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El caso de Ensenada en invierno
from Revista UABC No. 4
by Revista UABC
Condiciones térmicas adecuadas a los espacios
Julio César Rincón Martínez, Francisco Fernández Melchor
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Facultad de Ingeniería, Arquitectura y Diseño, Ensenada, uabc.
¿Te has cuestionado si el clima que sientes a tu alrededor afecta tu estado de ánimo y tus actividades diarias? En efecto, un espacio cálido o frío puede ser negativo para tu desempeño, comodidad y salud; por ello, es importante que los espacios en los que solemos pasar un período prolongado cuenten con las condiciones térmicas apropiadas en beneficio de quien los utiliza.
En las últimas décadas, el diseño de los edificios ha mejorado. Ahora buscan brindar un mayor confort a las personas y, a su vez, disminuir el consumo de energía. Actualmente los edificios y las casas suelen contar con diferentes dispositivos mecánicos (abanicos, ventiladores, etc.) y sistemas de acondicionamiento (minisplit, calefacción, etc.) que pueden estabilizar de una manera muy precisa las temperaturas de los espacios a lo largo del día; sin embargo, la demanda energética de estos se ve reflejada en el incremento del precio de mantenimiento y servicios, además de que ocasionan un impacto ambiental. Todo ello para crear lo que llamamos “confort térmico”. Pero, ¿sabes lo que significa? Pues bien, es ese estado en el que una persona muestra aceptación plena respecto a las condiciones térmicas que presenta determinado espacio, ya sea abierto o cerrado. En otras palabras, es cuando una persona no percibe ni frío ni calor dentro de un entorno, sino comodidad, lo que hace que su rendimiento, en cuanto a las actividades que en ese espacio desarrolla, sea mayor. De acuerdo con algunos estudiosos del tema, la percepción térmica que una persona tiene del entorno inmediato está definida por las siguientes características:
Confort: Condiciones materiales que proporcionan bienestar o comodidad.
Condiciones climáticas: Refiere a aquellos parámetros físicos ambientales, como la temperatura, la humedad y el viento, principalmente, de nuestro entorno.
Actividad física: Se refiere al conjunto de acciones que nosotros desarrollamos en tanto utilizamos un espacio determinado.
Arropamiento: Hace referencia a la cantidad de ropa que portamos mientras habitamos un espacio específico y que nos permite aislarnos temporalmente de las condiciones climáticas que este presenta.
Historial térmico y expectativa: La primera se refiere a la experiencia que hemos ido apropiando de los diferentes entornos térmicos en los que nos hemos desenvuelto desde que tenemos conciencia. Y el segundo, a la idea que nos generamos respecto a la temperatura de cierto espacio antes de habitarlo. Sin importar el lugar del planeta en el que nos encontremos, la temperatura local tiene una influencia importante sobre nosotros. En el caso particular de Baja California, ya sea Mexicali con temperaturas extremas o Ensenada con temperaturas un tanto menos agresivas (entre invierno y verano, inclusive, entre el día y la noche), se presentan características que influyen notoriamente en el desarrollo de actividades de las personas. Un ejemplo es la cercanía de la ciudad respecto al mar, la cantidad de áreas verdes, la presencia de lluvias anuales y la humedad diaria a lo largo del año, entre otras.
Teniendo en cuenta lo anterior, si eres de Ensenada, de seguro alguna vez te has preguntado ¿cómo es que nos afecta la temperatura del ambiente en nuestro andar diario? Pues bien, como sabes, Ensenada presenta un clima mediterráneo, en el cual predominan las condiciones de frío a lo largo del año. ¡Así es, nueve meses hace frío!, de los cuales, cuatro presentan condiciones realmente complicadas: de diciembre a marzo. Los tres meses restantes del año presentan temperaturas ligeramente cálidas que pueden ser resueltas con acciones adaptativas propias de cada persona (ingesta de bebidas, ropa ligera, uso de gorra y gafas, apertura de puertas y ventanas, uso de abanicos, entre otras). Como podrás observar, la preocupación más frecuente de las personas en esta ciudad es la forma en la que deben calentar sus hogares, escuelas u oficinas de octubre a junio de cada año, para sentirse cómodas en su entorno.
Si bien es notoria la demanda de calentamiento en los espacios a lo largo de prácticamente dos tercios del año, el periodo crítico de frío del año es el que va de diciembre a marzo, con temperaturas medias de entre los 13.9 ºc y 15 ºc, en promedio. Por lo regular, las personas resuelven este escenario adverso con la implementación de calentadores (eléctricos o de gas), el incremento de vestimenta (doble chamarra, guantes, gorro, bufanda, etc.), la ingesta de bebidas calientes y la exposición directa al sol matutino.
No obstante, la mayoría de estas actividades de adaptación requieren de energía para llevarse a cabo, lo cual, a mediano y largo plazo, resulta costoso e innecesario si los espacios en los que habitamos diariamente ofrecieran las temperaturas de confort deseadas. Pero entonces, ¿cuáles serían esas temperaturas que, en lugar de afectar a las personas, promuevan su mejor desempeño, comodidad y salud en los espacios? Al respecto, el tema del confort térmico ha sido abordado y discutido desde la década de los 70 por diferentes investigadores alrededor del mundo, pues se ha visto que este fenómeno ha afectado la eficiencia de las personas, la muerte desafortunada de algunas otras y el consumo innecesario de energía por la aclimatación de edificios.
Sedentaria: Estar mucho tiempo sentado o acostado, haciendo poco o nada de ejercicio.
En la Universidad Autónoma de Baja California, algunos investigadores se encargan del estudio del confort térmico en las principales ciudades del Estado, tanto para espacios cerrados como para los abiertos. La idea de estas investigaciones es estimar los intervalos de temperatura y humedad en los cuales las condiciones ambientales sean óptimas, con el objetivo de ofrecer estrategias de diseño arquitectónico que contribuyan a estabilizar la temperatura en los espacios a lo largo del año. Por ejemplo, es bien sabido que, en edificios ventilados de forma natural, el desempeño térmico de los espacios interiores se relaciona con las condiciones ambientales que se presentan en el exterior, dada la apertura y el cierre frecuente de puertas y ventanas.
Dicho lo anterior, es de nuestra experiencia que en verano las temperaturas son más elevadas que las de invierno… En consecuencia, el confort térmico de verano será diferente al de invierno y, por ende, a los períodos intermedios a cada uno de ellos. Esta es la razón principal por la cual el confort térmico se estima durante cuatro períodos durante un año: cálido, frío y dos de transición. En otras palabras, si las temperaturas del ambiente son dinámicas a lo largo de ese tiempo, las temperaturas de confort también lo son. No obstante, según el clima que predomine en cada sitio, es que se presta mayor atención a las temperaturas que describen a este. Para ello, se desarrollan metodologías un tanto complejas para recabar datos y medir las condiciones ambientales en los espacios más usados por la gente. Pero, ¿cómo es que lo hacen? Por lo general, aplican cuestionarios a personas que, como tú, cubren ciertas características (edad, vestimenta, género, etc.) y miden simultáneamente la temperatura, la humedad y el viento; posteriormente, introducen los datos en programas informáticos y los procesan por medios estadísticos.
Los beneficios que conseguimos de este tipo de estudios son, en principio, conocer los rangos de temperatura con los cuales se tiene una aceptación térmica plena, con el fin de beneficiar nuestro desempeño, comodidad y salud de forma inmediata. Además, ayuda a aplicar estrategias que nos permitan adecuar nuestro espacio inmediato (recámara, salón de clase, oficina, etc.), en caso de que este no presente la temperatura ideal.
¡Muy bien!, hasta aquí todo muy padre, pero… es momento de conocer cuáles son esas temperaturas con las que nos podemos sentir cómodos, activos y con excelente salud en una ciudad predominantemente fría como lo es Ensenada.
De acuerdo con un estudio realizado en febrero de 2017 por profesores-investigadores de la Facultad de Ingeniería, Arquitectura y Diseño, fue posible estimar que para el periodo más frío de la ciudad el intervalo de confort térmico va de 16.8 ºc a 23.8 ºc, con una humedad de 27.5 % a 95.4 % y una velocidad de viento de 0.0 m/s a 0.17 m/s.
Lo anterior aplica exclusivamente para espacios cuya actividad predominante sea sedentaria, sea ventilada por medio de la apertura y cierre de puertas y ventanas (no cuente con calefacción ni aire acondicionado), las personas sean completamente sanas y hayan radicado, al menos, un año consecutivo en la ciudad. Estas temperaturas aplican perfectamente para tu casa, tu salón de clases u oficina, por mencionar algunos ejemplos.
Ahora bien, para lograr estas temperaturas es importante aislar el edificio desde su etapa de construcción por medio de materiales naturales o industrializados (lana de oveja, poliuretano expansivo, fibra de vidrio, etc.), aunque, si este ya se encuentra construido y operando, el aislamiento se obtiene al sellar todas aquellas aberturas acristaladas por las cuales se puede perder calor durante los momentos de baja temperatura: ventanas, puertas, domos, etc. Una forma sencilla y económica de hacerlo es colocando láminas de unicel (poliestireno, de una pulgada de espesor) que queden justas al perímetro de la abertura, con el fin de evitar que se escape la temperatura generada al interior y promover una confortabilidad térmica más prolongada. Otra forma sería colocando triple cortina (gruesa, de preferencia) en las ventanas. Pues bien, ahora ya sabes por qué Santa Claus utiliza ropa muy acolchada a lo largo del año, y es que, según reportes de investigación, la temperatura promedio anual en el polo norte es de los 40 grados bajo cero.