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Domingo 24 de agosto de 2014 / Querétaro, Querétaro

Sección E

Editor Eliseo Ledezma Contacto eledezma@amqueretaro.com tel 291-9900 ext 8925 diseño editorial Natasha Pozo Osorio

SOCIALES

Asisten a pasarela ›PÁG. 3 Felva Mosso Gina Yunuen Trejo

Una joya a lo natural

GRANJA

›› La fragancia de las flores hace que nos adentremos a un mundo orgánico, despertarán todos tus sentidos

¿CÓMO LLEGAR?

Hay que llegar a Puerto Vallarta, ya sea por avión, bus o auto. De ahí, Villa Azalea se encuentra a 35 minutos del centro. Hay que tomar la carretera 200, mejor conocida como Carretera Barra de Navidad hasta llegar al kilómetro 184. Tel. 01 800 26 26 224 ó 01 664 231 3363 dulcearguero@villaazalea.com.mx Precios Promociones en temporada de lluvias. Costo promedio: 220 dólares por dos personas incluyendo alimentos. A Considerar -’PetFriendly’. -Ecológico/Orgánico. - No hay señal de televisión ni de celulares, pero cuenta con internet. -Te proporcionan repelente de mosquitos.

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1 Las instalaciones rústicas, insitan a la tranquilidad y la relajación. 2 En el comedor principal se pueden degustar de las delicias culinarias que preparan. 3 El jardín tiene un espacio amplio para eventos. 4 El patio interior nocturno nos envuelve en una atmósfera cálida y mágica. 5 Al recorrer la zona, podrás conocer los huertos interiores. 6 En la entrada, se aprecia una fuente que brinda frescura al espacio. 7 Desde la ventana de la habitación doble, se puede apreciar el campo./fotos: Gina Trejo, Cortesía

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Villa Azalea es una granja orgánica escondidita en Cabo Corrientes, Jalisco, rumbo a la carretera Barra de Navidad, justo en el kilómetro 184; esta propiedad llena de vida y paz es el espacio idóneo para todos aquellos fanáticos de lo natural y para quienes buscan estar rodeados de la botánica endémica del sitio. Te dan la bienvenida los árboles de papaya, la yaka, te va despertando el olor del toronjal, los limones, la guayaba, los lichis, aguacates, cocos, mangos y más de 120 árboles frutales alrededor de una hectárea y media de absoluto paraíso. El recorrido por todo el sendero verde queda a cargo de Rodrigo, quien de entrada hace que vivas toda una experiencia sensorial; aquí es válido llenarse de tierra, acercarse a las flores y olerlas, arrancar las zanahorias del huerto y ver sus colores al natural, darle de comer a las gallinas, caminar sobre el río y sentir su corriente golpeando tus tobillos y quedar pasmado por el verdor de las montañas que rodean este hotelito de lujo y maravillarse por los sendos pinos y palmas de la selva. Después de cosechar y tomar la clase de cocina que ofrecen, es una delicia degustar todo eso que nació en la tierra y verlo transformado en exquisitos platillos. Nada como su pollo en achiote envuelto en hoja de plátano, probar un agua de mango recién cortado, sin necesidad de endulzantes extras, untarle al pan una de las mermeladas de la casa y degustar por vez primera un ‘sorbet’ de lichis mientras los pájaros revolotean y cantan alrededor del comedor con vista al río. Los pasillos llenos de arte de Rufino Tamayo, Federico León de la Vega o Leonardo Vega son testigos de la diversión de los huéspedes sumergidos en la alberca, ensimismados en la lectura o decidiendo cuál película poner en su habitación dentro de toda la gama de DVD que Villa Azalea tiene para escoger. No hace falta salir del confort de este hotel de siete habitaciones. La naturaleza te jala para que te quedes a contemplar la vista entre la montaña, el río y la selva. Sin embargo, cerca de aquí se puede visitar el Jardín Botánico, o bien ir en busca de alguna playa aún sin explorar. Nadie imaginaría que este espacio era casa de cientos de agaves, pero que con el paso del tiempo, ya era hora de removerlos, sacar provecho a esta tierra y elaborar el tequila de casa, y así renovar el terreno con nueva flora para darle un nuevo sentido y experiencia a los visitantes. De vez en cuando nos hace falta esa convivencia con la grandeza de la naturaleza, aprender de ella, ir al encuentro con uno mismo, escapar de la rutina y dejarse consentir ofreciéndole a nuestra mente y cuerpo la paz y bondades que ocurren a nuestro alrededor, tal como lo sugiere este rinconcito del cual uno nunca quisiera irse.

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