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Corazón poético Buscando el alma en el bosque. Jamás insuperable

CORAZÓN POÉTICO

BUSCANDO EL ALMA EN EL BOSQUE

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Laura López Fonseca

Coordinadora Nacional de Proyectos de Colombia. Redactora ocasional en blog Cultura Colectiva.

Los sonidos del bosque, susurran al oído, se escuchan las ramas de los árboles, la madera y su crujido. Se siente el viento, la brisa que quema, el frío en los huesos, movimientos, agitaciones. El viento quema, incita a seguir, la brisa duele, incita a seguir. Primero un paso, luego un tropiezo, duele el frío, duele el pecho. Se ve el agua y sus formas, onda tras onda, se van llevando las hojas, el aire sopla, haciendo vibrar el pecho. Somos aire, somos el bosque, somos las hojas, somos todo. Tal vez es cierto, “todas las hojas son del viento”, el viento se lleva el alma, la hace volar, la hace presa de él. Tal vez libre, tal vez no, tal vez aire, tal vez nada. El aire llega, ¿Es un pino? ¿Es un roble? No importa. Golpeado por el viento se queda allí, inerte, inmóvil atado a la tierra. Se mueven, de un lado a otro, siguen allí, firmes a sus raíces. Buscando las raíces, raíces escondidas en el pecho, en el cuerpo, no se ven, están allí. Son turbias o no, son negras, son tierra, se entrelazan en los árboles. Ellas siguen allí, se arraigan al ser, no se pueden evitar, están allí. Buscando las raíces, se enredan en la tierra, hacen formas, duelen al crujir. Buscando la fuente, buscando el árbol buscándome, buscándote, tal vez no. Tal vez aire, tal vez nada, tal vez todo. En estos días no sólo es el bosque, es la raíz, es la tierra, es el lodo. En estos días no sólo es el bosque, soy yo o tal vez tú en este viaje al bosque, sólo me busco a mí.

Los sonidos del bosque, susurran al oído, se escuchan las ramas de los árboles, la madera y su crujido. Se siente el viento, la brisa que quema, el frío en los huesos, movimientos, agitaciones. El viento quema, incita a seguir, la brisa duele, incita a seguir. Primero un paso, luego un tropiezo, duele el frío, duele el pecho. Se ve el agua y sus formas, onda tras onda, se van llevando las hojas, el aire sopla, haciendo vibrar el pecho. Somos aire, somos el bosque, somos las hojas, somos todo. Tal vez es cierto, “todas las hojas son del viento”, el viento se lleva el alma, la hace volar, la hace presa de él. Tal vez libre, tal vez no, tal vez aire, tal vez nada. El aire llega, ¿Es un pino? ¿Es un roble? No importa. Golpeado por el viento se queda allí, inerte, inmóvil atado a la tierra. Se mueven, de un lado a otro, siguen allí, firmes a sus raíces. Buscando las raíces, raíces escondidas en el pecho, en el cuerpo, no se ven, están allí. Son turbias o no, son negras, son tierra, se entrelazan en los árboles. Ellas siguen allí, se arraigan al ser, no se pueden evitar, están allí. Buscando las raíces, se enredan en la tierra, hacen formas, duelen al crujir. Buscando la fuente, buscando el árbol buscándome, buscándote, tal vez no. Tal vez aire, tal vez nada, tal vez todo. En estos días no sólo es el bosque, es la raíz, es la tierra, es el lodo. En estos días no sólo es el bosque, soy yo o tal vez tú en este viaje al bosque, sólo me busco a mí.

CORAZÓN POÉTICO

JAMÁS INSUPERABLE

Lina Ru

Poeta graduada de una Maestría de Filosofía que ve en la poesía una forma de contestar preguntas filosóficas, así como jugar con palabras.

Soy calma. Soy tranquilidad, transformo el miedo en fuerza. Soy entereza. Soy serenidad. Transformo la ansiedad en paciencia. Soy disciplina. Soy delicadeza. Transformo el pasado en aprendizaje. Soy paciencia. Soy perseverancia. Transformo el desierto en oasis. Soy transformación. Soy dulzura. Transformo la tormenta en alimento. Soy canción. Soy revolución. Transformo el dolor en inspiración. Soy poema. Soy viento. Soy agua. Soy río y sonrío ya que amor soy, aún en la sequía de ecuanimidad. Despierta en mí lo que soy cuando más lo necesito, transfórmame hoy. Lo que cargo jamás será insuperable.

Soy calma. Soy tranquilidad, transformo el miedo en fuerza. Soy entereza. Soy serenidad. Transformo la ansiedad en paciencia. Soy disciplina. Soy delicadeza. Transformo el pasado en aprendizaje. Soy paciencia. Soy perseverancia. Transformo el desierto en oasis. Soy transformación. Soy dulzura. Transformo la tormenta en alimento. Soy canción. Soy revolución. Transformo el dolor en inspiración. Soy poema. Soy viento. Soy agua. Soy río y sonrío ya que amor soy, aún en la sequía de ecuanimidad. Despierta en mí lo que soy cuando más lo necesito, transfórmame hoy. Lo que cargo jamás será insuperable.

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