Foto: Ariel Ferreira
12 de Abril - Gualeguychú
EL MONTAJE FINAL ES MUY CURIOSO
días patricias bajo el cielo de Entre Ríos. De las novedades, “A la luz de la luna” y “Había una vez” demostraron haber llegado rápido a la gente, mientras que “El infierno está encantador” concentró una fiesta inoxidable. La participación de tres ex Redondos en el último álbum había despertado la ilusión de verlos en un escenario. A la hora y media de recital, el Indio los presentó como a “tres viejos queridos amigos de todos nosotros”. Dawi, Semilla y Walter volvían a casa para interpretar “La pajarita pechiblanca”, tema que cierra el disco de Solari. Finalizado este, con una impecable interpretación, la expectativa se hizo presente en un silencio absoluto que se adueñó del aire y los cuerpos. “Andiamo di festa con questa orquesta”, bromeó el Indio para regalar el mejor momento de toda la noche: “Ya nadie va a escuchar tú remera”. Nunca el suelo de Gualeguaychú tembló tanto. Una energía descomunal encendió rostros, voces y almas. Fue épico. Inolvidable. El momento culminó con una canción inédita de épocas
Indio Solari presentó Pajaritos, bravos muchachitos
entrañables: “Nene Nena”. Y aunque el canto fue de pocos, la mística se enalteció. El segmento final estuvo marcado por las guitarras en “Pedía temas en la radio”, canción que en vivo presenta una fidelidad que asombra a pesar de su complejidad sonora. Se sumó el ya clásico viaje de “To beef or no to beef”, volviendo a hacer las voces indivisibles al entonar “pensando en vos siempre, siempre extrañándote”. Frase simple que nunca deja de emocionar ojos cansados en cada recital. Pero si de conmover se trata, la inclusión de “Todo un palo” en la lista de temas fue un momento imposible de pagar. Otra vez las miradas se buscaron en un espectáculo sin centro, entre abrazos en la multitud. Con todo entregado, con las ilusiones saciadas, todavía quedaba aquel momento en que nada queda quieto. Por si fuera poco, Dawi, Semilla y Walter volvieron al escenario. Como siempre, como en los viejos tiempos, como en cualquier momento, el pogo más grande del mundo. Jijiji Por Rodrigo García Olmedo
ante más de 170 mil personas
E
s más que música lo que atrae a tantas personas. La pasión las mueve, pero fueron palabras y melodías justas las que primero las entendieron. Se le suma una dimensión política, irreverente y contestataria con años de trayectoria. A pesar de las inclemencias, no importa nada cuando la inmensa alegría que nos invade también está en todos los que nos rodean. Es el rock del país. Desde el comienzo el Indio dejó en claro que a pesar de los condimentos ricoteros, era un recital de su etapa solista. “Nike es la cultura”, tema inicial de su disco debut con Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado, abrió la noche tan esperada. Pogo, bailes y una gran voz construida por miles sintonizaron un trance eufórico arriba y abajo del escenario. Sin respiro aparecieron canciones del nuevo trabajo: “Chau Mohicano” y “A los pájaros que cantan sobre las selvas de internet”. La lluvia de la noche anterior había dejado el suelo intransitable en muchos sectores, otorgándole al barro un papel de reparto. “Fusilados por la cruz roja”, “Me mata limón” y “Unos pocos peligros sensatos” fueron las primeras melo-
6 / VLB
La lista incluyo 17 temas propios y 10 de Los Redondos. Solari recordó la lucha de Madres de Plaza de Mayo y alertó sobre la importancia del test de HIV.
Verdadero aguante Aunque el Indio no es Los Redondos, para miles de desangelados hay misa igual. Por lo tanto hay una fiesta de días que incluye un viaje, una ruta y, sobre todo, a nosotros. Llegamos de todas partes del país y superamos la población del lugar. La ciudad ofreció hospitalidad y cordialidad. En el show más convocante de la historia no se registraron incidentes. Mientras en la cultura del “aguante” la violencia aparece en múltiples formas, otra vez hemos podido respetarnos y unirnos por la música que nos conmueve. El recital tuvo condimentos ajenos, nunca alarmantes, quedando signado por “arenas movedizas” de barro. Caminatas de más de 20 Km demostraron que a la organización le queda mucho por trabajar. Pero al margen de las quejas de algunos rockeros, bonitos, educaditos, vivimos otra fiesta sin igual.