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existen absolutos en sustentabilidad”

Revista VAS 4.0 conversó del rol de los envases y embalajes con la educadora socioambiental e influencer de @loquemáspuedo, espacio desde donde entrega las múltiples aristas para llevar una vida amigable con el medioambiente, aunque vivamos en grandes conurbaciones. POR EVA DÉBIA

Hace menos de una década, Francisca Amenábar estaba colaborando con su hermana en un blog de cocina mientras trabajaba como profesora de Arte en un colegio. En el 2015 la invitaron a ser parte del Comité Ambiental de su trabajo; “yo pensaba que con reciclar estábamos al otro lado, pero rápidamente comprendí que era mucho más que eso y me impresionó entender que mis acciones podían afectar la calidad de vida de otras personas”, recuerda. De esta forma inició un camino que se transformaría a poco andar en un cambio de vida radical: “después de haber vivido la experiencia de la Academia Circular en 2018 (AdC Circular) quise comenzar una cuenta donde pudiese mostrar mi transición hacia una vida más sustentable y crear una comunidad para compartir datos, recetas y abrir el diálogo”, indica.

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Al poco tiempo, su espacio generó interés en los medios de comunicación y comenzaron a llamarla para entrevistas, luego la contactaron desde universidades para dictar charlas y diversas organizaciones para hacer talleres. Hizo un Diplomado en Educación Ambiental en la Universidad Alberto Hurtado, otro en Gestión de la Sustentabilidad para Organizaciones en la Adolfo Ibáñez y un tercero en Gestión Estratégica de las Comunicaciones en la Universidad Católica; en el proceso, comenta que ha “conocido a tremendas personas que me han enseñado muchísimo desde sus áreas e incluso me han invitado a formar parte de sus equipos de trabajo, como Carola Moya, de Stgo Slow”

Amenábar se define como una educadora socioambiental, y en sus palabras esto implica “sensibilizar en torno a la susten- tabilidad, con el objetivo de lograr un cambio de actitud y hábitos de las personas, comprendiendo el triple impacto de las acciones que tomamos como humanidad, desde los gobiernos hasta pequeñas decisiones domésticas”

Un Mundo Sin Absolutos

Para Francisca, desde su mirada como ciudadana “no existen absolutos en la sustentabilidad: hay casos en los que los productos no necesitan envases, pero hay casos en los que sí, como productos para celíacos, que no pueden estar expuestos a la contaminación cruzada, o para lograr que las verduras lleguen en buen estado a Puerto Williams. Entonces, en el caso de que un producto necesite un envase, lo ideal es que tenga un enfoque de ciclo de vida para minimizar su impacto ambiental. Creo que no se debe demonizar el plástico o sacralizar el papel, porque una materialidad u otra no son buenas o malas per se, sino en cómo se aplique, gestione y reintegre al sistema”

En el caso de los envases biodegradables o los biobasados, la educadora estima que “podrían ser una buena solución si van en la línea de lo mencionado, aunque creo que generan confusión, ya que materiales biobasados no necesariamente son biodegradables o viceversa. Además, no son fáciles de gestionar, ya que muchos de los envases biobasados son compostables a nivel industrial, y la mayoría de las personas de a pie no tienen acceso a ese sistema de transformación de residuos orgánicos. Incluso, plantas como Armony no reciben envases que no hayan sido piloteados previamente, por lo que mientras no exista la capacidad técnica y logística, no tiene mucho sentido”

Optimizando La Cadena

Francisca recuerda que las primeras veces que fue a los puntos limpios “había nueve o más bocas, y no entendía bien cómo identificar los materiales y cuáles se podían reciclar o no. Con el tiempo, ha ido cambiado lo que se recibe y cómo se recibe, sumando entonces un factor de variabilidad que confunde aún más. Desde mi experiencia como usuaria y consumidora responsable, considero importante compartir esta información de una manera cercana, con un lenguaje simple y contenido didáctico para motivar a las personas a gestionar sus residuos y hacerlo correctamente. Por eso, desde que comencé @loquemaspuedo ha sido un pilar importante el hacer contenido educativo sobre reciclaje”. De hecho, en su Instagram existe un listado en donde menciona lugares y organizaciones que reciben diferentes materiales a lo largo de Chile, la que se va actualizando periódicamente y que la misma comunidad (que llega casi a las 200 mil personas) retroalimenta.

La educadora comenta que “en Chile, apenas un 12,5% de los envases y embalajes se reciclan, siendo que un porcentaje bastante mayor de la población dice reciclar. Pienso que existe mucho deseoclaje (sic), lo veo en los contenedores amarillos, donde se aprecia que un tercio o más son envases que no gestionan en dicha comuna, o no están limpios. También me ha tocado escuchar a personas decir que dejan lo reciclable separado de la basura, pero lo sacan junto con ella, demostrando que nos falta seguir sensibilizando, educando, aunando conceptos, como también entregar información más clara para la ciudadanía en los mismos envases, como lo que se está haciendo con el sello Elijo Reciclar”

Legislaci N Y Trabajo Conjunto

Amenábar se muestra optimista respecto de los posibles avances que se realicen en la cadena tanto con la ley REP como con el reciclaje puerta a puerta: “creo que es necesario también que los E+E sean monomateriales o, en caso de tener más, que sean los mínimos posibles y se puedan separar fácilmente y con indicaciones claras para que sea lo más fácil posible”, acota; “me parece que con la ley REP, la ley PUSU, el Pacto por los Plásticos y los APL, entre otros, se está apuntando en la dirección correcta; esperemos que en poco tiempo se encuentren en el mercado mayoritariamente E+E reutilizables y reciclables, con información clara”.

Para Amenábar, las leyes e iniciativas mencionadas anteriormente son una muestra de cómo se puede trabajar en conjunto el sector público, privado y sociedad civil, “aunque creo que debe potenciarse el diálogo, que se siga conversando y aunando esfuerzos entre diferentes instituciones, organizaciones y compañías, sumando la participación activa de la sociedad para lograr una transformación hacia una cultura de consumo sostenible y responsable”. Con miras al futuro, indica que “podría llegar el día en que tengamos resuelta la capacidad técnica, todo sea monomaterial-reciclable-reutilizable-retornable, contemos con una logística impecable, pero si no sensibilizamos y educamos a la ciudadanía no se va a lograr el objetivo”

Frente a qué nos falta a nivel país para subir en la escala de la responsabilidad ecoambiental, pensando en el uso de envases y embalajes, la influencer estima que “nos falta ser más corresponsables como sociedad, que las empresas mejoren su comunicación y educación tanto de manera interna como hacia la ciudadanía. Al Estado le falta lograr hacer una bajada más amigable para la población de las políticas públicas que se están implementando, y generar educación ambiental a nivel formal e informal. Desde los colegios, esta temática se puede abordar prácticamente en cualquier asignatura, como por ejemplo un problema de matemáticas donde se calcule la huella de carbono de tirar residuos al relleno sanitario versus que se recicle. Y a nivel informal existen cientos de alternativas para sensibilizar a la ciudadanía, desde campañas internas o talleres en las empresas, campañas educativas hacia sus clientes, programas de sensibilización por parte de los municipios para sus vecinos y vecinas… En fin, son muchísimas las opciones que tiene cada sector para hacer su parte”

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