REVISTA SOLAR ED 03

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NÚMERO

03 REVISTA DEL INSTITUTO CHIHUAHUENSE DE LA CULTURA

EJEMPLAR DE CORTESÍA AÑO 2 | 2012

Juan

Quezada

“El renacer de una tradición.” REPORTAJE SOLAR

DOSSIER

Origen invisible del Western

MORRICONE La música

Espectros con otra piel

Luis FABINI

El género Western

SATEVÓ de sol a sol

como protagonista en el cine

“Apaches” de Victor Hugo Rascón Banda

Los Vaqueros de América

o el anhelo de lo primodial

Mural de Miguel Valverde


DIRECTORIO Lic. César Horacio Duarte Jáquez Gobernador Constitucional del Estado de Chihuahua Lic. Jorge Mario Quintana Silveyra Secretario de Educación, Cultura y Deporte Arq. Fermín Gutiérrez Galindo Director del Instituto Chihuahuense de la Cultura

Coordinación editorial y contenidos Edgar Trevizo Coordinación de diseño gráfico / editorial Antonio “Skarav” Mariscal Coordinación de imagen / fotografía Raúl Ramírez “Kigra” Agradecemos a los siguientes colaboradores para la realización de esta edición: Elman Trevizo, Isis Estrada “Seeker”, Luis Fabini, Mayra Nuñez, Ricardo Saga, Lenia Mireles Chávez, David Lauer, Janet Rogelio, Rafael Revilla, Zhino, Gonzalo Rodríguez, Martin Benavides. Foto de Portada Raúl Ramírez “Kigra” Correo electrónico:

contacto@revistasolar.com.mx Para correspondencia, colaboración ysuscripciones: Instituto Chih­uahuense de la Cultura, Oficina de Publicaciones, Av. Universidad y División del Norte, C.P. 31170. Chihuahua, Chih. México. Tels. (614) 426 6255 Fax. (614) 4145364 Correo electrónico: publica_i@chihuahua.gob.mx Los artículos que aparecen en esta revista son propiedad intelectual de los autores. Revista Solar es una publicación del Instituto Chihuahuense de la Cultura. Los textos firmados son res­ponsabilidad de su autor. La revista no necesariamente comparte los puntos de vista de sus colaboradores. Todos los textos están sujetos a revisión editorial y corrección de estilo. Editor responsable: Edgar Trevizo. DERECHOS RESERVADOS. Prohibida cualquier reproducción total o parcial de los contenidos de la revista sin permiso expreso de los editores. Impresa en México, año 2012.

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Q

uizás las mayores aspiraciones de un ser humano sean la libertad y la verdad. También es posible que la libertad esté en la verdad y viceversa, aunque eso es sólo una posibilidad. Lo cierto es que el anhelo de lo verdadero y del poder para manejar la propia vida y destino, ha sido siempre algo por lo que bien ha valido la pena luchar, vivir y morir. En nuestro tiempo, en los que los entornos urbanos cortan nuestra libertad desde el hecho básico de la vista (en las ciudades rara vez se puede ver un horizonte) ese anhelo se refleja en la forma de la nostalgia. Ahora, si sentimos nostalgia de la belleza, pensamos en los griegos; si es de la magia, quizás pensemos en la Europa medieval; pero si es de la libertad, pensaremos en el viejo oeste con sus inacabables praderas, su soledad, silencio, atardeceres, todos ellos espacios únicos para la reflexión. Al pensar en la nostalgia de nuestras vidas urbanas, en Revista Solar quisimos dedicarle un espacio a un modo cultural con claros trazos de inmortal y universal, el del vaquero. Como siempre, hemos realizado un viaje por las manifestaciones culturales, artísticas y hasta tecnológicas de la cultura western, con la intención de despertar el interés por reflexionar sobre lo que está detrás de toda manifestación cultural humana, sobre las motivaciones profundas de ciertas visiones de la existencia que permanecen vivas por motivos aparentemente misteriosos, pero que se revelan al instante de la reflexión en pequeños brillos que nos hacen comprender el conjunto. Pensamos en caballos y horizontes lejanos, por ejemplo y sabemos que suspiramos por la libertad; pensamos en las noches estrelladas y la soledad de un hombre ante el fuego y nos sabemos añorando el silencio, un espacio propicio para pensar. Esta es la Solar más nostálgica hasta el momento, pero igualmente entusiasta, alegre y deseosa de despertar en cada uno de ustedes chispas genuinas de curiosidad e interés que esperamos los deleiten de verdad.

Edgar Trevizo

Coordinador Editorial

www.revistasolar.com.mx Revista Solar

@SolarRevista

CARTA EDITORIAL

Consejo editorial Enrique Servín Gonzalo García Terrazas Rosario San Miguel Rubén Nevárez Julieta García González


“A man’s got to have a code, a creed to live by, no matter his job.”* John Wayne Ilustración por Ricardo Santos * “Todo hombre debe tener un código, un credo por el cual guiarse, sin importar qué es lo que haga”

CONTENIDO P.06 CLAVE DE SOL

MORRICONE: la música como protagonista en el cine

P.30

P.16

BUTACA DE ORO

DOSSIER

Juan Quezada: El renacer de una tradición

ESPECTROS CON OTRA PIEL. “Apaches” de Victor Hugo Rascón Banda

P.24 REPORTAJE SOLAR

Origen Invisible del Western

P.40 REFLEJO DEL IRIS

Luis FABINI Los Vaqueros de América

ACTIVIDAD SOLAR por equipo SOLAR El Chuck Wagon: la cocina del vaquero

P.04

PROYECTOR por Gonzálo Rodríguez El género Western o el anhelo de lo primordial

P.08

ARTECNO por equipo SOLAR STEAMPUNK: Bienvenidos al retrofuturo

P.12

ACTIVIDAD SOLAR por Rafael Revilla El libro vaquero, una historia única

P.22

REFLEJO DEL IRIS por Mayra Nuñez Satevó de Sol a Sol

P.44


ACTIVIDAD SOLAR

VIDA DIARIA

AQUÍ UNA RECETA DE CHILI CON CARNE ESTILO VAQUERO

WWW.REVISTASOLAR.COM.MX

El

Chuck Wagon la cocina típica del vaquero

L

a vida de los primeros vaqueros no era nada fácil: cabalgaban por días y noches a lo largo de las descomunales extensiones de los ranchos americanos bajo la inclemencia de los elementos, al acecho constante de los peligros naturales, con sólo el suelo por cama y el cielo por techo, como bien se ha dicho, y en cuanto a la comida, sinceramente no había mucho de dónde escoger. No obstante, como bien sabemos, la cocina no sólo sirve para mantener vivo al hombre, sino como medio de expresión y disfrute a un grado que bien podríamos llamar artístico y claramente cultural. Por ello los primeros grupos de vaqueros se hicieron de una invención indispensable: el chuck wagon. Harto de las malas comidas a que

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se podía tener acceso cuando sólo era posible cargar con un poco de maíz y carne seca, Charles Goodnight, ranchero texano del Cañón de Palo Duro, se encargó de adaptar en 1886 lo que sería la cocina itinerante del cowboy: un pequeño carromato en el que se transportaban víveres para varios días y -lo mejor- un hombre encargado de prepararlos. La comida se convirtió en todo un ritual. Existen incluso códigos de conducta ideados para el beneficio común, entre los que destacaban reglas como: “Nadie come hasta que el cocinero llame”, “Nadie se sirve la última porción a menos que esté seguro de ser el último hombre” o “la comida dejada en el plato es un insulto al cocinero”. Como puede verse en ellas, y en otras reglas más

importantes y de otra clase como la de no disparar a un hombre desarmado, se perfila lo que vendría a ser, sin lugar a dudas, la figura del caballero andante americano. La materia prima, como dijo Alain Chapel, es la estrella, el deber del cocinero, en todo caso, es no estropearla. Los pocos ingredientes se convirtieron en delicias como el chili con carne, el típico estofado americano, el pan de maíz, el delicioso gravy de carne e incluso el whiskey de maíz casero, también llamado bourbon, que sigue deleitándonos hasta hoy. Platos básicos, rústicos pero exquisitos que siguen evocando en nosotros la pradera abierta, el pan bien ganado y esa sensación de descanso más placentero y reparador aún que el sueño mismo a la luz de las estrellas.


CENTRO CULTURAL BICENTENARIO Y BIBLIOTECA

C A R L O S M O N T E M AYO R

Ubicado en las instalaciones del Instituto Chihuahuense de la Cultura, es uno de los proyectos de infraestructura cultural más importantes del Estado. Este nuevo coloso cultural cuenta con la sala de proyección más grande del estado, librería, una completa videoteca, un área de archivos y colecciones especiales, hemeroteca, mapoteca, aula digital, biblioteca, salas de lectura y además integra la sala de ensayos para la Orquesta Filarmónica del Estado de Chihuahua. Dotado con tecnología de punta, el Centro Cultural Bicentenario es un espacio para la investigación, divulgación y el acceso a la información acorde a la demanda de los chihuahuenses, el cual ofrece servicios que promue-

ven, fomentan, fortalecen y difunden diversas actividades culturales y artísticas para todos, principalmente para los investigadores y estudiantes del estado. La creación de espacios como éste permite a los chihuahuenses tener un mejor acceso a la información, por ello el Gobierno del Estado y la Secretaría de Educación, Cultura y Deporte, a través del Instituto Chihuahuense de la Cultura y con apoyo de CONACULTA, han llevado a buen término la construcción de este majestuoso proyecto. El centro Cultural Bicentenario y Biblioteca Carlos Montemayor, marcan una época en la que claramente Chihuahua Vive en la Cultura.

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CLAVE DE SOL

MÚSICA & SONIDO

Por Lenia Mireles Chávez

Ennio

Morricone

La música como Protagonista

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H

ay quien dice que la mejor música para cine es aquella que no se nota, la que de forma casi subliminal contribuye a que el espectador reciba el discurso cinematográfico desde el estado emocional que el director se haya propuesto. Desde luego la afirmación es válida para muchos casos, pero hay otros en los que la experiencia cinematográfica, en tanto experiencia estética, se ve profundamente enriquecida con las aportaciones ya no del paisaje sonoro, sino de la música misma. Después de todo, el cine es el espectáculo interdisciplinario más elaborado que ha conseguido desarrollar la humanidad. Los inicios de Ennio Morricone como compositor de música cinematográfica en los westerns europeos de los sesentas, registraron la habilidad del compositor formado en la Academia Nacional de Santa Cecilia, en Roma, para ilustrar, intensificar o precisar el discurso visual en El Bueno, el malo y el feo, Por un puñado de dólares y decenas de títulos más. Sin embargo, su creatividad implacable, lo llevaría a participar en obras cinematográficas que hoy son emblemáticas de la historia del séptimo arte, al lado de un Pasolini, un Argento, un Tornatore un Bertolucci y hasta un Almodóvar. Sus valiosas contribuciones hoy se consideran indispensables en filmes como Sacco e Vanzetti, Nuovo Cinema Paradiso y otras tantas que no serían lo que son sin su música. La lista de premios acumulados en su carrera es larga, baste como ilustración mencionar el Polar Music Prize 2010, otorgado en Suecia y considerado como el Premio Nobel de la música. Además de su prolífica obra musical, su formación como director (además de trompetista) lo llevó a realizar extensas giras internacionales al frente de la Sinfonietta di Roma, interpretando no sólo música cinematográfica, sino algunas de sus composiciones orquestales. Es el caso, por ejemplo, de la Oda a México, un erudito homenaje musical que ofreció a nuestro país en 2010 con motivo de la celebración del Bicentenario de su Independencia. 7


PROYECTOR

APRECIACIÓN CINEMATOGRÁFICA

Por Gonzalo Rodríguez

El género

Western o el anhelo de lo primordial.

E

n el Western como género cinematográfico es complejo distinguir cuáles elementos pertenecen a los hechos históricos, la re-creación y la mitología. De hecho, limitar el género a las películas que plantean los duelos de pistoleros es como pensar que la ciencia ficción se remite sólo a las historias futuristas. Para pensar el Western es necesario evocar el paisaje y el entorno del medio oeste norteamericano como un personaje y por supuesto, a la figura del vaquero. De la fusión de este personaje mítico con el entorno natural y su espacio, surgen los temas del Western: la búsqueda y la persecución, la ambigüedad de la justicia y la naturaleza del mal, los campos desolados y el avance de la civilización. El vaquero responde al personaje histórico del hombre inmigrante que se aventuró en el Oeste, en busca tanto de las oportunidades para una vida mejor como de algo propio. Por el mismo uso de este personaje 8

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en la ficción, quizás es fácil perder de vista lo más primario del personaje histórico: que su vida es la de un hombre que se hace a sí mismo; que no habla, sino actúa; no espera, sino que se precipita dentro del cauce de los hechos. Los pioneros: hombres, mujeres y sus familias que se adentraron y establecieron en el Oeste, se encontraron con un mundo maleable a su propia voluntad y pleno en su porvenir, o por lo menos es lo que proyectaba la visión idílica que desde el Este invocaba no sólo a los aventureros o ambiciosos, sino a quienes buscaban empezar de nuevo. Sin embargo, en este espacio puesto a la voluntad sobrevino la realidad del ser humano que todo lo corrompe: pronto los usureros, los especuladores y los bandidos se adueñaron del territorio e impusieron su ley. En “Deadwood”, el caótico asentamiento gobernado por los dueños de los burdeles y los comerciantes, evolucionará en una sociedad organizada donde históricamente

se instalarán el Estado y las corporaciones, pero en ese lapso florecerán los proxenetas y oportunistas, el forajido que se hará un nombre a punta de pistola, el caza recompensas que no le dará tregua y el hombre de ley que buscará el orden en el caos. El vaquero, como el personaje mítico que responde a estas representaciones, despliega una moral y una estética. La fisonomía de Jesse James en “The assassination of Jesse James by the coward Robert Ford” es un acercamiento más preciso de la vestimenta, con sus trajes de corte inglés, sus sombreros y relojes de cadena que contradicen los jeans y la tejana con los que usualmente imaginamos al vaquero; es también un acercamiento al entorno e incluso al lenguaje, porque el vaquero, a pesar de su naturaleza elemental y de escasa formación, aunque parco pero con cierta elegancia, puede decir más por su sola presencia y actitud de lo que las palabras puedan expresar. El “Hombre sin nombre”


interpretado por Clint Eastwood, de la trilogía de Sergio Leone, representa el arquetipo del vaquero en esta excelsa lección de lenguaje corporal, de quien sin hablar hace notar su presencia; fuera del ámbito del Western, el caza recompensas Bobba Fett de Star Wars, refleja a la perfección esta virtud, personaje que sin articular palabra alguna, es uno de los más carismáticos y entrañables de la saga de George Lucas. El villano y psicópata de “No country for old men” interpretado por Javier Bardem, refleja el estado de cosas donde la expresión verbal y las sentencias trepidantes no son necesarias para dotar de expresividad a un personaje despiadado e implacable, un todo terreno de la maldad. Como personaje moral, ofrece más riqueza en su ambigüedad que en lo unidimensional de la motivación del caza recompensas y del forajido. En el Western de John Wayne los vaqueros son los buenos y los indios los malos, los justicieros tienen muy bien definida su concepción

del bien y por lo tanto no hay lugar para la ambivalencia moral. La dialéctica del bueno contra el malo, el vaquero contra el indio y el sheriff contra el forajido, es una fórmula dualista carente de atractivo no sólo por ser poco realista, sino moralmente plana, simplona y hasta cierto punto, colonialista. El forajido y el caza recompensas, eventualmente, pueden ayudar a una persona en problemas, pero acaso estas son ligeras desviaciones de su habitual forma de actuar. En “3:10 to Yuma” (2007), Ben Wade es el líder de una banda de forajidos, quien después de haber sido atrapado por la justicia es consignado bajo la vigilancia de Dan Evans, quien, veterano de la Guerra Civil Estadounidense, lisiado y a un paso de la bancarrota, asume la responsabilidad de transportar a Wade rumbo a Contention para tomar el tren de las 3:10 a Yuma, donde será encarcelado. Conmovido por la tragedia personal de Evans, quien ha aceptado una misión condenada al fracaso e insiste en transmitirle valores a

su hijo, Wade colabora con su propio celador para completar la encomienda, mientras los demás bandidos los persiguen para liberar a su líder. Su acto desinteresado no se disocia de un detalle que brinda mayor profundidad y singularidad al villano: es un extraordinario dibujante. Aunque este detalle y el significativo acto de auto-sacrificio no sean suficiente para exculpar a este turbio personaje, lo cierto es que esta visión nos ayuda a dimensionar al forajido en su complejidad, es decir, la humanidad de un bandido que llora, se compadece de un hombre desesperado y lo ayuda incluso a pesar de sí mismo y nos hace patente una verdad incómoda: los asesinos también aman. No es un secreto que una de las fascinaciones de la Narrativa, tanto en el Cine como la Literatura, es la simpatía o la compasión que pueden despertar personajes detestables por su inmoralidad. Sin ninguna posibilidad de redención, el antihéroe se yergue con sus propios pará-

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PROYECTOR

APRECIACIÓN CINEMATOGRÁFICA

metros de justicia e incluso procede con mayor congruencia que los moralmente intachables. En “Unforgiven”, ―acaso el Western definitivo―, William Munny es un forajido retirado en una granja en Wyoming, donde vive con sus dos hijos. Si bien fue un asesino sanguinario, es también un padre devoto, que debe a la memoria de su esposa fallecida el haber abandonado la bestialidad de su alcoholismo. Su antítesis, Little Bill Daggett, es un oficial de la Ley conocido por humillar y someter brutalmente a los criminales, un tipo implacable e igualmente cruel contra quienes persigue y el cual dedica sus años de madurez a construir una casa. Confrontados por las circunstancias e inevitablemente atrapados en ellas, Munny se planta en la cantina de Big Whiskey y venga la muerte de su amigo Ned, fulminando a sus oponentes y perdonando de paso la vida de los pistoleros improvisados, en una de las escenas más impactantes y memorables del Cine.

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El Western no es un género grandilocuente y a pesar de no exceder en muchas ocasiones los monosílabos, esta es precisamente una de sus virtudes: “I’ll see you in hell, William Munny”, musita Little Bill antes de que Munny le dispare en la cabeza y éste, lacónico responda: “Yeah…”. Al final, poco se sabe con certeza acerca del destino de Munny y a pesar de que es imposible no sentir simpatía o compasión por el villano que asesinó mujeres y niños y prácticamente todo lo que caminaba o se arrastraba, es fácil caer en la contradicción interna mientras, como en el final de la película, el atardecer cae en el horizonte del Oeste. El entorno que actúa como un personaje más del Western, tiene el respaldo histórico de la geografía y las planicies de Kansas, el desierto y las arenas de Nuevo México, las cordilleras de Utah y los ríos que serpentean entre los bosques de Montana. En “Brokeback Mountain”, la música de Gustavo Santaolalla y la foto-

grafía de Rodrigo Prieto con las Rocallosas como cómplices, hacen por sí solas la película, independientemente de la controversial historia de dos vaqueros homosexuales. En “Los tres entierros de Melquíades Estrada”, el Big Bend, el oasis del Río Bravo es el espacio de redención para Pete, quien peregrina para enterrar a su amigo en su pueblo natal. Los campos y sus cielos, las montañas mismas y los desiertos que se abren, crean tanto expectación ante lo desconocido como un sentimiento de desesperanza, pero cuya sensación es idéntica a cuando miramos las estrellas: es el anhelo de lo primordial, de lo más básico en el ser humano, la añoranza de un tiempo en el que no se necesitaba más que lo esencial y bien sabemos no es posible recuperar, pero eso no nos impide, aún cuando sea tan solo viendo un buen Western, imaginar que cabalgamos hacia ningún lugar en medio de la más pura y absoluta libertad.


“Hell of a thing, killin’ a man. Take away all he’s got and all he’s ever gonna have.” * -The Unforgiven

*“Es una cosa terrible eso de matar a un hombre. No sólo le quitas todo lo que tiene, sino lo que podría llegar a tener” –Los imperdonables.

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ARTecno

TECNOLOGÍA APLICADA A LAS ARTES

steampunk

bienvenidos al retrofuturo.

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A

l principio el Steampunk nació como un subgénero de la literatura de ciencia ficción especulativa en los años ochenta, a manos de varios escritores de cyberpunk. Si el cyberpunk ―género hermano más que padre del Steampunk― intentaba mostrar un futuro distópico, oscuro, pesimista, de lo que podría pasar o derivar de la sociedad si continuábamos por un camino de consumismo y capitalismo dándole más poder a las megacorporaciones y al consumo, además de integrar en nosotros la tecnología electrónica e informática ―hasta el extremo de ser cyborgs o ser sustituidos por las máquinas―, el Steampunk se presentó también como un género crítico, pero más optimista. El día de hoy, el Steampunk se ha transformado en un gran movimiento artístico y sociocultural integral. Para ello, en vez de mirar el futuro, el Steampunk miró al pasado y se situó en el punto de inflexión donde la sociedad tomó el rumbo más capitalista, fabril y consumista ―a consideración de sus creadores― y tomó el positivismo científico, con su esperanza depositada en la ciencia y la tecnología como promotores de una vida cómoda y emocionante pero sin efectos negativos; vista, pues, de forma romántica. El añadido -punk no se refiere en su inicio a una fusión estética, sino al sentimiento de crítica activa a la sociedad, del mismo modo que sucede con el cyberpunk.

El steampunk es un movimiento muy amplio que se acepta como retrofuturismo1, centrado especialmente en la 2ª mitad del siglo XIX, momento en que se da aproximadamente la 2ª Revolución Industrial. Representa una crítica de la sociedad queriendo cambiar un pasado y recreándolo de nuevo de la mano de la imaginación y la creatividad, imaginándose especialmente tecnología derivada del vapor (steam en inglés) y los mecanismos como otra opción a “la alternativa” que los sustituyó en nuestro pasado real (tecnología eléctrica y diesel). Deriva, pues, en máquinas extraordinarias, experimentos y descubrimientos increíbles. Esta estética comenzó a gustar a mucha gente y diversos colectivos. La fusión de la estética retrofuturista con lo victoriano gustó a neovictorianos (a secas), góticos neovictorianos, cyberpunkies, Lolita y punkies inclusive. Es por ello que desde el 2000 se han observado fusiones estéticas diversas. Hoy en día el steampunk ofrece muchas visiones y es por tanto un movimiento muy original, elástico y adaptable. Es más positivista y tecnófilo frente a la tecnología y muy romántico. Sus historias se centran en realidades alternativas utópicas, un movimiento sumamente interesante que combina un aire bohemio y optimista ante la vida, rodeado en general de fantasía. Bienvenidos seamos todos al retrofuturo.

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Retrofuturismo es un género estético y de la ciencia-ficción que rescata las visiones de futuro generadas en el pasado, es decir, la visión por lo menos descrita en escritos, ilustraciones y otras formas de expresión, acertadas o no, que se hicieron en otras épocas y que siempre tienen un toque estético del momento en que se hicieron.

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DOSSIER SOLAR

El Renacer de una Tradición Fotos de Raúl Ramírez “Kigra”

Don Juan Quezada entra a la sala vistiendo sombrero y botas vaqueras. Es corto de estatura, de manos recias. Trae la camisa remangada y en su piel se anuncia que vive bajo el sol buscando materiales para sus ollas. Él es el famoso alfarero, el redescubridor y creador de piezas únicas en Mata Ortiz.

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Por Janet Rogelio / @Jannanai

S

u historia comenzó cuando tenía apenas trece años. Se recuerda como un niño curioso y travieso que jamás pensó en recibir el Premio Nacional de Ciencias y Artes (1999), mayor honor que pueda recibir un artista en México. Cada mañana, caminaba entre los cerros de Casas Grandes para recolectar leña y ayudar a su familia de doce. Era común que encontrase tepalcates de barro, hachas viejas y a veces hasta cuevas, donde vivieron nuestros ancestros. Su plática, además de su talento, cautiva. Da fe del valor del artesano, mientras narra su trayecto para encontrar el secreto de las vasijas de Paquimé. “Una vez, descubrí unas ollas bien bonitas que debían tener por lo menos unos quinientos años. Estaban adentro de una cueva con dos momias. No eran finas, tenían restos de comida. Había una amarilla y una blanca y las saqué, y fue donde vino mi inspiración. Tenía que saber cómo las hacían aunque me tardara toda la vida.” El hallazgo de aquel infante moldeó un futuro prometedor para su persona e incluso para quienes habitan en el municipio de Casas Grandes, en Chihuahua, México. Su pasión recreó la vida entre los cerros que ahora son suyos. “Es mi ranchito, ese donde yo antes caminaba ahora es mío, dice entre risas.”

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DOSSIER SOLAR

Orígenes

“Nadie se acordaba cómo hacer las vasijas, ni la gente más vieja, y comencé a experimentar con barro. Sabía hacer figuras de fango pero se rajaban con el tiempo y no sabía por qué. Probé muchas maneras, usaba tazones de mi mamá y así me fui yendo hasta que como a los dieciocho años, les eché arena del río y se quedaron sanitas, sin reventarse; haga de cuenta que cuando se quiebran, es como si le picara con una aguja.” Pasaron los años y Don Juan, durante sus ratos libres, molía rocas en el metate, mezclaba colores e invertía horas buscando insectos, plantas o raíces que le proporcionaran nuevas tonalidades y texturas. A sus veinte echaba mano del barro amarillo y rojo, el diseño era parecido al estilo Paquimé. En esas andaba cuando de pronto cualquier día alguien llamó a su puerta. Era un hombre alto y delgado de cabellos rubios que dijo llamarse Spencer MacCallum. Le mostró una foto de sus obras y le preguntó si conocía al creador. “Buscaba una mujer, se le hacía raro que yo las hiciera porque dice que casi siempre allá donde vivía en Estados Unidos, son mujeres quienes hacen esas cosas. Y pos´ yo le dije que era yo. Y nombre, se puso como loco.” El extranjero quien suele pensarse bajo el calificativo de amenaza, fue en palabras de Don Juan la oportunidad de progresar. Fue él quien lo apoyó para darse a conocer y dedicarse por completo a sus ollas. Recibió un pago fijo por jugar y experimentar. Le ofrecieron sustento con tal de que siguiera intimando con el barro. “Según él compró mis ollas y desde que las vio se prometió que iba a descubrir 18

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quién las hacía. El ahora vive aquí en el pueblo, me platica que no había semana que no las bajara de su estante para estudiarlas. Pensaba, voy a ir México y voy a encontrar a la persona que hizo estas piezas. Y pues se vino con su familia por Palomas y preguntando recorrió Ascesión, Janos, Casas Grandes, hasta que un amigo mío le dijo ah pos´ esas

no importa. Yo te pago nomás por experimentar. Y pasó un año y cacho y yo ya estaba desesperado, pero pues cuando yo acarreaba leña sacaba tres pesos diarios para toda la familia y acepté. “ Con el patrocinio económico Don Juan dejó de trabajar el campo y se dedicó exclusivamente a mejorar la calidad de sus vasijas. Las exponía a climas distintos y Spencer propuso aumentar el dinero para exponer en museos. Una vez sumadas ochenta y cinco piezas presentaron la obra en sitios de Estados Unidos como California, Arizona, Nuevo México, Texas, Washington, Nueva York, Virginia, Kansas… “No se vendía ni una. Nomás se miraban, él decía que era para educar al público. Sabíamos que iba a haber mucho éxito y sí hubo y sí hay, la gente que iba era mucha.”

Conservar el centro

las hace el Juan. Y él no creía que estuviera tan cerquita de la frontera.” “Después de presentarse, Spencer MacCallum fue directo al punto. Luego luego me dijo, me encanta tanto esto que quiero hacer un trato contigo. Te voy a pagar un cheque para que experimentes. Entre los dos vamos a definir cuánto tiempo, eso

En casa de Don Juan se percibe calor de hogar, un tenue aroma a comida casera se esparce a medio día y la puerta siempre está abierta. Entran y salen sobrinos, hijos, nietos, amigos, vecinos. De día convive con su familia y por las tardes gusta de caminar, montar a caballo y cuidar sus animales. El término artista, es para él innecesario. Se jacta de complacerse al innovar. Aprende divirtiéndose. Su esposa Guille platica que a él lo que le llena es andar en la Sierra escarbando, compartiendo experiencia con arqueólogos o estudiantes que vienen a conocerlo. Cerca de su hogar está su rancho y ahí descansan largas hileras de piedras que adopta en sus paseos. Hace algunas semanas terminó una chimenea y piensa lograr una mezcla de barro para pintar casas con materiales naturales. “Me gusta, me gusta todo esto. Yo creo que algo traía adentro aunque mi papá insistía que estaba loco.” Dice ante la pregunta de si se nace con ciertas habilidades o se aprenden.


“Yo creo que para ser artista se necesitan muchos estudios y reconocimientos pero yo, yo no creo que sea un artista. Desde los cinco o seis años me gustaba pintar y hacer esculturas. Me gusta y ya. Se me hace que sí traía lo de las ollas porque nunca conocí de chico ni un pintor ni un alfarero. Todavía me acuerdo que preguntaban, ¿ónde esta Juan? y mi papá les decía no con el afán de ofenderme ni nada, ¡ahí ta haciendo sus cochinadas! Andaba yo todo el día jugando con lo que encontraba. Pero eso de ser artista es diferente.” Al inicio utilizó dos colores: amarillo y rojo. Entre sus anécdotas predilectas se halla cómo dio con el barro blanco. Una tarde andando con sus hijos por el campo, vio varias hormigas cargando granulitos blancos. Las siguió hasta el hormiguero y se dio cuenta de que el barro se había enterrado con la ceniza volcánica. “¡Allí estaba! Y hay verde, morado, de varios tonos… La cosa es nomás encontrarlo o mezclar y pos´ esa vez me acuerdo, rápido me puse a escarbar.” Imaginar y crear es un placer: se siente cuando se conoce a Don Juan.

Made in China

En cualquier lugar donde viven artesanos pronto arriba el made in china, situación nada problemática para el alfarero orgullosamente chihuahuense. Cualquiera podría creer que después de décadas de estudio autodidacta lo más obvio sería esconderse o correr con el remedio, sin embargo, en esto también rompe expectativas. Cerca de él sobreviven muchísimas personas vendiendo ollas. Apenas se acerca uno al pueblo de Nuevo Casas Grandes encuentra tendidos y negocios dedicados a cocer vasijas. Hijos, vecinos, conocidos, cualquiera que lo trata, hace, hizo o querrá hacer ollas y a Don Juan le fascina. “Cada mercancía y cada arte tiene sus clientes. Un coleccionista que compra mis ollas las conoce, los que saben nunca comprarían las que no son 19


DOSSIER SOLAR y menos de esas de los chinos. Son gente que sabe, son conocedores, ¿qué pues? A nosotros ni nos molesta ni nos afecta nada, porque nosotros sabemos que usamos puras cosas naturales y bien hechas.” Su voz se mantiene relajada mientras describe cómo le han comentado que imitan las creaciones de Mata Ortiz. “Las vasijas no nomás me han ayudado a mí sino a todo el pueblo, yo les he enseñado con cariño. Donde quiera que el sol brilla es para todos y a todo el que quiere aprender le enseño. Viene gente de cerca o de Canadá o de partes de Estados Unidos. Mire, los jovencitos ya tienen casi siempre sus estudios y los grandes nomás lo hacen para tener algo nuevo qué hacer. Y lo que me gusta más es que mi pueblo aprendió y hemos salido adelante; cualquiera, cualquiera que tenga ganas, puede hacer esto.” El progreso se extendió en su comunidad. Con la llegada del extranjero Spencer MacCallum, cambió el porvenir; incluso una carretera fue construida para facilitar

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el acceso a la región naciente a unos cuantos minutos de Nuevo Casas Grandes. Cada quien hace lo que sabe y de esto podemos vivir todos. Nunca he sido egoísta, me siento bien dentro de mí si uno o dos o más personas, viven de lo que yo saqué por años.

Alfarero y…boxeador

“Chaparro, sin estudio, feo; flojo no, porque siempre he sido jalador.” Así se describió Don Juan en aquella época donde empezaba a crecer y a ver cómo sus amigos se iban uniendo a trabajar en el Ferrocarril. Con la adolescencia apareció en su vida la novedad de las mujeres y la añoranza de tener un poco más de dinero para invitarles a tomar alguna soda y vestir como se gusta, como se da la gana. Antes de alfarero reconocido a nivel mundial, tuvo variedad de ocupaciones. Primero fue recolector de leña, luego sobrevivió realizando esculturas con formas femeninas que intercambiaba por gallinas,

marranos, frijol y maíz, con una señora de Namiquipa. “Todo el tiempo me han gustado las esculturas y hacía de animales o de mujeres. Usaba formones de acero. En aquel entonces había carros con muelles delgaditos y esos muelles era finísimos, de un acero muy pero muy bonito. Los adelgazaba hasta que podían usarse. Todavía cada vez que encuentro uno me lo traigo. También guardaba insectos, piedras, plantas, eso pues hasta la fecha. Me doy tres o cuatro días para ir a la montaña. Tanto ando y ando, que hasta he recogido hachas o herramientas de los antiguos. Es más, mire yo, como dije siempre he sido chambeador. Le voy a contar, cuando yo quise, bueno cuando fui boxeador. Siempre yo veía que los demás me hacían poco y las mujeres no me echaban ojitos. A mí me podía, y pensaba que tenía que hacer algo y me gustaba hacer ejercicio, era cuando el Ratón Macías. Y entonces había un hombre amigo mío que sabía de eso y


yo le dije, necesito pues que me enseñes, quiero ser boxeador. Y órale pues vente, me dijo. Entré con la intención de ganar unos pesos y gastar en lo que yo quisiera. No tenía pa´ invitar ni un chicle y como no fumaba ni un cigarro ni nada, pues me hice disciplina y llegó el día. El sábado vas a pelear, me avisaron. Era una pelea de uno contra cuatro y pues dijeron que así iba a hacerle, eran todos contra mí. Y gané fácil, y nadie quería pelear conmigo después y me fui a Chihuahua. Era bueno, muy vago, muy rápido, podía llegar a campeón. Pero pues por esos tiempos se usaba que lo que las jefitas decían, se hacía, y la mía me dijo: sabes qué Juan, no me gusta que te golpeen, traía toda la cara morada. Así que le hice caso y me fui otra vez pa´ la leña” Y ahora pues no sé qué más haría. Me gusta esto, sé hacer muebles, esculturas, mis vasijas…”

se vino después de lo de las Torres Gemelas porque dice que Estados Unidos pos´ está medio mal y aquí se vive tranquilo con la naturaleza. Una vez fíjese, vino un arqueólogo, Contreras. Yo apenas hacía mis pininos y me iban a llamar que porque estaba haciendo copias. ¡Y pues no pues claro que no! Él más que nadie debía saber que n o

Las manos de la tierra

El niño explorador aún juega entre árboles. Sus ojos atesoran anécdotas listas para compartirse, siempre acompañadas por una sonrisa o una buena taza de café. Don Juan ofrece en sus manos la técnica perdida hace quinientos años y se entrega a cualquiera interesado en el tema en el que sin duda, es el mejor. Es un hombre nacido, de las manos de la tierra. Con ahínco sortea retos y dificultades, desde comunicarse con extranjeros hasta demostrar que su estilo es único y para nada un plagio como fue acusado en alguna ocasión. “Me han sucedido muchas cosas buenas y malas. Algunas personas que he conocido se quedaron a vivir aquí. Spencer por ejemplo, vive cerca, a unas cuantas casitas. Viene a platicar, ya no hacemos negocio. Le gustó el pueblo,

era cierto, porque hacer el estilo es diferente a copiar y de ahí pues mejor empecé a hacer mis diseños.” Sus primeras ollas retratan el paisaje chihuahuense. En los montes viven conejos y venados. Con el tiempo, entre barro negro y blanco nacieron los trazos finos, líneas curvas y rectas donde

se refleja “la unión” de nuestra naturaleza. Cualquiera puede ver eso, se juntan. “Mi obra tiene mucho diseño de conexión. Es porque la Sierra siempre ha sido muy unida. Ahora dibujo mixto, lo mío y lo de los antiguos. Además empecé a poner trazos hasta debajo de la olla, antes nomás llegaban poco más arriba del molde y yo, lo dejé fluir hasta el fondo por toda la vasija y eso tuvo mucho más éxito. En cuanto al material también se ha renovado pero eso sí, siempre de origen natural. Eso es lo primero, usar lo que brinda la naturaleza, que es más bonito y de mejor calidad. He aprendido de todos, hasta de los animales aprende uno. He visto alfareros indios también, pero nunca nos enseñamos nada. Nomás nos vemos trabajar y ya cada quien toma lo suyo. Por ejemplo, en Estados Unidos hacen vasijas más pesadas, ellos tienen la tradición de usar lo que se les quiebra y así; somos diferentes. A mí me gusta trabajar con puro natural y sin que la olla pese.”

La felicidad: destino inmediato

Don Juan lleva más de 30 años redescubriendo la cerámica tradicional. Bajo el cielo de Mata Ortiz ofrenda su vida a esta pasión y a la idea de continuar sintiéndose dichoso: “Yo aspiro… pues… la verdad me gusta como vivo ahora, soy feliz” confiesa seguro de sí mismo. 21


ACTIVIDAD SOLAR

VIDA DIARIA

Por Rafael A. Revilla / @rafastarix

Pasado & Presente del

LIBRO VAQUERO

E

n estos tiempos en que la lectura en nuestro país está dejada de lado ya no los políticos que nos gobiernan, sino los mismos maestros que educan a los jóvenes se preocupan por leer, las revistas y medios impresos han tomado un papel bipolar: en ocasiones sirven para informarnos tanto como en otras para hacer exactamente lo contrario. Otros, los que son simplemente para entretener, han sufrido de la falta de apoyos y del hábito casi inexistente de la lectura entre los mexicanos. Revistas y periódicos que alcanzaban tirajes de miles ahora se dedican simplemente a tratar de subsistir, y aunque la industria impresa pasa por un momento difícil, no parece

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que vaya a desaparecer. En este contexto, es de sorprender la existencia de una publicación que alguna vez tuvo tirajes semanales de hasta 3.6 millones de ejemplares, una revista que se distribuía y distribuye actualmente en toda la república y en cada puesto de revistas de nuestro país, países sudamericanos y hasta en cuba: El Libro Vaquero. Sea lo que sea, El Libro Vaquero es un clásico de la cultura mexicana; podrá ser querido y vanagloriado por unos tanto como satanizado y condenado por otros, pero la verdad es que al ver el número de ejemplares vendidos a lo largo de los años,

“Historietas de este tipo pueden servir de apoyo inicial para que la gente lea. Es cierto y a nadie se le escapa que para algunas personas no es sino literatura desechable y, claro, hasta cierto punto lo es, pero volviendo al punto, Leer algo es mejor que no leer nada.”


cualquier otra publicación palidecería frente a ella, en comparación. Por parte de su contenido, las historias del Libro Vaquero son bien simples: relatos en los que el protagonista, héroe bondadoso y justo, recupera a la chica raptada o en peligro. En México, a diferencia de los Estados Unidos con sus historias violentas en contra de los indios, se le dio un sesgo claramente romántico a las historias presentadas: se mataba por el amor de una mujer, los indios eran generalmente personajes nobles y, en general, se hacía que el lector se pusiera del lado del desvalido, como en los clásicos melodramas de nuestro cine. Sus argumentos, desde luego, eran siempre los típicos del viejo Oeste, historias de caballeros medievales adaptadas a un nuevo territorio y con diferentes medios, pero en general iguales: el malo que azota al pueblo y se roba a la chica, misma que después es rescatada por el compasivo y sensible héroe ―nunca sin ciertas dosis de fino o un tanto más explícito erotismo― y dejando en claro que el bien siempre triunfa sobre el mal, la nobleza sobre el orgullo, la maldad y el desorden. Hoy circulan 400 mil ejemplares semanalmente en la República Mexicana y, gracias a distribuidores de otros países, El Libro Vaquero llega a lugares que ni su mismo fundador se hubiera imaginado, tales como Perú, Chile, Guatemala y Argentina. Ya su grupo editorial (Niesa) busca distribuir El Libro Vaquero en latitudes tan lejanas como China. Desde mi perspectiva, en un país en que las cifras oficiales dicen que el mexicano lee 2.8 libros al año como promedio, creo que historietas de este tipo pueden servir de apoyo inicial para que la gente lea. Es cierto y a nadie se le escapa que para algunas personas no es sino literatura desechable y, claro, hasta cierto punto lo es, pero volviendo al punto, “Leer algo es mejor que no leer nada”. Más allá de reflexiones acaso ociosas, El Libro Vaquero ha sido, es y será compañero inseparable de choferes de camión, mecánicos, taxistas, albañiles y más; en donde exista un espacio para descansar, relajarse, leer un poco sólo para divertirse y a veces hasta para viajar, ahí estará El Libro Vaquero, para bien o para mal. 23


REPORTAJE SOLAR

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CULTURA & MUNDO

Por Janet Rogelio


El origen

invisible del

WESTERN “El pasado es reconocido como legado, no ya como algo que tan sólo nos antecedió, sino como parte constitutiva de lo que somos” –INAH

A

ntes de Danza con lobos (1990) y Billy the kid (1859), antes de la unión de Texas a Estados Unidos (1845), antes incluso de la Independencia de México, existieron hombres en los desiertos de Norteamérica que jineteaban día con día para sobrevivir. Producto de la amalgama entre España y las civilizaciones del México Antiguo, la cultura vaquera llegó, evolucionó, se fortaleció a mediados del siglo XIX, y ya en el Siglo XX, desde los Estados Unidos, se difundió hasta llegar a ser tema de culto a nivel mundial. Cuando se piensa en lo western (lo country, lo cowboy) a fuerza de mercadotecnia y costumbre, salta el género cinematográfico greengo popularizado desde los años 40. Cuadro a cuadro nos imaginamos pioneros conquistando territorios, venciendo forajidos que osan irrumpir en nuestra tranquilidad, o mejor aún, rememoramos escenas donde, con la mano alzada como pistola, vencemos a un apache escondido entre los árboles del parque. Lo cierto es que la cultura vaquera nació en occidente muchísimo tiempo atrás y su origen dista de ser netamente anglosajón o tejano, como esa cinematografía nos induce a creer. Algunos elementos históricos nos ayudan a aclarar este punto.

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REPORTAJE SOLAR

CULTURA & MUNDO

“Lo western es un ejemplo interesantísimo de como una subcultura gremial, en el mundo post-moderno, puede perder su constituyente étnico para pasar a convertirse en un modo cultural alternativo de carácter mundial.”

Primera pista: el ajuar novohispano

El vaquero es, en realidad, una tradición surgida en la las zonas áridas y semiáridas de Norteamérica tras la conformación de la Nueva España (15211821). La instauración de las haciendas requirió además del cuidado de ganado, del resguardo de terrenos muy extensos y de una agilidad en el transporte para la que, la equitación, era la única respuesta posible. Con el transcurso de los años y la fusión de las culturas se delineó al jinete, que abrió paso a una figura donde los más eran de origen mestizo y los menos (y más poderosos) de clase alta y procedencia peninsular. Entre las huellas de esta fusión cultural está el ajuar vaquero. El diseño de sus botas, cintos y hebillas, corresponde a

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características propias de la estética novohispana. El sombrero cordobés (de ala ancha), y muy común en grabados, tanto de España como realizados en sus colonias y virreinatos americanos del siglo XVII, delata el origen hispánico de lo que llegó a ser la correspondiente prenda vaquera, cuya principal diferencia son sus alas, “arriscadas” por los vaqueros y el inevitable desgaste provocado por las

interminables horas de sol y polvaredas. Por su parte, la silla de montar “texana” es también descendiente directa de la mexicana que modificó rasgos al diseño español, mismo que fue acogido inicialmente con la llegada de los moros a su territorio en el año 711 y cuya finalidad era facilitar maniobras durante las batallas. Los pañuelos, guantes, chaparreras, espuelas, son también elementos esenciales de la vestimenta de una tradición cultural cuyo estilo varía según la región donde se practique: Argentina, Uruguay, Paraguay, Brasil, Perú. En otros continentes, como Australia y Oceanía, existen trazas que corroboran nuestras sospechas: para muestra el Paniolo, palabra hawaiana que nombra al vaquero y cuyo origen etimológico es la palabra “español”.


Segunda pista: el rodeo

En inglés no existe una palabra autóctona para el deporte vaquero del “rodeo”, por

resto de Norteamérica y después a numerosos lugares del mundo. Actualmente los eventos vinculados con el rodeo abundan a nivel mundial, aunque curiosamente, los más famosos se hallan fuera de territorio mexicano. El Calgary Stampede es uno de ellos. Se realiza en Canadá y es desplegado con gran espectacularidad en la ciudad de Calgary, provincia de Alberta, cuyo escudo incluso, se conforma por una letra “C” conectada a la silueta de un sombrero vaquero. En ella se pretende reunir a los representantes más importantes del continente desde 1912. Este año será en el mes de julio y es anunciado como aquel donde se vive el mayor espectáculo de la tierra al aire libre.

Tercera pista: el Camino Real eso la tomaron del castellano. El término “rodeo” deriva del castellano rodear. En la Nueva España, por el año de 1574, se entendía con ello que el ganado habría de reunirse en un punto para marcar los novillos o separar determinado número para su venta o intercambio. El rodeo requiere de dotes cuasi divinas. Equilibrarse, encontrar el momento preciso para lazar un animal distinto al que se monta y permanecer íntegro sin salir disparado al aire. Definitivamente es cuestión de habilidad, técnica y concentración. El también llamado “jaripeo” en las primeras décadas del siglo XX obedeció a la rutina de conteo, capazón y herraje de ganado. Poco a poco sobrevino el juego y la búsqueda del mejor en el grupo; además de que las actividades eran acompañadas con alcohol y se sacrificaban algunos becerros para calmar el hambre. La acción, en su origen meramente económica, llegó a ser considerada una festividad y luego un deporte. Entre sorbos de tequila, competencias de resistencia a pelo en caballos broncos y derribes de novillos, se fueron conformando las facetas de la fiesta deportiva del rodeo. Desde el suroeste de los Estados Unidos, y gracias a procesos económicos, pero también, en buena parte, a la cinematografía, el deporte se extendió primero al

Desde el Siglo XVII hasta principios del XIX, la relación entre Chihuahua, Paso del Norte y Santa Fe era bastante regular. En realidad, se trataba de la culminación del Camino Real o Camino de la Plata (1598-

1882). Esta ruta histórica de más de dos mil kilómetros cuyos antecedentes eran las rutas de comercio entre el México Central y la Gran Chichimecatlalli, se rediseñó y consolidó en la colonia desde la actual ciudad de México y siguiendo el itinerario de Querétaro, Guanajuato, Jalisco, San Luis Potosí, Aguascalientes, Zacatecas, Durango, Chihuahua, El Paso del Norte y Santa Fe, en Nuevo México. Fortalecida por el hallazgo de impor-

tantes yacimientos de plata, cobre, oro, ópalos, turquesas y sal, modeló y difundió hacia el norte lo que habría de llegar a ser la cultura vaquera. Se trasladaban no sólo mercancías, animales, frutas secas, sino también saberes y actividades comerciales, costumbres y, por supuesto, deportes. La ruta funcionaba tan bien que llegó a incluir un servicio más o menos regular de correos. Junto con todo esto llegaron los primeros hombres y mujeres de botas y sombrero a lo que ahora es el suroeste de los Estados Unidos.

Cuarta pista: el Texas del México Independiente

El actual suroeste norteamericano perteneció a la Nueva España y después al México Independiente. Su pérdida sobrevino en tres etapas, a partir de los años treintas del siglo XIX, y no porque Santa Anna le pusiera precio, como se cree a nivel popular, sino porque México enfrentó una injusta guerra, originada por el expansionismo estadounidense y perdida por los graves conflictos internos que desgarraban a nuestro país. En 1836, el territorio correspondiente a Texas y que pertenecía al México Independiente, se convirtió en República. Su separación, motivada por la necesidad de nuevos territorios esclavistas por parte del bloque sureño estadounidense, fue ya definitiva a partir de su anexión al país vecino en 1845. Tres años después, como consecuencia de la declaración de guerra que nos hicieran los Estados Unidos, se firma el Tratado de Guadalupe-Hidalgo, en el que se obliga a México a renunciar también a los inmensos territorios de Nuevo México y la Alta California. Pero no sólo se perdieron tierras. Con ellas se iba igualmente un importantísimo legado cultural, y se iniciaba, por otra parte, el afán de “disfrazar” las raíces novohispanas y mexicanas de las culturas de la región, entre ellas la que habría de rebautizar, desde la perspectiva estadounidense, como Western: el destino manifiesto norteamericano daba inicio a una nueva tarea cultural y simbólica: Effacing México. En efecto, los elementos culturales e históricos que recordaban a México muy pronto fueron rebautizados o enmascarados para desvincular a la población de 27


REPORTAJE SOLAR sus antiguas raíces, borrando así toda lealtad política con el país despojado. Un buen ejemplo lo encontramos en las películas del género western, en donde aparecen indios, inmigrantes europeos, pioneros anglosajones y hasta chinos, pero muy rara vez mexicanos. Cuando llega a aparecer una trabajadora doméstica se le menciona como una Spanish señorita. Este afán se expresó no sólo en el cine. Hasta hace muy poco, muchos restoranes de Nuevo México anunciaban en su menú comida “española” (Spanish food) pero ofrecían sólo enchiladas, sopaipillas, tamales y tacos, es decir: elementos gastronómicos típicamente mexicanos. La tendencia continúa hasta el día de hoy. De cada cien hablantes del castellano en los Estados Unidos, unos noventa son de origen mexicano, sin embargo, tanto los medios masivos de comunicación como el gobierno se refieren a ellos como los hispanics. En este contexto, no es de extrañar que a la cultura vaquera se le haya desvinculado de sus orígenes mexicanos. Para el escritor chihuahuense Enrique Servín, estas omisiones y reconceptualizaciones son parte de lo que él llama la estrategia del Effacing México. Y la razón sería que reconocer esta presencia recordaría constantemente a los Estados Unidos su pecado original. Los Estados Unidos, nacidos de un movimiento en buena parte religioso y hasta fundamentalista, se concibieron a sí mismos como una utopía, como la encarnación del país verdadero. De esta manera, el imperio de la legalidad se anularía a sí mismo al recordar sus tempranas e injustificadas guerras de agresión y conquista, lo cual genera una doble contradicción: religiosa y legal. Por momentos, la actitud de negación es incluso cómica: el Centro Cultural Hispánico (Hispanic Cultural Center) que se alza en la ciudad de Albuquerque y que fue inaugurado hace algunos años (con la presencia del heredero a la corona española, por cierto), fue diseñado con una forma similar a la de las pirámides de Teotihuacan: la tergiversación resalta y el carácter mexicano reaparece interpretado como una amenaza latente.

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CULTURA & MUNDO

“En efecto, los elementos culturales e históricos que recordaban a México muy pronto fueron rebautizados o enmascarados para desvincular a la población de sus antiguas raíces, borrando así toda lealtad política con el país despojado.”


Culturas, subculturas y modos culturales

“Lejos de parecer una moda, lo western, por su estabilidad y vigor, parece haber logrado el estatus de un verdadero modo cultural, al que cualquiera puede afiliarse sin compromisos identitarios.”

Por supuesto, el hecho de que lo western tenga un origen mexicano no niega los elementos anglosajones (o de otro cuño) que luego fueron —y siguen siendo— incorporados. De hecho, lo western es un ejemplo interesantísimo de como una subcultura gremial, en el mundo post-moderno, puede perder su constituyente étnico para pasar a convertirse en un modo cultural alternativo de carácter mundial. Actualmente la moda y los deportes country, el diseño western y otros elementos asociados con lo vaquero son un fenómeno ampliamente difundido y aceptado en los cinco continentes. Es posible hallarlos en Australia, el Japón, Sudáfrica, América del Sur, Asia Central y, por supuesto, Europa. Italia, por ejemplo, es uno de los países en donde más se siguen produciendo películas cuyo argumento se sitúa en el “viejo Oeste”. Y lo más interesante: lejos de parecer una moda, lo western, por su estabilidad y vigor, parece haber logrado el estatus de un verdadero modo cultural, al que cualquiera puede afiliarse sin compromisos identitarios. Un elemento integrante de la cultura mundial que llegó para quedarse.

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BUTACA DE ORO

ARTES ESCÉNICAS

Espectros

con otra Piel

“Apaches” de Víctor Hugo Rascón Banda Fotos de Raúl Ramírez “Kigra”

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Por Elman Trevizo


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espués de la muerte del indio apache Mangas Coloradas, tres hombres lideraron las incursiones de bandidaje a suelo mexicano en la segunda mitad del siglo XIX. Vitorio, Jerónimo y Ju se dedicaron a la rapiña, rapto y asesinato como forma de supervivencia, enfrentándose continuamente con los blancos y tarahumaras. Dos murieron de forma violenta y otro por la vejez. Hasta hace nueve años no se había abordado de forma directa a través de la dramaturgia la figura de los indios apaches y las persecuciones que se hicieron en todo el territorio chihuahuense para asesinarlos. Los blancos, como una forma de vanagloriarse cada vez que asesinaban a mujeres, hombres y niños apaches, les cortaban la cabellera. Una de las últimas obras que escribió Víctor Hugo Rascón Banda tiene un nombre sencillo que lleva implícito el tema: Apaches, que en la lengua del grupo Zuñi de Nuevo México, significa “enemigo” (Apachu). Rascón Banda comienza con las palabras de un riflero que a manera de un juglar moderno o el renacimiento de los coreutas de la Grecia Antigua, relata la agonía de Joaquín Terrazas, el coronel que logró desterrar a los indios apaches, ―según el riflero, “la plaga más desastrosa que azotara acá en Chihuahua”―. El riflero a lo largo de la obra emitirá juicios de valor sobre lo sucedido y cuestionará los motivos bé-

licos de cada uno de los combatientes, sean indios o blancos. Los espectros de los tres apaches, dos de ellos asesinados por Terrazas, lo visitan para acompañarlo en su lecho de muerte. Así, cada uno de los indios va recordándole la forma en que exterminó a la nación apache, sus gritos de guerra, sus cantos, sus tambores, sus formas de dominar la llanura y de estar

En toda la obra, la niñez de Vitorio es esencial para comprender la motivación de este personaje que poco a poco va descubriendo su pasado a través de los sueños, pues al parecer es hijo de una mexicana cautiva por los indios y preñada durante su cautiverio. Un par de años antes de la muerte de Rascón Banda, Apaches se estrenó bajo la dirección de Medardo Treviño.

siempre listos para la batalla. Apaches representa un panorama completo de la cosmogonía de un pueblo lleno de magia y supersticiones que creía en la existencia de un Gran Padre, quien los recibía a la hora de la muerte. En cada escena hay aseveraciones sobre la guerra, el origen, las armas, la propiedad de las tierras, la apariencia física; sin embargo, dichas aseveraciones se cuestionan en los diálogos subsecuentes logrando que el espectador emita juicios a partir del contraste de argumentos.

El montaje fue deficiente y el único recurso digno de recordar es una tela traslúcida que se ponía entre el público y los actores, dándole a algunas escenas apariencia de espejismos venidos de antaño. Apaches tiene vuelos poéticos y juegos de palabras para diferenciar el lenguaje del blanco y del indio. El cierre parece un vaticinio lanzado por Vitorio o por el mismo autor que la escribió en un hospital, convaleciente por el cáncer que lo llevó a la muerte: “Acá, nadie descansa en paz. Vamos, Joaquín. Acá, la guerra sigue”. 31


PLUMAFUENTE

LITERATURA & PENSAMIENTO

Cormac McCarthy

Foto de Marion Ettlinger.

TODAS LAS HERMOSAS NOSTALGIAS

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E

l “pensamiento de la edad de oro” presupone que se sienta nostalgia por una idílica época pasada en la que todo fue mejor. Quizás nos queda como herencia de los románticos la necesidad de viajar hacia atrás con la fantasía, ubicándonos en tiempos ya perdidos que no volverán y en los que hubiésemos preferido vivir porque, en los que nos tocó, la vida parece, ya poco interesante, ya extremadamente dura y dolorosa o, simplemente, peor. Las novelas de McCarthy se ubican en las praderas norteamericanas por las cuales no parece haber pasado el fantasma de la industrialización y la modernidad: las

gigantesco personaje albino (el juez Holden) viajan a tierras del norte de México ―Chihuahua, entre otras poblaciones― con el fin de exterminar la mayor cantidad posible de apaches para acumular sus cueros cabelludos y a partir de ellos cobrar su recompensa, se encontrará con que la realidad añorada no tiene mucho de dorada ni de envidiable. Pero esta es una de sus novelas más desmesuradas, geniales y un tanto herméticas. Si el lector decide empezar por una de sus piezas de mayor madurez y contención como “Todos los hermosos caballos”, se encontrará con un par de adolescentes que viajan también a tierras mexicanas para trabajar

ante lo ya dicho: su literatura, personajes, ambientes y escenarios son hermosos; en pocos autores occidentales encontraremos lo que en él está presente: el protagonismo avasallador de la naturaleza y del hombre en ella inmerso; los diálogos cortísimos, casi monosilábicos que, sin embargo, resultan más elocuentes que los largos discursos; la vida del hombre solitario de las llanuras que se va reconociendo a sí mismo poco a poco, sin ayuda de la cultura social inscrita en los libros, el arte, la política, entre otras y que termina por encontrar exactamente lo mismo: su fragilidad y soledad ante la muerte. Nos encontramos frente a nuestras propias

pequeñas sociedades viven en ranchos, el medio de transporte más común sigue siendo el caballo o el propio cuerpo y, tanto los ideales como la vida cotidiana permanecen atados a la época preindustrial. A partir de ello podríamos imaginar que la visión del que es considerado hoy como uno de los mejores escritores norteamericanos, sea de nostalgia por la época dorada de los vaqueros en el oeste crepuscular, pero aquí hay algo que no encaja: sus novelas, lejos de ser idílicas, son violentas, doloridas, llenas de personajes cuya lucha encarnizada por la mera supervivencia ― no del más apto, sino del más fuerte― no cesa. Cualquiera que decida adentrarse en el mundo terrible de “Meridiano de sangre” en el que un grupo de mercenarios, liderados por un mefistofélico, terrible y

como vaqueros y terminan enfrentándose a un mundo de tan intensa virilidad que pareciera atávica, en la que la moneda circulante parece ser únicamente la de una violencia feral y el más primigenio estado de barbarie en la estructura social. Ahora, si el lector prefiere algo más cercano a nuestro tiempo pero con el toque nostálgico del western, puede leer “No es país para viejos”, en el que ―ya sin sorpresas esta vez― se encontrará con la violencia del dinero, el narcotráfico, la devaluación casi absoluta de la vida humana y una sed de destrucción por la sociedad establecida que parece no tener límites. Llegados aquí pudiéramos preguntarnos ¿por qué entonces valdría la pena leer a McCarthy? La respuesta es sencilla aunque podría sonar contradictoria

y hermosas nostalgias por el trabajo del cuerpo violentando la naturaleza, el silencio, el vasto mundo que se nos ofrece al paso, la libertad exorbitante de un ser ínfimo en la grande Tierra, el estado primigenio de quien se vale por sí mismo y forja, verdaderamente, su propio destino. Pero, tratando de hacer una síntesis entre el dolor de tal mundo y esas sutiles nostalgias para ver qué es en suma la literatura de este escritor excepcional, no podremos menos que coincidir con César Rendueles cuando asegura que el atavismo y la nostalgia propias de McCarthy “proceden de una perplejidad radical: ¿cómo es posible que incluso aquél mundo de violencia, racismo, hambre, necesidades físicas e incomunicación fuera mejor que éste?” 33


CLAVE DE SOL

MÚSICA & SONIDO

Cabalgando hacia el ocaso

Anatomía de la música

Western 34

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Por Gonzalo Rodríguez

“La música en el Cine enmarca las sensaciones y los momentos, los alza y les brinda sentido y trascendencia; tanto como un elemento más de la narración e incluso, como un factor indispensable e inseparable de la historia.”


L

a música que acompaña al Western como género cinematográfico, es una de las más significativas del celuloide junto con la música de las películas de terror. ¿Qué sería del Cine de terror o suspenso sin la ambientación musical? Se podría afirmar que tanto la dramatización como la emotividad fracasarían y lo mismo ocurriría en el Western. La pieza musical de Ennio Morricone en “The good, the bad and the ugly” es una composición arquetípica de la confrontación y el duelo, en la cual podemos identificar la expresión adusta de Clint Eastwood. Particularmente, en las películas de Sergio Leone, la música envuelve y brinda sentido a unas escenas con diálogos mínimos, en donde tanto la orquestación como la minimalista armónica en “Once upon a time in the West”, crean esa atmósfera en la cual sólo es posible pensar en el tren que se acerca por los páramos del Oeste. El Western como parte de la música se trata de un subgénero del Country, el cual si lo escuchamos nos puede dar pistas acerca del origen de este género musical. Los instrumentos de los inmigrantes escoceses, ingleses, alemanes y de África occidental se mezclaron y de esta manera crearon una amalgama musical única que fue conocida como la música de los Apalaches. El Western trató de recrear estas primeras formas musicales en las interpretaciones de los vaqueros cantantes de las películas y series de televisión como

Roy Rogers y Gene Autry (algo así como Pedro Infante y Jorge Negrete), aunque quizás los dos más grandes intérpretes de la música del Oeste son Hank Williams y Jimmie Rodgers, quienes plasmaron en sus temas el sentimiento y los registros del “yodel”, un tipo de falsete reconocible en la música Country. Otras referencias más recientes de la música Western serían tanto Willie Nelson como Chris Ledoux, así como el Western Swing de George Strait. Chris Ledoux, como el auténtico vaquero que era, dedicó sus canciones a reflejar el estilo de vida del campo y las suertes del rodeo, así como la amplia discografía de George Strait, quien en su álbum “Pure Country”, compuesto para la película del mismo nombre, deja algunas de las demostraciones más sentidas de la música del Oeste. El Western ha encontrado una expresión más elemental y originaria en las ambientaciones musicales creadas por Gustavo Santaolalla para “Brokeback Mountain”, la serie “Hell on wheels” e incluso “Diarios de motocicleta”, que a pesar de no ser un Western, tiene muchos de los elementos propios del género, como los paisajes, la búsqueda, la simbiosis del ser humano con su entorno durante su viaje en el camino. Es la música que te impulsa hacia los horizontes y las carreteras, a manejar con las ventanillas abajo cantando una canción, a pensar un viaje, por breve que sea, como una aventura espiritual. El Western como una música del

camino, apoyada en esa imagen romántica del jinete cabalgando hacia el ocaso, tiene mucho de la belleza de una vida sencilla así como la expectativa de que a cada paso andado, lo malo se queda atrás. Simplemente, la breve pero concisamente melacólica “The wings” al final de “Brokeback Mountain”, tiene toda la carga de aquello que se abandona y destruye y que sólo es posible reconstruir con la memoria. La música en el Cine enmarca las sensaciones y los momentos, los alza y les brinda sentido y trascendencia; tanto como un elemento más de la narración e incluso, como un factor indispensable e inseparable de la historia. El soundtrack de “Crazy Heart”, interpretado en algunas de sus canciones por el incombustible Jeff Bridges, tiene la principal virtud de crear una simbiosis con la narrativa, donde son las propias composiciones las que nos introducen en el entramado de la vida de una estrella del Country en decadencia, quien lleva a cuestas las historias que han hecho de sus canciones su propia biografía. Y es que, si el Western enmarca musical y dramáticamente a las películas del viejo Oeste, es porque el Country consiste básicamente en contar una historia. Historias que nos cuentan acerca de la búsqueda, de la vuelta hacia lo primordial, de los viajes, de levantarse después de haber caído, de la tragedia de amar lo ausente, de la maravillosa sencillez de lo cotidiano. Propiamente, el Country es el Blues de los vaqueros.

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www.chihenbici.com

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Fotos de Martín Benavides / Derechos Reservados

Por Isis Estrada “Seeker”

CULTURA ECOLÓGICA

FOTOSÍNTESIS

“Bicicletas: los caballos de la moderna pradera urbana”

E

l ciclismo urbano y la bicicleta como medio de transporte son hoy una tendencia mundial. En otros países o hasta en ciertos estados de la República Mexicana, este es un fenómeno al que estamos acostumbrados a ver como algo ya muy natural y común, pero se necesitó quizás una oleada de violencia, temor e inseguridad que despertara la iniciativa de algunos, para que fuera una realidad con una fuerza creciente en nuestro estado. Es así como en el 2010 nace Chihuahua en Bicicleta, grupo formado por ciudadanos preocupados por el medio ambiente y la pérdida de áreas verdes y recreativas de su ciudad. Y no es que no existieran los ciclistas urbanos antes, la diferencia se generó al tratar de combatir el sentimiento de impotencia, producto de la violencia y la inseguridad, con el deseo de recuperar las áreas verdes y las calles que sentíamos cada vez más ajenas, y tomando en cuenta también el uso excesivo del auto que nos proporcionaba lo que pronto se dejó ver como una falsa ‘burbuja de seguridad’. El objetivo de incentivar la bicicleta como medio de transporte es claro: disminuir el uso del automóvil y darle un respiro al planeta. Sin embargo, los beneficios son mucho mayores, porque van desde el bienestar físico y psicológico de la persona, hasta la generación de una conciencia ambiental y social en cuantos deciden utilizarla.

“MOSTASHO”

Daniel Miranda

Esto significa algo más que un par de llantas y por lo tanto, un auto menos. Es un transporte de propulsión humana que poco a poco se va convirtiendo en un estilo de vida, ya que el no tan complejo mecanismo creado en un principio por Karl Freiherr Von Drais, tiene la capacidad de generar cambios en la psique de las personas que lo utilizan. Cambios que funcionan como una cadena de sucesos positivos. Podemos entonces asegurar que la Bicicleta es una alternativa idónea para coadyuvar a la solución de los problemas Socioambientales. Es algo simple en verdad: te montas en tu bicicleta, pedaleas, sientes la fuerza de tus piernas, de tu cuerpo, y te genera un sentimiento de bienestar, de poder sobre ti mismo, de libertad. Observas la ciudad desde una perspectiva diferente, te identificas, la haces tuya y, por lo tanto, la cuidas. Si lo haces con un grupo de personas sucede algo similar: convives sin importar el estatus socioeconómico, te relacionas y te reflejas en la otra persona como lo que en verdad somos, porque a veces a nuestra sociedad le falta tenerlo en claro: somos iguales con propósitos similares. Y es que, ¿Qué mejor que cuidar de nuestro planeta de una manera tan divertida como montar tu bicicleta?

Francisco León

César Alfaro 37


ACTIVIDAD SOLAR

VIDA DIARIA

LaModa

Vaquera P

ocas expresiones de la moda han tenido una vida tan larga y una penetración tan extensa como la del vaquero. Cualquiera de nosotros conoce y sigue usando los jeans, denim o pantalones de mezclilla; las resistentes, hermosas y funcionales botas vaqueras de tubo alto, los sombreros de ala ancha, las camisas a cuadros, e incluso algunos recordarán también el casi extinto poncho o jorongo mexicanos y algunos otros que se me escapan de momento. No sorprende el uso de este tipo particular de moda si consideramos, por ejemplo, sus características meramente funcionales. Lo que sí sorprende es que en ambientes modernos, urbanos incluso, siga usándose pese a no corresponder ya a las necesidades de hoy. Las botas vaqueras, por ejemplo, fueron diseñadas para resistir largos periodos de uso pero también, más específicamente, para proteger de las mordeduras de las serpientes en las praderas. No fueron las primeras de la historia, pero quizás sí las más utilizadas en todo tipo de escenarios antiguos y modernos ―quizás sólo por debajo de la bota militar―. Los sombreros de ala ancha y a veces muy ancha, como el del charro, servían para proteger con eficacia de la lluvia y el sol y son quizás una combinación del sombrero cordobés y el elegantísimo hongo inglés; los pantalones de lona basta

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¿Quién no quiere

ser Jesse James? que terminaría por convertirse en la mezclilla de hoy, se diseñaron en un principio para los mineros, quienes se pasaban el día arrastrándose y cargando piezas de piedra y metales en sus fuertes bolsillos asegurados con remaches de cobre diseñados por el famoso Levi Strauss. El poncho no requiere mayor explicación: sobre el suelo era la cama, tratado con grasa animal era el impermeable contra la lluvia y, en algunos casos, envuelto en el antebrazo, podía servir hasta de escudo en peleas con armas blancas, como se estiló en los pueblos de Sudamérica. Acaso serviría incluso para protegerse de las flechas de los apaches. Pero lo interesante, sorprendente o asombroso es, como ya había perfilado, el que siga usándose hasta hoy. La respuesta más inmediata debe ser la influencia del cine. Sabemos que cintas como Midnight Cowboy en los tardíos sesentas y Urban Cowboy en los ochenta, dispararon las ventas de esta indumentaria en los lugares en que tuvieron difusión. Las cintas de Clint Eastwood y la larga serie de espagueti westerns italianos echaron más leña al fuego, pero aún así no se explica cómo en plena era de la tecnología digital y en lugares como el Japón, haya quien siga vistiendo de diario las botas y el chaleco de cuero, la mezclilla y el sombrero. Debe ser algo más que una mera moda, algo que prácticamente llevamos en los genes (o en los memes, como diría Richard Dawkins); quizás, como apunta Gonzalo Rodríguez, sea ese anhelo de lo primordial. Quien la usa y ostenta ―en toda la extensión de la palabra― en los ambientes modernos, parece sentir alrededor una fina aura del espíritu ancestral del hombre solitario ante la naturaleza y sus peligros; el aura del vencedor de los elementos, del justiciero caballero medieval, el salteador de trenes y sus juergas en los oscuros Saloons, pero sobre todo, la de la libertad de lo que parece ser una segunda piel mejor ajustada que ninguna otra. Sea que verdaderamente se monte un caballo o se quiera tan sólo escuchar el taconeo sobre el pavimento o el roce del cuero contra la ya casi extinta bastedad de la moderna mezclilla, la moda vaquera parece no perder un ápice de brillo y emoción. Acaso sea cierto que aún queda algo de Jesse James en cada uno de nosotros.

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REFLEJO DEL IRIS

ARTES VISUALES

Por Janet Rogelio y Raúl “Kigra”

LUIS FABINI los vaqueros de América


S

on las cuatro de la mañana. En una hacienda ubicada al norte de Uruguay, los gauchos se reúnen alrededor del fuego. Comparten miradas y beben mate. Cocinan la carne que cortan con facones, -unos larguísimos cuchillos de su invención-, en cuyas hojas se reflejan los primeros minutos del amanecer. Luis Fabini recuerda esta imagen como el primer momento en que tuvo consciencia de la belleza del hombre que anda a caballo. Los facones brillan en su memoria; en aquel entonces tendría dos o tres años. Nacido en Uruguay de padres diplomáticos, viajó desde niño. Se maravilló en Perú, Brasil, Argentina, Bélgica, Paris y Estados Unidos pero siempre se recuerda contento de regresar a América para disfrutar un mes en la playa y un mes en una hacienda, aquella donde conoció el mágico vínculo que existe entre el jinete, el caballo y el universo. Antes de andar en bicicleta, Luis Fabini aprendió a montar. Estuvo en contacto con la realidad del vaquero primero en el norte de su país para luego, de adulto, decidirse a recorrer el continente entero desde Alaska a la Tierra de fuego. En el 2004 mientras pasaba la tarde en compañía de un gaucho viejo, entre mate y mate, le preguntó: ¿qué es un gaucho? El hombre de mirada limpia, con opiniones y vida moldeadas por la cercanía con la naturaleza y la nobleza del caballo, respondió: “el gaucho es la tierra que pisa”. En ese momento el sentido de sus fotografías fue claro. Aquel sabio, sin saber leer ni escribir, definió el proyecto documental “Vaqueros de América”, donde Fabini se entrega por completo a esta cultura.

“…le preguntó: ¿qué es un gaucho? El hombre de mirada limpia, con opiniones y vida moldeadas por la cercanía con la naturaleza y la nobleza del caballo, respondió: “el gaucho es la tierra que pisa.” VIDEO DE LUIS FABINI MÁS CONTENIDO AQUÍ

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Manejando ganado en el extremoso “Sertao”. / Vaqueiro, Brasil.

Un jinete monta una mula, que son más versátiles y resistentes que los caballos. / Pantaneiro, Brasil. 42

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VAQUEIROS

SERES INDOMABLES

CHARRO

Las primeras imágenes surgieron entre los años 2004 y 2006. Conforme recorrió América, descubrió la gran tradición de los jinetes que con su vestimenta particular parecen nacidos a imagen y semejanza de la geografía donde se encuentran. Los cowboys, charros, chagras, llaneros, chalanes, huasos, pantaneiros, gauchos, sobrevivirán al tiempo porque su forma de vida es de raíces profundas. Son seres que crecieron lejos de las grandes urbes, donde la vida suele ser más superficial y agitada. Para el fotógrafo autodidacta, de la misma forma en que se adapta a las sequías, inundaciones o los vientos fuertes, el jinete sorteará cualquier infortunio, incluso económico, y seguirá ocupando un lugar importante y representativo en la sociedad. Las imágenes de Vaqueros de América son reveladoras por su sola faceta documental. En cada montaña, llanura, rostro, asoman momentos efímeros que se antojan privados. Fabini logra mantenerse imperceptible. Retrata la realidad del jinete en la expresión pura del hombre digno, conectado con la tierra. En blanco y negro, a veces a colo-

GAUCHO

QORILAZO

res, los caballos galopan hacia nosotros, estamos en medio de la polvareda. Agarra fuerte tu sombrero, que pronto sentirás cómo crece el viento. A diferencia de los hombres y las mujeres de ciudad, los vaqueros con sus botas de cuero, chaparreras, sombrero, se conocen a sí mismos cruzando imponentes cordilleras, atravesando el campo en grupo o solitarios, eligiendo un caballo para educarse mutuamente con amor. Construyen puentes únicos entre ellos, el animal y la naturaleza. Esta conexión es visible durante sus largas jornadas de trabajo y también en momentos de fiesta, donde se compite por conocer quién es el más ágil en las suertes que surgieron de las actividades diarias. “Este proyecto nació de mi corazón (…) es algo muy querido, muy ligado a mí” comenta Fabini cuando se le pregunta por qué elegir a los vaqueros de América. En el 2013 presentará su exposición final en Nueva York y planea abrirse camino a lugares como África para seguir conociendo a estos seres que permanecen indomables, ante los continuos retos y adversidades del nuevo siglo.

Lazando potros para castrado. / Uruguay.

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REFLEJO DEL IRIS

ARTES VISUALES

Por L.H.A. Mayra Nuñez Ortega

Satevó de Sol a Sol Un mural de Miguel Valverde

L

os valores del México rural son encumbrados en esta obra a través de la premisa del movimiento. Satevó de Sol a Sol, es una creación plástica de corte histórico y social. Alegoría de la vida del que habita las regiones del norte, para ser más precisos del municipio de San Francisco Javier. Satevó, como una misión fundada en 1604, por Jesuitas. A partir de esto el eje central superior de la composición es la misión de San Francisco Javier de Satevó, una de las más antiguas del estado. Enmarcada por un paisaje tranquilo, rodeado por la Sierra Chaconeña. Al otro extremo se retratan las actividades primarias de la región: la pesca, la agricultura y la ganadería. Involucrando también el pasado histórico, el mestizaje, la revolución y el papel de la mujer en la misma. El espectador se dará cuenta de que el centro de la composición y de la historia local es el jinete y su caballo, fusionados dominan en conjunto al cornilargo español. Esta suerte propia de los rancheros de la región se ha mantenido como un vínculo de tradición por más de 400 años.

La obra parte del principio del ciclo y de sus respectivos significados, de una vida ciclada en el tiempo y en sus tradiciones. Por ende las actividades de la región son a partir de las cuatro estaciones del año, las cuales se muestran por medio de la pincelada radial que emerge del pecho del caballo, creando una armonía y complementándose con los trazos verdes y dorados que rodean como aureola al animal. Por lo tanto el espectador se involucra con la obra en el momento de su propio movimiento de un extremo a otro para apreciar y descubrir un recorrido visual compositivo desde múltiples enfoques. Para enfatizar este principio de vida cíclica satevoense, es preciso tener representados a la raza-principio, quienes son especialistas en la construcción de la trinchera. El papel de la mujer es determinante como en cualquier otra actividad, pues son ellas quienes mantienen la esperanza del núcleo familiar.

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Fotos de Raúl “Kigra” / Derechos Reservados

Satevó de Sol a Sol, es una creación plástica de corte histórico y social. Alegoría de la vida del que habita las regiones del norte.


En la obra se visualizan a través de las manos hogareñas que sazonan el alma al cocinar y bordan los recuerdos del que se fue. Está presente también la determinación al lazar y comenzar el arreo, el ímpetu de las manos que al herrar mantienen viva la tradición de una zona que es la cuna de la ganadería en el estado de Chihuahua. En este mural se enfatizan las actividades que surgen para el regocijo de los pobladores como fruto del esfuerzo continuo tras largas jornadas de sol a sol. El satevoense encuentra su diversión entre actividades como el herradero, los bailes locales, los coleaderos, las

carreras de caballos, las fiestas al santo patrono San Francisco Javier. Así mismo es motivo de festejo el retorno de los parientes que regresan después de emigrar. La vida cotidiana en Satevó está enmarcada determinantemente por el entorno geográfico del paisaje. Por lo tanto en la obra el elemento cromático surge a partir de cómo la luz se expande en el entorno y entre los horizontes de la región satevoense. Pasado y presente que surgen en Satevó de Sol a Sol, es la visión de su propio pueblo, de los que se quedaron, los que se involucraron, los vencidos y de los triunfadores. 45


RADAR SOLAR

COBERTURA, EVENTOS, RESEÑAS

CINE

LIBROS Todos los hermosos caballos. Autor: Cormac McCarthy

Sin lugar para los débiles Director: Ethan y Joel Cohen

rimera novela de la serie de culto “Trilogía de la frontera”, es la obra que sacó a la luz ante el Gran Público al que es hoy, según el respetadísimo crítico Harold Bloom, el mejor escritor norteamericano. Más conocido por obras como “No es país para viejos” o “La carretera”, McCarthy nos ofrece en esta novela el lado más dulce y a la vez más salvajemente violento de la vida en la pradera. Tres jovencitos texanos viajan a México buscándose la vida como vaqueros y encontrando en su camino que, a partir de cierto momento, la vida deja de ser un espectáculo para convertirse en una lucha en la que no hay otro ganador que la muerte y el dolor. Exquisita.

Pedro Parámo. Autor: Juan Rulfo “¿La ilusión? Eso cuesta caro. A mí me costó vivir más de lo debido.”

M

ucho se discute la forma en que el cine toma obras literarias para traicionar su espíritu elaborando un producto inferior. En la mayoría de los casos es cierto: la imaginación es mucho más poderosa que la imagen posible y real. No es aquí el caso. La cinta de los hermanos Cohen, basada en la poderosa novela de Cormac McCarthy, no llega a ser superior, pero sí digna e igualmente potente. La cinta no pierde casi nada de introspección, intensidad dramática, tensión argumental o del sutil y omnipresente espíritu western del original. Ubicada en tiempos modernos y girando en torno al narcotráfico y la violencia en la frontera entre México y Estados Unidos, es un hermoso y apasionante discurso acerca de la naturaleza humana sin tratar de dorar la píldora: el mundo, simplemente, es del más fuerte; no es un lugar para los viejos.

Los imperdonables (The unforgiven)

Director: Client Eastwood

P

arafraseando aquel comentario de Vargas Llosa sobre J.M. Coetzee, diré que sólo porque no las he leído todas, no digo que Pedro Páramo es, por mucho, la mejor de las novelas escritas en el continente americano. Lo que sí puedo decir es que es la joya mayor de la literatura mexicana. El clásico de ambiente fantasmagórico con sólidas e imbatibles dosis de poesía, entramado humano, crítica feroz y carácter profundamente mítico que parece reescribirse a sí mismo con cada relectura. A pesar de su pequeño tamaño (apenas por encima de las 100 páginas), es una novela monumental por su contenido y su forma; inacabable por la soberbia y exuberante sabiduría puesta en boca del campesinado mexicano; inmortal por su universalidad y la sorprendente maestría con que fue concebida y luego escrita. Fenomenal.

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Donovan Greatest Hits 1969 Epic Artista: Donovan

C

“…era bueno que Dios ocultase las verdades de la vida a los jóvenes cuando empezaban, pues de otro modo no tendrían ánimos para comenzar”

P

MÚSICA

reo que supe de la existencia de Donovan gracias a los Butthole Surfers cuando hicieron un cover de “Hurdy Gurdy Man” para la película de Dumb And Dumber. Después, cuando escuché la versión original en Zodiac, me pregunté por qué no me había decidido por investigar y saber más de él, tal vez era por el gusto tan grande que le tengo a ese tema, que temía descubrir que no fue mas que un One Hit Wonder. Como no sabía por dónde empezar, conseguí su primer disco de grandes éxitos llevándome una gran sorpresa de Folk con una mezcla de Rock, Pop y Psychedelia, cambiando por completo la idea que tenía del Folk. Una colección de temas alegres, románticos, bailables y no bailables pero que se bailan y que te producen una sensación de que vas a tener un buen día. Sin duda, totalmente diferente a “Hurdy Gurdy Man”. Psychedelic Rock / Folk

Cripple Crow

Artista: Devendra Banhart 2005 XL Recordings

C E

s una de las mejores películas de Eastwood, una de las cien mejores en la historia según la lista del American Film Institute, un resumen ―en palabras del propio director, famoso por sus películas de vaqueros― de “todo lo que siento por el western” y una joya de introspección humana, del inevitable paso del tiempo, lo difícil que es deshacerse de los viejos hábitos y aún así de la inmortal moral que guía a los hombres que han aprendido algo verdadero de la vida. En ella no hay héroes puros, aunque Manny lo parezca; hay hombres que quieren alejarse de su dolor y del mucho que causaron; hombres buscando la inmortalidad y enfrentándose con la solitaria y fría muerte; hombres deseosos de justicia; hombres que, a causa de vida cortada tempranamente, ya no podrán tener nada más. Una película fundamental, no sólo dentro de su propio género.

uarto álbum de este artista con nombre hindú, que nace en Houston, crece con su madre en Venezuela y durante su adolescencia se muda a California para estudiar en el San Francisco Art Institute pero después deja la escuela para dedicarse a la música. Con estas referencias, tal vez ya no parezca extraño escuchar algunos temas de este disco en inglés y otros en un español fluido. 22 temas que provocan una experiencia auditiva muy agradable de Folk, Blues, Reggae y Psychedelia con violines, sitars, flautas y sonidos orgánicos, bastante digeribles para cualquier oído, hasta para aquellas personas que piensan que el Folk es algo triste y aburrido.

Psychedelic Rock / Folk

RESEÑAS DE MÚSICA POR ZHINO





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Museos en Chihuahua Visita estos

Museo de la Lealtad Republicana / Casa Juárez

Centro Cultural Universitario Quinta Gameros

ntre octubre del 1864 y diciembre del 1866, Don Benito Juárez, entonces Presidente de México, se refugió en la ciudad de Chihuahua, huyendo del avance de las tropas francesas y conservadoras que habían impuesto en casi todo el país el imperio de Maximiliano. Durante su estancia ocupó una casona, llamada actualmente Museo de la Lealtad Republicana en donde se instaló y tuvo sede el Gobierno Federal. Este museo conserva un ambiente de la época del Presidente Juárez, exhibiendo documentos originales firmados por el oaxaqueño. También se muestra una réplica del carruaje que Juárez utilizara durante su recorrido por Chihuahua.

sta magnífica finca fué construida por el Arquitecto colombiano Julio Corredor Latorre por encargo de Manuel Gameros, cuya familia nunca pudo habitar la finca, pues cuando esta fué terminada, estalló la revolución de 1910 y los Gameros tuvieron que emigrar. En 1913 fué residencia de Venustiano Carranza y después tuvo otros usos, desde cuartel hasta despacho del General Francisco Villa. Esta mansión es de estilo neoclásico en su fachada principal, que con sus columnas y conjuntos escultóricos evoca el Renacimiento. Sin embargo, su suma de estilos en interior y exterior conforma lo que hoy conocemos como eclecticismo. Lo que si es de indiscutible art nouveau en su mejor expresión es el mobiliario que fué traído en 1971 de la ciudad de México y que perteneció a la familia Requena, e incluye cristalería, rejas, cubiertos y todos los detalles complementarios que se pueden apreciar como parte de la colección permanente del museo.

E

Dirección: Av. Juárez #321 Tel: 01 (614) 410 4258 Horario: martes a domingo de 09:00 a 18:00 hrs. Costo: $10.00 adultos, $5.00 niños, estudiantes y adultos mayores.

Centro de Patrimonio Cultural Museo Casa Chihuahua

A

ntes Palacio Federal este antigua edificación la adquirió el Gobierno Estatal en 1878, había sido ocupada por le colegio jesuita, su templo fue demolido para abrir la calle Libertad, y la parte del inmueble que quedo en fue arrendada a la Casa de Moneda de Chihuahua, con la condición del presidente de la Republica Don Benito Juárez García de que se preservara un calabozo y la escalera de caracol que conducía a la que fue la prisión de Hidalgo. El 17 de noviembre del 2007 fue inaugurado El Centro de Patrimonio Cultural Casa Chihuahua, antes palacio federal, un espacio orientado hacia la conservación y difusión del patrimonio histórico de Chihuahua, arqueológico, etiológico, artístico y natural, que brindara a su publico una amplia gama de ofertas culturales como exposiciones permanentes y temporales, actividades artísticas, académicas y culturales, consulta de acervos y bancos de información sobre el patrimonio del estado.

Dirección: Calle Libertad entre Vicente Guerrero y Venustiano Carranza. Tel: 01(614) 410 4888 Y 429 33 00 ext. 11724 Horario: miércoles a lunes de 10:00 a 18:00 hrs. Costo: $40.00 adultos, $20.00 niños, estudiantes y adultos mayores. Domingos entrada libre.

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E

Dirección: Paseo Bolívar # 401 Tel: 01 (614) 416 6684 Horario: martes a domingo de 11:00 a 14:00 y de 16:00 a 19:00 hrs. Costo: $25.00 adultos, $15.00 niños, estudiantes y tercera edad. www.quintagameros.com.mx

Museo de la Revolución Mexicana / Casa de Villa

E

sta casona la mandó construir el General Francisco Villa a su amigo Santos Vega, albañil y cantero de Parral quien, sin estudios de arquitectura, solucionó de manera funcional y acogedora estos espacios que habitó Doña Luz Corral, una de las esposas de Villa. Antes de morir, la viuda donó la casa a la Secretaría de la Defensa con la condición de que en ella se hiciera un museo dedicado a la Revolución. Una vez restaurado, de acuerdo con los deseos de la señora Corral y usando material que ella había coleccionado, se inauguró este museo en 1983. Desde entonces se ha ido ampliando su acervo con armas, objetos, fotografías y documentos, todo relacionado con el movimiento revolucionario en Chihuahua.

Dirección: Calle 10ª. y Méndez # 3010 Tel: 01 (614) 416 2958 Horario: martes a sábado de 09:00 a 19:00 hrs. y Domingos de 9:00 a 16:00 hrs. Costo: $10.00 adultos, $5.00 niños, estudiantes y tercera edad.

Museo de Arte Sacro

U

n Amplio salón en el sótano de Catedral con funciones de antesacristía, localizado en la parte posterior de la capilla del Rosario y que se le conocía como sala del tesoro o sala de los Ángeles, fue acondicionado para instalar el Museo de Arte Sacro. En 1878, cuando fue demolido el templo de Loreto –originalmente anexo al colegio jesuitasu patrimonio quedo disperso en varias iglesias. Mucho de esos objetos fueron recuperado y junto con otras obras valiosas de carácter religioso que habían llegado a Chihuahua, costeada por la opulencia acervo inicial del museo. Entre obras de varios autores, hay oleos de Miguel Cabrera, José de Alcíbar y Antonio de Torres. El museo tiene además la urna con los restos del beato padre Maldonado, féretros de obispos, imágenes y objetos de culto, digna de mención es la silla que su Santidad Juan Pablo II utilizo durante su visita a esta ciudad en 1990.

Dirección: Calle Victoria y 4ª. s/n, Col. Centro Horario: lunes a viernes de 9:00 a 13:00 hrs. Costo: $10.00 adultos $5.00 estudiantes, niños y tercera edad.

Museo de Arte Contemporáneo Casa Redonda

E

n lo que fueran los antiguos talleres de los Ferrocarriles Nacionales de México se localiza este museo, conocido como la Casa Redonda, por la estructura de su construcción que data de principios del siglo XIX. Este museo presenta una serie de obras pictóricas y escultóricas realizadas por artistas de renombre. También hay una sala destinada a exposiciones itinerantes.

Dirección: Av. Colon y Escudero Tel: 01 (614) 414 9061 Horario: martes a domingo de 10:00 a 19:00 hrs. Costo: $15.00 adultos, $5.00 niños, estudiantes y tercera Edad.



“El muchacho que montaba un poco adelantado a él no sólo montaba como si hubiera nacido cabalgando, que así era, sino como si de haber sido engendrado por malicia o mala suerte en un país extraño donde no hubiese caballos, él los habría encontrado. Habría sabido que faltaba algo para que el mundo estuviese bien o él bien en el mundo y se habría puesto en marcha para vagar a donde fuese durante el tiempo necesario hasta encontrar uno y habría sabido que aquello era lo que buscaba y así habría sido.”

Cormac McCarthy Todos los hermosos caballos


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