mi llegada, el sujeto que la acompañaba empujó la cabeza de Lilo con más fuerza hacia su miembro viril y con la otra la sujetó del cuerpo y se lanzó al lago con ella aún succionando su verga. La cabeza del susodicho estaba fuera del agua, mientras que la de lilo permanecía bajo ella. El sujeto gritó: “oh si nena”. Salían muchas burbujas y Lilo se esforzaba por salir pero el descarado le sujetaba la cabeza cada vez con más fuerza diciéndole en repetidas ocasiones: “Chupa, zorra”. Al cabo de unos instantes el cuerpo de Lilo dejó de moverse.

Apunté con el arma. Mi mano temblaba por la cólera y disparé, el tiro salió desviado impactando el cuerpo muerto de mi bella dama. El verdadero asesino se sumergió y volví a disparar. Esta vez solo le di al agua. Salté al agua y abracé al cuerpo de Liliana y lloré desesperadamente. Un morador llamó a la policía reportando disparos. Me hallaron junto al cuerpo. “Arriba las manos” oí decir. Fui a la cárcel 25 años, los resultados del análisis forense nunca fueron revelados. Tras estos 25 años ese recuerdo sigue tan claro. De vez en cuando me viene a visitar, en mis caminatas vespertinas por el bulevar, semejante a una piscina de sangre y semen, convirtiendo mi existencia en un infierno. 25 años pagando por un crimen que tal vez no cometí y esos mismos sin saber quién se follo a mi novia. Por: Johnatan Martínez Cabria, Colombia.

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EL ÚLTIMO ÁRBOL CADA SEGUNDO ERA CREACIÓN EN ESTE MUNDO. VIAJABA LEJOS DE MI CUERPO DENTRO DE UNA BURBUJA SIN ESPACIO, AFUERA ESTABA OSCURO SIN PENSAMIENTOS, NADIE CREÍA SOBRE ESTE LUGAR, SÓLO YO. CRECIENDO JUNTO AL ESPACIO, JUNTO A LOS CIELOS LLENOS DE ILUSIÓN, JUNTO A ESENCIAS QUE QUERÍAN SER HUMANOS. VIAJABA Y AVANZABA SIN TIEMPO Y SIN DESTINO. LUEGO UNA LÁGRIMA CAYÓ Y LAS TIJERAS LO RECORTARON TODO EN MILES DE MUNDOS Y EN MILES DE VIDAS SIN VIDAS.

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