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» Los ejes
José Salvador Cárcamo, Diego Raus, Wenceslao Rodríguez y Ricardo Romero
Este aniversario del golpe contra Salvador Allende encuentra otro escenario en el país trasandino.
www.tiempoargentino.com | domingo 15 de septiembre de 2013
| mundo@tiempoargentino.com
Foro-debate organizado por Tiempo Argentino en la Facultad de Ciencias Sociales
Chile en debate
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Alberto López Girondo EDITOR DE MUNDO
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l golpe en Chile es uno de los momentos más dramáticos de América Latina, y caló mucho más que el derrocamiento de Jacobo Arbenz en Guatemala en 1954 en el inconciente colectivo. Porque desde la guerra contra el Paraguay en 1865 no se había visto por estas tierras barbarie seme-
jante. El golpe del '55 fue apenas un anuncio tímido de lo que eran capaces los sectores oligárquicos. Pero la forma, los métodos y la brutalidad utilizados para devastar el Chile que intentaba constr uir Salvador A llende f ueron todo un mensaje. A pocos días de que Perón fuera elegido por tercera vez, con el 62% de los votos, en un clima que llevaba a plantearse una América Latina en busca de otro destino del que venía desde
la historia de nuestras naciones. El dictador Augusto Pinochet fue el "maestro" del resto de los militares en función de un proyecto criminal que, además, fue el paso inevitable para instaurar las bases para economía neoliberal de la mano de los Chicago Boys. La actualidad nos muestra una América Latina que marcha hacia otro proyecto de unidad regional, mucho más profundo del que se pudo alcanzar entonces. Chile tam-
bién marcha hacia una recuperación de aquellos valores que dejó marcados a fuego Allende con su gesto heroico de morir con las botas puestas. De allí la importancia de este 40 aniversario. Hoy el mundo está viviendo momentos cruciales, aunque la discusión de fondo sea la misma. Basta sino mirar lo que ocurre en Siria o Egipto. Y esta no es una metáfora. En julio pasado, dos días después del golpe militar que derrocó al
presidente Mohamed Mursi, el periódico estadounidense The Wall Street Journal publicó una editorial sin firma titulado "Después del golpe en El Cairo" donde decía, sin tapujos que "los egipcios tendrían suerte si sus nuevos generales gobernantes resultan ser como el chileno Augusto Pinochet, quien asumió el poder en medio del caos pero recurrió a reformadores de libre mercado y cimentó una transición a la democracia".
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TIEMPO ARGENTINO | CLAVES DEL MUNDO | | domingo 15 de septiembre de 2013
domingo 15 de septiembre de 2013 | | CLAVES DEL MUNDO | TIEMPO ARGENTINO
Foro-debate en la Universidad de Buenos Aires
MIRADA II
Chile en un aniversario clave que llama a cambiar el futuro
el rol protagónico de los estudiantes de ayer y de hoy » José Cárcamo | docente DE ECONOMíA EN LA UBA Y EN LA UNIV. DE MORENO - MILITANTE PARTIDO SOCIALISTA CHILENO
Me fotografían en un galpón como a un objeto, una, dos, tres veces, de perfil, de frente, confeccionan mi ficha con esmero: “Soltero, estudiante, 17 años, peligroso para la Seguridad del Estado”. Anoche, al acostarme, escuché ladridos En algún lugar del campamento y no eran perros.
Las nuevas generaciones, nacidas tras la recuperación de la democracia y sin el peso de la represión en su pasado, impulsan los cambios que forman la agenda para la renovación presidencial que se avecina. Cuatro miradas sobre lo que fue y lo que puede venir. mariano vega
Aristóteles España, 11 de septiembre de 1973
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ristóteles España escribió esto en el momento en que sacó sus poemas en forma clandestina. Tenía 17 años. Quería comenzar con él porque son justamente los estudiantes los que en Chile han marcado la agenda que hoy en día discute la clase política. Y lo dice muy bien la joven Camila Vallejos, cuando era presidenta de la FES: “Este movimiento estudiantil tiene que ver con la alta desconfianza hacia los representantes políticos que durante 20 años no hicieron nada. Nada más que profundizar el modelo neoliberal instaurado por la dictadura militar a través de la política de los consensos.” Cuatro problemas señalaba ella relevantes dentro de la educación
MIRADA III
superior: aportes bajísimos del Estado hacia las universidades estatales, altísimos niveles de endeudamiento en los estudiantes y sus familias para costear sus estudios, elitización de la universidad y carencia de espacios democráticos al interior de las instituciones de educación. Son los estudiantes chilenos los que marcaron la agenda, con su solicitud de educación pública, gratuita y de calidad. Pero además plantean propuestas frente a eso. Una reforma tributaria. También solicitan salud pública, porque en Chile no lo es. Y también solicitan una asamblea constituyente y una nueva constitución porque la que rige en Chile es la del año 1980, de Pinochet, a través de un decreto fraudulento. Ellos también critican el sistema binominal de esa constitución. Entonces, son cuestionamientos profundos. Chile es un mito en la región. En Chile tenemos que solucionar el problema de la educación, pero también el de la salud pública. Chile es el país con mayor desigualdad en la distribución del ingreso en América Latina. Chile es un país donde hay una gran cantidad de analfabetos funcionales. Y la agenda política la marcaron los estudiantes, una agenda política donde la sociedad chilena le dio una tregua de 20 años a
» Wenceslao Rodríguez | integrante de la cátedra libre salvador allende - UBA
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rimeramente quería hacer una breve reflexión sobre por qué es importante contar todos los años, del '73 en adelante, lo que sucedió el 11 de septiembre en Chile. No porque sea una necesidad de hacer un esnobismo historiográfico, sino porque es vital como ejercicio político. No porque lo que sucedió vuelva a suceder, sino porque hacer una revisión y un análisis crítico del presente también es útil para el escenario que se plantea en la actualidad. Evidentemente la situación latinoamericana ha mejorado en los últimos años, pero a mi entender los problemas en la región se nos siguen planteando y ver cuál es la historia de las dictaduras del Cono Sur es importante para relacionarlo con el escenario actual.
En ese sentido, el tema de la educación es algo fundamental. En Latinoamérica, la lógica del libre mercado impuso una pedagogía neoliberal, en la que el conocimiento y la educación dejaron de ser vitales como un derecho, y empezaron a ser vistos cada vez más como un servicio. Las carreras académicas y de investigación se convirtieron en una producción individualizada, donde cada uno va escalando posiciones, en un proceso inflacionario de títulos –uno es licenciado, luego doctor– y se deja de pensar en colectivo o en la universidad como en una institución vinculada más hacia lo grupal y no sólo meramente hacia el individuo. Y esto es muy interesante en Chile, donde hay un escenario muy convulsionado, con secundarios tomados.
Realmente, es una cuestión que se ve en las manifestaciones, en el Estado que despliega la represión, que responde con balazos. Entonces se ve que hay un agotamiento de consensos respecto del modelo neoliberal que venía imperando desde hace años. Lo importante aquí es ver cuál es el papel del movimiento estudiantil, no en el caso chileno en particular, sino a nivel latinoamericano. La imposición de las dictaduras a sangre y fuego, a través de la tortura y la persecución, de un determinado modelo ha copado el sistema educativo. Y la seguirá afectando hacia adelante en la medida en que no vayamos por aquellos grandes cambios que todavía quedan pendientes. Ni hablar en Chile, donde el sistema educativo no sólo no puede absorber a toda esa
gente que quiere entrar a la educación superior, sino que directamente los expulsa. Por eso hay muchos compañeros chilenos cursando aquí en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Entonces me parece que es fundamental dar el debate sobre estas situaciones históricas, como el golpe militar en Chile, pero no viéndolas centradas solamente en el presente, sino retornando al comienzo y reactualizándolas y rediscutiéndolas. Por último, respecto de lo que planteaba sobre el conocimiento, hay otra efeméride que es el Día del Maestro, justamente por Domingo Faustino Sarmiento. Y ahí hay una discusión bastante interesante, sobre todo si se tiene en cuenta el tema del racismo, porque en las producciones de Sarmiento hay una
lógica que el neoliberalismo retomó y las volvió a imponer de la mano de las empresas, que es una lógica extranjerizante. Es decir, el estudiante tiene que pensar siempre las ideas ajenas y externas, retomar esos conceptos, y analizar su realidad con categorías completamente ajenas. Y eso, sumado a la intervención de las multinacionales, destruye toda posibilidad de que nosotros podamos plantear un desarrollo autónomo, un modelo político y cultural autónomo, en la universidad, tal como quería Salvador Allende. La universidad es un lugar estratégico para dar todas esas discusiones políticas. Por eso es vital generar cientistas sociales y profesionales autónomos si uno quiere llevar adelante un proceso de liberación social y nacional.
dios Públicos, obtendría el 44% de los votos. Después la sigue la candidata de la derecha, Evelyn Matthei, y más atrás Ominami. El resto de los candidatos llegan al 1 por ciento. La encuesta nos dice, además, que el 53% de los chilenos declaró que participará de las próximas elecciones y que el 47% que no lo hará. Entonces, esto marca una situación muy interesante. La segunda mayoría en Chile es muy probable que sea aquella que dice: “Yo no voto por este sistema.” Ellos son los estudiantes que encabezan la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios
(ACES) a través de su vocera, Eloísa González. Entonces, creemos en estos jóvenes chilenos que dicen que no votan por este sistema. Y eso genera una división en el sector estudiantil, entre el de Camila Vallejos, que se sumó al pacto de Bachelet, y el otro sector de estos jóvenes que no vota por este sistema, que está teniendo mucho arraigo en la población. Esto es importante porque hoy hay casi 20 colegios secundarios tomados en chile, en Santiago y otras provincias. También hay un gran número de detenidos. Quería señalar esto y, a partir de allí, abrir el debate. efe
» Ricardo Romero | director del observatorio DE POLÍTICA LATINOAMERICANA - SOCIALES UBA
la importancia de seguir contando lo que pasó
la Concertación Democrática. Y es con Piñera que comienzan a profundizarse las protestas. ¿Pero qué facturas le pasan los estudiantes chilenos a Michelle Bachelet? Que ella traicionó la revolución del año 1996, porque profundizó el sistema neoliberal de educación chileno al ampliar el crédito a las universidades privadas. Pero también hay otro punto: la crisis de representatividad que vive la sociedad chilena. En diciembre de 1989, Patricio Aylwin fue elegido presidente y participaron millones de personas en esas elecciones. De ese momento a ahora, la cantidad de personas que votaron a Piñera y a todos los candidatos fue el mismo número. Es decir que tenemos un envejecimiento del patrón electoral, porque el 90% de los jóvenes que tienen entre 18 y 35 años no están inscriptos en los registros electorales. El año pasado se hicieron elecciones municipales pero votaron cinco millones de personas, es decir, el 60% de la población no votó, y también cambió el sistema de inscripción automática y voto voluntario. Frente a eso, hoy en día se levantan dos alternativas en Chile. Una de ellas es la alternativa del sistema político partidario chileno, donde la mayoría la tiene Michelle Bachelet que, según el Centro de Estu-
el significado del golpe y los dos chiles
Encrucijada - De izquierda a derecha los expositores Romero, Cárcamo, Raus, Rodríguez y el moderador, López Girondo. Hubo análisis, recuerdo, homenaje pero también crítica a un período histórico.
MIRADA I
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ué implica pensar este golpe a 40 años? Creo que hay que comprender el pasado para construir el futuro. Chile tiene que entender qué es lo que dejó el pinochetismo desolador como presente y reconstruirlo, reestructurarlo. Y poder así construir nuevamente el futuro. En ese sentido, creo que el pinochetismo condicionó el juego político del presente. Y reconstruirlo es justamente la lógica. Más en este 11 de septiembre que recordó todo Chile. Ayer en los medios estaba Bachelet en el Museo de la Memoria reivindicando todo un perfil y un marco histórico, y del otro lado estaba alguien que es gobierno, Piñera, que también es una derecha que tuvo el 44% y una media del 30% a lo largo de dos décadas de funcionamiento de la república pinochetista, porque a mí no me gusta decir "democracia": es una república institucional configurada a partir de la Constitución de 1980. Y en ese sentido, Chile está un poco atrás en lo que tiene que ver con
la política de Derechos Humanos. En Chile no hubo ningún proceso de reconciliación histórica. Todavía hay gente en Chile que dice que el golpe pasó porque si no se iba a una nueva Cuba. Hay que buscar qué pasó, las características del régimen y la cantidad de ejecutados que hubo durante la dictadura. Hay que buscar en qué marco sucedió eso, por qué se dio y en qué marco de memoria y verdad hay que
reconstruir esa lógica de Derechos Humanos: esa es una tarea pendiente en Chile para llegar en algún momento a etapas como las de Brasil, que está en la etapa de la memoria y la verdad. Argentina, por suerte, avanzó hacia los esquemas de juicio y castigo sobre los responsables. Creo que Chile todavía está en la política de reivindicación de muchos y que todavía se disputa ese significado histórico con la foto del 11 de AP
septiembre y con los dos Chiles que existen en el presente. Y a eso se suma un pinochetismo que dejó un panorama desolador: 3000 ejecutados, 18 mil torturados, las privatizaciones desestructurantes en áreas de educación y salud. Milton Friedman vino a romper con el tema de la educación y planteó que la educación no es un derecho: es un servicio más que se presta y que, cuanto mucho, al que se puede acceder como consumidor. Lo mismo con la salud. Además, se procedió a una despolitización de la ciudadanía, la idea de que es conveniente no votar y no hacer política. Yo marcaría dos etapas en la dictadura chilena: la primera, de desestructuración social. Y la segunda, es la institucionalización con el esquema binomal, por lo que la salida sería siempre por un partido de derecha o hegemónico que gobierne a Chile para siempre. Y además, en lo económico, el principal resorte económico de Chile que es el cobre, quedó también con un esquema de financiamiento
de la estructura militar. En ese sentido, los gobiernos de la Concertación también profundizaron el esquema de continuidad de políticas neoliberales, sobre todo con Allamand y Frei. Y Ricardo Lagos y Bachelet no lograron revertir esa tendencia lamentablemente. Eso se ve en los indicadores sociales: el 10% más rico se lleva el 42% del PBI. El 10% más pobre, el 1,5 por ciento. La brecha es de 28 a 1. Ese es el dato clave. Mas allá de que bajó un poco la pobreza con los gobiernos de Lagos y Bachelet, vuelve a subir con Piñera. Pero existen esperanzas y creo que las esperanzas están en los jóvenes de secundarios que se levantaron con el gobierno de Bachelet, que esperaban que ella cambiara el sistema de educación. Como dijo Salvador Allende mientras bombardeaban el Palacio de la Moneda: "Más temprano que tarde se abrirán las grandes alamedas donde cruzará el hombre libre." Así que creo todavía que hay esperanza.
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TIEMPO ARGENTINO | CLAVES DEL MUNDO | | domingo 15 de septiembre de 2013
MIRADA IV
los "errores" de allende » Diego Raus | docente DE LA UBA Y DIRECTOR DE LA CARRERA DE POLÍTICA Y GOBIERNO EN LA UNLA
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ecordar ciertas cosas ayuda a entender y ver por donde andamos. Y creo que estos 40 años en la historia chilena realmente constituyeron un laboratorio de lo que pasó en términos políticos en América Latina. Si uno incluso lo quiere metaforizar diríamos que empezó en los `70 con la famosa vía chilena al socialismo y terminó con la vía chilena al capitalismo, porque Chile fue el que inauguró en 1982 las famosas reformas neoliberales en América Latina. Chile fue un laboratorio en lo malo, en lo bueno, de políticas para toda la región en estos 40 años. Voy a reseñar algunas cositas que me parecen interesantes. La primera de ellas, tiene que ver con las causas del golpe de Augusto Pinochet a Salvador Allende. Siempre se entiende a las dictaduras militares, tanto en las charlas, en los foros, a partir de las causas. Las causas que se estudian, se analizan, y las que los golpistas aducen para explicar y fundamentar el golpe. Pero no estamos acostumbrados analizar los golpes a partir del proyecto de los militares. Y esto es muy importante. El golpe inauguró la nueva geopolítica de Estados Unidos hacia Latinoamérica, que fue la doctrina de seguridad nacional. Es decir, el golpe de Chile fue el primero que se realiza bajo esa lógica. Y eso inauguraba una época de golpes militares absolutamente distintos en la región. Este nuevo tipo de golpe tenía un objetivo fundamental: la refundación del orden social en las sociedades latinoamericanas. No eran, como los golpes desarrollistas autoritarios de los `60, que pretendían generar las condiciones para la inversión multinacional y desde ahí el desarrollo capitalista avanzado. No. Era refundar el orden social, cambiar el orden y la jerarquía social. Para eso había dos instrumentos: el primero, la política del terror. Y el segundo, después del terror, el disciplinamiento social. Miedo más mercado es igual a disciplinamiento social ad eternum. Pero hay también otra cuestión importante también en las causas del golpe. El experimento de Salvador Allende fue muy audaz. Allende aterrorizó al mundo occidental porque fue la primera experiencia socialista que llegó al poder por el más burgués de los métodos políticos: las elecciones democráticas. Esto ya era impasable para Estados Unidos. Una cosa es cuando se hace
la revolución y otra muy distinta es cuando el pueblo votó mayoritariamente. La segunda política audaz de Allende fue ensayar esa vía al socialismo no a través de los fierros y la revolución, sino a través de las políticas públicas. Y para eso se necesitaba tiempo y generar consensos. Patricio Guzmán hizo una película, La batalla de Chile, en base a documentos filmados de la época, larguísima. En esa película se ven bien las terribles dificultades que tuvo Allende para su famoso experimento socialista en Chile. Y como dentro del mismo sector de los trabajadores le hicieron la vida imposible, sobre todo con la nacionalización del cobre, el paro en las minas, el sector de los camioneros, los comercios. Y no era la burguesía chilena. También dentro del sector trabajador hubo muchas internas y dificultades entres los sectores de izquierda, con la idea de radicalizar la revolución, generaron las condiciones que luego Pinochet va a utilizar para el golpe. Segunda cuestión: el proyecto dictatorial. El proyecto de Pinochet era la refundación del orden social: terror, disciplinamiento y luego mercado. Si eso se puede sostener en el tiempo, se apuntaba a un orden social totalmente redefinido. Y en esto, hay que decirlo, lamentablemente el experimento pinochetista fue exitoso. Si uno evalúa un gobierno, en este caso una dictadura, lo que tiene que ver es si se llevó adelante su proyecto. Y hay muchos indicadores que indican que el experimento pinochetista fue exitoso. La Constitución chilena sigue siendo la de Pinochet, la que se votó en 1980 y todavía no fue derogada. El sistema electoral deviene de esa Constitución. Es un sistema perverso, es binominal. Ahí entran dos parlamentarios por región, por lo tanto hay una mayoría y una minoría, pero tanto la Concertación como la derecha siempre metieron un parlamentario cada uno porque la Concertación, si bien ganaban las elecciones, nunca alcanzaba el 66% de los votos establecidos en la Constitución para llevarse los dos. Por lo tanto, se generaba una representación parlamentaria donde la derecha siempre estaba sobrerrepresentada. Y eso sin hablar de la Cámara de Senadores: Pinochet inauguró la figura del senador vitalicio. ¿Por qué el presidente socialista Lagos, que había sido torturado por la dictadura, tuvo que pedir que levanten el
arresto de Pinochet cuando éste fue detenido en Londres? Porque era un senador vitalicio de la Nación. Respecto a los derechos laborales de esta Constitución, ustedes saben que si una empresa entra en huelga, la empresa tiene derecho a contratar trabajadores contratados hasta que sus trabajadores levanten la huelga. La huelga en Chile no sirve para nada. El presupuesto militar del cobre, otra herencia de Pinochet: el 10% de las exportaciones del cobre entra al presupuesto militar sin pasar por las arcas nacionales. Si ustedes recorren las calles de Santiago con un poco de imaginación sociológica van a ver una sociedad disciplinada, donde hay ya en la forma de dirigirse, de hablar, de circular, una jerarquización social. También la salida de Pinochet es un laboratorio de la política latinoamericana porque en la década de la transición en Latinoamérica, donde todos los países entran en gobiernos democráticos, el último en salir fue Pinochet, en 1989. En las elecciones de 1989, el candidato de Pinochet, de la dictadura, obtuvo el 43% de los votos. Y no era solo la burguesía la que lo votó. Ahí hay disciplinamiento, hay algo que caló mucho en diferentes sectores sociales. El fin de Pinochet también tiene que ver nuevamente con un giro en la política norteamericana, en la política global, en esa que se inaugura con la caída del muro. Pinochet es el único dictador que tiene que ceder su dictadura sin tener una fuerte confrontación interna. Sabemos cómo termino la dictadura argentina, la uruguaya. Pero la única dictadura que no tenía ninguna confrontación incluso tuvo que ser plebiscitada en 1988. ¿Por qué sale la dictadura de Pinochet? ¿Por qué Pinochet, a pesar de tener ese grado de consenso, tiene que salir? Porque esa nueva etapa que se inauguraba en el mundo a partir de la globalización económica y la globalización capitalista centrada en el sector financiero, no podía sostener ya dictaduras Ninguna economía más o menos desarrollada, donde puede haber circulación financiera global, podía sostenerse con dictadura, porque el capital global circula a una velocidad en la que necesita ciertas reglas para asegurar la inversión. Y una democracia, mejor o peor, genera muchas más reglas de juego para el capitalismo que la peor dictadura.
La historia, el cine y las letras El sangriento golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 y la dictadura instalada a partir de entonces en Chile, bajo la rígida tutela del general Augusto Pinochet, inspiraron una profusa obra cinematográfica tanto en el país como fuera de él. Cuando se produjo el golpe estaba en auge el llamado Nuevo Cine Chileno, impulsado por una generación de cineastas jóvenes surgidos del programa Cine Experimental que la Universidad de Chile había puesto en marcha en 1964. Influidos por el neorrealismo y con preferencia por el documental, varios de ellos ya habían dado testimonio en sus obras del proceso político que llevó al socialista Salvador Allende a la Presidencia en 1970. Uno de esos directores fue Helvio Soto (1930-2001), cuya película Metamorfosis del jefe de la policía política (1973) no llegó a estrenarse en Chile debido al golpe y, como la mayoría de sus colegas, debió marchar al exilio. En 1975 filmó en Francia y Bulgaria Llueve sobre Santiago, en la que retrató la jornada del golpe y los secuestros, las torturas y las desapariciones de la dictadura. Calificada por el mismo Soto como "una película de propaganda" y pese a las críticas a su calidad, se exhibió con éxito de público en 50 países, entre los que, por supuesto, no figuró Chile. Al mismo grupo de cineastas pertenecía Miguel Littín (nacido en 1942), quien desde 1971 fue funcionario del gobierno de Allende como gerente general de Chile Films. Exiliado primero en México y luego en España, en 1985 regresó clandestinamente a su país, donde filmó el documental Acta general de Chile, que incluyó entrevistas a líderes opositores e insurgentes. Todo ello está testimoniado en La aventura de Miguel Littín clandestino en Chile, el libro que Gabriel García Márquez publicó con gran éxito en 1986. Un año después, el Ministerio del Interior de Chile reconoció que había quemado 15.000 ejemplares de ese libro por orden de Pinochet. Contemporáneo de Soto y Littín, aunque no formó parte de Cine Experimental, es Patricio Guzmán (nacido en 1941), autor de filmes esenciales como La batalla de Chile, El caso Pinochet, Salvador Allende y el más reciente Nostalgia de la luz. "Yo quería ser escritor, pero cuando después de egresar de la escuela de cine de Madrid volví al Chile gobernado por la Unidad Popular y presidido por Allende, ya me puse a filmar la realidad que floreció y donde todo era interesante", dijo durante una entrevista con Télam en 2004. Guzmán permaneció secuestrado en el Estadio Nacional entre 1975 y 1979, y construyó el documental La batalla de Chile (de cinco horas de duración) con rollos sacados del país a través de la embajada sueca durante la dictadura. La película fue exhibida con éxito en 35 países, ganó seis grandes premios en Europa y América Latina, es considerada por muchos críticos como el mejor documental chileno de todos los tiempos y por la revista estadounidense Cineaste como uno de los 10 mejores filmes políticos del mundo. Al margen de las obras de realizadores chilenos, la película más recordada sobre la dictadura de Pinochet es Missing (1982), dirigida por el franco-griego Costa-Gavras, musicalizada por Vangelis y ganadora de la palma de oro en el Festival de Cannes y del Oscar al mejor guión adaptado, entre otros premios. Missing cuenta la historia de la desaparición de Charles Horman, un periodista neoyorquino que residía en Santiago, y la búsqueda desesperada que de él hicieron su padre y su esposa, protagonizados por Jack Lemmon y Sissy Spacek. La casa de los espíritus (1993) es la versión cinematográfica de la primera novela de Isabel Allende, dirigida por el danés Billie August, protagonizada por Jeremy Irons, Meryl Streep, Glenn Close, Winona Ryder y Antonio Banderas, y ganadora de una decena de premios. En el marco del 40 aniversario, se presentó Allende y la experiencia chilena, de Joan Garces, editado por Siglo XXI y Tiempos de oscuridad. Historia de los golpes de Estado en América Latina, de Marcos Roitman, por Ediciones Akal. Garces fue un estrecho colaborador de Allende y horas antes del golpe el presidente le pidió que saliera del edificio de La Moneda. "Alguien tiene que quedar para contar esto que ocurre", le dijo.