Tradiciones #5 - Mujeres. Relatos del alma de Chiloé

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Año 2 Núm 1 May 2018

mujeres:

relatos del alma de chiloé


La revista Tradiciones es una iniciativa sin fines de lucro originada en el Museo de las Tradiciones Chonchinas, quiere establecerse como punto de encuentro para la historia local, los relatos, el patrimonio y las memorias de los habitantes de Chonchi y sus alrededores. A través de este medio, buscamos no sólo difundir, sino servir de manifiesto y testimonio para la revalorización de nuestras costumbres y el respeto de nuestro pasado para construir nuestro futuro. La revista tiene un carácter cuatrimestral, y es constituida por las colaboraciones de amigos del museo, socios, profesores y estudiantes de escuelas locales, invitados y profesionales que se han vinculado con los proyectos e iniciativas dentro del museo. Su difusión en online, por medio de la plataforma ISSUU, y su público se compone principalmente de la comunidad del museo y Chiloé, niños y adultos que acceden a ella mediante sus escuelas o vinculación con las plataformas digitales del museo o las actividades de difusión. Revista Tradiciones (c) 2017 Nº5, Mayo 2018 ISSN: 0719-899 Representante Legal: Fernando Álvarez Langenbach Dirección general: Tania Márquez Edición general: Natalia Bohle Centenario #116, Chonchi Chiloé, Región de Los Lagos, Chile (56-65) 2672802 museochonchi@gmail.com www.revistatradiciones.cl www.museodechonchi.cl Fotografia de Portada. Felicinda Márquez Baez. Poeta de la localidad de Huillinco.

COLABORA:

EDITA:

UN PROYECTO APOYADO POR:


> Bienvenida Al cierre de la edición anterior, nos encontrábamos próximos a celebrar el día internacional de la mujer, a principios de Mayo nos reunimos a celebrar a nuestras madres, y hoy, mientras lanzamos nuestro quinto número y primera edición impresa, un gran número de mujeres del país se encuentran movilizadas para enfrentar las desigualdades históricas de las mujeres y los abusos que cotidianamente han sufrido en sus espacios de trabajo, de estudio, en sus hogares y en general, las arbitrariedades propias de la condición histórica del ser mujer. Este número, cuya temática fue elegida por voto de los colaboradores, amigos y equipo de la revista junto al fogón de nuestro museo, celebra, honra y visibiliza a las mujeres chilotas, aquellas que educan, que alimentan, las que nos sanan, que nos visten, aquellas mujeres que esperaron pacientes, las que viajaron, mujeres que son líderes de la paz, mujeres que escriben, que cantan y que recitan nuestra historia a las generaciones por venir. En esta versión impresa les invitamos a conocer sus historias, las cuales llegan a sus manos gracias al aporte del Premio Fondo Común, entregado a este proyecto por la Fundación Lepe a principios de este año, apoyo que nos acompañará durante 2018 y 2019. Además, les recordamos visitar la página www.revistatradiciones.cl donde podrán encontrar la versión extendida de la revista, los números anteriores y material adicional para conocer nuestra historia. Igualmente, mantenerse comunicados por las redes del museo en Facebook y su web www. museodechonchi.cl donde podrán conocer de la institución que aloja la revista y las convocatorias a participar en los talleres y charlas vinculadas a cada edición de Tradiciones. Agradecemos a todos quienes aportaron en este número, especialmente a la invitada Edith Rebolledo, quien además de aportar con un artículo nos extendió una maravillosa charla sobre el rol de la mujer en Chiloé. Además, al profesor de la Universidad de Los Lagos Juan Saldívar, quien dictó el taller abierto “Métodos de entrevista para el rescate de las Tradiciones”, donde se entregaron las habilidades y consejos con la que nuestros colaboradores realizaron las entrevistas de este número. Dedicamos este ciclo de aprendizajes, conversaciones y rescate a todas las mujeres del archipiélago de Chiloé, custodias implacables de los valores y virtudes de nuestro territorio. A ustedes, Muchas gracias!


Fotografia. Aporte de Carlos Hevia


EL FONDO COMÚN DE LA FUNDACIÓN LEPE: PROYECTOS COMUNITARIOS Y COLABORATIVOS Cerca de 1.400 proyectos de la sociedad civil postularon al fondo concursable de la Fundación Lepe que busca potenciar proyectos colaborativos que mejoren la calidad de vida de una comunidad. Fondo Común trae, de la mano de Fundación Lepe, un concepto distinto y nuevo de filantropía porque más que una donación plantea generar una alianza con el proyecto ganador. Este compromiso de ambas partes busca impulsar los beneficios que estas iniciativas que ya están en marcha, sigan beneficiando a sus comunidades.

El financiamiento externo ayuda, es cierto, pero no es suficiente. La Fundación Lepe tiene la convicción de que finalmente es el capital social el único factor irremplazable. Es ese grupo humano, ese tejido de relaciones de confianza que dan forma y cohesión a una comunidad. Es por esto que, junto con financiamiento que permita consolidar, escalar o replicar los proyectos de las organizaciones seleccionadas y se presta una asesoría técnica inicial para generar espacios de co-diagnóstico, co-creación y aprendizaje compartido, que permita visibilizar fortalezas, debilidades y caminos para perfeccionar las iniciativas en términos de planificación, gestión, aprovechamiento de los recursos, estrategias de comunicación, entre otros aspectos.

Sobre la Fundación Fundación Lepe, fundada el año 2006 por Roberto Lepe, tiene hoy como misión “fomentar el desarrollo de las comunidades locales vulnerables de nuestro país, promoviendo iniciativas colaborativas que mejoren integralmente su calidad de vida. Durante el año 2017 la Fundación ha decidido convocar a un fondo concursable abierto a nivel nacional para apoyar soluciones colectivas que mejoren la calidad de vida de la comunidad. A través de este fondo se busca implementar un primer modelo de acción participativa que contemple instancias de colaboración con las agrupaciones o personas responsables de los proyectos que resulten seleccionados, entendiéndose como un aliado estratégico capaz de potenciar las competencias preexistentes y de dar mayor proyección en el tiempo a dichas iniciativas. Proyectos Ganadores 1. Mejoramiento de huertos frutícolas Canto del Agua, Huasco, Región de Atacama 2. Escuela de Circo Social Peumayén, Independencia, Región Metropolitana 3. Senderismo Sin Límites, Región Metropolitana 4. Rescate, producción y comercialización asociativa del Durazno Betarraga, Las Corrientes y Putú, Región del Maule 5. Banco de Alimentos Biobío Solidario, Región del Biobío 6. Parque Urbano El Bosque, Valdivia, Región de Los Ríos 7. Revista Tradiciones, Chonchi, Región de Los Lagos 8. Fortalecimiento Red DanzaSur, 20 localidades desde Arica-Parinacota a Magallanes

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> Arte Local

Cleofa del Carmen González Guelet. Obra desde el corazón de Huillinco �acida el 12 de octubre de 1943 y conocida por sus cercanos como Doña Coca es oriunda de la localidad de Huillinco. Posee el don en sus manos, pensamiento y corazón, como cantora, interpreta variadas tonadas escritas por su puño y letra, encantando a locales y turistas; como poetisa, escribiendo versos que rescatan la belleza de la vida cotidiana del archipiélago, siendo el más querido de su repertorio el poema “A mi madre”. Además, es pintora de arte rupestre y escultora de raíces – en las que representa principalmente animales – Doña Cleofa es una artesana completa y una mujer a la cual el corazón le explota fluyendo el arte por las venas. Su niñez se desarrolla muy humildemente como una niña feliz y enamorada de su entorno, es ahí donde comienza a realizar sus primeros dibujos y pinturas, inspirada y encantada del contexto rural al que pertenece. Con el tiempo y resultando en un gran éxito, incluye en su arte a las mujeres chilotas, representándolas en una colección de once muñecas, que dan cuenta de sus trabajos y esfuerzo. Cleofa decide casarse muy joven, pero su destino ya estaba marcado y enviuda a sus 34 años. Con dos hijos que mantener, con la angustia de haber perdido a su marido y con un amor de madre inmenso, se enfrenta a la vida y decide hacer de su hobby, el arte en sus variadas formas, una herramienta de trabajo para el sustento de su familia. Muchas veces con las manos heridas, nos comenta, debía seguir trabajando, pues sus hijos eran lo más importante del mundo. Como activista social, es precursora de muchos avances en su Huillinco natal, entre los que destacan el primer jardín infantil de Huillinco, ha ejercido y ejerce como presidenta de innumerables instituciones y actualmente a sus 74 años es presidenta del club del adulto mayor de Huillinco y publica su primer libro titulado “Mujeres de Chonchi”. Para ella, como mujer chilota, es fundamental dar a conocer sus raíces, su identidad cultural. Entiende que en el mundo en el que vivimos actualmente la vida resulta más fácil y cómoda, pero, en sus palabras: “siempre voy a extrañar las costumbres, el respeto por los ancianos, el amor por la tierra, nuestras tradiciones, una vida en el que el dinero no existía y el trueque y el plato de comida nunca faltaba para el viajero de Cucao1 o simplemente para los amigos. En ese tiempo la vida giraba en torno a compartir entre los amigos un buen plato de comida, de los que ellos mismos producían, el apoyarse mutuamente era la consigna de aquellos tiempos” Sin duda es una mujer aguerrida, a la que su pasión la moviliza a cambiar su comunidad y plasmarla con sus propias manos en el arte.

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1. Viajeros que llegaban a realizar intercambios de peces, verduras, harina y otros productos de la tierra y el mar para abastecer sus hogares de alimentos y artefactos variados.


> Proyecto

¿Cuál es tu patrimonio Chilote?

Una radiografía ciudadana a través del Foto Relato. Aporte de Jorge Inostroza

El Concurso de Foto-Relatos: “¿Cuál es tu patrimonio Chilote?” nace con el objetivo de dar mayor cabida a la ciudadanía en la discusión pública sobre el significado y las definiciones del patrimonio cultural inmaterial de Chiloé, entendiendo su relevancia y complejidad en la actualidad y apuntando de reconocer la mayor cantidad posible de intereses, así como generar nuevos espacios de encuentro y discusión. De esta forma se pretende incorporar a un espectro más amplio de la ciudadanía, especialmente a quienes no participan, desconocen o quizás no reconocen en su entorno situaciones valiosas como patrimonio inmaterial, así como dar mayor cabida en la discusión pública y espacios de difusión a sus exponentes o a quienes se vinculan a ellos.

Que entendemos por FotoRelato? El fotoRelato o relato fotográfico la entendemos como una forma organizada de manifestación de formas de pensar, de entender lugares y situaciones. Son piezas de lectura rápida y sugerente, graficadas o documentadas generalmente mediante un set de 3 a 5 fotografías de autor. Esta forma de expresión gráfica de ideas o reflexiones, es un recurso recurrente en grupos de discusión académica o de cierta afición a un tema de interés, o bien a la fotografía y la lectura como expresión artística. No obstante, la facilidad y rapidez en la creación de un fotoRelato, así como su adecuación al lenguaje de comunicación de las redes sociales y plataformas de internet, permiten ampliarla como una herramienta de expresión ciudadana de gran accesibilidad e impacto. Creemos que un registro organizado de FotoRelatos patrimoniales permitiría avanzar hacia una mayor participación y vínculo de las personas en el diseño e implementación de las políticas públicas e iniciativas que apuntan a su salvaguarda. Asimismo, la presentación de expresiones de patrimonio inmaterial desde la perspectiva ciudadana, puede generar un círculo virtuoso de difusión de una mayor diversidad de expresiones de este y visibilización de quienes la manifiestan Mediante esta convocatoria, planteada casi como excusa en un espacio de concurso de frecuencia anual, es posible lograr en el mediano plazo un retrato del patrimonio inmaterial de Chiloé, desde las voces de la ciudadanía, que puede ser usada como plataforma de promoción y valoración, así insumo para la investigación, documentación, y el desarrollo de estrategias de protección y preservación cada vez más pertinentes y conscientes de las problemáticas del territorio. En esencia, se propone desarrollar un espacio de discusión y reflexión ciudadana sobre el significado y la definición de las manifestaciones esenciales de nuestro patrimonio, con resultados gráficos y escritos que además de sentar precedente para versiones posteriores del proyecto servirán de insumo para investigadores, gestores y expositores de este ámbito de la agenda cultural.

PARTICIPA DESDE EL 28 DE MAYO AL 28 DE JUNIO. BUSCA EL PROYECTO EN FACEBOOK.COM/ CUALESTUPATRIMONIO

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> Especial

Mujeres:

Fotografia. Aporte de Carlos Hevia

Entrevista a las custodias del alma de Chiloé

Estas mujeres, custodias, guardianas; resguardan y protegen en sus propias historias la identidad cultural de Chiloé siendo cada una, desde sus habilidades y deseos, transmisoras de las costumbres del sur de Chile, asegurándose con amor y dedicación de entregarlas a sus hijos, nietos y comunidad cercana, transmitiendo con sus acciones un legado inmaterial que sobrepasa a los libros de historia colmando sus entornos de sabiduría y valor. 8 8


Rosa Gómez, originaria de Chonchi. Fabricante local de la tradicional rosca chonchina. “Nací viendo como se elaboraba la rosca chonchina, mi abuelita, mi mamá, mis tías, hace treinta años me sumé a la preparación de esta receta típica de nuestra ciudad”

¿Podría comentarnos sobre su vida en tor- entonces tenía que trabajar para poder tener el no a la fabricación de las roscas chonchi- sustento en mi familia. Con el tiempo mi hija me motivó para que postule a proyectos y pueda crenas? Nací viendo como se elaboraba la rosca chonchina, mi abuelita, mi mamá mis tías, luego me sumé a la preparación de esta receta típica de nuestra ciudad, desde hace treinta años que las hago, aprendí mirando a mis tías.

cer con mi labor, de cinco huevos diarios he pasado a elaborar roscas con 30 huevos diarios, a través de la capacitación también he obtenido herramientas de trabajo y mayor difusión a través de tarjetas de contacto y a través del dato, porque muchos ya conocen mi mano y el sabor de mis roscas.

¿Usted sabe cuál es el origen de la receta o como llegó a ser un producto típico de ¿Cómo cree que debemos rescatar la historia de nuestras recetas típicas? nuestra comuna?

Las autoridades o alguien pertinente deberían registrar a la rosca como originaria de Chonchi, porque eso no está regulado, además en ninguna parte del país hacen la rosca. Ahora yo siempre digo: cualquiera puede hacer la rosca, pero la rosca chonchina como debe ser, es más difícil. Mi producto ha llegado a otras ciudades, quizá a otros países, eso Junto a las roscas, ¿hay otro dulce embleno lo sé, pero se debería registrar y valorar lo antes mático en Chonchi? posible, para que se quede en Chonchi el origen y No, la rosca es el dulce más destacado. el valor, deberían darle mayor promoción. Desconozco el origen, pero sé que, en la década del sesenta, quizá antes, hubo un panadero muy conocido que comenzó con la elaboración de la rosca y desde ahí se masificó por el resto de la comuna.

¿Cuáles son sus consejos o cual es el secre- ¿Hay alguien de su familia que continúa la trato para elaborar una apetitosa rosca chon- dición? china? Sí, mi hija. Dice que cuando yo deje de hacer rosAdemás del cariño y el amor, porque si está enojada mejor no hacer roscas (risas) es por sobretodo respetar la receta, con sus medidas y tiempos de cocción para lograr el punto perfecto para el paladar. Siempre en mis treinta años de trabajo, he sido fiel a la misma receta, mis clientes y consumidores habituales valoran la calidad de mi trabajo y conocen el sabor de mis roscas, eso es muy importante, más que la cantidad es la calidad y el cariño por lo que hago.

cas continuará ella, pero por mi parte es muy difícil que dejara de hacerlas. Hago roscas todos los días, siento que me falta algo si no las hago, es que le tengo mucho cariño a mi trabajo, mi nieto también las come, le gustan mucho. Se siente bonito hacerlas y que la gente me llame para felicitarme por el sabor de mis roscas de tantas partes, porque antes nadie lo había hecho, nunca pensé lograr tanto con la elaboración de este producto, todos los días tengo la mejor actitud para hacerlas, además se siente bien que se acuerden de una para estas entrevis¿Usted comercializa su producto? tas, saber que valoran el trabajo y las tradiciones, Sí, pero al principio era para el consumo fami- eso se agradece. liar, después me animé a vender con mucha vergüenza, pero de a poco me acostumbré, porque antes para la familia no era motivo de orgullo vender roscas, además yo no tengo mucho estudio, tampoco es algo malo vender,

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Fideliza Báez, del sector de Canaan. Dueña de casa, madre de cinco hijos y artesana; hija y esposa de viajeros temporeros de la Patagonia. “Cuando mi esposo se iba a la esquila, era tiempo de siembras y ese trabajo yo tenía que hacerlo...eran mingas para todo, como es tradición en Chiloé”

¿Me podría contar de usted, su familia y su ¿Qué recuerda de los tiempos en los que los vida? hombres iban a trabajar a la Patagonia? ¿AlMi nombre es Fideliza Báez Montiel, tengo 69 guien en su familia viajaba? años, y soy del sector de Canaan Comuna de Chonchi, mi mamá se llamaba Oliva y mi papá Clemente, mis padres tuvieron, ocho hijos nacidos vivos, hay cinco fallecidos y quedamos tres, mi mamá no está hace muchos años, mis mayores murieron muy jóvenes. Ella quedó sola cuando mi papá falleció quedó embarazada de su último hijo, mi papá no conoció a su último hijo, y bueno había que apechugar, como buena chilota. Como era trabajadora, aperrada, podía para poder alimentar, hacerse y adquirir de no sé donde el sustento. Porque en esos tiempos era muy sacrificado, muy sacrificado. Vivíamos en un fogón…ella tejía y también se hilaba harto y se sembraba trigo, del trigo se hacia la harina y se sustentaba con el pan chilote. Se plantaban papas y otras cosas, de la huerta, repollo, zanahoria, todo eso, que se podía consumir, todo eso se hacía y también había quedarse en el hogar. Por mi parte al estar esperando mi primera guagua tenía que trabajar, mi primera guagüita falleció eso si… muy chiquitita, como veinte días y el hombre de casa, venía y traía un poco de plata para sustentarse y volvía a trabajar. Yo desde ese tiempo tenía que trabajar en la artesanía, hilaba, tejía y con eso también ayudaba al hogar.

¿Asistió al colegio y que recuerda de esa etapa? ¡Sí, sí! Nosotros fuimos al colegio, tengo quinto año, pero me parece que en ese tiempo había solo hasta quinto año no más en el colegio, nosotros vivíamos cerquita del colegio porque al día después que murió mi mamá, porque quedamos huérfanos, yo era la mayor y entonces nos llevó un tío, nosotros vivíamos cerquita del colegio, sería a unos 500 metros, me parece que no habían otros cursos, yo con quinto me quedé, antes le decían preparatoria, y ahí terminamos de crecer, me casé y volvimos a la casa.

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De mi papá me acuerdo muy poco, mi papá falleció cuando yo tenía siete años, entonces de él yo no podría contar mucho, pero también fue viajero. Yo me casé con un hombre viajero que trabajaba en la esquila, yo me case joven, tenía 18 años, él viajó como 20 años a la Patagonia, pero solamente por temporada de tres meses, solo eso, no era de los que se iba a quedar por largo tiempo, eso no, era temporero. Se iba en noviembre volvía en enero, o a fines de octubre hasta mediados de enero. Yo tuve cinco hijos, cuatro vivos, ninguno siguió la tradición de mi esposo de viajero, hay uno que trabaja en construcción y nunca quiso ir a esos lugares. También había hombres que viajaban a la zona de Osorno, ahí había grandes latifundistas que hacían grandes plantaciones agrícolas….

¿Cómo cambiaba la vida en la casa cuando (su pareja, esposo, hijo...) se iba al trabajo en la Patagonia?

Mi vida era así, cuando mi esposo se iba a la esquila, era tiempo de siembras y ese trabajo yo tenía que hacerlo. En esa fecha se conservaba la minga y se cambiaba fuerza de un vecino con otro vecino para hacer los trabajos. Por ejemplo para plantar las papas o para cosechar las papas, después para cosechar el pasto, para guardar el pasto, eran mingas para todo, como es tradición en Chiloé, ahí se hacía fácil. Hoy iba donde el vecino y otro día donde otro y si pasado mañana me tocaba a mi venían los vecinos a ayudar y así se hacían los trabajos. Para hilar también cambiaba fuerzas y otra señoras iban a ayudar para allá a hilar y después ellas venían ayudar a hilar a mí y entonces así se trabajaba. Antes era así porque ahora ya no hay tanta gente, la juventud se empezó a ir a la fábrica, se anduvo como perdiendo la minga, en forma individual yo sigo hilando y tejiendo. A veces yo cuento de que a veces tenía que trabajar


los días domingo, porque tenía que terminar mis trabajos para el lunes ir a Castro e ir a vender y traer el sustento mientras mi viejo viniera. Eso también era un tema porque uno sigue comiendo todos los días. Eso pasaba en la mayoría de los hogares de ese tiempo, porque toda la gente se dedicaba a tejer para que tengamos un buen sustento para un mes y después de ese mes, lo mismo, teníamos que volver a trabajar, hilar, teñir, hacer el trabajo de nuevo para volver a ir a la rutina. Así se vivía antes, era sacrificado, pero también pienso que era lindo de todas maneras, porque compartía con otros vecinos para ayudar, para que todas hiciéramos un trabajo en común y para después ir a ayudar a otra mujer si necesitaban de mi. Nos juntábamos y ya no faltaba el chiste, no faltaba el mate y uno lo pasaba entretenido. Esa es mi historia, que creo que ya con el tiempo se va a ir perdiendo. Ahora no hay mingas, porque en la mayoría en las casas estamos los mayores no más. Antes las mujeres destroncaban, cortaban la leña por el monte y como digo, antes se guardaba el pasto a granel, con yunta. Ahora no, porque ahora llegan máquinas y los fardos quedan hechos, antes no, la yunta era hacer la aventá’ de pasto y después tirarlo a la bodega, era trabajo de hombre, pero los hombres andaban ganándose la vida. La mujer tenía que apechugar sobre eso, era muy sacrificado, a la vez éramos mamás y papás, en mi caso no tanto porque eran tres meses no más que mi viejo andaba uera o un poquito más quizá. Había hombres que se iban por años, ¡al año venían y que pasaba! ¡Venían a ver a la mujer que estaba con un niño chico y venía el esposo de vuelta a hacer otra criatura y al final la mujer tenía que estar al cuidado de ese niño chicoco y con otro en la guata y trabajar y trabajar! Antiguamente era muy sacrificado, pero ¿sabe? A mí me gustaría volver ese tiempo atrás, porque todo era más sano, antes no había malicia, había más tranquilidad, hoy en día hay más desorden, uno en el campo aún se siente más feliz, también mi mamá, cuando se iba mi papá, hacía los mismos trabajos de campo.

Fotografia. Aporte de Carlos Hevia

¿Cómo era la experiencia de las mujeres que migraron a la Patagonia? ¿Qué las motivaba a dejar Chiloé?

En mi sector las mujeres no se fueron a Punta Arenas o más al sur. En aquella época no... para que se iban a ir con familia para allá, de hecho cuando nos quedamos huérfanos yo me casé y volvimos a la casa de vuelta, pero mi hermana se fue, pero se fue a trabajar sola, porque era soltera. Se fue y allá hizo su vida y encontró mejores horizontes. Tomó la determinación porque dice que hasta ahora la mujer chilota es muy trabajadora, muy codiciada, muy responsable y con esa idea se fue y encontró allá un hombre con el que hasta ahora están muy bien. Mi hija también se fue para allá a trabajar, le fue súper bien.

¿Podría contarme alguna otra historia importante de esos años que le haya pasado a usted?

Mi mamá, cuando yo era chica, tejía y también hilaba alrededor del fogón, ahí, cuando teníamos sueño decía “tírense no más allí en estos cueros” porque se lavaban los cueros de oveja y uno ahí se tendía y dormía. Una vez vi una programa en la tele y se puso la piel de erizo, me dolió el corazón porque vi que tiraban la comida, tachos y tachos porque los niños no comen la comida que dan en la escuela. Yo rara vez hago comida con legumbres porque eso no es barato y entonces ¿cómo? los niños no comen la comida del colegio y salen afuera, porque afuera está el quiosco, pero es la comida que dan en el colegio la que es la adecuada para su crecimiento. Eso me dolió mucho, hacen tremendo derroche oiga. Antes la mamá hacía unas tortillas al rescoldo, feliz de la vida, un caldito en el mortero, se machacaba, se buscaba ají, ajo, chalota del humo y con eso se comía el pan, se comían las papas, quizá no era tan nutritivo, quizá si, pero natural, con ajo, con cebolla y la tortilla al rescoldo es riquísima, se hacían tremendos entierros de papa y se comían con caldito del mortero y se comía con una sopa de caldo cortado, o se hace una masita delgadita, se arrolla, se corta, como fideítos. Yo viví en fogón, me acurdo bien, y ahí alrededor del fogón, Ahí uno se echaba, tendidito en la banqueta. Arriba del fogón había un lugar donde estaba la mesa y ahí vivía una. Recuerdo también que se sembraba de todo Chiloé, el trigo se sacaba a solear si no entraba seco a la bodega, habían unos enormes bultos que se llamaban graneros de madera, ahí se ponía el trigo, porque el trigo se secaba, se soleaba en la tarde se aventaba con la alita y ya se iba a pedir hora para el molino de agua. Yo veía a mi mamá, incluso estaba en el molino cuando empezó el terremoto, se iba en el día y volvía en la noche, era en Rauco, por ahí donde está la pesquera. Ahí había un molino de agua y era un molino muy lindo que molía de lujo ¡Yo nunca dejaré de conservar mi tradición y seguiré tejiendo mientras pueda hilar, es algo lindo, es precioso! Porque me gusta lo que hago y también aporto al sustento, y ya adquiero un poco de plata, yo siempre tengo mi pensioncita, pero no me arrepiento, me siento feliz porque lo se administrar y me alcanza, pero uno pudiendo no está demás adquirir un peso, que es lo que está haciendo la gente en el campo en este tiempo, todas las mujeres que estamos con salud estamos tejiendo, estamos hilando, la mujer chilota es reconocida en todas partes porque es trabajadoras y esforzada, sacrificada diría yo. Antes incluso más, porque ahora el taxi llega a la puerta de la casa, antes uno a píe, yo me acuerdo cuando fui tener a mi último hijo, bajé por una cuesta, bajar una inmensa pendiente, con un bastón y mi viejo con el bolso y a las 6,30 de la mañana pasaba un bus que venía de Quellón y me

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pasó a llevar, y de ahí se iba al hospital. Eso era muy sacrificado, muy sacrificado, nada que ver como ahora. Ahora hay comodidades y la gente igual se aflige, entra desconforme, antes era muy sacrificado. Las personas que vivían antes son dignas de reconocimiento. La mayoría ya no están, muchas veces se utilizaba el medán, se utilizaba para adquirir cositas, recuerdo a una mujer con sus tres hijos, que la gente le daba trigo, harina, incluso ovejas hasta lechones, le daban carne ahumada y el que tenía plata le daba plata, era una manera de adquirir para que ella se sustente un buen tiempo, la familia agradecía con comida, chicha caliente y mistela que era muy común y se armaba la fiesta, así se le ayuda al que más necesitaba.

Zunilda Nauto. Maestra de paz de la comunidad de Weketrumao, comuna de Quellón. “Toda la vida estuve ligada a la comunidad y a la cultura que nos inculcaron nuestros papás, eran muy fieles a la organización de la comunidad. Muchas veces iban a caballo a las reuniones, a las sagradas ceremonias, a los nguillatunes, y cuando fuimos creciendo ellos nos iban integrando a esa cosmovisión”. Fotografía del periódico Wekimun

Cuéntenos acerca de usted y de su infancia…

Mi nombre es María Zunilda Nauto, nací un 17 de mayo del año 1962, tengo 56 años para los 57. Nací y crecí aquí en el sector, en la comunidad de Weketrumao, esta gran comunidad, que significa “tierras buenas, tierras lindas”; el Trumao es eso. En la antigüedad, antes de que lleguen los españoles, existía un venadito como un guanaco que lo llamaban el “weke”, que ahora ya está extinto. Acá nací, crecí, fui a la escuela, después me formé en la ciudad, llegué hasta 6º básico porque no se podía estudiar más, no había la posibilidad de seguir estudiando acá, había que salir más lejos. Además como era la hija mayor, era la segunda mamá de mis hermanos. Después cuando ya pude trabajar -como a los 18 años- estuve en distintos lugares, trabajando como asesora del hogar, cuidando niños y me iban trasladando, a medida que me iban recomendando. Estuve en Quellón, después en Castro, en Puerto Montt, en Concepción. De ahí me hice mujer, como a los 23 años fui mamá y de ahí ya me volví a mi casa y me radiqué acá, no me moví más. Toda la vida estuve ligada a la comunidad y a la cultura que nos inculcaron nuestros papás, ya que mis dos papás eran muy fieles a

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la organización de la comunidad de Weketrumao. Muchas veces iban a caballo a las reuniones, a las sagradas ceremonias, a los nguillatunes, y después cuando fuimos creciendo ellos mismos nos iban integrando a esa cosmovisión.

¿Cómo ha sido su experiencia como mujer y Maestra de Paz?

Bueno, como mujer he sido siempre dirigenta, desde muy jovencita. Cuando estaba en Concepción, por ejemplo, si yo venía y había una sagrada ceremonia, yo iba. Cuando me regresé e iba a las reuniones, siempre fui tesorera o secretaria o presidenta, y así fui rotando en cargos. Con el tiempo, después (tuve) mucha vivencia con los caciques. Mi padre fue muy amigo de José Santos Lincomán, de Antonio Huenteo. Ahí yo vi sus modos de vivir, su trabajo, qué era el ser cacique, qué defendía un cacique. Ahí yo me fui empapando de todas esas cosas, me gustaba mucho escuchar a los abuelos, a los ancianos. Mis papás siempre vivieron del campo, de la agricultura y de la pesca, no había para qué salir a otro lado. En esos años no había mucho comercio, por eso todo lo que se juntaba, la producción, era para pasar el invierno. Yo también crío mis animales


y siempre hemos vivido de esa forma, nunca hemos estado pendientes del consumismo. Hace un rato le escuché decir que había ayudado a nacer a sus hermanos, cuéntenos más acerca de eso. Sí, fui ayudante, porque la tía, la prima de mi papá eran parteras, la abuelita de mi mamá también. Mi mamá tenía sus partos bien difíciles, entonces mi papá iba a buscar a su tía y a su prima y mi mamá mandaba a buscar a su abuelita y a su mamá que igual eran parteras, y yo; entonces entre todas ahí la vigilaban como dos o tres días, porque ese era el proceso que había que pasar para traer sus niños al mundo. Yo también ayudé a traer a los últimos niños, porque mi abuelita me lo pedía, como ella ya estaba enferma me decía “trae pañitos limpios, agua caliente y ayúdalos a recibir”. Ésa era mi pega. Mientras tanto ellas se ocupaban de la mamá, porque esas eran cosas muy peligrosas, si cuando cortaban el cordón umbilical la placenta se les iba para adentro, la mamá no se salvaba; por eso era que morían tantas mujeres, también porque no las sabían cuidar. Pero ellas nunca tuvieron ese problema, porque ya sabían lo que tenían qué hacer. Calentaban una botella de vidrio y unas varitas de mechay y con eso, apenas cortaban el cordón umbilical, ellas “retobaban” (envolvían) eso, como hilando. Esa varita daba calor para adentro, por eso venía muy fácil la placenta. Yo pienso si alguna vez no hubiera hospital ayudaría a partear, porque me acuerdo de todo eso, tengo buena memoria también.

¿Cómo usted llega a ser Maestra de Paz, qué significa ser una de ellas?

No es que a mí me hallan nombrado Maestra de Paz, yo creo que me hice. Cada vez que había una sagrada ceremonia, por allá por Cailín, Huentemó, Quellón. Yo sé que es como nuestra religión. No es que a mí me vengan a “suplicar” (pedir) que por favor vaya, a mi me “tira” ir; lo mismo me pasa con la comunidad, aunque a veces me sienta mal me digo que tengo que ir. Las sagradas ceremonias son como nuestra religión para nosotros los huilliches, porque nosotros no somos gente común y corriente. Nosotros somos huilliches, somos gente del sur, somos los dueños de la tierra, porque acá nacieron y vivieron nuestros antepasados. De esa raza somos. Hace muchos años yo tuve un sueño: soñé que estaba en una mesa con mantel blanco y los que estaban sentados en la mesa también estaban vestidos de blanco. No supe por qué tuve ese sueño, porque yo conocí a los caciques, pero aparte de ellos había más gente en esa mesa. Uno de ellos me dijo que él era Maestro de Paz, don Juan de Dios Cheuquián. Entre ellos conocí a mi abuelo, don Abelardo Chiguay, que se perdió en el mar. Así siempre he andado en el Consejo de Caciques,

me dicen “doña Zunilda, usted sabe el andar de nuestra comunidad, conoce nuestra religión”, porque es nuestra religión: el adorar a los espíritus, los árboles sagrados, que son la tepa y el canelo. La tepa es la que nos da la paz, el canelo es el que nos da la fuerza. Ahí pedimos, rogamos, quemamos, ofrendamos carne, lana negra, depende de lo que estamos agradeciendo o pidiendo. Eso es ser una Maestra de Paz, no es otra cosa (…) Después de que llegó la marea roja, hemos hecho 2 sagradas ceremonias en el mar, pero ésas yo no las sabía hacer, ésas me las dejó transmitido mi padre, para traer riquezas de peces, de mariscos, para que se sanen los mares. Yo tenía eso acá adentro; me dije yo sé todos los “mixtos” que hay que ponerle a una sagrada ceremonia. Los mixtos son los elementos del bosque, de la playa, de la tierra: todos se juntan para hacer la sagrada ceremonia. Y lo hicimos, en Chanquín, lo pidió el cacique mayor, porque estaba sufriendo mucho su gente. Yo no me eché atrás, le dije “hagámoslo”, ¿pero quién sabe los rituales, quién sabe los cantos? Los cantos ceremoniales los sabe doña Nediel Muñoz, que ella se ha estado dedicando a recuperar todos los cantos ceremoniales. Mi finado papá y mi finado tío –don Juan Antipani – decían “es lo esencial los cantos ceremoniales, porque sin ellos no vamos a poder hacer el contacto con los seres de más allá. No vamos a poder si se hace todo en lenguas”. Cuando doña Nediel los descubre, yo dije bendito sea Dios porque sí vamos a poder lograr hacer una sagrada ceremonia. Y lo hicimos en Huentemó (…) Yo con todas esas ganas de poder hacerlo, poder mejorar el mar más que nada. Nos fuimos la tarde anterior, estuvimos en Consejo de Caciques. A la mañana siguiente, cuando nos disponíamos a salir estaba el tiempo malo, después calmó, salió el sol, pudimos hacer nuestra sagrada ceremonia y cuando terminamos se largó la lluvia. Al tiempo – porque yo sabía que la siembra, para mejorar, había que llevar todos los mixtos que ya dije antes, para sembrar la semilla – voy a poner todas las semillas y si no hay mariscos habrá algas, habrá cochayuyo, habrá luche, todo para que se mejore el mar y ya no haya pobreza, que ese es el pretexto, que no haya hambre.

¿Entonces las Sagradas Ceremonias se realizan para pedir por algo?

Sí pues, pedimos por la sanidad del mar. Tenemos que disponernos, según la luna en que estamos. Si estamos pidiendo tenemos que pedir en luna creciente, si estamos pidiendo que se vaya la marea roja, lo tenemos que hacer en “caída o vaciante” (menguante). Pasó el tiempo, serían unos dos, tres, cuatro, cinco o seis meses cuando dice don Jorge (cacique), contento, se fue la marea roja,


están aptas las machas para empezar a comer. Lo único malo, dijo, es que están diciendo “cuánto es la cuota”. Yo dije: ojalá que lleguen a un buen acuerdo, porque en las cosas del mar no se puede pelear, eso no va con nuestra cosmovisión, no es sano. Ahí se enojan los seres del mar.

Usted habló hace un rato de los “mixtos”, ¿Podría explicarnos qué son y para qué se usan?

Los mixtos son las semillas, las semillas que se siembran. En la cosmovisión los huilliches creemos que todo es Dios: hablamos del “Chao Anti” que es el padre, es el dios del sol. Después está el “Chao Ngenechen”, ése es el que nos da fortaleza; después está el “Chao Mehuín”, ése es otro chao, el de las montañas y todo lo verde; el “Chao Trokin”, el que hace que haya transición entre día y noche, noche y día. Por eso esa siembra de semillas que yo hice hay que pedírsela al Chao Trokin para que él lo transforme en mariscos. Si yo eché linaza, eché quinoa, eché maleza, esas malezas no se van a convertir en mariscos, porque ellas se van a transformar en algas. Si usted tira malezas, sólo se van a convertir en hojas, y las algas son hojas, pero las algas son muy necesarias para nosotros, incluso para medicina; para los pececitos, los mariscos, todo, necesitan algas para que vivan, para que coman. Por eso es que hay que ser muy limpio de alma diría yo. Mi corazón, mi alma tienen que estar limpias, en paz. Hay que agradecerle al mar, el lafken mapu. El “Chaw co” es el dios del agua y la gente dice que es malo (trauco), por eso hay escasez de agua. Si le rogaran a él tendrían agua limpia y el agua purifica.

En todos estos años que a usted le ha tocado dirigir ceremonias como Maestra de Paz, ¿hay alguna buena o mala experiencia que nos quiera compartir?

Sí. Cuando hicimos la ceremonia en Cucao (Chanquín), me tocó limpiar a todas las personas que estaban en la sagrada ceremonia. Yo con una ramita de tepa, una de canelo y una de sauco (que es el sanador), con esas tres ramitas empecé a purificar a la gente, que no tengan malas intenciones si van a entrar al mar. Había muchos jóvenes y niños, y estaba tan fuerte el ambiente, era demasiada la carga que tenían, la vi bien fea, pero pude terminar de limpiarlos para que entren al mar.

¿Usted enseñaría sus conocimientos a otras personas, a otra mujer, por ejemplo, para que fuera Maestra de Paz?

Ojalá, si se pudiera, aprendiéramos todos, y así no se iba a morir nuestra cultura. Así íbamos a vivir nuestra cultura y nos íbamos a respetar como persona, porque yo no soy mejor persona que usted. Nosotros somos todos iguales, ante nuestro Chao

Ngenechen, por ejemplo, entre los animales no hay ninguno más bueno, porque ante la naturaleza somos todos necesarios; en las plantas también, no hay ninguna mejor que otra, son todas iguales.

¿Cómo ve su comunidad en 10 años más?

Si yo estoy viva no voy a dejar que se corrompa, si tengo que luchar lo voy a hacer. Hoy día mismo estuvimos en comunidad, diciendo “traigan a sus hijos”. Antes vivieron todos en comunidad y hoy están mi hermana, mi prima, mi sobrina, todas sentadas ahí. ¿Por qué no el hijo de ella? ¿Qué le inculcó ella?, por eso yo les digo que lleven a sus hijos y que les inculquen, que aprendan lo que es la comunidad, el We Tripantu, que lo estamos celebrando hace años. Antes celebrábamos San Juan, cuando estaba prohibido, antes que haya Ley Indígena, el artículo 169 de la OIT. Antes celebrábamos San Juan porque fue lo que nos inculcaron los españoles, cuando terminaron con nuestra religiosidad, o lo que ellos creen que terminaron porque no fue así. Por eso yo puedo ser Maestra de Paz. Por ejemplo los mixtos, no cualquiera sabe los que se tienen que usar. Los que sepan lo que es un “ane” sabrán emplearlo para cuando quieran pedir algo en una sagrada ceremonia. Voy a saber qué fuego tiene un espíritu, que todos estamos a base de espíritus. El corazón del fuego que está en el fogón decía los antiguos.

Para finalizar ¿hay algún mensaje que usted quiera transmitir?

Sí, les diría a todos los estudiantes, si es que alguna vez van a escuchar o leer esto, que ellos no se avergüencen nunca de su origen. A nosotros nos acusa primero nuestro carácter, no somos hermosos; después nuestros apellidos, nuestras costumbres, nuestra manera de comer, de alimentarnos, por ejemplo yo aquí crecí a mis hijos con comidas antiguas: los chapaleles, los milcaos; ellos prefieren comer eso, porque yo así los formé. Les digo en esta casita nunca se van a dejar de comer comidas ancestrales. Los padres y los hijos deben tomar conciencia, de que si sus antepasados se crecieron comiendo papas enterradas o tortillas de rescoldo ¿por qué a ellos les va a hacer mal?, van a volver a sus raíces. Por ejemplo, mi hijo mayor se está construyendo un fogón porque él quiere revivir todo lo que fueron sus antepasados en el fogón, su infancia.


Irma Soto. Fiscal de la capilla de Quitripulli. “La comunidad me eligió como fiscal, primero lo pensé y dije que sí iba a trabajar por mi comunidad. El rol que cumplen los fiscales es tremendamente importante, pero no todos son iguales, porque uno sabe la responsabilidad que tiene uno cuando sale elegido” ¿Me podría contar de usted, su comunidad y su vida?

Mi papá era Olegario Soto y mi mamá se llamaba Carolina Chacón, fuimos 3 hermanos y yo soy mamá de dos hijos y estuve a cargo por años de mi familia y los sigo teniendo todavía, porque tengo una hermana que también tiene problemas y yo estoy a cargo de ella; yo fui una niña que no tuvo niñez, dijera, como jugar con otros niños, porque yo era dueña de casa a los 9 años, tenía que atender a mis hermanos, habían dos mayores, pero tenían los dos problemas, entonces mi mamá y mi papá tenían que salir a buscar el sustento de cada día, porque no sobraba, si no trabaja hoy mañana no comía, como yo era chica no podía salir a trabajar, salían ellos y a mí me dejaban responsable de mi casa y con el favor de Dios lo hacía bien, hacía la comida a mis hermanos, trabajaba la huerta, todas esas cosas y en la tarde ya nos reuníamos toda la familia, ya tenía hechas todas mis cosas con el favor de Dios, Dios me dio una inteligencia muy grande, por ese motivo yo no fui a la escuela, yo aprendía después de 17 años, porque trabajé en un colegio de cocinera, estuve 14 años en ese colegio de Quitripulli, y ahí habían tres profesores y dos salas d clases y faltaba una sala de clases y ahí hacían clases en la cocina, mientras yo cocinaba, entonces yo me concentraba en mi comida que hacía y en el estudio que el profesor enseñaba y ahí aprendí a leer, escribir, sumar, dividir y multiplicar y le doy gracias a Dios que Dios me dio esa inteligencia una vez de grande….

¿Podría contarnos cuáles son las tareas y deberes del fiscal?

Estar de fiscal igual es una tarea, trabajando para tu comunidad, que tienes que acercar tu comunidad a la iglesia, también hacía charlas de matrimonio, charla para bautizos, también preparaba niños para la confirmación, primera comunión, todo eso, entonces también es una tarea, uno tiene que estar ahí y dijera llevar dos casas, uno su casa y la iglesia, una tarea bastante dura, después ya renuncie no voy a seguir con esto, me retiré pero ahí también aprendí cosas, iba a las reuniones con el padre, nos juntábamos todas fiscales y ahí, conversando, trabajando en grupos también de a cinco, que necesidad tenía nuestra comuni-

dad y cuál era el rol que teníamos nosotros, a mi gustaba, si, hacer esas cosas, pero era duro para mí, por el trabajo. También podíamos visitar enfermos, rezar por los enfermos y yo también rezo cuando muere alguien me van a buscar como rezadora, voy a rezarle a al muertito como dijera. EL rol que cumplen los fiscales es tremendamente importante, pero no todos son iguales, porque uno sabe la responsabilidad que tiene uno cuando sale elegido, ahora hay otra señora que lo hace bastante bien, la fiscal Patricia de la Torre. Yo fui 10 años fiscal de la capilla, pero después tuve que renunciar, porque yo trabajaba para sustentar a mi familia y hacía turnos de noche en las pesqueras y las reuniones de fiscales eran los lunes y entraba a trabajar el domingo en la noche, entonces a mi me costaba mucho venir a reunión con sueño, un rato escuchaba, pero me tenía que levantar e ir a lavarme la cara porque ya no daba mas, de ahí vi que mi cuerpo se agotaba, entonces ahí dije yo ya no, no puedo seguir de fiscal, estuve años de fiscal, el padre José Contreras me dio el diploma por mi tiempo de fiscal.

¿Cómo llegó usted a ser fiscal? ¿Podría contarnos la historia en detalle?

La Comunidad me eligió como fiscal, me eligió porque siempre… uno no todas las cosas las hace bien, porque a veces también cometemos errores en la vida, entonces la comunidad me eligió para que yo sea fiscal de mi iglesia, dijeron: “usted es la persona indicada para que sea fiscal” primero lo pensé, voy a dar respuesta y después en otra misa que hubo me preguntaron la respuesta si era sí o no, entonces le dije que si iba a trabajar por mi comunidad y voy a aceptar como fiscal y ahí yo todos los domingos con los chicos en el catecismo, primero tuve un grupo de 14, después de 10 con otra señora, las dos lo hacíamos, el padre Andrés nos hizo la charla, para estar preparadas y enseñarle a los niños, porque uno no va llegar no más a abrir un libro, se requiere una preparación como toda cosa, primero nos preparó el padre Andrés y después el padre José, y él nos bajaba a hacer charlas, nos pasaba libros, que es lo que había que hacer y uno agradecido de eso, porque se aprende cosas, a mí siempre me ha gustado partici-


par en las organizaciones, estuve de secretaria dos años en la junta de vecinos, en el centro de madres y ahora estoy presidenta del comité indígena que tenemos en Quitripulli. En las misas votan, ahí se elige la fiscal, no le di el sí altiro, en la otra misa sí, pero la comunidad me eligió a mí, ellos dicen que tienen que ser personas ejemplares, en el comité indígena también me eligieron, yo no quería, andar delante de todo no es fácil, pero después pensé si nadie se compromete, nadie quiere quedar en un cargo, porque se sabe que cuesta, y pensé si yo no acepto no va a haber nada de esto y vamos a intentar hacer nuestro comité, para poder lograr algo, y no es una ayuda para uno es para el comité. Me siento muy querida por mi comunidad, hasta los niños, cunado tienen que hacer tareas ellos bajan a mi casa, me van a preguntar preguntas d ingenio o adivinanzas, como fue el terremoto del 60, que es lo que pasó, todas esas cosas, pero uno ha sabido explicarle a pesar d lo poco que sabe y poder explicar lo que han sido esas cosas, niñas d instituto del mar también fueron a mi casa para hablar de las tradiciones, yo me siento valorada por la gente y digo que si me toman en cuenta es porque soy una persona importante, también he enseñado a tejer en quelgo, se hacer frazadas, ponchos rameados, bajadas de cama, todas esas cosas uno lo sabe hacer, ahora estoy hilando.

¿Qué ha cambiado desde que era niña a ahora en la religión de Chiloé? (qué cambios le han gustado, qué cambios le han parecido difíciles) La religión católica ha cambiado con la religión evangélica, pero también la gente está más católica, menos gente, pero católica, porque igual se acercan a la iglesia, tercer domingo de cada mes hay misa y hay catecismo, yo otra vez estoy de catequista, igual me eligieron, las hermanas van al ayudar, pero yo también estoy a cargo de eso también. Igual se ve el respeto y devoción, tuvimos reunión porque tenemos que arreglar la iglesia, como la iglesia es alta, abajo los pollos están todos malos, ahora vamos a hacer rifa, para juntar fondos para comprar los pollos para nuestra iglesia, si somos unidos igual. Las cosas que pasan con la iglesia en otras partes yo encuentro que está malo porque uno ha escuchado esas cosas en las noticias, que los sacerdotes hacen cosas que no deberían hacer y eso no lo deberían hacer, yo creo que ellos están por estar, los que hacen esas cosas a los niños, como hacen esas cosas. Pero igual llegan hartos en mi capilla, yo siempre digo hay que atraer la gente con su genio, con su forma de ser, ahí atraes, porque tienen que ponerse de acuerdo porque uno también valora a la gente que está detrás de uno, lo que sí, antes había gente que armaba grupos, tocaban instrumentos y después se fueron a la iglesia evangélica, se alejaron, hace como tres a cuatro años la gente empezó a retirarse, le gustó más los evangélicos.

¿Puede contarnos sobre su capilla y cuál es el ¿Cómo ve el futuro para los y las fiscales y las patrono de esta? La iglesia se llama San José Obrero, él es el Patrono pequeñas iglesias de Chiloé? de la Capilla, tenemos nuestro Santo José, el 1° de Mayo celebramos, todos los años San José, hay gente encargada de eso, que se encargan de la misa, de la novena de hacer todos los arreglos y eso ya lo hace el Supremo o Suprema y hace eso y le entrega al Gobernador, el otro año el Supremo va a ser mi nieto, el solo dijo que quería ser Supremo, que significa que está a cargo de todo, preparar la misa, pagar la novena y todo los que es arreglo floral de todas esas cosas se encarga el Supremo y mi nieto va a estar el otro año, él tiene 5 años. Para la fiesta del patrono de la capilla son tres puntos que se hacen, ordenan sus avellanitos con rosas, van dos personas con una varita de avellano, hacen un punto arriba, ahí cantan el Taller de Nazaret, después otro punto a la salida del camino, ahí bailan un vals y después al llegar a la iglesia el Supremo tiene que bailar una cueca para entregarle la bandera al próximo Supremo ¡es bien bonito! “En el taller de Nazaret, pequeño y pobre taller Está maría y José y el niño quería aprender, Trabaja y canta, la esposa dl carpintero Y el mundo entero sonríe y canta también” Después se hace un cóctel, se invita a las personas que pasen, de todas cositas para picar de todo.

La que está ahora está muy bien, pero si ella se retira y entra otra persona, ya no sería lo mismo, o creo que ahí la iglesia no va a tener fiscal, porque igual es difícil también; porque el tiempo no da para tanto, si ella no tiene apoyo, como que aburre, pero ella es muy buenaza. Se puede perder toda la tradición que tenemos, yo de volver ya no voy a volver. Hay gente que no quiere, hay una niña muy buenaza, que lleva todo lo que es la iglesia, cuando va a la misa, ella lee la palabra, y nosotras le decimos que ella va a hacer la futura fiscal, pero ella está estudiando, algún día va a sacar una profesión, ella es la hija de la patrona, a la patrona le toca hacer el aseo, lavar los paños, ordenar cuando hay misa, va en la mañana acomodar el altar, llevar los pañitos limpios, todo encerado, arreglar los floreros, ¡igual es buena tarea! No es fácil encontrar una patrona, yo creo que esto pasa en todas las iglesias, cuando nos juntábamos los fiscales de las iglesias, cada cual contaba sus problemas y en algunas tenían más problemas que la nuestra, que la gente no llegaba, que la fiscal estaba sola el día domingo, en todos lados se ve eso. Ahora se reúne los viernes, antes eran los lunes, siempre se siguen reuniendo. Los jóvenes son los que están más alejados, hay que animarlos más, yo creo, que se acerquen a la iglesia


algún día ellos también pueden ser fiscales hombres también, antes había hombres que estaban 50 años de fiscales y eso se valora porque ellos han estado toda una vida en eso. Existen tantas cosas antiguas, tradicionales que los jóvenes ya no ven, perdiéndose los antiguos, los nuevos van a hacer otras cosas, eso se va a ir perdiendo, ¡pero ojalá que no! Ojalá no se pierdan las tradiciones porque ahora uno ve antes por San Juan, se rallaba se hacían los chupones, hoy nadie ralla, nosotros somos las únicas que rayamos con mi hermana y hacemos chupones, antes se hacían minga, primero iban a rallar en un lugar aparte después en otra dos tres personas y después se iban a la otra casa y así iban ayudándose, eso se hacía para la víspera de San Juan.

Blodina Bórquez. Artesana de telar y esposa de viajero. Sector de Notué “Aprendí cuando tendría como catorce años, pero como niña yo me entusiasmé en trabajar. Me enseñó una tía que ya está fallecida, ella trabajaba con su hermana, mi mamá”

¿Me podría contar de usted, su familia y su mo tenemos un recuerdo, en esos años él viajó y compró como unas 11 o 12 hectáreas de tierra. Vino vida? Ni un problema. Yo me llamo Blondina Elena Bórquez Velásquez, soy del sector Notué, comuna de Chonchi. Dios me dio seis hijos, tres mujeres y tres hombres, estoy casada con don Carlos Velásquez, igual del sector de Notué y ahí formamos una familia. Por razones económicas me puse a trabajar de artesana, pero sin ningún apoyo, sin ninguna agrupación ni nada, solamente de lo que yo sé hacer y lo poco que mi pobre madre me dejo enseñado, porque después, cuando yo ya salí de su poder, ella se fue a trabajar. Yo fui hija de madre soltera, y ella se fue a trabajar. Después crecí a mis hijos, pero con ayuda de Dios estoy muy feliz, porque mis hijos fueron muy buenos, y son hasta la fecha. Ahora ya fui abuela, ya tengo tres bisnietos, estoy feliz con mis bisnietos y por eso hasta ahora estoy trabajando en artesanía y hasta aquí llevo pisando el casete [trabajando] a los 70 años y ahora ya con el favor de Dios no soy tan necesitada, porque ahora tenemos nuestra poquita pensión con mi esposo, yo solo con él nomas. Mi esposo igual trabajó, se fue a la Patagonia, se fue a La Punta de la Argentina, era viajero y yo quedaba sola con mis niñitos chicos, él iba a trabajar cuatro o cinco meses y después volvía. Cuando él vuelve cambia la vida, porque cuando viene se puede hacer sus compritas y ya ahí nosotros mis-

a comprar animalitos también, porque nosotros no teníamos, vacunos, eso es un buen recuerdo que tengo. Mi experiencia es buena nomas… Había gente que trabajaba, yo por día, por el mismo sector de Notué, hasta Petanes. Iba a ayudar por mantener a mi familia. Así fue, por mantener, por ganar un pesito más.

¿Qué valores tiene para usted el arte de telar? ¿Cuál cree que es su importancia para las tradiciones? Los valores de mi artesanía son por motivos de trabajo, yo con eso ayudo a mi esposo a mantener mi hogar y esa es la importancia que le tengo. Ya están por Santiago mis trabajos, por Valparaíso, por Viña del Mar, por Valdivia, en Puerto Varas también, por ahí están mis trabajos.

¿Cómo aprendió a tejer un telar y que cosas han cambiado desde entonces?

Cuando aprendí tendría como 14 años y me enseñó una tía que ya está fallecida, ella trabaja con su hermana, que es mi mamá y todavía la tengo viva. Cuando niña yo me entusiasme en trabajar, incluso, todavía me acuerdo que me retaba mi tía porque


cuando ella iba saliendo de donde estaban trabajando sus telares, y los tenían armando, en el piso, todas sus lanas, yo iba a hacer puras leseras. Pero no me retaba tan mal tampoco, ella me decía “hijita cuando nosotros estemos tejiendo ven a tejer”. Yo no voy a decir que estuve en un taller en el que me enseñaron ni nada. Hasta hace poco estuvimos como seis meses trabajando en el sector de Notué, con una señora de Castro, que nos había venido a hacer un taller, y estaba muy bueno, pero después la juventud ya no quiso seguir trabajando, y se fundió ese grupo. Ahora lo veo mejor, además están mejor pagados los telares comparado con antes.

¿Cómo ve el futuro en diez años para su comunidad?

Bueno, el futuro de mi comunidad es que no hay futuro, sea bueno o no. Para mí, lo que más me dolió, fue cuando en la comunidad de Notué terminaron nuestras escuelitas, donde llegué a estudiar yo, mis hijos, mis nietos, pero ahora ya mis últimos nietos no pudieron y tuvieron que venir a Chonchi. Y ese un futuro también se pierde, porque para uno que es viejo lo encuentra peor, pero los jóvenes lo hallan mejor, y ese es un futuro para ellos.

¿Cómo era la vida en temas de salud en su comunidad?

¿Cómo cree que podemos dar a conocer más y Cuando se quebraban se ataban, se acaloraba algumejor las artesanías de Chiloé? na cosa, se fregaba bien y después se ataba y así la Eso me gustaría, que se dieran mejor a conocer, ya que me tocaste ese tema me gustaría decir que la municipalidad entregara alguna parte fija para no andar por Castro ofreciendo tejidos, por ejemplo, porque no es que me estén llamando todos los días desde Santiago encargándome tejidos, no siempre es así y me gustaría que aquí en Chonchi, en nuestra comuna, hubiera una casa para que las personas vayan y compren tejidos, y así saldrían los trabajitos de uno, porque yo estoy falta de recursos. Eso es una cosa y también que mis trabajitos yo tengo que comprar el material, para seguir trabajando, y a veces la gente que ya me conoce me acredita el hilo, entonces eso me gustaría para poder vender mis trabajos pronto.

persona se sanaba y se recuperaba de salud. Con unos pañitos calorosos, porque en esos años, antiguamente uno lo que hacia si, por ejemplo, se soltaba la muñeca, se le amarraba con una faja bien atadita nomás y bien calurosa. Y así se sanaba. Yo hace años crecí a dos hijos, que nunca tuve que llevarlos a controles ni menos los traje a control de niños sanos, porque no había donde, y donde uno vivía no había vehículos, no había nada. Cuántas veces venía a pie con mis niñitos en brazos hasta Chonchi, desde donde yo vivía, después andaba a caballo y venia con mis niños en las ancas del caballo. Y así hasta cuando hubo una posta por allá arriba. Y no eran como ahora. Ahora ya hay consultorios bien arreglados así que de salud están mucho mejor.

¿Podría contarme alguna otra historia importante de esos años que le haya pasado a usted? ¿Podría contarme algo sobre la educación de Para mí fue muy importante cuando se caso mi pri- los niños de antes? mera hija, fue muy importante, a los años después se caso la otra igual, no porque haya estado aburridas de mis hijas, no lo pienso estar, pero ya se formaron ellas y hasta ahora están muy felices; son dueñas de casa, con su esposo muy bueno, trabajadores y están muy felices. También fue importante cuando llegaron unas personas jóvenes; Andrés y Pilar, que eran de Santiago, pongámosle que me ayudaron, porque yo les hice hartos trabajos y ahí conocí plata. Fue importante porque ellos me anticipaban plata para que les pudiera dejar hechos sus trabajos. Ahora ya se fueron a otras partes. Cuando se fueron al extranjero se dejaron despedidos por teléfono y ahora ya perdí la comunicación de ellos.

¿Podría contarme los momentos más importantes o difíciles como dueña de casa?

Como madre tuve un rato muy difícil, por un hijo que lo paso muy mal, pero le pedí a mi Dios, porque soy creyente de él, y le pedí de todo corazón. Le dije por mi hijo “soy dueña de casa, soy tu madre hijo querido y no quiero que de esta edad tu me dejes” se lo pedí de todo de todo corazón como estoy aquí presente contigo, le pedí que mi hijo saliera adelante y con el favor de dios él ya esta trabajando junto a su esposa.

Antes eran más tímidos los niños, francamente más tímidos y si ahora los mayores no los aconsejan pronto, los niños de 12 o 13 años ya le levantan enseguida la voz a la mamá o al papá y antes los niños eran mas tímidos. En ese aspecto mío, gracias a Dios que los niños que tengo, mis nietas no son pasadas con sus mayores, pero está muy cambiada la juventud de ahora, no es como antes. Hay mucha maldad igual en los colegios Yo pienso que ahora está bien la educación. Aquí en Chiloé está bien, los niños de 14 años tienen un buen estudio, va siguiendo sus estudios, ahora se va al instituto y si son empeñosos los jóvenes de ahora, sacan las carreras que ellos quieran hacer. Y antes era más difícil, incluso mis hijos salieron de puros colegios de campo, porque no podíamos… me hubiese gustado, pero no. Pero gracias a Dios que ellos igual tiene un trabajito todo bien, en empresas, son choferes, sacaron su carnet, están todo bien y eso lo agradezco mucho a mi Dios.


Versos para las mujeres

¿Cuántos versos habrán inspirado las mujeres en la historia? Algunos más famosos que otros, pero todos igualmente halagadores de las virtudes y valores de las mujeres, la lírica nos entrega una nueva forma de encontrar a laa mujer en la historia y la cultura. En esta ocasión, han llegado dos aportes de este tipo, un poema de Guillermina Gómez, vecina de Chonchi y miembro del club San Camilo, junto a ella, Iván Nain, folclorista de Huillinco, localidad profundamente colaboradora de nuestra revista, nos regala un canto a la mujer chilota.

Poema a la mujer

Por Guillermina Gómez C. Chonchi - Club San Camilo. Niña de dulce sonrisa, de manitas delicadas, cuantas veces cuando pequeñas hemos sido despreciadas. Eso nos hace fuertes en el campo laboral desde adentro sale la fuerza para ser mujer profesional. Si el hombre nace sabio y respeta la mujer vivirá larga vida buena recompensa va a tener. Adelante mujer valiente que empuña el arado gracias Dios omnipotente por habernos creado.

Canto a la mujer chilota Por Iván Naín Cayún Folclorista sector Huillinco.

Eres la imagen de esta tierra insular Eres la flor de esta isla natural Eres encanto, eres amor, eres paz, En ti florece la alegría del hogar. Con tus manos enseñas a tejer Con tus manos das caricia, das amor Y orgullosa te dedicas a crecer A tus hijos frutos dignos de Chiloé. Te destacas en muchos roles al trabajar Eres ejemplo de progreso y bienestar Engrandeciendo a si tú tierra natal Y va creciendo en la vida con igualdad. Hoy es tu día mujer querida un día especial Te agradecemos y te mereces mucho mas Reconocer que eres la fuente de nuestro ser Hoy en tu día te cantamos a ti mujer.

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Mujeres sanadoras del alma y del cuerpo. Por Ercilia Navarro Guenten. 73 aĂąos, Chonchi

IlustraciĂłn de JreKo Rodriguez

> Testimonio


Mi abuela se llamaba Casimira Huenchuman. Ella era una mujer que sanaba a las personas con puras hierbas. No sé como llamarla, porque decía que no era machi, ella decía que sanaba solo con puras hierbas, observaba a la persona y te tomaba el pulso, te miraba los ojos, te miraba si estabas limpia o si tenías color en la cara y eso era todo. Sabía como estaba trabajando el corazón, era como que ella te leía la mente o algo, porque desde el pulso te decía lo que tenía, se quedaba en silencio un rato, y te decía “en tu pulso veo que tú tienes esta enfermedad” o más enfermedades. Entonces después te aplicaba medicina de hierbas, plantas y sanaba a muchas personas, sanaba a las personas con problemas al pulmón, con asma bronquial, a las mujeres que tenían flujos de sangre vaginal, y ahí le daba remedios de hierbas para hacerles limpieza primero y después le daba remedios para cicatrizar, sanaba señoras que tenían tumores en los senos ya en ese tiempo, ¡Imagínense en la antigüedad, con puras hierbas medicinales! A algunas mujeres se les reventaba hematomas o durezas y ella les colocaba emplastos y eso iba madurando. Después lo limpiaba con agua de hierbas cicatrizantes y empezaba la curación con pomadas que ella misma hacía, las hacía con vaselina o con grasa de cordero o injundia1 de gallina junto a las hierbas. Eso lo picaba, lo molía y el jugo espeso lo hacía crema e iba curando las heridas …

Mi abuela se llamaba Casimira Huenchuman. Ella era una mujer que sanaba a las personas con puras hierbas. No sé como llamarla, porque decía que no era machi Ella era de la Isla de Lemuy, del sector de Yelqui, y del conocimiento que tenía, ella decía que era un don. Ella joven presintió, nació de ella querer ser sanadora, como dicen hoy en día, para ella era una vocación. Ninguna de la gente que sanaba con hierbas hacía lo que hacía ella. Desde niña o desde muy joven empezó mirar a la persona para saber lo que le pasaba. También sanaba a

las personas que estaban dementes, que tenían problemas nerviosos, que estaban fuera de sí, que hablaba incoherencias, que tenía miedo, que hacían sueños malos, que no dormían en la noche, ella decía que era puro nervio que le venía a la cabeza, entonces ella le hacía remedios para esas enfermedades, porque decía que todo venía de la mente.

Iba a caballo a la hora que sea, llueva o truene, con un poncho, amarraba su cabeza y se iba al anca del caballo con quien la fuera a buscar. Mi abuela era dueña de casa, sembraba, que tenía muchas ovejas, gansos, muchas gallinas. Sembraba habas, arvejas, papas, trigo, y con eso vivía. Por sus servicios de sanadora no cobraba plata, era a voluntad de la persona, si tenía para pagarle. De repente le daban plata, ella no pedía, no era mucho, a veces le daban harina, un almud de trigo, unos tres kilos de harina, huevos, una gallina y eso era su paga, ese era el pago de esos años. Mi abuela falleció de 108 años y siempre anduvo descalza, aunque le regalaran zapatos. La recuerdo por sus comidas, también iba a mariscar, le gustaba mucho, porque había mucho marisco en la zona donde vivía, lejos, pero iba igual. Había que bajar un barranco y subía grandes cargas de mariscos haciendo unas rumas de piedras - que le llamaban pichiles - y en primavera íbamos con canastos. Mi abuela tuvo cinco hijos: Juan, Placida, Lucha, Arsenia y Julio. Toda su vida se dedicó a sanar gente y recorría toda la isla, la venían a buscar de distintas partes de Chulchuy, de San Agustín, Puqueldón, Pindal, de varias partes de la isla. Iba a caballo a la hora que sea, llueva o truene, con un poncho, amarraba su cabeza y se iba al anca del caballo con quien la fuera a buscar: esposo, hijo, sobrino. También la venían a buscar de partera. Mi abuela llevaba sus medicamentos, llevaba su botella de remedio y tenía una faja, porque ella

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fajaba a las mujeres, tenían que estar ocho días fajadas. Les hacía un seguimiento a los bebés para que eliminen el líquido que tenían dentro de su guatita, les hacía una purga cuando ya tenía tres días de nacidos y con una cucharadita de remedio botan todo lo malo que juntaron durante el embarazo. También limpiarle la nariz con una agüita, para que respire bien. ¡Nadie, ni un niño, ni una parturienta, no se le murió nadie! Ella era muy querida en la comunidad, era muy querida porque cuidaba a las mujeres que iban a tener familia, en los partos. Primero iba a visitar a las personas que estaba esperando guagüita, y cuando ya se estaba aproximando el parto, entonces les decía “tú te pones de espaldas, pones tu mano completa en la boca de tu estómago, y si tu mano cabe completa, es porque la guagua ya está cerca para nacer”, porque quedaba un espacio y ya iba bajando. Había que acomodar a la criatura, porque algunos venían de pie, entonces ella la acomodaba con puras fricciones, con cremitas, le ponía vaselina y la estregaba hasta que acomodaba a la guagua, le dejaba la cabecita acomodada para nacer. El día del parto, toda la ropita que iba a utilizar para recibir a esa guagua tenía que hervirla, secarla bien, doblarla y guardarla dentro de una bolsa de lonilla, de esas donde viene la harina, esa bolsa también tenía que estar esterilizada y al momento del parto ella sabía que ahí estaba todo lo que iba a utilizar.

Mi abuela trajo muchos niños al mundo, muchos, quizá cuántos habría traído. Todavía deben vivir algunas de esas personas, tendrán hoy unos 70 años. Si la guagua o la placenta no lograban salir, la mujer se iba hinchando, era grave, porque algunas morían de eso, pero ella decía “a mí nunca una mujer se me murió, nunca se me fue de las manos, porque estoy atenta a que no le quede la placenta adentro por tanto tiempo”, así que ella pronto les tenía sus remedios y le

decía al marido o a algún familiar que vayan a cierta parte, a buscar huella: “vayan y sáquenle el cuero, un poco, y de ahí recojan con una cuchara la gelatina que ese planto tiene y me lo traen en un jarro”, a veces ya lo tenían guardado, por si acaso había problemas. Tenía una cierta medida que les daba a beber, a los 10 minutos, 15 minutos, y ya salía la placenta. Así, a la mujer le quedaba limpio su útero. Mi abuela trajo muchos niños al mundo, muchos, quizá cuántos habría traído. Todavía deben vivir algunas de esas personas, tendrán hoy unos 70 años. Lo que nunca escuché es que un hombre en la isla hiciera este tipo de sanación, ni mi abuela lo comentó, en la isla solo sanaban mujeres. Además de mi abuela, estaba la señora Adelia Hunchuman y otra señora de apellido Huenul. También recuerdo que yo ayudaba a mi abuela en algunas cosas y cuando necesitaba alguna hierba íbamos las dos al bosque, en las orillas de los barrancos o en las playas a buscar las plantas que necesitaba, después, aún joven, ya me fui y mi abuela se quedó en su isla.

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> Artículo

La sociedad chilota ha estado viviendo en los últimos años, cambios culturales importantes, que han afectado sus formas de vida, especialmente en el mundo del trabajo remunerado y la institución del matrimonio y la familia. Este proceso ha llevado a establecer que las mujeres, en particular, están viviendo cambios identitarios relevantes, que las están llevando a construir y reconstruir sus vidas de manera diferente a como vivieron sus madres o abuelas, las que se dedicaban casi exclusivamente al trabajo reproductivo, la huerta y los animales menores, mientras sus maridos emigraban a otras zonas del país, en busca de trabajo remunerado, que en Chiloé escaseaba, por falta de oportunidades

Fotografia. Aporte de Carlos Hevia

Por Edith Rebolledo Moller Socióloga – docente – investigadora

El rol de la mujer en Chiloé

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Sin embargo, estos cambios en las vidas de las mujeres, no son aislados, sino que más bien surgen y se entrelazan con los cambios sociales ocurridos en Chiloé, pero también están incidiendo de manera importante en la identidad de los chilotes. En este sentido podemos señalar que la identidad tradicional chilota, que está mucho más cercana al mito o a los ritos y las experiencias, es decir, al quehacer que, a un determinismo histórico, se vuelve transformable y conmovible. Ciertas pautas de conductas y formas de vida, están siendo permeadas por otras nuevas adscritas a la creciente modernización. En un solo ejemplo, es posible señalar que el uso de tecnología digital, que permite una gran intercomunicación entre la población, es manejado por adultos y niños, hasta en los lugares más apartados del archipiélago, incluidas las pequeñas islas del mar interior. Las tradiciones, mitos y creencias latentes en diversas zonas del archipiélago, especialmente en el ámbito rural, se imbrican y entrelazan curiosamente con estos procesos modernizadores, más en el inconsciente colectivo de la comunidad que en las prácticas reales de los chilotes, aun cuando existen lugares donde las creencias, mantienen todavía una alta vigencia. Podemos constatar entonces, cómo a pesar de la fuerza y resistencia de la cultura tradicional chilota, se produce igualmente la entrada galopante de esta nueva cultura de la era digital. En el contexto antes descrito podemos señalar entonces que, las mujeres chilotas hace rato que están mirándose en nuevos espejos identitarios que reflejan estas transformaciones de manera interesante y particular, especialmente las más jóvenes y activas. Hoy en día su quehacer y sus anhelos, sus conversaciones y relaciones sociales, trascienden el espacio íntimo y privado del hogar, dirigiéndolas hacia otros espacios públicos como el 24 mundo del trabajo remunerado dependien-

te o independiente, la relación con instituciones públicas y privadas de capacitación y proyectos, lugares de recreación y encuentro con amistades, así como también, una mayor conciencia de sí mismas, todo lo cual les está permitiendo aumentar los niveles de toma de decisiones sobre sus propias vidas. Esto muestra como las mujeres chilotas se están “modernizando”, sin dejar de lado sus propias tradiciones culturales.

Fotografía de Antonio Quintana. Chiloé, década de 1950 Vemos claramente entonces que, los roles asignados a las mujeres en el Chiloé más precario y tradicional de décadas atrás, donde estaban mucho más relegadas al espacio privado del hogar, restringidas a ser madres y esposas y luego abuelas, ha cambiado en términos de la incorporación de roles más modernizados e instalados en el mundo público. No de manera relevante aún, pues la sociedad chilota continúa siendo patriarcal y machista, sin embargo, podemos señalar que ha comenzado a generalizarse una mayor presencia de las mujeres, en ámbitos laborales, educacionales y también políticos, aun cuando en este último resulta todavía más incipiente, sin desmerecer los intentos de algunas mujeres por participar en la política local.

Ilustración de Dominique Villanueva

La llegada a Chiloé, de diversas industrias en general y de las salmoneras en particular en los últimos 30 años, vino a transformar las formas de trabajar; primeramente, por el traslado de los campesinos a las industrias, imponiendo horarios, turnos, uniformes, etc., que regulan y modernizan el ámbito laboral. En este contexto, las mujeres fueron altamente valoradas por esta industria, dado que ellas realizan un trabajo más fino y delicado, incorporándose masivamente al mundo del trabajo remunerado. Este proceso les ha llevado a protagonizar cambios en sus vidas, de manera particular e interesante, tanto en lo individual y subjetivo, como en las relaciones familiares y sociales.

Por otra parte, resulta interesante y paradojal a la vez, señalar cómo el sistema capitalista neoliberal instalado fehacientemente en nuestro país y que ha entrado abrupta y avasalladoramente a Chiloé también, ha sido un canal importante de transición hacia espacios públicos particularmente en


el mundo laboral remunerado para las mujeres, sin objetar por cierto la enorme carga laboral del trabajo reproductivo que ellas continúan realizando casi exclusivamente al interior de los hogares. En este sentido, las mujeres hoy pueden ser más autónomas económica y socialmente, pero sin dejar de lado la gran responsabilidad y quehacer del trabajo del hogar y cuidado de todo y de todos. Lo que muestra entonces que los roles de madres y esposas continúan naturalizados en las mujeres, fuertemente.

loé, quienes realizan un trabajo verdaderamente artístico con maderas nobles como el mañío, el ciprés, la luma, el alerce, el ciruelillo, etc., rescatando un importante patrimonio cultural. Lo interesante a destacar es, que hoy este trabajo autonomiza a las mujeres tanto en lo económico como en lo social, situación que antes de la industrialización, el trabajo mucho más basado en la solidaridad de las mingas, era más bien de subsistencia familiar.

“Las mujeres chilotas, especialmente aquellas que han optado por insertarse en el mundo laboral independiente, están cumpliendo un importante rol en el rescate patrimonial de oficios tradicionales”

Fotografía de Antonio Quintana. Chiloé, década de 1950 Así también las mujeres chilotas, especialmente aquellas que han optado por insertarse en el mundo laboral independiente, están cumpliendo un importante rol en el rescate patrimonial de oficios tradicionales, algunos tan antiguos como el tejido en lana de oveja hilada, ovillada y teñida con productos naturales, que dan colores únicos e irrepetibles; o la cestería en boqui, manila o junquillo expresada en artilugios utilitarios y ornamentales de gran belleza. Ellas se han ido agrupando en organizaciones productivas, para llevar a cabo este trabajo, que permite realzar una tradición cultural que distingue a Chiloé de otras zonas del país. Igual similitud encontramos en las mujeres hortaliceras, que hacen un trabajo productivo y de preservación importante en torno a las hortalizas típicas, tales como las papas chilotas con su gran variedad de tipos y colores; enormes lechugas, betarragas, cilantro, zanahorias, tomates; etc., que atraen y deleitan a la población local y al visitante nacional e internacional; pero además, por el importante trabajo de preservación de semillas y de conocimiento rural, que les ha llevado a un reconocimiento internacional, a través del sello SIPAM. Obviamente, que también están los artesanos de Chi-

A modo de conclusión podemos señalar que las mujeres han ido diversificando sus roles, desde ser madres y esposas, adscritas casi exclusivamente al ámbito privado del hogar, hacia la adquisición de nuevos roles que les están permitiendo mayores niveles de autonomía social y económica, pero sin dejar de lado el trabajo reproductivo del hogar. En este sentido, los cambios sociales muestran un proceso de transición donde las mujeres pueden sentirse más libres económicamente, pero igualmente sujetas a sus responsabilidades familiares. Las transformaciones socioculturales que se visualizan hoy resultan importantes, sin dejar de reconocer que falta mucho aún para lograr mayores niveles de igualdad y equidad entre hombres y mujeres en la sociedad chilota, donde los roles que se ejercen tanto en el mundo público, como en el mundo privado del hogar, sean distribuidos equitativamente, aliviando por una parte a las mujeres de la gran carga del trabajo del hogar que continúan casi exclusivamente ejerciendo ellas solas y por otra, valorando el enorme aporte que están entregando a la sociedad, en diversos espacios del quehacer público.

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> Biografía

Filomena del Carmen Álvarez Nació en el mes de diciembre del año 1914, siendo su padre fue Paulino Álvarez Macías y su madre Adelaida Andrade Díaz. En su trayectoria, llegó a ser directora de la Escuela de n°4 de niñas, ubicada en la calle Francisco Coral de Chonchi, donde se encuentra hoy la bodega municipal. Fue una destacada profesora en el contexto educacional de su tiempo, cercana a sus alumnos y a todo el mundo, es reconocida como siempre amable, cercana y sociable. Motivada por una profunda convicción en la acción social, entregaba comida a la gente de campo y de la escuela, transmitiendo su espíritu solidario a las actividades de la escuela de niñas – las que se podría comparar con las realizadas por la Junta de Auxilio – donde eran sus propias hijas quienes ayudaban a ordenar y trasladar cosas para que las iniciativas resultaran de buena manera. Entre las recordadas por su familia, estaban el día del huevo, el día de la papa y de otros alimentos, que recibían colaboraciones incluso de su esposo, quien se encontraba en Melinka, de quien siempre tuvo el apoyo incondicional para llevar a cabo sus actividades sociales y profesionales. Con los beneficios de las actividades, logró adquirir una cocina a leña para la ayuda social. Fue también una importante colaboradora de Bomberos. Todas las comidas a beneficio eran realizadas en una sede social ubicada en el recinto de la actual municipalidad de Chonchi. Le gustaba saber como se encontraban sus estudiantes, les hacía seguimiento constante y se preocupaba por ellos quedando su vocación plasmada en sus recuerdos, y en el de otros docentes que siguieron en el camino de la enseñanza. Vivió en el llamado Antiguo Chalet, en donde hoy en día vive su hija Teresa Vera Álvarez, el inmueble se ubica al final de calle Irarrázaval de Chonchi. Teresa nos relata que su madre era una excelente persona, como ninguna, y que era muy bella la labor que hacía en ese tiempo, lamentando que su madre tuviera que retirarse del área de educación por problemas de salud, de los cuales falleció en el año 1972, a los 58 años. Hoy en día muchos profesores de avanzada edad la reconocen como digna de honores en la educación de Chiloé.

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> Colección

Los artefactos para trabajar la lana

1.- Huso: Se utiliza para hilar fibras textiles, generalmente fabricado en madera de alerce, se le agregaba la tortera, que le da peso y aumenta su rotación; también suele hilarse con ruecas de pedal.

2.-Aspa: Especie de cruz con dos travesaños en sus extremos y en direcciones contrarias. Sirve para transformar el hilado de los usos en madejas. 3.- Devanadera: Armazón de listones de madera entrecruzados, formando una especie de pirámide que gira alrededor de un eje vertical y fijo en un pie, para que , colocadas en aquel, las madejas de hilado puedan ser ovilladas.

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Las noticias del museo... FEBRERO Finalización del proyecto “Puesta en valor, promoción y difusión del Museo de las Tradiciones Chonchinas” que corresponde al proyecto ejecutado gracias la gobierno regional de los lagos 2017, y consta de folletería (afiche, dípticos y postales), Stand de información, Pendón institucional, video promocional del Museo, jingle radial, musicalización y construcción de página web.

MARZO Lanzamiento Cuarta Edición de la Revistas Tradiciones, enfocado en la temática “Patrimonio Vegetal”, esta actividad se realizó en torno a una convocatoria de socios, cooperadores y amigos del museo para definir la temática de la próxima edición de la revista, en donde comenzamos un proceso acompañados de Fundación Lepe a través del Fondo Común

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Participación en primer encuentro Nacional de Mujeres Gestoras y trabajadoras de la cultura y las artes de Chile, Sur Austral, Gestora los Lagos, aquí se definió el rol que cumple la mujer en la cultura y las artes, las igualdades y desigualdades que existen en la actualidad y la posibilidad de la creación de una institucionalidad para definir políticas públicas.

ABRIL Visitas de estudiantes de escuelas rurales, entorno a la celebración del día de la Educación Rural.El Museo siempre está abierto a las comunidades educativas, tanto del área rural, urbana de dentro y fuera de Chiloé, también con la visita de estudiantes extranjeros de intercambio, en donde se les realizan charla entorno a nuestra cultura


En nuestro Museo se realizó el Lanzamiento del libro “Mujeres de Chonchi, contando vidas” Fueron 6 mujeres que escribieron entorno a sus vivencias y también la creación de historias ficticias relacionadas con nuestra cultura. Esto fue organizado por Prodemu.

Taller de “Métodos de Entrevista para el rescate de las Tradiciones” el taller fue dictado por el académico Juan Manuel Saldivar, y estuvo enmarcado en el fortalecimiento del equipo de trabajo de la revista Tradiciones y es organizado por el Museo de Chonchi y Fundación Lepe, a través del Fondo Común.

Tertulia organizada por la Escuela Especial “Amanecer” de Chonchi, se realizó una mateada con música e historias de Chiloé entorno al Fogón, en el día de la convivencia Escolar.

MAYO

Charla “El Rol de la Mujer en Chilota”, impartido por la socióloga y escritora Edith Rebolledo Moller, primera actividad que se desarrolla en colaboración con Fundación Lepe, Fondo Común, para el fortalecimiento del equipo de trabajo de la Revista Tradiciones y abierto al público.

Día del patrimonio cultural en el Museo de Chonchi, contamos con la visita de la Orquesta de Cámara Filarmónica de Chonchi en nuestro Museo, Sergio Colivoro, el Pasavalle de la orquesta de estudiantes de Chonchi y el grupo musical del Liceo Manuel Jseús Andrade Bórquez. Además, se presentaron los cortometrajes Pinceles 1, Atorado, Pinceles 2, y los dos primeros capítulos de la serie documental Chiloé.

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www.revistatradiciones.cl


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