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Hipoteca inversa y alquiler inverso
Se España es un país en el que no hay cultura de ahorro en planes de pensiones ni productos de ahorro, pero sí mucha inversión en vivienda. Se calcula que en España hay 8,1 millones de personas mayores de 65 años con al menos una vivienda en propiedad.
La hipoteca inversa es un tipo especial de préstamo hipotecario ligado a un seguro y dirigido a mayores de 65 años con vivienda en propiedad sin cargas, que funciona como garantía. El producto permite obtener liquidez de ese patrimonio inmobiliario, sin perder la titularidad de la vivienda y disfrutando de ella hasta el momento del fallecimiento. A cambio de un tipo de interés, el financiador concede una renta vitalicia al titular del producto (mensual, en un solo pago o mixta) mientras viva. Sus herederos están obligados a devolver esa deuda un año después del fallecimiento del suscriptor. La mayoría opta por vender la vivienda para saldar esa deuda acumulada.
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Actualmente, está cobrando más importancia el alquiler inverso, dirigido a personas mayores de 75 con un inmueble en propiedad y que necesitan ingresar en una residencia de mayores o necesitan cuidados asistenciales.
La persona que es propietaria de la vivienda, la cede a una empresa especializada para que la gestione el alquiler. Como el coste de la residencia suele ser mayor que la renta que se obtiene del alquiler, la empresa va adelantando el dinero necesario para costear los gastos de la residencia, de manera que se va generando una deuda. Cuando el propietario fallece, la deuda existente por el excedente de costes de la residencia en relación con el alquiler, se va pagando con el mismo alquiler de la vivienda, que está garantizado por un seguro de impago, hasta que se salda y se devuelve el usufructo a los herederos. Hay que destacar que en esta modalidad, no se necesitan avales, ni hay que invertir en todos los gastos que generan una hipoteca inversa, ni se pierde la propiedad. Para los herederos, el único inconveniente es que, una vez hereden, no son beneficiarios del usufructo de la vivienda hasta que no se salde la deuda con el pago de los alquileres y un interés, pero no se pierde el valor del inmueble ni han de pagar nada.
Es una modalidad que nos permite acceder al dinero necesario para costearse los gastos de esta etapa de la vida, pagando un porcentaje de interés por el dinero que nos prestan con la renta de nuestro alquiler sin perder la propiedad y pudiendo cancelar la operación en el momento que consideremos oportuno. La vivienda, al estar ocupada, evita situaciones de deterioro, robos u ocupaciones indeseadas.