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VARSOVIA: CIUDAD RENACIDA
Varsovia: ciudad renacida. Exposición. marzo a junio 2011 Dossier de la exposición. Sede Casa de la Ciudad. Porfirio Díaz 115 esq. Morelos. Oaxaca, Oax. www.cdlc.mx La Casa de la Ciudad, en el Año del Patrimonio, presenta la exposición que lleva por título: “Varsovia: ciudad renacida”. Esta exhibición está, compuesta por fotografías que documentan los duros momentos que vivió la ciudad de Varsovia a lo largo del siglo pasado. Las más dramáticas escenas son las de la época de la ocupación alemana y del Levantamiento de Varsovia en 1944. En la segunda parte se encuentran fotografías que dan testimonio del esfuerzo de la reconstrucción de la ciudad y los tiempos posteriores de “la pequeña estabilización” en el país socialista, hasta los años ochentas, cuando nació el movimiento social anticomunista la “Solidaridad”. La última parte presenta la nueva faz de la ciudad contemporánea y dinámica, que hoy compite por ser la Capital Europea de la Cultura para 2016, y que es sede de la más dinámica y vibrante actividad cultural de Europa del este. Varsovia (Warszawa) es la capital de la República de Polonia, que se localiza en la región oriental de la Europa Central. En todo el continente no hay otra ciudad con una historia tan excepcional como la de Varsovia, pues durante la Segunda Guerra Mundial la ciudad fue destruida en un 90% y perdió otro porcentaje igual de su población. Hoy, el centro histórico de la capital ostenta el nombramiento de Patrimonio de la Humanidad y es reconocida a nivel internacional como un ejemplo destacado de reconstrucción casi total. Caminando por los callejones del Centro Histórico, admirando los monumentos de la Vía Real, misma que fuera recorrida por personajes como Marie SkƗodowska-Curie y Fryderyk Chopin, es casi imposible creer, que ésta ciudad fue el escenario de las más cruentas devastaciones bélicas y campañas militares desde el siglo XVII hasta el XX. Siendo este último especialmente trágico. Hacia el siglo XIV, Varsovia fue la antigua sede de los príncipes de Mazovia, siglos después fue el lugar de la elección de los reyes polacos, sin embargo la nación perdió y reconquistó su independencia en múltiples ocasiones. Siendo parte del Imperio Ruso, de Austria, Prusia en el siglo XIX y después de la Segunda Guerra Mundial permaneció por 44 años bajo el dominio del régimen comunista U.R.S.S., es por ello que Varsovia fue de forma intermitente la sede del gobierno de Polonia. Tras el fin de la Primera Guerra Mundial en 1918, Polonia volvió a su independencia y Varsovia pasó de ser una ciudad provincial del Imperio Ruso a la capital del país revivido. Desde este momento tuvo un período de veinte años de recuperación de los atrasos y negligencias económicas, sociales y culturales. Durante la Segunda Guerra Mundial el país entero fue invadido por las tropas Nazis que tomaron control de Varsovia y se construyó uno de los ghettos judíos más grandes de la guerra, donde vivieron más de medio millón de personas. En 1944 inició el levantamiento contra el ejército del III Reich en un episodio que duró 63 días y provocó la muerte de cientos de miles de combatientes y civiles, pero consiguió liberar a la ciudad de la dominación Nazi, gracias a las fuerzas rusas. Irónicamente este acto resulto en otra prolongada y amarga etapa de dominación ideológica, política y control económico por parte del régimen comunista de la U.R.S.S. que se prolongó hasta la caída del muro de Berlín en 1989.
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Ésta exposición ha sido realizada gracias al invaluable apoyo del Museo Histórico de la Ciudad de Varsovia (Muzeum Historyczne m.st. Warszawy), de donde provienen la mayoría de las imágenes exhibidas, el Museo del Castillo Real de Varsovia (Zamek Królewski w Warszawie) y la Embajada de Polonia en México. INTRODUCCION
“…Movilizar la fuerza de la cultura es cambiar el curso del desarrollo y de la historia misma. Cuando hablamos de nuevas formas de organizarnos en sociedad, la cultura se dibuja como mapa para orientar esta tarea de “reconstrucción del mundo”. Los cambios son de tal envergadura que tenemos que volver a lo básico, a lo primario, a los significados que guían la acción humana”. Dra. Lourdes Arizpe CRIM-UNAM
“Varsovia fue la primera restauración donde además de poner piedras se estaba poniendo algo más importante, más transcendental: la historia y el sentimiento de una nación….Fue precisamente esta nueva sociedad, surgida en los tiempos de la reconstrucción, que devolvió la vida a la ciudad y fundó esperanzas para el futuro". Dr. Krzysztof Smolana Universidad de Varsovia Varsovia: ciudad renacida. Varsovia fue la antigua sede de los príncipes de Mazovia desde el siglo XIV, siglos después fue el lugar de la elección de los reyes polacos, sin embargo la nación perdió su independencia en 1795. Siendo parte tanto del Imperio Ruso, de Austria y de Prusia en el siglo XIX. Tras el fin de la Primera Guerra Mundial en 1918, Polonia recobró su independencia y Varsovia pasó de ser una ciudad provincial del Imperio Ruso a la capital del país revivido. Desde este momento tuvo un período de veinte años de recuperación de los atrasos y negligencias económicas, sociales y culturales. Las poderosas imágenes que componen esta exposición apenas nos muestran la superficie de los duros momentos que vivió la ciudad de Varsovia a lo largo del siglo pasado. La ciudad fue a la vez escenario y partícipe de momentos históricos decisivos para el futuro político y social del continente europeo, por un lado durante la Segunda Guerra Mundial el avance Nazi sobre Europa Oriental se vio debilitado por los levantamientos en Varsovia, en décadas posteriores el aplastante comunismo soviético que oprimió por cuarenta y cuatro años a Polonia, tuvo en ese mismo enclave un obstáculo importante que detonó una fuerte lucha por lograr la autonomía política, económica, social y cultural del yugo comunista que se prolongó agónicamente hasta 1989 con la caída del muro de Berlín. Las más dramáticas escenas que se muestran corresponden a la época de la ocupación alemana en Varsovia de 1939 a 1944. En la segunda parte se encuentran fotografías que dan testimonio del esfuerzo de la reconstrucción de la ciudad y los tiempos posteriores de “la pequeña estabilización” en el país socialista, hasta los años ochenta, cuando nació el movimiento social anticomunista la “Solidaridad”. Aún durante la Segunda Guerra Mundial cuyo fin resultó tan difícil y confuso para Polonia, fue cuando surgió la discusión sobre ¿cuál será el futuro de Varsovia? Aparecieron voces de que sugerían el traslado de la capital a otra ciudad debido a que el país destruido no creía tener suficientes fuerzas ni dinero para devolver la vida a Varsovia. Puede decirse que precisamente aquellas viejas lámparas de queroseno que apenas iluminaban las lúgubres ruinas sumidas aún en la desesperanza y dolor, que en nada semejaban a las luces de la gran ciudad que existió, fueron las que alumbraron el renacimiento de Varsovia. 3
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Caminando por los callejones del centro histórico, admirando los monumentos de la Vía Real, misma que fuera recorrida por personajes como Fryderyk Chopin y Marja Skodowska Curie (Conocida como María Curie), es casi imposible creer, que esta ciudad fue el escenario de las más cruentas devastaciones bélicas y campañas militares desde el siglo XVII hasta el XX. Hoy, el centro histórico de la capital ostenta el nombramiento de Patrimonio de la Humanidad y es reconocida a nivel internacional como un ejemplo destacado de reconstrucción casi total. En 2012 será una de las sedes de la Eurocopa de fútbol y hoy compite por ser la Capital Europea de la Cultura para 2016. Además es polo de la más dinámica y vibrante actividad cultural de Europa del este. La historia de Varsovia es una historia de esperanza, de fortaleza y dignidad. Hoy más que nunca debemos aprender de esa incansable voluntad de encontrar en cada uno de los individuos que componen una sociedad, la inspiración y solidaridad para ser mejores y superar todos los retos presentes y futuros. Varsovia es una ciudad que cada día renace, recordándonos en cada piedra, cada flor y cada niño que corre por sus calles, que la vida es grandiosa y que en nuestras manos unidas está el poder de transformar nuestra realidad. Esta exposición ha sido realizada gracias a: Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, A.C. Museo Histórico de la Ciudad de Varsovia (Muzeum Historyczne m.st. Warszawy), Museo del Castillo Real de Varsovia (Zamek Królewski w Warszawie) Embajada de Polonia en México.
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La ciudad de la posguerra. A partir de la visión de la arquitectura se puede estudiar la ciudad de la posguerra al investigar el efecto que han tenido las guerras sobre la destrucción de objetos arquitectónicos y urbanísticos de gran valor histórico y estético. Sin embargo no debe realizarse una distinción entre la ciudad construida y la ciudad de sus habitantes, pues constituye una unidad trazada desde su proyección urbana, sus políticas, sus dinámicas económicas, sus condiciones sociales y sus valores culturales, todos ellos son aspectos que forman parte del patrimonio de una ciudad. La situación de la ciudad de la posguerra ha sido un tema constante de estudio desde la época antigua. Las guerras arrojan un común denominador para todas las ciudades: el fin de un esquema de vida para sus habitantes, la destrucción o modificación de los espacios y su infraestructura urbana, un estado de vulnerabilidad social, económica, política, etc. Y es justamente en ese estado de vulnerabilidad cuando surgen los planes en busca de la reconstrucción de la vida misma. Después de una guerra, las ciudades son afectadas en cuatro aspectos: el económico, el poblacional, el cultural y en su identidad. En primera instancia, las ciudades decaen en términos económicos ya que los medios tanto de producción como de distribución se ven impedidos o limitados. Las pérdidas de vidas humanas son irremplazables y muchas veces determinantes en la extinción definitiva de asentamientos humanos. Desde el punto de vista cultural, las ciudades se ven sometidas al nuevo orden impuesto por el grupo agresor. En cuanto a la identidad, luego de la catástrofe, con la destrucción física y cultural se pierden los elementos y expresiones que las representa y las identifica. Esto desemboca de forma inevitable en una gran crisis de esas ciudades, conduciéndolas a la desesperanza. Ante la destrucción, la colectividad buscará olvidar la devastación de la guerra, detener el tiempo y crear una nueva realidad. Varsovia: la ciudad como proyecto. Al término de la Primera Guerra Mundial, Polonia tuvo siempre una gran preocupación por la conservación de los monumentos históricos y culturales de su ciudad capital, Varsovia. En 1928, tan solo diez años después de ser un país libre, el Ministerio de Cultura y Artes de Polonia expidió una ley en la cual se exigía la protección tanto del centro histórico de la ciudad y sus alrededores, como de parques, jardines y monumentos, esta ley constituye un antecedente fundamental para todos los esfuerzos continuos de reconstrucción. Once años después de promulgarse esta ley, Polonia fue invadida por los nazis. Casi la totalidad de la ciudad fue destruida. Fue en Varsovia donde los nazis inventaron un programa sistemático de aniquilación cultural, mediante una alianza entre la fuerza aérea alemana y arquitectos nazis, que consistió en la destrucción metódica de monumentos históricos, edificios diseñados por arquitectos distinguidos, construcciones en donde había vivido gente ilustre polaca, lugares donde se había desarrollado la historia de Polonia, edificios significativos de diferentes periodos, grandes iglesias, palacios y en general todos los espacios en donde se había construido la cultura de Varsovia a través de más de setecientos años de historia, despojando a la ciudad de su identidad y su memoria. Las fuerzas del Tercer Reich reconfiguraron mediante la aplicación del Plan Pabst, nombre que se deriva del creador del programa, el arquitecto Nazi Friedrich Pabst. Este plan propuso que la actividad económica principal de Varsovia debería ser la agricultura y que su población debería ser de 130,000 habitantes alemanes. Mientras los nazis proponían su modelo de ciudad para Varsovia, un grupo de urbanistas, arquitectos y artistas polacos se organizaron para enfrentar la amenaza cultural a la que estaban sometidos comenzaron una operación
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clandestina para rehacer la ciudad. Estos planificadores realizaron sus diseños mientras sus vidas estaban en peligro puesto que para las autoridades nazis realizar este tipo de actividades era considerado totalmente ilegal. Uno de estos estudios arquitectónicos, cuyo director, Szymon Syrkus, fue deportado a Auschwitz, analizaba las necesidades de alojamiento y de industria para el momento en que acabara la guerra. De la misma forma, el Departamento de Planificación del Consejo Municipal de Varsovia integrado por economistas, en asociación con el Estudio para la Planificación Regional, creó una comisión secreta en la que estudiaban la reconstrucción de Varsovia mediante rutas de circulación de bienes y servicios. Algunos de estos grupos ilegales de arquitectos y urbanistas desarrollaron sus planes en medio de una ciudad ardiendo en llamas y los ocultaron enterrándolos en las afueras de Varsovia hasta que terminara la guerra. La operación clandestina más interesante ocurrió en la Facultad de Arquitectura del Instituto Politécnico de Varsovia y consistió en capturar imágenes y detalles del paisaje urbano en planos, dibujos y cuadros para que luego de la guerra sirvieran para reconstruir la ciudad. La reconstrucción también se basó en unos retratos muy detallados del siglo XVIII del pintor veneciano Bernardo Bellotto, mejor conocido como “Canaletto”. La Universidad había pasado a ser una escuela secundaria por el mando de la fuerza alemana, pero la Facultad de Arquitectura y Urbanismo, en un acto de resistencia moral, siguió impartiendo la educación secreta a profesionales. Así, más de 150 estudiantes participaron clandestinamente en la panificación de Varsovia, realizaron sus trabajos de forma tal que si eran descubiertos, sus planes parecieran creados antes de la invasión. La herencia de Varsovia fue registrada metódicamente de tal forma que la ciudad, la cultura y la memoria se pudieran reconstruir. Estos documentos fueron ocultados en el monasterio de Piotrków, fuera de la ciudad. Varsovia en la actualidad es un modelo y referencia internacional del rescate del patrimonio histórico edificado, la memoria colectiva, la identidad de un pueblo, el patrimonio, la historia y la cultura de una nación. Fuente bibliográfica: Cuberos, Juan Carlos, “Ciudad de la posguerra” Universidad de los Andes, Colombia. República de Polonia
Rzeczpospolita Polska El territorio que hoy comprende la República de Polonia es una vasta llanura con algunas formaciones montañosas enclavada en el límite que divide Europa Occidental de Europa Oriental, enmarcada en la majestuosa presencia de los Cárpatos, cuya cordillera une las fronteras de Austria, la República Checa, Eslovaquia, Ucrania, Rumania, Serbia y el norte de Hungría. El Vístula es el río principal de Polonia y una gran vía de comunicación, nace en los Montes Tatras que forman parte de los Cárpatos y desemboca en el mar Báltico en un amplio delta en Gdańsk. Los múltiples puentes construidos sobre el Vístula han tenido un papel fundamental en la historia política y militar de Polonia. El segundo río más importante es el Odra cuyo caudal fluye en las fronteras de Alemania y su principal afluente es el Warta. Polonia tuvo un papel crucial en la ampliación de la Unión Europea, su adhesión se llevó a cabo el 1 de mayo de 2004, aunque aún no pertenece a la Eurozona, por lo que conserva el Złoty como su moneda.
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La economía polaca es hoy una de las más dinámicas de Europa y es el único estado europeo que no ha experimentado una recesión durante la crisis de 2008-2010. Su constante impulso a la educación, cultura y turismo ha sido fundamental en el desarrollo y liderazgo de Polonia. Varsovia inició el siglo XX como una ciudad provincial del Gran Imperio Ruso regido por Nikolai Aleksandrovich Romanov, mejor conocido como el Zar Nicolás II de Rusia. La ciudad contaba con 700,000 habitantes y estaba limitada en su desarrollo territorial por las fortificaciones de la guarnición imperial, ocupando solamente 34,5 km². En cada aspecto de la vida pública eran visibles las huellas del dominio imperial: patrullas militares en las calles, letreros en ruso y polaco, los edificios revestidos en el estilo ruso y la presencia de la iglesia ortodoxa en el territorio históricamente católico. El Castillo Real –símbolo del antiguo esplendor del Reino Polaco – fue convertido en la sede de los “generalgobernadores” a las órdenes del Zar. La antigua residencia del último rey de Polonia Stanisław August Poniatowski (1764 - 1795) fue el palacio del Parque Łazienki, el cual pasó a manos de la dinastía Romanov. Rusia instaló su maquinaria burocrática en los demás magníficos palacios. Aunque el desarrollo de Varsovia fue limitado por las órdenes de San Petersburgo, la ciudad poco a poco se modernizaba: fueron trazadas nuevas calles, se realizó el proyecto del servicio de agua potable y el drenaje, empezaron a funcionar los teléfonos y los tranvías tirados por caballos, se construyeron nuevos puentes por el río Vístula. Todos los edificios construidos presentaban las nuevas tendencias arquitectónicas. La Primera Guerra Mundial (1914-1918) fue una etapa difícil que trajo dolorosos acontecimientos y grandes cambios político-sociales. En agosto de 1915, los rusos se retiraron, quemando terminales de ferrocarril, detonaron puentes, desmantelaron equipo de las fábricas y robaron los fondos de la caja municipal. La llegada de los alemanes al principio ocasionó un impulso en la vida política y cultural, pues desaparecieron de las calles las inscripciones rusas, se reabrieron las escuelas polacas incluyendo la Universidad y el Instituto Politécnico, se permitió nuevamente festejar los aniversarios patrios. Pero la bondad alemana no duró mucho. Pronto empezó la explotación de los terrenos invadidos. Confiscaron y exportaron a Alemania: comida, maquinaria industrial, materias primas, vagones de trenes y tranvías, lo que provocó la caída de las finanzas, el comercio y la industria en la ciudad. En 1918 tras una turbulenta radicalización del estado de ánimo social, los varsovianos logran el desarme de los soldados alemanes. El día 10 de noviembre del mismo año llegó a la ciudad el comandante de las Legiones Polacas Józef Piłsudski y el entusiasmado pueblo varsoviano lo nombró Jefe del País. Con este hecho Polonia, después de 123 años recobró su independencia. En 1919 Rusia amenazó nuevamente con poner fin a la libertad de Polonia. El Ejército Rojo empezó la ofensiva hacia el oeste “pisoteando el cadáver de Polonia para encender el mundo”. En agosto de 1920 los bolcheviques llegaron a las puertas de Varsovia. El día 15 del mismo mes, el ejército polaco bajo el mando del mariscal Piłsudski, venció al invasor en la batalla de Radzymin conocida como el “milagro de Vístula”, lo que salvó a Europa del diluvio comunista. Cuando pasó el peligro, los varsovianos por fin pudieron dedicarse a los asuntos de su ciudad. Varsovia empezó una nueva etapa de desarrollo, recuperando los años de atraso bajo la dominación rusa. Ahora su territorio alcanzó un área de 150 km². En la capital se concentraba la vida política, económica y cultural. Aquí tenían sus sedes el presidente, el parlamento y el gobierno, las mejores escuelas, institutos científicos y teatros. Fue también el gran centro de industria y transporte. Varsovia, atrajo como un imán a nuevos habitantes, alcanzando en 1939 una población de 1,300,000. habitantes.
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La demanda de vivienda exigió la construcción de nuevos barrios y edificios multifamiliares. Se crearon también elegantes zonas residenciales imitando las mansiones en el antiguo estilo de la nobleza polaca y de villas modernas en colonias como Saska Kępa y Mokotów. La ciudad se enriqueció con muchos edificios públicos. Se construyeron la sede del Parlamento, el Ministerio de Religión y Educación, el Banco de Economía Nacional, el Instituto Nacional de Geología, la Escuela Superior de Economía, el Instituto de Educación Física, el Museo Nacional y el Teatro “Ateneum” entre otros. La mayoría de estos edificios presentaban un estilo de arquitectura modernista propio de la época. Se realizaron muchos proyectos de la infraestructura urbana como el puerto fluvial, el eje de ferrocarril este-oeste, la ampliación de las arterias centrales y el boulevard del Río Vístula. Ya desde esta época se prestó especial interés a la restauración de los monumentos históricos, como el Castillo Real y los edificios del Zócalo. Sin duda, una distinción de la oferta cultural de la capital fue su actividad artística. La Opera y los teatros Nacional, Polaco, Chico, Nuevo entre otros, ofrecían además del repertorio clásico, sátiras y obras de cabaret. En las decenas de cines se proyectaban tanto películas polacas como producciones extranjeras. La radio en Varsovia se inauguró en 1925 y todavía antes de la Segunda Guerra Mundial, en 1938, empezó a trabajar de forma experimental la primera difusora de televisión. La Agencia Telegráfica Polaca traía el servicio de las noticias a todos los periódicos de Varsovia desde 1918. En la capital también vivía y trabajaba la élite de escritores y poetas polacos como Stefan Żeromski, Zofia Nałkowska y Maria Dąbrowska entre otros. El Museo Nacional se encargó de difundir los valores artísticos de la cultura polaca en el país y en el extranjero. Por su parte, el Club de Arte Polaco, el Instituto de Propaganda del Arte y muchas galerías particulares se sumaron a este nuevo impulso cultural. Es precisamente en esta época que la escuela polaca del arte gráfico alcanzó un gran reconocimiento internacional, donde se formaron artistas como Władysław Skoczylas y Stanisław Ostoja-Chrostowski. El último presidente de Varsovia antes de la Segunda Guerra Mundial, Stefan Starzyński, tuvo un papel fundamental como el gran modernizador de la ciudad. Bajo su periodo se creó el Departamento de Planificación del Municipio de Varsovia, el cual se enfocó a la proyección del crecimiento de la ciudad, la organización arquitectónica y el mejoramiento del transporte público. Starzyński también reorganizó las instituciones responsables de seguridad y logística. Tal fue el impacto de la transformación que la visión de la ciudad del futuro fue presentada en la exposición titulada “Varsovia ayer, hoy y mañana” inaugurada en el Museo Nacional en octubre de 1938, a la que acudieron más de medio millón de espectadores. Lamentablemente la obra del presidente Starzyński fue interrumpida por la Segunda Guerra Mundial. La Segunda Guerra Mundial inició el primero de Septiembre de 1939 con el ataque del Tercer Reich a Polonia. Varsovia fue la primera capital europea que sufrió los bombardeos alemanes. Con esto Varsovia perdió la oportunidad de convertirse en una moderna metrópoli. Los planes del presidente Starzyński acabaron en la peor forma posible; durante los días del sito de Varsovia emitió este mensaje por la radio: “Soñaba una gran Varsovia, creía que iba a ser
grande. Mis colegas y yo diseñábamos la gran Varsovia de futuro…”.
El presidente Starzyński dirigió a la defensa civil, lo cual ayudó al ejército polaco a defender a la ciudad. Los alemanes atacaron la capital con toda premeditación, bombardeándola y más tarde usando la artillería pesada. En la mitad de Septiembre la ciudad fue completamente rodeada. Preparando el ataque final los nazis no paraban en sus bombardeos, los que alcanzaron su clímax el 25 de septiembre.
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En vista de la superioridad militar del agresor y la trágica situación de los habitantes, Varsovia se rindió el 28 de septiembre. Las pérdidas fueron grandes. Murieron 30,000 personas y otras 50,000 fueron heridas. Miles de casas particulares, edificios públicos, hospitales y monumentos históricos fueron destruidos. El 12 % de la infraestructura arquitectónica fue devastada. Los ocupantes alemanes crearon en las tierras invadidas una provincia llamada Gobierno General de los Territorios Polacos Ocupados y establecieron su capital en Cracovia, por lo que Varsovia otra vez fue degradada a ciudad provincial. Poco después del inicio de la ocupación, los alemanes emplearon una política de terror total en contra del pueblo polaco: diariamente se efectuaban arrestos y acorralamientos de civiles en las calles, ejecutaban o deportaban a cientos de personas a los campos de concentración o eran enviados a realizar trabajos forzosos en Alemania. Ya en otoño de 1939 empezaron los fusilamientos masivos en los bosques circundantes y las prisiones en la ciudad (Aleja Szucha y Pawiak). Los nazis realizaban el plan del exterminio de los intelectuales polacos, líderes políticos, científicos y deportistas. En la más grande ejecución de 1940, en el bosque de Palmiry fusilaron cerca de 2,000 personas, entre otros a político Maciej Rataj (el presidente de la Cámara de Diputados del Parlamento), a atleta Janusz Kusociński (el ganador de medalla de oro de Juegos Olímpicos en Los Ángeles 1932) y a campeón de ajedrez Dawid Przepiórka. Los alemanes mantenían una política de represiones: establecieron el toque de queda, el régimen de dos idiomas en los letreros y el sistema de racionalización de alimentos; cerraron las escuelas y ordenaron el trabajo forzado a niños desde 14 años. Dividieron la ciudad en tres partes: la alemana, la polaca y la judía. En esta última crearon el Ghetto, rodeado por un muro de tres metros de altura y completamente encerrado desde el 16 de noviembre de 1940. En la superficie de solamente 2,6 km², los alemanes aprisionaron a cerca de 380,000 judíos (casi 30% de la población de Varsovia). Las enfermedades y el hambre reinantes mataban diariamente cientos de personas, la densidad de población del Ghetto se mantenía estable debido a los traslados forzados de judíos de los poblados aledaños. A los polacos que prestaban ayuda a los judíos eran castigados con pena de muerte. Sin embargo, no cesó la ayuda, pues muchas personas les brindaban alimentos, medicinas, armas e incluso les ayudaban a escapar del Ghetto y los escondían en la zona polaca; los niños fueron mayormente beneficiados de estos escapes. Desde el verano de 1942 los nazis empezaron la resolución definitiva de la cuestión judía, mandando 265 mil judíos varsovianos al campo del exterminio en Treblinka. En la última etapa de la liquidación del Ghetto, el 19 de abril de 1943, los judíos se levantaron. La insurrección en el Ghetto no tenía ninguna estrategia militar, fue un hecho más bien simbólico, un acto de desesperación y la elección de una muerte digna con el arma en las manos. Las fuerzas de los insurgentes contaron aproximadamente con 1,000 personas mal armadas, en contra de 3,000 soldados alemanes apoyados con artillería y tanques. Después de un mes de una batalla desigual los restantes 60,000 habitantes del Ghetto fueron fusilados en las calles o llevados a los campos de exterminio en Trablinka, Poniatowa y Trawniki. Al aplastar el levantamiento, los alemanes demolieron la Gran Sinagoga y todo el terreno del Ghetto fue arrasado como símbolo del fin de la existencia judía en Varsovia. A pesar de esta desafortunada situación, Varsovia se convirtió el núcleo de la conspiración anti-alemana, fue la sede de todas organizaciones secretas polacas y el más grande centro de resistencia en Europa. El Ejército Nacional (el ejército secreto) coordinaba tanto los actos de sabotaje, como pintar en los muros las inscripciones de PW – Polonia en lucha, Hitler kaputt – Hitler rendido, símbolo de la tortuga que significaba: si tienes que trabajar para el ocupante,
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hazlo lentamente etc. También supervisaba las ejecuciones de agentes de la Gestapo, de traidores y corruptos. La más espectacular ejecución fue la del jefe de SS y policía Franz Kutschera. Las represiones alemanas eran muy graves, no obstante en Varsovia funcionaba una muy organizada vida secreta: trabajaban las escuelas de todos niveles, se realizaban espectáculos de obras teatrales prohibidas, incluso se organizaban competencias deportivas. También se imprimían y distribuían a todo el país numerosos periódicos independistas. Aquí tenía su sede la Delegación del Gobierno de Polonia en el Exilio en Londres. El terror de los nazis aumentó exponencialmente desde el otoño de 1943. Los acorralamientos en las calles, ejecuciones públicas masivas y deportaciones a los campos de concentración tristemente se convirtieron en la vida cotidiana de Varsovia. El 1 de agosto de 1944, por orden del Comandante del Ejército Nacional (hasta ahora secreto), el General Tadeusz BórKomorowski, comenzó el levantamiento de Varsovia. Sus objetivos principales eran los siguientes: expulsar a los alemanes, evitar la destrucción de la ciudad y establecer el gobierno polaco (que en ese entonces gobernaba desde Londres) antes de que llagaran los rusos. Y de esta forma impedir el establecimiento del régimen comunista. Los insurgentes reunieron un ejército de 25,000 soldados, pero sólo la décima parte contaba con un arma y las municiones únicamente alcanzaban para dos o tres días de combate. Aunque el ejército alemán solo contaba con 20,000 soldados, los superaban en armamento. Los habitantes de Varsovia apoyaron la insurrección y todos, sin distinguir el sexo o edad, construyeron barricadas y trincheras. Se organizaron grupos de rescate, asistencia médica, distribución del agua y alimentos y los polacos tomaron control de la radio y el servicio postal. Cuando la noticia del levantamiento llegó a Hitler, este ordenó: “…hay que matar a cada varsoviano, se prohíbe tomar los prisioneros. Varsovia tiene que
ser arrasada y así crearemos un intimidante ejemplo para toda Europa”.
El contraataque alemán fue muy violento y tenía el único propósito de destruir la ciudad y matar la más alta cantidad de sus ciudadanos. Para realizar este plan los nazis lanzaron al combate casi el total de su maquinaria de guerra: infantería, artillería, tanques y aviones-bombarderos. Para el 8 de agosto del mismo año, ya habían matado a 40,000 habitantes en el barrio Wola. El 19 de agosto empezó el apocalipsis del centro histórico, bajo sus escombros murieron otros 40,000 varsovianos. Los sobrevivientes huyeron por los canales a otros barrios que aún estaban bajo el control polaco. En el proceso de acabar con el levantamiento, los alemanes demostraron una crueldad excepcional usando a mujeres y niños como “escudos vivos” para proteger sus tanques en la acción, las mujeres fueron violadas y miles de heridos y personal de los hospitales fueron asesinados. El fuego de artillería y bombardeos destruían manzanas enteras, convirtiéndolas en las tumbas de sus habitantes. No había electricidad, comida, medicamentos y sobre todo agua. No obstante los insurgentes lucharon con valor para defender cada cuadra y cada edificio. Los alemanes se vieron en la necesidad de traer 30,000 soldados más al frente de batalla. Varsovia luchó 63 días esperando la ayuda de los aliados. La ayuda del oeste proveyó cerca de trescientos vuelos, descargando sobre la ciudad paracaídas con armas, municiones, medicinas y comida. Lamentablemente sólo poca parte de esta ayuda cayó en las manos de los insurgentes. Los aliados del este, por la orden de Stalin, pararon su ofensiva en la línea del Río Vístula y así permanecieron hasta enero de 1945, observando la agonía de Varsovia. En vista de la trágica situación de los habitantes, el General Bór-Komorowski tomó la decisión de la rendición el día 2 de octubre. Cerca de 16,000 insurgentes se rindieron y fueron capturados como prisioneros de guerra, los civiles fueron obligados a abandonar la ciudad. Este hecho sin precedentes en la historia, desembocó en un éxodo de 600,000 personas que fueron transportadas al campo de selección en Pruszkow. Ahí mujeres, niños, ancianos y enfermos
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fueron liberados. Pero 165,000 personas fueron deportadas para realizar trabajos forzados a Alemania. Otras 60,000 personas fueron llevadas a los campos de concentración en Ravensbrück, Auschwitz, Stutthof y Muthausen. Durante el levantamiento fue destruido el 25% de la infraestructura de la ciudad. Una vez evacuada la ciudad, en los siguientes tres meses los alemanes continuaron con la destrucción total, devastando otro 35%. Debido a los deterioros causados por la guerra de defensa en 1939 y los del levantamiento del Ghetto en 1943, al final de la guerra alrededor de 85% de la ciudad estaba en ruinas. Con esto, fue destruido casi en su totalidad el patrimonio material y cultural de siglos de antigüedad. Pero la más invaluable pérdida del levantamiento, sin duda fue la vida de casi 200,000 varsovianos.
¡Entonces se hizo! Sólo escombros y derrota. Alaridos desgarradores bajo la tierra distante. Cerrad sus párpados pétreos. Muere vencida, muere victoriosa… Fragmento de un poema de Kazimierz Wierzyński.
Sucesos acontecidos durante el Levantamiento de Varsovia del 1°de agosto al 2 de octubre de 1944:
Los insurgentes construían las armas caseras. Entre otros inventos aprovechaban la pólvora de las municiones alemanas ya usadas para construir las granadas y usaban los amortiguadores de los coches para construir lanzagranadas.
Para no perder el contacto entre los distintos barrios, los comandantes del levantamiento elaboraron el plan de mantener la comunicación por los canales.
El 6 de agosto volvió a funcionar el Correo Polaco a cargo de los Scouts, los cuales distribuían, a pesar de los combates en curso, miles de cartas al día.
A inicios de septiembre operaban 20 hospitales y cerca de 100 ambulatorios de los insurgentes.
En el segundo mes del levantamiento la principal fuente del alimento para los varsovianos era el trigo proveniente de los almacenes de la cervecería Haberbusch.
Todo el tiempo que duró el levantamiento funcionó la radiodifusora “El relámpago”; el 10 de septiembre a través de BBC-Radio se anunció la lista de 28 comandantes alemanes acusados de la quema de Varsovia.
Aparecieron cerca de 130 periódicos y boletines, algunos alcanzando un tiraje de hasta 20,000 ejemplares.
Por mucho tiempo el único corresponsal extranjero en Varsovia fue John Ward, piloto británico, que escapó del cautiverio alemán.
El 17 de enero de 1945 las tropas alemanas abandonaron la ciudad. Ese mismo día Ejército Rojo puso en marcha la “Operación Varsovia”. Al frente de los escuadrones marchó la Primera División del Ejército Polaco, poniendo fin con esta acción a la ocupación alemana.
Inmediatamente después de la liberación de Varsovia, en Enero de 1945, empezaron a regresar sus habitantes, encontrando los puentes de Vístula derrumbados, sus casas en ruinas y montañas de escombro en lo que fueron las 11
VARSOVIA: CIUDAD RENACIDA
calles. En 1946 el reportero estadounidense John Vachon describió: “Varsovia (continúa) completamente arruinada,
simplemente no existe …. Es difícil imaginarse como era, si ves solamente kilómetros de ladrillos y armazones de edificios”. En los primeros meses de 1945 la ciudad no contaba con servicios de agua potable, electricidad ni transporte y sobre todo faltaban viviendas, pero a pesar de estos obstáculos, diariamente llegaban 2,500 personas. Al final del mismo año, Varsovia tenía 474,000 habitantes. A la hora de la rendición del levantamiento aún existía cerca del 50% de los edificios, aunque dañados y devastados. Durante los tres últimos meses de la ocupación los nazis aprovecharon para demoler la ciudad completamente despoblada. Así, quemaron y detonaron manzana tras manzana, enfocándose en los edificios históricos e industriales. Varsovia perdió: 90% de sus iglesias, 80% de los museos y teatros. De los 957 monumentos históricos sobrevivieron apenas 34. En enero de 1945 empezó el proceso de la remoción de minas y escombros, transportando fuera de la ciudad más de 20 millones de metros cúbicos de escombros. En febrero del mismo año se estableció el Comité de Reconstrucción de Varsovia; era un gremio de especialistas de diversos campos, quienes se dedicaron a la protección de la arquitectura sobreviviente y la creación de un plan urbano para la Varsovia renacida. El problema más urgente de resolver fue la falta de vivienda, por eso en los primeros años se construyeron barrios nuevos como: Mariensztat, Muranów, Koło, Praga I, MDM. También fue muy importante la modernización de las antiguas vialidades y construcción de las modernas que permitieran el desarrollo territorial de la ciudad. Entre los años 1947 y 1949 fue construido bajo el centro histórico el eje W-Z (en polaco las siglas del “Este-Oeste”) junto con el puente Silesiano. Entre 1948 y 1954 la céntrica calle del Mariscal (Marszałkoska) fue ampliada y alargada hasta el norte de la ciudad. El antiguo trazo de la ciudad cambió todavía más después de la demarcación en el centro de la Plaza de los Desfiles (Plac Defilad). Se construyeron muchos edificios públicos como: la Oficina Central de Estadística, el Ministerio de Agricultura, el Estadio “La Década” y el monumental Palacio de Cultura y Ciencia (regalado por los rusos y por su arquitectura exótica llamado por los polacos “la pesadilla de un pastelero borracho”). El estilo arquitectónico dominante en esta época fue el realismo social con formas gigantescas y fue el diseño característico para la arquitectura de la Unión Soviética. Mientras se realizaban los trabajos para recuperar los monumentos históricos de Varsovia, se reconstruyó minuciosamente todo el centro histórico. Este épico esfuerzo fue honrado por la UNESCO en 1980 declarándolo Patrimonio Mundial. Aproximadamente en 1965 terminó la etapa principal de la reconstrucción de la ciudad. Como homenaje a los restauradores y los arquitectos polacos, quienes devolvieron el esplendor original a los palacios, las iglesias y monumentos; en 1996 Varsovia fue galardonada por el Premio Internazionale di Restauro. Mientras Varsovia recuperaba su belleza, en la ciudad, igual que en todo el país, ocurrieron acontecimientos muy significados. El nuevo sistema socialista no fue aceptado por la nación y la mayoría se oponía fuertemente contra sus reglas. El nuevo poder, bajo el control de los comunistas rusos, para sus opositores no fue menos cruel que los ocupantes alemanes. La política de Moscú era muy clara: “Si no marchas con nosotros, caminas contra nosotros”. Consecuentemente las cárceles se llenaron de prisioneros políticos. Dejaron de ser válidos los méritos de guerra, entre los encarcelados estaban los héroes recientes – los insurgentes de Varsovia, los soldados del Ejército Nacional, los patriotas – muchos de ellos condenados a pena de muerte.
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Tras la muerte de Stalin en 1953 y las sangrientas represiones contra las huelgas en la ciudad de Poznań, se desencadenaron grandes cambios. El principal de ellos fue la elección de Wiesław Gomółka como jefe del Partido Obrero Unido Polaco, antes activista y ex preso político. En su famoso discurso a las multitudes en la Plaza del Desfile, dio a los polacos la esperanza de cambiar el régimen del sistema totalitario. Muchos presos políticos fueron liberados, entre ellos regresó tras tres años de prisión, el Cardenal Primado Stefan Wyszyński, pero la época llamada “el deshielo” no duró mucho. En 1966 las autoridades polacas se opusieron a las celebraciones eclesiásticas del milenio de bautismo de Polonia. En marzo de 1968 se suspendió el espectáculo teatral del poeta romántico Adam Mickiewicz, titulado “Antepasados” argumentando que tenía un tinte político anti ruso. Esta decisión dio lugar a protestas y manifestaciones estudiantiles que fueron brutalmente reprimidas por los comunistas, quienes posteriormente iniciaron una campaña antisemita y anti-intelectual. En la siguiente década, después de huelgas y motines en la costa de Polonia, el nuevo jefe del partido, Edward Gierek, se vio obligado a tener una política más suave y reconstruyó el Castillo Real de Varsovia, que hasta entonces era un recordatorio monumental de la Segunda Guerra Mundial. En la décadas de los setenta y ochenta se construyeron en la periferia de la ciudad grandes “barrios-dormitorios”: Ursynów-Natolin, Bródno, Chomiczówka, Bemowo y Lazurowa. También se trazaron: Trasa Łazienkowska y Wisłostrada, dos ejes viales que modernizaron la infraestructura de Varsovia. A un año del inicio de su pontificado, Juan Pablo II (antes Cardenal Karol Józef Wojtyła) regresó a Polonia en su primera visita oficial. En la homilía que ofreció en la Plaza de la Victoria (Plac Zwycięstwa), dijo al pueblo polaco:
Descienda tu Espíritu y renueve la faz de la tierra… de esta tierra. Nadie previó el efecto que estas palabras tendrían, pues parecieron renovar las esperanzas en la gente, detonando cambios históricos en Polonia y en Europa Central y Oriental. Un año después de ésta visita, los habitantes de Varsovia se unieron a la huelga nacional, exigiendo la creación del Sindicato de Trabajadores Independiente-Autogobernado (NSZZ por sus siglas en polaco) iniciando con esto el movimiento “Solidarność” (“Solidaridad”). En el período posterior llamado “carnaval de la libertad”, que duró solamente 16 meses, Varsovia junto con la ciudad de Gdańsk eran centros de la idea independista impulsada por obreros e intelectuales polacos. Los comunistas no se dieron por vencidos y el 13 de diciembre de 1981 entró en vigor la ley marcial (estado de guerra doméstica). Aunque esto significó un duro golpe, no puso fin a la lucha por la independencia de Polonia. En 1982 por la ciudad pasaron grandes manifestaciones exigiendo la libertad. En el otoño de 1984 miles de varsovianos llegaron a la iglesia de San Estanislao Kostka con motivo de las celebraciones fúnebres del capellán de “Solidarność”, el presbítero Jerzy PopieƗuszko, asesinado por los funcionarios del Ministerio de la Seguridad. Años después nuevamente asistieron grandes multitudes para su beatificación en 2010. En 1989, graves problemas económicos y necesidad de las reformas profundas obligaron al gobierno a convocar a los líderes de la “Solidarność” y los demás grupos de oposición para pactar. En las negociaciones llamadas “mesa redonda” se determinó realizar una elección libre para el parlamento; en ellas ganó la oposición. Un año después el líder de “Solidarność” Lech Wałęsa fue electo presidente de Polonia, esta vez realmente como país independiente.
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Los cambios políticos y económicos de 1989 estimularon el ánimo tan característico de los varsovianos, reviviendo el optimismo, entusiasmo y el espíritu empresarial. Aparecieron miles de empresas particulares, llegó capital extranjero que estuvo ausente por 50 años y Varsovia rápidamente comenzó a cambiar su cara. En 1995 se estrenó, la tan esperada, primera línea del metro. A partir de los años noventa entre la arquitectura existente empezaron a crecer los edificios modernos, sedes de las oficinas, empresas extranjeras, instituciones financieras y públicas, tales como la Biblioteca de la Universidad de Varsovia y la Suprema Corte de Justicia, hoteles y grandes centros comerciales. Hoy en día se desarrollan nuevos barrios periféricos como Wilanów, Białołęka, Ursus y Rembertów, sin dejar de prestar atención a las zonas céntricas, hasta ahora un poco descuidadas como Wola, Służewiec y Praga. Paralelamente con el crecimiento urbano, el desarrollo se detonó en otras esferas de la vida de Varsovia, sobre todo en la cultura, ciencia y arte. Hoy Varsovia es reconocida como una capital europea moderna, un área metropolitana con mayor potencial de crecimiento entre las ciudades de Polonia, lo que garantiza las enormes posibilidades para sus habitantes y sobre todo, es un símbolo de esperanza, dignidad y valor. Linea del tiempo contextual:
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El 5 de noviembre de 1901, la Filarmónica Nacional inauguró su sede en Varsovia con el concierto de gran pianista polaco Ignacy Jan Paderewski. Un año después Artur Rubinstein debutó ahí. La planta eléctrica abierta en 1904, permitió lograr iluminación pública en 1906. En 1908 empezaron a circular en Varsovia los primeros tranvías eléctricos. Los autobuses aparecieron en las calles hasta 1920. En 1911 se inauguró en Varsovia la primera fábrica polaca de aeroplanos “Aviata”. En octubre de 1915 se fundó el primer club deportivo de Varsovia – K.S. “Polonia”. El 8 de octubre de 1918 empezó sus actividades la Asociación de la Cruz Roja Polaca. Según el conteo de la población de 1921 (primer censo en la Polonia independiente) Varsovia fue poblada por 940,000 habitantes. En 1924 la velocidad máxima para los vehículos personales era de 25 km por hora y para los camiones 12 km por hora. En 1925 se realizó el primer concurso Miss Polonia. En 1926 fue establecido el Premio Literario de Varsovia. Desde 1927, cada cinco años, Varsovia es sede del Concurso Internacional de Piano Fryderyk Chopin, uno de los más importantes eventos musicales en el mundo. En 1931, en Raszyn cerca de Varsovia, empezó a trabajar la más potente antena de la radio de Europa. En 1932, por iniciativa de la dos veces ganadora del Premio Nobel Maria Skodowska Curie, se fundó el Instituto del Radio para curar el cáncer por medio de la radiación. La primera directora del hospital fue la hermana de Maria, BronisƗawa SkƗodowska. En 1933 el aeropuerto de Varsovia cambió su ubicación, estableciéndose en su lugar actual en el barrio Okęcie. Las Líneas Aéreas Polacas “LOT”, fundadas en 1929, hicieron hasta la Segunda Guerra Mundial casi 70,000 vuelos. El aeropuerto de Varsovia organizó en 1934 y en 1935 la famosa competencia de globos aerostáticos “Copa Gordon Bennett”.
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En 1936 se fundó el Museo de la Varsovia Antigua, el núcleo del actual Museo Histórico de la Ciudad de Varsovia. En 1938 por decreto municipal se crearon tanto la bandera de la ciudad de Varsovia en amarillo y rojo, como el escudo con el emblema de la Sirena. En 1938 el presidente municipal Starzyński formó el Despacho de Estudios Sobre el Metro y en esta forma retomó la idea de 1925, cuando se hicieron los primeros intentos de la construcción de este medio de transporte en Varsovia. Los trabajos del Despacho fueron interrumpidos por la Segunda Guerra Mundial y el metro se empezó a construir hasta 1983. En 1939 se creó el monumento de la Sirena de Varsovia, símbolo de la ciudad. El 15 de noviembre de 1939 los alemanes cerraron todas las escuelas de educación media en adelante. Pronto se inició un sistema de educación secreta. Desde el 1 de diciembre de 1939 los nazis ordenaron a los judíos identificar su raza usando el brazalete con la estrella de David. El 8 de mayo de 1940 los alemanes iniciaron el asedio a civiles en las calles de Varsovia. El primer transporte de Varsovia hacia el campo de concentración de Auschwitz salió el 14 de agosto del mismo año. En 1940 las calles de Varsovia recibieron la nomenclatura alemana. La plaza de PiƗsudski fue renombrada Adolf Hitler Platz. En febrero de 1940 los alemanes presentaron el plan de “La nueva Varsovia alemana” del arquitecto Friedrich Pabst, el cual proponía la reducción de la superficie urbana de 150 km² a 15 km² y su población de 1, 300,000 a 130,000. Durante la ocupación alemana los únicos medios de transporte eran los tranvías y triciclos como “bicitaxis”. Los autobuses y los coches fueron requisados. Desde abril de 1942 funcionaron los tranvías especiales “O” – Nur für Deutsche (sólo para alemanes). El 25 de Enero de 1945 iniciaron en Varsovia los trabajos de la Comisión para la Investigación de Crímenes Nazis. El 3 de Mayo 1945 el Museo Nacional inauguró una exposición " Varsovia acusa", dando testimonio de la destrucción de la ciudad y sus bienes culturales, realizados por los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. El censo, publicado el 1 de Junio 1945, mostró que Varsovia contaba con 377,946 habitantes. En 1945 fueron encontrados en Sajonia, Alemania, los registros hipotecarios y archivos judiciales de Varsovia robados por los alemanes. En el 96° aniversario luctuoso de Fryderyk Chopin, se colocó una urna con el corazón del gran compositor en la iglesia de la Santa Cruz en Varsovia. El cuerpo de Chopin está enterrado en el cementerio de PéreLachaise en París. En Enero de 1947 se estrenó la primera película polaca grabada después de la guerra titulada “Canciones prohibidas”, que presenta la vida de los varsovianos durante la ocupación alemana. Una onda de calor sin precedentes golpeó a Varsovia en julio de 1951 – los termómetros mostraron 52°C. “Varsovia” es el nombre primer coche producido en 1951 en la Fábrica de Automóviles “Żerań”. En el otoño de 1952 el primer programa de la Televisión Polaca saló al aire. La difusión de programas regulares empezó cuatro años después. En el verano de 1955 Varsovia acogió 30,000 participantes del Festival Internacional de la Juventud y los Estudiantes.
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El 13 de Abril de 1967 tuvo lugar “The Rolling Stones en Varsovia”, primer concierto de un grupo importado detrás de la “cortina de hierro” Después del evento la entusiasmada multitud fue brutalmente dispersada por la policía.
El museo de Maria Skodowska Curie, ubicado en la antigua residencia de la científica en la calle Freta 16, abrió sus puertas en 1967 con motivo del el centenario de su natalicio. En 1974 por la iniciativa de Jerzy Waldorff se constituyó el Comité Social del Panteón “Powązki” para recaudar fondos para la renovación del más antiguo cementerio de Varsovia (fundado en el siglo XVIII). El debate del Congreso de la Cultura Polaca fue interrumpido el 13 de Diciembre de 1981, por la ley marcial impuesta por los comunistas en contra de la Constitución vigente. En abril de 1982, la radio clandestina “Solidarność” empezó a emitir sus programas en Varsovia. En 1987 se develó el monumento dedicado al Cardenal Stefan Wyszyński, el primado de Polonia fallecido el 28 de mayo de 1981, él fue para los polacos símbolo de la lucha contra el comunismo y así mismo el “padrino espiritual” de Karol WojtyƗa, futuro papa Juan Pablo II. En 1991, después de 50 años de ausencia, volvió a trabajar la Bolsa de Valores de Varsovia. En 1996 Varsovia celebró el 400 aniversario de ser la capital de Polonia. El 2 de mayo de 2002 en el barrio Wilanów se inauguró la construcción del Templo de la Divina Providencia – un símbolo de la paz y unidad entre los polacos, que es un voto de gratitud por su libertad recuperada. El 1 de Agosto de 2004, abrió sus puertas el Museo del Levantamiento de Varsovia, en el 60 aniversario de la insurrección.
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Uno de los eventos más importantes del arte polaco de la posguerra fue la Exposición Nacional de Arte Joven, que tuvo lugar en la Galería “Arsenal” en Agosto de 1955. En 1956 el número de los habitantes varsovianos superaron 1, 000,000. Cada año en Varsovia se celebran importantes eventos artísticos, tales como: Festival Internacional de Música Contemporánea "Otoño de Varsovia" (desde 1956), el Jazz Jamboree (desde 1958), la Bienal Internacional del Cartel (desde 1966) y cada cinco años el Concurso Internacional de Piano Fryderyk Chopin.
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