Siete

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Procesos de investigaci贸n y creaci贸n Sandra Revuelto S谩nchez 4潞 de grado de Bellas Artes, Pontevedra Grupo P3


Tema: El cuerpo En grandes rasgos un cuerpo humano se compone de una cabeza, un tronco y las extremidades. Me gusta imaginar en mi trabajo de una forma entre freudiana y platónica que el ego se sitúa en las extremidades y en los sentidos ya que con ello te mueves e interactúas con el mundo. El superyó podría relacionarse con la cabeza ya que es la zona con la que se construyen los discursos complicados que hacen del cuerpo algo humano que pretende separarse de lo natural a través de la razón. Lo instintivo siempre se relaciona con el vientre, por lo que el tronco envuelve el ello. Mi forma de trabajar funciona desde fuera a dentro, desde la superficie estimular la piel, traspasar la carne, remover las vísceras, y tentar la estructura ósea. Realmente busco una raíz en mi trabajo. Una clave, accionar el botón que hace funcionar todo un principio. Algo a lo que agarrarme. Es un camino que he ido forjando con lo aprendido en el trabajo. Encontrar la catarsis por medio de la práctica artística al más puro estilo chamánico. Leyendo las reflexiones sobre el cuerpo de Ortega y Gasset comprendí la importancia de lo interno y lo externo. Las imágenes en las que el cuerpo es abierto generan mucho impacto debido a que esta intrínseco en el pensamiento el hecho de que todo aquello que está recubierto por la piel es completamente “sagrado”, es parte del funcionamiento vital, una ley inquebrantable. Muchas figuras de las historias de terror son protagonizadas por cuerpos profanados así como monstruos, enfermedades (que están muy de moda) o por profanadores de cuerpos, ya sean asesinos o brujos. La historia del doctor Frankestein o las de vampiros por ejemplo, se combina magistralmente ambos roles. El terror se denomina siempre por tratar el tema de la conexión entre la vida y la muerte. Lo desconocido por la ciencia, la magia, el miedo. El profanador de cuerpos es un papel equiparable a muchos otros en la historia desde el mesías al artista “mediador” del que habla Duchamp en su manifiesto. El taxidermista hoy día pone el cuerpo inerte en una peana perfectamente situado para ser contemplado o estudiado. A veces cuando trabajo juego a ser médico, el doctor Frankestein. Es un trabajo que tiene que ver con mi modo de querer entender e intervenir sobre la representación del cuerpo. La temática que desarrollo siempre en mis trabajos se repite en algunos de estos aspectos. Siempre establezco un interés sobre representar un cuerpo y ejercer un acción sobre ellos que los caracterice, quiero que en la obra final se intuya el proceso de trabajo y pretendo hacer visible cada intervención. Por eso me interesan todos los aspectos que tengan relación con las marcas, heridas, las arrugas y el paso del tiempo. Cuando vemos a un niño desnudo no sentimos nada del todo especial porque su vida no


ha conformado el cuerpo, aún no ha crecido. Pero el adulto mostrará en sus formas un periodo de crecimiento y una serie de marcas que reflejaran ciertos aspectos de su vida que no sabríamos del todo acertar pero que se perciben. Gasset dice que un cuerpo maduro es más desnudo que el desnudo del niño. Los cuerpos que genero en mi trabajo muestran ese tipo de dureza que expresan los cuerpos atrofiados, los monstruos, los cuerpos profanados, aunque realmente no busco un resultado u otro. Busco un método. Cuando me propongo considerar el soporte como una metáfora de la piel no estoy proyectando un resultado, sino una pregunta. Me encuentro con una superficie sobre la que trabajar e imagino que tengo que llegar hasta el fondo de ella para encontrar el cuerpo. El resultado es la sucesión de las acciones que realizo para representar el cuerpo, acciones que son simbólicas y prácticas al mismo tiempo; arrugar la piel que es papel, cocer una carne, construir un esqueleto, moldear una silueta trazar un corte… Los orificios son las vías que conectan lo de dentro y lo de fuera del cuerpo, por eso esos ojos vacíos esas bocas huecas esas vaginas que desgarradas, son intervenciones intencionadas y pretenden estimular el cuerpo. Para Miguel Ángel fue crucial conocer el cuerpo por dentro para producir el Moisés. Yo simplemente hago alusión a la importancia del interior. Siempre influida por aquellos románticos que pretendían expresar sus sentimientos, por los contemporáneos que sobreponen la raíz conceptual sobre las obras. Los cuerpos finalmente son residuos de la búsqueda de su propia producción. Son cuerpos que representan lo que no son. Lo humano. No son humanos completos y por eso, el espectador sugestionado por la empatía es conmovido. Son mentiras. Aún así están desvinculados de una historia, por lo que tampoco son personajes. No quería que fuesen retrato, buscaba que fuesen ellos mismos. Pero no son nada. -Pero, ¿cómo puede sustentarse algo por negarlo? -Es la ley de vida, señora mía. El cuerpo vive porque se desintegra, sin desintegrarse del todo. Si no se desintegrase segundo a segundo sería un mineral. El Alma vive porque es tentada constantemente aunque se resista. Todo vive porque se opone a algo. Pero si yo no existiera, nada existiría. Porque no habría nada a lo que oponerse, como la palomade mi discípulo, Kant, que, al volar en el aire leve, pensaba que podría volar mejor en el vacío. La hora del Diablo. Pessoa


Metodología; orden y materialidad: Un modo de hacer Cuando trabajo en el taller considero muy importante el dialogo entre las piezas. No suelo empezar una pieza y terminarla en una o dos sesiones de trabajo. Existen unos tiempos de pausa en los que voy trabajando en otras propuestas. Esto me ayuda a concretar y resolver las dudas del trabajo de unas piezas construyendo otras. Es fundamental el refuerzo que supone desarrollar las mismas ideas desde los diferentes puntos de vista que en el proceso se van planteando en una y otra propuesta. Proyecto las ideas sobre el material de forma intuitiva y el propio proceso de construir diferentes piezas me hace desarrollar las ideas y conformar un discurso. Con respecto a la técnica, mi mayor interés está en la pintura y todo lo que tiene que ver con la representación de imágenes. Incluso cuando hago fotografías o dibujo actúo como si estuviese pintando. Me interesa como oficio y una de las principales preocupaciones en mi método es la acción física que implica pintar, suelo sostener un enquistado debate entre la representación y la acción. Considero imprescindible el dialogo del cuerpo con el soporte y la acción de pintar. Por todo esto entiendo la pintura como una experimentación constante y mi modo de pensar y llegar a conclusiones funciona trabajando. La imagen pictórica se construye a través de capas y aplicaciones de pintura. En cada fase suele existir una serie de acciones que suelen negarse en sí: dibujo, desdibujo, o sombreado de fuertes volúmenes y veladuras que suavizan el contraste, en definitiva; construcción y destrucción de la representación. Por otro lado cada pintura como si de objetos, muebles o cachivaches se tratase cambian constantemente de sitio en el taller; las resitúo, las tumbo, las golpeo, las contemplo, las comparo con el resto, a veces se rompen, las rehago, las deshecho, las rescato, las araño, las acaricio… El contacto físico con la superficie es ahora mismo más importante que la fría observación de la imagen que espera ser representada desde la distancia. Esta forma de trabajar modula el material hasta generar y caracterizar los cuerpos deformes y monstruosos de estilo expresionista que protagonizan la obra. El cambio de soportes, técnica y materiales son el punto de inflexión a la hora de establecer nuevas vías y propuestas de trabajo. Suelo escogerlos al empezar una pieza en base a los problemas y sugerencias que plantean piezas todavía inacabadas. Por ello suelo usar materiales de mi entorno, accesibles, baratos o de desecho. Así uso tanto telas de lienzo y papeles limpios como papeles y ropa reciclada. Generalmente suelo mirar alrededor buscando elementos que me rodean que se puedan convertir en otras cosas a través de la “magia” que solo la transformación artística puede generar.





Manifiesto El tiempo. Todos los tiempos confluyen, los errores se repiten y las modas se mueven en espacios de tiempo más cortos cada vez. El movimiento lo arrastra todo reordenando los mismos ítems. Hoy más que nunca todo lo material se recicla. Lo nuevo es lo más olvidado. El arte tiene la mágica capacidad de evocar modos diversos de concebir. Desenfoque. No hay nada claro. Todo está latente. La abundancia descentra la importancia del objeto. Nada de lo que se genera es definitivo. Las barreras y los límites vibran por la velocidad a la que se mueve el intercambio de la información y por ello existe un engaño sobre la libertad. El artista debe moverse a la velocidad de la vibración del desconcierto. Un artista es una fuerte opinión. El artista es un modelo de conducta. Ha de encontrar el modo de direccionar la mirada. El cuerpo. El artista es un individuo dentro de una sociedad. Es uno, particular entre otros particulares a su vez. Esta solo. Todos lo están. Todos igualmente de particulares. Individuos individuales pero infinitamente divisibles y maleables. Incluibles. Cuerpos. Cuerpos abiertos por orificios sensibles. La publicidad lo sabe y lo usa a favor del mercado. Abiertos a la percepción y ansiosos de ella. Los sentidos son como heridas abiertas que sangran hacia dentro. Absorben. El artista es como un taxidermista en su trato con el material. El artista es libre por su mayor relacion con el entorno y su forma de enterderlo, de desconponerlo y reconfigurarlo. La libertad no es un desprendimiento del contacto. El artista profana el cuerpo. El artista se trabaja a sí mismo para ejercer sobre la sociedad. Trastornar la lógica. Deconstrucción como catarsis. Trabaja a través y para el cuerpo incidiendo en este como vía al intelecto. Desarmar. El arte es una renovación constan-



te que se retroalimenta. No aporta respuestas pero las contiene en su construcción. El artista abre sus sendidos al mundo, este traspasa la piel, atraviesa la carne, remueve las víscetas, contamina los flujos y retuerce los huesos. La mente se turba y el fenomeno del miedo activa y se sublima activando una respuesta creativa. Por otro lado tras años de belleza muerta, el arte es una acción de amor. Existe en ello una intención de transformación sobre la representación. Es un placebo comunicativo pero con propia vida. Es un rastro. Es un cuerpo vital inerte. Encaminar la espontaneidad. El arte libera al sujeto racional del pragmatismo compulsivo y viciado. El arte libera, el arte hoy día debe recoger las estructuras del conocimiento y limpiarlas de la falsación de lo establecido. Asi mismo se llena de abundancias epistemilogicas y simbólicas. Sintetizar y recomponer. Escupir y que supure. El artista se sublima recordando siempre su infancia y reconocer su lado animal. Es la única forma de evitar malentendidos en la lectura de sus expectativas El artista se reconoce, se busca y se recrea en su obra constantemente “No soy yo, soy lo que hago con mis manos” Louise Bourgeois. Todo material usado es material de reciclaje descontextualizado y reinterpretado. Lo opuesto al cuerpo es su molde. No se debe temer a la muerte. Lo contrario es la causa principal de estancarse, del miedo y la degeneración.









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