mundo M claves del
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» Escriben y opinan
» hasta en malvinas
Manuel Alfieri, Jorge Kreyness, Mariano Rodríguez Otero y Patricio Geli.
La contienda no sólo se desarrolló en territorio europeo, sino también en África, Asia y en las islas argentinas.
www.tiempoargentino.com | sábado 28 de junio de 2014
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La Guerra que dio vuelta al Mundo
Hace un siglo el archiduque Francisco Fernando, heredero del Imperio Austro-Húngaro, fue asesinado en Sarajevo. El atentado desencadenó la Primera Guerra Mundial, en la que murieron 20 millones de personas. A su fin, Europa quedó devastada. Se derrumbaron los imperios, Rusia se convirtió en el primer Estado socialista de la historia y Estados Unidos desplazó al Reino Unido como primera potencia mundial. El horror de la contienda y el Tratado de Versalles dejaron una Alemania en ruinas, lo que abriría las puertas al nazismo y a la Segunda Guerra Mundial.
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se cumplen 100 años del asesinato del archiduque francisco fernando en sarajevo.
La Gran Guerra un siglo después
Al cabo de cuatro años de espanto, cayeron cuatro imperios, uno quedó tambaleante, se registró la primera revolución comunista, surgió una superpotencia y se gestaron las condiciones para una nueva guerra en el mismo centro de Europa.
Tecnología - En la contienda se desarrollaron los más asombrosos ingenios para la muerte por primera vez en la historia. Desde entonces la industria bélica está en el primer lugar cuando se habla de conflictos.
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Manuel Alfieri malfieri@tiempoargentino.com
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n la mañana del 28 de junio de 1914, el archiduque Francisco Fernando de Habsburgo, heredero del Imperio Austro-Húngaro, viajaba en un descapotable junto a su mujer, la condesa Sofía Chotek, para conocer la ciudad bosnia de Sarajevo, donde estaba de visita oficial. Ya había sido recibido por la comitiva comandada por el gobernador Oskar Potiorek, cuando un nacionalista serbio, Gavrilo Princip, se acercó hasta el automóvil y disparó dos veces. La primera bala impactó en la yugular del archiduque; la segunda en el abdomen de su esposa. Ambos murieron poco tiempo después. Según el historicismo –aquella corriente historiográfica centrada principalmente en el análisis de
los acontecimientos–, el asesinato de Francisco Fernando fue el desencadenante de la Primera Guerra Mundial. Una contienda que comenzó en Europa, pero que se extendió
Por un lado, quedó la Triple Entente, formada por el Reino Unido, Francia y el Imperio Ruso, a la que se sumarían más tarde Italia, Japón y EE UU. rápidamente a todo el globo y que no sólo dejó un total de 20 millones de muertos y otros 20 millones heridos y mutilados, sino que además provocó virulentas transformaciones: re-
voluciones, derrumbes de imperios y profundos cambios en las relaciones de poder fueron algunas de las consecuencias más importantes. Tras el atentado de Sarajevo, el 19 de julio de 1914, Alemania y AustriaHungría presentaron un ultimátum de diez puntos a Serbia para que sea respondido en 48 horas. Cuando los serbios pidieron más tiempo para contestar, los alemanes les recordaron que vivían en "la era del ferrocarril, el telégrafo y el teléfono". El Imperio Austro-Húngaro declaró la guerra a Serbia el 28 de julio. Lentamente, todo el continente se fue involucrando en el conflicto. El 1 de agosto Alemania declaró la guerra contra Rusia, y Francia se movilizó. La violación de la soberanía belga llevó a que el 4 de agosto el Reino Unido le declarara la guerra a Alemania. Dos claros bloques quedaron enfrentados. Por un lado, la Triple Entente, formada por el Reino Unido,
Francia y el Imperio Ruso, a la que se sumarían más tarde Italia, Japón y Estados Unidos. En la vereda de enfrente estaba la Triple Alianza, integrada por Alemania y el Imperio
En la otra vereda estaba la Triple Alianza: Alemania y el Imperio AustroHúngaro, luego reforzada con Bulgaria y el Imperio Otomano. Austro-Húngaro, luego reforzada con el Imperio Otomano y Bulgaria. Más de 70 millones de militares se movilizaron y combatieron en la "Gran Guerra", donde aparecieron
por primera vez tanques, aviones y gases mortales. Según datos de los historiadores británicos Asa Briggs y Patricia Clavin, entre 1870 y 1914 el armamento desplegado en tierra y mar europeos creció un 300 por ciento. Los combates se dieron en Europa, pero también en África y Asia. El fuerte sentimiento nacionalista de la época fue aprovechado por las potencias en la contienda para ocultar los conflictos sociales y las grandes desigualdades existentes en cada nación. "Tu país te necesita", decía un cartel británico de 1914. Así, la unidad nacional primaba por sobre los intereses de clase. Hasta partidos socialistas y comunistas apoyaron, a través de la Segunda Internacional, que sus países se involucraran en el conflicto por considerarlo una "guerra justa". En el desenlace de la guerra hubo algunos combates trascendentales. Entre el 5 y el 12 de septiembre de 1914 se desarrolló la primera Bata-
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la muerte en números
Simposio sobre la mirada argentina
Soldados El jueves 10 y el viernes 11 de julio, la Universidad Nacional de Tres de Febrero realizará el simposio "La Primera Guerra Mundial: escenarios internacionales y perspectivas argentinas", del que participarán académicos de todo el mundo. La primera jornada comenzará a las 14 horas y la segunda a las 10:30 horas. Será en el Centro Cultural Borges, en Viamonte y San Martín, 3º Piso, Pabellón de las Naciones.
lla del Marne, en la que las tropas franco-británicas vencieron a las alemanas. El resultado obligó al frente germano a modificar su estrategia y a iniciar una guerra de trincheras. Poco más de un año y medio después, entre febrero y diciembre de 1916, comenzó la Batalla de Verdún, la más larga de toda la guerra. En el combate, ocurrido en el norte de Francia, el ejército galo triunfó ante la avanzada alemana. Unas 250 mil personas murieron y hubo aproximadamente medio millón de heridos. Fue un símbolo de la resistencia francesa para mantener su territorio y hacer retroceder al enemigo. Allí, el comandante francés Robert Nivelle lanzó el famoso "¡No pasarán!" Más cruenta fue aún la Batalla del Somme, con un millón de bajas entre ambos bandos. El principal propósito del combate, que se desplegó en las orillas del río Somme entre julio y noviembre de 1916, era distraer a las tropas alemanas de Verdún. Los historiadores coinciden en que, aunque no tuvo un claro vencedor, fue definitoria para el triunfo final de la Triple Entente. En 1917 algunos acontecimientos marcaron un giro en el conflicto bélico. El ingreso de Estados Unidos, que declaró la guerra a las potencias centrales por el hundimiento del barco Lusitania perpetrado en 1915 por un submarino alemán, fue uno de los más importantes. También fue el año de la revolución rusa, la primera revolución socialista en el mundo. Apenas tomaron el poder, los bolcheviques firmaron el armisticio con Alemania y sus aliados, que al año siguiente se traduciría en la paz de Brest-Litovsk. En 1918, las victorias aliadas comenzaron a hacerse cada vez más constantes y habituales. Tras una derrota ante las tropas francesas, Bulgaria pidió el armisticio. Más tarde lo haría el cercado Imperio Otomano. Italia venció al Imperio Austro-Húngaro y la monarquía de los Habsburgo se hundió rápidamente. Alemania quedó sola. Tras una revolución obrera en Berlín, el Káiser debió buscar asilo en Holanda. El nuevo gobierno republicano, obligado por las penurias militares y económicas que pasaba, firmó el armisticio de Compiégne el 11 de noviembre de 1918.
Aliados
Revolución - Vladimir Illich Lenin protagonizó la revolución bolchevique en 1917.
Imperio Británico Australia Canadá India Nueva Zelanda Sudáfrica Reino Unido Francia Colonias francesas Bélgica Estados Unidos Grecia Italia Japón Portugal Rumania Rusia Serbia
908.371 60.000 55.000 25.000 16.000 7.000 715.000 1.240.000 114.000 13.716 50.600 5.000 650.000 300 7.234 335.706 1.700.000 45.000
Potencias centrales Alemania Austria-Hungría Bulgaria Turquía
1.773.700 1.200.000 87.500 325.000
Civiles Alemania Austria-Hungría Bélgica Gran Bretaña Bulgaria Francia Grecia Rumania Rusia Serbia Turquía Versailles - El tratado, de 1919, desencadenaría otra guerra 20 años después.
MIRADA I
760.000 300.000 30.000 31.000 275.000 40.000 132.000 275.000 10.000.000 650.000 1.000.000
FUENTE: Nial Ferguson, The pity of war. Penguin, 1999.
1914-1918: sangre a cambio de poder » Jorge Kreyness | Dirigente del Partido Comunista de la Argentina
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or sobre los acontecimientos desencadenantes, los protagonistas políticos y militares, las fechas y la geografía del conflicto que se iniciara hace cien años, la denominada Primera Guerra Mundial fue, por donde se la mire, una guerra imperialista de conquista, bandidaje y rapiña, de disputa cruel y despiadada por el reparto del mundo entre las potencias de la época, especialmente Inglaterra y Alemania. El capitalismo se había constituido en un gran sistema universal de sojuzgamiento colonial y de estrangulación financiera de la inmensa mayoría de la población mundial por parte de un puñado de elementos dominantes en un estrecho círculo de países "adelantados". Las armas terrestres y marítimas y lo que es más grave, la sangre de millones de gentes del pueblo, eran
utilizadas por esas minorías dueñas del poder como carne de cañón para decidir que grupo de bandoleros capitalistas se haría con la mayor parte del botín, tanto en Europa como en el resto del mundo, que en gran medida se encontraba aun colonizado. Los inauditos horrores, calamidades y crueldades de la guerra tornaban insoportable e irrespirable la situación de las masas, empobrecidas, hambreadas, tanto en la vanguardia como en la retaguardia de los combates, que contrastaba con el gallardo lucimiento de los generales y la soberbia patriotera de los elegantes y bien alimentados políticos y diplomáticos de las élites dominantes. Ese contexto puso a la orden del día, como una necesidad objetiva, la revolución social. Los más lúcidos representantes de los sectores oprimidos
analizaron con acierto que no se trataba de apoyar, en el fervor nacionalista oligárquico, a la gran burguesía de cada país, sino de que los trabajadores y pueblos de todas las naciones levantaran la lucha contra la guerra imperialista, por la paz, por el pan, por la vida, contra el dominio del capital. Se crearon las condiciones para la organización obrera y popular y, en diversas regiones de una Europa desangrada, estallaron rebeliones y revoluciones, de entre las cuales fue la de Rusia la que pudo triunfar, dada la fuerza y organización de su movimiento y el agotamiento de la dominación zarista. El fin de la guerra, dejó su saldo novedoso en la Rusia de aquel tiempo: el gobierno de obreros, campesinos y soldados que logró firmar una paz provisoria para lograr un tiempo de reconstrucción sobre nuevas bases, ya
de carácter socialista. Pero recompuso además una nueva conformación mundial. Se desarticularon imperios como el alemán, el otomano, el austro húngaro y desde ya el ruso, y el poder mundial se concentró en menos manos, que pasaron a dominar la Sociedad de las Naciones. Washington, Londres y París relucían. Pero en verdad, sólo había comenzado la preparación de una nueva guerra de rapiña, por un nuevo reparto del planeta, que tuvo al hitlerismo como el actor más cruel, pero cuyo acto final fue el lanzamiento de las bombas nucleares sobre las poblaciones civiles inocentes de Hiroshima y Nagasaki en 1945.Fue la demostración palmaria de hasta donde llega el "humanismo" del gran capital de los EE UU. Las actuales invasiones, guerras y golpes por el petróleo terminan por confirmarlo.
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El final de guerra tuvo algunas consecuencias que modificaron el mapa mundial. Cuatro grandes imperios dejaron de existir: el alemán, el ruso, el austro-húngaro y el otomano. Fueron creados los Estados de Yugoslavia, Checoslovaquia, Polonia, Austria, Hungría, Letonia, Estonia, Lituania y Finlandia. Europa quedó devastada. Además del horror de los millones de muertos, los daños materiales superaban los 29.900 millones de dólares de la época. Las peores pérdidas se registraron en el norte de Francia, Bélgica y Rusia occidental. Moscú tuvo grandes pérdidas territoriales y se embarcó en una pesada guerra civil –fomentada no sólo por el fin de la Guerra Mundial sino también por la toma del poder de los bolcheviques–, de la que saldría victoriosa y así comenzaría a reorganizarse para convertirse en un nuevo polo económico, político e ideológico de poder. La Unión de Republicas Socialistas Soviéticas (URSS) fue el primer Estado socialista de la historia. Cinco años después del asesinato del archiduque Francisco Fernando, el 28 de junio de 1919, los vencedores de la guerra firmaron el Tratado de Versalles, con el que responsabilizaron a Alemania por haber provocado la guerra. El gobierno alemán no fue consultado en las negociaciones realizadas en París. Sólo tuvo 15 días para presentar sus objeciones. Un miembro de la delegación británica presente en las conversaciones dijo que los representantes alemanes tenían un "aspecto desolado y mortalmente pálido". La imagen es un fiel reflejo de las consecuencias que Versalles tuvo para Alemania. El país perdió 60 mil kilómetros cuadrados de territorio, con cerca de siete millones de habitantes. Renania fue desmilitarizada, el Ejército quedó reducido a 100 mil hombres y el gobierno tuvo que prescindir de su flota de Alta Mar. Las exorbitantes indemnizaciones económicas terminaron de ser canceladas por Alemania recién en 1983. Los historiadores aún hoy discuten la importancia del resentimiento generado en el pueblo alemán por el Tratado de Versalles cuando deben explicar la posterior llegada al poder de Adolf Hitler. Estados Unidos, por su parte, aprovechó el fin de la guerra para posicionarse como la mayor potencia mundial, desplazando al Reino Unido como principal acreedor mundial. A partir de ese momento, la Casa Blanca desplegó toda su supremacía financiera, tecnológica y productiva, como así también en el ámbito de los métodos de organización industrial, con la implementación del fordismo. Los economistas Mario Rapoport y Noemí Brenta explican que EE UU pasó de exportar materias primas a que el 60% de la producción fuera manufacturada. También creció el peso en la producción de hierro, acero, carbón y petróleo. El dólar se convirtió en la moneda universal –desplazando a la libra– y el país ganó posiciones en América del Sur, Asia y África, antes bajo control casi exclusivo de las potencias europeas.
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la industria y la tecnología al servicio de la muerte y la destrucción » Patricio Geli | (*)
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esde el 1º de agosto de 1914 hasta el 11 de noviembre de 1918 la humanidad se ve afectada por un nuevo tipo de guerra que modificaría profundamente el curso de su historia y cuyos efectos llegan a nuestro presente. En los años anteriores a la conflagración ya se habían delineado los bloques en pugna, a los que se irán sumando otros países a lo largo de la contienda. Por un lado, el bando de los Aliados, compuesto por Francia, Rusia y Gran Bretaña, a los que se agregarán Bélgica (1914), Japón (1914), Serbia (1914), Italia (1915), Rumania (1916), Portugal (1916), Grecia (1917) y, finalmente, Estados Unidos, (1917) cuya entrada arrastra a países latinoamericanos como Brasil y Cuba. Por otro lado, los Imperios Centrales, es decir, la alianza entre el Imperio Austrohúngaro y Alemania, junto a la que se alinearán el Imperio Otomano (1914) y Bulgaria (1915). Una parte importante de la inmensa población de las colonias es coactivamente movilizada para luchar en los territorios de ultramar o
MIRADA III
en la propia Europa. Los países neutrales como la Argentina tampoco pueden escapar de las fuertes consecuencias, principalmente económicas y sociales, de un conflicto bélico que se disputa con diversa intensidad en los cinco continentes (dos de los más grandes combates navales tienen lugar cerca de las costas de Chile y de las Malvinas). En el frente occidental europeo, tras meses de veloces despliegues de tropas, la contienda se caracterizará por la lucha casi estática de posiciones que genera un altísimo costo en vidas y resulta estigmatizada en la imagen indeleble de la trinchera. En el frente oriental, tiene lugar una guerra más dinámica signada por marcados avances y retrocesos de ambos bandos, que afectan fuertemente a la población civil. La Primera Guerra Mundial se caracteriza por la puesta de la moderna industria y la nueva tecnología al servicio de la muerte y la destrucción, al tiempo que la propagación del espíritu patriótico pone en evidencia el éxito del proceso de nacionalización de las
masas llevado a cabo por los estados. La dinámica de guerra total con su demanda incesante de vidas y recursos transforma profundamente las sociedades, alterando sensiblemente la estructura poblacional, rediseñando las funciones estatales, promoviendo el trabajo femenino y deteriorando el consumo. Los habitantes de los territorios coloniales no serán menos afectados como demuestran la instauración de trabajos forzados, los traslados compulsivos y una alta mortandad difícil de cuantificar. A la enorme cifra de muertos en la guerra hay que agregar las decenas de millones de personas que fallecen por la gripe española, pandemia que el conflicto ayuda a multiplicar por todo el planeta. Sin olvidar el aumento exponencial de huérfanos, viudas y mutilados. La Gran Guerra será partera de dos fenómenos cruciales del siglo XX: el comunismo y el nazismo. En ese sentido, la experiencia colectiva de la guerra habrá de incorporar la violencia a la práctica política cotidiana de los años 20 y 30. Los tratados de paz cambian del mapa mundial al pro-
vocar el derrumbe de cuatro imperios que deriva en el diseño de nuevos países por parte de los vencedores (Checoslovaquia y Yugoslavia) que no terminan de conformar los anhelos de los movimientos nacionalistas. La implosión de la Unión Soviética pone al descubierto la persistencia de muchas de esas identidades nacionales que el llamado socialismo real no pudo reducir, como en la Ucrania de nuestros días. La paz impuesta a los vencidos y la compleja crisis de los años 30 crearán condiciones para el estallido de un nuevo conflicto bélico mundial de dimensiones aún mayores. En ese sentido, son advertibles las huellas de la muerte masiva inscriptas en un camino sinuoso que va de los campos de batalla del Somme y el genocidio armenio hasta Auschwitz e Hiroshima. (*) Historiador y profesor de Problemas del Mundo Contemporáneo de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF) y de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA).
fue tan fácil entrar como imposible volver atrás » Mariano Eloy Rodríguez Otero | director de la carrera de historia- uba
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ntraron en una inédita carnicería humana que creían poder manejar con los cálculos de un matemático, pero inmediatamente se precipitaron en un frenesí de timberos desbocados demandando más y más millones, en este caso de hombres para el frente. La explicación de tal locura que comprometería a toda la sociedad, sin neutrales posibles, y que afectaría el planeta entero es que hace 100 años se desataba la primera guerra total de la historia, fácil de enunciar, difícil de sintetizar sin injusticia. Sus efectos son tan durables que ella, "La Gran Guerra", la "Guerra del catorce", dio a luz el mundo que hoy conocemos. Aunque su "secuela", la Segunda conflagración ostente mayores records de matanza en Hollywood.
Como sostiene el historiador Juan Pablo Aizpúrua, la guerra produjo también un quiebre ideológico-cultural en la sociedad europea. El escritor francés Paul Valéry decía por aquellos años que el conflicto había mostrado "el movimiento de decadencia de Europa". El filósofo británico Bertrand Russell reforzaba: "La guerra cambió todo para mí". Para el historiador Volker Berghahn, fue el comienzo de una época "que cubrió a Europa y a todo el mundo al final con otra orgía de violencia", en referencia a la Segunda Guerra Mundial. Otra de las consecuencias de la
La "Guerra Europea" no se circunscribió a ese escenario pero devoró al calor de una predica nacionalista furiosa a no menos de 15 millones de soldados, muertos por el raro privilegio de estrenar en sus cuerpos armas flamantes: gases, ametralladoras, aviones, tanques, y hasta submarinos; como así también viejas bayonetas y palas en cumplimiento de una obediencia de autómatas que sorprende, pero también nos advierte de las manipulaciones que hoy amenazan. De sus trincheras embarradas y apestosas surgió el "loco de la guerra", victima de estrés postraumático, pero también votante revanchista de sus camaradas también ex combatientes Benito Mussolini y Adolf Hitler. He ahí al vapuleado veterano y su familia hambreada para sostener un es-
Primera Guerra fue la creación de la Sociedad de Naciones, una especie de germen de lo que más tarde sería la ONU. Su objetivo era prevenir cualquier chispazo que pudiese ocasionar, otra vez, una guerra tan arrasadora. Pero la llegada al poder del nazismo y el fascismo hicieron que esa intención fuese tan sólo un sueño. El 1 de septiembre de 1939 comenzaría la Segunda Guerra Mundial, que dejó más del doble de víctimas fatales que su antecesora y que volvería a demostrar la fragilidad del sistema de relaciones internacionales a la hora de procurar la paz.
fuerzo belicista que se escapaba hacia adelante cada uno de los cuatro años de duración incierta. Desconocían los altos mandos cómo salir de algo a lo que se entró con euforia pero distrayéndose del conflicto social en ciernes. Y fueron primero franceses y alemanes enfrentados antes que patrones y obreros, burgueses y proletarios en la guerra social. No en vano la Revolución Rusa es una de sus consecuencias más transformadoras y en espejo la intervención norteamericana esbozaba a la otra futura superpotencia. La paradoja que expresara el puritano presidente estadounidense Woodrow Wilson de pelear "una guerra para acabar con todas las guerras", concluye en un Armisticio con sabor a empate y una definición por puntos en las mesas del
Tratado de Versalles incubando los resentimientos y privaciones del período de entreguerras. Una "paz púnica" al decir del miembro de la delegación británica John Maynard Keynes. Y razón no le faltaría. Fue el fin de Europa como cabeza, dueña y directora de la civilización. Apelar a sus colonizados para pelear en las metrópolis daba argumentos lógicos a la descolonización pero preparaba la inestabilidad de la puja comunismo-anticomunismo y lo que sería más peligroso, fascismo-antifascismo. Los huevos de la serpiente estaban incubándose y aún siguen cundiendo igualmente disimulados. Por suerte, Charles Chaplin nos advierte de su peligro perdurable como recluta en la Primera Guerra y como Gran Dictador en la Segunda.
Trincheras - Fue una guerra de posiciones y se arrojaron gases venenosos.