Las Heroínas

Page 1

Celebración del Día de la Mujer

2018 Trabajo basado en la puesta en escena de cuatro cartas de las ‘Heroidas’ de Ovidio. A través de una escena del cuadro de ‘El Jardín de las Delicias’, donde aparece la mujer como objeto de deseo, alumnos de 4º ESO, 1º Bachillerato y 2º Bachillerato, han querido dejar oír su voz en defensa de la igualdad de la mujer en su sociedad.

HEROIDAS


Ovidio

Dramaturgia: María Rodríguez Alonso Adaptación y Dirección: Rosa Almaida Martínez Traducción: Francisca Moya del Baño

1


CORIFEO: Reina de Ítaca, esposa de Ulises, madre de Telémaco. La del telar infinito, la del balcón abierto por si oyera pasos. La guerra de Troya dura 10 años pero Ulises no ha regresado. Ella aún es joven y bella. Los pretendientes se instalan en palacio, dan por muerto a Ulises, tratan de convencerla para que no espere más. ¿Volverá?, ¿Será otro amor quien lo tiene perdido?

PENÉLOPE (sentada y escribiendo).

PENÉLOPE A ULISES Esta carta, Ulises, la envía Penélope a tu tardanza. No me contestes; sino mejor, te lo ruego, ven en persona. Yace en ruinas Troya, aborrecida con razón, de las mujeres griegas; no mereció tanto Príamo ni Troya entera. Ojalá cuando navegaba se hubieran tragado las enfurecidas olas al adúltero Paris. No hubiese dormido yo sin tu calor en un lecho vacío, no me quejaría en mi soledad de que los días pasen tan despacio, ni al intentar entretener las largas horas de la noche el interminable velo hubiera fatigado mis manos de viuda. ¿Cuánto no he temido yo peligros más graves que los reales? Contra te me imaginaba que se disponían a enfrentarse temibles troyanos. Con sólo nombrar a Héctor me ponía siempre lívida. Pero propicia ha sido la divinidad, favorable a un casto amor; convertida en cenizas esta Troya e indemne mi esposo. Los caudillos han regresado, los altares humean; se consagra a los dioses patrio el bárbaro botín. Agradecidas ofrendas por sus maridos salvos dedican las mujeres. La esposa está pendiente del esposo que narra los terribles combates. (Se levanta y se pone al lado de Ulises, hierático, inmutable). 2


Me alegré cuando supe que habías vencido Pero, todo sigue igual que cuando Troya existía. Está lejos mi esposo. Vencida está para los demás, para mí, Troya permanece en pie. Tú estás lejos y no puedo saber cuál es la causa de tu demora ni en qué parte de la tierra, mal hombre, te ocultas. A todo el que viene le pregunto por ti y le suplico que te entregue esta carta. ¿Qué tierras habitas, en dónde prolongas tu ausencia? Preferiría que aún lucharas porque sabría dónde estás. No sé a qué me enfrento: temo sin embargo todo. Mientras pienso en esto, tal vez, tú puedes estar enamorado de otra mujer, quizá también le cuentes lo rústica que soy porque sólo cuido de los rebaños ¡Oh dioses inmortales! ¡Ojalá que me equivoque, y que no vuelvas por estar cautivo! Mi padre me obliga a casarme otra vez. ¡Que siga enfadado! Tuya soy; esposa siempre de Ulises seré. Pretendientes de todos los lugares se lanzan contra mí y mandan en tu palacio; destrozan mi corazón y tus riquezas, … En total somos tres débiles: sin fuerzas, la esposa; tu padre, un anciano, y Telémaco, un niño. ¡Suplico a los dioses que tú cierres mis ojos y yo los tuyos cuando muramos! Y yo no tengo fuerzas para arrojar a los pretendientes de mi casa. ¡Ven pronto tú. Tú tienes, un hijo al que educar. Vuelve para cerrar los ojos de tu padre cuando muera. Mírame a mí, es cierto que yo, cuando te marchaste era una muchacha, por pronto que vuelvas, pareceré una anciana.

3


CORIFEO: Hija de Pasifae y de Minos, rey de Creta. Hermana de Ariadna. Mujer de Teseo. Se siente absolutamente atraída por Hipólito, hijo de su espospo. Hipólito es hijo de una amazona. ¿Un amor impuro? ¿Una perversión? Consumida por su amor, incapaz de resistirse al deseo y a los remordimientos. ¿Podrá la razón? ¿Podrá la locura? Ha vencido y reina la locura y un poderoso dios domina todo su espíritu, el Deseo. Esta es Fedra…

FEDRA A HIPÓLITO

¿Qué daño podrá hacer una carta? Este tipo de notas se llevan por mar y tierra los secretos. Tres veces intente hablar contigo, tres veces guardé silencio. Lo que me dio vergüenza decir me lo ha mandado poner por escrito el dios Amor. Él, cuando en un primer momento yo vacilaba en escribir, me dijo “Escribe, aquel corazón de hierro se ablandará”. Ardo por dentro, ardo y mi pecho guarda una herida invisible. Juntos tú y yo seremos culpables. Ahora, apenas lo creerás, soy bruja. Siento el impulso de caminar por en medio de las fieras salvajes. Me agrada ir al bosque y cazar. Cuando este furor remite, en mis silencios me reconcome el remordimiento de este amor. El rostro que otras consideran rígido y violento a mi juicio es fuerte. Estén lejos de mí los hombres amanerados; los hombres tienen que cuidarse poco. A ti te conviene esa dureza tuya y unos cabellos despeinados.

4


Pero deja ya tu dureza en los bosques; no soy digna de morir por tu modo de ser. Teseo está ausente y lo estará durante mucho tiempo. Esta no es la única injuria que nos ha venido de él: en grandes cosas hemos sido ofendidos: mató a mi hermano, y abandonó a mi hermana a las fieras. Ve ahora y honra el lecho de tu dignísimo padre, lecho del que huye y abandona a su esposa. Alguien verá nuestros abrazos y se nos alabará a ambos; seré celebrada como madrastra. No tendrás que abrir en medio de las tinieblas las puertas de un marido temible, ni tendrás que burlar a guardián alguno. Besos en público me dabas, besos en público me darás; seguro estarás conmigo y serás alabado, aunque tú seas descubierto en mi lecho. Vencida suplico y extiendo mis brazos de reina a tus rodillas. Ya no siento vergüenza. Perdona mi confesión y tu rígido corazón doblega. Añado a estas súplicas, además las lágrimas. Tú lees las palabras de mi súplica; imagina también ver mis lágrimas.

5


CORIFEO: Imagen y objeto ideal. Mujer odiada por las mujeres y deseada por los hombres. Presa de su propia belleza, símbolo de la ansiada libertad para amar.

PARIS: (sentado y leyendo). Helena, respeta, te lo ruego, mi confesión y lee lo que sigue no con semblante duro, si no con el adecuado a tu hermosura. Ni el amenazador invierno, ni una pérdida de rumbo me han arrojado aquí. Tampoco vengo a las ciudades griegas como espectador. Te busco a ti, a quien la dorada Venus prometió a mi lecho. Te deseé antes de conocerte, vi tu rostro antes con la imaginación que con mis ojos. Así ruego a los dioses. No oses cambiarlos; acepta lo que te cuento con toda sinceridad. Hay un lugar en los valles, apartado del camino, abundante en pinos y encinas. Estaba yo apoyado en un árbol, contemplando desde allí los muros de Troya. Ante mis ojos se detuvieron tres diosas: Venus, Palas y Juno que pusieron sobre el suelo sus delicados pies. Cuando el alado mensajero me dijo: “No temas, eres juez de la hermosura. Pon fin a la disputa de las diosas acerca de quién es la única digna, por su belleza, de vencer a las otras dos”. Todas eran dignas de vencer; pero sin embargo, ya entonces una de ellas me agradaba más. Intentan con ingentes regalos sobornar mi veredicto. La esposa de Júpiter me ofrece reinos; la hija, la gloria militar; yo mismo no sé si querría ser rico o valiente. Dulcemente sonrió Venus: “No te conmuevan Paris unos y otros presentes, yo te concederé lo que puedas amar; y la hija de la hermosa Leda, la muy hermosa, se entregará a tus brazos”. Dijo; y juzgada la mejor, por su hermosura, retornó al cielo su victorioso pie. 6


Salgo del puerto y llego a tus tierras. Me recibe como huésped tu esposo. Si tú hubieras venido también a aquel certamen, la palma de Venus habría estado en duda. Inferior es tu gloria a la realidad y lo que se dice de tu belleza casi te hace daño. Entrégate ya, y sabrás de qué clase es la constancia de Paris. HELENA: Si no hubiera leído la carta que me has mandado, Paris, seguiría siendo fiel a mi marido. Ahora tengo que contestarte. Mi fama es resplandeciente, y hasta ahora he vivido sin delito. Lo que no entiendo es lo seguro que estás de que conseguirás mi lecho. No me puedo enfadar contigo porque sé que me amas y mi marido no me ama. PARIS Entrégate ya, y no me rechaces más. No creo que prefieras al viejo de Menelao antes que a mí. Ese viejo indigno noches enteras te tiene y goza sin cesar de tus abrazos. Por el contrario yo apenas puedo contemplarte. Me muero de celos cuando él te estrecha fuertemente. A menudo lanzo un gemido y me doy cuenta de que tú no puedes contener la risa al escucharlo. HELENA Aunque intente disimular lo noto cuando me miras, además tomas la copa que tengo cerca, y en el lugar en el que bebí, bebes también. Hay, lo confieso, en ti una belleza singular, y una mujer puede desear entregarse a tus brazos. ¿Crees que eres el único que me ama? No, no, eres el más atrevido. Lo que buscas otro lo tiene. 7


Deja, te lo ruego, de perturbar mi tierno corazón con tus palabras y a mí, a la que dices amar, no me hagas daño. PARIS O vuelvo a los puertos troyanos siendo tú mi esposa, o aquí exiliado seré enterrado en esta tierra. Recíbeme en tu lecho en el silencio de la noche. ¿O acaso temes traicionar a tu marido? Conflicto grande hay entre pudor y belleza. Acuérdate de que tu marido dijo que cuidaras de mí: “Mujer te encargo que cuides en mi lugar del huésped”, estas fueron sus palabras ¿Esperas tú acaso que ese hombre sin sentimientos pueda apreciar suficientemente de tu belleza? Te engañas: los ignora, si él se diese cuenta de los grandes bienes que posee, no los confiaría a un extranjero. Casi con su mano conduce hacia ti al amante, aprovéchate de la ingenuidad de un esposo que te entrega a mí. HELENA Los dioses son mis testigos: engañé a mi esposo sin problemas. Pero tú disimula, si es que no prefieres dejarlo. Pero ¿por qué vas a dejarlo?, puedes disimular. Prosigue tu juego, pero en secreto. Disfruto de una mayor libertad, porque Menelao está ausente. Mi esposo está lejos de aquí pero me vigila. ¿Acaso ignoras que los reyes tienen largos brazos? PARIS Duermes sola, yo también duermo solo, ¿qué más quieres…? HELENA Me agrada la idea. Pero todavía no estoy decidida, todavía dudo. Mi esposo está lejos de mí y tú sin esposa duermes. Y tu belleza me cautiva y a ti la mía. Y las noches son largas y ya nos hemos unido por las palabras. PARIS 8


Disfrutemos juntos, esta noche será más brillante que el medio día. HELENA Qué me muera si no me invita todo a pecar. Pero, sin embargo, me da miedo todavía. Ya que no logras convencerme, ojalá pudieses tomarme por la fuerza, me sentiría menos culpable. PARIS Si te da vergüenza y temes parecer que me has seguido, yo mismo cargaré con toda la culpa. HELENA Por favor, date prisa, mientras hablamos tus barcos zarpan a Troya y perdemos el tiempo. ¿O te seguiré? ¿Y tú mismo dudaras de mí y me dirás adúltera olvidando que tú también has sido la causa de mi crimen?, ¿quién, si soy ultrajada, me socorrerá en las riberas frigias? ¿Dónde buscaré a mis hermanos? ¿Dónde la ayuda de mi padre? PARIS La flota troyana está aquí, provista de armas y hombres. Tendremos un viaje rápido. Irás por las ciudades como una gran reina y el pueblo creerá que eres una nueva diosa. Y raptada no temas, yo te protegeré y te defenderá hasta que flaqueen mis fuerzas HELENA Que los valientes hagan la guerra. Tú, Paris, ámame siempre. PARIS Tú, si por tu causa todo el orbe entra en guerra, serás famosa por toda la eternidad.

9


CORIFEO: Sobrina de Circe. Sacerdotisa de Hécate. La extranjera. Jasón viaja a su tierra en busca del vellocino de oro, que es el amuleto de la antigüedad. A su llegada Medea se enamora de él. Pero el padre de Medea solo le entregará el vellocino a Jasón si supera tres pruebas imposibles. Empujada por su amor traiciona al padre, y le proporciona al amante pociones mágicas. Jasón vence a los guerreros que surgen de la tierra y burla al guardián que jamás duerme. Consiguen la piel de oro y escapan juntos. Abandona su patria. En la huida, despedaza al hermano. Mata y pare por Jasón. Hasta que él, por amor o por conveniencia, cae en brazos de Creusa. Desgraciada malvada es MEDEA

MEDEA A JASÓN Desterrada, despreciada, habla Medea al casado por segunda vez: O ¿no tienes tiempo por los asuntos de tu nueva esposa? Pero yo tuve tiempo para ti cuando pedías que mis artes te socorrieran. Algún placer hay en echar en cara a un ingrato los favores. Lo saborearé. Sólo este gozo conseguiré ya de ti. Obligado penetraste en los felices reinos de mi patria. Allí fui yo, Medea, lo que aquí es tu nueva esposa. Tan rico como es su padre, lo era el mío. Entonces te vi yo. Entonces empecé a saber quién eras. Aquello era el principio de las desgracias de mi corazón. Te vi y perecí, y ardí por dentro. 10


En un bosque que recibe su sombra de pinos, en el que hay un templo de Diana, empezaste a hablarme así con pérfida boca: JASÓN “El azar te confió el derecho de mi salvación y en tu mano esta mi vida y mi muerte. Por mis desgracias suplico, de las que puedes ser alivio. ‘¡Oh virgen, ten compasión de mí, ten compasión de los míos; hazme tuyo para toda la vida ¡Que mi espíritu desaparezca en las ligeras brisas antes de que haya otra esposa en mi lecho, a no ser tú!’ MEDEA ¿Y qué valor tiene esto ahora? Así, fui una muchacha cautivada por tus palabras, yo misma te di los brebajes. ¿Dónde estaba antes tu regia esposa? ¿Dónde estaban antes las riquezas de su dote? Yo, la que ahora consideras después de tanto tiempo bárbara, ahora para ti soy pobre, ahora te parezco culpable. Te ofrecí sin peligro el vellocino. Fue traicionado mi padre, mi reino, y mi patria abandoné. He soportado como un obsequio estar en un destierro que se me permite. Mi virginidad llego a ser botín de un ladrón extranjero. Salvo y vencedor ofrendas ahora la lana de oro ante los dioses patrios. Que me culpen otros; alabarme debes tú por quien tantas veces me he visto forzada a ser criminal. Obligada he salido del palacio, acompañada de mis dos hijos y de mi amor a ti que siempre me acompaña. (Suena el canto del Himeneo. Imagen hipervinculada).

11


MEDEA: ¿Oís? El canto del Himeneo ha llegado a mis oídos y en vuestro honor se emiten cantos de boda, no imaginaba que existiera todavía una maldad tan grande. Apenas me contuve de gritar “es mío” y de poner sobre ti mis manos. Padre ofendido, alégrate; sombras de mi hermano, recibid las funerales ofrendas. Perdidos reino, patria y casa, me ha desamparado el esposo, que era él solo todo para mí. He sido capaz de someter a serpientes y a toros salvajes; a uno solo no he sido capaz, a mi esposo. Los miembros que yo salvé los abraza ahora mi rival y ella goza del fruto de mis fatigas. Que se ría y se divierta ella con mis vicios. Llorará y abrasada superará mis ardores. Te suplico por los Dioses, y no dudo en caer a tus pies, si no valgo nada para ti, mira a nuestros hijos comunes. Devuélveme el lecho por el que abandoné tantas cosas. Cumple tu promesa y devuélveme la ayuda. Que tú vivas, que tengas una esposa y un suegro poderosos, y esto mismo, el que puedas ser ingrato, me lo debes a mí.

12


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.