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Lo que eres no se demuestra con lo que tienes, sino con lo que dices y con lo que haces

Por: Roberto Celaya

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Una de las principales características que podemos valorar en una persona es su congruencia, cuando alguien es congruente con lo que piensa, dice y hace genera una confianza que le permite a los demás valorarlo como persona con integridad y carácter y la verdad dicho sea de paso eso es algo inapreciable.

Los seres humanos somos realmente complejos, no solo pareciéramos tener un sinfín de peculiaridades en nuestra personalidad sino que ésta constantemente está cambiando. Ante esto generalmente expresamos no sin un dejo de cierto desaliento que nunca terminamos de entender y mucho menos conocer a los demás.

Si bien esto es cierto, tampoco quiere decir que de plano no podamos llegar a un nivel de entendimiento general de los demás y de conocimiento o más bien reconocimiento de lo que son, incluso de sus pensamientos y de sus sentimientos, pero para esto se requiere ser bastante receptivo y perceptivo.

Esta receptividad y esta perceptividad consiste en no dejarse llevar por las apariencias sino considerar el todo de lo que el otro es como eso: un todo que hay que Esta receptividad y esta

perceptividad consiste en no dejarse llevar por las apariencias sino considerar el todo de lo que el otro es como eso: un todo que hay que tener presente para poder emitir juicios de valor. Este todo es alguien con sentimientos, con pensamientos, con luces y sombras, con defectos y cualidades, entonces, ¿cómo abordar lo que parece ser una tarea titánica?, una propuesta para ello es mediante la congruencia.

Si uno quiere partir de un evento, un suceso, un logro o un resultado específico para sacar una conclusión general de la persona lo más probable es que erre en su intento por conocerla, por entenderla, por describirla; pero una cosa que uno puede hacer para disminuir esa probabilidad de errar es ver a esa persona y efectuar un análisis a lo largo de todo el tiempo que tenga uno de conocerlo (y más incluso si es posible)) tratando de ver si hay congruencia entre lo que dice y lo que hace, de ahí y validar sus pensamientos (muchas expresados por la misma persona) solo hay un paso. Pero este ejercicio también es aplicable a ti y esto debes tenerlo siempre en mente ya que los demás de igual forma pueden estar evaluándote en función de lo que dices y haces y de los pensamientos que muchas veces expresas. Por lo que la mejor sugerencia para uno mismo es ser congruente en nuestras palabras y nuestras acciones con lo que pensamos y con lo que sentimos ya que tarde que temprano, sino lo somos, alguna incongruencia de nuestra parte dejará ver ese absurdo con lo que la valoración de los demás hacia nosotros no saldrá bien labrada.

Nuestra vida muestra mucho de lo que somos, pero no todo, lo que vamos logrando solo es una parte de los resultados que en nuestro andar hemos alcanzado, pero para ser congruente eso debe estar en línea con nuestros dichos y nuestros hechos, después de todo lo que eres no se demuestra con lo que tienes, sino con lo que dices y con lo que haces.

mueven el río, la otra opción, si es que la corriente va hacia tu destino, es dejarte llevar pues con ello minimizas tu esfuerzo y consigues tu meta.

Con ese ejemplo en mente quiero que veas como es que “dejarte llevar por la corriente” no necesariamente es malo siempre y cuando la corriente seas tú, es decir, que la corriente te sirva para el logro de tus sueños, metas y objetivos. Esto no quiere decir que no habrá lucha o esfuerzo, sino que más bien esa lucha y ese esfuerzo será estratégico y se enfocará en lo que puedes cambiar, en lo que no puedes cambiar, y en el uso racional de recursos. Ser tú la corriente no necesariamente quiere decir que la fuerza de lo que pasa, sucede o acontece seas tú sino que usas todo lo que eres, lo que tienes y lo que te sucede como parte de tu proyecto de vida. Algo así como querer construir una casa, si tienes rocas usas rocas, si tienes ladrillos usas ladrillos, si tienes lodo usas lodo incluso si tienes solo madera y paja usas madera y paja pero no cesas en tu objetivo de construir una casa.

La idea de este pensamiento es dejar de vernos como víctimas de las circunstancias dejando los pretextos para ser y hacer de lado y responsabilizándonos de nuestro proyecto de vida con carácter para avanzar en él.

¿Y cómo se hace esto?, tal vez te preguntes. Mira, dada la peculiaridad de cada vida no hay una respuesta general para todos los casos, pero sí puedo decirte que el primer paso es actitudinal, es decir, no dejarte abatir por los retos o caídas, si tomar descansos y respiros cuando la lucha es fuerte pero no cesar en lo que te propongas. De ahí lo siguiente es la claridad de lo que deseas, de las acciones que requieres e incluso de las opciones ante los muros que encuentres. Por último el evaluar tus pasos, el valorar tus logros y el mirar en retrospectiva y perspectiva lo hecho y por hacer te permitirá ser y hacer de tu proyecto de vida una obra de excelencia.

Las fuerzas de la vida son tan poderosas que en ocasiones son factor decisivo para lo que logramos, para lo que somos y para lo que hacemos, aun así no somos una marioneta que el destino mueva a su antojo sino que tenemos capacidades, habilidades y potencialidades para usar lo que nos acontece, así que no lo olvides no hay problema si vas con la corriente... siempre que la corriente seas tú.

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