¡Pum pum, bang bang!

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ยกPum pum, bang bang! Alejandro Fernรกndez G.

Ilustraciones por La Rata Rey


Autor: Alejandro Fernández G. Ilustración: Roberto Flores Edición: Mario Roca

Primera edición, 2014

Impreso en México

www.grado1.com.mx

Está permitida la reproducción total o parcial de esta obra y su difusión telemática siempre y cuando sea para uso personal de los lectores y no con fines comerciales.


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I

ido alar rso e s v r e lido un p chil o o m m o o e c rno; o, c noch octu band n m u a o z s l e e , o beza tead el ci erdo mi ca as pa Recu omos p l n s e i a v l n y e a ado asma nylo balg ido d a e n fant c d n u s s o a das moni fuer re lo unta de de รกneo n ent ue, r a q c r a i s ap ina si m . , esc emen como udad ntes as f a n r r n ci g e a n i r a p g s s a r a st po dill de e as ro ntes a e m con l u os h stin inte

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No mentiré al confesar que aún sonrío y me sonrojo mojando mis barbas y bigotes con este licor barato, recordando mi venganza, triste final de un corazón pisoteado que, a fuerza de repetición nunca más se volvió a quebrar. Sonrío a solas como bebé que descansa soñando con inmensas tetas regordetas y vigorosas atestadas de leche tibia, porque al igual que los bebés, también tengo esos dulces sueños, si me lo permiten, amigos, confesarlo de una vez.

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Recuerdo que…

La noche era nocturna, la calle húmeda y mal iluminada, mis manos temblaban como las de un panadero doblando turno; toda la noche espolvoreando azúcar a las donitas. En un satánico vaivén, la hoguera marchita que mi corazón es, no bombeaba más sangre, solo pus amarga mezclada con sentimientos de profunda oscuridad, culpa y asesinato.

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Solo tumultos de reproches y ganas de destruir.

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Mis ojos estaban cansados como cadera de prostituta el día después de San Valentín. Sentía que nada era digno de mí, ni los mitos griegos, ni las palomitas bañadas en miel, ni los pezones remojados en whisky de los puteros que conocía. Los logros que había sumado en toda mi vida, que eran pocos, eran un pretexto ideal para colapsar y romperse hacia dentro. Estaba listo. Preparado. Me sentía como un bien entrenado nadador olímpico a punto de saltar en mi propia piscina de estiércol, donde flotaba la luna como si nada, cual pelota ponchada o pañal facturado por comida Gerber viscosa y rancia.

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El desertor que hay en mí nunca se sintió más comprendido. La absoluta carencia no-filosófica se había puesto a jugar a las cartas conmigo, asomando sus horrendos dientes sonrientes de estalactitas marchitas. Se burlaba de mí, quien lo había perdido todo. Decidí hacer trampa, ya me había funcionado antes. Hacer las cosas bien era una apuesta perdida. Llevar el traje de normalidad ya no era opción. Todo mi resto al caballo erróneo. Mi naturaleza sería simple, como la de un virus: infectaría mi alma que, escondida bajo la cama, saldría en busca de un revólver.

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ÂĄdecidĂ­ matarla!

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II

You know I’m born to lose and gambling’s for fools but that’s the way I like it baby I don’t wanna live forever. Lemmy Kilmister, Eddie Clarke y Phil Taylor

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Mi mente me hacia trampas, me engañaba con relativa facilidad, como cuando los travestis engañan a los chóferes de camiones o éstos juegan a ser engañados.er engañados. engañados. Mi mente me hacía trampas, me engañaba con relativa facilidad, como cuando los travestis engañan a los choferes de camiones o éstos juegan a ser engañados. Y así, burlado con mis propios engaños, como si hubiera comprado un tiempo compartido en Ciudad Juárez, recordaba mi biografía. No como se suele decir: “mi vida pasó frente a mí en instantáneas”. Era más bien como un video mp4 low-fi por el que pasaban las cosas que había vivido.

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Los primeros recuerdos eran como cualquier otro: turbios, tendenciosos y siempre dispuestos a dejarme bien parado. Las imágenes de autoengaño flotaban como pedazos de carne en un bowl de sopa picosa, quizá como mole de olla, eso sí, muy condimentado. Con la mirada buscaba entre las paredes el rostro de cada una de las mujeres que con su infectada alma farsante me habían mentido, traicionado, pisoteado. Era momento de escupirles el alma. Los primeros recuerdos eran como cualquier otro Con la mirada buscaba entre las paredes ciosos y siempre dispuestos a dejarme bien parado… Las imágenes de autoengaño flotaba como pedazos de Trapo de inmundicias digno de ser incinerado.

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Sentía como la tristeza se mudaba lentamente a mis ojos. No podía siquiera verme al espejo, me odiaba por ser tan estúpidamente pasivo, por no lograr tener la iniciativa de un animal sediento de venganza. No podía ver en el espejo mi rostro llorando, serían mis últimas lágrimas, lo próximo solo sería Mi mente me hacia trampas, me engañaba con relativa facilidad, como cuando los travestis engañan a los chóferes de camiones o éstos juegan a ser engañados. Mi mente me hacia trampas, me engañaba con relativa facilidad, como cuando los travestis engañan a los chóferes de camiones o éstos juegan a ser engañados. Y así, burlado con mis propios engaños, como si hubiera comprado un tiempo compartido en Ciudad Juárez, recordaba mi biografía. No como se suele decir: “mi vida paso frente a mi en instantáneas”. Era más bien como un video mp4 low-fi por el que pasaban las cosas que había vivido. cuando los travestis engañan a los chóferes de camiones o éstos juegan a ser engañados. Y así, burlado con mis propios engaños, como si hubiera comprado un tiempo compartido en Ciudad Juárez, sangre.

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ยกSangre!

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IiI no es más Nuestro mundo civilizadose encuentran que una mascarada donde , doctores, caballeros, curas, soldados , pero abogados, sacerdotes, filósofos sino solo no son lo que representan, regla por , cual la máscara, bajo la s de general, se esconden especuladore dinero. auer penh Arthur Scho

De aquí procede que a menudo amen las mujeres a hombres feísim os, pero nunca a hombres afeminados, por ellas neutralizar semeja que no pueden nte defecto.

Arthur Schopenhauer

...además eso de las mujeres es para gays.

Jim Carrey (Dumb and Dumber, 1994)

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En reversa las imágenes chocaban más fácil que para adelante. El relojito de la cocina hacía meses marcaba cualquier hora, y pensé: “bah… ¿para qué me esfuerzo?, siempre es cualquier hora”. Al girar las manecillas quedo con los brazos extendidos, crucificado en el tedio de las horas y del recuerdo de las bocas que besé. A.F.

Nada de nada. La botellita donde se supone viviría el genio que cumplía deseos y caprichos estaba volteada de cabeza, toallas mojadas y cereal regado por todos lados. Parecía que alguien quería montar una falsa escena de jolgorio universal. A.F.

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ÂĄahora me sentĂ­a mejor!

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IV

Porque soy un católico; porque aún me gusta la Cuaresma; y aunque gusta mi pene a pesar de todo no me siento culpable; porque mis padres me dijeron: SÉ LO QUE QUIERAS SER; y esto es lo que quiero ser; porque no soy más que un bebé grande y quiero seguir siéndolo, y quiero una mamá para siempre...

Bob Flanagan

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Volví a despertar… Tenía el pene deshilachado, como si una familia de marmotas hubiera intentado arrancarlo y robarlo por la noche, o lo hubiera cubierto de pegatina y empanizado con granos de maíz, y me desnudara en el parque junto a las palomas. Otro día más arrastrando mi tedioso y poco convincente existir. El acantilado de sinsentidos me devolvió mi sereno dubitar, y en inglés:

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Por fin llega aquel Chevrolet. Era de esos carritos obscenos, trasto diminuto y ofensivo, diseñado para empleaduchos de oficina. En ese sacapuntas va mi pretexto estético para pintarrajear las coladeras de bermellón tornasol y que ahí se refleje el neón cyberpunk del anuncio luminoso del hotelucho afuera de su casa. Con mi único ojo bizco, asomo el arma entre las persianas rotas como dentadura de piano abandonado, como notas de mosquitos suicidas, como olanes de faldas de bailarinas momificadas.... cité un poema de memoria:

Señálale el mundo convulsionado a tus pies. A tus pies donde mueren las golondrinas.

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Alejandra Pizarnik


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Horadada ceniza del bermejo coraz贸n de rata... mis ojos h煤medos y oscuros como tumbas hambrientas la vieron llegar y acercarse a la puerta de su casa...

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EPÍLOGO

14 de febrero: Noté de nuevo que otra vez me seguía ese minúsculo ser de mi trabajo; solo espero que no se convierta en rutina, sería una lástima denunciarlo a la policía y que descubran que se trata de un acosador compulsivo más, pobre y solitario masturbador de tiempo libre. En fin, ya comenzó la película, fumaré un poco más. La vida es bella si así lo deseas... si tan solo no tuviéramos que trabajar.

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ยกAdiรณs tristeza! ยกHola, panecillos dulces y humeantes!

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Nota: ¿Cómo muere un colibrí? ¿Comienza a aletear más despacio? ¿Le da artritis en las alas? ¿Cómo es su vida? ¿Ya no sube a tantas flores? ¿Salta en vez de volar? ¿Se hace chiquito y le salen canas en las alas?

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nocturna. Era inevitable repetirla en voz alta y sacar carcajadas una y otra vez, como si estuviéramos marihuanos.

GÜILI

Comimos una de las sensacionales boloñesas del profesor Desorden en su departamento. Eran días de grabar el primer álbum y teníamos la música de ese track pero no teníamos la letra. Eran días que Brisa y Alex leían mucho a Bukowski, y los cuatro íbamos a ver las narraciones de vampirismo jazzeadas de Juan López Moctezuma. Nacho fue a hablar por teléfono, bañarse o quizá descomer, y nos dejó papel y pluma para completar la canción. Los tres (Brisa, Alex y Güili) estábamos de acuerdo con que la música tenía atmósfera policíaca, por lo tanto tenía que tener una narración noir. Alex pasaba por una etapa prolífica y nos comía el coco con sus fanzines y cuentos cortos, de ahí robamos la icónica y pleonásmica primera frase de la canción: La noche era

Brisa proponía escenas, Alex las traducía en versos, yo transcribía a toda velocidad intentando meterle métrica y coherencia a los renglones. Luego intercambiábamos los roles bordando poco a poco estrofa por estrofa. Por momentos la narración se pasaba de grotesca o resultaban esfuerzos demasiado intrincados y entumecedores. Al cabo de dos horas o menos, ya se asomaba un corrido sórdido y bien claro, vestido elegantemente de ruina y desolación. Regresó Nacho y se quedó paralizado de risa cuando escuchó el texto. Sin más ceremonias, procedimos a ponernos negros de vino tinto, olvidándonos completamente de lo sucedido, como quien olvida los cuadernos acabando la tarea. Días después terminamos la grabación de la voz, y hábilmente Nacho la hizo ensamblar con una introducción de sonidos callejeros, con la ayuda del perplejo Rogelio Gómez, nuestro ingeniero y productor über-entusiasta. Ya no recuerdo cómo fue la primera vez que escuchamos la versión final, directo del compacto, pero seguramente nos llenamos de orgullo y bebimos más para celebrar. Al momento de presentarla en vivo las primeras ocasiones me encontré con que no tenía 46


suficiente memoria en mi disco duro mental como para repetir la secuencia complicada de palabras que recién grabamos. En adelante improvisé cada palabra de la canción, por años –unas veces muy afortunadas, otras completamente caóticas–, a excepción de la frase inicial y el cierre que reza: “adiós tristeza, hola, botella de licor”, alimentando un creciente odio mientras la interpretábamos de show en show. No tenía una historia consistente qué cantar y me agoté de inventar estupideces al grado que periódicamente le ruego al grupo no tocarla más. Hace dos o tres años retomé la letra original y me esforcé para aprenderme alguna parte más de la letra, venciendo el efecto repelente de mi cabeza y hasta nos metimos al estudio a grabar una nueva versión con la letra original. Probablemente estará cumpliendo unos 18 años esa canción... Nacho es el que sabe esas cosas. A 18 años de aquella comilona de tinto y espagueti, me debería sorprender del efecto que logramos con esa canción para arraigarse en la mente de la gente que ha escuchado a Los Esquizitos. Pero simplemente nos pasó lo mismo cuando la terminamos y eso nos deja saber qué se siente. Si tú que lees no tienes idea de qué se trata, escucha con atención ¡Pum pum, bang bang! Entenderás que... la distancia entre el auto y la puerta de la casa no es suficiente para ponerte a salvo. 47

BRISA

Qué gran reseña mi Güili. No recuerdo el menú, pero sí recuerdo claramente estar sentados en el desayunador del Nacho diciendo barbaridad y media y cagándonos de risa. Creo que nunca pensamos que esa rola tendría el éxito que años más tarde tuvo. El Güili ha intentado sin éxito no tocarla más… no lo ha logrado ¡ja! En algunos rocks incluso no la ponemos en el set. Yo propuse –mañosamente– en un ensayo que solo la tocáramos si alguien la pedía… jejeje. Está por demás decir que siempre la piden. Es sin duda un clásico de Los Esquizitos, y estoy orgullosa de ¡Pum pum, bang bang!


calurosa, dulce, ventosa o cualquier otro adjetivo no importando si éste quedase o no. Estaba de acuerdo que fuera una historia sórdida y lo único que pedí es que no empezara con “La noche era nocturna”. ¡Patrañas! Cuando vi la letra no había nada más que hacer. Yo quería que se llamara Alma seca. NACHO

¿Qué es para mi ¡Pum pum, bang bang! ? Me gustaría contestarlo de varias maneras. A saber: La música: jazz-blues-garage-country y aderezo punk, todo en uno ¡qué joya! Y al final, al registrarla, siempre ponemos que todos componemos todo, y en honor a la verdad, esta canción –especialmente– es de mis vástagos mejor logrados... juar, juar, juar. La lírica: Yo quería que fuese como un poema de Vallejo o de Pessoa, ¡pamplinas! Lo que había era: un casanova que iba y venía a Celaya; el cuasi mutismo y asentimiento general de la baterista y los pininos literarios del otrora joven Alex que, generalmente todo lo que escribía por esas épocas empezaba con que la noche era estúpida, la noche era fría,

En vivo: Güili dice: “La noche era nocturna…” y Tracatutraca, le contesta Brisa con un gratificante y relajado ritmo, sumado a las florituras más, florituras menos de Alex. El Güili logra cantar por completo las dos primeras estrofas, es ahí, en ese momento entramos a esa zona gris, caótica, densa, pero no por ello lenta. Podemos encontrar baterías con hipo, los guitarrazos generalmente chuecos y en otro tono de Güili que, no me permiten escuchar la figura del Alex, esencial para realizar la maniobra del volverás a... El segundo remanso musical en donde el Güili mejor no canta (lo hace el público) y se dedica a hacer su solo superespecial de guitarra, hermosa parte ¡aaah! que sirve para agarrar aire para la segunda ocasión en la que el slam entre el respetable solo dura 30 segundos. Después volvemos a gozar y a deleitarnos con la voz de Güili en la última estrofa mientras nos mecemos dulcemente en esa hamaca rítmica para llegar a la ahora épica frase que Güili dice: “Adiós tristeza…” y nuestro culto y distinguido público le contesta: “…Hola, botella de licor”. Alex pasa junto a mí y sin más me dice: “¡Ya! sin chillar”. 48


ALEX

¡Pum pum, bang bang! es una canción que tiene guiños y momentos de velada admiración a los grandes poetas, a los locos y solitarios hombres celosos. Bla bla bla… Ya me aburrí, iré a mirar videos de animalitos. La frase “de mi ropa era lo único que no me sentía acalambrado”, en el original era “de mi ropa era lo único que no me sentía avergonzado”. Fue cambiada y nunca supe el porqué. Mi poesía consistirá, solo, en atacar por todos los medios al hombre, esa bestia salvaje, y al Creador, que no hubiera debido engendrar semejante basura.

Conde de Lautréamont

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Ejemplar

de 300

La edici贸n consta de 300 ejemplares seriados y estuvo al cuidado de ROBERTO FLORES y mario roca. para su formaci贸n tipogr谩fica se utilizaron telegraphem de volker busse, averia serif de dan sayers, bell mt de richard austin y courier de howard but kettler.






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