introducción El Barça y yo
Ahora me doy cuenta de que empecé a recabar información
para este libro en 1992, al entrar en el Camp Nou con mis veintidós años y mi chaqueta rasgada. Estaba viajando por todo el mundo con un presupuesto de cinco mil libras esterlinas y con una máquina de escribir en mi petate. Escribía mi primer libro, Fútbol contra el enemigo. Me hospedaba en el hostal Kabul (en una plaza Real llena de atracadores), me saltaba la comida para ahorrar dinero y cenaba cada noche un falafel que compraba en un tenderete. Barcelona, considerada durante mucho tiempo un rincón provinciano de mala muerte, había sido renovada recientemente para los Juegos Olímpicos de aquel verano. No tenía ni idea de que fuera una ciudad tan hermosa. Jugando (mal) al ajedrez bajo el sol en el bar Kasparo, decidí que quería volver algún día. Había ido a Barcelona porque estaba fascinado por el equipo de fútbol de la ciudad. Me crie en los Países Bajos (hecho que se hará evidente de vez en cuando en este libro), así que mi ídolo de infancia era Johan Cruyff, el holandés que llegó a Barcelona por primera vez en 1973, como jugador. En 1992 era el primer entrenador del equipo y su líder espiritual. Cruyff fue un gran futbolista a la vez que un gran pensador del fútbol, como si fuera la bombilla y Edison al mismo tiempo. Es el padre del estilo del Barcelona, un juego fascinante de alta presión que promulga el primer toque en un ataque constante. En este libro sostengo también que es el padre del fútbol moderno. Un día de 1992 cogí el metro hacia el Camp Nou para ver si podía entrevistarle para Fútbol contra el enemigo. La ama27