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Editorial

Tiempo y espacio para PENSAR LA EXISTENCIA

Empezar por esta idea semilla es empezar por el inicio de la vida. Por la existencia misma que nos habita y que nos llama a darle la mirada totalizadora a lo que implica vivir. El hombre viajero, que transita, que camina y que es un ser siendo, con uno mismo, con los otros, y con los sucesos que van aconteciendo dentro de la comunidad humana a la que todos pertenecemos. No hay escape a la “situación” y a los hechos que vamos creando o que co-creamos con otros. Tampoco hay escape a lo que se impone dentro de la línea histórica que nos toque vivir, o de la cultura en la que hemos nacido.

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En el contexto que nos acompaña desde hace casi un año, hemos y estamos desarrollando nuevas habilidades, quizás no de forma muy consciente o quizás sí, gracias a que se nos han presentado de forma más evidente los aspectos que hemos camuflado por desconocimiento, ignorancia o por no sentirnos preparados para enfrentarlos. En este preciso momento, estamos frente a un rompecabezas de 1000 o 2000 piezas en el que tenemos que concentrarnos para armar la figura. Cada pieza de este rompecabezas es parte importante de un TODO general que nos invita a actuar. No solo a mirar, a actuar.

En este momento estamos reclinados sobre los aspectos más afilados de la existencia. Sentir dolor, caos, miedo, incertidumbre, tensión, inquietud es parte de este momento. Y el punto más importante de este sentir es que todos de alguna manera necesitamos

que se nos recuerde y se nos anime a relajarnos ante lo que surge, reconociendo que estamos en un camino en el que debemos sostenernos de TODO lo que encontramos y tenemos en nuestro interior para poder caminar. De esta manera, en vez de RECHAZAR lo que ES, debemos ir sumando méritos para entender el punto vacío en el que nos encontramos. Entender el vacío (vacuidad) es entender que este espacio es un paréntesis necesario para ver el CÓMO estamos viviendo.

El camuflaje u ocultamiento de realidades obvias tiene un costo muy alto en nuestra existencia porque cuando aparecen las realidades que se han ocultado por falta de tiempo, ganas, motivación o simplemente negación, no tenemos los recursos y habilidades desarrolladas para afrontar de forma saludable lo que salió a la vista. En una comparación simplista podríamos decir que es como enviar a un niño de 5 años a la universidad. Este niño se encontrará confundido, asustado y no va a saber qué hacer en ese contexto. Miseria, dolor, hambre, injusticias, sufrimiento, pérdidas, enfermedad, nos remiten a los aspectos de nuestra existencia. Entre ellos, camuflados, podemos reconocer a la transitoriedad de la vida, la permanencia de las situaciones, el derrumbe de lo que construimos y el cambio en el cual estamos permanentemente. El 2020, nos ha puesto a gestionar lo que sentimos frente a estos aspectos afilados de la existencia, frente a los cuales surge LA ANGUSTIA.

• En la experiencia vital hay angustia. • En el suceso y en la situación hay angustia. • En la existencia desnuda, protagonista, hay angustia. • En el presente, aquí, ahora hay angustia • En la forma con la que ELEGIMOS hay angustia.

La vida es un don y una tarea, es un reto y una responsabilidad. Y vale decir, la vida NO ADMITE INTERMEDIARIOS o tramitadores para que la experiencia sea menos intensa. Es lo que ES. Estamos en continuo movimiento, tensión, intencionalmente volcados hacia un TÚ. Existencialmente buscamos la tarea personal,

somos capaces de relacionarnos con el mundo, con los otros, con lo trascendente, con libertad y responsabilidad. "Entender al hombre como ser “experimentante”, aquel que vive y le suceden las experiencias” (Rollo May)"; permite reconocer nuestra inherente relación con los hechos.

La existencia como un continuo proceso de DEVENIR, que se contrapone con las leyes lógicas, los mandatos, el instinto, las pulsiones o los reflejos.

Necesitamos estar más conectados, ser más fuertes, con corazón abierto, poder estar más presentes, y saber elegir cómo vamos a transitar lo que nos toque afrontar.

Solo en ese camino se despliega lo espiritual.

¡Gracias por leernos!

Sandra Barbero

Directora académica de DAU Escuela de Vida y del Instituto Peruano de Logoterapia Viktor Frankl.

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