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Carmen y Juliana

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No sabía lo que era ser madre hasta que te tuve en mis brazos. Tenía miedo de fallarte, de no ser lo que se esperaba; pero tú con tus sonrisas y caricias me fuiste enseñando que todo estaba bien; que las dos vamos a aprender juntas este camino nuevo.

Juliana, me has enseñado a no tener miedo a caer, que una sonrisa puede cambiar el día y un abrazo puede hacer que el mundo brille. Sé que muchas veces me siento perdida, pero ahí estás tú viéndome con esos ojos transparentes, queriéndome de la manera más pura y enseñándome que a pesar de caernos nos levantamos y sonreímos a la vida. Cada día me enseñas algo nuevo, a ser esa niña que tal vez me olvidé que existía en mí; a conocer que la imaginación no tiene límites y cuando tenemos que jugar no existe tiempo, estamos las dos disfrutando de ese momento que lo recordaremos siempre.

Llegaste a nuestras vidas en el momento preciso, llenaste mi alma de paz y amor. Gracias por escogerme como tu madre, yo te escojo como mi amiga y tu compañera para toda tu vida. Siempre regresaré a verte con ilusión y admiración porque me regalaste lo que más soñé: ser madre.

Nunca me imaginé que el compartir mi vida contigo me llenaría de tantas emociones.

Me encanta compartir esta montaña rusa de emociones que es ser madre contigo. Gracias por confiar en mí y por darme ese amor tan puro, tan noble.

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