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La gran fiesta
Por: Erica de la O
“No permitas que otros se la pasen esperando horas interminables, dejando de hacer lo suyo por tu espérame tantito” – Erica de la O
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Recuerdas la canción de ¿Despacito? Esa palabra que no se te quitaba de la mente porque la escuchabas por todos lados, fue cantada y traducida en muchísimos idiomas, se hicieron réplicas y más réplicas durante más de un año, es más, hoy la recuerdo y se me viene a la mente el ritmito jajajaja, pero ¿y que te enseñó la canción, deja la letra en su totalidad, la simple palabra despacito? En mi caso, me enseñó, precisamente, a ir con más calma, suave, lento por la vida, sin tanto acelere, ese despacio que al final, me llevará a donde quiero ir, pero, disfrutado el camino, cada paso que doy, pues por ir corriendo se me había olvido disfrutarlo.
Bueno, en estos días pasados, llegó a mis oídos, justo en el momento preciso la canción “LA GRAN FIESTA” cantada por Olga Tañon, y desde que la escuché, no se me despega de la mente, la escucho día, tarde y noche, no solo en el mp3, sino revoloteándose en mi mente y en mi
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corazón, y eso me llena de inmensa alegría porque gracias a ella, MIS SUEÑOS, esos que un día a la fuerza dormí y luego escondí, HAN DESPERTADO y se han escabullido en mi hoy para darme nuevamente motivos de querer ver cada mañana el amanecer para vivir la gran fiesta de la vida, comprendiendo que:
“La vida tiene momentos malos, donde los golpes no avisan, pero yo me quedo con esos ratitos en lo que me dio una sonrisa. Hay días arriba, días abajo, días que te desestabilizan, pero yo me quedo con lo que vino a visitarme la dicha. La vida es un regalo que se aprovecha, por eso hay que vivirla como una gran fiesta donde no cabe la tristeza, donde canto no a la amargura, a eso no se le abre la puerta. La vida es una fiesta gigantesca donde la alegría después que se despierta ya nunca más se acuesta”
Lo anterior es parte de la letra de la canción y es tan increíbles ver como la BUENA música te envuelve, te ayuda a sanar y a ver la vida precisamente como una gran fiesta donde a pesar de que se acabe el baile, la algarabía y el pastel, la VIVES y DISFRUTAS.
Te voy a contar que a mi hermano mayor lo desahuciaron a los 47 años, tenía cáncer en los pulmones, pero eran tantas sus ganas de vivir que vivió 2 años más; su novia, mi mamá, mi hermano estuvieron ahí, en ese proceso. Él siempre con una sonrisa y con esa alegría que lo caracterizaba, con esa fiesta, con ese querer vivir, sí, él quería vivir. En mi caso, lo hablamos con mis hermanos, y yo les dije que sí a mí me dicen que tengo cáncer, no, yo no me metería a nada de nada, tal vez vería cualquier alternativa natural, o con el solo pensamiento, con el positivismo, a ver si se cura y así, pero no me sometería a ningún tratamiento como a los que mi hermano se sometió: quimioterapias, malestares, se desmayó muchísimas veces, tenía que viajar de la Ciudad de México a Acapulco cada fin de semana porque la Ciudad de México le hacía
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muchísimo daño por el smog, la contaminación, pero tenía que regresar porque tenía que ir al médico, al oncólogo y todo eso. Su vida se convirtió en un ir y venir con ese tráfico espantoso que se vive en la Ciudad de México, la carretera de Acapulco, imagínense, siempre cayéndole piedras.
Me acuerdo de una vez, incluso, hubo un temblor ¡hay, es que mi hermano era tremendo, ósea, conociéndolo, a veces te preguntabas ¿es que acaso a este no le importa nada, todo es fiesta para él? Una vez tembló en México y venían en la carretera y mi mamá, pues asustada, le decía —Con cuidado, Roberto, qué clásico ¿no? cuando tú llevas el volante y estás nervioso o nerviosa, no quieres que te digan nada, y al escuchar a los demás, pues reaccionas, en el caso de mi hermano, supongo que de nervios, empezó a decir chistes y todo con tal de que mi mamá se calmara, yo estaba hablando con ella en ese momento y no me había gustado que se dirigiera a ella así, y entonces lo regañé — Roberto, sé consciente ¿cómo le dices eso a mi mamá? Porque no me puse a pensar en él, en su dolor, en lo que él sentía, su sufrimiento, él se estaba muriendo, él tenía cáncer, él quería vivir y estaba en una situación complicada, él sabía que, en ese temblor, en esa carretera, podía dejar de existir, pero claro, uno solo piensa en uno, en su mundo, uno está en su rollo; y no te pones a profundizar en que cada ser humano es diferente. Yo pensé en mi mamá, en ese momento no pensé en mi hermano, sólo pensé que la manera como le estaba hablando a mi mamá no era la correcta, y me preguntaba por qué era así.
Con el tiempo reaccioné, pero lo hecho, hecho está, como dicen por ahí “lo que pasó, pasó”, y dejó huella y marcó, seguramente con mis comentarios y todo, lastimé a mi hermano y nunca pude hablar del tema con él, porque lo que tenía que pasar pasó, simplemente él dejó de existir, de hecho, con él me quedé con muchas cosas que me hubiera gustado aclarar, pero ya no fue, y duele, porque cuando empiezas a introspectar, a recordar, a concientizar, te das cuenta de todos los errores que cometiste, de como tú también, no fuiste el bueno de la casa, ni tampoco tenías tu coronita de ángel, pero te la creíste. Todos eran malos, tú eras la buena, todos estaban mal, tú estabas bien. Pero bueno, continuando con la historia, él de verdad quería vivir y quería la fiesta, hizo de todo,
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se metió de todo, siguió todos los protocolos, pero la enfermedad le dijo, no, o Dios o la vida; dicen por ahí, porque mi papá también murió muy, muy joven, a los 51 años, que
Dios le permite vivir a las personas que sabe que tienen todavía fuerza de
guerreros; y aunque mi papá fue un guerrero y mi hermano también, ya no tenían quizá la fuerza que Dios necesitaba para seguir aquí, y era momento de llevarlos a casa. Y así, de repente, un día mi hermano colapsó, ya no pudo levantarlo toda esa alegría, y todo ese brillo de su rostro se fue apagando, después de 2 años en que parecía que no estaba enfermo, en un mes, se acabó, el cáncer había hecho metástasis en todo su cuerpo y en el cerebro.
Y fíjate que nunca me había puesto a pensar en esto, sino hasta ahorita, creo que nunca había profundizado en este tema porque estaba dolida por muchas cosas que habían pasado en mi familia, y a veces, ese dolor no te permite ver otras cosas más que tu propio dolor. Mi hermano tenía unos dolores de cabeza insoportables, me contaba mi mamá, que no sabían porque ya no podía dormir, ya no podía comer, ya no podía hacer muchas cosas, y sin embargo, un día antes de que muriera lo fue a visitar a un amigo, que también era pura fiesta; dicen que brindaron, que todavía sonrieron y se rieron de chistes malos; y bueno, sucedió, me hablaron por teléfono, específicamente mi hermano Héctor, y me dijo que Roberto estaba muy mal que tenía que ir nuevamente a México, para después de un par de horas más decirme que había fallecido y que tenía que estar allá. En mi locura y desespero, perdida y en estado de shock, compré mi boleto de avión equivocado, porque lo compré a la 1:00 de la mañana del siguiente día, pero ya era el otro día, así que al amanecer cuando llegué al aeropuerto, busco mi boleto de avión en las máquinas donde haces el “self check in” y pues no me encontraba, así que le pedí ayuda a un asistente de la aerolínea y me dijo que yo viajaba hasta el siguiente día, claro, a la 1:00 de la mañana ya era el día que yo tenía que viajar, pero yo lo compré al
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día siguiente pensando que era un día anterior. En el aeropuerto lo único que hice fue llorar y decirles que, por favor, que yo tenía que viajar, que si alguien podía cederme su asiento o lo que fuera; afortunadamente, y gracias a Dios, había espacios vacíos y me dejaron volar ese día.
Llegué a la Ciudad de México y me dirigí al velatorio, yo me juraba y me perjuraba que después de la muerte de mi papá nunca volvería a estar en un velorio, y mucho menos volver a ver a un muerto, no me gustan los velorios, no me gustan los entierros, no me gusta nada de eso, pero ahí estaba extraviada, fue un momento muy perdido para mí, había gente ahí que me quería y no le hice caso. Al siguiente día, cuando ya fue el entierro, seguía la fiesta de mi hermano ¡Ay no! es que es increíble esto, la fiesta de la vida y la fiesta de la muerte. Sus amigos, con ese amor que siempre le tuvieron, y como les digo, siempre fue un hombre de fiesta, pues, se les ocurrió llevar mariachis al panteón, todo el camino, todo el recorrido, tocaron hasta la capillita donde le hicieron su misa, los mariachis volvieron a cantar una vez que salimos de la capilla y hasta llegar al nicho. Tocaron sin parar, y las personas que estuvimos ahí sentíamos esa música y esas ganas de vivir, los mariachis seguían cantando y cantando, tocando y tocando, y cuando era momento de bajar el féretro, no bajaba, lo mariachis seguían tocando y cantando y la caja seguía sin bajar, se atoró, hasta que los mariachis dejaron de tocar la última canción, después de como hora y media, imagínate, el féretro usualmente baja en 10 minutos.
Después de esa hora y media, de que le movieron a la caja, le agarraron, le quitaron, sacaron más tierra, pusieron más tierra, movieron aquí y allá, la caja no se decidía a bajar, y en ese momento en que se escuchó el total silencio en ese panteón, mi hermano Roberto seguramente dijo —Se acabó la fiesta, el solo tenía 49 años y muchas ganas de vivir la fiesta de la vida, pero se acabó su fiesta… …¿tú quieres que se acabe la fiesta hoy para ti? Yo no, yo no quiero que se acabe,
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es más, quiero que empiece hoy la fiesta,
que empiece para mí la fiesta y también para ti, quiero que empiece la fiesta para TODOS NOSOTROS porque nos lo
merecemos. ¿Has trabajado, has estudiado, has hecho el bien? ¿has tenido un recorrido? ¿has aplaudido los logros de otros, has aplaudido los propios? ¿has amado? ¿has perdonado? Te mereces vivir la fiesta de la vida ¿te has equivocado, has corregido? es parte de la vida. Hay muchas cosas que nos quedaron pendientes en la vida, yo con mi papá y con mi hermano tuve muchos pendientes y creo que por eso mi duelo duró tanto tiempo, y hoy, que te lo escribo, me ha dolido.
Este espacio no pensé que fuera así, ni siquiera pensaba que te iba a hablar de esto, pensé que iba a ser todo alegría, pero así es la vida y que bueno, esto es una catarsis, y una enseñanza para mí y para ti, creo. Mi mamá aún vive y he tenido mis diferencias con ella y a veces me he sentido sola cuando en realidad no lo estoy, hace no mucho, hablé con ella, conversamos mucho, le dije que la comprendía, que le entendía, que la amaba, que me perdonara si me había alejado de ella, ella hizo lo mismo y cosas así. Y hoy te invito a que, si tienes a esos seres queridos en vida, y tienes algún conflicto con ellos, alguna diferencia, hables con ellos; comuníquense, díganse todo lo que quieran, incluso lo que no quieran oír para que terminen con un abrazo, terminen con un beso, terminen con un te amo, terminen con una fiesta, que yo haré la mía, me iré a comprar mi pastel, mis globos y voy a adornar mi casa como si fuera una fiesta, y quiero que tú hagas lo mismo.
La vida es una fiesta, y así como las fiestas terminan, también la vida. Que las cosas no resultaron como querías, que las personas no te amaron como tú las amaste, que tus hijos te fallaron, que no conseguiste el puesto que querías y por el que tanto luchaste, que tus negocios se fueron al caño, que debes todo el dinero del mundo que ni te gastaste, NO IMPORTA, ya no importa, lo que importa es hoy y lo que está por venir “Vamos a vivir la fiesta, tú y yo juntos”, hagamos de este mundo uno más bonito y solo lo podemos hacer uniendo fuerzas, si tú amas y yo amo, y tú entregas yo entrego, y tú haces y yo hago, todo lo que es basura, hoy en día, se va a acabar, y todo lo que es provida va a surgir, te lo prometo. Nos está costando mucho trabajo, claro que sí, porque lo negativo vende más, pero nada es
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imposible cuando se tienen corazones dispuestos, cuando nos unimos por un mismo fin ¿cuántas tragedias han pasado en el mundo? y cuando se une el mundo para ayudar, es lindo y se nota ¿verdad? Bueno, hagámonos notar, si tú eres de las personas que están en este camino de ser un mejor ser humano, únete al amor, a la fiesta de la vida, con una acción, con una palabra para con tu hermano, sé bondadoso, no en palabras sino en acciones; preocúpate por el dolor ajeno, no sueltes a las personas que te están gritando en silencio que no las sueltes, aunque en voz te digan lo contrario.
No esperes a que acabe el fin de año para limar asperezas, de hecho, creo que para mí todos los días son un Año Nuevo, son un día nuevo, son una esperanza nueva. Socialmente culturalmente, científicamente, no lo sé y tampoco quiero entrar en detalles, empiezan y terminan ciclos, para mí, solo vivo, respiro, no me fijo en eso, solo estoy aquí hoy, en este momento, y dejaré de estar un día, así que cada segundo, cada instante, tengo la oportunidad de hacer algo diferente, de ser mejor que hace ratito. Gracias por permitir que mis letras te inyecten de cosas lindas porque esto que te brindo no es mío, viene del cielo.
Soy generadora de mejores seres humanos y sé que TODOS VALEMOS Y TODOS MERECEMOS SER AMADOS.
Te invito a elegir las mejores opciones para tu vida, por ti, por mí, por los que nos rodean, por la humanidad.
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Recibe de mí un fuerte abrazo lleno de todo mi cariño y con calidez digital. ¡Hasta pronto!
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