DE GRIS
JULIO CÉSAR SOSA
La tarde está sola fría ceniza. Su rostro deforma ese gris que marchita. La tarde está sola herida agoniza por velos sin horas de nubes plomizas.
Julio César Sosa nació el 26 de agosto de 1934 en el Dpto. de Rocha, Uruguay. En el año 1967 se afilió a la Asociación de Escritores del Interior (AEDI). En 1978 participó del certamen literario Dr. Alberto Manini Ríos, recibiendo 1a. Mención de Honor por Tríptico de la Próxima Estrella, en 1979, 1a. Mención de Honor por el poema De gris, ambos publicados en esta edición.
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arte: Raquel Seara - Uruguay
La tarde está sola… nadie la mira … ni el viejo as de copas … que muera sin prisa.
Tríptico de la Próxima Estrella
TRÍPTICO DE LA PRÓXIMA ESTRELLA
I Surge en llamas Apolo y ya se eleva Y a los cielos les bebe la distancia Como un niño a los pechos en lactancia Y entre un llanto de estrellas que lo aprueba.
II El atómico espacio que desprende Un silencio de ruido, su promesa Y ensordece pupila que va presa Del ingenio que mira y lo comprende.
III …Cuatro-tres-dos-cero… en naves de fuego Que puja el envión presente en la entraña Y el hombre libre proyecta a la hazaña Sus fibras sentidas como en un ruego.
El besar al espacio es cosa nueva Un temblar de emoción sin arrogancia Pues la obra de Dios es la prestancia Que a los seres en tierra pone a prueba.
Si en misterio de miedo se defiende Del vasallo que toma por sorpresa Con la antorcha de espada que regresa Es el Hombre un cometa y lo sorprende.
Vibra en el vaso de un verde sosiego Vino de galaxias brujas y extrañas Que embriagan alas hasta ayer hurañas Del Icaro hijo en nuevos despliegos.
La pupila azul-verde del planeta Vela y busca otro ser, como el esteta Busca un ángel de tonos estelares.
Con el verbo que dieron los profetas Que otros mundos soñaron en siluetas De coraje es la llama y lo subleva.
Cálido misterio azul de la mente Profana el abismo en vuelo elocuente; Pupila azorada, ingenio en la tierra.
Con abrazos de cuartas dimensiones, Son orquídeas, sensibles corazones Que palpitan con sueños singulares.
Ese espíritu de magma incandescente Como un río eruptivo de la mente Hasta el Dios presentido ¡ya se eleva!
Y el niño poeta llora el soneto Que baja a la luz del futuro reto Y ardiendo la vida a la paz se aferra.