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Sustentabilidad: ¿Cualidad opcional o intrínseca de la arquitectura?
ARQUITECTURA
SUSTENTABILIDAD:
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EL PROCESO informado de diseño, clave en el desempeño sustentable
Arq. Carlos Miranda de la Garza Mphil AA London • Director de ecoarquitectura
Durante milenios, la humanidad se ha enfrentado a la compleja tarea de proveer un hábitat que ofrezca las mínimas condiciones de seguridad y confort a sus poblaciones, donde las actividades diarias se desarrollen en un ambiente relativamente seguro ante los muchos retos y peligros que plantea el entorno natural. En esta milenaria búsqueda, los diversos pueblos a través de la historia -hasta tiempos relativamente recientes- han dependido únicamente de los recursos locales y los conocimientos transmitidos de generación en generación.
Desde tiempos anteriores a los asentamientos permanentes, los pueblos nómadas se reubicaban continuamente en sitios con mejores condiciones climáticas y con mayor potencial para la obtención de recursos, el hábitat constituía entonces, un refugio básico, temporal, de fácil movilidad. Con el posterior establecimiento de asentamientos permanentes, y garantizada la obtención continua de recursos, la respuesta del hábitat a las cambiantes pero muchas veces adversas, condiciones del entorno, requirió una mayor especialización y cuidado en su diseño, iniciando con esto, un largo proceso evolutivo.
El hábitat dependió, durante largos periodos de tiempo, y en todas las latitudes, básicamente de dos factores para garantizar, tanto la seguridad como el confort de sus ocupantes: el diseño y el uso de materiales.
El primero se fue desarrollando a prueba y error a través de generaciones, ideando nuevas soluciones y formas con diferentes niveles de efectividad. El segundo, estaba condicionado a la disponibilidad local o regional y la capacidad tecnológica del lugar en un momento histórico determinado.
La evolución del hábitat se fue moldeando con la aparición de nuevos materiales y técnicas constructivas, además de diversas influencias externas. Estas innovaciones propiciaron la aparición de soluciones que ofrecían una respuesta favorable al entorno. Las tipologías arquitectónicas resultantes, garantizaban –dentro de un contexto similar- un desempeño climático efectivo, acorde a los requerimientos del momento. Se podía afirmar que la adecuada respuesta a las condiciones del entorno era una cualidad intrínseca de la arquitectura en la que su diseño, era el resultado de un largo y exitoso proceso de adaptación.
Con la llegada de sistemas mecánicos de acondicionamiento del aire, y la disponibilidad –aparentemente ilimitada- de recursos energéticos, la respuesta de la arquitectura al clima pasó a segundo plano. Controlar el ambiente interior –al menos para la población en países con alto grado de desarrollo- se convirtió en algo simple e inmediato, mientras que para la gran mayoría –sobre todo en países en vía de desarrollo- el pobre desempeño climático de la vivienda significo un retroceso en su calidad de vida. El diseño y uso de materiales respondió entonces a otros factores (socio-culturales, estéticos, económicos), olvidando las lecciones aprendidas durante generaciones, y sin anticipar las consecuencias futuras.
La crisis energética de los años setenta y el reciente despertar colectivo sobre el impacto del calentamiento global y el cambio climático, iniciaron un cambio de paradigma en la producción económica a nivel global, EL HÁBITAT dependió, durante largos periodos de tiempo, y en todas las latitudes, básicamente de dos factores para garantizar no solo la seguridad sino también el confort de sus ocupantes.
generando un movimiento de consciencia ambiental del cual, la práctica arquitectónica tenía que ser participe (a nivel mundial 40% de las emisiones son generadas por las edificaciones), re-abriendo con esto, la puerta a la arquitectura climáticamente responsable.
Volteando al pasado, pero con la mirada al futuro, la arquitectura intenta nuevamente –apoyado en la tecnología más avanzada- retomar las lecciones aprendidas del pasado, incorporando los principios del diseño bioclimático con lo más eficiente en materiales, procesos constructivos y sistemas tecnológicos.
Como parte de este cambio de paradigma los procesos tradicionales de diseño están evolucionando, adaptándose al momento tecnológico y al flujo de información actual. Este cambio implica, entre otras cosas, que las decisiones importantes de diseño deben de ser tomadas en base a información, y al entendimiento que el futuro desempeño energético del edificio no puede ser dejado al azar. El proceso de diseño debe de estar informado desde las primeras etapas, primeramente conociendo las condicionantes físicas del sitio: temperatura, humedad relativa, trayectoria solar, dirección y velocidad de vientos dominantes, etc., y en segundo lugar, entendiendo al usuario final, recabando información sobre los patrones de uso, costumbres y requerimientos específicos de los futuros habitantes del edificio.
Las decisiones tomadas en las primeras etapas del proceso: emplazamiento, orientación y geometría general, generan el mayor impacto en el desempeño futuro del proyecto, una mala decisión en las etapas iniciales puede comprometer las condiciones de confort de sus ocupantes, además de un mayor costo correctivo u de operación a largo plazo. En etapas posteriores del diseño la toma de decisiones deberá seguir informada. Mediante análisis y técnicas avanzadas de simulación es posible predecir temperaturas interiores, consumos energéticos, niveles de iluminación natural, acceso solar y proyección de sombras, así como patrones de flujo de viento al interior y exterior de los edificios, estos análisis darán “input” a decisiones importantes del diseño: área de ventanas y aberturas, distribución de aberturas por orientación, selección de materiales del envolvente, especificación de sistemas de ventanas, aislantes, incluso colores y acabados exteriores.
De igual manera, las lecciones aprendidas por la reciente pandemia global de Covid 19, serán fundamentales dentro del proceso de diseño. Aún en etapa de asimilación y desarrollo, los criterios de diseño que surjan producto de este aprendizaje, ciertamente deberán ser aplicados durante todo el proceso. Modificaciones a espaciamientos interiores, circulaciones, accesos y tasas de ventilación mecánica o natural sufrirán cambios irreversibles que pronto serán visibles en espacios públicos y privados en un mundo pos-pandemia.
Este proceso de diseño deberá ser una constante para todo tipo de edificios independientemente de su escala, localización y presupuesto. Las decisiones correctas tanto en la etapa de diseño como durante la ejecución generaran mayores ahorros, no solo en el consumo a largo plazo, sino también en la inversión inicial, aunado a los beneficios ambientales y de salud que edificios con estas características pueden generar.
Es necesario retornar al tiempo en donde el desempeño climático de la arquitectura era una cualidad intrínseca de su diseño y factura, y no al momento actual donde se presenta como una alternativa opcional, de moda y accesible a muy pocos.
Ecoarquitectura: 81 8254.1999 ecoarquitecturamty@gmail.com