trampas progreso

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LAS TRAMPAS DEL PROGRESO William Ospina Tomado de: Es tarde para el hombre Editorial Norma 1999

Es fama que cuando Sigmund Freud se enteró de que sus libros habían sido quemados por los nazis, exclamó: "¡Cuánto ha avanzado el mundo: en la Edad Media me habrían quemado a mí!”. En realidad el mundo no había avanzado; millones de hombres entraban en los hornos del fascismo, para convertirse en cenizas, y muchos otros iban siendo cambiados en escombros de humanidad por las prácticas de humillación y degradación de aquella ideología tan singularmente moderna. Las palabras de Freud quedarían como una gran ironía sobre su época, y el mundo saldría de los infiernos de la Segunda Guerra Mundial, a tratar de purificarse de sus males por el camino de encarnarlos en unos cuantos abominables demonios. El siglo XIX, buen hijo del Renacimiento, de la Ilustración y de los otros racionalismos, había erigido al Progreso en el gran dogma de los tiempos


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