Revista evaluación accesible

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Evaluaci贸n Accesible Agentes para el Cambio


Estrategias para para el desarrollo de una evaluación accesible El tema de la accesibilidad y la equidad nos presentan retos importantes en el ámbito educativo. Desde el uso de formatos que mejoren el acceso a los estudiantes, como lo comentado por nuestra compañera anteriormente, hasta la adecuación total del material de clase para atender a una población en específico. Sin lugar a dudas, existen una extensa variedad de situaciones en las que podemos denotar el uso y aplicación de herramientas y estrategias para lograr esta uniformidad en el proceso de aprendizaje para que sea inclusivo para todos. A partir de este razonamiento, nuestra comunidad se dio a la tarea de seleccionar dos estrategias que pudieran ser implementadas en nuestro ámbito y que cumplan con las características establecidas por la institución. Así pues, estrategias que podrían venir a complementar el tema de accesibilidad podrían ser: •La implementación de pruebas personalizadas a la situación individual de cada aprendiente. •Evaluación inclusiva para que los discentes puedan escoger su propia manera de demostrar el manejo de los temas de estudios.


Ambas estrategias apuntan a uno de los temas más delicados: la evaluación. Esto en cuanto sin importar la forma como se llevó a cabo cada proceso, los temas deberán de ser evaluados de tal manera que sea posible darse una medición palpable sobre el conocimiento y manejo de la información. Es en este punto donde se propone la implementación de pruebas personalizadas, puesto a que cada uno de los aprendientes es por naturaleza diferente el uno del otro. Como lo comenta Murillo y Duk citando a Casanova (2011), aunque se haya modificado a la metodología, el uso de un examen puntual nunca favorecerá la atención a la diversidad puesto que este promovería una homogeneización, acentuando que todos los alumnos son iguales. Así pues, no podríamos esperar un cambio si se continúan estableciendo pruebas que “unifiquen” el conocimiento desde un punto de vista único. Por otro lado, la segunda estrategia viene a empatar con lo que planteamos anteriormente y ofrece una manera en la que es posible observar las competencias que se esperan de los aprendientes. De esta forma, una evaluación por medio de casos de estudio o aplicación podrían solventar de manera apropiada las necesidades de formalización del proceso de aprendizaje. Es interesante encontrarnos con esta estrategia dentro las opciones disponibles, ya que el PIT (Programa Institucional de Idiomas para el Trabajo), ha utilizado desde hace ya varios años esta estrategia dentro de su currículo para la evaluación de los aprendizajes. Tal y como lo exponen Oliveira et al (2005) “la estructuración de estrategias para la inclusión de la diversidad, implica disponer de actividades diversificadas que seleccionadas de acuerdo al interés y expectativa de cada estudiante” (8). Es así como al disponer de casos de aplicación, los discentes podrán responder a los mismos basados en su propia realidad y vivencia, lo que les permitiría atender la dinámica desde un punto de vista muy personal que permitirá conocer su manejo del tema de una forma que no media ningún otro factor más que el propio.


Finalmente, nos gustaría puntualizar en los estatutos de la Universidad Técnica Nacional, en los que apuntan que la diversidad y el manejo de la misma deberán de ser tomados en cuenta en todo momento, inclusive dentro la misión de la institución se puntualiza la parte social y cultural del aprendiente como eje de importancia para la su formación académica. En conclusión, denotamos que al igual que el reglamento de evaluación, la institución brinda una dirección con respecto a cómo deben de llevarse a cabo los procesos, pero no especifica puntualmente su ejecución, por lo que debemos de tomar en cuenta que somos todos y cada uno de nosotros los responsables de mediar los procesos que cada uno tenemos a cargo para lograr este objetivo. En la práctica académica del acto pedagógico es perentorio valorar y conocer a profundidad la gestión correcta de las adecuaciones curriculares, sean estas de acceso o de adaptaciones a los instrumentos de evaluación o inclusive al material didáctico que se entrega a los aprendientes. Mi nombre es Tania Leitón y laboro en la Universidad Técnica Nacional como docente de inglés en los cursos del Programa Institucional de Idiomas para el Trabajo (PIT). Durante el transcurso del segundo cuatrimestre del año anterior tuve la oportunidad de familiarizarme con el tema de las adaptaciones del aprendizaje en el caso de una estimada aprendiente con discapacidad visual. Al respecto se me informó por parte de la Dirección de Vida Estudiantil de las siguientes adaptaciones de forma muy puntual: •Suministrar tiempo extra en prácticas y evaluaciones (15 minutos por hora programada de la prueba). •Permitir que la estudiante utilice los primeros lugares. •Brindar el material en el formato Arial 14 incluyendo cualquier prueba formativa o sumativa. •Permitir el uso de lupa durante las lecciones.


En todo momento se siguieron al pie de la letra las instrucciones y recomendaciones giradas por parte de la Dirección. Por ejemplo, las pruebas se le imprimieron en Arial 14 o 15, las rúbricas para las evaluaciones se le brindaron en formato sin restricción de tamaño para facilitarle a la aprendiente elegir el tamaño que considerara más amigable. Durante las lecciones se le dio libertad de elegir donde sentarse cómodamente. Durante las clases, generalmente se ampliaron las presentaciones power point para así facilitar su “accesibilidad” visual. Es importante mencionar que el objetivo fundamental de las adecuaciones es hacer efectivo el principio de igualdad de oportunidades y el derecho de estos estudiantes a una educación de calidad como lo establece claramente la Ley 7600 en el artículo 32 y la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad y su Protocolo Nº 8661A específicamente en su artículo 3 incisos e y f donde se señala notoriamente la obligatoriedad de brindar las oportunidades de educación y la accesibilidad a la misma. La ley 7600 es la normativa que vela por que la persona que presente una discapacidad de cualquier índole tenga las mismas oportunidades que cualquier ser humano que no presente alguna limitación física o psíquica. Por lo tanto, la ley busca que la persona con discapacidad no sufra de ningún tipo de discriminación en ningún ámbito de su vida cotidiana. Uno de estos ámbitos es precisamente la educación. La ley pretende que se hagan ajustes adecuados para que el estudiante con discapacidad pueda acceder a la misma gama de oportunidades que los demás; por esta razón, se debe trabajar en conjunto con el departamento de psicología del centro educativo para poder decidir las estrategias a implementar para que se logren los objetivo cognitivos del aprendiente y que su discapacidad no sea una limitante para alcanzarlo.


Como educadores de enseñanza superior, para nadie es un secreto que a nivel universitario no existen adecuaciones significativas sino de acceso o no significativas. Sin embargo, esto conlleva a enfrentar retos inimaginables. Es acá cuando se puede recurrir a la aplicación del artículo 17 sobre adaptaciones y servicios de apoyo, el cual dice: “Los centros educativos efectuarán las adaptaciones necesarias y proporcionarán los servicios de apoyo requeridos para que el derecho de las personas a la educación sea efectivo. Las adaptaciones y los servicios de apoyo incluyen los recursos humanos especializados, adecuaciones curriculares, evaluaciones, metodología, recursos didácticos y planta física. Estas previsiones serán definidas por el personal del centro educativo con asesoramiento técnico especializado” (p.12). Dentro de nuestra experiencia, podemos citar un caso muy particular que se dió en la carrera de Inglés como Lengua Extranjera (ILE) hace varios años. La estudiante era una persona no vidente y los ajustes que se debían hacer eran altamente demandantes, considerando que ninguno de los docentes había sido capacitado para brindar el servicio de apoyo que la joven requería. Se contactó a la Fundación Omar Dengo y con su colaboración se logró conseguir un software que ayudó bastante en el proceso de mediación. Otra estrategia metodológica implementada, a la que se recurría cuando el equipo con el software no estaba disponible, era proveerle las lecturas en formato de audio. El profesor encargado del curso debía grabar las lecturas con antelación para que la joven luego pudiera hacer las actividades de la clase o que pudiera participar en lo que se requería. La ventaja de este tipo de actividad es que las personas que presentan este tipo de discapacidad desarrollan su oído increíblemente y desarrollan una memoria a largo plazo.


La estrategia de índole evaluativa a seguir para la aplicación de las pruebas consistía en que el profesor leía el examen escrito y escribía las respuestas proveídas por la estudiante. Esto se debía hacer en un espacio donde reinaba el silencio para que la aprendiente pudiera escuchar mejor las preguntas de índole abiertas o de desarrollo. Hubo otro caso con una estudiante con problemas de visión reducida. Con esta estudiante, una estrategia evaluativa era agrandar más el tipo de letra de los exámenes para que pudieran marcar las opciones y escribir en el espacio indicado. Además, se debía sentar en un lugar donde no se reflejara mucha luz en el salón de clase, pues eso le impedía leer lo escrito. En caso de ser necesario, también se le facilitaba una lupa con bastante intensidad. Debido a que se necesita una guía clara sobre el caso del estudiante con adecuación, es altamente importante trabajar con el especialista en adecuaciones curriculares del centro educativo. Hay casos que son fáciles de resolver como dar más tiempo para desarrollar una prueba, por ejemplo, pero hay otros en que se requiere definitivamente al profesional en adecuaciones para que oriente de la forma más adecuada. Volviendo al caso de la estudiante no vidente, caso que sin duda marcó la vida de varios de nosotros, Marco Araya nos relata lo vivido en este caso en particular con más detalle. En una clase de literatura, como es obvio, se debe leer mucho. La lectura no es un hábito común en los ticos y por esto, siempre me encontraba grandes obstáculos con las poblaciones que recibía en mis clases de literatura. Era común encontrar desde estudiantes que no habían leído un solo libro de literatura costarricense hasta aquellos que confesaban que no les gustaba leer para nada.


Estos eran mis grandes desafíos en las clases de literatura. Hasta que un día la puerta de mi clase se abrió y lo que entró a primera vista era un bastón que guiaba a una chica no vidente. Me paralicé, pasaron mil preguntas por mi mente. Todo mi conocimiento pedagógico se enfrentó a una sola verda:, “¿Estoy preparado para dar literatura a una joven no vidente?” Mi primera reacción fue pensar que aquello era imposible. Ella logró llegar hacia mí y se presentó bajo el nombre de Semiramis. Y me dijo: “Profesor, esta es la clase de literatura verdad? Pues yo soy su estudiante.” Creo que la ventaja fue que no pudo ver mi mirada de asombro. Aquel nombre me parecía un sarcasmo de la vida: “Semiramis” y ahora qué hacía yo para que ella mirara todo lo que tenía que leer “hacer-mirar”. No me atrevía a decirle cuánto tenía que leer. Sin embargo, cuando lo hice, ella sonrió y me dijo que le encantaba la literatura y me respondió preguntas que ni siquiera los videntes, lograron responder. Semiramis me mostró formas de leer a través de softwares que le leían el texto. Su poder de concentración era sorprendente. Y no puedo decir, que no la vi llorar. Pero, debo admitir, que las veces que la vi llorar fue porque no encontraba en el entorno físico de la universidad, soluciones para movilizarse con autonomía. Su madre tenía que traerla y esperar por ella para guiarla de un lugar para otro. Eran los inicios de un camino que la UTN tendría que abrir por la vía de la accesibilidad y la integralidad. Hoy hemos avanzado pero aún queda mucho por recorrer.


Coincidentemente, me correspondió entregar el título de diplomado universitario a Semiramis. Nunca más la volví a ver y de aquellas tardes de acompañamiento en sus lecturas y conversatorios de vida, solo me queda la incertidumbre de saber si realmente hicimos lo mejor por ella y si hoy, estamos haciendo lo correcto en cuanto a accesibilidad y adecuación curricular.

Semiramis Foto tomada de FaceBook


Referencias Asamblea Legislativa. (1996). Ley 7600. Recuperado de http://www.mep.go.cr/ley-reglamento/ley-n%C2%BA-7600-ley- igualdad-oportunidadespara-personas-discapacidad. Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad y su Protocolo Nº 8661A (2008) Recuperado de Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad y su Protocolo Nº 8661A Recuperado de http://www.un.org/disabilities/documents/convention/convoptprot-s.pdf Dirección de Vida Estudiantil. BE-160-2015. (2015) Informe de Adaptaciones del Aprendizaje. Universidad Técnica Nacional Ley N° 7600 Igualdad de Oportunidades para Las Personas con Discapacidad. Diario Oficial La Gaceta N° 102, Costa Rica, 29 de mayo de 1996. Murillo, F. Javier y Duk, Cynthia. Estrategias para para el desarrollo de una evaluación accesible. (11-13) Oliveira, Neide de; Zwierewic, Marlene; Pantoja, Antonio. Inclusión de la diversidad en Ambientes Virtuales de Aprendizaje. UDESC. 04/2005. (1-10)


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