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Bienvenida a un nuevo año, que este 2023 esté colmado de bendiciones en todas las áreas de tu vida. La mayoría de personas en enero realizan un listado de resoluciones donde se plantean metas, propósitos o anhelos que les gustaría realizar durante el nuevo año. Sin embargo, según las estadísticas el 63% de personas que se plantearon dos o tres resoluciones las logran mantener dos meses después de haberlas establecido. Mientras que las personas que se plantearon un listado grande de resoluciones en febrero ya las han dejado a un lado. Esto se debe a diferentes causas, entre ellas podemos mencionar las siguientes:
Proponerse metas de forma impulsiva. En ocasiones nos sentimos comprometidos porque escuchamos las resoluciones de otros a nuestro alrededor y terminamos por ser parte de ellas, o quizá anhelamos lograr lo mismo que ellos, pero en este momento estamos en diferentes circunstancias; e incluso muchas veces no son ni siquiera nuestras metas, son las metas que algún familiar, amigo, socio, compañero de trabajo quiere que nosotras realicemos. Las metas no son realistas y son difíciles de alcanzar. Porque están fuera de nuestro alcance, debemos plantearnos metas que estén dentro de nuestro presupuesto, tiempo, habilidades. A veces nosotras mismas nos saboteamos, nos proponemos metas tan estrictas que no las logramos alcanzar.
Plantearnos un listado enorme de resoluciones. Lo único que conseguimos al hacer esto, es estresarnos y al querer realizar diferentes tareas al mismo tiempo las terminamos abandonando.
Plantearnos resoluciones generales y no específicas. Al plantearnos las mismas debemos establecer qué vamos hacer, cómo lo vamos a lograr (pasos, acciones, presupuesto), cuándo lo vamos hacer (en que horario, fecha, mes), dónde (en casa, en alguna academia) porqué lo vamos hacer (por salud, por conocimiento, para tener nuevas oportunidades)
No monitorear el avance de cada una. Cuando nos proponemos metas debemos también establecer el tiempo en el que evaluaremos su progreso; cada bimestre, trimestre. Esto con el objetivo de ver qué resultados estamos teniendo o si es necesario realizar algunos ajustes con la finalidad de no abandonar la meta.
Por eso te motivamos a que este año puedas trazarte metas que sí lograrás cumplir, que seas perseverante y valiente hasta ver los resultados que te propusiste En estos tiempos el rol de la mujer está lleno de actividades; en casa, con el esposo, los hijos, el colegio de los hijos, con el trabajo, la iglesia etc Estas actividades, ya absorbe una buena parte del tiempo y requiere atención y dedicación
Una mujer sabia, responsable y comprometida sabe tomar decisiones y sabe cuándo decir SI y cuando decir NO, sabe cuándo es el tiempo correcto o cuándo se pueden posponer ciertas actividades Por eso al iniciar este nuevo año tomate el tiempo necesario para plantear y
Sé fuerte y muy valiente. Ten cuidado de obedecer todas las instrucciones que Moisés te dio. No te desvíes de ellas ni a la derecha ni a la izquierda. Entonces te irá bien en todo lo que hagas. Josué 1:7
Caludía Paredes de García Esposa, madre, profesional y ejecutiva administrativa
Soy una mujer de 45 años; tengo casi 23 años de casada y tengo 3 hermosas hijas adolescentes y un pequeño bebé en el cielo. Desde que me gradué del colegio siempre trabajé, el segundo trabajo me apasionaba mucho pues era relacionado con mi carrera de Administradora de Empresas de la Hospitalidad, era Gerente de Operaciones en una empresa de catering.
Cuando decidimos con mi esposo tener nuestro primer bebé, después de 3 años de casados, Dios decidió dejarlo por 3 días únicamente y luego llevarlo con Él.
Esta fue una experiencia que nos fortaleció como pareja a pesar del dolor, comprendimos que Dios tiene planes distintos a los nuestros. Cinco meses después de ese evento Dios le reveló a mi papá que vendría una niña y 9 meses después nació mi hija mayor; por el exceso de trabajo que tenía, decidimos con mi esposo que renunciara y me dedicara a cuidar de mi embarazo.
Gracias a Dios tuve un parto natural y una bebé saludable. Un año y diez meses después nació mi segunda nena y a los 4 años vendría el último regalo de Dios.
Siempre me dediqué a ellas y a mi hogar; recibía diferentes cursos para estar actualizada o hacía tarjetas para celebraciones que vendía. En mi corazón siempre estuvo el anhelo de regresar a un trabajo fuera de casa, con esto no quiere decir que el trabajo en el hogar sea algo que no se deba reconocer pues es muy demandante, pero quería ya dejar de hablar o relacionarme solo con cosas que tuviera que ver con niños o empleadas del hogar.
Empecé a pedirle a Dios que me concediera un trabajo que me llenara como profesional y que me diera el tiempo de compartir con mis hijas y no descuidar mi casa. Me encanta todo lo relacionado con la organización y hasta llegué a planear cómo capacitar empleadas domésticas y muchas ideas de proyectos más. Todo demandaba mucho tiempo y esfuerzo pero 12 años después, la asistente administrativa de mi esposo renunció y entonces surgió la posibilidad de ayudarle en algo que era nuestro.
Sinceramente me costó mucho decidirme entrar a trabajar con mi esposo pues pensé que nuestra relación se iba a ver afectada por la cercanía laboral; pero era algo que yo le había pedido a Dios con todo mi corazón y Él me lo estaba poniendo en bandeja de plata pues podía regresar a trabajar y a organizar mi horario como yo quisiera, pero como hija de Dios siempre debemos preguntarle si es su voluntad y me mandó a una persona que me animó para comprender que debía aportar en el patrimonio que ambos queríamos dejarle a nuestras hijas.
Así que desde hace más de 6 años trabajo por las mañana en la empresa que mi esposo fundó y en la que yo ayudo a administrar.
Hemos logrado compaginar nuestro trabajo y nuestro matrimonio con respeto y entendiendo que cada evento tiene su tiempo y su momento. Que las decisiones que cada uno tome se deben respetar o se deben platicar para llegar a un consenso.
Las animo a que no dejemos nuestros sueños y anhelos sin cumplir, siempre hay formas en las que podemos sentirnos realizadas pero debemos de conocer nuestras virtudes y pedir dirección a Dios por donde debemos caminar. Bendiciones
Sonia Toledo de Rivera Esposa, madre, mercadóloga y ejecutiva de marca.
¡Hazlo todo con amor! Esas fueron las palabras que me rescataron de una de las etapas más duras emocionalmente que he pasado en mi vida. Fue hace 7 años y yo estaba estrenándome de mamá, tenía una bella bebe de apenas unos días cuando me di cuenta que aunque siempre había soñado ser mamá, estaba en una situación de inestabilidad emocional en la que me preguntaba ¿Era ser mamá tan difícil o solo yo no podía? ¿Acaso ser mamá era demasiado para mí? ¿Era menos capaz que todas las mamás que conocía? ¿Por qué no me parecía a todas esas fotos de mamás con sus bebés recién nacidos que se ven tan felices y tan poco cansadas? Resulta que ¡estaba abrumada! La situación me estaba sobrepasando. ¿Cómo lo superé?
Definitivamente Dios estaba conmigo y yo estaba aprendiendo algo que Dios tenía para mí, pero también recuerdo que una compañera de trabajo a la que me atreví a contarle un poco de cómo me sentía y me dijo estas palabras que nunca olvidaré: “tranquila, muchas hemos pasado por allí, veras que todo pasa poco a poco, hazlo todo con amor, tu amas a tu bebe, lo estás haciendo muy bien”. Cuan agradecida estoy con esa mujer que me dio una receta muy sencilla pero sumamente profunda, hacer todo con amor.
Esa fue una lección que decidí usar para todo en mi vida, lo que amaba hacer y lo que no amaba tanto hacer, poner amor en todo lo que hago. Cuando amo lo que estoy haciendo no lo hago porque “tengo que hacerlo”, lo hago porque “quiero hacerlo” y eso cambia toda la dinámica de mis energías, mi tiempo y mi voluntad.
Hoy te quiero platicar sobre: establecer prioridades y no porque yo sea experta, sino porque como tú, muchas veces me siento abrumada por las múltiples actividades, responsabilidades y roles que tenemos en nuestra vida y en la vida de nuestras familias. No es fácil decidir qué es primero en tu vida, qué es importante y qué es urgente cuando tienes que decidir entre tus hijos, tu esposo, el trabajo, preparar la comida o bien ir a visitar a esa persona que está muy enferma, ir al mercado, o inscribir a tu hijo en el curso de refuerzo, devolver esa llamada urgente, llamar a tus papás para saludarlos, aparte del tiempo para recuperar las fuerzas y lograr hacer todo lo anterior.
¿Qué es más importante? Déjame decirte que todo es importante y vas a poder con todo, solo necesitas priorizar y priorizar es literalmente poner en lista de importancia todos tus roles y tareas para saber cuál es la que debemos realizar primero o la tarea a la que debo dedicarle más tiempo.
La Biblia en Mateo 6:21 dice, “Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón” y casi siempre también en donde esta nuestro tesoro está nuestro tiempo, entonces ¿por qué nos vemos muchas veces atendiendo más tiempo a nuestro trabajo que a nuestra familia? o bien ¿a una amiga que está pasando por problemas antes que sentarnos a repasar la lección con nuestros hijos? Y no estoy diciendo que trabajar o ayudar a tu amiga sea malo, simplemente en tus prioridades esas actividades están primero que las otras; personalmente es algo que me pasa, mi trabajo me absorbe y tengo que volver a establecer mis prioridades y re enfocar mis fuerzas para darle mi corazón y mi atención a lo que en ese momento es importante.
Diariamente tómate unos minutos para revisar todo lo que se viene y qué es lo verdaderamente importante de ese día Puede ser que ese día ir a visitar a la abuela se vuelve lo más importante de tu día, o bien esa reunión de trabajo es en lo que debe estar tu mente y tu dedicación para que sea exitosa, si es un día de paseo con la familia, entonces que toda tu atención esté allí, es importante estar presente, no solo físicamente sino en tu corazón y mente.
Ahora bien, quiero dejarte un consejo que mi papá me ha dado cuando todo parece ser más importante que yo misma: “Cuando estás en un avión te piden que en caso de emergencia te pongas tu oxígeno y luego ayudes a los niños a ponerlo.” Primero debes estar bien tú para poder estar para los tuyos, ámate, cuídate y hazlo todo con amor. Recuerda: ¡Todo lo puedes en Cristo que te fortalece!
1 Cucharada de perejil picado
Preparación:
Limpia todos los vegetales y pásalos por la licuadora con un poco de agua, luego añade el zumo del limón y el jengibre rallado. Si queda muy espeso, utiliza un colador para depurarlo un poco y sea más fácil de tomar.
Va sólo un mes del año 2023 y ya estamos encaminados en las nuevas metas y oportunidades que Dios nos da. Debimos haber comenzado con hacer una revisión de lo que sí se logró de las metas que establecimos el año anterior y lo que no, para hacer una reflexión de las victorias y de las razones por las que no se lograron. Recuerda que no podemos esperar obtener nuevos resultados haciendo las cosas de la misma manera.
Si no hiciste la revisión de metas, todavía estás a tiempo y si no las has establecido para este año, también estás a tiempo. El ideal es que las hagamos en todas las áreas de nuestra vida: En mi relación con Dios, familia, matrimonio, hijos, crecimiento personal, finanzas, recreación, etc. Y mejor si las definimos a detalle. Por ejemplo: Este año voy a buscar a Dios diariamente, Me levantaré 5:00 a.m. y por 60 minutoa lo adoraré, leeré Su palabra, oraré y anotaré lo que me diga. Suena fácil pero requiere de una gran dosis de disciplina para lograr cada una de ellas.
En mi caso, el año pasado me tracé una meta financiera familiar y ni cerca estuvimos de alcanzarla, y al revisar las razones empiezan las preguntas, ¿qué hice mal? ¿qué pasó? ¿por qué mejor no hice esto o lo otro? y en ese preciso momento el desánimo quiere aparecer en nuestras vidas y mostrarnos el lado oscuro del fracaso. Es nuestra decisión quedarnos tirados o volvernos a levantar y volver a trazarnos metas en esa área, tal vez más realistas, más concretas, no tengo todas las respuestas, pero hay una palabra que me sostiene en medio de todo: “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré; y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón.” Jeremías 29:11-13.
Esta cita, nos gusta mucho porque el versículo 11 nos dice lo que Dios quiere hacer por nosotros, una promesa de bien, pero no tomamos en cuenta lo que dice el 12 y el 13, lo que necesitamos nosotros hacer. Escuché a alguien decir esto: "Ora como que todo depende de Dios y trabaja como que todo dependa de ti". Esto habla de actitud y acción de nuestra parte
Entonces, tengamos la mejor actitud ante las circunstancias actuales, el pasado ya pasó y gracias a Dios podemos aprender de él, recordemos que la actitud sola no nos llevará a ningún lado, necesitamos accionar y preguntarnos ¿Estoy satisfecha con los resultados económicos que tengo actualmente? Si no, tenemos que cambiar nuestra forma de pensar y de hacer las cosas Pensamiento > Decisión > acción >hábito = ¡Resultados!
Pensemos por un momento en nuestro futuro, quiero animarte a que escribas esa visión que tienes , también del área financiera, Dios le dijo al profeta en una ocasión: "Escribe la visión, y declárala en tablas, para que corra el que la leyere" (Habacuc 2:2–3) Deja que Dios te inspire con Su visión para tu futuro y si la escribes en papel, te ayudará a seguir avanzando con certeza y motivación, aún en los momentos más difíciles. ¡Todavía estamos a tiempo!