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CULTURA MASONICA Revista de Francmasonería Nº 13 – Octubre 2012
Al servicio de la Francmasonería Universal
PUBLICA © Editorial MASONICA.ES® www.masonica.es
EDITA
CULTURA MASONICA Nº 13 (OCTUBRE 2012)
EntreAcacias, S. L. Apdo. de Correos 32 33010 Oviedo (Asturias) España Teléfono: (+34) 985 79 28 92
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DIRECTOR Valentín Díaz EDITOR Ignacio Méndez-Trelles Díaz CONSEJO EDITORIAL Amando Hurtado Ilia Galán Iván Herrera Michel Javier Otaola Joan-Francesc Pont Clemente Joaquim Villalta
ISSN: 2171-1968 Depósito Legal: SE-6062-2010 © Reservados todos los derechos
IMPRIME Publidisa Impreso en España Cultura Masónica no se adhiere necesariamente a las opiniones expresadas por sus colaboradores, de las que ellos son los únicos responsables.
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COLABORADORES DE ESTE NÚMERO Javier Otaola José Luis Cobos Joan-Francesc Pont Clemente Vicenç Molina Oliver
SUMARIO Año IV / Nº 13 / Octubre 2012
7
Cuadro de colaboradores
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PRESENTACIÓN VALENTÍN DÍAZ
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INTRODUCCIÓN AL PENSAMIENTO MASÓNICO DE JOSÉ LUIS COBOS JAVIER OTAOLA
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EL SENTIDO DEL MÉTODO INICIÁTICO DE LA FRANCMASONERÍA JOSÉ LUIS COBOS
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EN UN LUGAR GEOMÉTRICO SOLO CONOCIDO POR LOS HIJOS DE LA VIUDA JOSÉ LUIS COBOS
67
SEMBLANZA DE JOSÉ LUIS COBOS
73
HOC UNUM SCIO, NIHIL SCIRE JOAN-FRANCESC PONT CLEMENTE
82
ESQUEMA HERMENÉUTICO DEL SEGUNDO GRADO JAVIER OTAOLA
96
UN DECIR SOBRE UNA PALABRA PERDIDA O LA DESORIENTACIÓN CONSERVADORA DE UNA CIERTA MASONERÍA Vicenç Molina Oliver
105
Catálogo editorial de MASONICA.ES®
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CUADRO DE COLABORADORES DEL PRESENTE NÚMERO (por orden alfabético)
JOSÉ LUIS COBOS Cofundador de la Logia Obreros de Hiram al Oriente de Sevilla (GLSE) y de la Logia Resurrección al Oriente de La Línea. Grado 33 del Rito Escocés Antiguo y Aceptado. Miembro de la Logia de Estudios Theorema.
Vicenç Molina Oliver Profesor de Ética Empresarial de la Universidad de Barcelona. Miembro del equipo de dirección de la Fundación Francisco Ferrer Guardia y de la revista Espai de Llibertat de Barcelona. Ha sido Venerable Maestro de la Logia Minerva-Lleialtat nº 1 (GLSE), al Oriente de Barcelona, en dos períodos distintos de dos años. Grado 33.
JAVIER OTAOLA Abogado y escritor. Síndico (Defensor del Ciudadano) de la ciudad de Vitoria-Gasteiz. Grado 33. Ha sido Gran Maestre de la Gran Logia Simbólica Española (1997-2000) y Presidente de CLIPSAS. Fundador de la Logia Manuel Iradier, a la que continúa afiliado, y de la Logia de Estudios Theorema. Autor de varios libros (La metáfora masónica y Masonería y Hermenéutica, entre otros). Miembro del Consejo Editorial de Cultura Masónica.
JOAN-FRANCESC PONT CLEMENTE Gran Comendador del Supremo Consejo Masónico de España (SCME) desde enero de 2010. Grado 33. Venerable Maestro fundador de la Logia Pedra Tallada nº 70 (GLSE), al Oriente de Palafrugell (Baix Empordà) entre 2009 y 2012. Fue Gran Maestre Adjunto de la GLSE durante 14 años, bajo tres presidencias diferentes (1987-1993, 1993-1995 y 2000-2006). Catedrático de la Universidad de Barcelona y presidente de la Fundación Francisco Ferrer Guardia. Académico de número de la Real Academia de Ciencias Económicas y Financieras. Miembro del Consejo Editorial de Cultura Masónica.
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PRESENTACIÓN uestra revista quiere seguir haciendo honor a su título de Cultura Masónica ofreciendo, en esta ocasión, un acercamiento a las reflexiones de un ilustre masón español. Ilustre no por sus títulos masónicos o profanos, ni por su dimensión pública, ni por sus publicaciones, pero sí por su larga, fructífera y amorosa dedicación a la Masonería, por el intenso y riguroso trabajo que ha dedicado a la formación de los propios masones, y también por su calidad humana.
N
José Luis Cobos ha ido ejerciendo, desde hace años, un magisterio sin pretensiones, como un resultado de su afán de “ir más allá” y de su interés por la evolución y el futuro de la Masonería. Este magisterio se ha ejercido en entornos reducidos. Desde luego, en su Logia sevillana (Obreros de Hiram), que es donde ha ido desarrollando, de forma práctica, planes de formación para Aprendices y Compañeros y donde ha convertido las Tenidas de Instrucción en una verdadera Academia. Su modelo de formación es tan ambicioso y denso, que es lícito pensar que excede lo que se supone que es la formación masónica, sobre todo en comparación con lo que suele ser habitual en la gran mayoría de las logias, donde la instrucción es más tradicional y limitada. Extremadamente minucioso, nunca conforme con su propio trabajo, José Luis Cobos es un intelectual en el sentido más amplio de la palabra. Y como tal, es un hombre con un agudo senti-
PRESENTACIÓN
do crítico, que es alentado, además, por el propio quehacer masónico. Consciente de la encrucijada histórica a la que debe hacer frente la Francmasonería, sus análisis no se reducen al ámbito de la Masonería en España, aunque en su pensamiento no deja de estar presente nuestra realidad más inmediata. No podría ser de otro modo, porque es en este solar sobre el que construimos; un terreno que, ya lo sabemos, nunca ha sido propicio para la Masonería, ya que el pensamiento liberal, en su genuino sentido, ha chocado siempre con las tentaciones sectarias, con un déficit de tolerancia que es el mismo déficit democrático que podemos ver en la vida pública de este país. Pero hay otras dificultades propias que solamente pueden achacarse a la evolución (o a la falta de ella) de la propia Francmasonería. Es en este ámbito de reflexión en el que, fundamentalmente, desarrolla su pensamiento José Luis Cobos, al que le preocupan, como a muchos otros francmasones (sobre todo en el espacio de la Masonería Liberal) las serias dificultades de la Masonería actual para estar en un mundo que se transforma aceleradamente. ¿Qué sentido tiene hoy la iniciación masónica? ¿Qué capacidad tiene la Francmasonería de transmitir sus valores y la vigencia de su método iniciático? ¿Cuál es su influencia en el devenir social, filosófico, científico, político, cultural, en sus sentidos más amplios? Estudioso de un filósofo tan denso como Martín Heidegger, las reflexiones de José Luis Cobos sobre la Masonería como método iniciático le han llevado a ir articulando todo un sistema, que, con la paciencia del orfebre, ha ido puliendo y explicando a grupos reducidos de masones. Esas reflexiones son tributarias, desde luego, del intenso trabajo llevado a cabo en Logia, pero también son deudoras de la obra de Daniel Beresniak, a quien algunos consideramos el ensayista masónico más importante de la segunda mitad del siglo XX
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PRESENTACIÓN
y una referencia indispensable, que ofrece una visión moderna y muy completa de la Francmasonería. En una línea filosófica existencialista, José Luis Cobos trasciende este soporte filosófico y lo incorpora a una reflexión general sobre el método masónico y su carácter iniciático; todo ello para articular un sistema moderno de “pensar masonería”, en el que también brilla la influencia de otros autores, como Jürgen Habermas o Mircea Eliade. El pensamiento que expone José Luis Cobos no tiene vocación doctrinaria alguna. Tiene, eso sí, un acento pedagógico y un espíritu investigador. Si es en su Logia, y ocasionalmente en grupos reducidos de masones, donde ha encauzado la vertiente pedagógica, es en la Logia de Estudios Theorema, de la que es cofundador, donde su actividad reflexiva ha encontrado un ámbito propicio. Conocedores de este trabajo de José Luis Cobos, y venciendo sus reticencias, le hemos convencido de que publicara una parte significativa de su trabajo sobre el método masónico. No por la amistad personal que nos une ni porque sus reflexiones sean o no compartidas, sino porque son estimulantes. Y ése pensamos que es el papel de un Maestro Masón: no hacer que los demás acepten unas pautas determinadas, sino ayudar a que cada uno establezca sus propias pautas, a través del estímulo y la orientación. Aunque la aportación de José Luis Cobos ocupa gran parte del presente número de nuestra revista, otras contribuciones no menos interesantes ayudan a tener una visión más completa del método masónico. Javier Otaola forma con José Luis Cobos una “pareja de hecho”, dicho sea con ese humor que es tan indispensable en Masonería (y sin el cual la Masonería se “profaniza” y cae en el ridículo, en palabras de Viçenc Molina). Nadie que no fuera Javier Otaola podía introducirnos, con la solvencia requerida, en el pensamiento de José Luis Cobos.
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PRESENTACIÓN
Además de esa necesaria introducción, Javier Otaola nos ofrece su Esquema Hermenéutico del Segundo Grado, que complementa la luminosa reflexión de Joan-Francesc Pont sobre el Aprendizaje Masónico y el alegato al compromiso social del Maestro Masón que hace Viçenc Molina con su peculiar estilo. Estando, como están, todos estos autores, en una estela profundamente librepensadora, cada cual lo hace, como puede esperarse, con personalidad, visión y estilo propio. Con unas perspectivas (éstas y otras) que a su vez inter-actúan y que, utilizando la terminología de José Luis Cobos, nos irían formando como “ser-en-red”. Y, en cualquier caso, porque creemos que son útiles, interesantes y solventes.Å VALENTÍN DÍAZ
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INTRODUCCIÓN AL PENSAMIENTO MASÓNICO DE JOSÉ LUIS COBOS INICIACIÓN es la posibilitación de un ejercicio de LIBERTAD con la búsqueda del SENTIDO porque sin éste, la estructura primaria constitutiva del ser del humano (eso que en masonería llamamos la piedra), que es EL ENCONTRARSE (tarea principal del aprendiz), EL COMPRENDERSE (tarea principal del compañero) y EL ELEGIRSE (tarea principal del maestro), no encontraría desarrollo más allá de lo que ya es. (José Luis Cobos) JAVIER OTAOLA e inicié en Masonería allá por 1981 en un momento en el que la masonería española se reorganizaba penosamente después de la cruel persecución a la que había sido sometida por la larga Dictadura del General Franco y por la terrible guerra civil de 1936-1939.
M
El presidente Azaña lo dejó escrito: Los impulsos ciegos que han desencadenado sobre España tantos horrores, han sido el odio y el miedo. Odio destilado, lentamente, durante años en el corazón de los desposeídos. Odio de los soberbios, poco dispuestos a soportar la “insolencia” de los humildes. Odio a las ideologías contrapuestas, especie de odio teológico, con que pretenden justificarse la intolerancia y el fanatismo. Una parte del país odiaba a la otra y la temía. Miedo de ser devorado por un enemigo en acecho: el alzamiento militar y la guerra han sido, oficialmente, preventivos, para cortarle el paso a una revolución comunista. Las atrocidades suscitadas por la guerra en toda España han sido el des-
INTRODUCCIÓN AL PENSAMIENTO MASÓNICO DE JOSÉ LUIS COBOS quite monstruoso del odio y del pavor. La humillación de haber tenido 1 miedo y el ansia de no tenerlo más atizaban la furia”.
La Masonería que he conocido asume el diagnóstico del Presidente Azaña: el horror de la Guerra Civil tuvo su origen en los odios y miedos ideológicos que han ensangrentado el siglo XX en toda Europa, pero fue sobre todo un fracaso colectivo de la nación española, de la propia Masonería y de su vocación filosófica y mediadora. La larga duración de la Dictadura no fue sino una triste consecuencia de aquél odio fratricida y de la debilidad de nuestra tradición liberal y democrática. La Masonería que renacía, y que a mi juicio representa paradigmáticamente José Luis Cobos, quiere honrar la memoria histórica de los hombres y mujeres que han sufrido por defender la libertad — masones o no masones— pero sobre todo quiere participar en una historia colectiva en la que los valores de la libertad, el pluralismo político y la convivencia pacífica nunca más vuelvan a derrumbarse en el solar español, por culpa de nuestros miedos, nuestra ignorancia o nuestra soberbia. La Masonería que quiero practicar, y que reconozco en José Luis Cobos, tiene una vocación radicalmente mediadora, filosófica, humanista, libre de todo sectarismo, abierta a hombres y mujeres, ajena a toda tentación de politización que no sea la defensa limpia y clara de los valores democráticos. Estoy en deuda con muchas logias: mi logia madre, Tolerancia en Bilbao, de Perseverança y Minerva i Lleialtat en Barcelona, de Llum i Llibertat en Tarragona, de Caballeros de la Noche en Zaragoza, de Lluis Vives en Valencia, de La Zélée en Bayona, de Sainte Odile en Estrasburgo, de Delta en Lisboa, de Lumière de l’Orient en Estambul, de mi logia Manuel Iradier en Vitoria-Gasteiz, de Altuna y Luz del Norte, en Donostia y Bilbao, de Augusto Barcia en Gijón, de Obreros de Hiram y de Mediodía en Sevilla…, estoy en deuda con muchos hermanos y hermanas: con José Ramón, mi primer Venerable, con Adolfo, Fernando, Antonio, Manolo, Pedro, J. Martín, Ana, Ascensión, Juan, Valentín, Begoña, Iñaki, Jon, Jesús Mari, Alfonso, Gotzon, Roger, José Antonio, Joan Francesc, Alberto, Gerard, Dirk, Jean, Hervé, Marie Edith, Alain, 1
Manuel Azaña, Vivir en guerra, Madrid, 1996, p. 46, Javier Tusell.
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INTRODUCCIÓN AL PENSAMIENTO MASÓNICO DE JOSÉ LUIS COBOS
Louis, Ema, Mariangela, Teresa, Fiametta, Nemea, Candela, Paco, Ignacio, Ilia, Luis… todos…, y muchos otros y otras que no puedo ahora nombrar han sido de alguna manera maestros de Humanidad para mí con algunos de sus gestos, de sus palabras, a veces con su sola presencia, pero entre todos ellos tengo que reconocer que ninguno me ha iluminado e influido como el querido hermano y maestro José Luis Cobos. Conocí de manera referencial a José Luis en mis tiempos de pertenencia a la Gran Logia de España, cuyos auspicios compartimos durante algún tiempo, él en la Logia Obreros de Hiram, en Sevilla, y yo en la Logia La Tolerancia, en Bilbao. Pasados los años ambos abandonamos la afiliación a la Gran Logia de España, por su estrecha concepción de la regularidad masónica, y nos volvimos a encontrar en el seno de la Gran Logia Simbólica Española, representante en nuestra patria de una Masonería renovada, liberal y filosófica. Nos pudimos tratar con motivo de nuestra común participación en la Asamblea Anual de la Gran Logia que tuvo lugar, si no me equivoco, en Barcelona en el año 1993, en la que me correspondió presidir la Asamblea y en la que él tomó la palabra como Orador, con una lección sobre las tareas pendientes de la Masonería en España. A partir de ese momento hemos sido además de hermanos masones, amigos e interlocutores. Nos hemos visto y tratado con regularidad, compartiendo interminables veladas, tardes y noches en animada conversación sobre temas de filosofía y sobre la siempre permanente cuestión del ser del “ser humano”, sobre el método masónico, y sobre
Javier Otaola y José Luis Cobos [15]
INTRODUCCIÓN AL PENSAMIENTO MASÓNICO DE JOSÉ LUIS COBOS
la vigencia de la Masonería. Ascensión, su mujer, también masona, ha participado activamente en esas conversaciones, Icíar, mi mujer, ha sido testigo y anfitriona de muchas otras. Entre las deudas intelectuales que tengo con José Luis Cobos, una de ellas es la de que su trato me ha permitido acceder a un campo de lecturas filosóficas que hasta que le conocí habían permanecido envuelto en impenetrable niebla. Gracias a las aclaraciones e indicaciones de José Luis pude por fin leer, con cierto aprovechamiento, la obra de Heidegger Ser y tiempo (Sein und Zeit). Mis lecturas me habían llevado a conocer a fondo la obra de Ortega y Gasset y de manera más fragmentaria a autores como Bertrand Russell, Karl Popper, Erich Fromm, P. Tillich, Aldous Huxley, S. Freud, C. G. Jung, J. Habermas y más adelante a autores españoles como X. Zubiri, Julián Marías, Fernando Savater, Salvador Pániker y Andrés Ortiz-Osés. Mis intuiciones respecto a que en los Rituales Masónicos se encierra de una manera socializada, poética y simbólica, un verdadero método que nos permite una reflexión filosófica en su sentido más amplio, y gracias a ella un esclarecimiento radical de nuestras posibilidades como seres humanos, se confirmó completamente gracias al trato con José Luis Cobos y sus personales incorporaciones de conceptos heideggerianos al entendimiento del método masónico. El concepto más potente de los elaborados por Heidegger quizá sea el de Dasein —ser-ahí— que de alguna manera, en otro marco de referencia, evoca Ortega y Gasset en sus Meditaciones del Quijote, como un yo-circunstanciado, y que en el ritual masónico de iniciación se podría identificar con el Quién-Va, el neófito —nuevo brote— aquél que viaja de occidente a oriente con sus coordenadas de tiempo y espacio incorporadas a su Mundo. José Luis Cobos ha tenido la feliz idea de analizar comparativamente los diferentes pasos de los rituales masónicos de Aprendiz, Compañero y Maestro, así como los grados filosóficos del Rito Escocés, con algunos de los típicos conceptos elaborados por Martin Heidegger en su
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INTRODUCCIÓN AL PENSAMIENTO MASÓNICO DE JOSÉ LUIS COBOS
obra Ser y Tiempo, iluminando así el valor esclarecedor del método masónico y su validez para descubrir los existenciarios del ser humano. Heidegger señala la Sorge, o "cuidado", como el ser (ontológico) de Dasein. Esa idea de cuidado o pre-ocupación, de advertencia y apertura respecto de nuestras posibilidades, está presente en la mayor parte de los símbolos de la logia que hacen referencia a la alerta y al despertar, a la pietas masónica, a la elección en la que nos elegimos, a la medida de los seres y de los entes —escuadra y compás—, a la intencionalidad que se muestra en la metáfora masónica, intencionalidad que implica voluntad de arte, a la búsqueda de la luz o sea al esclarecimiento —Erhellung— de nuestra verdad más original, la tarea esencial de la iniciación masónica. Esas ideas de cuidado y esclarecimiento pautan los rituales de iniciación, pase y exaltación e impregna todo el decorum masónico. Solo en el ser del ente que cada hombre y cada mujer es, se manifiesta la realidad de nuestra existencia, un ser que se revela en sus actos y proyectos: lo que tú haces, te hace. El animal humano tiene una forma especial de ser que le singulariza respecto de los demás animales, que le hace problemático, en cierto sentido sobrenatural, no sólo biológico sino biográfico, cultural, lingüístico, simbólico; más frágil y más peligroso, más débil y más fuerte. Se trata de una condición que exige del ser humano una forma de iniciación o toma de consciencia: el animal humano no es un ente más entre los entes, es aquel que se pregunta por el ser y lleva un Mundo dentro de sí. Un tigre no se pregunta sobre su “tigridad”, que le viene dada perfecta; un ser humano no puede por menos que preguntarse sobre su humanidad, la suya propia, porque su ser no está claro sino oscuro, no está cerrado, definido y concluso dentro de sus límites biológicos o instintivos, está en gran parte indefinido. El hombre está condenado a escogerse entre las posibilidades que se le presentan, es un ser Quasimodo, medio hecho, que tiene que completarse, auto-trascenderse narrativamente, construirse en el lenguaje con una medida de Razón y Sentido y eso le faculta para una apertura indefinida —no sin riesgos— que le permite dar de sí, viajar hacia su íntimo esclarecimiento.
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INTRODUCCIÓN AL PENSAMIENTO MASÓNICO DE JOSÉ LUIS COBOS
El método masónico, tal y como lo reflexiona José Luis Cobos, no está abocado al nihilismo heideggeriano, no se reduce simplemente a un acontecer en el tiempo que se disuelve en la nada. La apertura del ser del ser humano puede abrirse —o no— a una trascendencia escatológica, no le está vetado; es un “ir en el tiempo”, pero comprometido, acompañado y reconocido por otros. El masón está llamado a ser siempre Aprendiz, Compañero y Maestro. Propone José Luis Cobos un existenciario que es propio de la mirada masónica: el ser-en-red. El ser humano está unido fraternalmente a los otros seres; solo se entiende en tanto que humano como un nódulo en conexión y reconocimiento con otros y otras. El masón comparte y comunica, construye sentido y lo hace colegiadamente, con-sentidamente: lo hace a través del tiempo en la forma de la Tradición, y en el espacio por la Cadena de Unión. No es casualidad que la experiencia de esclarecimiento en Logia se haga precisamente en esos términos: colegiada, socializada, hermanada, comunicada, en el seno de una Tradición, atareados todos en una construcción personal y también colectiva, en un cuadro de mutuo conocimiento y reconocimiento, vinculados a una Cadena de Unión.
El método masónico, tal y como lo reflexiona José Luis Cobos, no está abocado al nihilismo heideggeriano, no se reduce simplemente a un acontecer en el tiempo que se disuelve en la nada.
La hermenéutica del método masónico que propugna José Luis Cobos abre un marco de reflexión universal, comprehensiva, radicalmente filosófica. Señala el fundamento mismo de la iniciación masónica en la radical apertura del ser del ser humano, lo que la distingue de la iniciación tribal de los pueblos arcaicos. Mircea Eliade dice: En cierto sentido casi podría decirse que el hombre de las sociedades arcaicas está cerrado, que se ha agotado a sí mismo en los escasos y asombrosos sucesos del principio.
Esa iniciación tribal adapta al neófito a las formas rígidas del ser colectivo, tribal, típico, que agota en el tipo común la originalidad del individuo, al que sólo se le permite repetir, recordar y transmitir el hecho mítico del principio fundacional del grupo. La iniciación masónica, en su acepción moderna, se funda, por el contrario, en la condición de apertura, en la posibilidad de “ir más le-
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INTRODUCCIÓN AL PENSAMIENTO MASÓNICO DE JOSÉ LUIS COBOS
jos”, lo que, como señala Nietzsche, crea un riesgo típicamente humano: la indeterminación de sus posibilidades ilimitadas le pone en peligro de desorden, anomía y locura. Donde está el riesgo está también su salvación, ya que esa apertura es lo que le hace específicamente humano y le abre un horizonte de auto-trascendencia: El hombre seguramente ha osado más, ha innovado más, ha desafiado más, ha provocado al destino más que todos los demás animales juntos (Nietzsche).
El método que propone José Luis Cobos supera algunos reduccionismos de la práctica en logia que han querido normativizar la hermenéutica masónica de manera exclusiva, limitándola bien a una forma de gnosticismo o piedad privada en la que el famoso secreto masónico no sería otra cosa que un Dios oculto e innominado del que los otros Dioses no serían sino avatares o manifestaciones históricas, o bien, a una Liga Laica cuyo principal objeto, y casi exclusivo, sería asegurar la separación del Estado y las Iglesias como garantía de la libertad de conciencia, o bien incluso a una simple asociación convivial, caritativa o filantrópica. Desde luego que el valor de la laicidad forma parte del argumentario clásico de la Masonería continental y no debemos de ninguna manera renunciar a él, ya que sólo en un marco de laicidad —o de lo que los ingleses denominan civility— se dan las condiciones de una democracia genuina que ampare la autonomía de la razón humana, la libertad de pensamiento y de conciencia, la igualdad entre La hermenéutica del método masónico que prolos sexos y la fraternidad pugna José Luis Cobos abre un marco de reuniversal más allá de las flexión universal, comprehensiva, radicalmente diferencias de fe o confefilosófica. Señala el fundamento mismo de la inisión. ciación masónica en la radical apertura del ser del ser humano.
El humanismo democrático que sostiene y fundamenta la mejor tradición política europea se ha hecho, es verdad, sobre el fondo clásico del universalismo estoico y del humanismo cristiano, pero también y en gran medida contra los poderes eclesiásticos que sólo a posteriori se han sumado, y con reservas, al marco ético común de los Derechos Humanos, cuya primera formulación, en 1789, fue virulentamente anatemizada. Pero eso no es el ser de la masonería sino un mero coro[19]
INTRODUCCIÓN AL PENSAMIENTO MASÓNICO DE JOSÉ LUIS COBOS
lario, entre otros, de la vigencia de la masonería como Tradición Iniciática y Sociedad de Pensamiento. Del mismo modo, es perfectamente respetable una lectura espiritualista o gnóstica de la trascendencia humana, en clave de lo que Aldous Huxley denomina la Philosophia Perennis, pero siempre a posteriori de ese despojamiento filosófico, de ese esclarecimiento personal, en nuestra pura y desnuda humanidad, que implica la iniciación masónica. Forma parte de nuestra mejor tradición masónica el compromiso práctico con las iniciativas filantrópicas y humanitarias, y no son raros los hospitales, residencias de tercera edad, los programas de becas y las bolsas de estudio, patrocinados por Logias locales o Grandes Logias nacionales; pero siendo ese amor concreto y práctico del ser humano —filantropía— una señal distintiva del compromiso de la Masonería y de los masones, tampoco se puede reducir el humanismo masónico a humanitarismo. No se puede reducir la Masonería, ni a una liga laica, ni a una sociedad filantrópica, ni a una especie de iglesia gnóstica, privada y privativa de elegidos en la que no tengan cabida hermanos y hermanas que se construyan con una perspectiva filosófica agnóstica o atea. La Masonería es en su esencia una tradición iniciática plural, transversal, no doctrinaria, que nos propone una experiencia filosófica radical. Lo demás se da por añadidura. Termino con unas palabras de José Luis Cobos que definen mejor que las mías la ambición de la propuesta masónica: El mundo globalizado hacia el que corremos a galope tendido, está produciendo y es producido por una nueva modalidad del ser: el ser-en-elmundo y el ser-con de Heidegger se presentan ahora también en la forma de ser-en-red. Aclaremos inmediatamente que este ser en red no quiere decir ser en Facebook, aunque esta pueda ser una de las modalidades puestas a su alcance. La expresión “ser en red” significa más bien la noción de que el individuo de nuestra sociedad ha adquirido capacidad para hacer llegar sus ideas, su voz, sus inquietudes, a un espacio virtual comunicante que va a reaccionar inmediatamente a ese aporte y además va a permitir medir la intensidad de dicha reacción.
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INTRODUCCIÓN AL PENSAMIENTO MASÓNICO DE JOSÉ LUIS COBOS La sociedad es una red de actos comunicativos. Cada persona es ahora, potencialmente, un plexo en esa red. Su INDIVIDUALIDAD cobra más valor pero su INDIVIDUALISMO es incompatible con el modelo. Si aceptamos esta declaración, imagínense cuántas cosas tenemos que ir ajustando para no ahogar a este “ser en red”: SER EN RED → SER FIABLE → SER SOLIDARIO → SER MÁS CREATIVO → SER TRASCENDENTE → SER RESPONSABLE.”Å
La Masonería es en su esencia una tradición iniciática plural, transversal, no doctrinaria, que nos propone una experiencia filosófica radical.
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el sentido del método iniciático de la FRANCMASONERÍA
JOSÉ LUIS COBOS1
PRIMERA PARTE ALGUNAS REFLEXIONES PREVIAS Estas reflexiones son fruto de mi personal interpretación de los ritos y símbolos que me han sido presentados a lo largo de mi tránsito por la Masonería, así como de las explicaciones y textos de muchos hermanos con los que he compartido trabajos y estudiado sus libros y planchas. Entre estos hermanos se encuentran dos cuyas ideas han dejado una honda huella en mi pensamiento y que debo citar en reconocimiento de su labor masónica: Javier Otaola que me honra con su amistad y Daniel Beresniak, este último desgraciadamente ya en el Oriente Eterno pero que tuve el privilegio de conocer en su casa y cuya fecunda obra sigo estudiando. Huelga decir que este trazado no tiene más valor que el que le pueda otorgar la validez de los argumentos presentados como explicación plausible de nuestro método de trabajo. 1
Ilustraciones del artículo de Sebastián Utreras (del libro Una mirada a la Logia, editorial MASONICA.ES®).
EL SENTIDO DEL MÉTODO INICIÁTICO DE LA FRANCMASONERÍA
El ser humano en general y el masón en particular, no puede dejar de elaborar permanentemente un marco de comprensión que le permita encajar coherentemente los fenómenos que le rodean y que tan inconexos aparecen. Esta es la intención que ha conducido mis especulaciones. El ámbito de la Masonería se va presentando poco a poco, para el que la vive, como una compleja y rica cultura, con su lenguaje propio, sus expresiones, su estética, sus fiestas, su historia, sus tradiciones, sus normas y sus usos y costumbres. La complicada estructura institucional compuesta de logias, obediencias, supremos consejos, organismos internacionales, etc., y la diversidad ideológica que encontramos en lo que llamamos "Masonería universal": regulares, adogmáticos, masculinos, femeninas, mixtos, etc., añade una sensación de confusión que sólo un proceso lento de socialización "masónica" termina diluyendo. En medio de todo este barullo, algunos elementos de carácter más universal aportan un aire de familia tranquilizador. Me refiero, por una parte, a un marco de valores reconocido por todos los masones (libertad, igualdad, fraternidad, tolerancia) y por otra a un concepto clave, el de la Iniciación, que parece vertebrar a su alrededor toda la actividad masónica, aunque debemos reconocer que no todas las obediencias ni todas las logias le otorgan el mismo valor. Así pues, el método masónico es un elemento más dentro del sistema masónico, aunque ciertamente, para mí, es el rasgo más universal, permanente y característico de la Masonería. Mi intención no es averiguar el grado de preeminencia que tiene este elemento respecto de los demás sino, más bien, tratar de explorar el alcance de este concepto con objeto de ofrecer puentes de entendimiento entre las distintas interpretaciones y los diferentes papeles que encontramos en el paisaje masónico. Para referirme a este ámbito cuya complejidad acabo de evocar, voy a utilizar el término sistema masónico porque pienso que todos los aspectos mencionados guardan entre sí una estrecha relación para al-
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EL SENTIDO DEL MÉTODO INICIÁTICO DE LA FRANCMASONERÍA
canzar los propósitos generales de la Masonería. Dentro de este sistema, lo que he llamado Iniciación representa para mí el método masónico o la vía iniciática masónica.
EL CONCEPTO DE INICIACIÓN El término iniciación, en el sentido más amplio, denota un cuerpo de ritos y enseñanzas orales cuyo propósito es producir una alteración decisiva en la situación religiosa y social de la persona iniciada. En términos filosóficos, la iniciación es el equivalente a un cambio básico en la condición existencial; el novicio emerge de su dura experiencia dotado con un ser totalmente diferente del que poseía antes de su iniciación; se ha convertido en otro. Mircea Eliade
Esta breve pero certera definición nos aclara de manera sintética el objetivo principal de la Iniciación. Pero para centrar nuestra atención en el tema que debatimos ahora, añado algunas precisiones acerca del propio método. El método iniciático masónico es una TRADICIÓN. Método quiere decir camino, vía, procedimiento para hacer algo, que va perfeccionándose con la repetición de dicha tarea. Iniciático, porque este camino está jalonado por una sucesión de ritos de paso que son conocidos, en el ámbito masónico, con el término más genérico de Iniciación. Es una tradición porque no existen libros de texto, salvo los propios rituales, y la transmisión del conocimiento acumulado por la institución masónica se transmite de viva voz y por las experiencias que se viven en el ejercicio de la actividad masónica que se lleva a cabo, principalmente, en un espacio Logia) ordenado por la presencia de símbolos y durante un tiempo (Tenida) también pautado por símbolos.
EL DEDO EN LA LLAGA Esta caracterización del método masónico como iniciático requiere desde ya una explicación, porque este rasgo parece entrar en contra-
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EL SENTIDO DEL MÉTODO INICIÁTICO DE LA FRANCMASONERÍA
dicción con el espíritu mismo de la Masonería, que se presenta a sí misma como institución progresiva y progresista. En su obra “Nacimiento y Renacimiento, El significado de la Iniciación en la cultura humana”, Mircea Eliade dice: En cierto sentido casi podría decirse que el hombre de las sociedades arcaicas está "cerrado"; que se ha agotado a sí mismo en los escasos y asombrosos sucesos del principio.
Este encerramiento, este agotamiento, parece ser el efecto que producía este particular modo iniciático de introducir al joven en la sociedad adulta, como un primer paso para salir de la selva. Si bien le permitía descubrir un nuevo mundo de valores espirituales, también lo mantenía prisionero de una determinada comprensión del mundo, unos significados de la vida y unas maneras de hacer las cosas que inhibían fuertemente las posibilidades de explorar nuevas soluciones, nuevas alternativas. Y es comprensible que para aquel hombre lo importante fuera construir una nítida frontera entre el omnipresente “mundo natural “en el que vivía y el “mundo espiritual” que tenía que mantener en permanente construcción, porque de este dependía la conservación y transmisión de los conocimientos y habilidades que le permitían compensar la inferioridad física en la que su indeterminación biológica parecía situarlo respecto al mundo animal. Pero si la Masonería es una organización perfectamente entroncada en la modernidad que ella misma ha contribuido a promover ¿cómo es que se vincula tan fuertemente con un enfoque iniciático de sus procedimientos cuando éste exige una exclusiva contemplación y veneración de unas sacrosantas fuentes cuyas visiones del mundo y del Hombre, guías de conducta, y fórmulas mágicas para la organización de la vida deben ser fielmente transmitidas por una sagrada e intocable tradición? ¿No conllevaría este fuerte compromiso iniciático un fatal inmovilismo en su propia esencia?
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EL SENTIDO DEL MÉTODO INICIÁTICO DE LA FRANCMASONERÍA
El hecho de que esta imagen del mundo construida por aquellos relatos míticos durante la Iniciación los mantuviera “encerrados” en unas determinadas posibilidades no constituía entonces ningún problema; todo lo contrario, era una garantía de supervivencia.
DE LA UNIVERSALIDAD A LA RAREZA En la misma obra citada, Mircea Eliade nos ofrece una explicación de la función de la Iniciación en aquellas sociedades arcaicas; cito: En términos modernos podríamos decir que la iniciación pone punto y final al hombre natural e introduce al novicio en la cultura... Es a través de la cultura como el hombre restablece contacto con el mundo de los dioses y otros seres sobrenaturales y participa en sus energías creativas… Es, en pocas palabras, la historia de todo lo significativo que ha sucedido desde la creación del mundo, de todos los acontecimientos que han contribuido a hacer del hombre lo que es en la actualidad. El novicio, al que la iniciación introduce a las tradiciones mitológicas de la tribu, es introducido a la historia sagrada del mundo y de la humanidad… Revela la seriedad casi pasmosa con la que el hombre de las sociedades arcaicas asumía la responsabilidad de recibir y transmitir valores espirituales.
La universal presencia de los ritos de paso en las sociedades tradicionales para la transmisión de los mitos fundadores en los procesos de socialización y su escasa utilización en las sociedades modernas puede hacernos pensar que este vehículo iniciático ha sido ya superado por otros instrumentos de transmisión del conocimiento y de aprendizaje de competencias y habilidades para habérselas con el mundo y con los otros. En efecto, esto es lo que ha sucedido para los procesos de introducción a la vida común. En las sociedades arcaicas, los ritos servían para introducir al “hombre natural” al mundo de los valores espirituales, al mundo de la cultura, como nos ha aclarado Eliade. Hoy, el hombre moderno ya nace en un contexto cultural que va asimilando a través de un proceso de socialización gradual, minucioso, contextual y que tiene la virtud/manía de hacernos entrega de un mundo “ya interpretado”. En este cambio cualitativo de hábitat, como veremos en la segunda parte de este trabajo, reside una de las dos principales necesidades
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que el hombre de hoy tiene de ayudarse de un sistema iniciático como el que propone la Masonería. Llegados a este punto, lo que me interesa argumentar es que este abandono de los ritos iniciáticos en la edad moderna no se ha debido a una ineficacia del procedimiento iniciático sino al peso tan enorme que tenía la transmisión del mito fundador porque esto era lo que “cerraba” la tribu a nuevas posibilidades culturales. Según Eliade, estos ritos tenían la finalidad de provocar un cambio profundo en la condición existencial del recipiendario y esto lo lograban mediante un proceso que consistía en: 1. Provocar una muerte simbólica o retorno al caos, que conllevaban una separación de la madre, unas pruebas de fuerte tensión emocional que atestiguaban la disposición y el mérito para ingresar en el círculo de los privilegiados por el conocimiento y el poder. 2. Una comunicación secreta de los misterios míticos de la tribu. 3. Un renacimiento como hombre nuevo. 4. Un recibimiento (fiesta) como tal en la comunidad. Pues bien, retengan la estructura de estos ritos porque en la segunda parte de este artículo voy a intentar una interpretación de nuestros ritos iniciáticos masónicos estableciendo una analogía importante entre ambos procedimientos.
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LA TRADICIÓN INICIÁTICA DE LA MASONERÍA MODERNA ¿CUÁL FUE SU RETO? ORIGEN DE NUESTROS RITOS Primero, tenemos que comprender que los ritos iniciáticos que practicamos en la actualidad no surgen espontáneamente de la nada sino que vienen de aquellos orígenes. Cuando la humanidad empezó a adquirir complejidad con la aparición de los oficios y mientras no existieran instituciones para la enseñanza pública del conocimiento, aquellos que poseían el arte del oficio se cuidaban mucho de cómo y a quién traspasaban su saber hacer. Para esta comunicación, el rito de paso se presentaba como un método eficaz para garantizar los valores deontológicos, el secreto profesional y la obediencia. En el fondo, se trataba para el aspirante de penetrar en un círculo que disfrutaba de unos privilegios y de unos conocimientos y solo sería recibido si demostraba una buena actitud, suficiente aptitud y adquiría un fuerte compromiso de fidelidad y lealtad. Reconocemos aún los tremendos juramentos de aquella época en nuestros rituales y la conducta moral que se imponía a los masones en las mismas Constituciones de Anderson, o la exigencia del secreto que impregna todo nuestro trabajo. Y es que nuestra Masonería moderna procede de una Masonería gremial que había seguido utilizando ritos de paso.
LA RIQUEZA DE NUESTRA HERENCIA OPERATIVA La práctica ancestral del oficio de la construcción ya había dotado a los ritos iniciáticos masónicos de un buen arsenal de conceptos para abordar la comprensión de la naturaleza del hombre para su mejor gestión. Establecer una analogía entre la piedra y el ser como fundamento de la persona era algo que emergía de la propia experiencia: “…cuesta tanto cambiar nuestra condición, ser mejor, como tallar una piedra…, y además es una operación delicada, dura, constante y dolorosa…, y además hay que tener una idea previa (aunque sea tan solo de un se[28]
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gundo antes) de la forma que queremos darle a la piedra/ser, o sea, hay que tener un proyecto…”. Aquellos masones operativos tenían una sentencia que condensaba su saber ontológico: “LO QUE TU HACES, TE HACE”. Venían a decir: la piedra/condición humana, es dura y recalcitrante, pero hay un cierto grado de gestión posible, y en cualquier caso, solo una actividad constante durante un cierto tiempo logra un fruto de la piedra. Frente a “GENIO Y FIGURA HASTA LA SEPULTURA”, ellos decían, “LO QUE TU HACES, TE HACE”. Frente a un don divino original, ellos proponían una originalidad escogida y ganada, aplicada a una materia prima. Y dieron valor a ese grado de gestión para que nunca quedara comprometido. Una misma transferencia de sentido aplicaban a las herramientas que utilizaban en la construcción para situarlas en el mundo de la vida. Así, el mazo que rítmicamente golpea con administrada fuerza el cincel tallador, representa la fuerza justa y la constancia con la que tenemos que actuar en nuestra vida según los escenarios, porque no es lo mismo tallar mármol que granito, no es igual hablarle a un niño que a un adulto… O la regla para medir la distancia entre dos puntos, entre los que tenemos que mediar encontrando la unidad común que nos permita ponernos de acuerdo en cuál es la regla o norma que nos conviene a todos. En definitiva, el oficio les ofrecía una metáfora, un marco de sentido, el de la construcción, que les permitía referirse a circunstancias de la vida aplicando una rica matización de conceptos ganados en el tajo.
UNA NUEVA TAREA CONSTRUCTIVA La Francmasonería moderna que nace en el siglo XVIII, llamada especulativa, hereda los ritos iniciáticos de la Francmasonería gremial conocida como Francmasonería operativa porque, de hecho, aquella era consecuencia de una lenta mutación interna de esta. Pero algo significativo había cambiado: para el masón operativo, el objeto de su atención era la obra de piedra que tenía que entregar y que conseguía mediante las herramientas de construcción; pero para el masón especulativo, su objeto de atención era él mismo, el Hombre en su individualidad y en su globalidad.
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Se trataba de construir-SE: todo un prodigio autorreferencial que había que lograr con las mismas herramientas, pero ahora utilizadas simbólicamente, como guías para una reflexión que condujera al estudio de nuestro diseño íntimo, para una mejor gestión de nuestras instancias motivacionales, de nuestras emociones y de nuestro pensar. Eran tiempos de emancipación, de libertad, de preocupación social, de construcción del espacio público; un proyecto de tal índole, con la mirada puesta en el futuro, no podía quedar prisionero de una visión del mundo construida desde el pasado. Al Hombre y el mundo había que encontrarlo en la historia, en su biografía, y no en los mitos fundadores, en las Escrituras o en las Constituciones y Reglamentos. Era vital que el proyecto Hombre quedara permanentemente “abierto”, justamente lo contrario de lo que ocurría en aquellas sociedades arcaicas.
UNOS PROPÓSITOS NUEVOS Para los masones especulativos, los contenidos axiomáticos de los ritos heredados de sus predecesores operativos, se encontraban aún orientados por un modelo de hombre bueno que no se había interesado nunca en la construcción del espacio social. Por el contrario, los nuevos masones, sobre todo si tenemos en cuenta la presencia numerosa de miembros procedentes de la nobleza que se regían por una ética caballeresca, habían alimentado sus aspiraciones con las ideas de libertad, igualdad y fraternidad, de tolerancia, de justicia social, que la Ilustración había sembrado ya para siempre en sus corazones.
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Este salto cualitativo no podía quedarse fuera del acervo iniciático de la Francmasonería. Desde esta época se consagran como propósitos generales masónicos una doble construcción complementaria y coimplicada: un hombre bueno, feliz y productivo (creador, constructor) en una sociedad buena, próspera y abierta. Pronto empieza a desarrollarse un rito complementario, los Altos Grados, que se vuelca preferentemente en esa construcción de la realidad social. Pronto también, las logias se convierten en espacios de sociabilidad donde se ponen a prueba nuevos estilos de relación humana donde la racionalidad es la moneda de cambio que permite la convivencia entre las diferencias religiosas, políticas y sociales que se convocaban.
UNA ESTRATEGIA NUEVA: COMPRENDER EN EL CAMINO Con el advenimiento de la Masonería especulativa, también nace una nueva utilización de los ritos iniciáticos. Hemos visto como, en las sociedades tradicionales y en las comunidades de oficios, la finalidad de la Iniciación era producir un cambio drástico en la condición existencial del recipiendario que quedara marcado a sangre y fuego en su psique. Se trataba de un acto único aunque después fuera la práctica de su nuevo status lo que le daría el dominio. En los ritos modernos de la Masonería, la intensidad emocional que se procura solo tiene la finalidad de situar al candidato en una experiencia real, en una vivencia cuyos detalles afectivos e intelectivos le pertenecerán ya para siempre y dispondrá de ellos en la medida en que sea capaz de evocarlos. Pero, además, todo lo vivido y todos los elementos que pueblan el espacio y el tiempo que han albergado su experiencia, son símbolos expuestos a su atención para que los desentrañe, cada quien a su ritmo y cadencia; son nuestros particulares libros de texto que utilizamos en Masonería, porque tras ellos se encuentra la arquitectura íntima de la naturaleza humana. Y es sobre esa urdimbre común que vamos descubriendo, que tejemos la trama particular de nuestra personalidad. Así pues, hoy tenemos más bien un camino iniciático que dura toda una vida, en lugar de una crucial Iniciación.
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CONCLUYENDO ESTE APARTADO Hacer una extensión de las prioridades masónicas a la construcción social, y desarrollar desde las logias simbólicas aquellas virtudes y vocaciones humanas que cultivaran a un ciudadano consciente y responsable de su propio proyecto vital y de su participación en la sociedad. De esta forma resolvió la francmasonería especulativa, desde su aparición como tal, la brecha ontológica que se había producido entre el hombre antiguo y el hombre moderno, entre un hombre que vivía en plena naturaleza y el que vivía en una naturaleza modificada por la mano del hombre, entre el que pisaba hierba y terruño y el que pisaba convenios, leyes, cultura. El Hombre había construido una segunda realidad sobre aquella natural para poder escapar del determinismo que imponía ésta. En esta segunda realidad (¿virtual?) en la que se instaló, crecía una nueva variedad de árbol que da un curioso fruto: LA LIBERTAD, pero las raíces del determinismo son persistentes y llegaron hasta esta segunda realidad en forma de sutiles condicionamientos. Tuvo la Masonería que hacer un traje a medida porque el hombre había crecido. Naturalmente, los cambios sociales se habían ido produciendo muy gradualmente pero la Ilustración fue la partera que provocó el alumbramiento de aspiraciones largamente incubadas que ya no pudieron subyugarse por más tiempo. Para el hombre primitivo, los ritos de paso eran la forma que tenía de salir de la selva para adentrarse en una cultura que tenía el principal cometido de dotarle de sentido. Para el hombre moderno, ya situado, enfundado en un complejísimo entramado cultural, introducido en éste, minuciosa y lentamente, a través de un proceso de socialización contextual que le ha hecho entrega de un mundo "ya interpretado", la Iniciación, opción voluntaria, tiene, fundamentalmente, la función de deconstruir ese sentido "ya dado", para reconstruir un nuevo sentido más "apropiado" para ese nuevo ser que va emergiendo de él mismo, pero ahora con una participación más consciente, con mayor protagonismo en su propio proyecto. O como suele decir Javier Otaola, para devenir la mejor versión de sí mismo. En esto, propiamente, consiste la libertad.
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UNA NUEVA HUMANIDAD ESTÁ EN MARCHA: LOS NUEVOS RETOS Los creadores de nuestro actual sistema se dieron cuenta de que el ser humano para el cual estaba destinado no hubiera cabido en el anterior sistema iniciático y actuaron en consecuencia. ¿Nos damos cuenta nosotros, los masones del siglo XXI, de que las grandes mutaciones que se están operando en el mundo están dando lugar a un hombre nuevo, a un desarrollo existenciario de determinaciones de nuestro ser de humano, que siempre han estado ahí pero que, en las nuevas circunstancias del mundo se están evidenciando de manera brutal muchas veces? ¿Estamos pensando ya prospectivamente para recibir y atender iniciáticamente estas estructuras del ser que antes nos pasaban desapercibidas? Si es cierto que, individualmente, lo que hacemos nos hace, colectivamente, esto también debe cumplirse y si esto no lo tuviéramos en cuenta, caeríamos en la obsolescencia que amenaza siempre a toda empresa humana. Aclaremos inmediatamente que este ser en red no quiere decir “ser en facebook” aunque ésta pueda ser una de las modalidades puestas a su alcance. La expresión “ser en red” significa más bien la noción que el individuo de nuestra sociedad ha adquirido de su capacidad para hacer llegar sus ideas, su voz, sus inquietudes, a un espacio virtual comunicante, que va a reaccionar inmediatamente a ese aporte y además va a permitir medir la intensidad de dicha reacción. El mundo globalizado hacia el que corremos a galope tendido, está produciendo y es producido por una nueva modalidad del ser: el seren-el-mundo y el ser-con de Heidegger se presentan ahora también en la forma de ser-en-red. La sociedad es una red de actos comunicativos. Cada persona es ahora, potencialmente, un plexo en esa red. Su INDIVIDUALIDAD cobra más valor pero su INDIVIDUALISMO es incompatible con el modelo. Si aceptamos esta declaración, imagínense cuántas cosas tenemos que ir ajustando para no ahogar a este “ser en red”: SER EN RED → SER FIABLE → SER SOLIDARIO → SER MÁS CREATIVO → SER TRASCENDENTE → SER RESPONSABLE.”
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Afortunadamente, el debate está ya en los foros masónicos correspondientes, planteado desde muy diversos ángulos y es aquí donde se tiene que verificar el trabajo de los Altos Grados.
CONCLUSIÓN DE LA PRIMERA PARTE Si planteo esta cuestión en estas reflexiones previas, desde el enfoque que he elegido, no es porque considere (o no) que nuestra actual comprensión del mundo iniciático se halle comprometida por el significado que tenían los ritos de paso para nuestros antepasados lejanos, sino porque este enfoque permite poner en evidencia, de manera contundente, dónde se encuentra la fragilidad del procedimiento iniciático que, por una parte, se tiene que supeditar a un corpus de significantes no explícitos transmitidos por una tradición que solo admitiría ser enmendada por la investigación histórica y, por otra parte, tiene el compromiso de garantizar la permanente “apertura” del ser humano y por tanto también de la sociedad en cuya construcción participa. ¿Cómo evitar esa obsolescencia, advertida antes, de nuestra tradición? ¡Cuántas veces hemos visto en los rituales expresiones y fórmulas de un anacronismo que raya en lo ridículo! ¡Y cuántas otras hemos visto modificaciones o supresiones que han amputado de sentido el armazón iniciático! Curiosamente, la ambigüedad que causa esta fragilidad denunciada es al mismo tiempo una garantía de aportación de soluciones para superar las crisis y de prudencia para aplicarlas, porque este permanente conflicto abierto entre tradición y progreso nos mantiene al día en la evaluación de la validez que tienen los argumentos de unos y otros. La dialéctica nos fortalece. Así pues, el objetivo de mis reflexiones en esta primera parte del trabajo ha sido dejar planteada la necesidad de una evolución en nuestros procedimientos iniciáticos que los adecuen a una nueva realidad humana a la que tiene que servir. Todo un reto de equilibrio, mesura, realismo y visión de futuro. Pero ni un solo paso hacia adelante podemos dar en este camino si previamente no se tienen claras algunas ideas sobre el propio método iniciático de la francmasonería. Aunque esbozadas algunas cuestiones a lo largo de esta exposición, no han quedado suficientemente aclaradas las preguntas acerca del ¿Por qué, la Iniciación? ¿Para qué, la Iniciación? y ¿Cómo pretende al-
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canzar sus fines, la Iniciación? En la segunda parte de este trabajo intentaré dar una contestación a estas preguntas.
SEGUNDA PARTE Habíamos quedado en que para poder modificar cualquier aspecto de nuestro método iniciático, con objeto de que éste vaya atendiendo las demandas de las nuevas formas que va tomando el ser del humano, debemos previamente poner en evidencia la estructura misma de este método, su hilo conductor, su inteligencia interna. A su vez, para que esta estructura interna del método se haga evidente, es necesario antes responder a tres preguntas esenciales que conciernen al método. Éstas son: 1. ¿Por qué, un método iniciático? 2. ¿Para qué, un método iniciático? 3. ¿Cómo espera este método alcanzar sus objetivos? Vamos a tratar de contestar estas tres preguntas.
1. ¿POR QUÉ LA INICIACIÓN? La emergencia del pensar en el hombre, es decir, cuando se convierte en animal simbólico, lo sume en una problemática existencial que se concreta en tres necesidades básicas: encontrarse, comprenderse y elegirse. Esto ya lo hemos visto más detalladamente en un artículo titulado “Vigencia de la Masonería”, publicado en esta misma revista en el número 6, dedicado a Masonería y Filosofía. Insisto en ello porque estas son las verdaderas causas por las que el hombre ha necesitado, desde su origen, un procedimiento para hallar un sentido a la vida que le permitiera situarse en ella y optar por las posibilidades que le fueran apareciendo ante sus ojos.
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El marco de sentido ha ido variando a la par que la complejidad de los grupos humanos y a medida que también han ido siendo más complejas las explicaciones que el hombre ha podido dar al mundo y a su propia vida en él. Así hemos pasado de un paradigma mítico, después a uno religioso y finalmente a uno científico. Pero en el fondo, lo que ha venido buscando el hombre ha sido siempre lo mismo: el sentido que tiene para él la vida. Evidentemente, las cosas no se presentan tan sencillas en la realidad y, según qué persona, qué lugar en el mundo y qué cultura estemos considerando, nos vamos a encontrar con un diverso tejido de sentidos que es lo que hace que los actos humanos sean tan variados, incomprensibles o incluso extravagantes. Aún más, lo más probable es que cada uno de nosotros tengamos diferentes marcos de sentido según cuál sea la situación que estemos viviendo. Como dice Augusto Hortal (1), " la mayoría llevamos el pluralismo moral incorporado individualmente, somos:
Conservadores en casa. Progresistas entre los amigos. Creyentes hoy, mañana ateos, agnósticos pasado mañana. A veces instalados y otras contraculturales. Liberales en lo sexual. Socialistas en lo económico. Ácratas en lo cultural.
Atribuir la existencia de la Iniciación a la necesidad de sentido que le sobreviene al ser humano, al devenir humano por el hecho de pensar, puede parecer un intento de “destrascendentalizar” la esencia misma de nuestra actividad masónica. Lo cierto es que no hay ninguna ocupación que sea más trascendente que la de buscar el sentido del mundo, de los actos del hombre y del propio ser del hombre; recordemos si no lo que decía Sartre: "Cada una de nuestras elecciones (ejercicio de libertad) tiene un peso ontológico porque con ellas nos damos el ser". Estas elecciones solo podemos decidirlas desde un previo situarnos en un marco de sentido en el que nos proyectamos, aun cuando este sentido se encuentre todavía en un estado de pre-comprensión.
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Sencillamente, no podríamos actuar libremente si previamente no pudiéramos pre-visualizar el resultado de nuestros actos dentro de un escenario de sentido. Esto es lo que Heidegger llamaría el "pre-ser-se": esa capacidad y ejercicio de elegirme libremente entre las posibilidades ante mis ojos, intervenir en el ser que seré. Esta motivación de la búsqueda del sentido está presente tanto en los ritos de paso de las sociedades simples como en las tan complejas como las nuestras. Lo que ocurre en estas últimas es que el proceso de socialización al que somos sometidos desde nuestro nacimiento conlleva la asunción de una serie de marcos de sentido, que no tienen por qué ser coherentes entre sí, pero que acogen nuestros diversos proyectos, más predeterminados que preelegidos. Sartre decía también: "El Hombre es lo que hace con lo que hicieron de él…". Para decirlo de otra manera, en un momento dado, cualquiera puede percatarse de la posible incoherencia de sus distintos marcos de sentido y de lo poco que ha intervenido en la construcción de los mismos. En ese momento tiene la opción de acometer un trabajo, primero de deconstrucción de los viejos modelos de sentido y luego de reconstrucción de otros en los que ubicar un proyecto de sí mismo, pero ya partiendo de una posición más conforme consigo mismo, más original, más auténtica. Esta operación de transformación, de mutación existencial, es lo que, a mi entender, pretende lo que llamamos "Iniciación" y para ello no necesitamos del concurso de ninguna organización o escuela especializada porque, de hecho, ya hemos venido haciendo progresos de este tipo en nuestro proceso de maduración. Pero eso no es óbice para que, como para todo aquello que es importante para el ser humano, existan conservatorios o establecimientos, o sea, instituciones donde se vayan acumulando el conocimiento y las habilidades ganadas con el tiempo para este propósito. En resumidas cuentas, a esto se dedica la institución masónica con su particular método iniciático, aunque no sea esta su única competencia. Podríamos extraer unas primeras consecuencias con lo expuesto, diciendo que la motivación que subyace en la práctica de lo que llamamos INICIACIÓN, es hacer posible un ejercicio de LIBERTAD con la búsqueda del SENTIDO porque sin éste, la estructura primaria constitutiva del ser del humano (eso que en Masonería llamamos la piedra),
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que es EL ENCONTRARSE (tarea principal del aprendiz), EL COMPRENDERSE (tarea principal del compañero) y EL ELEGIRSE (tarea principal del maestro), no encontraría desarrollo más allá de lo que ya es. Haber enunciado las raíces de la complicación existencial a la que se enfrenta el Hombre, aún siendo un requisito indispensable para una comprensión correcta del proceso iniciático que queremos analizar, no ha hecho más que ponernos ante la enorme complejidad de la tarea. Si bien su rasgo más específico, en cuanto que humano, es la permanente posibilidad de abrirse a su ser y por tanto de elegirse, su comprensión del mundo y de la vida se enfrenta a una serie de resistencias que oponen los fenómenos que pueblan este mundo a nuestra comprensión; una opacidad cuya naturaleza me gustaría abordar como una previa toma de conciencia de las dificultades a las que nos enfrentamos.
RESISTENCIA QUE OPONEN LOS FENÓMENOS A NUESTRA COMPRENSIÓN: LA OPACIDAD DE LOS FENÓMENOS Los motivos por los cuales nuestra comprensión puede verse dificultada seguramente son muchos, pero a mí se me ocurren tres fundamentales: la confusión, la complejidad y la complicación (coimplicación). Estos tres motivos constituyen tres órdenes o grados que suelen aparecer uno tras otro, a medida que van resolviéndose.
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1) La confusión (falta de nitidez, falta de experiencia perceptiva, falta de discernimiento) es en cierto grado remediable. Bastaría con definir bien las fronteras de los entes que componen la problemática (acercarnos al cuadro) y agudizar nuestros sentidos y nuestra inteligencia para percibir los matices que se nos escapan. 2) La complejidad es más difícil de resolver. Se dice que algo (un sistema) es complejo cuando los elementos que lo componen interactúan entre sí como si fueran “plexos” con conexiones múltiples. El grado de “com-plexidad” dependería del número de plexos y del número de conexiones que cada “plexo” tenga con los demás. El sistema tiende a un estado de equilibrio que es el que autorregula la conducta de cada “plexo”. 3) La co-implicación es la que ofrece una mayor dificultad de comprensión. Se da cuando parte de los elementos que constituyen la naturaleza de un ente se encuentra en la naturaleza de otro que, a su vez, tiene algunos suyos en la del primero. Esto hace que la explicación se convierta en un eterno remitirse el uno al otro (algo así como el ser humano). En una primera mirada, el mundo nos aparece simple, abordable, con sus portentosos entes físicos imponiéndosenos. Pero, a medida que intentamos explicar el mundo (en el cual nos incluimos), se nos va haciendo patente cuan inaprensible es, lo que nos sume en un estado de confusión. Aquí no hay conciencia aún de la complejidad, pero iniciamos entonces un proceso de investigación y es éste el que nos va revelando una complejidad que va deshaciendo la ilusión de la independencia de aquellos entes que nos hacen frente. Poco a poco la realidad nos va apareciendo como un conjunto de “plexos” que tienen una dimensión intrínsecamente definible y una dimensión extrínsecamente definible (sus relaciones). Son estas relaciones las que nos dan las “razones”, la sensación de comprensión. Sensación de comprensión que se ve truncada cuando aparece la “co-implicación”. Entonces el vértigo se vuelve a apoderar de nosotros tratando de abarcar recursividades infinitas de las que solo podemos salirnos tirándonos de los pelos como intentaba hacerlo el Barón de Muntchausen, lo que desafiaría toda racionalidad sobre la que se asienta precisamente nuestra comprensión.
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¿Estamos en un callejón sin salida? Si la necesidad de comprender no es para el hombre un capricho (porque de ello depende su autonomía), o Muntchausen no desafía a la Razón o la “co-implicación” puede resolverse, lo que implica que hay una variable fundamental del ser humano que se nos escapa. En este concepto de co-implicación se encuentra contenido todo el misterio de la vida y, por consiguiente, de la Iniciación masónica cuya pretensión es ocuparse del hombre en su pura y completa humanidad, como decía Krause. Y es que el Hombre es un ser ambiguo: puede volcar su atención hacia el mundo exterior o hacia su interior; es un individuo y al mismo tiempo es un ente social. Su propio sentido de la libertad que lo puede conducir hacia un extremo individualista, es un producto social. Es una persona y al mismo tiempo un animal, etc. Todas estas mitades están co-implicadas unas con otras. Hagamos sin embargo un intento de cercar los ámbitos donde se manifiestan estas resistencias del mundo para dejarse aprehender por nuestra inteligencia. Voy a referirme a tres de esos ámbitos, pero no los vamos a analizar aquí porque ya lo fueron en el artículo antes mencionado de esta misma revista (Nº 6, enero, 2011).
1. EL OCULTAMIENTO QUE PRODUCE LA COTIDIANIDAD: En cierta forma hay un cuarto orden de resistencia de los fenómenos que nos hacen frente y éste es en el modo de estar ocultos a nuestra conciencia. Este ocultamiento se debe a: i) Que se nos entrega un mundo “ya interpretado” ii) La repetición de lo cotidiano que obvia la explicación.
2. LA COMPLEJIDAD DE SUS MOTIVACIONES: No tenemos claras nuestras jerarquías de valores ni el origen de nuestros desasosiegos.
3. LA COMPLEJIDAD DE LOS MUNDOS CREADOS POR EL HOMBRE: Espectacular aumento de POSIBILIDADES (más libertad) pero la enorme complejidad nos aleja de la comprensión del mundo.
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Como conclusión a esta primera pregunta podríamos decir que, espoleados por la necesidad de sentido para encontrarnos, comprendernos y elegirnos, se nos oponen unos enemigos ocultos que nos confunden para la consecución de nuestras metas.
2. ¿PARA QUÉ LA INICIACIÓN? Los por qué y los para qué suelen confundirse. Normalmente, lo que tenemos es una cadena de para qué, donde el que va antes se transforma en el por qué del siguiente. Pero si quisiéramos remontar la cadena hasta su primer eslabón, nos encontraríamos con el por qué nacido de nuestras entrañas, el motivo humano, el motor de nuestra conducta. Esto es lo que hemos analizado en el punto anterior. Esta averiguación suele ser una cuestión confusa cuando bregamos con inquietudes o sensaciones nuevas. Los para qué nos aparecen de una forma mucho más nítida, están ahí ante nosotros: un plato de comida, una compañía, un libro, un atardecer... Cuando del remolino de sensaciones que nos vienen de dentro vislumbramos un por qué, inmediatamente le adjudicamos un para qué, estableciéndose una relación de equivalencia: POR QUÉ → DISPLACER → DESEQUILIBRIO → PARA QUÉ → PLACER → REEQUILIBRIO. Identificamos tanto los porqué con los para qué, porque es más fácil visualizar el objetivo y la gratificación que lo acompaña que concretar la necesidad de nuestra consustancial menesterosidad que se nos manifiesta en forma de sensación, como expresión de nuestro cuerpo afectivo-emocional. Por eso somos víctimas fáciles de nuestro sistema de consumo con su constante lluvia de ofertas de productos: como somos seres carentes por naturaleza, siempre habrá alguna insatisfacción que pueda ser aliviada con esa nueva promesa. [41]
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Cuando nuestra conducta está guiada por los para qué que nos reclaman desde fuera, estamos tan determinados por los estímulos como pueda estarlo un animal. Cuando los para qué representan un proyecto que se elabora desde una selección de por qué entonces nuestra conducta alcanza la categoría de comportamiento, aún cuando esto no asegure que éste sea el que más nos convenga; nos habremos equivocado de selección. Por eso nuestro método insiste en este orden de cosas. Primero tenemos que descubrir nuestra piedra, es decir, tenemos que adquirir la destreza para identificar las motivaciones que nos son propias y poder gestionarlas relativamente al sentido aquel del que hablábamos al principio y por eso la primerísima encomienda que recibimos es visitarnos (VITRIOL) y hacer esa selección más genuina en la que mejor nos reconocemos. Después, como segunda medida en esta tarea de gestionar nuestras motivaciones, se nos indica mediante la prueba del fuego, que tenemos que purificar estas motivaciones para quedarnos con las edificantes, igual que tuvimos que hacer con nuestras ideas (prueba del aire) y con nuestros sentimientos, emociones y pasiones (prueba del agua). Finalmente, cuando lleguemos al grado de maestro, tendremos que rendir un proyecto de obra concreto sobre el que se concentrarán todos nuestros esfuerzos: ese proyecto viene representado por el cuadro de logia alrededor del cual acompasamos nuestra marcha. Seguro que averiguar el para qué de la masonería, y por tanto de la iniciación, nos será mucho más sencillo de lo que nos ha sido el por qué. Para ello no tenemos más que leernos los propósitos expuestos en la mayoría de las constituciones masónicas. Concretamente, la de la Gran Logia Simbólica Española (GLSE) dice en su artículo primero: ”La Francmasonería, institución esencialmente filantrópica, filosófica y progresista, tiene por objeto la búsqueda de la verdad, el estudio de la ética y la práctica de la solidaridad; y trabaja por el mejoramiento material y moral, y por el perfeccionamiento espiritual, intelectual y social de toda la humanidad.”, lo que solemos resumir diciendo que la masonería procura el mejoramiento del individuo y de la sociedad. Dos objetivos que no solo son complementarios sino que están CO-IMPLICADOS.
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RESISTENCIAS A LOS “PARA QUÉ” No porque hayamos concretado nuestros afanes en unos objetivos específicos estos se van a realizar como por arte de magia. La acción humana siempre está amenazada de fracaso. Pero nuestro principal opositor somos nosotros mismos, como se nos advierte en nuestra Iniciación cuando nos miramos al espejo buscando a nuestro peor enemigo. Dos son las fuentes principales de resistencia: a) La dificultad para elaborar nuestro propio proyecto. b) la dificultad para realizar el cambio desde nuestra situación actual hasta alcanzar nuestro proyecto Ambas dificultades tienen su origen en nuestras propias limitaciones pero la primera es más bien de carácter intelectivo porque se trata de una cuestión de objetividad, de análisis, de elaboración y selección de posibilidades y de elección. Sin embargo, la segunda es una cuestión de determinación, de sustituir unos hábitos por otros y adquirir nuevas habilidades e intereses y esto requiere una inversión de energía, de tiempo, de constancia. Esta es la dificultad que trata de remediar la sentencia de los masones operativos: “LO QUE TU HACES, TE HACE”. Pues bien, nuestro método iniciático persigue, fundamentalmente, este fin de hacer más dúctil nuestra piedra, nuestra condición, para que podamos acometer la serie de cambios que necesitamos para conducirnos hacia ese adueñamiento de nuestro ser. Veamos, a continuación, de qué manera se verifica este proceso.
3. ¿CÓMO PRETENDE EL MÉTODO INICIÁTICO DE LA MASONERÍA ALCANZAR ESTOS OBJETIVOS? Si damos por buenas las motivaciones expuestas en la primera pregunta y los objetivos concretos expuestos en la segunda: a) Somos seres en busca de sentido para encontrarnos, comprendernos y elegirnos, b) Somos seres constructores (individuo + sociedad), resultará evidente que cualquier método o fórmula que se ofrezca para conseguir nuestras metas tendrá que proporcionarnos herramientas
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para enfrentarnos a las RESISTENCIAS que hemos visto que se hacen patentes cuando surge en nosotros esa necesidad de hacernos cargo de nuestra vida. Hagamos una rápida recopilación de estas resistencias por el orden en que han ido apareciendo aquí: 1. Resistencia de los fenómenos para dejarse aprehender por nuestra comprensión: confusión, complejidad, co-implicación. 2. Ocultamiento que produce la cotidianidad. 3. Complejidad de las motivaciones. 4. Complejidad de los mundos creados por el hombre. 5. Dificultad del proyecto. 6. Resistencia al cambio. Pues bien, nuestro método propone una sucesión de experiencias iniciáticas que recogen unos conocimientos y habilidades específicos para afrontar con éxito las tareas propuestas. Estos representan nuestra tradición, que se transmite pautadamente en forma de ritos y símbolos que se derivan del oficio de la cantería y se encuadran en una metáfora que podríamos llamar METÁFORA DE LA CONSTRUCCIÓN. O sea, ahora se nos entregan unas herramientas intelectuales porque tenemos que realizar una tarea de comprensión, ni más, ni menos que la de CONOCERNOS A NOSOTROS MISMOS y esto implica la doble labor de conocer los elementos que constituyen la naturaleza humana común, por una parte, y por otra, conocer las capacidades y competencias, motivaciones y sensibilidades, frustraciones y complejos, etc., que hemos inscrito en ella. En la carrera masónica existen tres grados que son comunes a toda la Masonería universal. Estos son los grados de APRENDIZ, COMPAÑE-
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RO y MAESTRO. Después de estos tres grados continúan otros llamados ALTOS GRADOS cuyo número varía en función de la familia simbólica de que se trate. En cada paso de grado se realiza un ritual donde se nos entrega un paquete de información codificada que contiene una sucesión de temas, relevantes todos ellos, para abordar el estudio de nuestro ser. No solo se nos señalan estos temas sino que también se nos dan precisas indicaciones para iniciar ese estudio. Estudio que, por otra parte, tiene un doble acercamiento: intelectivo y experimental, porque además de esta información, también se nos ofrece un escenario de experimentación para poner a prueba nuestros progresos. De cada símbolo (paquete encriptado) que cae bajo nuestra consideración parte un hilo investigador/descubridor que nos lleva, tirando de él, a un desvelamiento, como ya hemos dicho antes, de los resortes íntimos que rigen nuestro sentir, nuestro pensar y nuestro actuar, configurando así una suerte de mapa interno que nos ayuda en la tarea de hacernos cargo de nosotros mismos. La dificultad reside en descubrir cómo se tira del hilo. El propio método también te dice cómo hacerlo: mediante un estudio hermenéutico del símbolo y una reflexión fenomenológica de las manifestaciones de la vida que alcanzan nuestra atención. El procedimiento no es evidente, se requiere un drástico cambio en la manera de mirar las cosas, a las personas y a nosotros mismos (por eso, nuestro caminar hacia las cosas, cuando estamos en Tenida, es uno muy particular, incómodo y nada común) pero, si se está atento, el método te va situando en una nueva perspectiva que empieza a revelar un relieve que antes no percibías. Esta tradición ofrece múltiples herramientas simbólicas y experienciales para poder resolver los problemas que plantean las resistencias existenciales mencionadas más arriba. En el presente trabajo no vamos a ocuparnos de todos los símbolos que contribuyen a disolver esas resistencias, primero porque excederíamos el espacio que una publicación como esta puede dedicar a un articulo, y segundo porque la pretensión de este trabajo es hacer una reflexión general sobre lo que llamamos Iniciación para poner en evidencia su estructura fundamental para ayudar a tomar las decisiones adecuadas para la pervivencia de nuestro método en momentos tan críticos como los que estamos viviendo.
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Sin embargo sí vamos a detenernos en dos de estas resistencias porque en su resolución se encuentra lo que nos parece la columna vertebral del sistema.
A. SOLUCIONES QUE OFRECE NUESTRA VÍA INICIÁTICA PARA LA CONSTRUCCIÓN DEL INDIVIDUO a. La resistencia de los fenómenos a dejarse aprehender por nuestra comprensión: El acercamiento que hace nuestro método al problema de nuestra ceguera relativa a nuestras motivaciones y la que nos impone la cotidianidad (simbolizada por la venda que porta el postulante), es de carácter hermenéutico, como ya hemos mencionado. Quizás convenga profundizar un poco en este concepto de Hermenéutica.
La Hermenéutica es la ciencia, o el arte, de interpretar, explicar, comprender, encontrar el sentido de la acción comunicativa (palabras, texto, gestos, símbolos, etc.) realizada por unos protagonistas (emisorreceptor, autor-lector, ponente-audiencia, etc.), en un escenario (contexto, condiciones experimentales, historia, biografía, etc.). Una correcta hermenéutica exige que partamos de una objetivación lo más rigurosa posible del hecho comunicativo en sí, para después ubicarlo en el escenario más inmediato. Con la luz ganada se irán ampliando los círculos contextuales, así como los análisis semánticos, filológicos, gestuales, etc., hasta remontarnos a los motivos humanos que estuvieron en la base de la acción. Si se me permite utilizar una imagen para explicar este acontecimiento de la comprensión, lo compararía al proceso de descubrimiento de la imagen que va apareciendo durante el revelado de una fotografía en la cámara oscura: al introducir el papel sensible ya expuesto en la cubeta del líquido revelador, empiezan a aparecer las zonas más oscuras de la imagen, pero aún no se tiene idea de qué representan. Paulatinamente se van perfilando las caras, los fondos y se va reconociendo la escena, hasta que, finalmente, todo encaja. El análisis hermenéutico requiere pasar de lo explícito a lo implícito, a través de un proceso riguroso de reflexión. Generalmente no hay una única interpretación posible de un texto, símbolo o comunicación, pero, desde luego, las posibilidades quedan acotadas. No vale cualquier interpretación.
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Sólo el examen hermenéutico nos puede devolver la reconstrucción adecuada de las razones del actuar humano que tienen sus raíces en las biografías implicadas, las cuales, a su vez, son siempre un producto dialéctico con el entorno. Por eso no hay comprensión si no hay reconstrucción del contexto (y por lo tanto biografía, historiografía) que es el que ilumina el sentido de la expresión concreta estudiada. El modo habitual y primario en que se encuentra el ser humano en el mundo es el de la cotidianidad. Su introducción a este mundo se ha hecho concienzudamente desde su más tierna infancia. Después, a través de iniciaciones más o menos explícitas se le ha preparado para afrontar cada una de las etapas de la vida: la escuela, la pubertad, la Comunión, la Universidad, el mundo laboral, el matrimonio, los hijos, etc. A nuevas etapas de maduración, nuevas herramientas, nuevas obligaciones también… Pero todas estas iniciaciones lo preparaban para enfundarse en el mundo, para acomodarse, para acoplarse, para “solucionarse” en él. En esta necesaria acomodación corre el riesgo de quedarse petrificado. Muchos, en un momento determinado de sus vidas, se sorprenden a sí-mismos huyendo hacia el mundo, distraídos de sí-mismos, y sienten la apremiante necesidad de volver a casa, a la morada interior, de abandonar al Minotauro que los tiene prisioneros en su cotidianidad. Pero hay un laberinto que franquear. Las soluciones son tan variadas como los individuos. ¡Quien tuviera a mano, entonces, uno de esos hilos de Ariadna…! La Tradición Iniciática es una solución más para empezar este viaje de vuelta. Acaso no podríamos intentar una primera definición de esta Tradición diciendo que es el conjunto de conocimientos y pautas recogidos durante toda la historia de la humanidad, con el propósito específico de producir ese encuentro del individuo con su ser en su más auténtica originalidad, de “descotidianizarnos”. Esta ruptura con la cotidianidad está sabiamente presente en nuestro ritual: las marchas y los gestos marcadamente extraños; el desarraigo de los metales para entrar en el Templo; el Guarda Templo enarbolando permanentemente su espada para que no abandonemos nuestro estado de vigilia; y en la Iniciación, el franqueo de la puerta del Templo por una angosta abertura; el deambular cojeando y medio
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desnudo; las inquietantes espadas; la ceguera impuesta por la venda, etc. He ahí el primer objetivo de toda disciplina INICIÁTICA (con mayúsculas) y requisito previo para emprender ese viaje hacia nuestro centro, tal como queda recogido en la antigua y conocida recomendación: “CONÓCETE A TI MISMO”, o la más masónica: VITRIOL. Todos los elementos simbólicos de nuestro método masónico conducen a este fin, nos muestran el camino, nos dosifican el esfuerzo, nos gradúan los obstáculos. Pero estos símbolos requieren una exégesis hermenéutica porque la Vía Iniciática y la Hermenéutica persiguen el mismo fin: el desvelamiento de lo que hay de sagrado en nosotros. LA INICIACIÓN ES HERMENÉUSIS VIVIDA. Para resumir diremos que la hermenéutica consiste en una reconstrucción de los contextos que dieron nacimiento en nuestra mente a los objetos que la pueblan (en las áreas intelectiva, afectiva y motivacional). Es una labor larga y paciente que establece una dialéctica entre el objeto y su contexto, en una especie de circulación alrededor del primero, sin perderlo nunca de vista. Nótese que todo deambular dentro del taller se hace girando en torno a la obra que tenemos que realizar (el Cuadro). Además, la marcha, como ya se ha indicado, es una muy particular que nos quiere advertir que nuestro enfoque de las cosas no puede ser el habitual y cotidiano, sino que tenemos que mirarlas a la cara desde ese ángulo privilegiado que nos revela su ser (que en el fondo es el nuestro). Con esta operación acontece nuestro DESPERTAR (lo que Beresniak llama L’ÉVEIL). Tres símbolos son particularmente relevantes aquí: La CÁMARA DE REFLEXIONES, el VITRIOL, y la PLOMADA.
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El primero, la CÁMARA DE REFLEXIONES, llamada la prueba de la tierra, trata de establecer una analogía entre lo que ocurre con la semilla plantada en la oscuridad de la tierra y la experiencia psíquica a la que se somete al profano encerrándolo en un cubículo oscuro con un mínimo de luz para poder percibir y estudiar los símbolos básicos que lo incitarán a preocuparse por su ser. La semilla, al contacto de la humedad, en las condiciones necesarias de temperatura y oxígeno y con los nutrientes necesarios almacenados en la propia semilla, rompe su envoltura y se desencadena el proceso de crecimiento. El profano, aislado de toda influencia del exterior, enfrentado a la realidad de su propia ignorancia y de la fatalidad de su muerte, llamado a reflexionar sobre lo que de valioso tiene la vida y que quisiera dejar como herencia, desarraigado del mundo por habérsele quitado los “metales”, siente una angustia existencial por haberse olvidado de ser y decide romper con determinación el círculo de costumbres que lo tienen atrapado para dedicarse de manera pertinaz a descubrirse plenamente. El segundo, VITRIOL, es un acrónimo que significa “Visita el Interior de la Tierra y Rectificando Hallarás la Oculta Piedra” y es el símbolo más enigmático que se encuentra en la Cámara de Reflexiones. Es como una clave que quiere indicar al que se está iniciando de qué manera tiene que mirarse y mirar al mundo, pero sobre todo como tiene que interpretar los símbolos que pueblan el universo masónico. VITRIOL es una clave de interpretación que juega el mismo papel que la clave que pone el compositor al principio del pentagrama. De entre las múltiples interpretaciones que pueden darse a este enigmático símbolo yo me quedo con la siguiente, porque es coherente con la visión del método que se presenta en este artículo: La VISITA es una acción encaminada al conocimiento de algo tal como es, motivada por el interés que éste despierta en nosotros. Es como la visita a un museo, a un monumento o a un amigo; solo queremos ver cómo son las cosas o cómo están, sin ánimo de alterar nada, dejarnos sorprender por éstas con la inocencia de un niño, sin ideas preconcebidas, con objetividad, que sea la cosa la que hable. Esta es la parte difícil de la operación porque nuestra mirada siempre está sesgada por el prejuicio.
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El INTERIOR nos indica claramente hacia donde tenemos que dirigir nuestra mirada. Nuestro YO es perfectamente consciente de que existe un mundo ahí fuera que nos hace frente y con el que tenemos que bregar; nos exige atención. Esa atención puede estar obligada por los estímulos exteriores o puede estar modulada o controlada por unas preferencias o elecciones que proceden de nuestro interior en el que conviven diversas instancias: desde los instintos, los deseos, las frustraciones, los intereses, las pasiones, etc., hasta la RAZÓN. Ese “interior” alberga el factor “x” que hace que la conducta de la persona pueda no responder a un automatismo desencadenado por el exterior, por las circunstancias, pero también debemos investigar cuales son los automatismos que proceden de nuestro interior, construidos por los hábitos a los que hemos sido sometidos. La TIERRA representa nuestra “totalidad”, el sumatorio de todo lo vivido y de toda la huella dejada en nuestras respuestas emocionales/afectivas, nuestro intelecto y nuestros intereses; es el contexto de la PIEDRA que alude a nuestro SER. La RECTIFICACIÓN es un proceso químico (y alquímico: “solve et coagula”) de destilación por etapas (Quinta Esencia); es una guía que nos detalla cómo tenemos que proceder para conocernos y ganarnos. Habitualmente se interpreta que lo que debemos rectificar es nuestro ser. Yo creo más bien que, en esta operación del VITRIOL, lo que tenemos que rectificar es nuestro MIRAR, siempre contaminado por la ganga que envuelve nuestra piedra, para reconocer en nuestra totalidad esa naturaleza humana que nos es más propia y en la que pode-
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mos descubrir un sinfín de posibilidades originales, de filones, que explotar, si somos capaces de asumir lo que somos. La verdadera transformación de nuestro ser vendrá después, con el desarrollo y puesta en acción de nuestro proyecto vital. HALLARÁS, indica claramente que el resultado de nuestros pasos anteriores nos conduce a un descubrimiento de algo nuevo que conlleva una más o menos oculta gratificación; es algo parecido a la emoción que sentimos cuando nos encontramos con un billete de 50 € en el bolsillo de un pantalón que no nos poníamos hace tiempo. OCULTA está la piedra porque en caso contrario no la buscaríamos. Perdida estaba, bien instalada en el laberinto y tomó a éste por su casa. Cuando toma conciencia de su abandono, se angustia y concibe un plan para ganarse, para volver a Ítaca. Es el laberinto, es decir la cotidianidad y la conformidad con la repetición de los hábitos, lo que nos vuelve ciegos a otras realidades que habitan en nuestro universo de posibilidades. La PIEDRA, una parte la conocemos, es la que aflora como la punta de un iceberg y alcanza nuestra conciencia. Otra parte sigue por descubrir y en eso consiste el trabajo de un iniciado en Masonería. El tercero, LA PLOMADA se compone de tres partes: cabeza, hilo y plomo o pesa. La cabeza de la plomada plantada en la superficie (lo manifestado del fenómeno, el acto comunicativo) nos asegura que nuestra atención no se aparta del objeto de estudio. El hilo tensado por el plomo es el que asegura que hay un camino que nos lleva de lo exterior visible al interior invisible, es el Hilo de Ariadna que nos permite salir del Laberinto. El plomo es la fuerza, la esencia humana que pugna por conquistar su libertad y que va describiendo unos CÍRCULOS concéntricos alrededor del centro. Estos círculos son los contextos sucesivos del CENTRO que nos dará la vertical señalada por la cuerda tensada. b. La resistencia al cambio que opone nuestro propio ser: La analogía que establece el masón entre la Piedra y el Ser del humano es realmente apropiada. Sobre todo por su grado de dureza y de persistencia. Existe sin embargo un cierto margen de plasticidad o conformación posible, tanto en el caso de la piedra como en el del ser y en ambos este margen puede ser utilizado por circunstancias externas como las que redondean un canto rodado en el lecho de un río o las vicisitu-
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des y servidumbres que nos impone la vida, o bien, así mismo, por la acción consciente de un autor con un plan. En el caso de la piedra, evidentemente, el autor es exterior a ella, pero en el del ser humano, el autor es él mismo. Pues bien, la misión fundamental que tiene que realizar el método iniciático es facilitarnos el camino para conseguir el propósito constructivo que nos condujo hasta las puertas del Templo. A este enfoque de nuestro método suelo llamarlo una Tecnología para el cambio. En síntesis, se trata de pasar por cuatro fases del cambio (o si se prefiere, transmutación, porque lo que se pretende es un giro fundamental en nuestro modo de estar en el mundo) que se van a repetir en las cuatro etapas de la carrera masónica: Aprendiz, Compañero, Maestro, Altos Grados (o Grados Superiores). Estas cuatro fases las vamos a llamar PUTREFACCIÓN, PURIFICACIÓN, METAMORFÓSIS y CONFIRMACIÓN, utilizando una nomenclatura alquímica afín a este aspecto del trabajo masónico. Esta secuencia es la CLAVE DE BÓVEDA que estructura a su alrededor todo el método iniciático y está basada en las metáforas de la transmutación alquímica y de la crisálida, con la ancestral pretensión de crear imitando la Naturaleza. Pero en el fondo, es un procedimiento lógico y eficaz para provocar la emergencia de un nuevo ente (o la solución de un problema), partiendo de un estado de cosas ya dadas que reúne los elementos suficientes para que la operación pueda iniciarse. Hagamos un sucinto acercamiento al significado de estas cuatro fases: 1. PUTREFACCIÓN El candidato es sometido a una experiencia emocional fuerte que consiste en una separación drástica de sus referencias habituales y una exposición a pruebas que le muestran su vulnerabilidad y le hacen pensar en su propia muerte. El sentimiento de desarraigo y el vislumbre de la muerte cierta conllevan la muerte relativa del estado de seguridad y acomodamiento anterior y lo sumen en la angustia existencial. Su ser le exige saber quién es. El caos y la descomposición reinan en su mente pero brilla una luz en su fondo alimentada por quien grita la pregunta. Su ser se
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le abre tras las verdaderas preguntas. En el mundo arcaico, esta fase correspondía a la separación de la madre y las ordalías a las que lo sometían. Esta es la prueba de la tierra durante la cual yo me aparezco a mí mismo en mis elementos constituyentes. 2. PURIFICACIÓN La purificación consiste en poner las cosas tal como deben estar para que cumplan con su ser. Los fallos pueden ser debidos a excesos o a defectos. Por tanto, habrá qué investigar que sobra y quitarlo e investigar qué falta y ponerlo. Quitar corresponde principalmente al Aprendiz; poner es tarea del Compañero. Simbólicamente, el rito nos indica dónde tenemos que buscar estos abusos y estas carencias. Y en nuestro método esta fase suele presentarse en forma de viajes, en recuerdo de los “Tours” que realizaban los compañeros de distintos oficios. En nuestro grado de Aprendiz se indica claramente en cada uno de los viajes cuáles son las áreas que tenemos que trabajar: 1º VIAJE: Prueba del Aire (purificación de nuestro área intelectiva: prejuicios, intransigencia mental, pereza mental y un largo etc.). 2º Viaje: Prueba del Agua (purificación de nuestro área afectiva: sentimientos de odio, desprecio, envidia, emociones de ira, y un etc. aún más largo). 3º Viaje: Prueba del Fuego (purificación de nuestro área motivacional: pasiones e intereses que son capaces de organizar toda nuestra vida a su alrededor, pero de una forma poco edificante o incluso destructiva como los celos, los vicios, la avaricia, etc.).
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Este sería el sentido de los viajes en el grado de Aprendiz. En el grado de Compañero hablaríamos de entrenar nuestras capacidades de análisis, síntesis, pensamiento divergente, creativo, etc., en el área intelectiva; de gestión de nuestra vida afectiva y de automotivación. En las sociedades simples o primitivas, esta fase corresponde a la transmisión del mito fundador y su memorización, y es donde se explica a los recipiendarios el papel que cada uno tiene que jugar en el grupo. 3. METAMORFOSIS Esta es la fase más delicada del trabajo y a la vez misteriosa. Ya tenemos todos los ingredientes necesarios y suficientes para que pueda emerger el nuevo ser de lo que antes era, pero eso no basta. Hace falta la colaboración de los que saben y dominan los secretos de tan sutil transformación. Por poner un ejemplo muy gráfico, cuando tenemos todos los ingredientes en la paella le toca el turno al maestro cocinero, que es el que conoce el punto de sal, la temperatura, el tiempo, el agua y el reposo que necesitan los sabores para interpenetrarse. Ese es el momento cumbre de la operación que marca el renacimiento del NEÓFITO en APRENDIZ. Ha emergido a una nueva realidad en la que es consagrado, instituido y recibido por, los ahora, sus pares.
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4. CONFIRMACIÓN Esta fase contiene una presentación formal que es una invitación a ser reconocido por los demás en su nueva calidad y verificar que es apto para desarrollar el trabajo que le aguarda, porque siempre se esperará de él la rendición de un producto que trascienda a los otros, en el ámbito que le corresponda. Se trata, pues, de un proceso CREATIVO que habremos utilizado muchas veces sin darnos cuenta; por ejemplo, cuando tenemos un problema: lo analizamos, eliminamos los prejuicios o falsas ideas, completamos la información relevante y, si dejamos que las nuevas representaciones mentales se hagan operativas, debería emerger una solución al problema o un nuevo enfoque totalmente imprevisto. Ahora es el momento de establecer la fuerte analogía que existe entre la estructura de los ritos de paso de aquellas sociedades arcaicas a las que nos referíamos en la primera parte del artículo y que no necesita mayor explicación. La presencia de estas cuatro fases es bien notoria en el rito. Por poner un ejemplo con el rito de paso del Aprendiz, a continuación se detalla el contenido de cada una: PUTREFACCIÓN = POSTULANTE Empieza desde que entra al local Momento cumbre = Cámara de Reflexión 1º Juramento = Libaciones Termina cuando le quitan la soga del cuello PURIFICACIÓN = RECIPIENDARIO Empieza con el primer viaje Momento cumbre = los 3 viajes 2º Juramento (el más solemne) = después de los 3 viajes Termina con la Salida del recipiendario después de haber visto la luz tenue
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METAMORFOSIS = NEÓFITO Empieza cuando entra nuevamente para recibir la luz 3º Juramento (reafirmación del anterior) Momento cumbre = Consagración, Institución y Recibimiento Termina con el revestimiento del Mandil CONFIRMACIÓN = HERMANO APRENDIZ Empieza con el Reconocimiento Momento cumbre = su primer trabajo Termina con el discurso del Orador Cada uno de los ritos de cada grado reproduce esta estructura, dado que todos ellos van buscando un determinado cambio o progreso, pero cada uno de ellos marca su importancia en una de las fases. El siguiente cuadro ilustra esta idea:
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El cuadro que reproducimos a continuación pone en relación los grados con las fases, el progreso del trabajo sobre la piedra y las virtudes sobre las que debe invertirse el mayor esfuerzo.
B. SOLUCIONES QUE OFRECE NUESTRA VÍA INICIÁTICA PARA LA CONSTRUCCIÓN DE LA REALIDAD SOCIAL En la primera parte de este artículo atribuíamos la aparición, durante el siglo XVIII, de los Altos Grados de la Masonería al surgimiento de un interés por participar en la construcción de una sociedad basada en los valores de libertad, igualdad y fraternidad, de justicia social y de garantías jurídicas que dieran lugar a la emergencia del ciudadano desde su condición previa de súbdito.
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El concepto de espacio público se abría paso lentamente y las logias fueron un buen banco de prueba y correa de transmisión de este concepto de ágora pública. Al lector que esté interesado en el particular modo de sociabilidad de la Masonería de los siglos XVIII y XIX, le sugerimos que consulte la interesantísima obra del Prof. Dr. Pierre Yves Beaurepaire cuya referencia puede encontrar fácilmente en Internet. Para la Masonería llamada especulativa, que nace en 1717 con la redacción y posterior publicación en 1723 de las Constituciones de Anderson, este sentido de sociabilidad venía articulado en dicho documento fundacional alrededor de una feliz y fecunda idea que se expresaba con las palabras de CENTRO DE LA UNIÓN. Para los masones de aquella época, la necesidad de entendimiento entre los Hermanos tenía que superar las barreras que la condición humana, llevada por la Ignorancia, el Fanatismo y la Ambición, pronto levantaban entre los hombres. Construyeron un escenario de encuentro (la Tenida) que les permitiera ejercer esa libertad a la que aspiraban, lejos de la tiranía que imponen esos vicios de la mente en el criterio humano. Todo en la Tenida está milimetrado en cuanto a las formas y los procedimientos. A cambio, tenemos la absoluta libertad de conciencia y de expresión de las ideas. Aquí también, una fuerte presencia de símbolos asegura el cumplimiento de estos aspectos normativos del trabajo masónico. Estos símbolos se distribuyen alrededor de dos ideas centrales: PRIMERA IDEA: EL CONCEPTO DE RECONOCIMIENTO Las condiciones previas que se dan en todo proyecto de construcción social son siempre las mismas: 1) el reconocimiento de otros iguales 2) el reconocimiento de que existe una problemática común 3) la idea de que, en cooperación, podemos afrontar dicha problemática con mejores oportunidades de éxito. En la idea de reconocimiento subyacen dos intenciones imprescindibles a la hora de acometer un proyecto común de cualquier índole: 1) La presencia del “otro” en el trabajo, no es un capricho o un gesto de generosidad, es un requisito “sine qua non”
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2) Todos los presentes se reconocen mutuamente compartiendo un mismo catálogo de principios y valores mínimos, de manera que todos puedan esperar del otro la capacidad y la voluntad de aceptar las reglas del juego, el marco general. Es fácil reconocer en nuestros ritos, usos y costumbres la abundante presencia de estos símbolos de reconocimiento: desde el retejo, las credenciales, los acuerdos inter-obedienciales con sus protocolarias firmas de acuerdos,… hasta la pregunta ritual del Venerable Maestro al empezar los trabajos “¿Hermano Primer Vigilante, Sois Masón?” a la que éste responde “¡Por tal me reconocen mis Hermanos!”; o la exigencia previa de ser persona libre y de buenas costumbres. SEGUNDA IDEA: LAS CONDICIONES PARA LLEGAR A ACUERDOS
¡Pero no basta con que todos los presentes compartamos la misma condición de seres humanos, o demócratas o masones! Además, es necesario que, ante el caso concreto que nos toca debatir hoy, aquí y ahora, de abordar tal o cual cuestión, verifiquemos que se reúnen las condiciones que garanticen óptimamente la posibilidad de llegar a entendernos a través de un intercambio de argumentos sostenidos por la razón. También aquí se trata de condiciones procedimentales en las que nuestro protocolo no transige. Hagamos un rápido repaso de estas: 1. Asegurarse de que establecemos las condiciones logísticas de tiempo y espacio para dedicarnos con la atención debida y sin perturbaciones a los asuntos que deben tratarse. = Venerable Maestro, el primer deber de un Vigilante en logia es asegurarse de que el templo está debidamente cubierto. 2.
Asegurarse de que todos los presentes tienen las capacidades suficientes y necesarias para comprender los asuntos que se van a tratar y para defender sus puntos de vista. = Venerable Maestro, el segundo deber de un Vigilante en logia es asegurarse de
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que todos los asistentes son aprendices francmasones, están en su lugar y en la actitud que les corresponde: 3.
a. Capacidad de escucha = (y por eso los aprendices empiezan ejercitándose en el callar). b. Capacidad para decidir libremente la validez del argumento del otro, sin coacción = (y por eso se nos exige ser libres). c. Capacidad justificativa de un SÍ o un NO = (Una de las finalidades de las aplomaciones es comprobar que el postulante tiene suficientes facultades intelectivas).
4.
Asegurarse de que todos cuando intervienen lo hacen con sinceridad y buena fe. = (por eso se requiere que el masón sea persona de buenas costumbres; y por eso también durante su intervención el masón debe permanecer “al orden”, alejando de sí toda intención engañosa o malintencionada).
5. Asegurarse de que todos los participantes tengan las mismas oportunidades para expresarse con equidistancia y equivalencia. = (y por eso disponemos de un complicado y preciso protocolo que establece cómo pedir la palabra, cuántas veces podemos pedirla, cómo tenemos que dirigirnos a los presentes, a quién tenemos que mirar, cómo tenemos que permanecer y quiénes son los árbitros del debate.). 6.
Asegurarse de que nuestras pretensiones argumentativas serían equivalentes si las mantuviera otro desde su perspectiva, porque éstas tienen que ser reversibles. = (¿y no es eso lo que pretende el principio moral que se nos da cuando nos iniciamos: “no hagas a otro lo que no quisieras que te hagan a ti; haz a otro todo el bien que quisieras que te hagan a ti?”).
7.
Asegurarse de que están presentes todos los afectados por los asuntos que se vayan a tratar. = (y por eso deben aportarse las excusas de los hermanos ausentes, porque es la manera simbólica que tenemos para que estén presentes).
Estos requisitos que acabamos de ver son los que estipulan nuestros ritos y usos para procurar que la logia sea verdaderamente un templo del logos, un lugar donde la razón sea la única arma para dar validez a los argumentos. Como todos sabemos, estos protocolos se practican cotidianamente en las logias masónicas porque son parte estructurante del método.
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Ahora bien, si comparamos estos requisitos con los que Jürgen Habermas propone en su obra “Teoría de la Acción Comunicativa” para crear las condiciones idóneas para que la comunicación entre los individuos tenga posibilidades de llegar a acuerdos, nos daremos cuenta de que son prácticamente los mismos. En su obra, Habermas, para elaborar su crítica de la sociedad actual, la llamada sociedad de la comunicación, se fija prioritariamente en la calidad de comunicante del sujeto social con lo que su crítica de la sociedad se torna principalmente en una crítica de la comunicación intentando con este enfoque recuperar el proyecto ilustrado. Miren por donde, la Masonería ya se había dado cuenta de que no bastaba colocar la efigie de la virtuosa Atenea a la derecha del Venerable Maestro, sino que había además que acompañarla en su deambular de una cabeza a la otra. En este sentido, hay que recordar que la Francmasonería se ocupa del Hombre en su totalidad: en los tres primeros grados atiende a su proceso de individuación sin olvidar el fondo y el soporte de ese proceso que es la dimensión social; en los Altos Grados, atiende a esa dimensión social sin olvidar que ésta debe servir al mejor desarrollo de las posibilidades del individuo. En el fondo, se trata de resolver la consustancial ambigüedad del ser humano, haciendo compatibles y no mutuamente excluyentes los dos extremos de esta realidad humana, y esa sutura se tiene que hacer patente tanto socialmente como Jürgen Habermas en lo más profundo del corazón. Ese sería el mejor logro de la Fraternidad que anhela extender la Masonería: el problema del otro es también mi problema. En el siguiente cuadro, homólogo al anterior pero dedicado a la construcción de la dimensión social del ser humano, se puede apreciar cómo, en los grados simbólicos, también se encuentran elementos preparatorios para esa construcción social en la que todos estamos involucrados. (3)
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C. LA NECESIDAD DE AMBAS CONSTRUCCIONES CONSTITUYE LA ESPECIFICIDAD DE LA FRANCMASONERÍA El camino que escoge la Masonería es siempre el más difícil de recorrer. Su postura es siempre la más incómoda ¡Entre la Escuadra y el Compás! La FRANCMASONERÍA reclama una idea del ser humano completa y esto implica contemplar su doble naturaleza: como individuo y como ente social; los individualismos no caben aquí, y para eso, propone un método de progreso que pone en recíproca relación al individuo con los otros: Primero, un progreso provocado por la obra en sí, que obliga a adquirir capacidades y destrezas para producirla; y provocado por la necesidad de que la obra encaje en el mundo, lo que obliga a conocer mejor éste.
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Segundo, un progreso en términos de autoconocimiento, provocado por la presencia del OTRO que me pone frente a mis limitaciones y errores.
EPÍLOGO El presente trabajo es un intento de presentar el contenido iniciático que caracteriza el sistema masónico como un método consistente y coherente que se propone unos fines que la condición humana demanda. La problemática existencial a la que trata de responder nuestro método es absolutamente vigente, y las propuestas que aporta para su tratamiento son eficaces y profundas y están presididas por la preocupación de atender a la esencia misma del ser humano: mantenerse abierto a las posibilidades sin perder su humanidad “co-siendo”(2) con todos y sin romper los lazos de dependencia con las realidades que nos sustentan: la naturaleza y el cosmos. He tratado de hacer una reflexión sobre las razones humanas que han conducido hasta la construcción de un sistema iniciático y cómo estas razones siguen vigentes aunque con entornos y objetivos distintos. Como es obvio decir, los contenidos de los cuadros ofrecidos son opinables y podemos hallar mejores categorías y mejores contenidos, pero lo que creo que es indispensable, para la necesidad de comprensión del hombre de nuestros días y para la construcción de un discurso explicativo dirigido a la sociedad, es que nos esforcemos en evidenciar la consistencia y coherencia de nuestras propuestas de trabajo contenidas en nuestro método iniciático.Å
_____________________ (1) Citado Por el Dr. José Carlos Carmona en su trabajo sobre la Ética mínima de Adela Cortina. (2) Inspirada expresión del genial hermeneuta Prof. Andrés Ortiz-Osés, que nos recuerda que se sutura cosiendo (3) Habermas: PRESUPOSICIONES IDEALIZANTES QUE HACEN POSIBLE UNA COMUNICACIÓN CON PRETENSIONES DE ALCANZAR ACUERDOS: La suposición común a todos nosotros de que ahí fuera existe independientemente un mundo de objetos.
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EL SENTIDO DEL MÉTODO INICIÁTICO DE LA FRANCMASONERÍA a) La suposición recíproca de racionalidad. b) La suposición de la incondicionalidad de la universalidad de la validez de la verdad. (Pretensión de validez en cualquier contexto) c) La suposición de que el mejor argumento será la única coacción aceptada. PRESUPUESTOS PRAGMÁTICOS QUE SON SUPUESTOS IDEALIZANTES, CONDICIONES IDEALES, PARA QUE PUEDA DARSE UN ACUERDO: Capacidad para decidir libremente la validez del argumento del otro, sin coacción. a) b) c) d) e)
Capacidad justificativa de un SI o un NO. Sinceridad. Reversibilidad de perspectivas (simetría). Escenario de expresión equidistante y equivalente. Participación de todos los afectados.
Obra de donde proceden las ilustraciones de este artículo. Imágenes: SEBASTIÁN UTRERAS Textos: JAVIER OTAOLA
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EN UN LUGAR GEOMÉTRICO SOLO CONOCIDO POR LOS HIJOS DE LA VIUDA ESTE BREVE TRABAJO ESTÁ INSPIRADO EN UN CONCEPTO QUE EL FILÓSOFO MARTIN HEIDEGGER UTILIZA PARA REFERIRSE AL "VERDADERO PENSAR" Y QUE ACONTECE EN LO QUE ÉL LLAMA "EL CLARO DEL SER" O LA "CASA DEL SER". ESTE “VERDADERO PENSAR” SE REALIZA EN UN ÍNTIMO ESPACIO EN EL QUE FORMULAMOS LAS CORRECTAS PREGUNTAS, QUE NUESTRA ANGUSTIA EXISTENCIAL PERGEÑA (LO QUE NECESITAMOS SABER), A NUESTRO SER INTERIOR, A NUESTRA TOTALIDAD, A NUESTRO POTENCIAL, A NUESTRA PIEDRA BRUTA. ES ESE LUGAR EN EL QUE PINTAMOS CON PALABRAS LOS SENTIMIENTOS, EMOCIONES, SENSACIONES, IDEAS; EN DEFINITIVA, TODO LO HUMANO. JOSÉ LUIS COBOS l decir que la característica esencial del ser humano estriba en el pensar quizás no quede suficientemente aclarado que es lo que se quiere decir con ello, porque el pensar, fundamentalmente, quiere decir que, con él, el hombre se piensa a sí mismo.
A
El Pensar al que me refiero es el pensar que lleva a cabo la relación del Ser con la Esencia del Hombre. Esta es la primaria función del pensar. Así como el instinto hace que el animal se atenga a su especie, el pensar hace que el Hombre se atenga a su esencia humana. Este pensar, esta conversación, esta epifanía acontece en El claro del ser.
EN UN LUGAR GEOMÉTRICO SOLO CONOCIDO POR LOS HIJOS DE LA VIUDA
Hay un lugar geométrico, sólo conocido por los Hijos de la Viuda, donde el hombre interpela al ser y el ser se da al hombre. Y el ser “voca” al hombre y el hombre escucha en silencio. Lo único que importa es que la verdad del ser llegue al lenguaje y que el pensar alcance dicho lenguaje. Tal vez entonces el lenguaje reclame el justo silencio en lugar de la expresión precipitada. (Martin Heidegger) Ese lugar geométrico es la verdadera patria del ser humano, donde ex-siste. Ese es el lugar de lo sagrado y del verdadero pensar acerca de la verdad del ser. Ese lugar es la Casa del Ser, nuestro Êthos. Sus muros y sus muebles son el lenguaje. Un lenguaje especial, la lengua de los pájaros, elaborado a lo largo de la historia del Hombre, a golpe de meditación y poesía por una suerte de pensar originario, previo al pensamiento que llamamos racional, lógico o discursivo que se aplica a lo ente. La Logia se constituye en ese lugar geométrico para el grupo de hermanos en la medida en que es un receptáculo que reconstruye y concentra todo el lenguaje simbólico, que cuenta la historia del ser y que necesitamos actualizar en nosotros para reconstruir nuestra morada interior, y dedicarnos al verdadero pensar que es el que nos permite alcanzar nuestra entereza, nuestra salud, permanecer entero, para enterarnos. Así se entiende por qué solamente los Hijos de la Viuda, aquellos que han actualizado ese lenguaje específico, aquellos que han desentrañado los símbolos, son los únicos que penetran en ese aposento donde el ser nos aparece claro, en ese Lugar Geométrico. En este pensar reconquistamos la unidad perdida en el dualismo platónico, cristiano o cartesiano, y se verifica, en un más completo sentido, el Centro de la Unión que es la Francmasonería. Pero además nos protege de la disgregación a la que nos aboca la sociedad actual y esto sí que da vigencia a nuestra Orden.Å ______________________ n. b.: Este artículo es una plancha, leída, en su momento, en la Logia Obreros de Hiram, al Oriente de Sevilla.
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SEMBLANZA DE JOSÉ LUIS COBOS
FILIACIÓN NOMBRE: José Luis Cobos Avilés FECHA DE NACIMIENTO: 6 de enero de 1940 LUGAR DE NACIMIENTO: Tánger, Zona Internacional, Marruecos Sale de Tánger para instalarse en Málaga en mayo de 1963.
SEMBLANZA DE JOSÉ LUIS COBOS
CIRCUNSTANCIA FAMILIAR Mi padre, José Cobos, nació en Málaga (1906) y estudió en la Normal (nocturna) de esa ciudad. Pasó por los oficios de calderería, forja, mecánico ajustador y fundidor. De ideas anarquistas, ateo, pero sobre todo anticlerical, salió de España en el año 1936 hacia Tánger donde vivían sus tíos y primos. Empezó trabajando en un taller de mecánica y pronto se instaló por su cuenta con un socio. Mantuvieron su taller de mecánica hasta el año 1970, momento en que mis hermanos y yo, ya instalados en la península, nos trajimos a nuestros padres. Mi padre tenía hecha la promesa de no venir a España hasta que Franco se fuese, pero las circunstancias mandaban. La situación en Marruecos era insostenible. Mi padre era un artista con las manos; no se le resistía ningún trabajo y cuanto más difícil parecía, más se interesaba. Todos los veranos, durante las vacaciones, nos hacía ir, a mi hermano y a mí, a trabajar de aprendices al taller. ¡Si habré esmerilado válvulas, rascado culatas, ventilado la fragua y barrido el taller en aquellos veranos! Nos plantaban un mono azul confeccionado por mi hacendosa madre y por la tarde, cuando dábamos de mano, salíamos de tizne y grasa hasta las orejas, y yo me maravillaba porque mi padre salía siempre como nuevo. Le observaba cómo manejaba las herramientas que parecían, en sus manos, una prolongación de su cuerpo. Lo que más me asombraba y admiraba era verlo trabajar con su socio en la fragua, convirtiendo sobre el yunque un trozo de hierro o pletina en un esbozo de pieza que luego tendría que ser terminado a golpe de lima. Era mágico ver a uno volteando la maza para asestar un fatal golpe al hierro justo en el sitio donde el otro había señalado antes con la machota. Siempre estaba enseñándonos a utilizar apropiadamente los útiles, a ponerlos en su sitio. Para él, las herramientas eran sagradas y era raro que, para algún trabajo especial, no tuvieran que fabricarse utillajes o máquinas especiales. Eran otros tiempos. Eran otros hombres. Nunca le oí una discusión con su socio o en casa. Era la personificación del respeto y la dignidad. Tenía un fino sentido del humor. Era un lector empedernido. Su libro de cabecera era el Quijote, que no sé cuantas veces habría leído. Pero, sobre todo, tenía un instinto educador verdaderamente inusual. Enseñaba a amar las cosas tratándolas como si tuvieran alma; siempre iba el ejemplo por delante. Mi madre, Luisa Avilés, llegó a Tánger en el año 1913 con 8 años; era prima de mi padre. Se casaron civilmente en 1938. Los tres hermanos
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SEMBLANZA DE JOSÉ LUIS COBOS fuimos bautizados casi a hurtadillas de mi padre y ninguno recibimos educación religiosa ni hicimos comunión ni nada de eso. Tuvimos siempre a una tía, hermana de mi madre, viviendo con nosotros. Mi madre y mi tía trabajaban en casa, cosiendo para una sastrería, para aportar algo al precario peculio de la familia. Ellas me enseñaron el valor del sacrificio y la abnegación, el amor al prójimo y la tolerancia… y también el gusto por la buena repostería. Las personas eran primero personas, y después, muy lejos, otras cosas: ricos, pobres, malos, buenos, etc., pero debo decir que estos sentimientos eran muy comunes entre los tangerinos, sin distinción de etnias, religiones u otras diferencias. En resumidas cuentas, mi niñez, adolescencia y juventud, hasta que salí de Tánger, ya con 23 años, transcurrieron rodeado de amor, respeto, e incitación a la lectura y el estudio. Me casé con 24 años con Rosa Cano, con la que mantengo muy buena amistad. Tuvimos dos hijos que adoro y de los que estoy muy orgulloso. El mayor, Pedro Luis, es profesor titular de psicología en la Facultad de Psicología de Málaga y me ha proporcionado un nieto. La pequeña, Verónica, vive en Bruselas y trabaja en la Comisión Europea; ella me ha dado dos nietos.
CIRCUNSTANCIA CULTURAL Cuando miro hacia atrás, tratando de ver las influencias que más me han marcado en el trasfondo de mi conciencia, no puedo dejar de reconocer la tácita determinación que la particular atmósfera de convivencia social que se respiraba en Tánger Zona Internacional depositó en mis genes culturales. Sería muy prolijo detallar aquí los mimbres de esta influencia. Pero sintetizo la idea diciendo que, aunque yo no lo sabía entonces, Tánger supuso para mí una primera “logia madre”, en el más amplio sentido de la expresión.
CIRCUNSTANCIA ACADÉMICA De niño mi salud no fue muy robusta. Padecí algunas enfermedades de vías respiratorias e infecciosas (escarlatina) que hicieron pensar a mis padres que yo no podría seguir, como mi hermano, el oficio del padre, como era costumbre en aquella época. Así es que decidieron que yo tendría que hacer una carrera. Los tiempos te obligaban a ser pragmático y por tanto tendría que estudiar algo con salida fácil al mercado de trabajo que, en Tánger, se llamaba “comercio”. Ni se nos ocurría en aquel entonces, ni a mis pa-
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SEMBLANZA DE JOSÉ LUIS COBOS dres ni a mí mismo, pensar en términos de vocación o aptitudes o preferencias del niño. Era lo que había que estudiar y punto. Bastante suerte tenía con que se me diera la oportunidad de estudiar. Lamentablemente, para la mente de un joven criado en una cultura familiar intoxicada de ciencias, mecánica, matemáticas, química, física, etc., la actividad comercial era la antítesis de mis inclinaciones. Así pues, y muy consciente del esfuerzo que hacían mis padres, terminé con el Titulo de Enseñanza Mercantil en Casablanca, cursando siempre mis estudios en centros franceses. Mucho más tarde tuve ocasión de descubrir que el conocimiento nunca estorba y esta orientación que dieron a mi vida me ha devuelto unos réditos impagables en términos de comprensión de la vida que nunca hubiera conseguido con una formación en ciencias. Una vez en España (Málaga), trasladado por la empresa en la que trabajaba en Tánger, tuve ocasión de hacer una diplomatura de Relaciones Públicas (3 años) para ocupar algunos ratos libres que tenía. Descubrí el maravilloso mundo de las ciencias humanas. Tuve la suerte de contar con unos profesores de excelente nivel en materias que me abrieron un mundo nuevo de conocimientos: psicología, sociología, historia de las ideas. Después intenté quitarme una espinita frustrante que se me había quedado clavada en mi subconsciente por no haber podido seguir mis estudios en lo que era mi pasión, la química. Cuando empecé el segundo año me di cuenta de cuánto habían cambiado mis intereses. Me parecían asuntos menores. También debo mencionar, aunque no podamos llamarla formación académica, la serie de cursos recibidos durante los últimos 17 años de trabajo en la Compañía Nabisco Brands, multinacional del sector de la alimentación. Esta empresa daba mucha importancia a la formación de sus cuadros y todos los años, sistemáticamente, pasábamos una semana en algún paraje privilegiado de nuestra geografía, adquiriendo nuevas destrezas o profundizando en técnicas como dirección y animación de equipos, negociación, ventas, análisis de mercados, etc.
CIRCUNSTANCIA INICIÁTICA El fenómeno llamado iniciático ha tenido en mi vida, desde los 19 años, una presencia constante. Quizás me provocaba este interés mi falta de formación en cuestiones religiosas, que me hubieran dado unas respuestas a las interrogaciones de la vida que, aunque pudieran estar equivocadas, habrían calmado mis inquietudes espirituales.
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SEMBLANZA DE JOSÉ LUIS COBOS Me inicié en la Orden Rosacruz AMORC y no la abandoné hasta 1990. Aprendí cosas muy interesantes y me dio la ocasión de ahondar en los procesos iniciáticos. Mi recalcitrante racionalismo me hacía interpretar las cosas de muy distinta manera a como la generalidad de los miembros las comprendía y las practicaba. Por fin, la inconsistencia entre teoría y práctica me hizo desistir de esa vía iniciática que, dicho sea de paso, tiene muchas cosas parecidas a nuestro camino masónico. Otra escuela iniciática que experimenté, desde 1974 hasta 1983, fue un sistema fundado por un masón francés llamado Raynaud de la Ferrière. Estaba basado en la práctica de la Yoga y el Naturalismo. Para mí supuso un enriquecimiento impagable porque me hizo interesarme en filosofías orientales como el budismo, el taoísmo, la sankhya y, sobre todo, la práctica de la Hatha Yoga y la meditación, disciplinas que ampliaron mi visión de la vida. Nuevamente aquí me tuve que enfrentar a la incoherencia entre teoría y práctica, porque la gente lo que busca son milagros, poderes, y consuelos. Al final esta organización se convirtió en una secta más entre otras. Finalmente recalé en la Masonería, en la que, a pesar de sus defectos, la presencia de la racionalidad consigue controlar los “elans” del espíritu haciéndolos comprensibles y comunicables. Me inicié en Masonería en Mayo de 1989, en la R.L. Obreros de Hiram, nº 24 de la Gran Logia de España (GLE). Fui elegido Venerable Maestro para los cursos 91/92 y 92/93. Me tocó pilotar el proceso de segregación de la GLE y buscar nuevos horizontes hasta que nos convertimos en la R.L. Obreros de Hiram, nº 29 de la Gran Logia Simbólica Española (GLSE). Mi percepción de las posibilidades de la Masonería en España era bastante pesimista… hasta que conocí a un joven bilbaíno que presidió la primera Gran Asamblea a la que asistí, y en la que me tocó, como Orador, leer el discurso de reflexión. Su libro, “La Metáfora Masónica”, me hizo pensar en que, por fin, encontraba unas ideas de partida que podrían permitir la construcción de un proyecto novedoso útil y actual. Más tarde tuvimos ocasión, Javier Otaola y yo, de intercambiar ideas y trabajos y esto ha sido desde entonces, para mí, un acicate contra el desánimo. Durante mi carrera masónica he cubierto todos los oficios de logia y fui nuevamente elegido Venerable Maestro durante dos cursos. También he sido Gran Orador de la GLSE durante la Serenatura de Javier Otaola.
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SEMBLANZA DE JOSÉ LUIS COBOS He tenido ocasión de viajar a los países que han sido sede de las reuniones del CLIPSAS y de la Unión Masónica del Mediterráneo (UMM) durante los seis años de Serenatura de Ascensión Tejerina, lo que me ha permitido conocer las fortalezas y debilidades de la Masonería Liberal en el mundo. Creo que mi principal aportación se encuentra en la puesta en marcha de un método de formación en mi logia. Desde 1995, en que fui por primera vez Vigilante, ha sido raro el curso en que no he tenido que ocupar uno de los sitiales de primer o segundo Vigilante. Esta circunstancia me ha permitido ir puliendo un sistema que facilite la hoy absolutamente necesaria formación simbólica y filosófica de los obreros de un taller.Å
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Hoc unum scio, nihil scire HOC UNUM SCIO, NIHIL SCIRE. ÉSTA HABRÍA SIDO LA RESPUESTA DE SÓCRATES (470-399 A. DE C.) A DIÓGENES O AL ORÁCULO DE DELFOS, AL SER INTERROGADO SOBRE SI SE CONSIDERABA EL HOMBRE MÁS SABIO DE GRECIA. «SOLO SÉ QUE NO SÉ NADA» VIENE A DESCRIBIR EL RASGO ESENCIAL DEL HOMBRE QUE, COMO EL FRANCMASÓN, BUSCA PERMANENTEMENTE LA VERDAD, PERO NO SE CREE NUNCA EL POSEEDOR DE ELLA. LA SABIDURÍA CONSISTE, POR TANTO, EN EL RECONOCIMIENTO DE NUESTRA PROPIA IGNORANCIA.
JOAN-FRANCESC PONT CLEMENTE
a Orden invita al Aprendiz masón a aceptar su ignorancia como un motor de su progresión iniciática. Todos los Aprendices son ignorantes por igual, no importa que sean sabios, ricos, poderosos, más o menos educados, letrados o iletrados.
L
El Aprendiz no sabe ni leer ni escribir. Conviene insistir en ello: todos los Aprendices parten de la igualdad en el desconocimiento de los misterios y secretos de la Orden. No importa si han leído uno o mil libros, porque no han vivido todavía la experiencia de la fraternidad. Los
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Aprendices son, de este modo, todos iguales, preludio de la interiorización del significado radical de la igualdad que el Francmasón realizará a lo largo de su itinerario. La Francmasonería no es una sociedad perfecta, ni los Francmasones son individuos angelicales. Somos, simplemente, seres humanos, que en la Orden vivimos una motivación intensa para practicar las virtudes, para reconocer nuestra insalvable imperfección, para convertir en realidad fecunda nuestra perfectibilidad. Rico o pobre, un Francmasón es igual a otro. El Aprendiz, desde el primer día, llevará a la práctica la igualdad y será el servidor de sus Hermanos. El Presidente Franklin Delano Roosevelt asistió a la tenida de iniciación del hijo de su chófer. El ministro de un gobierno servirá la cena a una administrativa de su departamento. La edad profana puede, perfectamente, ser la inversa de la edad masónica. La experiencia del Aprendiz servidor de sus Hermanos es insubstituible en el marco de la pedagogía de la igualdad. El Aprendiz no es más que un ignorante y por este motivo se le requiere para que guarde silencio y para que escuche. El silencio es también un elemento clave de la propuesta masónica, no sólo el siFranklin Delano Roosevelt lencio del Aprendiz, sino también el de todos, congregados en un ámbito abierto al pensamiento y alejado del tumulto de la vida cotidiana. El silencio masónico puede hallarse acompañado por la música, pero no como una fórmula de llenar el silencio ni para romperlo, sino como un mecanismo tendente a concederle al silencio un relevo. El Francmasón no repite letanías ni mantras ni versículos como una forma de reducción a cero de su capacidad de pensar, sino que acepta el silencio que le deja a solas consigo mismo. El silencio aparece en los rituales de los Altos Grados Escoceses, con un significado diferente, pero siempre como una invitación al amor a la sabiduría, como una invitación, en suma, a la Filosofía.
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El Aprendiz, en cuanto que Francmasón, es un ignorante en el seno de la Orden, cuestión harto distinta a que el hombre o la mujer que aspiran a la iniciación pueden ser unos ignorantes. ¡Es exactamente al revés! El Francmasón sólo prosperará en su autoconstrucción si antes El Francmasón no repite letanías de sufrir la prueba de la Tierra ya ni mantras ni versículos como se ha esforzado por ilustrarse una forma de reducción a cero de humanamente, es decir, si ha su capacidad de pensar, sino que combatido su propia ignorancia. acepta el silencio que le deja a Quod Natura non dat, Salmantica solas consigo mismo. non praestat, dice un bello y realista brocárdico de la Universidad de Salamanca. Que no se me entienda mal: la Francmasonería no excluye a nadie por su nacimiento, sino que abre sus puertas a quienes aceptan con todas sus consecuencias que no hay progreso posible sin la concurrencia de mérito y de capacidad, o lo que es lo mismo, que no puede salir de la ignorancia más que quien de veras se proponer hacerlo. Una variante de persona que no desea salir de la ignorancia es la que desea, precisamente, permanecer en ella. El caso más doloroso es el de quienes, prisioneros de un dogma de cualquier naturaleza (religiosa, pseudorreligiosa o de cretinismo postmoderno), se mantienen sujetos a la autoridad de un tercero, cualquier gurú tramposo de los que merodean a la caza de incautos, por utilizar una conocida expresión de Alan Watts, en el libro que lleva, precisamente, este título y que en castellano fue editado por Kairós. El gurú puede ser un profesional de la cosa o un vecino de nuestra escalera o un psicólogo traidor de la deontología, porque el problema reside en la alienación que deriva de la relación con él. La Francmasonería se demuestra inútil con los desnortados discípulos de los gurús y rechaza la presencia entre sus columnas de quienes pretenden serlo. Los primeros incumplen el requisito de ser libres; los segundos, el de ser de buenas costumbres. En ambos casos, se hallan ante una franca incompatibilidad con nuestra adhesión al libre pensamiento. Quizás con una ligereza excesiva los Francmasones repiten que los requisitos para la admisión en la Orden se resumen en la frase ander-
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soniana de ser libre y de buenas costumbres. Algunas interpretaciones burdamente literalistas definen la condición de libre como opuesta a la de esclavo y la de las buenas costumbres como acorde a los principios generalmente aceptados en una comunidad, teñida o no por rasgos religiosos. El error es de bulto, porque la pertenencia a la Francmasonería es mucho más exigente: (i) En cuanto a la libertad, se requiere que el candidato (hombre o mujer) sea el propietario de su propio destino, no dependa de terceros para su sustento, piense que su libertad es indisociable de la libertad y del bienestar de los demás y que debe contribuir a la extensión de la una y del otro, confíe en sus propias fuerzas para autoconstruirse, y combata por su emancipación, y la del género humano, de la tiranía y del sometimiento. (ii) Por lo que se refiere a las buenas costumbres, al Francmasón se le exige un impulso ético interior, la capacidad de libre examen, la conducta con relación a los demás simétrica de la que espera que los demás tengan con él y la ausencia de seguidismo acrítico respecto de los patrones morales al uso, mediante el ejercicio de la inteligencia y de la voluntad. En suma, la libertad y las buenas costumbres que se predican del Francmasón no son características externas ni exógenas, puesto que ni la primera nace de la ausencia de coerción ni las segundas proceden de la aceptación de una autoridad. Al contrario: la libertad del Francmasón es la de quien combate por su autodeterminación y por la de los demás (de ahí el lema libertad – igualdad – fraternidad) y las buenas costumbres del Francmasón son incompatibles con los patrones morales impuestos (en cuanto que impuestos, no en cuanto tales) en cada momento de la Historia. Oscar Wilde y Mark Twain, por poner dos ejemplos notorios, fueron dos Francmasones libres y de buenas costumbres porque asumieron el deber de ser como eran y de pensar como pensaban. En materia de política y de religión, como consecuencia de demandársele al Francmasón que sea libre y de buenas costumbres, la Orden es igualmente exigente con quienes desean trabajar en el seno de la misma.
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Se puede ser libertario, pero no indiferente; liberal, pero no liberista, que es el antónimo de liberal aplicable a quienes oprimen al género humano y quieren condenarlo a la miseria en defensa de una falsa noción de libertad. Se puede ser conservador o socialista, pero nunca fuera del marco de los principios y valores basilares de una sociedad democrática. No se puede ser ni nacionalista ni racista ni xenófobo ni misógino ni homófobo, porque todas estas lacras y las análogas son negaciones de la dignidad humana y de la fraternidad. Se puede, en fin, ser creyente o incrédulo, siempre y cuando la creencia no sea estulticia supersticiosa y la incredulidad se asocie a la inteligencia de reconocer cuanto no sabemos. En los momentos capitales, cuando están en juego las reglas de la convivencia republicana, el Francmasón, con independencia de cuál sea su adscripción étnica, política o religiosa, tiene un compromiso ineludible con la libertad. La Francmasonería no es proselitista, porque se nutre no de gentes más o menos ávidas de comprar un producto, sino de seres humanos comprometidos con el progreso individual y colectivo mediante el cultivo de la tradición iniciática, la búsqueda de la verdad escrita con minúsculas y el deseo de contribuir a la extensión de los valores de civilidad, así como a la práctica de las virtudes humanas, privada y públicas. La Francmasonería no aspira a que ingresen en sus logias más allá del uno por mil de los ciudadanos de un país. A quien se acerca a la Orden no se le ofrece un catecismo de soluciones precocinadas sino que se le propone el reto de usar su inteligencia y su voluntad. El candidato descubrirá en el damero que orna el pavimento de los templos masónicos un símbolo de la oposición de los contrarios y una llamada a convivir creativamente con las contradicciones que jalonan el pasado y el presente. De él dependerá, exclusivamente, que su compromiso masónico sirva para ser mejor y para hacer un mundo mejor. El Aprendiz no sabe ni leer ni escribir, pero sí que sabe deletrear. Pide la primera letra para dar él la segunda. Ésta es la actitud correcta de quien aspira a salir de la ignorancia. Pone al servicio de esta finalidad cuanto puede hacer, aunque sea algo tan mínimo como deletrear, y se
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compromete eficazmente en el avance, razón por la cual pide la primera letra. A quien se acerca a la Orden no se le ofrece un catecismo de soluciones precocinadas sino que se le propone el reto de usar su inteligencia y su voluntad.
La no ignorancia deseada que se exige al neófito no se mide en títulos universitarios, sino en la valoración de su voluntad de saber. Anselmo Lorenzo o Francisco Ferrer y Guardia procedían de familias humildes y no accedieron a los sistemas de educación superior de su época, pero lucharon denodadamente por su ilustración, a la vez que compartían el trabajo masónico con un Premio Nobel, Santiago Ramón y Cajal, con un rector de la Universidad de Barcelona, Rafael Rodríguez Méndez, y con el fundador de la Oceanografía española, Odón de Buen y del Cos. La ignorancia anhelada y deseada, la ignorancia de la que no se quiere salir, la ignorancia de la que alguien puede incluso llegar a sentirse orgulloso, es un virus infeccioso que puede llegar a afectar también al Francmasón acomodaticio, que desea medrar en la Orden y obtener en su seno los honores o el poder aparente que el mundo profano tan “injustamente” debe estarle negando. El Francmasón-ignorante-que-no-quiere-dejar-de-serlo se halla, al mismo tiempo, aunque parezca contradictorio, acomplejado por su falta de conocimientos y orgulloso de ella. El segundo sentimiento actúa como contrapeso del primero y la consecuencia inevitable de esta inútil conciliación de los contrarios es que en lugar de salir del encierro estéril en el que se halla, convierte en su razón de ser la destrucción de los intelectuales. Sumido en la oscuridad, confunde a ésta con la luz. En su ceguera, hará lo mismo que Al-Gazhalí (en latín, Algazel) quería hacer con Ibdn Rushd (más conocido en latín como Averroes). Muy al contrario, la Francmasonería, concebida como el Centro de la Unión, como deseaba Anderson, es de forma ineludible un espacio de pluralidad social en el que conviven personas muy diferentes y, por tanto, también personas con posiciones personales, sociales, profesionales o intelectuales muy distintas, pero que descubren desde el primer momento de su iniciación como Aprendices, desde la praxis vivida durante el Aprendizaje y desde la aceptación real y no meramente retórica como lema del título de este trabajo, decorados exclusivamente con un mandil blanco, ¡que cada uno de nosotros es semper discipulus!
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Nuestra riqueza es la pluralidad, que constituye una de las herramientas de nuestro trabajo al servicio de la Orden y al progreso de la humanidad. El rechazo de la pluralidad es lo que Gabriel Jaraba ha llamado recientemente en una Tenida de los Altos Grados Escoceses, miserabilismo, que significa la renuncia a cualquier grado de influencia, por nimio que fuera, en la mejora del mundo en el que vivimos. El miserabilismo —antónimo de meliorismo o afán de progresar, cuestión a la que se refiere Vicenç Molina en otra bella pieza de literatura escrita para los Altos Grados Escoceses y reproducida en este mismo número de CULTURA MASÓNICA— se refleja también en la obcecación por colgarse uno u otro collar para disimular con oropeles que el falso rey está desnudo. Es miserabilismo, también, el ejercicio de la fuerza bruta del atrevimiento que sólo puede nacer de la ignorancia. Y la aversión hacia el conocimiento de quienes han conseguido, por la fuerza de su brazo, como describía Cervantes de Don Quijote, sobresalir mínimamente de la mediocridad. El anti-intelectualismo se da en escenarios muy diversos y fue, por ejemplo, uno de los virus que redujo a cenizas al que durante el franquismo fue el Partido por excelencia. La ignorancia deseada es una lacra de la humanidad y contra ella han combatido y todavía combaten los Francmasones cuando defienden el carácter emancipador de la enseñanza pública uniNuestra riqueza es la versal y gratuita. No por casualidad, ante pluralidad, que constiellos han tenido a los antiguos monopolios tuye una de las herrade la enseñanza, en especial el eclesiástico, mientas de nuestro destinados a preservar el conocimiento trabajo al servicio de la como el privilegio de una minoría y a negarOrden y al progreso de le la posibilidad de progresar a las mujeres la humanidad. (cuyo índice de analfabetismo en la España de 1931 se situaba en torno al 60 por 100) y a las clases trabajadoras. 1931, una fecha que no evoco por casualidad, representativa, como es, de la aspiración colectiva por una sociedad buena. El antónimo de ignorancia deseada –una enfermedad del espíritu- es la ignorancia indeseada. Quien rechaza su ignorancia empieza a salir de la esclavitud de la nada. La salida de la ignorancia es la instrucción, formulada por vez primera como un objetivo político en el Estatuto de Bayona de 1808 y en la Constitución de Cádiz de 1812, pero que no
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llega a formar parte de las políticas públicas hasta después de la revolución de 1868 y, aún, con grandes obstáculos y dificultades. La instrucción como tal devendría adoctrinamiento durante la larga noche del franquismo, un tiempo en el que los libros (se entiende que los libros escritos por pensadores) sólo servían para alimentar el fuego. El Francmasón sólo puede militar junto a los hombres y a las mujeres que no desean la ignorancia ni para ellos ni para los demás. Cuando en castellano nos referimos a la ignorancia sublime, en realidad estamos describiendo un insulto, la situación de alguien que desconoce hasta lo más elemental. Si se me permite una confesión personal, que no pueda molestar a nadie, yo tengo una ignorancia sublime en materia futbolística. Lo acepto. Algún autor, sin embargo, denomina ignorancia sublime a la ignorancia reconocida mediante la aceptación sincera de que desconocemos mucho más de lo que conocemos. Éste es el significado de la frase Hoc unum scio, nihil scire. Nicolás de Cusa (1401-1464) se refería a la docta ignorancia y, sin ni siquiera rozar los problemas teológicos que pretendía resolver, no es menos cierto que resulta sugestiva su idea de que el reconocimiento de la ignorancia es, en sí mismo, la expresión de una ignorancia instruida, docta, debiendo buscar el conocimiento en el interior de uno mismo. En una materia tan clásicamente masónica como la oposición de los contrarios, simbolizada, como ya he mencionado más arriba, en el blanco y el negro del pavimento de nuestros templos, Nicolás de Cusa propugnaba la coincidentia oppositorum, que sólo podría ser un atributo de Dios, al contrario de la tesis sostenida por Heráclito de Éfeso, que insistía en la contradictio oppositorum. El Francmasón acepta con Heráclito la contradictio y, por este motivo, otorga a lo incognoscible el sugerente nombre de Gran Arquitecto del Universo, que no es nunca una excusa para el enfrentamiento, sino una invitación a la tolerancia. La docta ignorancia, si hacemos nuestro este término, es una condición exigible a todos los humanistas y es susceptible de constituir un potente elemento de reflexión intelectual.
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Quien se envanece de saberlo todo comete el mismo error que quien se niega a saber, mientras que la humildad del científico, del humanista, del Francmasón, consiste lisa y llanamente en el reconocimiento de sus límites y en no dejar nunca de aspirar a superarlos.Å
__________________ Este artículo fue, en su primera versión, una plancha redactada en catalán para la llamada Tenida de los Aprendices de la Logia Pedra Tallada nº 70, Oriente de Palafrugell, celebrada el 31 de marzo de 2012. Un par de semanas después, ya en castellano, pronuncié el discurso del Gran Comendador en la Sublime Gran Logia Capitular de Perfección de Primavera del Supremo Consejo Masónico de España – Rito Escocés Antiguo y Aceptado, utilizando en su cuarta y última parte algunas de las ideas del trabajo original y aportando otras, adecuadas al momento y a la circunstancia. Era en Barcelona el 14 de abril, LXXXI aniversario de una jornada de madurez política. Finalmente, tras regresar de un difícilmente repetible encuentro de los Altos Grados Escoceses de la región euro-mediterránea, en Estambul, la antigua fiesta del lunes de pascua granada, el 28 de mayo de 2012, me permitieron 24 horas de retiro en el solar de mis mayores de l’Ametlla de Segarra, y dar a la estampa una síntesis de las reflexiones elaboradas alrededor del conocido postulado socrático sobre la sabiduría y la ignorancia.
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ESQUEMA HERMENÉUTICO DEL SEGUNDO GRADO UNA INTERPRETACIÓN FILOSÓFICA Y HERMENÉUTICA DEL SIMBOLISMO MASÓNICO HUYE DEL ENTENDIMIENTO MÁGICO Y CUASI-SACRAMENTAL QUE SE HACE EN ALGUNAS LOGIAS, CONVIRTIENDO LA MASONERÍA EN UNA ESPECIE DE IGLESIA GNÓSTICA SECRETA, O REDUCIÉNDOLA, POR EL CONTRARIO, A UNA DECIMONÓNICA, Y EN GRAN MEDIDA RETÓRICA, SOCIEDAD PATRIÓTICA Y FILANTRÓPICA. SEGÚN NUESTRA PROPUESTA HERMENÉUTICA, EL MÉTODO MASÓNICO PUEDE INTERPRETARSE FUNCIONALMENTE COMO UNA VERDADERA EXPERIENCIA FILOSÓFICA Y DESPLEGAR ASÍ SUS MEJORES POSIBILIDADES, AL DÍA DE HOY, COMO MÉTODO INICIÁTICO, COMO SOCIEDAD DE PENSAMIENTO Y COMO COMPROMISO SOCIAL. JAVIER OTAOLA
n ese marco de referencia, el ritual de iniciación del primer grado, que es imprescindible asumir como constitutivo y fundamento de toda la masonería, supone un proceso de investigación y esclarecimiento de nuestro ser, de cada uno de nosotros, un ejercicio de distancia y reconsideración de nuestros convencionalismos, de nuestras máscaras sociales, de nuestras inercias y a prioris, para evaluarlos a la luz de nuestras posibilidades más genuinas y auténticas, rectificar y desechar todo aquello postizo, inerte y mos-
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trenco que hayamos encontrado en nosotros, autotrascendernos, asumir nuestra construcción o reconstrucción de la manera más genuina, dando a luz la mejor versión que podamos de nosotros mismos. Salimos del primer grado con ese compromiso, habiendo ensayado una respuesta a la pregunta: ¿Quien va? Como dice un personaje de Jorge Luis Borges en uno de los relatos de El Aleph: “Cualquier destino, por largo y complicado que sea, consta en realidad de un solo momento: el momento en el que el hombre sabe para siempre quién es”. La Masonería es una metodología personal y colegiada, tradicional y progresiva, desplegada en el tiempo para que cada uno de nosotros llegue a encontrar ese momento. En el segundo grado vamos a intentar responder a la pregunta ¿Qué es el Mundo? O ¿Cuál es tu Mundo? Y para descubrir la respuesta a esa pregunta vamos a realizar cinco viajes. El objetivo del segundo grado es pasar de la Perpendicular al Nivel, o de la Regla a la Escuadra. Una vez iniciado ese proceso de autotrascendencia tenemos que igualar horizontalmente el plano en el que nos colocamos; como diría Ortega: “yo soy yo y mi circunstancia, y si no salvo mi circunstancia no me salvo a mí mismo”. La tarea del segundo grado es comprender, asumir y, a la postre, salvar esa circunstancia-mundo que nos rodea y nos constituye. Sus instrumentos de trabajo en esta tarea son: el Mazo, el Cincel, la Regla, la Palanca, el Nivel, la Plomada y la Escuadra. La Regla de 24 divisiones es la herramienta que lleva sobre su hombro izquierdo el Aprendiz candidato a Compañero al entrar en Logia para la ceremonia de su aumento de salario. La Regla mide y compara nuestros logros y el cumplimiento de nuestros objetivos.
EL VIAJE DE LOS SENTIDOS El Primer Viaje está consagrado a los Cinco Sentidos del hombre: la Vista, el Oído, el Olfato, el Gusto y el Tacto. El Recipiendario ejecuta este viaje, partiendo de Occidente, rumbo [83]
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al Norte, de aquí a Oriente y luego al Sur, llevando como instrumentos el Mazo (o Martillo) y el Cincel que representan al primer año o época para los estudios del Neófito. El Mazo y el Cincel sirven para desbastar la Piedra bruta; moralmente evocan la acción de tallar, dar forma, corregir. Los sentidos son la primera frontera material entre nuestro ser y el mundo, pero también prefiguran nuestro mundo psicológico, social y espiritual.
EL TACTO El tacto hace referencia a la piel, y ésta es el mayor órgano del ser humano. Curiosamente la piel del Homo Sapiens parece desnuda comparada con los demás mamíferos y esa característica hace que entre nosotros la sensibilidad de la piel tenga un valor preeminente. Desmond Morris, en su libro El mono desnudo, señala que esa desnudez está asociada a nuestra hipersensibilidad, que nos permite conocer la presión, la temperatura y el dolor; esa condición, señala Morris, es también hipersexualidad, ya que somos el único mamífero que está en celo permanente y que cuenta con toda su piel para el contacto erótico. La piel se desarrolla a partir del mismo tejido fetal que el cerebro y está implicada en nuestro sistema hormonal, inmunológico, vascular y nervioso; es la primera barrera física entre el individuo y el mundo. El tacto está asociado espiritualmente con nuestra capacidad para los afectos, nuestra sensibilidad táctil nos hace adictos a las caricias, a los besos. El contacto con la piel materna nos predetermina para el amor y la empatía: “tener tacto” La piel es la primera baes hacerse sensible a la sensibilidad rrera física entre el indiviajena y relacionarse con los otros de duo y el mundo. tal manera que podamos evitar que sus aristas y las nuestras puedan herir. El tacto se asocia también a la mano. La mano nos ha fascinado desde los albores de la Humanidad y el perfil de la mano es una de las
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La mano representa la soberanía de la conciencia, la laboriosidad, la autoexpresión y la voluntad.
primeras representaciones de las pinturas rupestres. La mano representa la soberanía de la conciencia, la laboriosidad, la autoexpresión y la voluntad.
La mano empuña el mazo y el cincel y todas las demás herramientas, y conectada al cerebro nos hace obreros de nosotros mismos y del mundo. En las tradiciones religiosas y espirituales los gestos de las manos están asociados a la oración y dotados de potencia espiritual. Dar la mano, hacer contacto con otra persona, es un acto de confianza y una señal de amistad; por eso en la cadena de unión nos unimos con las manos desnudas.
LA VISTA La vista es el sentido más poderoso por cuanto nos permite tomar posesión de la realidad de una manera única. Mirando lo que nos rodea, de alguna manera tomamos posesión instantáneamente de lo que nos rodea, nos posicionamos en el mundo y podemos lanzarnos a la contemplación tanto del más cercano como de las estrellas lejanas. En el marco simbólico de la Masonería la vista está asociada al Ojo, a la autoconciencia, al Gran Arquitecto del Universo, a la Luz. Tener vista es, psicológicamente, tener capacidad para colocarnos más allá de lo inmediato y cercano, es lanzarnos hacia el horizonte. Ver es de alguna manera prever. Un proverbio de la cultura africana Bambara dice: “El mundo del hombre es su ojo”. De esa manera manifiesta cómo a través de la mirada podemos abarcar el mundo como no lo podemos hacer con ningún otro sentido. La privación de la vista y la oscuridad están asociadas en la Masonería a la ignorancia, el extravío, el mundo profano.
EL OÍDO En la tradición judeocristiana el oído se asocia a la capacidad de intuir el mundo del espíritu, lo que no se muestra a la vista, lo invisible. La oración más importante del judaísmo empieza Shemá Israel...Escucha Israel...
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En el Evangelio de San Juan se proclama que el principio de todo es el Verbo, es decir la palabra sutil del Sentido que sólo se puede percibir con un oído atento. Buda es representado con unas grandes orejas y con los ojos cerrados, dando a entender que la sabiduría del Príncipe Sidartha reside en su capacidad de escucha. En el simbolismo de la Masonería el ruido que ensordece es el símbolo de la violencia, de la estupidez y la codicia, de la pérdida del ser y del peligro. El oído se asocia en Masonería a la capacidad de escucha activa del aprendiz, su capacidad para estar atento, alerta.
EL GUSTO El gusto es en realidad una prolongación del tacto que nos permite apreciar el sabor de las cosas. Sabor se asocia también a saber: el que nada sabe es insípido y soso, lo que no tiene sabor es arrojado de la boca, escupido. El gusto, en un sentido psicológico, expresa la capacidad para comportarse de una manera elegante. Tener gusto es saber dar la proporción a las cosas, los hechos y las personas; es una manera de comprender y tener criterio. Es también una forma intuitiva de ética.
EL OLFATO La nariz humana puede llegar a distinguir 10.000 olores/sabores, lo que supera con creces las magras facultades del gusto. El olfato está asociado a la capacidad de detectar los alimentos y de conocer su estado evitando el riesgo de comer alimentos tóxicos o envenenados. En nuestros orígenes el olfato nos permitía también detectar una pareja sexualmente receptiva gracias al fuerte olor de las feromonas. En términos psicológicos tener olfato es ser capaz de adivinar las intenciones y la naturaleza moral de las personas o de las situaciones. Se habla de olor de santidad, y de olor a podrido. El mal olor indica podredumbre, riesgo de infección y muerte. El buen olor es placentero y se asocia a la seguridad y al gozo.
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EL SEGUNDO VIAJE Tiene por objeto el estudio de los Estilos Arquitectónicos: el Dórico, el Jónico, el Corintio, el Toscano y el Compuesto. Este Viaje, representa el segundo año o segunda época de los estudios del Compañero Viaja el Recipiendiario con la Regla y la Palanca. Con la Regla se traza el triángulo, que es la primera de las Superficies Geométricas, -tres puntos hacen un plano- y nos enseña a construir obras estables y duraderas. La Palanca es una herramienta cuya acción multiplica su fuerza (dadme un punto de apoyo y moveré el mundo, dijo el sabio). Simboliza la fuerza de la Inteligencia, subyugada por la voluntad del hombre; es el emblema del poder que se adquiere, aplicando las fórmulas y principios de las Ciencia; es un Poder o Fuerza física que el hombre no lograría desarrollar por sí solo. La Arquitectura es el Arte Real de los constructores, pero es también el Arte de la Vida. Nos recuerda que pretendemos nada menos que definir el qué hacer de nuestra existencia, según un canon de Sabiduría, Fuerza y Belleza. Los estilos arquitectónicos nos sugieren que así como en la Arquitectura hay diversas formas de lograr la Sabiduría, la Fuerza y la Belleza, también en la vida hay diferentes estilos, y que el ser humano, hombre y mujer, tiene una plasticidad que le permite muchas y distintas formas de Humanidad, y que, a pesar de sus diferencias, en todas ellas se puede dar cumplimiento a las Reglas del Arte Real. Esta enseñanza nos debe llevar a tener una mirada más abierta sobre nosotros y nuestras posibilidades, y también sobre los demás, asumiendo que hay muchas vocaciones diversas, y que lo que a algunos conviene y perfecciona a otros contraría y disgusta. La Arquitectura Moderna, ha establecido muchos otros órdenes de columnas: La Columna Ática o Cuadrada, adopta la forma cuadrangular, desde el capitel hasta su base; la Columna Salomónica, de forma espiral ascendente, dando por lo regular seis Vueltas; la Columna Góti-
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ca consiste en un haz de Columnillas, cuyo Capitel está adornado con hojas recortadas como las de Acanto. La Columna Rostrata, Rostrada o Rostral, que consta de fuste adornado con rostros, o espolones de Nave. La Columna Abalaustrada, que es más ancha por su capitel que por su base. La Columna Embebida o Entregada, que introduce la mitad de su cuerpo dentro de los muros, y la Columna Aislada, Exenta o Suelta, por lo regular Si decimos que el lenguaje es la casa del ser, tenemos que convenir que la de forma triangular o de cualgramática es algo así como la arquiquiera de los demás órdenes, y tectura de esa casa. que aparece fuera de las construcciones o encima de ellas, sin ser utilizada como sostén. Se define ESTILO como “Carácter singular de los giros que un artista o un grupo de artistas pueden dar a formas plásticas o retóricas”. Esa misma definición se puede adoptar analógicamente para referirnos a los estilos de humanidad. “El estilo es el hombre” decía el Conde de Buffon, para señalar cómo el ser humano no viene hecho y concluso sino que se hace y se deshace en la acción de la vida de acuerdo con un estilo. Sobre esa idea dice el psicoanalista Lacan: «El estilo es el hombre mismo [cita de Buffon], se repite sin ver en ello ninguna malicia, ni inquietarse de que el hombre ya no sea una referencia tan cierta. El estilo es el hombre, y adheriríamos a la fórmula, sólo alargándola: el hombre al que uno se dirige». En efecto nuestro estilo habla de lo que somos, y también del proyecto de ser humano que queremos ser, hacia el que nos dirigimos. La base conceptual de la tolerancia como virtud intelectual es la idea de que hay diferentes estilos de humanidad y que dentro de ciertos límites o landmarks, esa pluralidad de lo humano no desdice de su radical unidad ni es incompatible con nuestra fraternidad sino que la enriquece.
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EL VIAJE DE LAS CIENCIAS: TRIVIUM Y QUATRIVIUM El tercer viaje está dedicado a las Artes liberales: la Gramática, la Retórica, la Lógica, la Aritmética, la Geometría, la Música y la Astronomía. El recipiendario lleva la Plomada en la mano izquierda y el Nivel en la derecha. El Nivel nos da la medida de la horizontalidad, la igualdad sobre la que se levantan las diferentes hiladas de piedras. El Nivel representa la igualdad, la libertad y el derecho. La Plomada es una herramienta que permite medir la perpendicularidad del edificio, su elevación y su equilibrio, su relación entre lo bajo y lo alto, entre los fundamentos del edificio y su elevación. Un edificio se arruina cuando se “desploma”, es decir cuando pierde la verticalidad e inevitablemente cae. La Plomada, existencialmente, revela nuestro “aplomo”, es decir la seguridad con la que estamos asentados sobre nuestros fundamentos y sobre los que levantamos “nuestro edificio”. La Gramática que empieza con G como la Geometría tiene una relevancia simbólica particular por su relación con el significado y el sentido del lenguaje. Si decimos que el lenguaje es la casa del ser, tenemos que convenir que la gramática es algo así como la arquitectura de esa casa, y en cierto modo nuestra arquitectura más intima ya que tiene que ver con la posibilidad que el lenguaje nos ofrece para APALABRAR el mundo y apalabrarnos a nosotros mismos. Los avances en el estudio de la gramática han dado lugar a la gramática funcional, que nos permite alcanzar una visión general sobre la organización del lenguaje natural, formulada por Simon Dik, que contempla tres normas básicas de adecuación: la tipológica, que implica la aplicación de reglas a cualquier lengua, la pragmática, que promueve la aplicación de los enunciados a la interacción en la comunicación, y la psicológica, por la que trata de ser compatible con los mecanismos psicológicos involucrados en el procesamiento de un lenguaje natural.1 1
Standards of adequacy, functionalgrammar.com
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Todos los lenguajes comparten unas estructuras funcionales que señalan a unas categorías de comprensión que nos son consustanciales. Las gramáticas formales asocian la gramática a la lógica y a la matemática; aparecen en lingüística computacional. La sintaxis de cada lenguaje de programación se define de hecho por una gramática formal. En teoría de la informática y en matemática, la gramática formal define lenguajes formales. La Aritmética es la ciencia de los números y de las cantidades, que nos permite entender de las proporciones ocultas de las cosas, y de ese modo desentrañar las relaciones internas de todas las armonías. Un ejemplo curioso: el matemático Leonardo Fibonacci (c. 1170–c. 1250) descubrió determinado orden en el crecimiento de las plantas, lo que relaciona la secuencia 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, 55, 89, 144, 233... con el número áureo. Si se divide un término de esta secuencia por el anterior, repitiendo el proceso, el número se va acercando a la proporción áurea 1,6180339 (89/55), definida por Euclides como una proporción esencial de la naturaleza.
LA GEOMETRÍA En el Manuscrito Cooke uno de los documentos más antiguos referidos a la Francmasonería, ésta se identifica a sí misma y a la Arquitectura con la Geometría. Ese documento, también conocido como The Matthew Cooke Manuscript, fue publicado en el año 1861 en Londres por Matthew Cooke, en su obra History and articles of Masonry. Está considerado el más antiguo del conjunto de documentos que forman la llamada Freemasonry's Gothic Constitutions (Constitución Gótica de la Francmasonería). Actualmente se encuentra expuesto en el British Museum. "NO ENTRE AQUÍ QUIEN NO SEPA GEOMETRÍA", era la admonición que presidía el frontón de la Academia de Platón. La geometría o estudio de las medidas de la tierra —Gea— era para Platón el mejor resumen de todo conocimiento de la realidad, por su capacidad para representar visualmente la matriz última de todas las cosas y sus relaciones mutuas. Desde un punto de vista vital o existencial, la Geometría hace referencia a “sentido” y “relación”.
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Fritjof Capra2 prestigioso físico austríaco (n. 1939), relaciona la geometría con las matemáticas de la complejidad, para argumentar que la comprensión del patrón que se representa en una figura geométrica es fundamental para el entendimiento del universo que nos rodea como un todo en el que, para comprender sus partes, es necesario estudiar su interrelación con el resto de los fenómenos. Una visión geométrica, tal y como la propone la Masonería, está basada en que la comprensión de la realidad es un proceso creativo e interconectado en el que nada puede ser entendido solamente por sí mismo, sino en su relación con el todo y sus partes. Desde este punto de vista —como dice el filósofo Andrés OrtizOsés— la verdad humana no es ni absoluta ni relativa sino relacional, o dicho en términos orteguianos, una verdad sólo sería humanamente inteligible “puesta en perspectiva”. La Retórica está, como la Gramática, vinculada al lenguaje, pero comprende distintos campos de conocimiento (ciencia de la literatura, etc.) y se ocupa de estudiar y de sistematizar procedimientos y técnicas de utilización del lenguaje puestos al servicio de una finalidad persuasiva o estética del mismo, añadida a su finalidad comunicativa. En la Retórica es determinante la intención persuasiva que trasciende lo meramente gramatical e incorpora, por asociación, connotación, analogía y pregnancia, efectos poéticos, logros estéticos y afectivos, capacidad para conmover y convencer; es un instrumento fundamental del lenguaje político y literario. La Lógica nos obliga a considerar los caminos de la verdad y a luchar contra el error, el sofisma, la falta de espíritu crítico y la obcecación. El gran filósofo austríaco Karl Popper nos propone unas normas de ética intelectual, que debieran ser asumidas por todo masón o masona en el ejercicio de su responsabilidad como intelectual.
DODECÁLOGO DE KARL POPPER
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1.
No hay ninguna autoridad. Nuestro saber conjetural va siempre más lejos de lo que una persona puede dominar.
2.
Es imposible evitar todo error. La idea de que se pueden evitar todos los errores es un error ella misma.
Autor de El Tao de la física.
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3.
Naturalmente sigue siendo tarea nuestra evitar errores en lo posible.
4.
Hasta en nuestras mejores teorías pueden ocultarse errores, es nuestra tarea buscarlos.
5.
Debemos entonces modificar nuestra posición éticoprofesional ante los errores: no encubrirlos ni ocultarlos.
6.
El nuevo principio es aprender de nuestros errores. Encubrirlos es el mayor pecado intelectual.
7.
Cuando encontremos errores hay que analizarlos por todos lados para conocer su causa.
8.
La autocrítica y la sinceridad son un deber.
9.
Porque debemos aprender de nuestros errores es por lo que debemos aceptarlos y agradecer que nos lo hagan ver.
10. Necesitamos de otras personas para el descubrimiento y corrección de errores (y ellos a nosotros) 11. La autocrítica es la mejor crítica, pero la de otros es una necesidad. 12. La crítica debe ser escéptica y debe ser impersonal para acercarse en lo posible a la verdad objetiva. La Música es el sonido hecho armonía Karl Popper y belleza a través de la medida. El ritmo y el compás de la música tiene una estructura cuasi-matemática que la asocia a las otras artes liberales y que revela un cierto orden en el caos aparente de la realidad. La Astronomía nos permite lanzar nuestra mirada al Cosmos y descubrir en su inmensidad un orden que también se expresa en términos matemáticos y geométricos. Apunta de nuevo a un cierto “orden”; kosmos significa orden, en griego clásico.
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EL CUARTO VIAJE Se dedica en nuestro Ritual del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, a los Grandes Iniciados y Filósofos: Moisés, Pitágoras, Sócrates, Jesús, Confucio... Autores como Edouard Schure, en su obra Los grandes iniciados, plantean una tesis teosófica, según la cual todas las religiones son manifestaciones de una tradición espiritual común. Esa tesis no es incompatible con la Masonería pero tampoco es prescriptiva. Es una Sócrates posibilidad entre otras, peor que otras por cuanto tiene el riesgo de reducir el método masónico a una versión más del gnosticismo, convirtiendo a la logia en una especie de iglesia secreta, obviando el valor y el esfuerzo filosófico del método masónico. Creo que es más fecunda y constructiva una lectura filosófica de este grado fijando nuestro interés no en las doctrinas particulares de unos u otros -iniciados o filósofos-, sino en la pluralidad de tradiciones espirituales y filosóficas que componen la Humanidad y en los valores comunes y las resonancias mutuas que encontramos en todos ellos. De nuevo, pluralidad, heterogeneidad, diálogo, tolerancia, perspectivismo. En este Viaje, se entrega la Escuadra que es símbolo de la conciencia, la razón y la equidad. La Escuadra pone en relación la horizontal y la vertical, revela su correcta proporción, nos da la medida de las coordenadas que definen geométricamente nuestro edificio Los grandes iniciados nos señalan a toda la tierra como lugar de peregrinación: Jerusalén, Roma, Atenas, Bombay, Pekín, El Cairo... y nos invitan a viajar espiritualmente. Amad a vuestros semejantes, socorredlos e instruidlos y perdonad a quien os haya ofendido. La mayor satisfacción es la del deber cumplido. No hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti. Haz todo el bien que te gustaría que te hicieran a ti. Colócate en el lugar del otro antes de juzgarle.
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Estas han sido máximas deontológicas de los grandes sabios cuya memoria queremos mantener viva.
EL TRABAJO El Quinto Viaje se dedica a la Glorificación del Trabajo y por eso el Recipiendario no lleva ninguna herramienta. Solamente su Mandil con la baveta todavía levantada. Este Viaje se ejecuta en sentido inverso a los demás. El trabajo es una magnitud física escalar que se representa con la letra W (del inglés Work) y se expresa en unidades de energía, esto es en julios o joules (J) en el Sistema Internacional de Unidades. Es también una actividad humana y social (también es concepto antropológico), y actividad económica, uno de los factores de la producción, objeto del Derecho y también de la Ética y la Teología por ser una actividad consustancial y constitutiva del ser humano. Al comprometernos a glorificar el Trabajo asumimos el compromiso ético de respetar nuestro trabajo y el trabajo ajeno, reconocer su dignidad y repudiar toda explotación o esclavitud, iluminar con los valores de la libertad, la igualdad y la fraternidad el carácter creativo del trabajo, tanto como tarea personal como colectiva. El compañerismo se asocia al trabajo porque compartir trabajos nos une solidariamente a los demás.
TODO EL SIMBOLISMO DEL SEGUNDO GRADO GIRA EN TORNO AL VIAJE COMO EXISTENCIARIO DEL SER HUMANO Y COMO VÍA DE CONOCIMIENTO Una de las características de la existencia es el movimiento. La vida misma se nos presenta como una especie de viaje a través del tiempo y de las edades; está asociada de forma arquetípica con la idea de camino —caminante no hay camino...— y del viaje. Las estrellas han sido tradicionalmente, entre otras cosas, una forma de guía y orientación para viajeros y marinos. La regularidad de la ordenación de las estrellas permitía orientarnos en medio de la variación de circunstancias de la Tierra: Venus, la Estrella Polar, Orión, la Vía Láctea... Las estrellas pueden asociarse al viaje y a la necesidad de orientación que se hace, curiosamente, por el norte...
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Para el filósofo Martin Heidegger la estrella era la perfecta simbolización de la autoconciencia del ser humano en el fondo oscuro de inconsciencia de la Materia y la Naturaleza. Los demás animales son capaces de sentir y eso los hace, en cierto modo, semejantes a nosotros mismos. Pueden ser capaces de cierto nivel de conciencia respecto de su entorno, pero no son capaces de autoconciencia, no tienen la posibilidad de separarse de sí mismos para observar su propia conciencia en acción. Esa peculiaridad que nos distingue (la capacidad de autoconciencia) nos dota de lenguaje, de razonamiento abstracto; nos impone la carga de una particular forma de angustia porque nos hace conscientes de nuestras múltiples posibilidades, incluyendo el fracaso, la locura y la enfermedad, y no nos permite ignorar la muerte. La muerte de los otros y nuestra propia muerte. La estrella flamígera se asocia al ser humano individualizado (los brazos y las piernas extendidos) con la letra G escrita en su interior y con las llamas de la autoconciencia que la envuelven e iluminan la oscuridad del mundo que le rodea. Camino de la Maestría.Å
Al comprometernos a glorificar el Trabajo asumimos el compromiso ético de respetar nuestro trabajo y el trabajo ajeno, reconocer su dignidad y repudiar toda explotación o esclavitud.
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UN DECIR SOBRE UNA PALABRA PERDIDA… O LA DESORIENTACIÓN CONSERVADORA DE UNA CIERTA MASONERÍA QUIZÁS, A NUESTRAS EDADES, NOS REPETIMOS EN DEMASÍA… Y, DEMASIADO A MENUDO, OCURRE ENTRE NOSOTROS, SIN QUE NOS ESCUCHE EL PÚBLICO PROFANO, ES DECIR, LA INMENSA MAYORÍA DE LA CIUDADANÍA. QUIZÁS, POR ELLO MISMO, INCURRIMOS EN ERRORES QUE NOS PUEDEN LLEVAR AL ABSURDO, COMO NOS PASA A TODOS Y A TODAS, POR CIERTO, A CIERTA EDAD… VICENÇ MOLINA OLIVER o hay posibilidad de encontrar esa palabra, ni en sí misma ni como sustitución con respecto a alguna otra, ya olvidada definitivamente, si no insistimos en lo que, por otra parte, no es más que otra evidencia: esta no es una institución cualquiera. Es otra cosa. Ni mejor, ni peor. Pero otra. Y propone un método. En absoluto “el” método de aprendizaje, autoconocimiento y compromiso —por exclusión de otros métodos— pero, sí, contundentemente, “un” método: y si, como parecemos creer, lo asumimos, tenemos que comprometernos con él, y con lo que quiere evidenciar.
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UN DECIR SOBRE UNA PALABRA PERDIDA… O LA DESORIENTACIÓN CONSERVADORA DE UNA CIERTA MASONERÍA
Esta masonería, nuestra masonería, no puede, si quiere ser algo parecido a aquello que decimos buscar, incesantemente, en tanto que eternos aprendices, embeberse en su propio lenguaje, entretenerse en sus reglamentos, olvidarse de su vida y de su acción para insistir en su historia o en sus usos semánticos. No puede insistir, reiteradamente, en convencionalismos terminológicos, en ritualidades externas, en liturgias despojadas de sentido y de rigor, por ausencia, precisamente, de palabras que sustituyan a aquella palabra perdida. Una masonería ensimismada, entregada a reuniones sin fin, reiterativa en sus aparatos legales internos y convertida en un sujeto auto referencial es, inevitablemente, una masonería conservadora. Y no es eso lo que nos trae aquí. Aquí nos ha traído una firme voluntad transformadora, un anhelo de poder utilizar nuestro método al servicio del progreso material y moral de la humanidad. Es decir, una clara voluntad revolucionaria. Y para hacer eso, hay que hacerlo. Y probablemente, decirlo mucho menos. Más aparato crítico, menos aparataje y gesticulación retórica. Esta es una propuesta metodológica hacia una búsqueda que, desde nuestro mismo ser interior, se proyecta más allá de las puertas del templo… ¿Qué significan, si no es así, las mismas palabras –tal vez, encontradas, tal vez sustitutas de una incierta tradición perdida- que decoran nuestro occidente, precisamente, a las puertas del templo?: llevad fuera la luz recibida… En todo caso, eso implica el desapego con respecto al ensimismamiento, el alejamiento de aquello que consiste en creerse depositarios de alguna esencia inexistente. Porque no, no existen esencias ni tradiciones a las que remitirnos, ni ombligos en los que buscarnos en sueños. La masonería, esta masonería, es existencial… No es, en absoluto, esencialista. Se hace, continuamente, en la medida en que nos hacemos, y nos hacemos en la medida en que nos construimos, y construimos en la medida en que intentamos construir…
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Si quiere ser algo parecido a aquello que decimos buscar, nuestra masonería no puede embeberse en su propio lenguaje, entretenerse en sus reglamentos, olvidarse de su vida y de su acción para insistir en su historia o en sus usos semánticos.
Construir, no para quedarse ni conservar, sino para transformar. Es en ese sentido que la iniciación puede entenderse como una invitación —a la vez intelectual y sensitiva— a iniciar un proceso de autoconstrucción, de cada uno de nosotros, y de construcción conjunta, con los demás, de una obra de edificación personal y social sustentada en valores.
Su más pleno sentido se encuentra en esa posibilidad existencial de contribuir a nuestro propio trabajo de autoconstrucción, a ese auto-hacernos permanentemente. No tiene, en absoluto, ningún cariz de recreación de alguna “esencia” pretendidamente anterior a nuestra existencia como seres humanos libres que desean construir su destino. El carácter iniciático de la Orden, por tanto, no puede servir de excusa para quienes confunden el método masónico con una simple apertura al uso de un nuevo lenguaje y con una invitación a la recreación e interpretación constante de una supuesta entrada en un universo puramente simbólico. El método es simbólico, pero el universo, real. Real. Amb aquest llibre, algú va llançar al procel·lós mar del demà una altra ampolla amb un missatge a dins que diu: no fugis, sempre et tocarà algun naufragi, perquè tu pertanys -igual que el Duncan i el capità Grantal boirós oceà del món real.
Joan Margarit De ahí, como consecuencia, se deduce que la Francmasonería deviene proyección ética para sus miembros —que se comprometen a construirse y a construir— y para su entorno. Si dicha proyección es civilmente activa, socialmente intensa e históricamente notable, dependerá, también, del trabajo que comencemos a ejercer sobre nosotros mismos, una vez superadas las limitaciones históricas conocidas y de sobras repetidas. [98]
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En nuestro contexto contemporáneo no hay ninguna La masonería, esta masonería, es otra praxis asociativa que existencial… No es, en absoluto, reúna las características del esencialista. trabajo masónico y de los vínculos que pueden establecerse a partir de él: reunión de hombres y mujeres libres que aspiran a construirse y a construir conjuntamente, que aceptan y asumen un nexo de intercambio y de interaccción conceptualmente distinto a otros –el método simbólico- y que pretenden efectuar análisis y razonamientos de alcance ético sobre los asuntos humanos, en el sentido más filosófico —amor al conocimiento— y ético-coherencia con los valores que puedan definirnos- que subyace en la raíz de ambos términos. Con la firme voluntad —sin vaguedades ilusas— de intervenir en sus propios procesos de despliegue de sus propias potencialidades humanas. Y, por consiguiente, también en las de sus entornos. Un código de comunicación, fundamento de una metodología que es simbólica al pretender ser universal y democrática, no puede esclerotizarse, no puede convertirse en un sistema de aprendizajes de acceso a ningún mandarinato, obtenidos con un esfuerzo que no revertirá en aquello que la masonería tiene de vivo, ese hacerse y ese proyectarse hacia fuera, sino que se convertirían en una burda caricatura de un endogámico sistema de auto recreación de sus supuestas virtudes. Casi siempre, por otra parte, virtuales. Esta masonería, conservadora de esencias que nunca han sido, no es ésta, no es nuestra masonería. El compromiso con unos valores —que, al menos, teóricamente, todos y todas dicen compartir— no es suficiente. Para que ese compromiso sea fecundo debe estar acompañado por una determinada sensibilidad, un hálito de calidad humana y de calidez emocional, de abjuración de la pereza y de la rutina, de superación del adormecimiento producido por los debates sobre rituales, normas o procedimientos, de absoluto predominio de las personas por encima de los códigos y de los reglamentos, por muy nuestros que estos puedan ser considerados —porque, precisamente, esto es otra cosa, no es una institución como otras— y por una voluntad de implicación progresiva en la transformación y mejora del entorno, por lejano que parezca el día en el cual pueda observarse la materialización de dicha proyección.
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No hay materialización alguna, de ningún tipo, si no existe impulso constructor y voluntad de compromiso público, político en el sentido más aristotélico —si así os parece— del término. No hay masonería activa sin pretensión “meliorista”, sin el incesante reconocimiento de que, por mucho que se pueda ser ingenuo, más vale ser ingenuo que un muerto en vida. Y no hace falta remitirnos al admirado y —efímero— hermano Voltaire, para considerar que dicho impulso no conlleva ningún tipo de caída en la desesperación, en la dramatización, en la angustia frente al descomunal impedimento que representa el contraste entre la realidad y el ser, entre la realidad y el deseo, como poetizaría Luis Cernuda. Valores, sensibilidad, voluntad de construcción. Y acción: proyección constructora (sabiduría) —qué somos, sino constructores—, “obreros que trabajan a España” —en este caso— “en sus aceros”, como poetizaba Gabriel Celaya —cuyo centenario ha pasado casi desapercibido— corren malos tiempos para la lírica (excepción hecha, claro está, de Espai de llibertat). Pasión poética (fuerza), pasión poética que —su misma raíz lo implica— significa firme decisión, también, constructora 1. Poiesis = construcción de algo que supere los límites prosaicos de una cierta realidad; y, sin que pueda considerarse como algo menor, secundario o complementario, sentido del humor (belleza), sin el El carácter iniciático de la Orden no puede servir de excusa para quienes confunden el método masónicual difícilmente la pasión co con una simple apertura al uso de un nuevo lenpoética puede evitar que la guaje y con una invitación a la recreación e interproyección constructora pretación constante de una supuesta entrada en un caiga en la frustración universo puramente simbólico. agónica o, por renuncia, en el aletargamiento litúrgico y levítico, haciendo de la masonería una simple —y burda— escuela de erudición simbológica. Si se renuncia a ese sentido del humor, a esa leve capacidad de autoironía, se cae en un nefasto error: el ensoberbecimiento, el de aquellos y aquellas que pueden creerse que, como están donde están, y 1
Ortega y Gasset, José. Origen y epílogo de la filosofía, 1980, Espasa-Calpe, Madrid, pág. 67.
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han llegado a dónde han llegado —por cierto, ¿a dónde?— pueden sentirse dotados de alguna especial aureola de solemnidad. Sin ese sentido, la masonería se profaniza, y cae en el más estrepitoso de los ridículos, por mucho que vayamos por ahí repitiendo vacuidades litúrgicas y altisonantes frases de apelación a los vínculos fraternales. Vínculos que, de una vez por todas, deberían aprovecharse para renunciar a cualquier posible militancia de siglas, o a cualquier apelación que conserve denominaciones de origen territorial: las federaciones mediante las cuales se articulan nuestros talleres, en su Sin sentido del humor, la conjunto, no tendrían que mantener las masonería se profaniza y cae profanas referencias a un territorio deteren el más estrepitoso de los minado —ni España, ni Catalunya, ni Franridículos, por mucho que cia, ni…— para colocarse a la vanguardia y vayamos por ahí repitiendo demostrar su universalidad. vacuidades litúrgicas y altisonantes frases de apelación Una sola estructura federal europea, para a los vínculos fraternales . empezar, constituiría un llamamiento de interés en estos tiempos de crisis de la idea constructora que pudo ser la utopía democrática más plasmable en el siglo XX, Gran Logia de Europa, Supremo Consejo de Europa… Sin más. Y nada menos.
Esa es la proyección poética y constructora que permitiría hacer de esta —nuestra— masonería una praxis transversal y librepensadora, para coincidir con quienes pretenden revertir la ofensiva enloquecida del capitalismo salvaje contra las instituciones democráticas y los mínimos parámetros de bienestar que, con tanto esfuerzo, se habían ido pudiendo construir. Comencemos, pues, por ofrecer, como mínimo también, una sola masonería europea, y ahorremos, obviamente, tantísimos costes de coordinación y de estructura funcional como implica continuar con subdivisiones geográficas propias del siglo XIX. La palabra: la defensa de una Europa social, democrática y progresista, con [101]
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una masonería europea, sabia (con proyección constructora), fuerte (con pasión poética) y bella (dotada de sentido del humor). Miremos hacia las estrellas, cuando cierran los trabajos, y no nos entretengamos con las sombras de los suelos. Porque levantar la vista hacia las estrellas tal vez nos llevaría a identificarnos con aquella intensa descripción de Alejo Carpentier en El siglo de las luces: Pero se irguió repentinamente ladrando a Víctor una sola palabra que sonó como una explosión en catedral para los oídos de Sofía: “¡Francmasón!”. “¡Francmasón!” y repetíase la palabra cada vez más subida y alterada, como si bastara para descalificar a cualquier acusador; para echar por tierra cualquier alegato; para limpiar de toda culpa a quien la profería. “Estos son los hombres que rezan a Lucifer; éstos son los hombres que insultan a Cristo en hebreo; éstos son los hombres que escupen el Crucifijo; éstos son los hombres que, en la noche del Jueves Santo, trinchan un cordero coronado de espinas, clavado por las patas, de bruces, sobre la mesa de un abominable banquete”. Por eso los Santos Padres Clemente y Benedicto habían excomulgado a esos infames, condenándolos a arder en los Infiernos… Y con el espantoso tono de quien revelara los misterios de un Sabbath presenciado, habló de las impías gentes que negaban al Redentor, adoraban a un Hiram-Abi, Arquitecto del Templo de Salomón, y en sus ceremonias secretas rendían culto a Isis y Osiris, atribuyéndose títulos de Rey de los Tirios, Edificador de la Torre de Babel, Caballero Kadosh, Gran Maestro de los Templarios –esto, en recuerdo de Jacques de Molay, de nefandas costumbres, convicto de herejía y quemado vivo por adorar el Demonio en la figura de un ídolo llamado Bafomet. “No rezan a los santos, sino a Belial, a Astaroth y a Behemoth”. Era ralea que se infiltraba en todas partes, combatiendo la fe cristiana y la autoridad de los gobiernos legítimos, en nombre de una “filantropía”, de una aspiración a la felicidad y a la democracia, que sólo ocultaban una conjura internacional para destruir el orden establecido”.Å
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RITUALES [SERIE BLANCA] Ritual del Rito Escocés Antiguo y Aceptado - Primer Grado Rituales y Ceremonias Oficiales del Rito Escocés Antiguo y Aceptado ISBN (papel): 978-84-92984-18-3 / DL: M-26306-2010 1ª edición, 2009 -Págs: 204 - 180 x 120 mm - PVP: 18 € (papel)
Ritual del Rito Escocés Antiguo y Aceptado - Segundo Grado Rituales y Ceremonias Oficiales del Rito Escocés Antiguo y Aceptado ISBN (papel): 978-84-92984-53-4 / DL: M-22139-2011 1ª edición, 2009 - Págs: 172 -180 x 120 mm - PVP: 18 € (papel)
Ritual del Rito Escocés Antiguo y Aceptado - Tercer Grado Rituales y Ceremonias Oficiales del Rito Escocés Antiguo y Aceptado ISBN (papel): 978-84-92984-54-1 / DL: M-22140-2011 1ª edición, 2009 - Págs.: 234 - 180 x 120 mm - PVP: 18 € (papel)
Ritual de Emulación - Primer Grado Rituales y Ceremonias Oficiales del Rito Emulación DL: SE-4581-2009 1ª edición, 2009 - Págs: 164 - 180 x 120 mm - PVP: 18 € (papel)
Ritual de Emulación - Segundo Grado Rituales y Ceremonias Oficiales del Rito Emulación DL: SE-4612-2009 1ª edición, 2009 - Págs: 140 - 180 x 120 mm - PVP: 18 € (papel)
Ritual de Emulación - Tercer Grado Rituales y Ceremonias Oficiales del Rito Emulación DL: SE-4581-2009 1ª edición, 2009 - Págs: 144 - 180 x 120 mm - PVP: 18 € (papel)
Ritual del Rito Francés - Primer Grado Rituales y Ceremonias Oficiales del Rito Francés ISBN (papel): 978-84-937565-7-4 / DL: SE-30-2010 1ª edición, 2010 - Págs: 160 - 180 x 120 mm - PVP: 18 € (papel)
Ritual del Rito Francés - Segundo Grado Rituales y Ceremonias Oficiales del Rito Francés ISBN (papel): 978-84-92984-35-0 / DL: SE-757-2011 1ª edición, 2010 - Págs: 160 - 180 x 120 mm - PVP: 18 € (papel)
Ritual del Rito Francés – Tercer Grado Rituales y Ceremonias Oficiales del Rito Francés ISBN (papel): 978-84-92984-70-1 / DL: SE-895-2012 1ª edición, 2010 - Págs: 156 - 180 x 120 mm - PVP: 18 € (papel)
Trabajos de Banquete - Rito Francés Moderno ISBN (papel): 84-937565-8-1 / DL: SE-32-2009 1ª edición, 2010 - Págs: 100 - 176 x 116 mm - PVP: 12 € (papel)
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Ceremonia de Honras Fúnebres y Ceremonia del Recuerdo Ritos y Ceremonias Oficiales DL: SE-4975-2009 1ª edición, 2010 - Págs: 72 - 180 x 120 mm - PVP: 12 € (papel)
Ritual de Tenidas Blancas Ritos y Ceremonias Oficiales ISBN (papel): 978-84-92984-40-4 / DL: M-11806-2011 1ª edición, 2009 - Págs: 104 - 176 x 116 mm - PVP: 12 € (papel)
AUTORES CONTEMPORÁNEOS [SERIE ROJA] Textos Fundamentales de la Masonería Autor: Ignacio Méndez-Trelles Díaz ISBN (papel): 978-84-936941-0-4 / ISBN (digital): 978-84-937078-7-3 / DL: SE-3079-2009 1ª edición, 2009 - Págs: 388 - 210 x 140 mm - PVP: 18 € (papel)/9 € (digital)
El Misticismo de la Masonería Autor: Reuben Swinburne Clymer ISBN (papel): 978-84-936941-1-1 / ISBN (digital): 978-84-937392-4-9 / DL: M-26314-2009 1ª edición, 2008 - Págs: 136 - 210 x 140 mm - PVP: 11 € (papel)/9 € (digital)
Fragmentos de un discurso masónico Autor: Javier Otaola ISBN (papel): 978-84-937078-4-2 / ISBN (digital): 978-84-937078-5-9 / DL: SE-3039-2009 1ª edición, 2009 - Págs: 222 - 210 x 140 mm - PVP: 15 € (papel)/9 € (digital)
Rito Francés: historia, reflexiones y desarrollo Coordinador de la obra: Víctor Guerra ISBN (papel): 978-84-92984-14-5 / ISBN (digital): 978-84-92984-15-2 / DL: M-25428-2010 1ª edición, 2010 - Págs: 418 - 210 x 140 mm - PVP: 19 € (papel)/9 € (digital)
En Oro y Azur Joaquim Villalta ISBN (papel): 978-84-92984-24-4 / ISBN (digital): 978-84-92984-25-1 / DL: SE-6395-2010 1ª edición, 2010 - Págs: 260 - 210 x 140 mm - PVP: 15 € (papel)/9 € (digital)
El Escocismo Masónico Autor: Iván Herrera Michel ISBN (papel): 978-84-937078-7-3 / ISBN (digital): 978-84-937078-9-8 / DL: SE-3580-2009 1ª edición, 2009 - Págs: 176 - 210 x 140 mm - PVP: 15 € (papel)/9 € (digital)
Masonería cuestionada Autor: Vicente Rocamora Morales ISBN (papel): 978-84-92984-03-9 / ISBN (digital): 978-84-92984-06-0 / DL: SE-598-2010 1ª edición, 2010 - Págs: 166 - 210 x 140 mm - PVP: 15 € (papel)/9 € (digital)
La masonería en persona(s) Autores: Javier Otaola y Valentín Díaz ISBN (papel): 978-84-92984-00-8 / ISBN (digital): 978-84-937392-01-5 / DL: B-9693-2010 1ª edición, 2010 - Págs: 400 - 210 x 140 mm - PVP: 21 € (papel)/11 € (digital)
Respuesta masónica (edición revisada) Autor: Amando Hurtado ISBN (papel): 978-84-92984-10-7 / ISBN (digital): 978-84-92984-11-4 / DL: SE-2933-2010 1ª edición, 2010 - Págs: 384 - 210 x 140 mm - PVP: 19 € (papel)/9 € (digital)
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La Masonería del Oriente de Asturias Autor: Víctor Guerra ISBN (papel): 978-84-937392-0-1 / ISBN (digital): 978-84-937392-3-2 / DL: SE-4247-2009 1ª edición, 2009 - Págs: 416 - 210 x 140 mm- PVP: 19 € (papel)/9 € (digital)
La metáfora masónica Autor: Javier Otaola ISBN (papel): 978-84-92984-16-9 / DL: M-92984-2010 1ª edición, 2010 - Págs: 274 - 210 x 140 mm - PVP: 15 € (papel)
7 Semblanzas masónicas Autor: Nicolás Brihuega ISBN (papel): 978-84-92984-29-9/ISBN (digital): 978-84-92984-30-5 / DL: SE-6870-2010 1ª edición, 2010 - Págs.: 168 - 210 x 140 mm - PVP: 12 € (papel)/8 € (digital)
El Compás y la Pluma Autor: Ricardo Serna ISBN (papel): 978-84-92984-22-0 / ISBN (digital): 978-84-92984-23-7 / DL: SE-7642-2010 1ª edición, 2010 - Págs: 274 - 210 x 140 mm - PVP: 15 € (papel)/9 € (digital)
La masonería en la construcción de sociedades Autor: Diego González Rodríguez ISBN (papel): 978-84-92984-36-7 / ISBN (digital): 978-84-92984-37-4 / DL: M-3913-2011 1ª edición, 2011 - Págs: 224 - 210 x 140 mm - PVP: 15 € (papel)/9 € (digital)
El Rito Francés o Moderno: la masonería del Tercer Milenio Autor: Supremo Conselho do Rito Moderno de Brasil ISBN (papel): 978-84-92984-51-0 / ISBN (digital): 978-84-92984-52-7 / DL: SE-4186-2011 1ª edición, 2011 - Págs: 248 - 210 x 140 mm - PVP: 16 € (papel)/8 € (digital)
El Toque y la Palabra Autor: Iván Herrera Michel ISBN (papel): 978-84-92984-62-6 / ISBN (digital): 978-84-937392-63-3 / DL: SE-7990-2011 1ª edición, 2011 - Págs: 284 - 210 x 140 mm - PVP: 15 € (papel)/9 € (digital)
En la Columna Norte Autor: Juan Antonio Espeso González ISBN (papel): 978-84-92984-41-1 / ISBN (digital): 978-84-937392-42-8 / DL: SE-1491-2012 1ª edición, 2012 - Págs: 162 - 210 x 140 mm - PVP: 12 € (papel)/6 € (digital)
Los Templarios en el Nuevo Mundo Autor: Walter Huambachano Icaza ISBN (papel): 978-84-92984-80-0 / ISBN (digital): 978-84-937392-81-7 / DL: AS-02118-2012 1ª edición, 2012 - Págs: 68 - 210 x 140 mm - PVP: 7 € (papel)/5 € (digital)
TEXTOS HISTÓRICOS Y CLÁSICOS [SERIE AZUL] Título: El Significado de la Masonería Autor: Walter Leslie Wilmshurst - Traductor: Alberto Moreno Moreno ISBN (papel): 978-84-92984-07-7 / ISBN (digital): 978-84-92984-08-4 / DL: SE-1370-2010 1ª edición, 2010 - Págs: 240 - 210 x 140 mm - PVP: 16 € (papel)/10 € (digital)
Título: La Iniciación Masónica Autor: Walter Leslie Wilmshurst - Traductor: Alberto Moreno Moreno ISBN (papel): 978-84-92984-68-8 / ISBN (digital): 978-84-92984-69-5 / DL: SE-8525-2011 1ª edición, 2010 - Págs: 256 - 210 x 140 mm - PVP: 16 € (papel)/10 € (digital)
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El Santo Arco Real de Jerusalén Autor: Walter Leslie Wilmshurst - Traductor: Alberto Moreno Moreno ISBN (papel): 978-84-937392-1-8 / ISBN (digital): 978-84-937392-2-5 / DL: SE-4185-2009 1ª edición, 2009 - Págs: 112 - 210 x 140 mm - PVP: 12 € (papel)/10 € (digital)
Moral y Dogma del Rito Escocés Antiguo y Aceptado (Grados de Aprendiz, Co mpañero y Maestro) Autor: Albert Pike - Traductor: Alberto Moreno Moreno ISBN (papel): 978-84-937078-2-8 / ISBN (digital): 978-84-937078-3-5 / DL: SE-3032-2009 1ª edición, 2009 - Págs: 170 - 210 x 140 mm - PVP: 15 € (papel)/10 € (digital)
Moral y Dogma del Rito Escocés Antiguo y Aceptado (Logia de Perfección) Autor: Albert Pike - Traductor: Alberto Moreno Moreno ISBN (papel): 978-84-937392-7-0 / ISBN (digital): 978-84-937392-6-3 / DL: SE-5441-2009 1ª edición, 2009 - Págs: 212 - 210 x 140 mm - PVP: 15 € (papel)/10 € (digital)
Moral y Dogma del Rito Escocés Antiguo y Aceptado (Capítulo Rosacruz) Autor: Albert Pike - Traductor: Alberto Moreno Moreno ISBN (papel): 978-84-92984-17-6 / ISBN (digital): 978-84-92984-19-0 / DL: SE-5658-2010 1ª edición, 2010 - Págs: 170 - 210 x 140 mm - PVP: 12 € (papel)/9 € (digital)
Moral y Dogma del Rito Escocés Antiguo y Aceptado (Príncipe del Tabernáculo) Autor: Albert Pike - Traductor: Alberto Moreno Moreno ISBN (papel): 978-84-92984-33-6 / ISBN (digital): 978-84-92984-34-3 / DL: M-1217-2011 1ª edición, 2010 - Págs: 222 - 210 x 140 mm - PVP: 15 € (papel)/10 € (digital)
Los orígenes del Ritual en la Iglesia y en la Masonería Autor: Helena Petrovna Blavatsky ISBN (papel): 978-84-936941-7-3 / ISBN (digital): 978-84-937392-9-4 / DL: SE-3780-2009 1ª edición, 2008 - Págs: 94 -210 x 140 mm - PVP: 6 € (papel)/4 € (digital)
Constituciones de Anderson ISBN (papel): 978-84-936941-6-6 / ISBN (digital): 978-84-92984-26-8 / DL: M-23462-2009 1ª edición, 2008 - Págs: 68 - 210 x 140 mm - PVP: 5 € (papel)/3 € (digital)
Estatutos de los Canteros de Bolonia ISBN (papel): 978-84-936941-2-8 / ISBN (digital): 978-84-92984-04-6 / DL: SE-6358-2009 1ª edición, 2008 - Págs: 70 - 210 x 140 mm - PVP: 5 € (papel)/3 € (digital)
Manuscrito Regius ISBN (papel): 978-84-936941-3-5 / ISBN (digital): 978-84-937565-0-5 / DL: SE-3861-2009 1ª edición, 2008 - Págs: 68 - 210 x 140 mm - PVP: 5 € (papel)/3 € (digital)
Manuscrito Cooke Colección: Serie Azul ISBN (papel): 978-84-936941-4-2 / ISBN (digital): 978-84-937392-5-6 / DL: AS-1520-2009 1ª edición, 2008 - Págs: 68 - 210 x 140 mm - PVP: 5 € (papel)/3 € (digital)
Manuscrito Dumfries Nº 4 ISBN (papel): 978-84-936941-5-9 / ISBN (digital): 978-84-937392-6-3 / DL: SE-3863-2009 1ª edición, 2008 - Págs: 72 - 210 x 140 mm - PVP: 5 € (papel)/3 € (digital)
LIBROS PRÁCTICOS [SERIE VERDE] Libro de estilo masónico Autor: Ignacio Méndez-Trelles Díaz
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ISBN (papel): 978-84-92984-05-3 / ISBN (digital): 978-84-92984-09-1 / DL: M-26307-2010 1ª edición, 2010 - Págs: 402 - 210 x 140 mm - PVP: 21 € (papel)/15 € (digital)
La Cocina Masónica Autor: Pepe Iglesias ISBN (papel): 978-84-937078-6-6 / ISBN (digital): 978-84-92984-27-5 / DL: SE-3199-2009 1ª edición, 2009 - Págs: 480 - 210 x 140 mm - PVP: 24 € (papel)/15 € (digital)
Términos Simbólicos de la Masonería Autor: Albert Fargas - Traductora: Cristina Cabrera ISBN (papel): 978-84-937565-9-8 / ISBN (digital): 978-84-92984-02-2 / DL: SE-563-2010 1ª edición, 2010 - Págs: 252 - 210 x 140 mm - PVP: 15 € (papel)/10 € (digital)
Los Ritos Masónicos Autor: Manuel Rodríguez Castillejos ISBN (papel): 978-84-937565-3-6 / ISBN (digital): 978-84-937565-4-3 / DL: SE-6482-2009 1ª edición, 2009 - Págs: 270 - 210 x 140 mm - PVP: 15 € (papel)/10 € (digital)
La Simbólica Masónica Autor: Adolf Colom Miralles ISBN (papel): 978-84-92984-82-4 / ISBN (digital): 978-84-92984-83-1 / DL: AS-02114-2012 1ª edición, 2012 - Págs: 248 - 210 x 140 mm - PVP: 15 € (papel)/9 € (digital)
Mi primer paso regular en Emulación Autor: Fernando Lamarca ISBN (papel): 978-84-92984-12-1 / ISBN (digital): 978-84-92984-13-8 / DL: M-28021-2010 1ª edición, 2010 - Págs: 154 - 210 x 140 mm - PVP: 15 € (papel)/10 € (digital)
Un análisis del ritual masónico Autor: George Meredith Sanderson -Traducción y presentación: Manuel Corral Baciero ISBN (papel): 978-84-92984-55-8 / ISBN (digital): 978-84-92984-56-5 / DL: SE-6340-2011 1ª edición, septiembre 2011 - Págs: 142 - 210 x 140 mm - PVP: 12 € (papel)/6 € (digital)
Las enseñanzas morales de la masonería Autor: JSM Ward -Traducción y presentación: Manuel Corral Baciero ISBN (papel): 978-84-92984-60-2 / ISBN (digital): 978-84-92984-61-9 / DL: SE-7224-2011 1ª edición, septiembre 2011 - Págs: 100 - 210 x 140 mm - PVP: 10 € (papel)/6 € (digital)
Cuaderno de Instrucción Masónica I Grado de Aprendiz (Rito Escocés Antiguo y Aceptado) ISBN (papel): 978-84-92984-38-1 / ISBN (digital): 978-84-92984-39-8 / DL: M-8470-2011 1ª edición, 2009 - Págs: 107 - 140 x 105 mm - PVP: 6 € (papel)/5 € (digital)
Cuaderno de Instrucción Masónica II Grado de Aprendiz (Rito Escocés Antiguo y Aceptado) ISBN (papel): 978-84-92984-76-3 / ISBN (digital): 978-84-92984-77-0 / DL: AS-02113-2012 1ª edición, 2012 - Págs: 118 - 140 x 105 mm - PVP: 6 € (papel)/5 € (digital)
Catecismo Masónico de Instrucción Grado de Aprendiz (Rito Emulación) ISBN (papel): 978-84-937565-5-0 / ISBN (digital): 978-84-937565-6-7 / DL: SE-6650-2009 1ª edición, 2009 - Págs: 130 - 170 x 110 mm - PVP: 6 € (papel)/5 € (digital)
Manual del Aprendiz Entrado (Ritual de Emulación) Autor: JSM Ward - Traducción y presentación: Manuel Corral Baciero ISBN (papel): 978-84-92984-43-5 / ISBN (digital): 978-84-92984-44-2 / DL: SE-3715-2011 1ª edición, mayo 2011 - Págs: 140 - 170 x 110 mm - PVP: 8 € (papel)/5 € (digital)
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Manual del Compañero (Ritual de Emulación) Autor: JSM Ward - Traducción y presentación: Manuel Corral Baciero ISBN (papel): 978-84-92984-45-9 / ISBN (digital): 978-84-92984-46-6 / DL: SE-3731-2011 1ª edición, mayo 2011 - Págs: 134 - 170 x 110 mm - PVP: 8 € (papel)/5 € (digital)
Manual del Maestro Masón (Ritual de Emulación) Autor: JSM Ward - Traducción y presentación: Manuel Corral Baciero ISBN (papel): 978-84-92984-47-3 / ISBN (digital): 978-84-92984-48-0 / DL: SE-3711-2011 1ª edición, mayo 2011 - Págs: 172 - 170 x 110 mm - PVP: 8 € (papel)/5 € (digital)
Manual de los Grados Superiores (Ritual de Emulación) Autor: JSM Ward - Traducción y presentación: Manuel Corral Baciero ISBN (papel): 978-84-92984-49-7 / ISBN (digital): 978-84-92984-50-3 / DL: SE-3730-2011 1ª edición, mayo 2011 - Págs: 138 - 170 x 110 mm - PVP: 8 € (papel)/5 € (digital)
BIOGRAFÍAS [SERIE NEGRA] Napoleón III: Emperador, revolucionario y masón Autor: Miguel Córdoba ISBN (papel): 978-84-92984-57-2/ ISBN (digital): 978-84-92984-58-9 / DL: SE-6931-2011 1ª edición, octubre 2011 - Págs: 324 - 210 x 140 mm - PVP: 18 € (papel)/9 € (digital)
MASONERÍA VISUAL [SERIE SEPIA] Una mirada a la Logia Textos: Javier Otaola – Ilustraciones: Sebastián Utreras ISBN (papel): 978-84-92984-64-0 / DL: SE-595-2012 1ª edición, enero 2012 - Págs: 180 - 230 x 200 mm - PVP: 25 € (papel, tapa dura)
LITERATURA [SERIE AMARILLA] Sombras de Acacia Autor: Ilia Galán ISBN (papel): 978-84-92984-62-6 / ISBN (digital): 978-84-92984-63-3 / DL: SE-1337-2012 1ª edición, 2012 - Págs: 178 - 210 x 140 mm - PVP: 12 € (papel)/6 € (digital)
Antología de Poetas Masones Autores: Johann Wolfgang von Goethe, Rudyard Kipling, Rubén Darío y Oscar Wilde ISBN (papel): 978-84-936941-9-7 / ISBN (digital): 978-84-92984-28-2 / DL: SE-3879-2009 1ª edición, 2008 - Págs: 198 - 210 x 140 mm - PVP: 15 € (papel)/6 € (digital)
La vía dorada Autor: Manuel Arduino Pavón ISBN (papel): 978-84-92984-78-7 / ISBN (digital): 978-84-92984-79-4 / DL: AS-02117-2012 1ª edición, 2012 - Págs: 126 - 210 x 140 mm - PVP: 10 € (papel)/6 € (digital)
El Muro de Piedra Autor: Anselmo Vega Junquera ISBN (papel): 978-84-937078-0-4 / ISBN (digital): 978-84-937078-1-1 / DL: SE-2364-2009 1ª edición, 2009 - Págs: 228 - 210 x 140 mm - PVP: 15 € (papel)/6 € (digital)
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Los masones de San Blas Autor: Anselmo Vega Junquera ISBN (papel): 978-84-937565-1-2 / ISBN (digital): 978-84-937565-2-9 / DL: SE-5562-2009 1ª edición, 2009 - Págs: 192 - 210 x 140 mm - PVP: 15 € (papel)/6 € (digital)
El secreto de Amparo Autor: Anselmo Vega Junquera ISBN (papel): 978-84-92984-31-2 / ISBN (digital): 978-84-92984-32-9 / DL: SE-6996-2009 1ª edición, 2009 - Págs: 288 - 210 x 140 mm - PVP: 15 € (papel)/6 € (digital)
OBRAS INSTITUCIONALES [SERIE PÚRPURA] ACTAS 2011 de la Respetable Logia de Estudio THEOREMA Autor: Logia de Estudios Theorema (Gran Logia Simbólica Española) ISBN (papel): 978-84-92984-59-6 / DL: SE-7109-2011 1ª edición, 2011 - Págs: 94 - 210 x 140 mm - PVP: 9 € (papel)
CIMAS Libro de Aniversario 2002-2012 Autor: C# I# M# A# S# DL: AS-02119-2012 1ª edición, 2012 - Págs: 156 - 210 x 140 mm - PVP: 9 € (papel)
REVISTA CULTURA MASÓNICA CULTURA MASÓNICA Nº 1 Los documentos antimasónicos
CULTURA MASÓNICA Nº 2 El Rito Francés en el mundo
Año I - Noviembre 2009 ISSN: 2171-1968 / DL: SE-6062-2009 Págs: 86 - PVP: 5 €
Año I – Enero 2010 ISSN: 2171-1968 / DL: SE-6062-2009 Págs: 132 - PVP: 5 €
CULTURA MASÓNICA Nº 3 Masones y cristianos
CULTURA MASÓNICA Nº 4 Masonería y literatura
Año I – Abril 2010 ISSN: 2171-1968 / DL: SE-6062-2009 Págs: 142 - PVP: 5 €
Año I – Julio 2010 ISSN: 2171-1968 / DL: SE-6062-2009 Págs: 130 - PVP: 5 €
CULTURA MASÓNICA Nº 5 Masonería y mujer
CULTURA MASÓNICA Nº 6 Masonería y filosofía
Año II – Octubre 2010 ISSN: 2171-1968 / DL: SE-6062-2009 Págs: 164 - PVP: 5 €
Año II – Enero 2011 ISSN: 2171-1968 / DL: SE-6062-2009 Págs: 126 - PVP: 5 €
CULTURA MASÓNICA Nº 7 El Derecho Humano
CULTURA MASÓNICA Nº 8 Masonería y Música
Año II – Abril 2011 ISSN: 2171-1968 / DL: SE-6062-2009 Págs: 84 - PVP: 5 €
Año II – Julio 2011 ISSN: 2171-1968 / DL: SE-6062-2009 Págs: 138 - PVP: 5 €
CULTURA MASÓNICA Nº 9 El Rito Escocés Antiguo y Aceptado
CULTURA MASÓNICA Nº 10 Masonería y nuevas tecnologías
Año III – Octubre 2011 ISSN: 2171-1968 / DL: SE-6062-2009 Págs: 144 - PVP: 5 €
Año III – Enero 2012 ISSN: 2171-1968 / DL: SE-6062-2009 Págs: 124 - PVP: 5 €
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CULTURA MASÓNICA Nº 11 Masonería y Religión Año III – Abril 2012 ISSN: 2171-1968 / DL: SE-6062-2009 Págs: 166 - PVP: 5 €
CULTURA MASÓNICA Nº 12 La Francmasonería y la Constitución de Cádiz Año III – Julio 2012 ISSN: 2171-1968 / DL: SE-6062-2009 Págs: 138 - PVP: 5 €
PAPELERÍA MASÓNICA POSTALES Postales en papel y tamaño estándar 105x138 mm.
Johann Wolfgang Goethe
François Marie Arouet VOLTAIRE
Nomenclatura masónica del ágape
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Wolfgang Amadeus Mozart
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