"Sin Identidad, Sin Salud" - Reportaje sobre el sistema de salud y las mujeres trans - Perú

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SIN IDENTIDAD, SIN SALUD La violencia hacia las mujeres trans en el sistema de salud

Fotografía y reportaje: Richard Velásquez

NOVIEMBRE 2018


SIN IDENTIDAD, SIN SALUD Richard Velásquez

Angellina es ligera como una pluma, desliza sobre el suelo sus extremidades largas y gira sobre su propio eje en un compás rítmico. Angellina baila desde pequeña, desde que tiene uso de razón, y es que el ballet es la forma en la que ella puede expresarse, en la que puede ser tan solo ella. Angellina cree fielmente en que la danza es sinónimo de libertad: “Cuando yo bailo no me siento hombre ni mujer, me siento Angellina, me siento libre, no tengo que mostrar la mujer que soy, soy yo en esencia”. Angellina inició su terapia de hormonización hace 9 meses

y desde aquel entonces los cambios han sido positivos para ella; sin embargo, añade que el proceso de transición para una mujer transexual es difícil, no solo porque incluye cuidados médicos delicados, sino porque es costoso y demanda gran conocimiento sobre el tema. Por ello, Angellina, al igual que otras mujeres trans, aún esperan ser reconocidas por las instituciones del gobierno, en especial por el sistema de salud. Según la Universidad Peruana Cayetano Heredia, las mujeres transexuales en Lima son un aproximado de 22,500 y son parte de una de las pobla-

ciones más vulnerables frente a enfermedades de transmisión sexual y discriminación por parte de la sociedad. El Estado, a través del poder legislativo y ejecutivo, no ha aprobado una Ley de Identidad de Género en el país, por lo que las mujeres transexuales no cuentan con un DNI que las represente generando violencia institucional, y sobre todo, cierto abandono frente al maltrato que ellas perciben por parte de las diferentes instituciones públicas y privadas. En la encuesta virtual de la población LGBTI del INEI del 2017, se denota que un 18,6% declara haber padecido vio-


ANGELLINA “A veces cuando una va al seguro te miran mal o no te quieren atender, y una se queda esperando horas y horas, y todo para que te atiendan al final”” lencia en instituciones públicas y un 15,8% en servicios de salud. Asimismo un 15,4% declara que la identidad del agresor son miembros del personal médico y un 42,7% de las mujeres trans perciben a la violencia institucional como la más frecuente. “A veces cuando una va al seguro te miran mal o no te quieren atender, y una se queda esperando horas y horas, y todo para que te atiendan al final” resalta Angellina. Los especialistas argentinos en Derechos Humanos Marcela Perelman y Manuel Tufró argumentan que la violencia institucional no puede ser solo directa (como agresiones o asesinatos por parte del Estado), sino que también puede ser indirecta; es decir, que recae en la responsabilidad estatal. El Sistema Interamericano de Derechos Humanos considera que la negligencia en la implementación de medidas efectivas de prevención es un caso de violación a los derechos fundamentales y que la omisión estatal puede aperturar condiciones de violencia.

Perelman y Tufró agregan que una de las formas de violencia institucional es la participación estatal por denegación a un servicio, y que en el caso del sistema de salud, las carencias de conocimiento o impedimentos de las autoridades y del personal médico son formas de violencia, pues niegan el acceso a una atención adecuada. Todo lo anterior se ve reflejado en el caso de las mujeres transexuales, quienes sufren constante rechazo por parte de los médicos y enfermeras que evitan atenderlas o incluso brindarle información sobre su proceso de transición hormonal. El Ministerio de Salud actualmente tiene una Norma Técnica de Salud acerca del proceso de hormonización, en el cual establece pautas acerca de los efectos secundarios del consumo de hormonas, y de la misma manera, propone que las mujeres trans femeninas deben ser evaluadas y asesoradas sobre el tratamiento. Sin embargo, algunas indicaciones como la gratuidad del

servicio no se cumplen: “Las mujeres trans vamos al seguro para que nos den las hormonas, pero todo sale de nuestro bolsillo, nunca ha habido una iniciativa del Estado para ayudarnos” recalca Angellina. A pesar de que la Norma Técnica de Salud del 2016 representa un avance para la comunidad trans en el Perú, no existe una Guía de Atención Integral de Mujeres Trans ni una Guía Clínica de Hormonización como en Argentina o Uruguay respectivamente. La primera establece los pilares de un trato igualitario y digno para las mujeres transexuales basado en un marco de Identidad de Género y Derechos humanos, para ello propone que el personal médico debe ser capacitado en temas de despatologización de la transexualidad; es decir, separar la idea de que es un trastorno mental como se le consideró en el pasado. En el caso de la segunda guía, se propone implementar un protocolo completo acerca del proceso de hormonización, donde se establezcan los


efectos secundarios del trata- seguro de salud y que alredemiento, así como un adecua- dor del 30% convive con VIH. do análisis de las pacientes. En el caso del seguro de salud, En los asientos desgastados la resolución ministerial del del hospital, Daniela se en- 2016 está enfocada en protecuentra impaciente y temero- ger a las mujeres transexuales sa, pues ya son 2 horas que con la gratuidad del servicio. se mantiene en espera por su Según esta nueva normativa, cita programada. Las voces las mujeres trans femeninas se pronuncian por el pasillo obtendrán facilidades para y la enfermera ha empezado acceder al SIS en caso de que a leer los datos de los pacien- no cuenten con un seguro prites. El miedo se incrementa y vado, de igual manera, se reDaniela trata de olvidar por comienda a las instituciones unos segundos que su nom- que acepten los nombres y bre en su DNI no coincide el género con los cuales ellas con su identidad, que ella si se identifiquen. Sin embargo, es Daniela. Lo escucha, ob- esta situación no se cumple serva las miradas incisivas en la mayoría de institucioy se siente humillada. Una nes. “Una vez la enfermera vez más fue masculinizada. vio que mi nombre en mi DNI era otro y lo gritaba a propó“Pero acá aparece nombre de sito para que todos me mirahombre” recuerda Daniela de ran y yo sentía que la gente 25 años, quien se encuentra se burlaba” añade Daniela. afiliada al Sistema Integral de Salud (SIS) y que padece mal- Angellina suele maquillartratos por parte del personal se con altos contrastes y comédico, y que precisamente lores fuertes, busca ocultar esto la desmotiva de acudir aquellas pequeñas señales a los servicios de salud. En el que reflejen ciertos rasgos estudio de la Universidad Pe- masculinos, pues para ella ruana Cayetano Heredia, se no existe nada más reconestima que el 89% de muje- fortante que ser reconocida res trans no cuentan con un como una mujer, una mujer trans. Su angustia crece al ingresar a la universidad, pues la fotografía que aparece en su DNI corresponde a su pasado y no a la empoderada mujer que ella considera ser. Angellina relata que ha pasado distintos momentos en su vida donde ha recibido acoso sexual y discriminación, y que al no contar con un documento de identidad, ha decidido dejar de trabajar y de estudiar por el hostigamiento constante de sus compañeros. La situación de desempleo


de las mujeres trans genera que muchas se dediquen a la prostitución (La Universidad Peruana Cayetano Heredia estima que alrededor de un 70% de las mujeres trans radican en trabajos sexuales), y por ello, las mujeres trans son vulnerables a contraer infecciones de transmisión sexual como el VIH. Ante esta situación, la resolución ministerial del 2016 propone una Norma Técnica Integral de Salud a la población trans femenina que tiene como objetivo brindar atención especializada sobre el VIH. “Yo siempre me hago mis chequeos y todo, pero una nunca sabe que te puede pasar, si te toca, te toca” declara Ágatha, una mujer trans que ejerce la prostitución a causa de la falta de empleo. La fundadora del albergue “Casa Trans Zuleymi” Miluska Luzquiños, en el portal web Presentes, alerta que las mujeres transexuales se encuentran desprotegidas por el Estado y que incluso algunas menores trans se dedican a estas actividades sexuales al ser expulsadas de sus casas por discriminación. Ágatha es su seudónimo, un nombre que oculta su identidad. Para Ágatha es mejor mantenerlo en reserva, pues teme ser reconocida. Ella es trabajadora sexual y considera que el respeto se gana día tras día y que la tolerancia parte de uno mismo; no obstante, ella no logra entender el prejuicio: “Ser una mujer trans en el Perú es fregado, ser trans y chola, peor; pero ser trans con VIH es el infierno”. Una noche, Ágatha recuerda que su compañera trans se había

accidentado, y que al acudir al Hospital Hipólito Unanue, le negaron la atención a pesar de que se encontraba en una situación de riesgo, y que cuando la atendieron, la tocaban con adversidad. La Dirección General de Epidemiología del Ministerio de Salud ratifica que la población trans femenina es la más afectada y vulnerable al VIH. Ante esta situación distintos colectivos promovieron un protocolo de atención especializada en mujeres trans y se logró su aprobación en el 2015. Sin embargo, la implementación de esta norma técnica de salud aún está pendiente y muchas mujeres trans padecen dificultades para acceder a un tratamiento antirretroviral o a una atención psicológica adecuada e inclusiva. A.A. lo recuerda, el doctor se aleja de ella, prefiere mantener cierta distancia, largos silencios. Ella lo observa y percibe que desde que leyeron


su nombre legal, ella ya no existe, ella es invisibilizada. Desconcertada, recibe órdenes de realizarse un examen de despistaje de VIH sin preguntarle la razón de su consulta. Incrédula. Recuerda que su psicóloga la culpó de enfermarse por vestir aquellas prendas, por su forma de ser, por ser tan solo así, una mujer trans con VIH. Anónima, sin nombre, ella denuncia, una vez más, que fue violentada. La discriminación por identidad de género no posee una sanción especificada en el reglamento de la Superintendencia Nacional de Salud (SUSALUD) y a pesar de que la normativa exige una cultura de respeto al personal médico, los casos de maltrato y denegación de servicio se siguen presentando contra las mujeres trans. El especialista Alfonso Silva-Santisteban, en el panel: Situación de Salud de las Personas Sexualmente Diversas en el Perú, señala que un sector de las mujeres trans se encuentran registradas en el tratamiento con VIH, sin embargo, no reciben su medicación debido a un problema estructural por su identidad de género. El entorno de maltrato y de crímenes de odio contra la población LGBTI agrava su situación de salud, ya que muchas mujeres trans son agredidas físicamente e inclusive asesinadas. Silva-Santisteban añade que el personal de salud puede generar un cambio frente a esta situación desde su entorno, para ello, es necesario una ampliación en conocimiento de la diversidad y la sexualidad. “A nosotras nos cortan todo, no tenemos derechos y encima nos discriminan, por eso yo recuerdo con pena la frase de una amiga: ni festejen todavía, porque todas las mujeres trans estamos mal, todas” reclama Angellina. La coreografía ha terminado y sobre el rostro de Angellina se enmarca una luz que proviene desde arriba, un retrato fotográfico de su baile, de


sus cortos pasos. Angellina lo reconoce, el camino es largo para las mujeres transexuales, con 10 menos posibilidades de conseguir un empleo y más probabilidades de fallecer antes de los 35 años*, pero la danza es lo que la reanima a sentirse satisfecha, pues la lucha por el reconocimiento de las mujeres trans por el gobierno aún está presente, a grandes saltos y caídas que ella y sus compañeras buscan superar.

* Fuente: Estudio de la Corte Interamericana de Derechos Humanos


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La violencia hacia las mujeres trans en el sistema de salud


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