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Inteligencia e Inteligencia Artificial Pág
Inteligencia – Inteligencia Artificial
¿Qué son “inteligencia” e “inteligencia artificial”?
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Algunas diferencias
El hombre: más emocional que racional
Diferencia entre inteligencia artificial e inteligencia humana
Por. Marta Guerri
En el presente artículo pretende plantear algunas diferencias entre la inteligencia
artificial y la inteligencia humana; comenzando por un breve recorrido por cada una de ellas desde su historia hasta la actualidad y concluyendo así que aunque el hombre
se esfuerce por conseguir una maquina perfecta no podrá remplazar a la mente
humana, ya que no tiene la capacidad de interpretar los indicadores biológicos como
emociones, estados de ánimo y muy seguramente adaptarse a sus necesidades.
La Inteligencia Artificial
Conocida también como IA, es parte de la informática, se ocupa del diseño y
creación de máquinas capaces de tener comportamientos inteligentes, hasta llegar a
limitar el funcionamiento de la mente humana. Se la puede definir como una ciencia de lo artificial y como un conjunto de tecnologías computacionales que se interesan
en cómo se manifiesta la adaptación al ambiente, la representación y el razonamiento,
en diversas especies vivientes (el humano, los invertebrados, etc.) y lo aplican o lo imitan (hacen una mímica) de su adaptación, su representación y su razonamiento en
máquinas artificiales.
La IA fue introducida a la comunidad científica a mediados de los cincuenta por el
inglés Alan Turing, fue continuada por John Von Neumann; su idea central era que los computadores deberían diseñarse tomando como modelo el cerebro humano. Jhon
Von Neumann fue el primero en «antropomorfizar» el lenguaje y la concepción de la
computación al hablar de la «memoria», los «sensores», etc., de las computadoras.
Construyó una serie de máquinas utilizando lo que a principios de los cincuentas se
conocía sobre el cerebro humano, y diseñó los primeros programas almacenados en la
memoria de una computadora.
En la época del renacimiento aparecieron los primeros autómatas, con la única
función de entretener a la nobleza. Así Jacques vaucanso construyo su famoso “pato
mecánico”, este imitaba conductas de comer y defecar. Pero también surgieron los
primeros fraudes como la máquina que jugaba ajedrez y que, en realidad, estaba
manipulada por una persona oculta en su interior.
En la actualidad existen sistemas expertos para resolver problemas de todo tipo con aplicaciones en los bancos, las bolsas de valores, las compañías de seguros, en la
medicina, en la ingeniería, en los ejércitos y en las propias gestiones informáticas etc.
Es tanto el interés en esta disciplina que ya están trabajando en un proyecto liderado
por la Ecole Polytechnique federál de Lausa (suiza), y la firma IBM, utilizando una máquina llamada Blue Brain, dotada de 8.000 procesadores que trabajan en paralelo
para simular las formas en que las neuronas intercambian información en tiempo
real.
Pero nos preguntamos qué tan benéfico son esto adelantos, con qué objetivos
quieren llegar a que una máquina sea tan similar al funcionamiento de la mente
humana, donde quedaría la integridad del hombre, lo moral, los valores etc.,
La Inteligencia Humana
Podemos decir entonces que la inteligencia es la aptitud para tratar con símbolos y relaciones abstractas, para aprender y para enfrentarse con requerimientos nuevos, haciendo uso adecuado del pensamiento como medio o bien para la adaptación de situaciones nuevas.
Pero surgen preguntas acerca de que si la inteligencia es hereditaria, adquirida, influida por el medio ambiente o una combinación de dichos factores. Autores tan
fundamentales como Luria o Piaget, interpretan la inteligencia como una variable cuantitativa que puede medirse con un número (se es más o menos inteligente como se es más o menos alto). Para estos autores la inteligencia resulta del desarrollo progresivo de una serie de estructuras a través de fases diferentes.
Para otros autores la inteligencia aumenta a partir del nacimiento a través de las experiencias, alcanzando su máximo desarrollo en la adolescencia, posterior mente, en la madurez, se observa un declinar bastante lento y regular aunque no todas las aptitudes intelectuales sufren el mismo deterioro.
Hay otros autores que dan gran importancia a la herencia como Eysenck, este es un gran defensor de la teoría de que la inteligencia es una cualidad hereditaria, fundamentalmente inmodificable por la educación o el ambiente, esto se mostró insuficiente para el estudio de los fenómenos psíquicos, por cual surgió gran polémica entre los genetistas.
Podemos decir que si creemos en la preponderancia de la herencia, poco podemos hacer. Si se nace listo, este hecho es tan inmodificable como es el color del pelo o el grupo sanguíneo. Es el ambiente el que modula, el que da forma a la capacidad intelectual. Hay que afirmar rotundamente que la herencia es necesaria, pero no suficiente para “fabricar” un hombre. La mentalidad del individuo depende de estructuras, funciones, normas, valores y modelos sociales. El hombre es, en suma, producto de dos tipos de herencia: biológica y cultural.
Por lo tanto la inteligencia humana no tiene límites es casi infinito nuestro potencial, diferentes textos y expositores plantean el poder que tiene la visión, los sueños, las ganas de hacer las cosas, la actitud mental positiva.
Podríamos decir que el ser humano está dotado de habilidades para expresar ideas con claridad, perspectivas, pensamientos, expresar sentimientos, para formar modelos mentales y podemos maniobrar, teniendo una gran capacidad de razonamiento abstracto y matemático, habilidad con el cuerpo, entender, motivar y ayudar a los otros, capacidad de darse cuenta y poder diferenciar entre los individuos sus estados de ánimo, intensiones, motivaciones, temperamento, emociones, experiencias, poder
formar una visión verídica de uno mismo y ser capaz de utilizarla para enfrentar la vida; estas y muchas más son características del ser humano; aspectos claramente identificados de la diferencia del cerebro biológico y la inteligencia artificial.
Aunque el hombre ha hecho todo lo posible por crear un ordenador o robot capaz de realizar tareas similares a las del ser humano, éste no ha llegado a tal punto de que haya un aprendizaje, un razonamiento, una percepción, un lenguaje, que exprese emociones (reír, llorar, enojarse etc.), las cuales se consideran esenciales para la inteligencia.
Hasta ahora se ha logrado construir maquinas especializadas en tareas específicas, las cuales en algunas oportunidades las realizan mejor que el hombre, entre ellas está el sistema de Mycin aplicado al campo de la medicina, que ha obtenido un porcentaje de aciertos en el diagnóstico de enfermedades infecciosas superior al de un médico; los programas de ajedrez que han vencido a campeones como Gary Kasparov; el ordenador que simula la personalidad de una persona paranoide; los ordenadores músicos que crean composiciones musicales; e incluso un pianista que ha tocado en las mejores orquestas en Japón. Esto nos demuestra que hay una gran similitud entre los ordenadores y la mente humana, pero la diferencia es clara, la mente del ser humano va más allá, los ordenadores como su palabra lo indica reciben órdenes o bien realizan esas tareas porque están programados.
Otra diferencia de los operadores y la inteligencia humana son las redes neuronales que interconectan la información almacenada, los mecanismos de asociación que dispara la activación de circuitos neuronales con funciones específicas ante estímulos externos e internos.
Inteligencia artificial vs inteligencia humana: ¿por qué nuestro cerebro no es un ordenador?
Por. Adrián Triglia
Son muchas las diferencias que nos separan de los cerebros electrónicos, y no se trata
de cuestiones superficiales, sino de estructura. Este es un listado con las principales diferencias entre los sistemas de inteligencia artificial propias de ordenadores y el funcionamiento de nuestro cerebro.
1. Su arquitectura es distinta Una máquina dotada de inteligencia artificial tiene una serie de puertos de entrada y
salida de datos que podemos identificar fácilmente. Esto no se da en nuestro cerebro:
cada subestructura de su globalidad puede ser a la vez receptora de datos y emisora de información. Tampoco se sabe en qué dirección viaja la información, ya que las
ramificaciones interminables y los bucles son una constante en el mundo de las
neuronas.
2. Su funcionamiento es distinto En cualquier estructura de inteligencia artificial se puede diferenciar el canal por el que viajan los datos (hardware) y la información propiamente dicha. En un cerebro, en cambio, la distinción entre información y el medio material por el que viaja no
existe. Los datos que se transmiten son en sí mismos cambios materiales que
determinan la fuerza de atracción que existen entre las neuronas. Si la neurona A
está más conectada con la neurona B que con la C, la información es una, mientras
que si A pasa a estar más conectada con C, la información es otra.
3. Los datos con los que trabaja el cerebro no se pueden almacenar Una consecuencia de que no distingamos entre canal e información es que tampoco
existen grandes depósitos de datos en nuestra cabeza. Es por eso que nunca
recordamos algo de la misma forma, siempre hay pequeñas variaciones. De hecho, se
ha comprobado que incluso en las personas con una memoria autobiográfica muy desarrollada pueden tener falsos recuerdos.
4. La importancia del contexto Nuestros cerebros orgánicos se adaptan como un guante a cada situación, a pesar de
que cada una de las situaciones que vivimos sean únicas. Es más: ante contextos
impredecibles, diferentes personas son capaces de reaccionar de la misma manera. Esto es algo que no encontramos en los sistemas de inteligencia artificial, en los que diferentes estímulos llevan al mismo resultado sólo si esos estímulos están
previamente determinados: si A, entonces C; si B, entonces C. Los seres humanos, con todos nuestros defectos, estamos hechos para vivir en un contexto caótico.
Nuestro cerebro es capaz de interpretar todos los estímulos, aunque se presenten de
manera inesperada y sean totalmente nuevos.
5. La Inteligencia Artificial necesita regularidad Los sistemas de inteligencia artificial necesitan estar montados de una manera muy concreta para poder ejecutar órdenes y hacer que la información pase de un lugar a
otro de la manera correcta. Los cerebros, en cambio, son únicos en cada uno de
nosotros.
Al lado del entramado de aproximadamente 100.000.000.000 de neuronas que sostienen nuestro pensamiento, las huellas digitales que sirven para identificarnos en algunos contextos parecen ser todas iguales. Además, nuestro cerebro está cambiando
constantemente, incluso mientras dormimos. La gran virtud de nuestro cerebro es que puede funcionar bien en todo momento a pesar de estar sujeto a constantes alteraciones imprevisibles: de ahí que haya sido definido como el sistema más
complejo que existe.
6. Su origen es distinto Cualquier sistema de inteligencia artificial ha sido construido por uno o más agentes
intencionales: científicos, programadores, etc. Nuestros cerebros, sin embargo, han
sido tallados por la evolución. Eso significa que, mientras que la inteligencia artificial
se erige sobre maneras determinadas de codificar la información siguiendo unos
patrones y unas operaciones lógicas, nuestro cerebro tiene que apañárselas con un
conjunto de células nerviosas que hacen cosas propias de las células nerviosas (valga
la redundancia). Si una máquina funciona a partir de instrucciones, el
funcionamiento de nuestro cerebro se fundamente en el juego de interacciones que se dan entre neuronas.
7. Somos seres más emocionales que racionales
Puede que esta sea una afirmación precipitada (a fin de cuentas, ¿cómo se mide lo racional y lo irracional?) pero, sin embargo, sí se puede decir que el pensamiento
lógico y sistemático está reducido sólo a ciertas situaciones y momentos de nuestro día a día. Mientras que las máquinas dotadas de inteligencia artificial sólo pueden
trabajar a partir de argumentos y premisas, en nuestro caso lo normal es saltarse a la torera este paso.
Poniendo en práctica lo aprendido
Put into practice what you have learned
1. Consulta qué es el transhumanismo 2. Consulta sobre algunos éxitos científicos alcanzados en la lucha contra el
envejecimiento 3. Consulta sobre la obra El retrato de Dorian Gray 4. Escribe un breve texto sobre la posibilidad de que exista una humanidad en la cual ni se envejece, ni se muere
Filosofía de la Tecnología – Sentido
Sentido. De sentir. Un verbo que proviene del latín sentīre y que significa experimentar, percibir, lamentar, juzgar...
“Converso con el hombre que siempre va conmigo”. Pero, ¿y si ese hombre es mi enemigo? ¿Si desea mal o juzga equivocadamente?
¿Para qué estudiar “la Filosofía de la Tecnología”?
Quien habla solo espera hablar a Dios un día
Cuando hay dos puntos, digamos A y B, llamamos dirección a la trayectoria en virtud
de la cual estos puntos quedan unidos. En la dirección hay dos sentidos: uno va del
punto A hasta el punto B, y el otro sentido une al punto B con el punto A. Por ejemplo, cuando están establecidos el Norte y el Sur o la izquierda y la derecha.
En el párrafo anterior destaqué la expresión “cuando están establecidos”. Si una
persona rota ciento ochenta grados (180°), la realidad que estaba a su izquierda ahora se encuentra a su derecha. Eso significa que la posición del hombre del ejemplo nos
sirve para establecer el sentido, en el ejemplo.
El pensamiento contemporáneo privilegia tanto al relativismo como al historicismo. El
hombre de nuestro ejemplo anterior puede caminar un metro o un kilómetro y todo
cambia con el cambio de posición; puede rotar diez grados o noventa o lo que sea, y
todo cambia con el cambio de posición (relativismo). La realidad cambia con el tiempo y de este modo, aunque el hombre permanezca en la misma posición, pasado un tiempo la realidad es diferente (de algún modo, historicismo).
Tal vez vivimos en una época en la cualla tecnología en sí misma es la dirección y el
progreso tecnológico sea el único sentido