La limpias y la medicina tradicional indígena mexicana

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“LAS LIMPIAS” Y LA MEDICINA TRADICIONAL INDÍGENA MEXICANA

En México desde los tiempos prehispánicos entre muchas otras costumbres y tradiciones se hacían " limpias" para curar a los enfermos de diversos males espirituales o del cuerpo, utilizándose una enorme variedad de especies vegetales mexicanas que tienen propiedades curativas y que actualmente aún se encuentran en un número considerable bajo investigación por instituciones tan prestigiadas como la Universidad Nacional Autónoma de México, el Instituto Politécnico Nacional y otras más, que en efecto, les reconocen propiedades realmente curativas. Sin embargo, las " limpias" aunque su origen se finca con el nacimiento de los pueblos prehispánicos, con los muchos pueblos o etnias que poblaron México y que hablaban lengüas muy diferentes, no sólo el Náhuatl, aún hoy en día se siguen practicando a la par que el uso de la internet para curar, por ejemplo: " El Mal de Ojo", "La Envidia", "El Desamor" o para conseguir empleo, dinero, bienes o fortuna. El “ Mal de Ojo” de acuerdo con los principios de la Medicina Tradicional Indígena Mexicana, fundamentalmente es una enfermedad causada por la “mirada fuerte” de algunas personas y cuyas causas pueden ser la envidia y también el estado anímico o corporal, o ambos, de esas personas, afectando principalmente a niños y eventualmente a los adultos. Se le reconoce por la presencia de diarrea, vómito, intranquilidad o ansiedad, llanto y otros síntomas.


No obstante, en la cultura popular también se le asocia con la brujería, pues para su curación se emplean huevos de guajolota, gallina criolla o negra y algunos rituales que dicta la propia medicina indígena, pero por su desconocimiento, hay quienes creen que se trata de sanaciones brujas, aunque propiamente no lo sean, ya que no hay el uso de fetiches, invocaciones demoniacas, preparación de bebidas, de objetos o de plantas destinados a causar el mal u obtener algún cambio en la persona a la cual se dirige, excepto lo referido, es decir, el uso del huevo y ciertos rituales, para sanar al enfermo del “mal de ojo.” También se cree que “ El Mal de Ojo “ daña a los animales y a las plantas. No podríamos mencionar el enorme número de comunidades y etnias indígenas de México que se ocupan de este tema, casi todas de manera similar y que, además, hablan 94 lengüas, reunidas en 42 grupos de 12 familias lingüísticas que están distribuidas a lo largo y ancho del territorio mexicano. Así, sólo tomemos por ejemplo el caso de los hablantes de la lengua Náhuatl. Para su diagnóstico se suele revisar la cara del enfermo, principalmente los ojos. La cura del “ Mal de Ojo” se lleva a cabo haciendo con el huevo una figura de cruz frente al enfermo o se le frotan lo ojos. Después se quiebra el huevo y se deposita en un recipiente con agua; si en la yema se forma una cruz o un ojo, o bien, se cuece, entonces se confirma el diagnóstico. Si el mal no es grave, esto es suficiente para curar al enfermo.

INGLÉS:


In Mexico since pre-hispanic times among many other customs and traditions were "the cleans" to heal the sickness and various spiritual ills that affect the body or the same spiritual body, using a huge variety of Mexican plants that have healing properties and are currently still in considerable number under investigation for prestigious mexican institutions as the National Autonomous University of Mexico, the National Polytechnic Institute and others, that in fact they really recognize healing properties.

However, the "the cleans " although its origins farm with the birth of prehispanic peoples, with many peoples or ethnic groups that inhabited Mexico and spoke very different languages, not just the Nahuatl, even today are still practiced to couple using the internet to cure , for example : " The Evil Eye ", " Envy ", " The Loveless " or to obtain employment, money, property or fortune. The " Evil Eye " in accordance with the principles of Traditional Medicine Indigenous Mexican, primarily is a disease caused by the "hard look" of some people and the causes can be the envy and the psychic or physical condition, or both, of those people, mainly affecting children and eventually adults. The illness is recognized by the presence of diarrhea, vomiting, restlessness or anxiety, crying and other symptoms.


However, in popular culture is also associated with witchcraft , since for healing, the therapist use turkey hen eggs, creole or black hen and some rituals which gives the employing indigenous medicine itself, but due to the ignorance, some people believe that it is witch healings, but they are not proper, since no use of fetishes, demonic invocations, brewing, objects or plants intended to cause evil or for get any change o damage in the person to whom it is addressed, except referred to, ie , the use of egg and rituals, to heal the sick of the " evil eye. " It is also believed that " The Evil Eye " harms animals and plants.

We could not mention the huge number of indigenous communities and ethnic groups of Mexico that deal with this topic, almost all similarly. In addition they speak 94 languages, gathered in 42 groups of 12 language families that are distributed throughout of Mexico. So, just we take for example, the case of the speakers of the Nahuatl language.

Its diagnosis is often reviewing the patient's face, especially the eyes. The cure of the " Evil Eye " is making a cross figure with egg against the sick or rubbing the eyes with egg. After the egg is broken


and placed in a container of water; if the cross or bud eye is formed or is cooked, then the diagnosis is confirmed. If evil is not serious, this is enough to heal the sick.


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Fuentes:


“ mal de ojo

También mal ojo (1 y 2). Sinónimo(s): agitar la sangre (Mich) (3), aire, aire malo (Oax) (4), calentamiento de cabeza (Tab) (5), carácter fuerte (Oax) (4), hacer ojo (Edo Mex) (6) (Oax) (7) (Pue) (4), herida de ojo (8), mal aire (Oax, Pue y Ver) (4), mal viento (Oax y Ver), mirada fuerte (Oax), ojeada (Pue) (4), ojeadura (Pue) (4) (Yuc) (9), ojeo (Son) (10) (Ver)(ll), ojo (12) (DF) (13) (Edo Mex) (14) (Gro) (15) (Hgo) (16) (Mich) (3) (17 y 18) (Mor) (19) (Oax y Pue) (4) (Q Roo) (20) (SLP) (21) (Ver) (4) (22 a 24) (Yuc) (25), ojo de borracho (Ver) (26) (Yuc) (25), ojo de cristiano (Yuc) (25), ojo de envidia (8). Lengua indígena: Chontal (Tab) jutí (2). Huasteco waleklaab (27). Huave oniihkah (28), nitiam (29). Maya (Yuc) k'ak'as ich (30). Mixe cojy bijnap(4). Nahua (SLP) ixkualistli (31); (Pue) ixpipineti, cara manchada; kixnequi, le gustó la cara; mitzixoxac, xoxallis(4). Pame(SLP) ilijáo(32). Purépecha arhíkata (33), éskua úkuni (34 y 35). Totonacoora (Pue) katzanchlakastapu, lauchic-canit, kakzaucchixka, katzauxchilkanit (36), (Ver) lakga pinit (37). Tzeltal la' me yak hilel sk'ahk'te mamtik (38 y 39).Tzotzil kelsat (40). Zapoteco bxhin (41), gendaroyá (42), vencavi oju, le hicieron ojo (4).

Enfermedad originada por la "mirada fuerte" de algunos individuos; también se mencionan como posibles causas a la envidia y a la influencia de aquellas personas que pasan por determinados estados anímicos y corporales. Es


reconocida por la presencia de diarrea, vómito, llanto e intranquilidad, entre muchos otros síntomas. Afecta principalmente a los niños y ocasionalmente a los adultos; se cree que las plantas y los animales también pueden ser afectados por el mal de ojo.

Es una de las creencias más antiguas y difundidas en el mundo, y de mayor consideración y conocimiento en el ámbito del saber médico popular. En México, esta enfermedad ocupa el primer lugar en las causas de demanda de atención de la medicina tradicional (4).

Dentro de las diversas causas del mal de ojo mencionadas, destacan por su frecuencia la mirada y la envidia, factores que se encuentran asociados. Un gran número de estudios etnográficos da cuenta de la capacidad que tienen algunos individuos para enfermar a otro por medio de la vista. Generalmente se dice que estas personas son poseedoras de mirada fuerte, pesada, caliente, fija o penetrante (6) (43 a 53), y que tienen la cualidad de dañar, voluntaria o involuntariamente, todo aquello que despierta en ellos admiración, deseo de posesión o un sentimiento de envidia. Zolla et al. los clasifican en poseedores permanentes y transitorios de mirada fuerte, incluyendo en el primer grupo a las mujeres estériles y personas en las que es innata esta cualidad, siendo perdurable el poder de su mirada: las mujeres estériles dañarán a cualquier niño que vean; los otros miembros de este grupo harán lo mismo con todo lo que miren fijamente. Dentro del segundo grupo aparecen las mujeres embarazadas, los iracundos y los borrachos; en estos casos, la mirada de las


embarazadas vuelve a ser inocua al dar a luz, y lo mismo sucede con los iracundos y los borrachos cuando recobran la calma y la sobriedad, respectivamente (4). Se dice que los niños —principalmente cuando son bonitos y robustos— son víctimas potenciales de la mirada fuerte, debido a que su sangre o su espíritu aún son débiles (4) (9) (53 a 57); por el contrario, un adulto excepcionalmente puede ser dañado (4) (58 y 59). Así, por citar sólo dos ejemplos que resultan ilustrativos, los chichimecas afirman que si una persona exagera las alabanzas destinadas al aspecto físico de un niño, lo puede enfermar; igual riesgo corren las plantas, animales u objetos que son envidiados, pues en tales casos las plantas pueden secarse, los animales morir y los objetos romperse o extraviarse (60). Los nahuas de Milpa Alta, Distrito Federal, creen que el simple hecho de que un individuo con mirada fuerte observe, acaricie o recuerde a un niño, es motivo suficiente para enfermarlo (13).

Además de la mirada fuerte y la envidia, existen otros factores causales reportados con menor frecuencia. Los nahuas del Estado de México (14), Morelos (19) y Puebla (58), así como los zapotecos oaxaqueños de Mitla (61), advierten que los brujos provocan el mal de ojo con sus poderes. De igual manera, los purépechas aseguran que la risa de una hechicera desencadena la dolencia en aquel que la escuche (34 y 35). En los Tuxtlas, Veracruz, algunos informantes hacen la distinción entre mal de ojo, expresión aplicada sólo a casos de brujería, y ojeo, cuando es ocasionado involuntariamente (11). En esta misma región, se señala que el "banco" —niño que nace después de gemelos— tiene el poder de provocar y de curar esta


afección (62 y 63). Observación muy parecida brindan los yaquis de Sonora, aunque señalan directamente a los mellizos —ya sea uno de ellos o los dos— como sujetos enfermantes (10). Los zapotecos de Mitla (19) y de Tehuantepec (64), así como los mayas peninsulares (25), atribuyen igual capacidad enfermante a la mirada de determinados animales, como los loros.

Otro de los orígenes del mal, y que junto con la mirada y la envidia representan creencias universales, está relacionado con la mirada de los "extraños", es decir, de todo sujeto ajeno a la comunidad, el cual es considerado agente perturbante (9) (57) (65 y 66); inclusive, entre los purépechas se dice que esta capacidad morbosa del "extraño" también la poseen los policías y soldados (12), mientras que los huastecos la atribuyen a los mestizos (27).

Mención aparte merece la información, que en su mayoría proviene de grupos indígenas y en menor medida de mestizos, en la que se señala como causantes a personas bajo determinados estados anímicos y corporales, o que poseen un tonalli fuerte, así como a entidades sobrenaturales. Se cree que el "calor" corporal acumulado bajo determinadas situaciones, hace que un individuo provoque mal de ojo (V. frío-calor y panvil). Las embarazadas, los ebrios —que en líneas anteriores fueron mencionados como pertenecientes al grupo de poseedores transitorios de vista fuerte— y las personas que han sufrido experiencias emotivas u orgánicas fuertes como locura, celos, envidia, ira, sed, hambre, excitación sexual, etcétera, acumulan demasiado calor, capaz de enfermar a las


personas "débiles" (4) (29) (40) (55) (57) (67 a 69). En algunos casos este calor dañino emana de los ojos (4) (12) (15) (26) (70 y 71); en otros, se cree que resulta suficiente con la sola presencia del agresor (57) (68). Los malos aires pueden actuar en forma similar a la anterior cuando son "recogidos" por un caminante en el campo o en la selva (V. mal aire). El portador los transmitirá a un tercero provocándole mal de ojo, o él mismo enfermará si su sangre o su espíritu son débiles (4) (36) (54) (56) (70) (72). La nutrida variedad de agentes causales deja ver que bajo esta expresión se encuentran fusionadas diversas creencias de origen mesoamericano y europeo que lo convierten en un fenómeno sumamente complejo, lo que ha dado origen a imbricaciones y confusiones conceptuales en los practicantes de la medicina tradicional. A este respecto, algunos estudiosos del tema han proporcionado varias respuestas que serán tratadas más adelante.

Los trastornos que acompañan a esta enfermedad son numerosos, suelen manifestarse inmediatamente después de que la persona ha sido ojeada, y varían de acuerdo con la edad de la víctima. Entre los infantes destacan, por la frecuencia con la que son reportados: la fiebre, el llanto prolongado, la diarrea, el vómito, afecciones oculares en forma de irritación, inflamación, ptosis palpebral (uno de los ojos se empequeñece), inquietud, falta de apetito, pérdida de peso y dolor de cabeza (3 a 6) (73 a 83). Los adultos presentan cansancio, flojera, temblor de cuerpo, somnolencia, dolor de cabeza, mareos y vómito (4).


El terapeuta tradicional —y en algunas ocasiones los padres de la víctima— recurren a varios procedimientos para su diagnóstico; por ejemplo, inspeccionan el rostro del paciente, especialmente los ojos, pues la presencia de los signos característicos son prueba suficiente de la afección (4) (20); se hace un recuento de los contactos con posibles agentes causales (4) (26) (52) (83); o bien, se realiza una limpia que es, simultáneamente, el inicio efectivo del tratamiento. Para tal fin, se pasa generalmente por el cuerpo del paciente un huevo de gallina, el que posteriormente es quebrado dentro de un recipiente con agua; si aparece un ojo o una cruz en la yema o ésta se cuece, se corrobora el diagnóstico. Cuando el mal no es grave, esta operación resulta suficiente para sanar al enfermo (4) (15) (41) (51) (63) (67) (70) (77).

Aunque la terapéutica reportada mantiene infinidad de particularidades regionales, en general, se somete al enfermo a diferentes tipos de limpias, utilizando principalmente un huevo de guajolota, de gallina criolla y/o negra —el negro, relacionado con la oscuridad, anula el poder de la mirada— (28), plantas y elementos diversos. Así, es común que con el huevo se dibuje una cruz en la cabeza y en el cuerpo o se froten los ojos, para proseguir a continuación con el mismo procedimiento utilizado en el diagnóstico (4) (13) (22) (37) (51). En ocasiones se usan plantas solas, o bien, acompañando al huevo; las más utilizadas son el saúco (Sambucus mexicana), la albahaca (Ocimum basilicum), la ruda (Ruta chalepensis), el estáfiate (Artemisia ludoviciana), el pirú (Schinus molle) o el chile (Capsicum sp.), todas ellas aromáticas (1) (4) (37) (46) (50) (71) (84). Otro tipo de curación muy practicado consiste en


pedir al agresor —cuando se conocen su identidad y la índole de su acción fortuita— que entre en contacto con su víctima como una forma de "reconciliación" (55). Para ello se recurre a distintos procedimientos: los más comunes son pedir que el causante dé una leve nalgada al niño, sople en su cara, lo acaricie o sostenga en sus brazos; dibuje con su saliva una cruz en diversas partes del cuerpo del paciente, o que ambos beban agua del mismo vaso (4 y 5) (20) (26) (40) (57) (74) (77). Asimismo, se puede solicitar una prenda de vestir del agresor para pasarla por el cuerpo del paciente (7) (12) (25) (33) (52) (63) (75) (85). En menor medida, se aconseja sahumar a éste (V. sahumar) con copal o chile (4) (47) (80), o untarle los ojos con un cordón umbilical (58) (67). Por lo general, todos los procedimientos descritos son acompañados con rezos. Por otra parte, llama la atención una creencia muy extendida que señala que el mal de ojo no debe ser atendido por un médico académico, pues la enfermedad "se riega más" y el estado del paciente se agrava (13) (17) (52), idea que se expresa en la acotación "ésta es una enfermedad del curandero, no del doctor" (4).

En la medicina tradicional mexicana el mal de ojo es, quizá, la enfermedad ante la cual la población desarrolla el mayor núme¬ro de medidas preventivas. Sobresale el uso de amuletos cuya función es la de atraer la mirada de una persona para que el poder de sus ojos se descargue en el objeto y no en el niño (28). Son abundantes los reportes que señalan la efectividad protectora del "ojo de venado", semilla que debe usar el niño como collar o pulsera; de igual manera, suelen utilizarse estambres, cintas o cuentas de color rojo, coral, ámbar y azabache; o bien, colocar


entre la ropa "seguros" formando una cruz, ramitas de pirú y estampas religiosas, o pequeñas bolsitas de color rojo conteniendo pelos de coyote, palma bendita o escapularios (4) (13) (15) (37) (48) (71) (80) (82) (86 y 87), Al igual que en la terapia, la persona capaz de provocar esta enfermedad juega un papel muy importante en su prevención, la cual realiza con procedimientos similares a los ya descritos para la curación (4) (46) (51) (62) (81). Se aconseja a las madres que protejan a sus pequeños guardándolos de la presencia de posibles agentes causales e, inclusive, manteniéndolos sucios y desarrapados para impedir que sean admirados y elogiados (4) (13) (38) (68). En lo que respecta a la protección de animales y plantas, se despliegan cuidados semejantes a los utilizados con las personas, amarrándoles cintas, listones o señales de color rojo (4).”


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