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La caja de pandora Akelarre
from Super 8 No. 140
by super8
Por Azucena Mecalco
dis, 2020), La influencia (Rovira van Boekholt, 2019), e incluso la adaptación de la película The Witches (Zemeckis, 2020), son ejemplos de cómo la figura de la mujer sometida al poder del mal y al mismo tiempo capaz de controlarlo en su favor sigue replicándose para dar fruto a películas de terror que cautivan a las audiencias.
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Sin embargo, existen también argumentos distintos que muestran esa otra visión de la «brujería». Aquella que se incrusta directamente en un episodio largo y tortuoso de la historia humana, en el cual se cometieron actos atroces en contra de quienes se oponían a los cánones dominantes.
Dentro de estas obras se encuentra Akelarre (2020), del director argentino Pablo Agüero conocido por trabajos como Eva no duerme (2015) o Madres de los dioses (2015). La película se centra en la historia de un grupo de jóvenes atrapadas por los representantes de la Inquisición en el año 1609, inculpadas por supuestos actos de brujería.
Aunque IMDB clasifica a la película como «drama», lo cierto es que la trama, la iluminación, encuadres y la estructura narrativa dada por el montaje presentan un thriller psicológico lleno de suspenso. Asimismo, dichos elementos en conjunto con la actuación de personajes como Amaia Aberasturi, Alex Brendemühl, Daniel Fanego, Garazi Urkola, Yune Nogueiras consolidan una historia creíble, capaz de generar empatía y de conservar el interés a lo largo de los 90 minutos de desarrollo.
El uso de tonos naranjas, el fuego como leitmotiv y el cambio espaciado de los planos formulan además una atmósfera hipnótica para los momentos más tensos, en los cuales las
protagonistas se ven sometidas a extensos interrogatorios o torturas descomunales. En contraste, los momentos de calma psicológica, se muestran con cambios más ágiles, dotando así a la película de una capacidad especial para movernos entre las vidas de las acusadas dentro y fuera de la comunidad que forman como protección en contra de las falsas imputaciones en su contra.
Todo el inicio se encarga formular despacio los preparativos para el éxtasis final, enunciado tanto por Rostegui (Alex Brendemühl) como por la propia distribución de la película. Un clímax surrealista y visualmente estético; que sin embargo desencadena los deseos más siniestros que pueda contener el alma humana, y con ellos forzar a otros a esa decadencia de espíritu, es lo que presenta Agüero como previo a un desenlace que no por ser obvio resulta menos funesto.
Akelarre es una película muy bien lograda en todos los aspectos técnicos y argumentales; que muestra una historia sumamente triste, más aún porque, pese a no estar basada propiamente en hechos reales, sino sólo inspirada en ellos, muestra de forma grave el retrato de lo posible: la historia de miles de personas castigadas de forma injusta en nombre de una figura divina.
FICHA TÉCNICA