Revista Calle Elvira. Otoño 2013

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C A L L E E LV I R A Desde 1971 trimestraldearteyculturagranadina

Segunda Época

añocuarentaytres

númerocientosetentaotoño2013

Dirección/

Ilustracióndeportada/ Torre de la Cautiva. Fotografía de Carmen María Jiménez Navarro/ Segundo Premio del I Concurso Maratón de fotografía de la Alhambra y Generalife Ilustracióndecréditos/ Litografía/Alicatados del Salón de Embajadores/ Colección del Museo Arqueológico de Granada

www.calleelvira.com calleelvira@calleelvira.com

Rodrigo Gómez Jiménez

Consejoderedacción/

Carmen María Jiménez Navarro Mª Dolores F.-Fígares Jorge de la Chica Rafael Gómez Jiménez

Consejoasesor/

Rafael Gómez Benito Pablo Ruiz González Andrés Cárdenas Armando López-Murcia Juan Antonio Ibáñez Jorge Ferreira Tito Ortiz

Edita/

Calle Elvira

DiseñoyMaquetación/ Rodrigo Gómez Jiménez

©Fotografías,sus autores ©Textos,sus autores ISSN: 2255-3134 Depósito Legal: GR.77-1971

Impresión/

Impresiones Guadajoz S.L.L.


Especial CALLE ELVIRA con el MILENIO del REINO de GRANADA

Los reyes nazaríes del reino de Granada

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El Patio de la Acequia, el jardín del Generalife

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María Jesús Viguera Molins

Rafael de la Cruz Márquez

La medicina que se conoció en al- Andalus Camilo Álvarez de Morales Ruiz-Matas

Las Casas al pie de la Torre del Capitán en la Alhambra. Nuevos datos para su comprensión Carlos Vílchez Vílchez

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Un curioso hallazgo

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Notas sobre la Alhambra

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La Alhambra como yacimiento literario

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Enrique Nuere

Basilio Pavón Maldonado

José Carlos Rosales


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Efemérides Una corona, cien años

Javier Martínez-Cañavate Gallo

Arte y Patrimonio

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La Villa Romana de los Mondragones

Ángel Rodríguez Aguilera

Lápidas conmemorativas en el Albaicín José Luis Garzón Cardenete

La Provincia

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Casa García de Viedma. El nacimiento de un museo en plena crisis. Venancio Galán Cortés

Siluetas

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Mesa de León en las mazmorras de la audiencia de Granada Francisco Gil Craviotto

Manuel Morell Gómez, un investigador aficionado, enamorado de Granada Elena Fernández Morell


Con el Milenio

Lema nazarí en yeserías de la Alhambra

LOS REYES NAZARÍES DEL REINO DE GRANADA María Jesús Viguera Molins

Último territorio de al-Andalus

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a larga y última unificación de al-Andalus bajo ser todo el al-Andalus restante, amparado entre la dinastía de los Nazaríes, entre 1232 y 1492, montes y mar, durante dos siglos y medio aún, hasta estuvo precedida, desde los comienzos anda1492, aglutinado por la dinastía de los Banū Naṣr o lusíes en 711, por la oscilación entre períodos cenNaṣríes, que castellanizamos en ‘Nazaríes’, también trípetos y centrífugos. Primero fue la larga aunque llamados Banū l-Aḥmar1. debatida unidad omeya, hasta principios del siglo XI, Las tierras que quedaban en al-Andalus, las de luego las primeras taifas, seguidas por la unificación Almería, Málaga y Granada se apiñaron para sobrealmorávide, a fines de aquel vivir, bajo un linaje andalusí, siglo XI, nuevas taifas después, El Reino nazarí de Granada los Nazaríes, que por primera en pleno siglo XII, antes de la fue el único que sobrevivió a y última vez en toda la histounificación almohade, que se ria andalusí fueron capaces de rompió hacia 1238 por un nue- las amplias conquistas cristia- aglutinar el territorio unido, nas de pleno siglo XIII vo período de taifas, en el ya aunque sólo fuera ya un resireducido territorio andalusí. duo de 27.000 km2, y manteEl reino nazarí de Granada nerlo con suficiente estabilidad durante el sorprenfue, en principio, una más entre las taifas surgidas dente trascurso de dos siglos y medio, tanto como al decaer el Imperio magrebí de los Almohades, y la 1 Historia de España Menéndez-Pidal, vol. VIII-3: El reino nazarí de única que sobrevivió a las amplias conquistas crisGranada (1232-1492). Política. Instituciones. Espacio y economía; e tianas de pleno siglo XIII. En tanto dejó de haber otro Historia de España Menéndez-Pidal, vol. VIII-4: El reino nazarí de Granada (1432-1492). Sociedad. Vida y Cultura, coordinación, prólogo territorio andalusí, a lo largo del XIII, este reino gray co-autoría Mª. J. Viguera Molins, Madrid, Editorial Espasa Calpe, nadino, dejó de ser ‘taifa’, ‘territorio autónomo’, para 2000, 604 y 549 pp.


se estiró la situación internacional, entre cuyas potencias Granada supo usar una hábil diplomacia, mientras ese peligro exterior aglutinaba lo interior.

principales vecinos, y aliados alternativos, Castilla y el Magreb, los sultanes granadinos siguieron nadando entre varias aguas, en su política exterior. En el interior, el fulgor aparente de legitimidad política estalla en conflictos dinásticos, que se suceden hasta Dos siglos y medio en seis períodos casi el final del Emirato. Su apogeo, en el siglo XIV, lo marcaron sobre todo Yūsuf I (1333-1354) y Muḥammad V, que muere en 1391. Seis períodos marcan la evolución política del El territorio de al-Andalus se fue reduciendo dureino nazarí de Granada: 1, su constitución, entre rante sus ocho centurias, con retroceso más o menos 1232 o 1237 y 1309 (desde el emir Muḥammad I al acelerado, lo cual es una de las grandes cuestiones emir Muḥammad III); 2, primera crisis, entre 1309 y de la Historia andalusí, 1333 (desde el emir Naṣr cuyas causas hay que busal emir Muḥammad IV); 3, carlas en la propia entidad su apogeo, entre 1333 y política y militar andalusí, 1391 (desde el emir Yūsuf en su evolución económiI al emir Muḥammad V); 4, ca y sociocultural. Hay que decadencia, entre 1391 y buscarlas también en fac1464 (desde el emir Yūsuf c tores externos, en la situaII al emir Sa d); 5, efímera ción relativa de al-Andalus recuperación, desde 1464 Dirham Muḥammad I (630/1237-672/1273): Ceca Garnafrente al auge político, a 1482, con el emir Abū ta;[col. Tonegawa: www.andalustonegawa] l-Ḥasan o Muley Hacén; Leyenda: Amir al-muslimin Muhammad ibn Yusuf ibn social, económico y militar europeo, proyectado y 6, el final, desde 1482 a Nasr. Ceca Garnata. sobre el amplio marco del 1492, con las agitaciones Mediterráneo, expansión de los años últimos de Mueuropea que logró en el ley Hacén, y las luchas civiMare Nostrum imponerles, hasta Boabdil, y por fin se en rutas y monopolios las conquistas cristianas comerciales desde el siglo de todo el territorio, sin XIII, ocupar toda la Penínescapada, con la caída de sula Ibérica desde el siglo las tres grandes ciudades XV, e, incluso, empezar a del reino Nazarí: Málaga (1487), Almería (1489) y Dinar de Boabdil Garnata [col. Tonegawa: www.andalustonegawa] establecerse por la ribera sur del Mediterráneo. Granada (1492). Fundó este reino Nazarí un modesto personaje, militar de frontera, llamado Muḥammad b. Yūsuf b. Naṣr, que pretendía descender de un Compañero del Profeta, asegurándose así prestigio y legitimidad. Se hizo proclamar emir en su ciudad de Arjona, en 1232, con dominio en Jaén y Porcuna, y al cabo de cinco años logró ser reconocido en Granada, donde instaló su capital. Rivalizó con otras taifas andalusíes, sobre todo con Ibn Hūd de Murcia (m. en 1238), anticipándose a tratar con Fernando III, que avanzaba por el valle del Guadalquivir, tomando Córdoba, en 1236. Muḥammad I, emir en Granada desde 1237, se anexionó Almería al año siguiente, y Málaga poco después. Jaén capituló ante los castellanos en 1246, y Muḥammad I firmó su entrega a Fernando III, reconociéndose su vasallo, y luego a Alfonso X, pagándoles parias. Procurando equilibrar la presión de sus dos

Emirato o sultanato de los Banū Naṣr, o Nazaríes En el territorio “granadino”, formado por las antiguas coras de Granada, Málaga, Almería, Ronda, y parte de la de Algeciras, se estableció entre 1237 y 1492 una entidad política, denominada ‘emirato’ o ‘sultanato’, regido por la dinastía de los Banū Naṣr o Banū l-Aḥmar. Fue el último Estado andalusí, sobre cuyo ámbito y sobre cuya capital, Granada, vino a instalarse, con ellos, los Nazaríes, una nueva dinastía, sin continuidad respecto a los poderes anteriores, y formando un conjunto espacial sin antecedentes en la geopolítica andalusí. Ningún vínculo dinástico une la taifa granadina de los beréberes Zīríes, llegados en el s. XI del Norte de África, con la

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Granada nazarí de los giennenses Banū Naṣr. En conA los soberanos Nazaríes solemos llamarles “retraste, las coherencias dinásticas y territoriales son yes”, o “sultanes”. “Rey” en la denominación cristiamás evidentes en la historia peninsular cristiana mena de los Nazaríes es una trasposición de su función dieval, sin las fisuras andalusíes entre los sucesivos soberana, y equivale prioritariamente a los términos grupos de poder. árabes sulṭān Garnāṭa, amīr, y amīr al-muslimīn. Los Características de las dinastías andalusíes son textos árabes evitaron aplicar a los Nazaríes la denola discontinuidad política y fronteras con grandes minación de mālik (“rey”), seguramente por sus convariaciones, pero estructuras administrativas muy notaciones de autoridad forzada y sin conformación estables porque se asientan en el Derecho islámireligiosa. No se apoya, pues, en tal término el más co. A la fuerte entidad de estas estructuras estatahabitual título castellano de “rey” que se encuentra les, ahora también en el último y reducido espacio en todo tipo de referencias cristianas sobre el emir de Granada, que se encontraba y se sentía desde el nazarí, bien como “rey de Granada”, bien como “rey exterior amenazado, se debe principalmente su exmoro”, utilizándose alguna vez en traducciones rotraordinaria duración de dos centurias y media, a manceadas de documentos árabes la fórmula de pesar del azaroso, y en muchas sucesiones violento “emperador de los moros”. e inestable, discurrir de la dinastía nazarí. Su territoNo parece probado que los emires Nazaríes se rio apenas se escindió, sino cuando algún “rebelde” titularan oficialmente “Califa”, con todas las implio algún pretendiente al trono granadino se alzaron, caciones político-religiosas que esto conlleva. Lo por un tiempo, en algunos lugares, de igual forma mismo que ocurrió con algunas otras dinastías, inque por algunos años los Benimerines dominaron cluso contemporáneas suyas como los Benimerines algunos enclaves granadinos. del Magreb, la denominación no debió pasar de ser Dejando aparte estos episódicos desgajes terrihalagüeña. Ibn Simāk, en su florilegio de anécdotas, toriales, la soberanía nazarí logró “territorializarse”, titulado Kitāb al-Zaharāt, apenas cuenta noticia ninen torno a unas estructuras de guna sobre los Nazaríes, pero gobierno que podemos califial final les halaga en su colofón car de islámicas clásicas, a nillamándoles con el título que vel de un emirato, desde luego, oficialmente no osaron llevar de pero con toda la maquinaria “emir de los creyentes y califa administrativa usual, que sidel Señor de los Mundos” (amīr glos antes de los Nazaríes haal-mu’minīn wa-jalīfat rabb albía completado su tradicional al-cālamīn), aprovechando infuncionamiento. cluso la anfibología de jalifa: También en la Granada natítulo exacto de “Califa” y el más zarí, esta rección y admistrageneralizable a todo soberano ción del Estado es competende “Vicario de Dios”. cia máxima del soberano, que Otro de los aspectos esenEscudo de la Banda, con el lema nazarí la delega en “servidores” (ahl ciales del reino Nazarí fue la al-jidma), a quienes nombra y Cancillería palatina u “oficina cesa según su voluntad, a los más altos, sólo ante él de escritura” (al-kitāba)2, que poseyó destacada importancia en su vida política y administrativa, y aderesponsables, que a su vez encargan competencias más en la actividad cultural, pues los secretarios de a otros, de forma escalonada, hasta llenar todas las la Corte, junto a la producción de las escrituras y acfunciones político-administrativas, económicas, mitas oficiales, constituyeron un ostentoso círculo de litares y judiciales, muy diversificadas y concretas. letrados, voceros además de la adecuada categoría Este entorno político y administrativo es requisito de y actividades soberanas, procurando su propaganda legitimación, como también arrogarse en ocasiones y legitimación, lo cual efectúan en composiciones títulos honoríficos, y adoptar signos soberanos y de escenificación del Poder, como hicieron los reyes Nazaríes. Recordemos tan sólo el lema dinástico: wa-lā 2 gālib illa Allāh, presente por doquier, y también en Mª. J. Viguera Molins, “Á propos de la chancellerie et des documents nasrides de Grenade (XIIIe-XVe siècles)”, vol. monográfico el escudo heráldico de la Banda, tan exhibido en la Les relations diplomatiques entre le monde musulman et l’occident Alhambra. latin (XIIe-XVIe siècles), eds. Denise Aigle y Pascal Buresi (eds.), Oriente Moderno (Roma), LXXXVIII (2008), 471-483.


literarias a través de los mejores recursos de su verso papel propio de los Nazaríes estaba conectado con y su prosa. Así, en este cargo confluyen todas estas su apelativo de Banū l-Aḥmar, y exhibía su color heseries de requerimientos y habilidades, lo cual impliráldico, que era el rojo. ca la trascendencia de su función a lo largo de toda Otro de los puntales del reino Nazarí de Granada la civilización araboislámica, asociada la estructura fue su organización judicial, extensa red por todo el estatal y la cultura árabe escrita. territorio, capaz de garantizar la estructura estatal El reino de Granada contó con una serie de visiy la vida cotidiana, con sus transacciones, y con el res, secretarios y literatos de realce, como el gran conjunto de sus manifestaciones, incluidas las reliIbn al-Jaṭīb, clara conciencia de cómo tenía que ser giosas, con el control férreo de heterodoxias y tenrepresentada Granada, al que dedicó escritos magdencias que les resultaban sospechosas, como el suníficos, como la gran enciclopedia granadina que es fismo, que en el Reino estuvo comparativamente tan la Iḥāṭa y su compendio de al-Lamḥa al-badriyya, constreñido desde los medios oficiales. La judicatudesde cuyo mismo título “Resplandor de la luna llera tuvo en el reino Nazarí grandes figuras también, na acerca de la dinastía nazarí”3 ya está auroleando entre ellos los grandes cadíes de la capital. a la dinastía y a su reino, sobre el que acumula todo tipo de elogios, como: “la tierra de Granada es de tan excelentes condiciones”, y productos… la gran ciuConmemorar nos enseña dad bien “tiene tantos habitantes…”, “la ciudadela Recodar la historia, reflexionar sobre sus sucede la Alhambra, corte real, domina la población… sos y conmemorar sus efemérides nos procura más coronándola con sus blancas almenas y sus elevados comprensión sobre nosotros mismos y sobre los alcázares, que deslumbran los ojos…”. Su imagen otros, es decir sobre el conjunto del mundo, sin esciglobal del reino nazarí no puede ser más halagüeña. siones. Desde el presente, recurrimos al pasado para Es propaganda y a la vez planteamiento estratégico que su análisis nos ilumine, y de la gobernación del reino. Resulta especialmente luminoso procuremos mejorar el porveLas pautas de la Cancillería nir, gran construcción colectinazarí tienen sus precedentes que Granada considere toda su va, que también se basa en el y paralelos en las anteriores Historia, sin exclusiones, y atienda entendimiento de lo que ya ha y en las coetáneas islámicas. a todos sus legados, cada uno en ocurrido, con sus significados Dentro de este conservadurisy sus lecciones resplandecienmo general, cada dinastía se sus aniversarios oportunos tes y oscuras, pero maestras procuraba la presentación y del presente y el futuro. etiquetas más convenientes, Si esto es así en general, en concreto resulta esun cierto estilo propio, por ejemplo en la utilización pecialmente luminoso que Granada considere toda por los Nazaríes del papel rojizo, y en otros aspectos su Historia, sin exclusiones, y atienda a todos sus leformales y formulísticos, como la validación (calāma) gados, cada uno en sus aniversarios oportunos. Han característica, con que finalizaban los escritos oficiapasado mil años, contando con las aproximaciones les, y que en caso del primer rey nazarí, Muḥammad I de todas las datas, desde que Granada surgió como fue: lā gālib illa Allāh. Se conservan documentos graciudad, con las funciones y las formas urbanas de nadinos en lengua árabe, bien reproducidas en colas medinas en al-Andalus, para sobresalir desde enpias posteriores, bien en sus originales, por ejemplo tonces como brillante capital entre otras capitales, y cartas de los emires nazaríes, “del tipo de las que se como pertinaz corte palatina, cuyo sentido profunha dado en llamar cartas bermejas, por encontrarse do de realce político y cultural reaparece hasta hoy, escritas en un tipo de papel característico de tono pasando por el hito bien revelador del palacio de carmesí, y que en árabe se suelen denominar con el Carlos V, allí en la Alhambra. Y esto así, no sólo en la tecnicismo Rasa’il mulūkiyya, o “cartas reales”4. Este neta materialidad preciosa de los edificios acumulados en la colina roja, sino en sus no menos preciosos simbolismos de cuanto se transmite de una civiliza3 Ibn al-Jaṭīb, Historia de los Reyes de la Alhambra. Resplandor de ción a otra, de cuanto comparten y pueden compartir la luna llena acerca de la dinastía nazarí, estudio preliminar Emilio Molina López; traducción José María Casciaro, Granada, Universilas diversas culturas, reuniéndolas en un natural resuldad de Granada, 2ª ed., 2011. tado -incluso propósito- de colaboración humana y de 4 F. Muriel Morales, “Tres cartas de la Cancillería de Muhammad IX inter-comprensión. de Granada”, al-Andalus-Magreb, 5 (1997), 171-188, espec. p. 172.

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Los Jardínes del Generalife/J. Laurent/1865/Colección Carlos Sánchez

Con el Milenio

EL PATIO DE LA ACEQUIA, EL JARDÍN DEL GENERALIFE Rafael de la Cruz Márquez

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l Generalife, asentado sobre las faldas del Cerro del Sol, y enfrentado a la ciudad de la Alhambra y al Albaicín, era una almunia medieval, de uso productivo y de recreo de los monarcas nazaríes (ss. XIII-XV), recorrida longitudinalmente por las acequias Real y del Tercio, que permitían el mantenimiento de amplias huertas, numerosos árboles frutales y ornamentales en torno al Palacio que lo preside, así como íntimos jardines en el seno de los espacios edificados.

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La finca se encuentra desde entonces organizada en terrazas gracias a la disposición de gruesos muros de contención, con las edificaciones en la parte alta de la propiedad, al borde de la ladera que desciende escarpada hasta el río Darro. Aunque muchas veces olvidadas, la pervivencia en la autenticidad de sus huertas, en su imagen y uso, desde época medieval hasta la actualidad, les otorga una excepcional singularidad e importancia, al menos en un ámbito histórico y monumental, pues casos razonablemente similares, como las huertas de los Reales Alcázares de Sevilla o las del Alcázar de Córdoba, desaparecieron por completo siglos atrás para ser convertidas en jardines.


Los Jardínes del Generalife/Fotografía de Rafael de la Cruz/2013

LOS JARDINES DEL GENERALIFE Sin duda, los del Generalife son los más afamados jardines del monumento nazarí. Ello es debido, por una parte, a ese carácter agrícola y recreativo que desde su origen tuvo la finca, a diferencia de la estructura y funciones urbana, militar, administrativa y residencial de la ciudad alhambreña, donde los espacios abiertos siempre tuvieron una menor aunque exquisita representación. También, en el Generalife es posible encontrar muy diferentes tipologías de espacios ajardinados, de acuerdo con los diferentes momentos de su creación, desde los medievales (Patio de la Acequia), los románticos (Jardines Altos) o los contemporáneos (Jardines Nuevos de la Rosaleda y del Teatro al aire libre). El emplazamiento, sobre una colina que permite el disfrute de amplias panorámicas sobre el Albaicín, el Sacromonte y la propia Alhambra, enriquece la experiencia sensitiva del visitante en la que la luz, el color, los aromas y los múltiples juegos y formas del agua se suman con asombrosa conjunción. El Generalife actual, como también la Alhambra, es resultado de numerosas ampliaciones y modificaciones realizadas tanto en época musulmana como cristiana. El carácter vivo y perecedero del material vegetal que compone cultivos y jardines, y los cambios que las modas, técnicas y experiencias importadas del exterior se experimentaron también en el Generalife, hacen que en numerosas ocasiones se confundan el origen y el estilo de los diversos jardines.

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EL PATIO DE LA ACEQUIA Bien siguiendo el acceso antiguo por el llamado Callejón Medieval, desde la Cuesta del Rey Chico, o bien la entrada más moderna desde los Jardines Nuevos asentados sobre parte de la Huerta Grande, tras el paso por sendos patios de ingreso y una estrecha y empinada escalera se entra al Palacio del Generalife, en cuyo seno se halla uno de los jardines más genuinos y quizás más bellos del recinto monumental, el Patio de la Acequia. La habitual presencia en este jardín del arrayán propició que, en ocasiones, se denominara este espacio como Patio de los Arrayanes del Generalife, denominación que a principios del s. XVI alternaba con la de Patio de la Acequia e, incluso, con la de Patio de la Alberca (tal vez porque en algún momento la anchura de la acequia pudo ser superior a la que ahora conocemos). La toponimia que nos ha llegado a la actualidad comparte también su uso, sobre todo a nivel local, con el de Patio de la Ría. De forma alargada y atravesado longitudinalmente por la Acequia Real, se trata de un patio-jardín en crucero, como el del Patio de los Leones o los riad del Norte de África, con cuatro eras de cultivo semihundidas y rodeadas de andenes perimetrales. Tiene unas dimensiones aproximadas de 48’70 x 12’80 m aunque su forma es ligeramente irregular pues el pabellón edificado al Norte se encuentra algo inclinado respecto al eje del Patio que marca la Acequia Real. Cerrado al paisaje en época medieval, el cual sólo se disfrutaba desde un pequeño pabellón situado frente al eje menor del crucero, en la primera época cristiana se dotó de una galería abierta hacia la Alhambra y la huerta Colorada. La fisonomía del Patio, plantas, estructuras, formas y usos jardineros han cambiado de forma notable con el paso de los siglos aunque, desde su origen, en el s. XIII, nunca ha dejado de ser jardín lo que le otorga una excepcional singularidad a nivel mundial. Aunque la Alhambra y el Generalife fueron objeto de numerosas pinturas, dibujos, grabados, litografías e ilustraciones de diferente técnica y propósito sobre todo con la atracción y fervor de que fueron objeto por los viajeros románticos desde principios del s. XIX, no siempre estos trabajos estaban exentos de licencias artísticas que falseaban formas y proporciones restando utilidad documental a las obras como reflejo fiel del estado de los lugares y elementos ilustrados. La fotografía, con su irrupción a partir de 1840 y su decidida utilización desde el último tercio del s. XIX, ostenta un valor testimonial claro e insustituible para identificar con mayor fidelidad la Alhambra y el Generalife de aquellos años. El estudio de Jean Laurent (1816-1886), que ostentó el título de “Fotógrafo de Su Majestad la Reina” entre 1861 y 1868, fue, con seguridad, el más prolífico y el que tuvo mayor proyección internacional habiendo realizado al menos ocho grandes catálogos entre 1861 y 1880, en los que, a veces, se incluían imágenes actualizadas de catálogos anteriores. Su obra tuvo gran eco comercial en Europa e incluía más de 400 imágenes sobre Granada y la Alhambra1.

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Evidentes son algunos de los cambios que se aprecian entre la imágenes de 1865, captada por Laurent, y la que hemos recogido nosotros en la actualidad. La primera y más evidente se refiere al tipo y formas de la vegetación, más densa y de mayor talla en la primera imagen. A cada lado de la ría, se desarrollan arcos apuntados de ciprés recortado que, como demuestran otras imágenes inmediatas en el tiempo2, contarían con remates en forma de vela en el vértice central de la ojiva. El uso del ciprés como material vegetal objeto de recorte, pinzado y atado para

1 PÍÑAR SAMOS, J, “Turismo emergente y mercado fotográfico en torno a la Alhambra (1842-1915)”, En la Alhambra: Turismo y Fotografía en torno a un Monumento [catálogo de la exposición], Patronato de la Alhambra y Generalife, Caja Granada, Granada, 2006. 2 Como la de José García Ayola, “Generalife (Patio de la Alberca)”, de alrededor de 1870. Archivo del Patronato de la Alhambra y Generalife, F-05394.


la creación de formas singulares (columnas, arcos, habitaciones, cenadores,…) fue muy habitual en la jardinería granadina del siglo XIX hasta bien entrado el XX, llegando a constituir un elemento de identidad del jardín local que llegaría a ser reconocido e imitado nacional e internacionalmente. La profusa vegetación de la imagen de Laurent, con numerosos matas y pequeños arbustos que dificultan la apreciación de los elementos edificados es sustituida ahora por una paleta vegetal de especies más bajas y variada coloración floral. Entre ellas, y según la época del año, es posible encontrar flor de la miel, violeta, armeria, aguileña, margarita de los prados, orégano, mejorana, ajedrea, carraspique,… Diversos cultivares de rosas antiguas, damascenas y gálicas, puntualizan más esbeltamente los cuadros de flor, a lo que también contribuyen lirios, milenramas, espliego, toronjil, milamores, ajo morisco, alhelí,… Elemento constante en ambas imágenes, cómo no, el arrayán, la planta de mayor raigambre en los jardines nazaríes, se presenta en ambos momentos alineado en setos a lo largo de las márgenes de la acequia, si bien no se halla recortado en la imagen del XIX y sí ahora, reforzando el papel singular que la acequia ostenta en el jardín. Por el contrario, las matas de arrayán se hallaban entonces sostenidas con encañados trenzados en celosía a cartabón para evitar la invasión de los andenes inmediatos a la acequia. Laurent recoge también parcialmente la presencia al fondo de un gran abeto rojo que se mantendría hasta mediados del s. XX y que resulta notablemente incongruente con cualquier pretendida interpretación del carácter “árabe” de este jardín en ese tiempo. Hoy, como elementos arbóreos, sólo se encuentran cuatro ejemplares añosos de granado junto al crucero central del Patio. También en consonancia con la tradición jardinera granadina, numerosos macetones (quizás de boj y de calas) orlaban la acequia en toda su longitud, siendo usado hoy sólo para evitar el paso incontrolado de visitantes por el interior del Patio, lo que desfiguraría su imagen, comprometería la conservación del jardín y supondría un cierto riesgo de caída al canal. Y es que, no debería pasar desapercibido, la presencia de turistas es otro de los grandes cambios experimentados en este espacio. Recordamos que, hasta 1921, los titulares de la Casa de los Marqueses de Campotéjar mantuvieron el uso, administración y disfrute del Generalife que habían ostentado desde el s. XVI, por lo que las visitas a la almunia se hacían de forma muy restringida y limitada a círculos de personas conocidas por los poseedores y administradores de la almunia y a delegaciones de carácter institucional o aristocrático, como el caso de la reina Isabel II, que, en visita por Granada en octubre de 1862, se desplazó para conocer la Alhambra y el Generalife. La imagen de Laurent, vista con detenimiento (p.ej., en el borde inferior de la fotografía), permite identificar por primera vez la presencia de los surtidores que aún hoy mantienen los juegos de agua tan característicos de este jardín y de los que no existe registro gráfico o testimonio incuestionable anterior por lo que debe interpretarse su establecimiento en un momento previo inmediato. Aunque esta imagen se realizó cuando los caños de agua se hallaban cortados, la identificada con la referencia 242 bis, de igual autor, fecha y motivo, los recoge en funcionamiento, presentando una altura de los finos caños de agua semejante a la de los propios arcos de ciprés (del orden de los 3 metros), notablemente superior a la que hoy suelen mostrar (en torno a 1’5 m), acorde entonces con los cánones “arabescos” que se tenían de la arquitectura, la jardinería y el agua ornamental. Después de los trabajos de restauración del Patio de la Acequia llevados a cabo entre 1999 y 2003, cuando se recuperó el nivel rehundido de las eras de cultivo y se restableció una imagen vegetal más coherente con el origen medieval del jardín aunque conjugándola con unas necesidades de visita tan intensas como las que tiene todo el recinto monumental de la Alhambra y el Generalife, este jardín recupera también su papel en la historia y la cultura, y mantiene su esencial vocación como lugar de belleza, de emoción y de deleite. Aunque la armonía del conjunto de todos los diferentes espacios y huertas de la almunia nazarí, y su inseparable conjunción con el paisaje hacen que este lugar se encuentre entre los de mejor memoria para los granadinos y visitantes, el Patio de la Acequia es sin duda El Jardín del Generalife.

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Con el Milenio

Curando lumbalgia/Siglo XVI

LA MEDICINA QUE SE CONOCIÓ EN AL-ANDALUS Camilo Álvarez de Morales Ruiz-Matas Los orígenes

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a ciencia árabe, en general, y la medicina, de modo concreto, se formaron con la mezcla de sus propios conocimientos y, sobre todo, de los saberes griegos, persas e hindúes. En Bagdad se creó la llamada Bayt al-hikma o “Casa de la Sabiduría”, fundada en el siglo IX por iniciativa de los califas abbasíes Harun al-Rašid y al-Ma’mum, en donde se procedería a traducir al árabe las obras acopiadas en botines de guerra o intercambios, procedentes de estas culturas . Se iban a formar los dos grandes bloques científicos: por una parte las llamadas “ciencias de los antiguos”, referidos fundamentalmente a los griegos, que eran medicina, aritmética, geometría, astronomía, música, alquimia, filosofía y mecánica, y por la otra las consideradas “ciencias de los árabes”, que eran teología, gramática y ciencias jurídicas. La medicina fue la que mayor desarrollo alcanzó y la que tuvo una influencia posterior en Europa más notable. De ella destacan dos vertientes, la que se puede considerar erudita y otra que presenta elementos populares llenos de aspectos mágicos y religiosos.

En la medicina científica la mayor aportación correspondió a Grecia, concretada en aspectos anatómicos, fisiológicos y terapéuticos. Fue clave la teoría humoral, que consideraba como elementos fundamentales del organismo cuatro sustancias líquidas, o “humores”, que eran la sangre, la flema, la bilis amarilla y la bilis negra. Estas ideas, la presencia de voces griegas y las continuas referencias a grandes autores, como Aristóteles, Galeno, o Hipócrates, serán una constante a lo largo de la historia de la medicina árabe. Junto a las aportaciones foráneas, el otro elemento que formaba parte de la medicina árabe era el de sus propios conocimientos, constituidos por una serie de prácticas empíricas y de elementos mágico-religiosos, muchos de ellos anteriores al Islam y otros de los primeros tiempos. La convivencia entre las dos medicinas, la científica y la creencial, se mantuvo a lo largo de siglos, dándose la circunstancia en el caso de al-Andalus, que cuando la primera se diluyó en traducciones latinas y se divulgó por Europa la segunda se mantuvo pujante en tierras peninsulares, y a lo largo del siglo XVI los moriscos siguieron empleando artes curativas que se habían conocido en nuestras tierras a partir del IX.


La medicina en al-Andalus En al-Andalus tardaría algún tiempo en conocerse la nueva ciencia que se estaba formando en Oriente. Los musulmanes que entonces ocupaban tierras de la Península eran, en su mayoría, hombres de armas cuyo interés se orientaba, prioritariamente, a resolver problemas de índole militar y a organizar la administración del territorio. Ante la ausencia de ciencia propia, la de los mozárabes era la única que existía en la Península, con una especial predominancia en el caso concreto de la medicina. Era aquella una ciencia que se conservaba, fundamentalmente, en los monasterios y estaba basada en los textos latinos clásicos o había sido elaborada por hombres de ciencia del periodo visigodo, teniendo como gran exponente a san Isidoro de Sevilla y sus Etimologías. Mediado el siglo IX, al-Andalus empieza a recibir hombres y escritos que desde las principales ciudades orientales traían nuevos conocimientos científicos que aquí aún se ignoraban. Esto iba a suponer, a su vez, el despertar de inquietudes entre los andalusíes cultos que viajaron Oriente en busca de los maestros que allí había. Desde el poder político, el emir Abd al-Rahman II propiciaba y protegía el ambiente cultural y creaba un clima que lo hacía atractivo a los eruditos orientales, que vieron en Córdoba un lugar interesante en el que establecerse.

La medicina científica. Sus distintas ramas Dentro de un todo, que sería la medicina, sin entrar en el terreno de las especialidades, que es algo muy prematuro en estos momentos, sí podemos hablar de ramas médicas. Serían éstas, la farmacología, la higiene, la pediatría, la obstetricia, la anatomía, la oftalmología y ya en otro ámbito, la cirugía en general con, aspectos más concretos como podría ser la odontología. La más desarrollada, con diferencia, fue la farmacología, para la que se contaba con el precedente de la Materia Médica de Dioscórides, y la menos la cirugía, de la que sólo se conocen tres tratados específicos. También se desarrolló poco la anatomía, debido a condicionantes religiosos que impedían la disección de cadáveres, por lo que las noticias de los griegos, especialmente las de Galeno, siguieron vigentes a lo largo de los siglos. No obstante, y siguiendo a Galeno, la anatomía se vinculaba estrechamente con la fisiología y en las obras de los primeros autores árabes se hacen descripciones anatómicas de cierta extensión. Entre las obras que se escribieron sobre estos temas encontramos tratados sobre venenos, listas de

Trepanación

simples por orden alfabético, farmacopeas concebidas como recetarios o formularios de hospitales, en las que se ocupaban de los medicamentos compuestos, cuadros sinópticos, sustitutos de los medicamentos, usos particulares de los medicamentos para usos concretos, y tratados sobre higiene (concebidos como obras para la conservación de la salud). En casos concretos, sobre todo debidos a grandes autores, encontramos obras de carácter general en donde se nos habla del cuerpo humano, sus funciones, sus dolencias y el modo de curarlas (anatomía, fisiología, terapéutica, farmacología, ...). En mucha menor medida, algunos textos dedicados a cirugía, obstetricia y pediatría (estas dos casi siempre juntas) u oftalmología. El siglo X, el del califato de Córdoba, supuso el momento de verdadero desarrollo de la ciencia andalusí. Tal ciencia se asienta ya en una Córdoba con peso propio, contando a su favor con el interés que muestran los dos primeros califas Abd al-Rahman III y al-Hakam II, su hijo. En el caso concreto de la medicina, fue determinante la llegada a la ciudad de la obra de Dioscórides, la célebre Materia Médica, texto que recogía gran número de sustancias medicamentosas, especialmente elementos vegetales, tan importante y que tanto revuelo levantó. Fue un regalo enviado desde Bizancio por el emperador Constantino Porfirogeneta al califa Abd al-Rahman III. Seré muy escueto a la hora de dar nombres de médicos, limitándome a señalar a los principales de cada época. En el caso del siglo X, sin duda la gran figura fue Abu l-Qasim al-Zahrawi, muy conocido en la Europa cristiana con el nombre de Abulcasis. Fue autor de una magna obra, al-Tasrif, compuesta de treinta tratados entre los que se ha destacado, tradicionalmente, el último de ellos por estar dedicado a la cirugía, rama de la medicina de la que se escribieron muy pocas obras. Desaparecido el califato en los primeros años del siglo XI, en los reinos taifas se continuó la tarea que

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hasta entonces se venía realizando en Córdoba. De entre las distintas cortes, Toledo sobresalió en el campo de la ciencia, en el sentido moderno del término, por ser la ciudad que albergó más eruditos dedicados a ella, siendo importante la protección real, que favoreció el trabajo de los estudiosos que allí vivían. La medicina iba a tener como nombre más representativo a Ibn Wafid, uno de los mejores farmacólogos de la historia de al-Andalus. Fue médico de la corte, erudito autor de obras, pero también un médico práctico que dedicó algunos de sus tratados a otros médicos que, como él, ejercían a diario su profesión. El siglo XII fue, seguramente, el que más gloriosos nombres y hombres dio a la historia de la medicina andalusí. De ellos destacaría tres: Avenzoar, Maimónides y Averroes, figuras universales, tanto en Oriente como en Occidente. Avenzoar, miembro de una familia dedicada a este arte y, según se dice, el primer médico andalusí que sólo se ocupó de medicina, tanto en su vertiente práctica como erudita, siendo autor de varias obras. Averroes es a juicio de Vernet “el español que mayor influjo ha ejercido en todo lo largo de la historia sobre el pensamiento humano”. Maimónides, filósofo, teólogo y médico judío nacido en Córdoba, aunque establecido durante la segunda mitad de su vida en Oriente, acabó sus días en el Cairo. Sus obras médicas acusan una orientación hacia aspectos higiénicos y de conservación de la salud, con alguna incursión en el campo de la farmacopea. Otra característica, que nada tiene de nuevo pero que en estos dos autores se acentúa, es el carácter de polígrafos de los grandes sabios. Así, vemos a Averroes y a Maimónides ocuparse de teorías astronómicas, médicas o filosóficas con igual autoridad, al tiempo que ejercían su profesión sanitaria. Acabado el periodo almohade, es decir, hablamos ya del siglo XIII, se abre una etapa en la que, aun haciéndose evidente la decadencia científica, todavía dura el impulso de los siglos anteriores y siguen floreciendo figuras y obras en nuestro suelo. Será un siglo en el que la presencia de Alfonso el Sabio y de la Escuela de Traductores de Toledo va a suponer un factor decisivo pues, además de contribuir a notables empresas científicas, hará posible que Europa conozca plenamente lo que en al-Andalus se había hecho en los siglos anteriores, especialmente en el XI y el XII, el de los mejores logros. A partir del siglo XIII la España musulmana quedó reducida al Reino de Granada. Sin duda la gran referencia de este periodo fue Ibn al-Jatib, tal vez la última gran figura de las ciencias y el pensamiento en la historia de al-Andalus. Con amplia y notable intervención en la política granadina, poeta, biógrafo e historiador, fue la medicina el campo del saber científico que más le ocupó. Figuran en su haber obras sobre higiene, embriología, patología, un tratado sobre la Peste, compuesto con ocasión de la gran epidemia de Peste Negra que arrasó Europa a mediados del siglo XIV, y un poema de carácter didáctico. La Granada nazarí albergó dos instituciones hasta entonces


inexistentes en al-Andalus: la madraza y el maristán. Otros lugares hubo antes que realizaron funciones equivalentes, pero nunca con la similitud de los que en Oriente habían sido de uso extendido y largo. Al-Andalus, justo cuando iba a desaparecer como tal, se terminaba de asimilar a sus orígenes orientales. Desaparecido el reino nazarí, aún quedaría como vestigio de una ciencia andalusí, ya totalmente reducida a la medicina, la practicada por los moriscos. Será una medicina sin figuras destacadas en la que sólo quedan unos hombres que ejercen su arte en contacto con el pueblo, hombres cuya calificación científico-profesional se podría asimilar más a la de sanador que a la de médico.

El legado a Europa Las primeras traducciones del árabe al latín se hicieron en la Marca Hispánica, ya en el siglo X. Se comienza a tener conciencia de lo superior que era lo que los árabes podían ofrecer a lo que ellos poseían, y el interés se despierta.Habrá un breve intervalo en el siglo XI en el que cesan las traducciones, en parte por la disolución del califato cordobés y la aparición de los reinos taifas. A partir del siglo XII la traducción al latín vuelve a interesar. Ampliado el marco geográfico de la España cristiana, a sus principales ciudades vienen clérigos y estudiosos que buscan la ciencia árabe. Así, Barcelona, Toledo o Tarazona son centros donde se vierten al latín, y también al hebreo, los textos árabes. El siglo XIII es el más importante en esta faceta de trasvase de la ciencia árabe a Europa. La corte del rey Alfonso adquirió papel primordial en la tarea de traducir textos árabes, con la peculiaridad de que, a partir de estas fechas, las traducciones hebreas alcanzan, prácticamente, el mismo volumen y nivel de las latinas. También con Alfonso X se inician las traducciones del árabe al romance. Europa, por su parte, iba a conocer el nacimiento de las primeras universidades, con lo que los núcleos interesados y receptores de la ciencia árabe se amplían y serán ya tres las instituciones poderosas que busquen y reciban esta ciencia: la iglesia, las cortes y las universidades. No olvidemos las sinagogas a las que también afluían las traducciones hebreas. En los siglos siguientes (XIV-XVI) el número de traducciones desciende, pero lo importante ya se había hecho. Su difusión en las universidades, favorecida por la aparición de la imprenta en Europa, contribuyó a que lo mejor del pensamiento europeo conociera y diera a conocer la ciencia árabe que, en no pocos casos, llegó hasta el siglo XVIII. Con la introducción de la ciencia árabe en Europa a través de las traducciones, la cultura andalusí habrá cumplido una etapa fundamental en la historia de la ciencia universal. Al-Andalus había sido intermediaria entre Oriente y Europa dando a conocer los saberes griegos traducidos al árabe y, gracias a este papel de trasmisores, el mundo civilizado pudo enlazar la Antigüedad clásica con el Renacimiento, que, posiblemente, no hubiera existido si el Islam no hubiera rescatado la cultura grecorromana. Dibujo anatómico/Siglo XV

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Interior de la Mezquita/Litograf铆a/ Colecci贸n del Museo Arqueol贸gico de Granada


Con el Milenio

Lám. 1. Casas 1, 2 y parte de la 3 al pie de la torre del Capitán/(Archivo de Fotografías del Patronato de la Alhambra. 2013)

LAS CASAS AL PIE DE LA TORRE DEL CAPITÁN EN LA ALHAMBRA. NUEVOS DATOS PARA SU COMPRENSIÓN Carlos Vílchez Vílchez1

A

gradezco a Rodrigo Gómez Jiménez la invitación para participar en este número de la renovada revista Calle Elvira dedicado especialmente a la Alhambra, a la que tanto amor dedico. Leopoldo Torres Balbás, Arquitecto-Director de la Alhambra de 1923 a 1936, halló en la zona Sur del Secano en 1930 una serie de restos de casas nazaríes al pie de la torre del Capitán, que excavó (en el sentido de la excavación no científica que existía en aquel momento en España), desde ese año hasta 1933, consolidando y recreciendo los muros de dos casas, que estudió con otras de la Alhambra en 19342. Nos hemos permitido tomar el nombre de nuestro artículo de la denominación que dio desde el primer momento Torres Balbás a éstas: casas al pie de la torre del Capitán. Realmente encuentra restos de cinco viviendas, dos occidentales conservadas bastante bien en planta que son las que restaura y estudia en 1934, pero no trabaja ni estudia las tres orientales, más pegadas a la bab al-Gudur (puerta de los Pozos o de Siete Suelos), sin duda porque estaban muy deterioradas, quedando muy pocos muros

y habiendo sido modificadas en la etapa cristiana. A estas tres casas dedicaremos este pequeño artículo, en él proponemos una primera hipótesis de su estructura. Como elementos comunes a todas las viviendas nazaríes, incluso nos atreveríamos a decir que a todas las andalusíes, es el patio central y una o dos habitaciones principales con alhanías laterales. Torres Balbás también será el que localice la calle medieval, recuperándola como calle principal en 1931, la que aún hoy utilizamos, más alta que el camino de carruajes que había abierto Modesto Cendoya en noviembre de 19083. En su momento nosotros definimos el gran palacio del Secano a Sur del exconvento de San Francisco, lleno de silos y almacenes, hornos y tenerías, como el palacio 1 IES Padre Manjón de Granada. Grupo de Investigación “Laboratorio de Arqueología y Arquitectura de la Ciudad” (HUM104). Escuela de Estudios Árabes de Granada (C.S.I.C.). Proyecto I+D+i “Ciudades nazaríes: estructura urbana, sistema defensivo y suministro de agua” (HAR2011-30293). Escuela de Estudios Árabes de Granada (C.S.I.C.). 2 Leopoldo Torres Balbás. “Planta de casas árabes en la Alhambra”. Al-Andalus, II (1934), pp. 384-387; Carlos Vílchez Vílchez. La Alhambra de Leopoldo Torres Balbás (obras de restauración y conservación. 1923-1936). Granada: Ed. Comares, 1988, pp. 375-395.

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Lám. 2. Restos de muros de las casas 4 y 5 al pie de la torre del Capitán/(Archivo de Fotografías del Patronato de la Alhambra. 2013)

Fig. 1. Plano de la Alhambra de la etapa francesa/1811/Detalle de la zona de Siete Suelos.

Fig. 2. Plano con los restos arqueológicos de las cinco casas al pie de la torre del Capitán/(Restitución de Carlos Vílchez (2013), tomada del plano de Leopoldo Torres Balbás de 1934, del plano de Francisco Prieto-Moreno de hacia 1973 (APA), y de los restos conservados “in situ”)

Fig. 3. Plano restitutivo arqueológico hipotético de las cinco casas al pie de la torre del Capitán/(Carlos Vílchez. 2013)

del administrador de los bienes del sultán: al-muhtasib (Almotacén)4. Al Sur pues de la calle medieval hasta el foso paralelo de la muralla meridional entre la torre del Capitán y la puerta de Siete Suelos se hallan estas cinco viviendas de uso doméstico, no palatino, que denominaremos de Oeste a Este, 1, 2, 3, 4 y 5. Don Leopoldo hizo plano de las dos primeras, delineado por su ayudante Manuel López Bueno. Haremos una somera descripción las dos casas occidentales (1 y 2), porque han sido ya muy bien estudiadas: son dos casas, orientadas de Oeste a Este, con patio central con pequeña alberca una y otra la base de una pila de mármol, y entorno a él las estancias principales rectangulares con alhanías en sus extremos. Las dos tienen cuadra, y lógicamente retrete. La casa 2 conserva el arranque de dos escaleras que nos indica que tenía planta alta. Entre las dos se conservaba una pendiente calle empedrada en donde están las entradas5.(Lám. 1, Fig. 3) Hemos comprobado en la planimetría histórica que sólo podemos observar estas casas en la “Plataforma”

de Ambrosio de Vico (1613), donde vemos tejados de casas al lado occidental de la puerta de Siete Suelos, lo que nos indica una primera reutilización de estas casas por los cristianos ya desde el siglo XVI. No nos proporciona datos el “Plano General de la Fortaleza de la Alhambra” de José de Hermosilla (1766), y todos los planos posteriores que lo único que hacen es copiar casi literalmente el plano de los Académicos: Laborde (1806), Murphy (1810), Girault de Prangey (1832-1833), y Owen Jones (1842-1845). En la segunda mitad del siglo XX se realizó un “Plano General de la Alhambra y Generalife”, bajo dirección del Arquitecto-Director Francisco Prieto Moreno Pardo, y la delineación de Manuel López Bueno. Es el Plano nº 2084, 3 Ibidem. p. 377. Curiosamente no se ve el plano parcelario famoso de 1908 esa fecha, que sería anterior a noviembre. En el Archivo de Planos de la Alhambra hemos localizado un Plano General de la Alhambra de Modesto Cendoya (nº P000048, del que no conocemos la fecha exacta, pero que debe ser anterior a 1920 porque todavía no había talado la Alamedilla del Partal), donde la calle del Secano está totalmente pegada al foso meridional, y luego curva hasta llegar a la torre de las Infantas. No se ven estas casas. 4 Carlos Vílchez Vílchez. La Alhambra de Leopoldo Torres Balbás, pp.377-381.


y debe ser de fecha posterior a 1973, porque aparece ya dibujado el nuevo puente de Prieto-Moreno que unía Alhambra y Generalife. A ese plano se le han ido añadiendo restos encontrados, entre ellos los de las casas 3, 4 y 5 al pie de la torre del Capitán, pero con poca definición. Las casas 3, 4 y 5 no los excavó bien Leopoldo Torres Balbás porque eran, según el “Diario de Obras” viviendas árabes con reformas cristianas del siglo XVI, corroborado porque había gran cantidad de parcheos en muros, y olambrillas y piezas vidriadas de esa época6. En la etapa de Jesús Bermúdez Pareja, en los años 1950 y 1960, se ha seguido haciendo prospección, y donde se ha podido excavación, y se ha consolidado, más tarde, una pequeña parte de la casa 3. El gran problema que hay en esta zona es la fuerte pendiente desde la calle medieval hasta el foso meridional, y si observamos el plano de Torres Balbás la mayoría de las solerías y algunos muros de la parte meridional de las casas, la pegada al foso, por desgracia se han perdido por el arrastre continuo de las lluvias. Pero además, gracias a la publicación el “Plano de la Alhambra”, de la etapa francesa en 18117, vemos otra causa del deterioro de las casas 3, 4 y 5: los franceses fortificaron la zona de la puerta de Siete Suelos y el revellín de 1492-1505, adosando a Este y Oeste de la puerta, sobre muralla hacia adentro, dos fortines con troneras de artillería (Fig. 1). Estas casas fueron sin duda más afectadas por el fortín occidental francés que además fue volado en 1812, junto a todo el paño de muralla meridional de la Alhambra, por el general Eduard Milhaud, sustituto del general Horace Sebastiani el gran expoliador del patrimonio granadino8. A pesar de esas dos causas del profundo deterioro de esta zona vamos a intentar hacer un estudio hipotético de las casas 3, 4 y 5, basándonos en los pocos restos arqueológicos que tenemos y en la estructura conocida de la casa nazarí (Figs. 1 y 2). Sus entradas se harían desde callejones o adarves desde

5 Leopoldo Torres Balbás. “Planta de casas árabes en la Alhambra”, pp. 384397-; Carlos Vílchez Vílchez. La Alhambra de Leopoldo Torres Balbás, pp. 377-395; Antonio Orihuela Uzal. Casas y palacios nazaríes. Siglos XIII-XV. Barcelona: El Legado Andalusí y Lunwerg editores, 1996, pp. 167-170; Jesús Bermúdez López. La Alhambra y el Generalife. Guía oficial. Madrid: Patronato de la Alhambra y el Generalife y TF. Editores, pp. 209-210. Jesús Bermúdez me ha comentado la importancia de la calle que partiendo del foso entre las casas 1 y 2 asciende hasta la calle medieval principal, y llegaría por la zona exterior del palacio del exconvento de San Francisco hasta la bab al-Faray o puerta del Consuelo, llamada en la etapa cristiana del Arrabal. El profesor Antonio Malpica y su equipo han realizado una prospección en la década del 2000 de la zona meridional más pegada al foso. Esperamos sus resultados que sin duda darán más luz para la investigación. 6 Carlos Vílchez Vílchez. La Alhambra de Leopoldo Torres Balbás, p. 375.

la parata superior, que queda por explorar. La casa 3 está unida a la casa 2 con un muro medianero que, según los restos señalados por Torres Balbás, era de hormigón (tapial) en su base. La entrada está en su lado septentrional, dando a un pequeño zaguán que tiene un poyo de obra, solado con ladrillo, y debería haber unas escaleras, de las que no quedan huella para bajar al nivel principal. Su estructura está centrada por un patio, que podría tener una posible base para una pila de mármol, de la que no se han encontrado huellas, y estancias, al Sur alargada, sin huellas arqueológicas excepto el arranque de un muro, y en el ángulo N.O. el retrete, y al Norte dos pequeñas habitaciones casi gemelas que conservan las mochetas de las puertas. Las estancias principales están a poniente y levante: la primera es rectangular y solada de ladrillo, y en sus extremos en vez de tener alhanías normales tiene poyos de obra solados también de ladrillo, a modo de camas (se conserva sólo la septentrional, y la otra sala es también rectangular, más larga pero no tenemos restos que nos indiquen su distribución interior. La casa 4 (Lám. 2, Fig. 3), está más deteriorada y tendría su entrada por el lado septentrional, pero no logramos saber en qué lugar exacto; hay un patio central, que como en la 3 podría tener una posible base para una pila de mármol de la que no se han encontrado huellas, y estancias, al Sur alargada, sin huellas arqueológicas, y el retrete se halla en el ángulo N.O. Al Norte del patio hay una pequeña habitación que da paso a una estancia cuadrada que parece tendría una alhanía a levante. La estancia principal está a levante: es rectangular y solada de ladrillo, y en sus extremos en vez de tener alhanías normales tiene poyos de obra solados también de ladrillo, a modo de camas. Se conserva sólo el septentrional. De la casa 5, la más oriental, sólo quedan algunos restos de muros al Norte, y al Sur se halló una meseta en alto con solería de ladrillo, que nosotros interpretamos como parte de una escalera, que indicaría la existencia de un piso alto (Fig. 3). En esta zona meridional del Secano en general la mayoría de las construcciones, sean hornos o casas, están excavadas en el terreno madre, “la formación Alhambra”, que dejan una huella en negativo, y después todo se recubría generalmente con ladrillo. Estas casas pensamos nosotros hoy que fueron un conjunto de viviendas pertenecientes a funcionarios de la cancillería nazarí.

Juan Calatrava y Mario Ruíz Morales. Los planos de Granada. 1500-1909. Granada: Diputación de Granada, 2005. pp. 84-90. Colec. Los Libros de la Estrella, 26. 8 César Girón. “El General que ocupó Granada. Horace Sebastiani de la Porta”. Garnata, 1 (2010), pp. 160-162. 7

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Con el Milenio

Paño de Comares

UN CURIOSO HALLAZGO Enrique Nuere

A

l trabajar en la restauración de unas armaduras de cubierta de una antigua corrala madrileña del siglo XVII, en un arcón arrumbado entre sacos viejos

y otras porquerías, encontré un rollo de papeles atados con una cinta verde. El papel que los envolvía rezaba: “propiedad de Enrique Garavato”1, y entre los que había, que me costó desenrollar sin que se deshicieran, me llamó la atención un relato incompleto que muestro a continuación, y que tiene el

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aspecto de formar parte de una carta, pero como ni el principio ni el final aparecen, nada más puedo decir del mismo.

Enrique Garavato es un personaje de ficción que creé para tratar de explicar el papel del carpintero al final de la Edad Media. Es el protagonista del Nuevo Tratado de la Carpintería de lo Blanco. Ed. Munilla Lería. 2002

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Me refiero al palacio de los reyes moros que en Granada me enseñó Astasio Bracamonte, (a la sazón escudero del Conde de Tendilla), y que en todos los días de mi vida juro que nada vi, que pudiera compararse. Todo lo que allí se encuentra es digno del mayor asombro, pero como estaría hasta el alba si pretendiera relatar todas las maravillas de aquel palacio, me ceñiré a lo que a mi oficio atañe, es decir a la carpintería del lazo, y especialmente al recinto que llaman palacio de Comares, donde se encuentra la mayor armadura que jamás he visto, y lo que más me sorprende es que a pesar del enorme vano que separan sus muros, de más de trece varas en cuadro, carece de tirantes, algo que sólo puede explicarse porque su empuje lo aguante el enorme espesor de los muros en los que apoya, que aunque medirlos no pude, por lo que pude apreciar, dudo que tuvieran menos de diez pies castellanos. Ante mi asombro, viendo lo que aquello me interesaba, Astasio me llevó a ver a un moro llamado Masûd bin Najjâr, carpintero e hijo de carpintero, como según me explicó indicaba su nombre, que trabajaba en el palacio y que conocía a la perfección toda la técnica que se empleaba en la confección de tan maravillosas techumbres, quien tras mostrarle mi asombro por la perfección del techo que acababa de ver en el salón que llamaban de Comares, y preguntarle como se podía sujetar aquella enorme estructura en la que no se apreciaban pares, limas ni manguetas de ningún tipo, se dispuso a acompañar-

me para enseñarme algo que muy pocos conocían, su parte trasera. Aquella excursión fue realmente fascinante, subimos varios pisos dando vueltas y revueltas por una estrecha escalera, por la que también subía el sultán en los fríos inviernos, para acomodarse en una estrecha y larga sala que daba al gran patio, bien soleada y mucho más cálida que su alcoba del piso bajo, finalmente, tras dejar la entrada de dicha alcoba a mitad de la escalada, llegamos a lo más alto, y allí Masûd encendió una tea que traía para iluminarnos, y me hizo pasar por un estrecho y bajo portillo, a un tablón cuyo otro extremo se apoyaba en uno de los paños del artesonado. El espacio entre el trasdós de la obra carpintera y la bóveda esquifada de tapial que la cubría era realmente agobiante, apenas se cabía derecho, pero al menos me permitió observar como estaba construido el enorme techo. No existía ningún tipo de estructura, se trataba de grandes tableros formados por tablones, que según me explicó Masûd, se unían entre sí con varillas de hierro que garantizaban la inmovilidad de unos respecto de los otros, y por sus extremos, sendos tablones perpendiculares clavados a todos ellos, los mantenían en un mismo plano. Era una obra cuya tosquedad contrastaba con la perfección de su decoración, al verla desde el salón. Explique a Masûd que en Castilla hacíamos que la decoración geométrica se integrara en las propias maderas que componían la estructura del conjunto, a lo que me respondió que ellos también lo hacían

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El Partal


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así en ocasiones, pero nunca en conjuntos tan grandes como el de Comares, aunque en el mismo Granada, en la huerta grande de Almanxarra, había otro palacio2, algo menor, pero en el que habían hecho su techo por el procedimiento que yo le estaba indicando. De todas formas, el sistema que preferían era el que acabábamos de ver, por dar libertad total al diseño geométrico, pues le parecía que nuestro sistema limitaba enormemente la libertad del carpintero. No pudimos estar mucho rato en aquel espacio tan angosto, pues el humo que producía la tea empezaba a dificultar la respiración por lo que volvimos a bajar para seguir disfrutando de los techos de aquel asombroso palacio. Astasio acabó por dejarnos solos, pues empezaba a aburrirle nuestra conversación, llena de términos técnicos, la mitad de los cuales no entendía, y nos emplazó para que fuera a reunirme con él en su casa cuando acabáramos, justo detrás de la mezquita del palacio que llamaban del Partal, y que como Comares, también dominaba las abruptas laderas que descendían hasta el Darro y que tan buena defensa proporcionaban. En varios momentos de la interesante conversación que mantenía con Masûd yo me refería a los cartabones de lazo, como si fuera algo que lógicamente el conociera, y lo más asombroso de todo es que en un momento concreto, con cierta cara de asombro Masûd me preguntó: - ¿Que diablos son esos cartabones de los que constantemente me hablas? - ¿Es que vosotros no los usáis, entonces cómo hacéis vuestros trazados? - Con regla y compás, ¿cómo si no? Y entonces, el asombrado fui yo, que tuve que explicar cómo teníamos un juego de cartabones para cada rueda de lazo, y cómo los usábamos para hacer nuestros trazados, del mismo modo que siempre habíamos usado cartabones para realizar nuestras armaduras de cubierta, algo que nos permitía medir todos sus componentes con total precisión, y que aprendí de mi padre, que lo aprendió del suyo, y así generación tras generación hasta remontarnos a muchos siglos atrás, pues así estuvieron hechas las armaduras de cubierta más antiguas que yo llegue a conocer, como las que pude ver en un viaje a Toledo, donde visité varios palacios de la antigua nobleza visigoda, que aunque nada tenían que ver en cuanto a la decoración con lo que hoy se estila, técnicamente estaban resueltos con el mismo fundamento con los Palacio de Dar al-Bayda, hoy conocido como Santo Domingo el Real

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que actualmente hacemos. Cuando acabamos nuestra conversación me despedí de Masûd y me fui a reunirme con Astasio, quien me enseñó la pequeña mezquita para que viera su pequeña armadura, de lazo de ocho, que como Masûd había comentado estaba resuelta de igual modo al que nosotros las hacíamos, es decir, su trazado decorativo lo componían los propios elementos estructurales, y ciertamente, en cuanto a belleza, no era comparable al rico trazado que acababa de contemplar en el Salón de Comares, pero tengo que reconocer que aquel pequeño espacio tenia un especial encanto. Pero lo que más me sorprendió del exterior de la cubierta, fue la extraña forma de realizar sus aleros, cuyos canecillos no estaban horizontales como los que nosotros hacemos, sino inclinados, sin poder entender la razón que lo justificara. Por más vueltas que le daba siempre llegaba a la misma conclusión, no habría manera de colocar aquellos canecillos sin la colaboración de un albañil, y poner de acuerdo a dos oficios para hacer un trabajo siempre acababa dando problemas, era más lógica nuestra forma de hacer, al llegar al final del muro, el albañil dejaba empotrados unos nudillos de madera que nosotros le dábamos, en lo alto del muro, y ahí fijábamos nuestras soleras a partir de las cuales se iniciaba todo el estribamiento, y el resto de los trabajos, sin que nadie condicionara nuestro ritmo. Astasio se impacientaba oyendo mis argumentos, que en el fondo nada le interesaban, y de que yo no dejara de mirar y mirar todo lo que allí había … Aquí se acaba lo escrito en aquellos papeles, pero afortunadamente, también había unos dibujos interesantes, que igualmente adjunto . En estos dos dibujos, Enrique Garavato parece querer dejar clara la diferencia constructiva entre el techo ataujerado de Comares y la pequeña armadura apeinazada del oratorio del Partal. En Comares, el diseño geométrico se realiza con un conjunto de pequeñas tabitas, (taujeles) que se clavan sobre una gran superficie formada por un serie de tablones, unidos entre si mediante varillas de hierro encajadas en sendos taladros de cada tablón. Dos nuevos tablones, perpendiculares a los anteriores, se colocan en el trasdós del conjunto, en sus extremos. En cambio, en la armadura del Partal, las piezas que forman la estructura de la cubierta, son las que también componen el diseño de lazo. Enrique Nuere, carpintero de lo blanco, junio de 2013


Templete del Patio de los Leones/Litograf铆a/ Colecci贸n del Museo Arqueol贸gico de Granada


Con el Milenio

Figura 1. Canecillos de Santa Clara de Murcia, 1, 2; de San Andrés de Calatayud, 3; mudéjares, 3-1, 4, 5; nazarí, 6, 7.

Figura 2. Canecillos granadinos del siglo XI, A, B, C, D, F; Toledo, B-1; decoración de la Aljaferia, E; canecillo del Generalife, 1; canecillo del Partal, 2

NOTAS SOBRE LA ALHAMBRA Basilio Pavón Maldonado

1. Aleros y alfarjes

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n la revista Tudmir1 María Carmen López Pertiñez y Mariangeles Gómez Ródenas publican el interesante artículo “Los canecillos del Museo de Santa Clara de Murcia. Primera aproximación a sus aspectos materiales, decorativos y cronológicos”. Las piezas, que las autoras sitúan entre los siglos XII y XIII, presentan sorprendentes semejanzas con canes granadinos que van del siglo XI al XIV puestas de manifiesto por las autoras, tema sobre el que insisto yo ahora aportando matizaciones y algunas Tudmir, 1.

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piezas nuevas nazaríes y mudéjares. En primer lugar refiriéndome a las figura 1, canecillo de alero (1), según dibujo o interpretación de López Reche, cuya decoración o atauriques llevan a los canes granadinos del siglo XI, A, B, C, D de la figura 2, algunos publicados por Gómez-Moreno en Ars Hispaniae III. Con posterioridad yo publiqué los dibujos de canes 1 y 2 en mis Estudios sobre la Alhambra2 correspondientes a aleros del pabellón norte del Generalife y al palacio del Partal de la Alhambra, cuyos costados 1975.1977.

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lucen el mismo tipo de ataurique de las piezas ziríes vistas de Granada, D y C, por cierto ya empleado en los estucos de la Aljaferia de Zaragoza (E). El arcaísmo de los canes vistos nazaríes no se repetirán en adelante en Granada. Volviendo a la figura 1 el canecillo (2) de Santa Clara de Murcia, según dibujo de López Roche, enseña en los costados los típicos ganchos o rizos, nacidos en canes de piedra de Madinat al-Zahra, que van a dar lugar al decorado de 8 de canecillos alhambreños de los palacios de Muhammah V (6), según dibujo de Valentín Picatoste publicado por Torres Balbás. Si bien para explicar más o mejor ese tipo de decorado aporto ahora el canecillo (3) proveniente de la iglesia de San Andrés de Calatayud el cual según estudio de Valero Herrera Ontañón vendría de mezquita local del siglo XI o tal vez del X correspondiente a alfarje, según este autor. Obsérvese que los rizos en esta pieza se dan en la nacela y en la horizontal inferior de los costados, como se ve en otra pieza mudéjar publicada por Torres Balbás (3-1). Además, nuevo ejemplar mudéjar (5) que publiqué en 19623, toledano, reiterado en piezas del convento de Santa Clara la Real de Toledo publicadas por Balbina Martínez-Caviro4(4); aunque en estas piezas toledanas el dibujo de los ganchos de los costados cuelgan de dobles cintas verticales, lo cual podría adelantarse a canecillos detectados en la Alhambra según piezas dibujadas por López Reche (7), que este considera de procedencia desconocida. Y un dibujo más de parte de canecillo procedente del patio de Machuca de la Alhambra que publiqué en mis Estudios sobre la Alhambra (8) esta vez los rizos dibujados sólo en la nacela del can. Referente al origen de rizos o roleos presentes en la curva de nacela y en parte de la horizontal orienta la piza toledana (A) de época taifa del Museo Arqueológico de Santa Cruz de Toledo. El uso de este tipo de canecillo en estructuras leñosas tiene estas dos vertientes: aleros muy salidos dispuestos en pendiente y canecillos como soportes

3 “Iglesia mudéjar desconocida en la provincia de Toledo”, Al-Andalus, XXVII, 1962. 4 Martínez-Caviro, B., “El arte mudéjar en el Convento de Santa Clara la Real de Toledo”, Arch. Esp. de Arte, 185, 1973. 5 “La Casa-Palacio del Temple de Toledo”, Artigrama, 15, 2000. 6 L´Architecture musulmane d´Occident, 1954; Coupole et plafonds de la Grande Mosque de Kairpuan, Tunis, 1926. 7 Torres Balbás, l., “El más antiguo alfarje conservado en España”, Al-Andalus, IX, 1944; Cabañero Subiza, B., Herrera Ontañón, V., “La techumbre mudéjar de la iglesia de San Millán de Segovia. Estudio de una obra maestra de arte taifal digna de ser recuperada”, Artigrama, 14, 1999. 8 Pavón Maldonado, “Alero mudéjar toledano del Museo Arqueológico de la Alhambra”, Al-Andalus, XXXIV, 1969.

de vigas maestras de techos planos o alfarjes. Serán piezas de alero aquellas que tienen en el cabo escotadura inclinada (figura 2, A) y de alfarje los canes con escotaduras verticales para encaje de la tabicas (figura 2, B), ambas piezas de estructuras granadinas del siglo XI. En Toledo, en el llamado palacio del Temple, estudiado por Cabañero Subiza y Valero Herrera Ontañón5, se da por primera vez el modelo de alfarje (B), según dibujo (B-1) de dichos autores, lo cual significa que el alfarje toledano podría fecharse en el siglo XI, a tenor de la pieza (A) de la figura 2, y no mudéjar de siglos posteriores. En definitiva, en al-Andalus desde el siglo X se dieron alfarjes con canes con modelo más remoto en la Gran Mezquita de Qayrawan del siglo IX-XI6 (figura 3, 2, según dibujo de G. Marçais), su estructura remedada en la cubierta de la iglesia de San Millán de Segovia (1), según estudio de Torres Balbás, Cabañero Subiza y Valero Herrera Ontañón7; del alfarje del palacio del Temple toledano es el esquema (3) de los citados autores. De techos planos en la Alhambra sólo se dispone del modelo de al-haniyyas del Generalife (4) pero desprovisto de canes sus vigas maestras. Respecto a la inclinación de canes de aleros representativos son el alero toledano conservado en el Museo Arqueológico de la Alhambra (5)8 y pieza de alero de la vivienda alta de la Sala-Qubba de Abencerrajes del Palacio de los Leones, según dibujo de la libreta verde de Cendoya (6).

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Figura 3. Alfarjes, 1, 2, 3, 4; canecillos mudéjares y nazaríes, 5, 6.


2. Notas sobre el naturalismo de la Alhambra de Muhammad V. Sobre la irrupción del naturalismo en la Alhambra, vía mudéjar de palacios toledanos de la segunda mitad del siglo XIV, tratamos M. Gómez-Moreno9 y yo10. Voy a referirme ahora a algunos pormenores referidos a la pintura de los diez supuestos reyes de la Sala de Justicia del Palacio de los Leones. Concretamente me centro en los dibujos de vegetales que adornan los cojines en que se sientan los diez personajes (figura 4, 7). De ellos sobresale el dibujo de cojín (A) correspondiente al personaje (A-1)11. Tiene especie de vegetal, hom o árbol de la vida oriental con dos aves afrontadas con las cabezas vueltas mirándose entre sí. Este icono de investigarle nos llevaría a remotos precedentes islámicos y preárabes. Los ejemplos más próximos dentro de la órbita del Islam occidental: 1, de placa de piedra de la taifa toledana (Museo Arqueológico de San Cruz de Toledo); 2, pintura de viga de madera del Museo de Arte de Cataluña, en mi criterio de arte mudéjar toledano del siglo XIII; 3, dos ejemplos de cerámica estampillada12, cerámica estampilla de Huelva y tejido hispanomusulmán de The Montreal Museum of Fine Arts); 4, marfil califal de al-Andalus; 5, de tejido hispanomusulmán de la catedral de Fermo13; 5-1, de fustes del claustro de la catedral de Monreale; 6, de las pinturas de la Capilla Palatina de Palermo. Por lo que se refiere a la decoración naturalista de los otros cojines (7) resulta ser de moda mudéjar toledana con repercusión en la cerámica alhambreña de la segunda mitad del siglo XIV (8) (10), incluido el friso de fino estucado de debajo de los diez supuestos reyes de la Sala de Justicia (9)14 cuya mano ejecutoria sin duda es toledana. Reiterado el (9) en la figura 5 (2) de cuyo escudete se ha borrado la banda cristiana de Pedro I que figura entre dos leones sedentes representados en los cabos de la reunión de los diez supuestos reyes15. Esta figura 5 recoge el origen de las enjutas con ataurique naturalista del arco de entrada a la Sala de la Barca del Palacio de Comares de la Alhambra (7 ) (8). Se inicia este proceso en la sinagoga de El Tránsito de Toledo de hacia el año 1357: friso con roleos de tallos y hojas naturalistas Arte del Islam, Labor, 1961, p, 741. Pavón Maldonado, Arte toledano: islámico y mudéjar, 1973. 11 Pavón Maldonado, Arte toledano y “Nueva aproximación a la data de la Puerta de Bibarrambla y a las pinturas de la Sala de Justicia de la Alhambra (pinturas de los diez personajes árabes)”, Miscelánea de Estudios Árabes y Hebraicos, 53, 2004. 12 Pavón Maldonado, El arte hispanomusulmán en su decoración floral, 19811990. 13 Ciampini, l., “Los dibujos del tejido de la Capa de Fermo: una interpretación simbólica”. Actas XIII Congreso CEHA, I, 2000. 14 Arte toledano. 15 Pavón Maldonado, arte toledano y “Escudos y reyes en el Cuarto de los Leones de la Alhambra”, Al-Andalus, XXXV, 1970; “Notas sobre el escudo de la Orden de la Banda en los palacios de don Pedro I y de Muhammad V”, Al-Andalus, XXXVII, 1972.

de parra (1) como modelo de la portadita de la Capilla Real de Córdoba de 1372 (6) enteramente decorada con decoración naturalista toledana, excepcionalmente

Figura 4. Naturalismo en la Alhambra. Del cojín de uno de los supuestos reyes, pinturas de la Sala de Justicia, A, A-1

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Figura 5. Sinagoga de El Tránsito de Toledo, 1, 3; Capilla Real de Córdoba, 6; enjuta de arco de la sala de la Barca de la Alhambra, 7-8.

aquí los leones heráldicos de testas coronadas, como el leoncillo (4) de yeserías del palacio mudéjar de Tordesillas; el escudo (3) de yeserías de El Tránsito.


Figura 6. Decoración naturalista de El Tránsito, 1, 2; composición vegetal de techo plano de galería del patio de los Leones de la Alhambra.

Siguiendo con el naturalismo toledano de El Tránsito reparamos en el tema vegetal (1) (2) de la figura 6 con el paralelo (3) de techo adintelado de las galerías del Patio de los Leones de la Alhambra. Para finalizar y sin abandonar la sinagoga toledana en el muro de los pies de ella en alto se da friso entre dos ventanas con celosía, aquél con senda repisas o mensulillas por apoyo, por el dibujo y posición semejantes a las de portada de la casa adjunta al Baño Real de la Alhambra de Muhammad III (5) ubicado en la Calle Real Alta (figura 7)16.

Figura 7. Friso con mensulillas debajo, El Tránsito, 1; el paralelo de la portada de los baños de la Alhambra, 2, 3.

3. Sobre los supuestos reyes sentados de la Sala de Justicia

dos personajes de la corte de Ruggero II sentados sobre cojines de cierta altura, no sobre esteras tendidas en el suelo o plataforma como era habitual en multitud de estampas que ilustran marfiles, tejidos, cerámica, yeserías y maderas de arte islámico.

A la derecha uno de los personajes sentados, el dibujo de vegetales del cojín se da en techo pintado de los baños del palacio mudéjar de Tordesillas; sobre el dibujo de dos personajes dialogando dibujo mío de antes de la restauración de las pinturas17. Nuestro personaje está sentado en cojín colocado sobre un bancal corrido con paralelo de la parte cristiana en miniaturas de la Biblioteca Nacional, según publicación de Domínguez Bordona, la ilustración lleva por título “ Sínodo de obispos y eclesiásticos” (s. XIII)18 dialogando dos a dos sentados en banco corrido (ilustración inferior de la derecha). Y de la parte musulmana algunas estampas de las pinturas del techo de la Capilla Palatina de Palermo (s. XII)19 atribuida a artistas islámicos de la banda occidental20 (ilustración superior de la parte derecha ala derecha): Estudios sobre la Alhambra, I. Arte toledano y “Nuevas aproximaciones…”. 18 Pavón Maldonado, Tratado de arquitectura hispanomusulmana III. Palacios, 2004. 19 Monneret de Villard, La pitture musulmane al soffitto della Cappella Palatina in Palermo, Roma, 1950. 20 Pavón Maldonado, Página Personal de Internet, Arquitectura y decoración en el Islam Occidental. España y Palermo.

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Figura 8.


Con el Milenio

Torre de los Abencerrajes/Fotografía Rafael Gómez Benito

LA ALHAMBRA COMO YACIMIENTO LITERARIO José Carlos Rosales

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l recinto monumental de la Alhambra es algo más que un espacio patrimonial o histórico. Pues, como ya he señalado en otros lugares (por ejemplo, en la revista digital Olvidos), “los recintos de la Alhambra y el Generalife tienen una naturaleza múltiple […]. Por un lado representan uno de los yacimientos patrimoniales más fructíferos de la península Ibérica, […] pero al mismo tiempo son un lugar para el recreo y el ocio […] [y] un soberbio pulmón vegetal que adorna y purifica los paisajes y el aire de Granada”. A todo ello podría añadírsele su enorme hospitalidad cultural mantenida con generosidad durante decenas de años o, incluso, esa entrañable capacidad como espacio habitual de juegos infantiles, de escondites, persecuciones o meriendas, y que fueron una de las delicias más entrañables, durante buena parte del siglo pasado, para los


niños de Granada. La Alhambra, por fortuna, tiene muchas naturalezas; y no es extraño que sea de este modo: así suele ocurrir con aquellos espacios patrimoniales que se han mantenido vivos de generación en generación, de siglo en siglo. Una de las múltiples naturalezas de la Alhambra, y tal vez la más fértil, es la que le proporciona la tradición literaria, y no sólo en lengua española. De alguna manera la colina de la Sabika es –también- un yacimiento literario. Prueba de ello es la colección de placas o de lápidas que, repartidas por todo el recinto nazarí (y sus aledaños), nos recuerdan el perfil poético de un espacio que no sería el mismo sin la aportación de las tradiciones poéticas de las dos orillas del Atlántico. Citemos algunas de esas placas conmemorativas, sólo las referidas a los poetas en lengua española que moraron en el recinto, escribieron sobre él o vivieron entre sus muros experiencias que influyeron decisivamente en su labor literaria: en el Generalife hay dos, la dedicada la leyenda del ciprés de la Sultana y la referida a la conversación que mantuvieron en esos lugares el embajador de Venecia, Andrea Navagero, y Juan Boscán. Cerca del Carmen de los Mártires hay una dedicada a San Juan de la Cruz; en una de las torres de la Alcazaba está la dedicada al poeta mexicano Francisco de Icaza. En el paseo central, junto a la fuente del Tomate, está el conjunto escultórico que glosa las tensiones anímicas o conceptuales de Ángel Ganivet. Dedicadas a Francisco Villaespesa hay dos, una junto a la puerta de las Granadas y otra en el jardín de los Adarves. La dedicada a Federico García Lorca se encuentra en la cuesta de los Chinos. En el pabellón de entrada, junto a las taquillas, se grabó con motivo de su centenario el poema que Jorge Luis Borges escribió sobre la Alhambra. Y en la plaza de los Aljibes hay un mosaico que nos habla del Concurso de Cante Jondo que en 1922 organizaron Federico García Lorca y Manuel de Falla. Y aún podríamos citar las palabras de Juan Ramón Jiménez (“se fué a Granada por silencio y tiempo, / y Granada le sobredió armonía y eternidad”) dedicadas a la estancia de Manuel de Falla en la calle Real de la Alhambra, entre 1920 y 1922 (en un primer

momento en la pensión Carmona y,un poco más tarde, en el Carmen de Santa Engracia),antes de fijar su residencia semidefinitiva en la Antequeruela; pues, como todos saben, la guerra civil española de 1936 alteró dramáticamente los planes de Falla, exiliado en Argentina desde septiembre de 1939. Todas estas placas y mosaicos recogen una mínima parte de la memoria poética de la Alhambra (en lengua española), pues son muchos los acontecimientos y visitas que merecerían un gesto semejante. Pensemos en la coronación de José Zorilla como poeta nacional en el palacio de Carlos V (22 de junio de 1889), o en la visita de Rubén Darío a principios del siglo pasado, o en la de la poeta cubana Fina García Marruz, premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 2011. Ya lo dije antes: la Alhambra es un yacimiento literario del que sólo recordamos una mínima parte.Como ya destaqué en otra ocasión, “la Alhambra es una ciudadela de palabras, no sólo de palabras, pero también de palabras, pues al lado de la arcilla y el yeso, junto a materiales tan humildes como el ladrillo, la madera o el agua, las palabras también han contribuido, y decisivamente, a la conformación de este célebre conjunto monumental. Y no estamos pensando sólo en los versos epigrafiados o inscritos en los muros de los palacios nazaríes, nos referimos sobre todo a la palabra poética con la que se ha ido construyendo, siglo tras siglo, una memoria literaria sin la que la Alhambra física y real no sería lo que hoy es […].Sin los innumerables poemas escritos sobre la Alhambra y sus alrededores -de los romances fronterizos de la guerra de Granada al orientalismo más exótico de José Zorrilla, del sensualismo modernista de Manuel Reina a la visión estilizada que del mundo nazarí nos ofrecen los romances moriscos de Ginés Pérez de Hita- nada de lo que miramos en la colonia de la Sabika sería visto de la misma forma; tal vez, en algún caso, ni siquiera sería mirado.” (Memoria poética de la Alhambra, edición de José Carlos Rosales, Sevilla, 2011). Veamos algunos ejemplos referidos al emblemático patio (o palacio) de los Leones. Luis de Góngora (15611627), en su romance dedicado a Granada, escribió:

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[...] Y a ver de la fuerte Alhambra los edif icios reales, en dos cuartos, divididos, de Leones y Comares, do están las salas manchadas de la mal vertida sangre de los no menos valientes que gallardos Bencerrajes, y las cuadras espaciosas do las damas y galanes ocupaban a sus Reyes con sus zambras y sus bailes; y a ver sus hermosas fuentes y sus profundos estanques, que los veranos son leche y los inviernos cristales [...]. El poeta antequerano Agustín de Tejada Páez (1567-1635) estudió en la Universidad de Granada, formó parte de la Academia de Pedro de Granada Venegas y también escribió un romance dedicado a Granada del que recogemos las siguientes estrofas:

[...] Y en patios y salas ricas, ¡qué graciosa el agua clara por las albercas ondea, por las fuentes corre y salta! Y sobre f ieros leones, tallados en piedras albas, ¡con qué aprisa en una pila ondas vierte y f ieras baña!, bastante encarecimiento de no comparable casa, pues leones por lo menos son azacanes del agua [...].

Otro poeta que también residió en Granada fue Agustín Collado de Hierro (1582-1640?). Durante su estancia en la ciudad, escribió un complejo y extenso poema al que tituló “Granada”. Reproducimos una de las estrofas del Libro IX:

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Imagen 1 y 2/Detalles del Testero de la Mezquita del Harén, en los Reales Alcázares de la Alhambra/Litografía/ Colección del Museo Arqueológico de Granada. Imagen3/Puerta del Vino/Litografía/ Colección del Museo Arqueológico de Granada.

Doce leones que de la Marmaria parece que pisaron las regiones y de relieve entero la ordinaria forma de sus reales perfeciones, o todos obediencia voluntaria en el cuarto gentil de los leones, o cada uno de su fuente el Astro, grande copa sustentan de alabastro.


El poeta nicaragüense Rubén Darío (1867-1916) visitó Granada entre finales de 1903 y principios de 1904; la crónica de esa visita fue incluida en su libro de viajes Tierras solares(1904) y a ella pertenecen las siguientes líneas:

[...] El agua por todas partes, en las copiosas albercas, en los estanques que reproducen las bizarrías arquitecturales, en las anchas tazas como la que sostienen los leones del famoso patio, o simplemente brotando de los surtidores colocados entre las lisas losas de mármol. Comprendían aquellos príncipes imaginativos que hablaban en tropos pomposos, que la vida tiene hechizos que hay que aprovechar antes de que sobrevenga la fatal desaparición [...]. Terminemos este rápido recorrido poético por el patio de los Leones con las dos estrofas finales del poema “Salas del patio de los Leones”, del granadino Antonio Carvajal (1943), incluido en su libro Testimonio de invierno (Madrid, 1990):

[...] Corazón encendido de nostalgias, de sueños imposibles, de un deseo que se llamó felicidad y ahora perdió hasta el nombre, el nombre y la f igura con que el alma quedara modelada. Que calla el Dios. Y el hombre, arrodillado, mira el cielo en el agua, ve las nubes romperse y -quieta el agua- transformarse en puro azul de ausencia su mirada. Y cuenta las monedas. Y se vuelve y reposa en la fresca lacería del azulejo quieto: Así, ordenado su pensamiento en simulada estrella, mide la tierra, mide el cielo, mide la duración exacta de sus pulsos, desprecia el oro y sale al patio quieto para aspirar la brisa que le llega de un próximo ciprés, de un Dios perdido.

31 Hay que insistir una vez más: la Alhambra es un yacimiento literario, el lugar donde nos esperan todas esas miradas poéticas que hicieron de los espacios nazaríes lo que hoy son, un lugar múltiple y cambiante, misterioso, diáfano.Esta memoria poética contribuyó, ya desde tiempos remotos, a configurar la imagen que los visitantes-sean propios o extraños, españoles o extranjeros- tienen de la Alhambra, incluso antes de haberla conocido. Bastaría subir una vez más a la colina de Sabika y, recordando los poemas que desde allí se concibieron, mirar y percibirlo.


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Ilustraci贸n/Pablo Ruiz G.


«Soy corona en la frente de mi puerta: envidia al Occidente en mí el Oriente. Al-Gani billah mándame que aprisa paso dé a la victoria apenas llame. Siempre estoy esperando ver el rostro del rey, alba que muestra el horizonte. ¡A sus obras Dios haga tan hermosas como son su temple y su figura» Ibn Zamrak “El poeta de la Alhambra”

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Fin del Especial Calle Elvira con el Milenio del Reino de Granada


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corona, cien UNa

años

Javier Martínez-Cañavate Gallo

“R

EFEMÉRIDES

ecordaremos que es de estilo renacimiento español, de oro y piedras preciosas, y vale 200.000 pesetas. En el borde inferior lleva la siguiente inscripción: El pueblo de Granada costeó por suscripción popular esta corona, que ofrece a su Patrona la Virgen de las Angustias, en el día de su coronación canónica. Granada, 20 de septiembre de 1913”.

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El Defensor de Granada, 16 de septiembre de 1913. El testimonio periodístico refleja la solemnidad de la coronación de la Patrona de Granada, la Virgen de las Angustias. La iniciativa y el empuje de los granadinos en su campaña por la coronación de su patrona terminó felizmente con la aprobación el 30 de abril de 1913 de Giuseppe Sarto, el papa Pío X, fallecido tan solo un año después. La Virgen de las Angustias une a los granadinos, como hizo hace cien años, cuando un grupo de fieles fue capaz de aportar su propio dinero para conseguir una corona para su patrona. Una causa común, algo que hoy parece imposible, logró lo más difícil. En 1913, encabezada por el Arzobispo de Granada, José Messeguer y Costa, una comisión pro-coronación comienza los trámites. Monseñor fue el primero en dar ejemplo, donando las primeras mil pesetas de forma simbólica.

Hablamos de una de las primeras vírgenes coronadas en Andalucía, después de la Virgen de los Reyes de Sevilla y la Virgen de la Cabeza de Andújar. El Año Santo Jubilar Mariano concedido por Benedicto XVI desde el 15 de septiembre de 2012 hasta 31 de diciembre de 2013 nos permite celebrar este centenario de una manera muy especial. La Magna Mariana salió a las calles de Granada, con 33 hermandades de toda la provincia. El 18 de mayo fue un sábado diferente y único, regado por el chispeo del agua, que sofocó la emoción pero la fue acrecentando, embelleciendo la ciudad. Imágenes marianas de Ugíjar, Loja, Motril, Almuñécar, o Alhama acompañaron a la Patrona por las calles de Granada. La imagen de nuestra madre doliente no solo genera compasión y fe, sino que nos empuja a salir a su encuentro, a consolarla en ese trance, que en el fondo no es más que mitigar el dolor que nos invade, porque en un instante nos sentimos a su lado, derramando lágrimas sin remedio. Conmemoramos ahora el centenario de un acontecimiento irrepetible, la manifestación del fervor de los granadinos hacia su Patrona, su protectora. La Basílica es un refugio acogedor para los que rezan y meditan cada día bajo su amparo. Su puerta, en la Carrera, admira a personas frenando su paso y santiguándose


mientras murmuran un Ave María cada minuto, cada hora, cada día. Y cada cien años, todo un logro, celebraremos la coronación canónica de la Virgen de las Angustias, la imagen de Granada y también de sus pueblos. El último domingo de septiembre, cualquier visitante, un turista cualquiera, percibe desde primera hora que no se trata de un día normal. La ciudad se inunda de fe, de curiosidad, de amor, de vida. Madruga para el Rosario de la Aurora, esperando en silencio a su paso. Las calles aguardan impacientes, han visto a millones de granadinos a lo largo de la historia unidos por la Patrona, la madre de todos, confortada por el calor de sus hijos. Granada se vuelca con la Virgen, llueva o truene. Las angustias se convierten en esperanza, y la esperanza en ilusión. El año siguiente estará allí, esperándonos, dando ejemplo de cómo enfrentarnos al dolor interminable y la pesadumbre con entereza. Cuando creemos que se acaba el mundo, nuestro mundo, diminuto y limitado, basta con mirarla a los ojos para sanar el alma. El esfuerzo de Monseñor Messeguer y el grupo de fieles granadinos se tradujo en 1913 en la coronación canónica de la Patrona de Granada, que no es más que una declaración de amor de sus fieles, un abrazo eterno que jamás podrá devolver todo lo que ha dado. Percibimos hoy las coronas como

Nuestra Señora de las Angustias/ colección de José Cecilio Cabello Velasco

algo antiguo, desfasado, que ni siquiera portan los reyes como manifestación de su grandeza. Esta corona es exactamente al revés, porque engrandece lo pequeño, la prudencia, la humildad, el silencio, el hágase en mí según tu palabra. El 20 de septiembre de 1913, día de la coronación, fue un día radiante y soleado después de una semana lluviosa, cuentan las crónicas. En todo este tiempo, Granada y los granadinos hemos cambiado mucho, pero la Virgen de las Angustias siempre ha estado ahí, en su casa, que es la casa de todos. Hasta dentro de otros cien años.

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El arzobispo de Granada monseñor Meseguer y Costa en el momento de la Coronación de la Virgen de las Angustias/Fotografía José Martínez Rioboó/ Archivo de la Fundación Rodríguez-Acosta, donación Martínez Sola

La infanta de España espera el paso de la Virgen/Fotografía José Martínez Rioboó/Archivo de la Fundación Rodríguez-Acosta, donación Martínez Sola

Paso de la Virgen de las Angustias por el arco efímero de Gran Vía/Fotografía José Martínez Rioboó/Archivo de la Fundación Rodríguez-Acosta, donación Martínez Sola

Momento en el que el arzobispo da la bendición al pueblo/ Fotografía José Martínez Rioboó/Archivo de la Fundación Rodríguez-Acosta, donación Martínez Sola


PRODUCTOS DE GÜEJAR SIERRA

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ARTEYPATRIMONIO

LA VILLA ROMANA DE LOS MONDRAGONES Ángel Rodríguez Aguilera

APARICIÓN DEL YACIMIENTO En los últimos meses hemos asistido a la aparición de un nuevo yacimiento arqueológico en Granada que viene a completar el conocimiento histórico que teníamos de la ciudad y su entorno en época romana. Se trata del que hemos venido a llamar como villa romana de los Mondragones, por su emplazamiento en el antiguo cuartel del mismo nombre. Se localiza junto al antiguo cauce del río Beiro, en una zona de descenso suave hacia la Vega de Granada y situado a unos 1,7 km del antiguo núcleo urbano del Municipium Florentinum Iliberritanum, enclavado en la parte más alta del Albaicín1. Su aparición está vinculada a las obras de construcción de un aparcamiento subterráneo, zona deportiva y comercial en la parcela municipal del Plan Especial de los Mondragones que pretende reordenar urbanísticamente los antiguos terrenos del Ministerio de Defensa2. Se encuentra por tanto en una zona periférica del casco histórico y en la que no existían referentes patrimoniales, al menos hasta la fecha. El hallazgo se produjo a principios del mes de enero del presente año, y dado que nos encontramos en las afueras del conjunto histórico, las obras carecían de cautela arqueológica alguna, ya que no

1 Para conocer más sobre la Granada romana en general ORFILA PONS, M., FlorentiaI liberritana. La ciudad de Granada en época romana, Granada, 2011. Para la Antigüedad Tardía, SALVADOR VENTURA, F., Hispania meridional. Entre Roma y el Islam. Economía y sociedad, Granada, 1990, y el trabajo más reciente de ROMÁN PUNZÓN, J., “Algunas consideraciones sobre Eliberri en época Tardoantigua”, Anales de Arqueología Cordobesa, 16, 2005. Para la arqueología en Granada RODRÍGUEZ AGUILERA, A., Granada Arqueológica, Granada, 2001. 2 Los promotores de la obra ha sido la empresa NUOVIT S.L. a quien desde aquí queremos agradecer la paciencia y comprensión mostrada durante el tiempo que han durado los trabajos de investigación arqueológica

Detalle del mosaico con motivo circular/Siglo IV d.C.

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se preveía la existencia de restos arqueológicos. De hecho, si observamos el Plan General de Ordenación Urbana de Granada, comprobamos cómo queda fuera de las áreas de protección. No obstante, la Ley de Patrimonio de Andalucía regula la aparición de los hallazgos casuales, que es la figura a la que debemos vincular los restos excavados en el yacimiento. Tras la aparición de los primeros indicios, que eran muros de mampostería y de sillares de piedra arenisca de gran potencia, se determinó que era necesario realizar una serie de estudios con el fin de valorar la importancia del hallazgo3.

ORGANIZACIÓN DE LA INVESTIGACIÓN Las primeras semanas, el equipo de arqueólogos que hemos participado en la intervención, organizamos unos trabajos previos de limpieza de los perfiles resultantes con el fin de poder hacer un primer análisis, aún muy preliminar. Se dedujo del Vista aérea de la Villa Romana de los Mondragones

mismo que nos encontrábamos ante un yacimiento de época romana, inédito hasta la fecha, y que ocupaba como mínimo una extensión superior a los 5.000 m2. Evidentemente, con estos datos desconocíamos aún la entidad del hallazgo y su importancia. También la incidencia sobre la obra y viceversa, de la obra sobre el Patrimonio Histórico. Era el momento de plantear una investigación de mayor alcance. Para ello, y atendiendo al estado en que se encontraba la parcela en la que ya se habían hecho importantes movimientos de tierras, se dividió en dos zonas. La Zona A era la más próxima a la C/ Ribera del Beiro y en la que se había excavado la mayor parte. La Zona B se corresponde con la parte trasera de la parcela y ocupaba más o menos la mitad de toda su superficie, englobando en gran medida el yacimiento arqueológico. En la primera se documentó una necrópolis de época romana, fechada en torno al siglo I d.C., con varios conjuntos de sepulturas, con distintos tipos de enterramientos y separados entre sí por amplios espacios


ARTEYPATRIMONIO

Vista aérea del mosaico que parte de dos cuadrados/Siglo IV d.C.

vacíos. Formaban parte de la zona periférica del yacimiento y en el que nunca llegó a saturarse su ocupación como lugar de enterramiento. Sin embargo, en la Zona B los resultados fueron mucho más espectaculares. Tras una primera limpieza superficial para delimitar en extensión toda la superficie y obtener una primera planta de los edificios allí enterrados, procedimos a su excavación en extensión. Para poder abordarlo con una metodología científica procedimos a crear 7 áreas de excavación atendiendo a los conjuntos estructurales homogéneos. Los resultados de la investigación nos mostraron parte de una villa romana, con una cronología que abarca desde el siglo I d.C. hasta los siglos VI-VII

3 La intervención se ha realizado con un equipo de arqueólogos formado, además por el que firma, por José M. García-Consuegra Flores, Julia Rodríguez Aguilera y María Pérez Tovar. También hemos contado con la colaboración de Purificación Marín Díaz para el análisis de los mosaicos y de Ángela Martín Sevilla en el estudio antropológico 4 Actualmente, sólo está excavado parcialmente, quedando pendiente la finalización de la intervención en este sector que es, además, el que será puesto en valor e integrado dentro de la obra.

d.C., con una ocupación casi ininterrumpida. Este hecho convierte el yacimiento en un magnífico lugar para poder investigar y conocer la transición del Mundo Antiguo a la Antigüedad Tardía y Edad Media en el caso de Granada, del que desconocemos gran parte de este proceso. Pero antes de insistir más en esta cuestión, veamos algunos de los elementos más significativos de la villa.

LA VILLA ROMANA DE LOS MONDRAGONES En primer lugar nos encontramos ante un asentamiento de planta muy regular y compacta ya que se han podido delimitar al menos dos de sus muros de cierre, con una fachada y acceso por el sur y otra por el oeste. Interiormente, y siguiendo el eje suroeste-noreste, existe un vial o calle que divide en dos la finca. En la zona más oriental se concentran espacios artesanales y en la occidental la mayor parte de los edificios.

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de producción que tuvo dicha villa, pues las conocidas hasta ahora son de una o dos5. En el extremo norte excavamos parte de la casa del propietario, o al menos algunas de sus dependencias. El molino y la domus quedaban separados por un espacio abierto, a modo de plaza, para aislar y separar las zonas domésticas de las de producción, evitando los ruidos y olores, siempre molestos.

Detalle del mosaico que parte de dos cuadrados/Siglo IV d.C.

Destaca la existencia de una gran molino de aceite que tras su excavación4 se nos presenta como un magnífico ejemplo en el que se identifican sus partes más singulares, como son el torcularium que es la zona de prensado, la cella olearia, o almacén con depósitos para el aceite y su decantado, y el tabulatum, o espacio destinado al almacenamiento y tratamiento de la aceituna de forma previa a su manipulación para obtener el aceite.

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Es especialmente llamativo que en este yacimiento las zonas de prensado, o arae, son -a diferencia de los conocidos en la Vega de Granada- de piedra de Sierra Elvira y no de ladrillo, evitando de esta forma que el aceite fuera absorbido por la cerámica. Están circundadas por un canal que termina en un conducto, también de piedra, que vierte por medio de una gárgola en la cella olearia. Consta de cuatro prensas, lo cual nos indica el elevado nivel

La vivienda responde al tipo de casa con peristilo, es decir, con patio central rodeado de columnas, si bien estas últimas ya habían desaparecido en su totalidad, probablemente objeto de expolio tras el abandono del asentamiento. El patio central tiene un estanque rectangular en el centro con exedras en el centro de cada uno de sus lados. Originalmente fue diseñado como un jardín con dos zonas de cultivo diferenciadas, manteniendo esa estructura de exedras, si bien en un momento más tardío, en torno al siglo IV d.C., se transformó en un estanque con fuente en el interior. A este mismo momento pertenece la dotación de mosaicos en las estancias principales. Son sin duda, unos de los elementos más llamativos de la excavación y se han documentado restos de al menos 6 mosaicos. Los que mejor estado de conservación presentaban son los de las aulas o estancias que cerraban la casa por el oeste. Se trata de dos mosaicos con decoración geométrica y policromada. Uno de ellos desarrolla su diseño

5 Las más conocidas son las de Armilla, La Zubia, Híjar y Las Gabias. También en las proximidades del pantano del Cubillas se conocen y se han excavado algunas, como la del Cortijo del Canal. 6 Aparecieron varias monedas en la preparación del mosaico, una de ellas de la época de Julio II, fechada entre el 355 y el 360 d.C.


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partiendo de dos cuadros centrales, mientras que el otro lo hace desde un motivo circular. Son frecuentes los motivos de triple sogueado, ruedas, elementos geométricos y otros de inspiración vegetal. Fueron instalados en las estancias con posterioridad al año 355-360 d.C.6 inutilizando el sistema de calefacción de las habitaciones y bajando la cota del pavimento por debajo de la del patio. En el extremo sur, y junto al patio, documentados una estancia con dos ábsides, uno en cada extremo, interpretada como pequeño triclinium, o comedor. Como hemos dicho anteriormente el yacimiento muestra una dilatada ocupación, y después de la fase de crecimiento y monumentalización del siglo IV d.C. asistimos a un proceso de cambio muy importante. Algunas de las antiguas dependencia del molino se transforman en espacios domésticos, se dividen y reducen las estancias, se ocupan zonas anteriormente edificadas utilizando técnicas constructivas mucho más pobres y se crea un cementerio en época tardía que llega hasta el siglo VI d.C.

CRISTIANISMO Y CEMENTERIO EN ÉPOCA VISIGODA Junto a la fachada de entrada a la villa por el sur se concentra la mayor parte de los enterramientos. En este sector se han excavado un total de 65 tumbas, la mayor parte con inhumaciones múltiples en su interior, ya que el número provisional de individuos asciende a 1357. Pero lo que es más significativo es que existe una clara intencionalidad de concentrarse en este lugar por la existencia de un edificio singular. Construido en el siglo VI d.C., sobre una zona ocupada por el vertedero de la villa, sólo se conservaba su cimentación. Tiene planta rectangular y en su interior tuvo un diseño tripartito con bóveda central, ya que se ha excavado los cimientos de cuatro pilares cruciformes. Las estancias laterales quedan ocupadas por enterramientos, quedando exento el centro del edificio. La funcionalidad del mismo es difícil de determinar con precisión, debido al elevado grado de destrucción y expolio, pero podría tratarse de un pequeño oratorio privado que derivó con el paso del tiempo en un lugar de culto de las primeras comunidades cristianas.

Tumba con restos humanos/Época visigoda

INVESTIGACIÓN PARA EL FUTURO DE LA VILLA DE LOS MONDRAGONES El registro arqueológico nos indica que el yacimiento debió abandonarse alrededor del siglo VII d.C., si bien es una incógnita conocer en este momento si este hecho afectó a todo este asentamiento o sólo a este sector ya que se ha demostrado que su extensión supera lo investigado por nosotros. Futuras intervenciones y excavaciones en las parcelas colindantes nos ayudarán a completar y conocer mejor este yacimiento arqueológico, tan singular, que permite hacer un recorrido por una parte importante de la historia de Granada, probablemente la menos conocida.

7 El número total de individuos es provisional, y la caracterización de la población (edad, sexo, patologías etc..) se encuentra en proceso de estudio. El análisis antropológico corre a cargo de Dña. Ángela Martín Sevilla.

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LÁPIDAS CONMEMORATIVAS EN EL ALBAICÍN José Luis Garzón Cardenete

Las inscripciones conmemorativas que esmaltan las calles y plazas de nuestra ciudad pretenden ser la crónica de las noticias que nuestros antepasados dejaron escritas para nuestro conocimiento y memoria. Es en los barrios más antiguos donde encontramos una mayor riqueza de estos documentos, que –aunque puede haber de muchos tipos– lo más usual es que evoquen a vecinos que los habitaron, y cuanto más popular sea la zona, más amplio será el catálogo de los recuerdos que han quedado fijados en sus muros y paredes.

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Un paseo reposado y con los ojos bien abiertos por una barriada granadina tradicional –el Albaicín, por ejemplo– nos llevará a encontrar decenas de estos testimonios materializados en muy diferentes materiales. Los soportes sobre los que se plasman estas memorias son también de muchos tipos: mármol, piedra, bronce, cerámica, cobre, e incluso –más modernamente– acero inoxidable. Si elegimos como único soporte la cerámica, nos encontramos placas de diferentes procedencias, capitaneadas por –como apuntaba en 1922, el escritor José Mora Guarnido– “… nuestra chiquitita, modesta, original y peculiar Fajalauza”, como resulta lógico.

Así que, para aportar un testimonio de las lápidas granadino albaicineras realizadas en cerámica –y por razones de espacio– vamos a reducirlas a cuatro que se pretende que sean representativas, de diferente temática y realizadas por diferentes talleres. Aparecen ordenadas por antigüedad y se fija su ubicación por si algún paseante curioso decide buscarlas: SAN BUENAVENTURA La placa da nombre a la calle, en cuyo número 24 se encuentra. Se trata de un espacio notable, ya que cuenta con varios edificios moriscos de índole doméstica –propios del siglo XVI– en uno de los cuales se encuentra el azulejo policromado que ocupa su asentamiento original, con la iconografía de San Buenaventura. Posiblemente sea la muestra más interesante de todas las que se conservan en este histórico barrio. Se trata de una cerámica que mide 82 x 61,5 cm y está compuesta por doce mosaicos. Presenta una decoración muy colorida y debe proceder de algún


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alfar trianero, pudiendo fecharse en el siglo XVIII. Aparece roto y descascarillado, lo que resulta normal, teniendo en cuenta que lleva a la intemperie más de trescientos años. En su parte inferior presenta la inscripción siguiente:

testimonio como segura protección social. Poco más se puede decir. ANDRÉS MANJÓN Y MANJÓN Sacerdote y pedagogo. Sargentes de la Lora (Burgos), 1846/ Granada, 1923.

S. BVENA BENTURA, ADEVOCIÓN DE MIGUELBERDEXO, Y DE TOMASA BALLESTER. San Buenaventura fue un santo que alcanzó las dignidades de obispo y cardenal. De nacionalidad italiana, en cumplimiento de un voto que su madre hizo de consagrarlo a Dios si salía de una grave enfermedad que padeció en su niñez, tomó el hábito de San Francisco. Con treinta y cinco años, destacó de tal manera en ciencia y santidad que fue elegido ministro general de su orden.

La placa que fija el recuerdo del sacerdote burgalés mide 112 x 143 cm, está compuesta por 25 azulejos y se puede admirar en el Paseo del Padre Manjón, nº 4. Se trata de una producción trianera, específicamente del alfar Mensaque, Rodríguez y Cía. Fue colocada en noviembre de 1925, merced a la iniciativa de un grupo de avemarianos de Sevilla, admiradores del maestro.

La relación espiritual que ha podido existir entre los promotores de la lápida y el santo reproducido se ignora. Cabe la posibilidad de que debieran algún favor de tipo religioso al franciscano o quizás – siendo cristianos nuevos y para evitarse problemas con su entorno– colocaron el piadoso

1846 +1923 PASEO DEL P. MANJÓN ESCUELAS SEMINARIO DEL DE AVE MARÍA MAESTROS 1888 1905

La correspondiente inscripción reza:

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Don Andrés Manjón, de familia de campesinos pobres, estudió en el Seminario de Burgos, aunque renunció a recibir las órdenes religiosas. Entre los años 1869 y 1872 se doctora en Derecho y Teología en Valladolid y finalmente gana la cátedra de Derecho canónico en Santiago de Compostela. En 1880 aparece en el mismo puesto en Granada, donde trabajará durante 38 años. En 1885, es nombrado catedrático en la recién creada facultad de Derecho de la abadía del Sacromonte y posteriormente canónigo de la misma y ordenado sacerdote. Un día, desde el interior de una cueva, oye canturrear la doctrina cristiana a unas niñas y entra en contacto con su maestra –la maestra amiga para don Andrés, antigua hospiciana, madre de tres hijos y tomada por loca– y de ella escribe: Aquella pobre e ignorante mujer me enseñó mucho más que los amigos sabios y cuerdos… Y para redimir a los abundantes niños y jóvenes marginados del Sacromonte, funda unas escuelas al aire libre: las del Ave María, donde se ocupa de su enseñanza y educación con una pedagogía propia. PEDRO SOTO DE ROJAS Sacerdote y poeta. Granada, 1584/1658. El barro que recuerda a este ilustre granadino está colocado en el lugar donde vivió: Casa de los Mas-

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carones en la calle Pagés, nº 20. Sus dimensiones son 60 x 60 cm –formado por nueve azulejos de cerámica de Fajalauza– con decoración en azul cobalto. La pieza procede de la albaicinera Fábrica San Antonio y fue magistralmente dibujada por el artista –también granadino– Hermenegildo Lanz. Para completar la información sobre la lápida cabe decir que se colocó el 28 de octubre de 1926, como iniciativa de la Tertulia literaria El Rinconcillo. La inscripción que recuerda al poeta reza: En esta casa tuvo su “Paraiso” en el siglo XVII el poeta granadino D. Pedro Soto de Rojas Julio de 1926 Soto de Rojas estudia Cánones y Teología en su ciudad natal y posteriormente marcha a Madrid donde se relaciona con la aristocracia, llegando a ser secretario del Conde-Duque de Olivares, al tiempo que contacta con los círculos de Lope, Góngora y Vélez de Guevara de cuyo barroquismo estuvo siempre muy influido. Se ordena sacerdote y en 1616 –gracias al Conde-Duque– retorna a Granada transformado en canónigo de El Salvador y más tarde es nombrado letrado del Santo Oficio. Su labor en estos cargos le conducen a confrontaciones con el cabildo granadino que le acaban llevando a la cárcel.


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Desengañado y lleno de pesadumbre decide recluirse en sí mismo para lo cual se construye un carmen en el Albaicín, donde vivirá el resto de sus días, y donde escribirá la mayor parte de su obra, en la que destaca Paraíso cerrado para muchos, jardines abiertos para pocos. Para Federico García Lorca la más exacta definición de Granada. TRINIDAD GARCÍA ROLDÁN Ama de casa Granada, 1924/1988. La lápida se encuentra en la fachada de la casa nº 15 de la calle Horno de San Agustín. De una sola pieza y dimensiones 29,5 x 34,5 cm, sale de la Cerámica M. Yedra, del mismo Albaicín. Se coloca en marzo de 1989 –con motivo del fallecimiento de Trinidad– por iniciativa de Evaristo Sánchez Barros, su marido. Es, sin duda, uno de los recuerdos más humanos y conmovedores que se pueden ver en todo el barrio. Dice así: Aquí vivió, Trinidad García Roldán albaicinera legítima por sus cuatro costaos. Hay cosas que se van y vuelven, pero hay cosas que se van y no vuelven y Trinidad se fue para no volver jamás. Su esposo Evaristo 1924/1988

En el año 1948 –iglesia de San Bartolomé– Trini, una gentil carnicera, contrae matrimonio con Evaristo, un flamante camarero. Van a estar unidos cuarenta años y tendrán dos hijos. La vida de la pareja transcurrirá siempre en el ambiente apacible del Albaicín. Sus virtudes humanas, su gran simpatía natural, su trato afable y abierto, junto con su trabajo en la carnicería hacen de la albaicinera una persona muy conocida y querida en todo el barrio. Cuando su compañera muere, Evaristo, como testimonio del cariño que siempre sintió por ella, decide materializar su memoria y, tras redactar un emocionado texto de recuerdo, encarga el azulejo en el mismo barrio y un amigo lo fija en el reposado rincón, testigo de tantas horas felices, donde se puede ver.

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ASESORÍA FISCAL Y CONTABLE

J. Javier Arévalo López ECONOMISTA ASESOR FISCAL

50 C/MARQUÉS DE LA ENSENADA, 2 ESCALERA B-1ºC 18004 GRANADA javierarevalo@economistas.org

Telf: 958 26 36 55 Fax: 958 26 68 62 Móvil: 652 917 956


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CASA GARCÍA DE VIEDMA

EL NACIMIENTO DE UN

MUSEO EN PLENA CRISIS

VENANCIO GALÁN CORTÉS

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Y todo esto debido a la crisis económica en la que el país está sumido desde el año 2007 y que no se sabe cuándo saldremos. Pero a la par que nacía esta devastadora situación económica nacía en la localidad granadina de Armilla el Museo Etnográfico Casa García de Viedma, un museo por y para el pueblo, comenzando en 2008 la gestión del mismo, llevando a cabo para ello la rehabilitación de un inmueble del siglo XVIII perteneciente a una familia de terratenientes de este pueblo, los García de Viedma, existiendo un enorme interés por parte del Ayuntamiento en dotar a su pueblo con un museo que mostrase no solo la historia del pueblo en sí, sino también, con la intención de recuperar la memoria de las gentes del lugar y para ello decide rehabilitar una de las pocas casas solariegas que quedan en este municipio de la Vega Granadina para albergar una colección de objetos donados por el pueblo. La rehabilitación del edificio ha sido realizada por el arquitecto Fernando Arellano Cariñanos y su equipo, con un presupuesto muy ajustado. Dicho equipo ha respetado en su totalidad la tipología de la casa a pesar de las vicisitudes encontradas en ella, siendo la recuperación de la conocida como la parte “vieja” del edificio, lugar donde está ubicado el museo propiamente dicho, (IMAGEN 1) una larga y ardua labor por cómo se encontraba debido al abandono y al

s muy difícil en los tiempos que corren la inversión de dinero en temas culturales y mucho menos en la realización de un museo, cuando vemos que la cultura es uno de los primeros pilares en los que recortan los políticos en época de crisis. Muy lejos han quedado ya las grandes exposiciones, el llamamiento de arquitectos de renombre en concursos internacionales para la creación o ampliación de algún museo, muy lejos ha quedado la foto del político de turno y su presencia en la mayoría de los medios de comunicación corriendo la cortinita roja de la placa inaugural.


paso de los siglos, y donde se han recuperado seis estancias de la casa: las cuadras, la sala de aperos y labranza, la habitación de las tinajas y la cocina, todas ellas ubicadas en la parte inferior de la misma, la sexta estancia rescatada ha tenido lugar en la parte superior de la casa y correspondía al antiguo pajar usado como sala de exposiciones temporales bajo el nombre de Sala Miguel Hernández. Junto al trabajo de recuperación arqueológica de muros, techumbres y elementos sustentantes se proyectaron nuevas salas con diversos usos y se procedió a la modernización del edificio adecuándolo a los nuevos tiempos y a que cumpla su nueva función social, eliminando para ello barreras arquitectónicas y dotándolo de un ascensor. La inclusión de elementos totalmente modernos a modo decorativo, como es el uso del acero corten, ha sido un total acierto por parte de este equipo de arquitectura y que usado en su justa medida como es el caso (IMAGEN 2) trasmite al visitante un diálogo entre la modernidad y la tradición arquitectónica donde se aprecia una evolución en la historia de la arquitectura no solo mostrando la diversidad de los materiales constructivos sino también el gusto de la sociedad. Ha sido tal la sensibilidad que ha tenido el arquitecto y su equipo a la hora de llevar a cabo la recuperación de todo lo que le ha sido posible, que incluso cuando han

La Provincia

En la localidad granadina de Armilla se encuentra el Museo Etnográfico Casa García de Viedma, un museo por y para el pueblo

tenido que levantar muros los han integrado con los restos que quedaban en pie. Han seguido fidedignamente los parámetros de la restauración actual, usando el modelo original para realizar una copia casi mimética de los materiales de modo que muestren al visitante de forma sutil cuál es el original y cuál la restauración. Tengo que decir que bajo mi punto de vista como historiador del arte agradezco e invito públicamente a esos arquitectos que deciden “dejar su huella” de forma espantosa e irrespetuosa con la obra llegando incluso al punto de destruirla en su totalidad que éste es el modo adecuado de realizar la rehabilitación de un edificio y que aun usando nuevos materiales es posible crear un diálogo perfectamente aceptable y entendible siempre que el papel protagonista lo tenga el edificio histórico y no la intervención que se haga. La superficie total recuperada tras la intervención ha sido de dos mil cuatrocientos diez metros cuadrados de terreno respecto a la casa siendo la superficie útil de la misma doscientos metros cuadrados. El museo: La casa García Viedma tiene como objetivo ofrecer a la ciudadanía una multiplicidad cultural y para ello cuenta con diversas estancias como una biblioteca municipal, un salón de actos, tres patios previstos para la realización de actividades culturales

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de diversa índole, además de cuatro grandes salas de exposiciones temporales y el museo etnográfico propiamente dicho compuesto por las cuadras, la sala de aperos y labranza, la sala de las tinajas y la cocina. El término museo etnográfico es un término que a lo largo de la historia ha sido, y en cierta medida sigue siendo un problema. La aparición de estos museos tiene lugar durante la segunda mitad del siglo XIX y serán una constante hasta día de hoy. Ese sentimiento identificativo que nace a finales del XIX y que se asienta en el siglo XX con el fin de mostrar la singularidad de un pueblo, es algo que a día de hoy sigue patente en estos museos los cuales tienen como fin mostrar al público su propia identidad, dar a conocer su propio modelo de vida, algo que vemos de forma indiscutible en este museo donde se intenta mostrar el modo de vida de un pueblo, el armillero, a través de una colección de objetos donados o legados por los vecinos del lugar de forma totalmente desinteresada para mostrar al visitante

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el modo de vida que antaño tuvieron sus antepasados. Objetos que van desde aperos de labranza a objetos domésticos, como pueden ser utensilios propios en las matanzas, testigos mudos del paso de una época que poco a poco va cayendo en desuso y posiblemente caerá en el olvido. Herramientas que nos trasportan a vivencias relativamente cercanas en el tiempo ya que en algún momento de nuestra vida hemos asistido a una matanza familiar o vecinal pero que seguramente, y por desgracia, generaciones venideras solo verán estos utensilios como objetos en un museo. Ha sido la historiografía y la ciudadanía en general los culpables de que no veamos estos museos como tales, debido a la colección que exponen ya que el ser humano tiende a ver museo donde existen objetos catalogados como obras de arte relacionando esta catalogación a pintura y escultura y no consideramos dignas de esta mención herramientas o utensilios, cerámicas u objetos que todos podemos tener en casa y que han sido utilizados por nuestros antepasados más cercanos de forma diaria. Esta visión es una problemática a la hora de gestar un museo etnográfico, pero que en Armilla no ha sido tenido en cuenta por su ciudadanía los cuales se han convertido en modernos mecenas del Siglo XXI, con el simple gesto de ceder parte de sus objetos personales a la institución. Un museo etnográfico al igual que cualquier otro tipo de museo, no debe ser la acumulación de objetos. De nada sirve la recreación de una sala varias veces y de nada sirve que en una misma sala exista el mismo utensilio de forma repetida. El resultado de una acumulación inútil es el aburrimiento y el cansancio que tendrá el público tras visitar el museo y para que esto no ocurra es necesario realizar una selección pues hay

La aparición de estos museos tiene lugar durante la segunda mitad del siglo XIX y serán una constante hasta el día de hoy


La Provincia que tener en cuenta que no es necesario la exposición de muchos objetos sino que la forma en la que se exponen sea clara, algo que aquí se ha hecho de forma exhaustiva gracias a la labor de la Historiadora del Arte Victoria E. Sánchez Ramos, responsable del museo, y “museógrafa” del mismo. Se aprecia en el museo que su selección es la adecuada no solo al discurso que el museo quiere trasmitir sino también que se adecua al espacio en el que están expuestos los objetos siendo la única sala en la cual no existe ningún elemento expositivo la conocida como sala de las tinajas (IMAGEN 3) en la cual se encuentran enterrados en el suelo seis grandes recipientes que según los estudios que se han y se están realizando de las mismas pueden estar datadas en el Siglo XV. Seis tinajas de más de dos metros de profundidad que servían para almacenar diferentes tipos de alimentos, tinajas en las que aparece el alfar con forma de estrella jaspeada y de cruz lo que ayuda a realizar una datación aproximada. Esta sala encierra un secreto más; la presencia de señales en los muros tales como cuentas de las algarrobas y un dibujo de un caballero parecido al del escudo que hay en la fachada de la casa, testigos mudos recuperados gracias a la buena rehabilitación de esta estancia. Pero este museo sigue creciendo y tiene una planificación para el futuro con el fin de conseguir unos objetivos tales como la recuperación de la memoria de las personas mayores que vivieron en la casa. Este museo quiere llegar a ser un centro de divulgación cultural y pedagógica. Pretende aumentar la oferta cultural del municipio, la creación de un fondo y un archivo del museo catalogando para esto las piezas del mismo. En resumen tengo que decir que es cierto que estos museos presentan una problemática

Datadas en el Siglo XV, seis tinajas de más de dos metros de profundidad que servían para almacenar diferentes tipo de alimentos

en muchos ámbitos como ya se ha comentado, pero hay que tener en cuenta que, a pesar de la negativa que tienen los antropólogos frente a estos museos como método de estudio científico del ser humano y de la sociedad de una determinada época, es una forma de conocer el contexto cultural, social, y el comportamiento de una sociedad; a pesar de que los historiadores del arte los veamos como museos de “segunda fila” por no tener obras de arte y de que hasta nos sorprenda que exista un catálogo con objetos expuestos debido a esa falta de “valor” de la cual nosotros mismos somos los culpables, a pesar de todo lo comentado lo que sí es una realidad es la aceptación que tienen estos museos para la mayoría del público debido a la cercanía que siente gran parte del mismo con los objetos expuestos. Estamos ante un joven museo, La Casa García de Viedma a cuyo frente está una joven responsable Victoria E. Sánchez a la cual le doy un humilde consejo tomando una cita de Frédéric Mistra de 1899, un poeta francés que al ver un museo etnográfico del sur de Francia exclamó: “Es la mejor lección de historia y patriotismo de apego al territorio y de amor a los antepasados que puede darse a todos”. Si sigues por el camino por el que vas, Victoria, conseguirás que esta cita en el Museo Etnográfico de Armilla sea una realidad. Y al lector le digo que merece la pena visitarlo y que lo pueden hacer de Jueves a Sábado por la tarde de 18: 00 h. – 21:00 h. y Sábados y Domingos por la mañana de 11:00 h. a 14:00 h. en la plaza de la Aurora en Armilla

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MESA DE LEÓN EN LAS MAZMORRAS DE LA AUDIENCIA DE GRANADA Francisco Gil Craviotto

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n 1886 –el año en que viene al mundo Alfonso XIII- Juan Pedro Mesa de León, después de una larga temporada en Almería, está de nuevo en Granada. Poco después de su llegada, el 22 de mayo de 1886, aparece La Publicidad, diario político republicano independiente. Su director es Mesa de León. Desde su primer número el periódico hace gala de su republicanismo que lo pregona a los cuatro vientos y con una osadía que roza la temeridad. Así es posible leer en su editorial: Ese ideal político es la República, pues entendemos que es la única forma en que pueden hacerse efectivos los derechos, y al decir derechos, libertades a que el hombre es acreedor. El joven Mesa de León siguió publicando artículos inflamados de republicanismo hasta que el 28 de septiembre, aparece en primera página el siguiente


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Juan Pedro Mesa de León/Óleo/Lienzo/Juan García Pedraza

titular: Denuncia de la “Publicidad” y prisión de nuestro Director. Estaba claro que el Poder había decidido poner punto final a tales excesos. ¿Qué ha ocurrido? La razón invocada, como muy bien precisa La Publicidad, es el artículo de fondo titulado El Ejemplo. Pero, ¿que hay detrás de todo esto? Para responder a esta pregunta es preciso hacer marcha atrás algunos meses. Recordemos: El día 17 de mayo de 1886 viene al mundo el futuro Alfonso XIII y el 19 de septiembre, tiene lugar la intentona de Villacampa que, después de un saldo de varios cientos de muertos, terminó en un rotundo fracaso. Tal intentona pone al rojo vivo la situación de los republicanos españoles. El trago más amargo llegó cuando los consejos de guerra dictaron los severos fallos que eran de esperar. El brigadier Villacampa, el teniente González y los sargentos Velázquez, Cortés, Bernal y Gallego fueron condenados a muerte y a reclusión militar perpetua unos trescientos procesados. La única puerta abierta que quedaba para salvar a estos infelices -el verdadero comandita-

rio, Ruíz Zorrilla, quedaba a buen recaudo en su exilio de Francia- era el indulto. La prensa republicana que, dada su mínima audiencia, hasta entonces habían gozado de una gran tolerancia por parte del Gobierno, ahora empieza a ser vigilada muy de cerca por los fiscales gubernamentales. Antes de que el joven Juan Pedro Mesa de León pisara la cárcel de la Audiencia de Granada, ya lo habían hecho en Madrid los directores de El Liberal y otros periódicos republicanos de la capital que fueron los primeros en reaccionar. A pesar de estos precedentes, nuestro joven director decidió coger el toro por los cuernos y el día 28 de aquel mes de septiembre apareció en la primera página de La Publicidad el polémico artículo que daría con sus huesos en la cárcel. Al analizar hoy aquel editorial de Mesa de León, uno queda gratamente sorprendido ante su habilidad de argumentación y sutileza de su pluma. Merece la pena comentarlo. Podemos dividirlo en cinco partes claramente diferenciadas:

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Portada del libro Mesa de León un periodista entre dos siglos (1859-1937)/Francisco Gil Craviotto

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a) Introducción. El periodista pone al corriente al lector del luctuoso suceso. b) Alegato contra los jueces militares. ¿Quiénes son los jueces que disponen de la vida de esos desventurados?, se pregunta Juan Pedro. Pues los mismos -responde al lector- que momentos antes combatían contra ellos. A partir de este momento queda claro que la imparcialidad de estos jueces deja mucho que desear. c) Exhortación contra la pena de muerte en general y, de una manera muy especial, cuando se aplica por motivos políticos, que termina calificándola de “barbarie de los tiempos de la Edad Media, conservada en los tiempos modernos que se jactan de su progreso y civilización. d) Entronque con la situación española de los últimos años, con unas alusiones muy claras a Sagasta -en ese momento en el poder- y unos dardos muy bien afilados contra los conservadores que, desde la oposición, azuzaban al Gobierno para que hiciese uso del rigor y el escarmiento. “España, es sin duda, -nos dice- la nación donde más sangre se ha vertido por causas políticas”.

e) Una llamada a la misericordia, desde el escepticismo, que se podría resumir en el siguiente axioma: sólo los hombres superiores son capaces de perdonar. Pide misericordia para los vencidos, no porque sean republicanos, sino simplemente porque son personas. Termina con una frase terrible, alusiva a los comienzos del reinado del recién nacido rey Alfonso XIII: Primera ola de sangre, que baña la cuna de un niño. El juez que, cumpliendo órdenes de arriba, fue a intervenir los números de La Publicidad y a detener a su director, ni remotamente pudo vislumbrar la propaganda que, sin proponérselo, le hacía al periodista y al periódico. En el número del día 28 de septiembre La Publicidad da cuenta de la detención de su director y el 29 puede anunciar a toda plana la cantidad de personalidades que han pasado por la prisión de la Audiencia a visitar al detenido. Entre ellos, nada menos que Mariano de Cavia de visita en Granada. Al día siguiente, 30 de septiembre, la lista se amplía


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Josefina, prima de Juan Pedro y después su esposa Mesa de León, a los 29 años

con nuevas visitas. Entre ellas tres comisiones de estudiantes. También aparece una nota muy importante: el eminente jurisconsulto y profundo filósofo don Nicolás Salmerón y Alonso se va a encargar de la defensa de nuestro querido director. ¿Le interesaba al Poder hacer del director de La Publicidad un nuevo mártir de la causa republicana? En modo alguno. Mucho menos que Nicolás Salmerón tomase cartas en el asunto y transformase la defensa del detenido en una tribuna de exaltación republicana. Por otra parte, ¿No había comenzado la reina Regente por conceder el indulto a los que habían intentado terminar para siempre con la monarquía? El 6 de octubre podemos leer en el mismo periódico: Ayer, a las cinco de la tarde, recobró bajo fianza la libertad nuestro muy querido director don Juan Pedro Mesa de León.

¿Había llegado al fin, tras una semana en las mazmorras, la deseada paz para Mesa de León? En modo alguno. Sus enemigos dejaron pasar unos meses hasta que el asunto quedara lo suficientemente olvidado y, en los comienzos de abril del año 1887, le enviaron un matón que, estaca en mano, le proporcionó tal paliza que lo mantuvo más de un mes en la cama. Tiempo más que suficiente para comprender que sus enemigos jamás lo dejarían en paz y que su mejor solución era largarse. La naturaleza también andaba revuelta: el día 14 de mayo de aquel lejano año 1887, a las tres de la tarde, el cielo descargó una terrible tormenta de agua en Granada que a las seis de la tarde provocó varios reventones del embovedado del río Darro con la consiguiente inundación de toda aquella zona. Unos días después Juan Pedro Mesa de León abandona Granada.

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MANUEL MORELL GÓMEZ, UN INVESTIGADOR AFICIONADO, ENAMORADO DE GRANADA Elena Fernández Morell

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odría tratar de hablar sobre Manuel Morell Gómez solamente como un investigador apasionado por Granada, su ciudad de origen y donde vivió toda su vida, pero no es posible para mí separar esta faceta de mi relación con él, mi abuelo, con quien estuve trabajando y a la par aprendiendo durante un corto espacio de tiempo, ayudándole a ordenar algunos de sus documentos y trabajos, y quien me transmitió una gran admiración por la historia de Granada y sus gentes, siendo para mí una gran ayuda en muchos de mis proyectos como estudiante de Historia del Arte. Hijo de José Morell Cuéllar y Mª del Carmen Gómez Rodríguez, nació en Granada en 1927, donde vivió y trabajó casi toda su vida, concretamente en la Carrera de la Virgen. Estudió Ciencias Químicas licenciándose en 1950 y se incorporó a trabajar en el negocio familiar, una empresa fundada por su padre en 1926 de venta de material y maquinaria eléctrica, que contaba con unos almacenes en Carrera del Genil nº 20. El 22 de septiembre de 1955 se casó con Soledad Parera Vialard, hija del farmacéutico y concejal del Ayuntamiento Don Antonio Parera Riquelme y de Soledad Vialard Márquez, con quien tuvo diez hijos. A pesar de su afición por todo lo que estuviera relacionado con Granada, poco pudo Manuel Morell dedicarse a la tarea investigadora durante toda su vida laboral, actividad que, unida a ser padre de una gran familia, ocupaba prácticamente todo su tiempo. Hubo de limitarse pues a ir guardando toda la información que llegaba a sus manos sobre Granada, así como documentos de algunos miembros de su familia que ya anteriormente se habían ocupado de guardar, escribir, e investigar sobre lugares y gentes de Granada. Sería una vez jubilado, cuando pudo tener una dedicación casi exclusiva a todo lo que expondré a continuación, siendo gran parte de ello fruto de haber ido guardando toda su vida documentos que pudieran ser de interés, especialmente procedentes de su abuelo, Don Luis Morell Terry, ingeniero agrónomo, sobre cuyas obras mi abuelo trabajaría para editarlas, unas como facsímiles, otras inéditas. Lo primero que vio la luz (en 1978) fue una edición facsímil de “El Corpus de Granada de 1741”, que reproduce la obra que dedicara Manuel Morell Gómez/Fotografía Torcuato Recover Soler

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Siluetas a Granada el P. Bernardo Rodríguez, presbítero de los clérigos menores y que constituye un documento histórico sobre nuestra ciudad que nos acerca a tan emblemática e importante fiesta. Sin embargo, es a finales de la década de los ochenta, tras la jubilación, cuando mi abuelo puede dedicarse por fin a la tarea investigadora y trabajar con los documentos que con tanto mimo había ido conservando. Comenzó por el entorno más cercano visitando a diario durante varios años el Archivo Eclesiástico de Dílar y luego el de su Ayuntamiento. Después continuó con el Archivo Municipal del Palacio de los Córdoba, donde recogió, durante cuatro o cinco años y casi a diario, datos de miles de padrones, inscripciones, matrimonios, nacimientos y defunciones...trabajo que completaría con datos recogidos en el Archivo de la Diputación y referentes especialmente a hechos y acontecimientos del siglo XIX (terremotos, epidemias...). Fruto de este trabajo surgirían las siguientes publicaciones:

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su Iglesia Parroquial, que abarca desde mediados del siglo XVI hasta nuestros días; su lectura y estudio se convirtió, desde entonces, para mí, en la primera afición, a la que he dedicado, solo por satisfacción personal, muchas horas del día en ratos libres, de la noche, vacaciones, etc. ya que mi habitual actividad, que demanda bastante dedicación, es de muy diferente índole.” “Dílar, huellas de su historia” es el mayor compendio de información que hasta ahora existe sobre este pueblo de Granada pues en él no solo podemos encontrar datos históricos y geográficos sino también referentes a sus gentes, industrias, etc. completándose con ilustraciones a color y un mapa topográfico del municipio que sirven de gran ayuda a todo aquél que quiera conocer un poco más de Dílar.

▶ “Efemérides Granadinas”. En 1892, estando Granada celebrando el IV Centenario del fin de la Reconquista, Luis Morell Terry publicó la primera edición de “Efemérides Granadinas” donde recordaba muchos de los hechos acontecidos en los siglos anteriores. Un siglo ▶ “Dílar, huellas de su historia”. Es el después Manuel Morell Gómez rescata el más complejo de los trabajos de investitrabajo realizado por su abuelo y publigación que realizó y que tiene su punto ca esta segunda edición completada con de partida en un Concurso de InvestigaElaboración y Comercio del ción Histórica convocado en 1975 y al Aceite de Olivas/Luis Morell Terry un índice onomástico y otro cronológico que, junto con unas pinceladas biográfique mi abuelo se presentó con parte de cas del autor, facilitarán la consulta y comprensión de lo que años más tarde constituiría este libro. Este priesta obra que prologa Antonio Gallego Morell. mer intento por sacar a la luz los primeros resultados que un aficionado a la investigación había recabado en sus ratos libres, no se pudo ver terminado hasta ▶ “Equivalencias métricas de la Provincia de Gra1996, año en que finalmente pudo ser publicado el nada”. Es un pequeño facsímil de un trabajo realizado libro de Dílar. Unas palabras escritas por Manuel Mopor Luis Morell Terry en 1909 con el objeto de facilitar rell como “justificación” para el mencionado concurso la comprensión de los sistemas de medida que haayudarán quizás al lector a comprender las inquietubíanse incorporado con una ley dos décadas atrás y des que lo llevarían a realizar toda esta labor. aún resultaban de compleja aplicación para gran par“Varios años hace que al llegar a mis manos algún te de la población. En este pequeño y manejero libro, libro de pasados siglos y comenzara su lectura por Morell Terry expone los nuevos sistemas de medida y mera curiosidad, se fue despertando en mi ánimo, al resus equivalencias con los utilizados en los siglos ancorrer sus páginas, una inquietud de profundizar en el teriores. conocimiento de la vida, costumbres, hechos y ambientes que rodaron las pasadas generaciones, y muy espe▶ “Granadinos de Logroño. Centenares de familias cialmente, aquellas, cuyo quehacer diario se desarrolló riojanas potenciaron el comercio granadino en el entre las sierras, ríos, paisajes y monumentos de esta siglo XIX.” Granadinos de Logroño; supongo que al Granada donde siempre he vivido, y a cuyo desenvolvimenos curioso debe resultar el título de este libro, y miento contribuyeron a través de los siglos. no responde sino precisamente a la curiosidad de mi En este estado de espíritu, tuve conocimiento de abuelo este trabajo, con el que pretendió hacer homelos Libros de Apeo y Catastro existentes en el archivo naje a los logroñeses en Granada, a muchos de los cuadel Ayuntamiento de Dílar (Granada) de los siglos XVI y les cuenta haber oído nombrar en casa durante su niXVII, y, posteriormente, de un muy completo archivo en ñez y juventud. A esto, unir el interés suscitado por la


Siluetas la industria oleícola y que ya fue impreso en 1889. Como el autor relata en la introducción, se trata de un encargo que recibió del Presidente de la Diputación Provincial y la Liga Agraria que los designaron como la persona indicada para estudiar la elaboración de los aceites del Mediodía en Francia y su comercialización en el mercado de Marsella. A la vista de la situación económica que atravesaba nuestra producción oleícola y en un intento por evitar asistir al desplome de nuestra producción olivarera, don Luis Morell Terry decidió aceptar la honrosísima misión que la Diputación y los olivareros se dignaban confiarle. Es un trabajo de ▶ “De la vecindad de Granada entre los años 1800 a gran interés pues analiza la situación de la industria 1935. / Noticias Históricas de Granada a través de del aceite en los lugares citados y sus calles”. La publicación de este propone algunas ideas para mevolumen en el año 2002 recoge dos jorar la venta y exportación de los trabajos de dos autores distintos, aceites granadinos, pues “todos uno de mi abuelo Manuel Morell los granadinos, cualquiera que sea y otro del suyo, Luis Morell Terry. su profesión u oficio, deben estar Si bien no tratan el mismo tema, interesados en la prosperidad de he de decir que ambos se complela agricultura, fuente primordial mentan, pues, en líneas generales, de la riqueza pública y coadyuvar abordan un mismo marco espaa cuantos medios tiendan a levancial y cronológico. “De la vecindad tarla de la postración en que yace.” de Granada de 1800 a 1935” es De mi abuelo don Manuel Mouna labor de recogida de datos en rell Gómez podría seguir contando donde podemos encontrar datos muchas cosas, de sus intereses, de identidad de unas 15.000 persus afanes por continuar investisonas que, entre los años citados, gando, por conocer datos sobre fueron vecinos de nuestra ciudad. sus antepasados, etc. Sin embarPuede ser de mucho interés para go, creo que con estas líneas dejo todo aquel que busque saber de reflejado lo más sustancial de su algún familiar, vecino o allegado trabajo como investigador aficiogranadino, pues podemos locanado, preocupado simplemente lizarlos si conocemos el apellido, de que lo que él sabía no quedara Luis Morell Terry/Fotografía Archivo Manuel Morell domicilio, origen o actividad. oculto sino reflejado en sus libros, “Noticias históricas de Granada por lo que puso también tanto interés en sacar a la luz a través de sus calles” es un escrito de los que, con mulos escritos que de su abuelo Luis conservaba. Ese ha cho cariño, mi abuelo guardaba del suyo. Está publicasido siempre su propósito, que no se perdiese el trabado tal como lo redactase, a principios del siglo XX, don jo realizado, sino darlo a conocer. Hoy, la edad ya no Luis Morell Terry y es, a mi juicio, una obra interesantíle permite continuar con la labor investigadora, pero sima y totalmente desconocida que puede ser de gran sin duda gustará de saber que sus libros son leídos y ayuda a todo aquel, ya curioso, ya investigador, que sirven de ayuda a aquellos que quieran saber de nuesquiera saber sobre Granada, el porqué de los nombres tra ciudad, sus costumbres, sus gentes. Con 86 años de muchas de sus calles, hechos que en torno a ellas Manuel Morell Gómez vive hoy tranquilo en el pueblo acontecieron, gentes que en ellas vivieron... sobre el que tanto trabajó, Dílar; acompañado de su esposa Soledad y de la familia que ambos han forma▶ “Elaboración y comercio del Aceite de Olivas. Medo. A día de hoy, diez hijos, veintinueve nietos y dos moria presentada a la Excma. Diputación de Grabiznietas. nada por Luis Morell Terry”. Este pequeño libro es cantidad de vecinos procedentes de Logroño que figuraban en los padrones del Archivo Histórico Municipal revisados para elaborar el libro al que a continuación me referiré. Fruto de esto es este trabajo en el que se pone de manifiesto la influencia que estos logroñeses, hoy riojanos, ejercieron sobre el comercio granadino de los siglos XIX y XX; recogiéndose en él una relación de casi quinientos cabezas de familia, su actividad, domicilio, procedencia...datos que son estudiados con minuciosidad.

un facsímil de una memoria realizada por Luis Morell Terry tras haber sido enviado para estudiar en la Provenza y los Alpes Marítimos todo lo relacionado con

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José García Ayola/Río Darro desde el Puente de las Chirimías

Hay dos otoños. Yo creo que todas las estaciones del año deberían dividirse, al menos por dos, y que nunca empiezan cuando señalan los calendarios. Nunca el otoño empieza el 21 de septiembre y nunca el frío del invierno aparece el 21 de diciembre. Hay un otoño dulce de los últimos higos isabeles y serbas ya maduras, de membrillos, azofaifas, almecinas y acerolas; de granadas preñadas de rubíes y de todos esos frutos secos (castañas, nueces, almendras) que a la Virgen de las Angustias tanto le gusta ver en las calles de su Granada cuando sale en procesión. Este primer otoño, de septiembre y octubre, es el de los meses de la abundancia, de la recogida de frutos y cereales, el otoño de vendimias, el de los primeros celajes vespertinos en la vega y el aire fresquito de las madrugadas. El de los atardeceres mágicos, que buscan los guiris desde nuestros miradores, con la Alhambra al fondo. Luego viene el otoño de lluvias mansas, de cielos grises, de los primeros abrigos, de los días más cortos, de mañanas frías y desapacibles y tardes en las que reina el viento en las calles y mete a la gente en sus casas. Esteban de las Heras Balbás

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Antonio Ureña/Vista de la Alhambra desde el Albayzín

¡ALBAICÍN! Impresiones

Miguel Ruiz del Castillo

... Del eco de la ciudad en el “carmen” me refugio: ¡isla de la soledad! Sobre la tapia el ciprés; el sol por las cuatro esquinas, claro-oscuro de ajedrez. ¡Plaza de San Nicolás! en tus altos miradores paisajes para soñar.

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Tragedia de cal y canto; “soleares” en la noche, honda pena y alto llanto. Cara y cruz del Albaicín; calles que suben al cielo, penas que no tienen fin...


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