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EL MUNDO. SÁBADO 12 DE SEPTIEMBRE DE 2015
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SOCIEDAD
REBECA YANKE ROTTERDAM
ENVIADA ESPECIAL
Como a Arthur Rimbaud, al artista holandés Daan Roosegaarde le recorre el cuerpo una idea, casi un imperativo, el de ser «absolutamente moderno». Su actividad artística no podría entenderse sin la tecnología así que, si el poeta francés se dedicaba a la poética, a Roosegaarde lo que le interesa es la «tecnopoesía»; así define él su cadena de pensamientos. Una declaración de intenciones que, en 2013, le llevó a crear la primera carretera inteligente del mundo, mientras a otras mentes contemporáneas la búsqueda de seguridad mientras se conduce les parecía que empezaba en el coche. Pero a este holandés de rostro pícaro, considerado en su país un visionario, no sólo le obsesiona la poesía y la tecnología, también le vuelve loco la sostenibilidad, la posibilidad de crear espacios más seguros y saludables para los ciudadanos del mundo. Para Roosegaarde, éste sería el triunfo. Hoy el reto de su carrera artística y empresarial, que comparte con un numeroso grupo de ingenieros y diseñadores en su Studio Roosegaarde de Rotterdam, está más cerca de cumplirse. Cuando comenzaba septiembre, esta ciudad portuaria, destrozada por completo durante la Segunda Guerra Mundial, asistía a la inauguración del primer purificador de aire capaz de devolver lo que le corresponde a las grandes ciudades del mundo: aire limpio. Se llama Smog Free Tower, y funciona gracias a una tecnología iónica que convierte el edificio, de siete metros de alto, en un aspirador de aire masivo que recoge hasta 30.000 partículas de
GRACIAS A UNA TECNOLOGÍA IÓNICA, ESTA TORRE DE SIETE METROS CONSIGUE ASPIRAR LA POLUCIÓN EL GASTO DE ELECTRICIDAD QUE SUPONE NI SIQUIERA SUPERA EL DE UNA TETERA UN EQUIPO DE INGENIEROS Y DISEÑADORES LLEVA TRES AÑOS DESARROLLANDO ESTE SISTEMA
Parece un edificio cualquiera, pero es la primera ‘aspiradora’ de aire. STUDIO ROOSEGAARDE
polución con un gasto eléctrico similar al que emplea una tetera. Es decir, una torre purificadora y, además, sostenible. En ella se ha trabajado más de tres años. El cielo de Rotterdam está más que limpio, pero no sucede lo mismo en otras grandes capitales. Son las grandes ciudades sumidas en la contaminación las que Roosegaard quiere liberar. «Nuestra torre purificadora realizará a partir de ya una gira alrededor del mundo, hasta Pekín, Mumbai, México D.F. y París. Mientras tanto, seguiremos trabajando en nuevos diseños de torre para mantener el movimiento vivo», explicó Roosegaarde a EL MUNDO la noche siguiente de inaugurar su edificio para limpiar el aire de las ciudades. Y cuando este innovador, empresario, poeta e inventor dice movimiento lo está diciendo en serio porque la torre purificadora se enmarca en una iniciativa mucho más amplia, el Smog Free Project, que «no sólo aspira a ser la solución final para limpiar de polución» cualquier espacio público sino que también quiere ser «una experiencia sensorial» que muestre cómo sería «un futuro limpio» de contaminación. Funciona tal que así: un electrodo envia iones de carga positiva al aire, que se adhieren a las más finas partículas de polvo que encuentre. Después, una superficie con carga negativa dibuja iones positivos junto a las partículas de polvo. «Este polvo fino que, normalmente, nos perjudicaría, se recoge de forma conjunta a los iones y se almacena en el interior de la torre. La tecnología empleada logra capturar finísimas sustancias de polución que los sistemas de filtración anteriores no consiguen captar»,
ESTE INGENIO PRESENTADO EN ROTTERDAM INICIA PRONTO SU GIRA POR LAS CIUDADES MÁS CONTAMINADAS ADEMÁS DE LIMPIAR EL AIRE, QUIERE SER UNA EXPERIENCIA SENSORIAL Y FUTURISTA UNA PÁGINA WEB DE ‘CROWDFUNDING’ HA CONSEGUIDO MÁS DE 80.000 EUROS PARA ESTE PROYECTO
Este ‘árbol’ tecnológico extiende ‘ramas’ y el entorno se hace respirable. STUDIO ROOSEGAARDE
explican en la página web de crowdfunding que el Studio Roosegaarde puso en marcha el pasado julio; querían conseguir 50.000 euros y ya superan los 80.000. «En ciudades afectadas por un aire demasiado contaminado, Smog Free Tower recogerá suficiente smog como para producir 3.500 cubos al día. En total, se conseguirá un millón de cubos que apoyarán el mensaje de nuestro movimiento. Con ellos hacemos piezas de joyería exclusivas para asegurarnos de que nuestra torre no produce ningún tipo de residuo». A los que han aportado dinero al proyecto, Roosegaarde los llama «embajadores del Smog Free Project» y son ellos los primeros en conocer «joyas creadas con polución». Partículas de smog concentradas y formando un cubo, o un anillo o unos gemelos son, por el momento, las opciones. Si esto le parece descabellado, quizá le resulte más coherente el planteamiento siguiente: los residuos valen dinero. Es lo que considera Ahmed Aboutaleb, alcalde de Rotterdam y que estuvo presente en la inauguración de la torre purificadora de aire en su ciudad: «Que nadie me diga que la basura no sirve para nada, con nuestros residuos seguimos creando porque tienen un valor económico». Roosegaard no es el único creador al que la ciudad de Rotterdam impulsa y Aboutaleb apunta que «la creatividad es fundamental» para que las ciudades se desarrollen «porque son los artistas los que piensan fuera de los límites». A lo que Roosegaarde responde en la misma línea: «Las viejas estructuras no funcionan en la nueva economía, ni en relación a los sistemas energéticos, así que
De las partículas de ‘smog’ nace este anillo en forma de cubo.
STUDIO ROOSEGAARDE
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habrá que inventar modelos nuevos. El futuro es ahora; estamos construyendo el prototipo de un mundo nuevo». Lo que esta mente inquieta quiere es que se evite un pensamiento negativo, aquel que repite: «Es imposible, es imposible». «Una nueva manera de imaginar que se tope con tecnologías innovadoras, eso es lo que necesitamos hoy en día. Todo mi trabajo se elabora en torno a una idea, la unión de la poética y la pragmática y, con ella, hacer propuestas para el paisaje del futuro, es a esto a lo que llamo tecnopoesía», resume Roosegaard. También sostiene que esa misma unión es la que define «el carácter holandés» y, en concreto, «el reto de la ciudad de Rotterdam», donde Roosegaarde tiene su estudio y donde ha sido posible que su torre purificadora se pusiera en marcha, en conjunción con muchos otros proyectos que también aspiran a aumentar la sostenibilidad mundial. Prototipos que inician andadura en Holanda pero que son extrapolables a cualquier lugar del mundo como una granja flotante con capacidad para 60 vacas y que produce y envasa, diariamente, una gran variedad de productos lácteos. O la rueda de viento holandesa (Dutch Windwheel), con capacidad para apartamentos, hoteles y escuelas; un diseño del arquitecto Duzan Doepel que se asentará sobre el agua y funcionará gracias a ella y al viento. «En la nave espacial Tierra no hay pasajeros, somos todos tripulación», una frase de otro visionario, Marshall McLuhan, que Roosegaarde continúa citando.
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Vista de Madrid en un día con altos niveles de contaminación. ALBERTO DI LOLLI
POLUCIÓN QUE MATA Una iniciativa europea permite medir los niveles de partículas contaminantes a través del móvil L.T. MADRID
La ciencia atmosférica, al alcance de su mano. Hasta el 15 de octubre, miles de ciudadanos europeos podrán comprobar por sí mismos cuáles son los niveles de contaminación del aire que respiran en sus calles, plazas y parques. Lo harán a través de su teléfono, con el apoyo de una aplicación gratuita para el móvil y un dispotivo que se distribuirá a través de una campaña europea en la que también participa España. Gracias a este espectropolarímetro en miniatura incorporado en el smartphone, bastará con apuntar al cielo para medir unas partículas pequeñas de contaminación llamadas aerosoles, que se dispersan en la luz solar. Este experimento científico se está desarrollando en diez ciudades de Europa: París, Londres, Manchester, Milán, Roma, Berlín, Copenhague, Belgrado, Atenas y Barcelona, donde la iniciativa arrancará el próximo 15 de septiembre, con la participación del Instituto de Ciencias Fotónicas (ICFO) y el Centro de Investigación de Epidemiología Ambiental (CREAL). Proyectos como éste ayudan a tomar conciencia sobre un problema de gran magnitud: la contaminación, que no sólo golpea al medio ambiente, también a la salud. Un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) advertía el pasado mes de abril que más del 90% de la población europea está expuesta a niveles de partículas finas en el aire (las que más profundamente penetran en el sistema respiratorio) superiores a las directrices de calidad que fija la propia OMS. Esto, según el mismo organismo internacional, se tradujo en 2012 en cerca de 482.000 muertes prematuras por cáncer de púlmón, enfermedades respiratorias y cardiovasculares. A ellas
habría que sumar otras 117.000 adicionales como consecuencia de la contaminación del aire interior (fundamentalmente del dióxido de nitrógeno, las partículas finas o los compuestos orgánicos volátiles emitidos, por ejemplo, por el humo del tabaco, los aparatos de gas, etc.). En total, 600.000 fallecimientos anuales en el continente europeo que suponen un coste de 1,4 billones de euros, cifra equivalente a la décima parte del Producto Interior Bruto (PIB) de la región en 2013. En España, teniendo en cuenta los datos entre 2010 y 2012, la carga económica asciende a unos 38.000 millones de euros, lo que representa el 2,8% del PIB. Según la Agencia Europea de Medio ambiente (AEMA), España registra unas 27.000 muertes anuales por contaminación del aire. En definitiva, uno de cada cuatro europeos cae enfermo o fallece de forma prematura como consecuencia de la contaminación ambiental. En todo el mundo, las estimaciones de mortalidad alcanzaron en 2012 unos siete millones de personas. La literatura científica disponible hasta la fecha revela una fuerte asociación entre la contaminación del aire (tanto en exteriores como en interiores) y la aparición de enfermedades
cardiovasculares, como los infartos y los ictus. Del mismo modo, también existe un lazo con el cáncer y es bien conocido su papel en el desarrollo de enfermedades respiratorias, como la EPOC o las infecciones agudas en niños. Una reciente investigación añade una repercusión más: la ansiedad, que afecta globalmente al 16% de la población en algún momento de su vida, sobre todo a quienes viven cerca de autopistas. En este sentido, el equipo de Jordi Sunyer, director del CREAL, ha publicado un trabajo que demuestra que la contaminación tiene un impacto directo sobre el desarrollo del cerebro. Sus resultados, publicados en la revista Plos Medicine, revelan que los alumnos de colegios cercanos a vías con mucho tráfico tienen un desarrollo cognitivo más lento que los que asisten a centros expuestos a una menor intensidad de circulación. Precisamente el tráfico es el principal culpable de la contaminación en las ciudades, pero también hay otras fuentes, centradas en algunos sectores industriales (siderurgia, cemento y centrales térmicas) y en el tratamiento de los residuos. Los contaminantes ambientales que más problemas de salud causan son las partículas en suspensión (PM10 y PM2,5), el dióxido de nitrógeno (NO2), el ozono troposférico u ozono malo (O3) y el dióxido de azufre (SO2). Estar sometido día tras día y durante años a estas sustancias no sólo aumenta el riesgo de determinadas enfermedades, también resta, en general, años de vida. Concretamente, por cada incremento anual de cinco microgramos por metro cúbico de las PM2,5, aumenta el riesgo de muerte prematura en un 7%. Así lo determinaba un estudio europeo con más de 300.000 personas. Como expone Sunyer, «los actuales retos de la ciencia sobre los efectos de la contaminación se centran en su papel durante el embarazo, tanto para el feto como para la madre, en el desarrollo de trastornos neuropsicológicos y de enfermedades neurodegenerativas». Sin duda, agrega, «mejorar la calidad del aire, que es uno de los factores prevenibles de enfermedad como el tabaco o el alcohol, ofrece claros beneficios en salud».