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El cine es poesía The Witches
from Super 8 No. 140
by super8
THE WITCHES
Cuando era niña y vi por primera vez The Witches me impactó la idea de la existencia de seres malvados con poderes mágicos, y que su propósito en la vida fuera hacer y disfrutar del mal. Recuerdo que me causó temor y que al ir por la calle buscaba las características físicas de las brujas. Con el tiempo crecí y olvidé aquello. Un buen día al volver de la universidad,
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THE WITCHES
Por Libertad Pineda
miraba a través de la ventana del autobús, cerca de la última estación, donde bajaría. Un día nublado y normal. De repente el autobús se quedó esperando la luz verde, en el crucero, y a su lado, se aparejo otro autobús. Por el color supuse que iba a un destino más lejano que el mío. Mientras analizaba aquel autobús, vi a una pasajera sentada,
en ese preciso momento ambos autobuses comenzaron su avance ¡Y cuál fue mi sorpresa!, la mujer me miró en el preciso momento en que los autobuses se empezaban a mover y eventualmente separarse. Fueron segundos que nuestras miradas se cruzaron, y en ese instante sentí una sensación de frialdad, maldad y horror que me recorrió el cuerpo. ¿Era ella una bruja o simplemente una persona malvada? No lo puedo decir. Al bajar del autobús apenas podía moverme. Tenía miedo.
En The Witches las brujas son personajes malvados, que parecen mujeres normales, pero poseen pies chatos, pelucas, y ojos violáceos que al buen observador no se le pueden escapar. La cuestión aquí es que ellas detestan a los niños y están fraguando un plan maléfico para acabar con los infantes de Gran Bretaña. Las cosas se complican porque se encuentran con un chico listo de nombre Lucas, que posee cierto conocimiento sobre ellas.
La cinta está basada en un libro de Roald Dahl, un británico que también creó Matilda y que escribió y adaptó para la pantalla grande Willy Wonka and the chocolate factory (1971). La dirección estuvo a cargo de Nicolas Roeg, también conocido por Walkabout (1971) y Castaway (1986). Sin embargo, lo más atractivo en el cartel de estrellas fue tener de supervillana a Angelica Huston (The Grifters, 1990) quien le da un especial tufo de elegancia, belleza y frialdad al personaje de Miss Ernst; y la participación de Rowan Atkinson, conocido por su trabajo cómico en aquel entonces. Un par de años antes el actor participó en la serie (de varias temporadas) Blackadder (1989), donde
encarna a Edmund Blackadder, un ser oscuro y tragicómico, que todavía se puede traslucir en su papel cómo Mr. Stringer, que funge como dueño del hotel donde se desarrolla la historia. Si usted es fan de Rowan y le gusta Blackadder va a disfrutar esa cinta por esos destellos de comedia.
La película contiene el cambio de los ochenta a los noventa, que a treinta años se mira con nostalgia y se trata de revivir hoy en la moda y en el mundo del entretenimiento. Otro elemento que agrada a la vista, son las locacio-
nes, ya que fue rodada en Noruega e Inglaterra, imprimiéndole un satisfactorio sabor europeo; pues el concepto de bruja que se maneja es el que tiene su origen en la tradición pagana de ese continente. No recurren a elementos judeocristianos y eso se agradece.
Las marionetas, con sello de Jim Henson, ya sufren de la edad; pero para aquel momento cumplieron con su objetivo, sin dejar de mencionar que el seguimiento que hacían con la cámara en primer plano de rata, le agrega credibilidad para el joven espectador. Los efectos especiales adolecen en general del tiempo, pero aún se puede disfrutar. La ambientación y el sonido le dan pinceladas de misterio y un ligero terror a la historia.
Finalmente, uno puede disfrutar de este filme sin complicarse demasiado, además de darle una miradita a esos tan añorados años de transición de década ochentera y noventera, que hoy todos quieren llevar como años dorados en la memoria.
Las brujas, como poseedoras de poderes mágicos, seres oscuros que han hecho pactos con la maldad o seres diabólicos, siempre estarán presentes en la psique de la gente para, quizás, explicar lo inexplicable.
¿Qué fue lo que vi aquel día en la calle a pleno sol?, ¿una persona normal con una mirada pesada? Jamás lo sabré, y seguramente así está bien.