PLANEAMIENTO PARA LA CRIANZA RESPONSABLE Y SALUDABLE por Alicia Tagliani
Cuando un criador vende un cachorro tiene que comprender que está dándole a otra familia un ser vivo, y que esa familia se encariñará con ese cachorro porque pasará a formar parte de sus vidas por muchos años. Si el criador no pone en la cría el más extremo cuidado para que los cachorros producidos de un cruce, por él programado con dedicación y estudio, nazcan y se desarrollen lo más sanos posible, esa persona no es un criador, es un simple fabricante de cachorros. Es inconcebible a esta altura del desarrollo de las ciencias que un criador no use las herramientas necesarias para que su camada no sufra, al menos, de enfermedades genéticas heredables u otras que se pueden producir por diversos factores que están a su alcance y que los puede manejar para que no se manifiesten. Es totalmente irresponsable que en una raza se produzcan cachorros con defectos genéticos que no solo no permitirán al ejemplar obtener una clasificación decorosa en pista sino que va a afectar la vida de la familia a la cual le fue entregado, esta familia cree que lleva a su casa un cachorro sano que no tendrá problemas genéticos tales como el entropión, labio encimado a la mordida, tendencia a la demodexia, mordida incorrecta, y otras más y no saben lo que va a significar estas enfermedades para ellos y sobre todo para el perro, esto implica tanto el sufrimiento del animal, el sufrimiento de las personas que viven con el animal y los gastos a futuro que este cachorro producirá a sus dueños que quizás no estén en condiciones de afrontar. Si bien todos sabemos que muchísimos criadores corrigen defectos tales como el entropión o labio con cirugía, y aún así los presentan en pista cosa que está prohibida por el estándar, el mayor problema se le presenta a otros criadores o
dueños que empiezan a criar a la hora de buscar un macho para servicio que esté libre de estas enfermedades ya que la gran mayoría de los criadores no dará aviso a la otra persona sobre que ha llevado a cabo sobre ese ejemplar determinadas cirugías correctivas, y aun así publicitan sus ejemplares como libre de entropión y cosas por el estilo. Pues bien, servimos a nuestra hembra libre de entropión con ese macho, que nosotros creemos de buena fe, que es libre de entropión, y nacen los cachorros, entonces nos encontramos con la sorpresa que algunos no tienen los ojos del todo como en realidad nos gustaría que los tuviesen, y si vendemos ese cachorro a un particular o a otro criador, luego de un tiempo nos llega el reclamo “el perro que me vendió tiene entropión”. Tal vez el criador inescrupuloso ensaye mil y una respuestas, pero no da la correcta, entonces el dueño del perro termina realizando la denuncia en Federación Cinológica y allí poco o nada pueden hacer más que explicarle a la persona que debe hablar con el criador y tratar de llegar a un acuerdo. Estos llaman al criador y lo ponen al tanto de la denuncia en su contra, explicándole que es necesario que solucione la situación con la persona. Esta situación se puede “solucionar” de varias formas, cambiándole el cachorro a la persona (es la menos probable dado que la persona ya se encariñó con el perro), ofreciendo la devolución de parte del dinero, pagándole parte o todo el tratamiento, u ofreciendo entregarle otro cachorro, además del ya entregado. Lo que NO puede ni debe hacer el criador es “lavarse la manos” y dejar el problema en manos de la persona damnificada. El criador que dice que no tiene responsabilidad en el hecho no es confiable. Ahora, ¿cómo puede un criador evitar esta molesta situación? La respuesta es más que simple, pero no a todos les conviene: el criador debe sacar de su plan de cría a todos aquellos ejemplares que tengan algún defecto, como el entropión o el labio encimado, que pueda ser heredado por sus hijos, ya que son factores con una fuerte heredabilidad, como así también sacar de sus planes de cría a todos aquellos ejemplares que, comprobamos, transmitirán a sus hijos alguna enfermedad hereditaria como por ejemplo los trastornos de tiroides.
La displasia de cadera es altamente heredable a los hijos, puede manifestarse en el ejemplar haciendo que el mismo tenga dificultades en su movimiento, dolor, y otros síntomas de acuerdo al grado de displasia que tenga. Muchas veces cuando el perro es criado en un ambiente saludable libre de ciertos factores de riesgo, la displasia puede tardar muchísimo tiempo en tener alguna manifestación clínica en el animal, pero si ese perro es cruzado seguramente heredará a sus hijos la enfermedad en un porcentaje bastante elevado, sobre todo si su contraparte también porta la enfermedad. En muchísimos países del mundo para tratar de corregir esta situación imponen a los ejemplares registrados un “apto de cría”, que puede ser voluntario u obligatorio, y llevan un registro de los resultados, llegando inclusive a declarar esta aptitud en el certificado de pedigree. Este apto de cría mínimamente consiste en una serie de medidas que llevan a otorgarle o no el permiso para reproducirse al ejemplar, por ejemplo uno de los requisitos más comunes en otros países dentro del apto cría, es la placa de cadera que evalúa la ausencia o presencia (y el grado) de la displasia de cadera. Este examen que se lleva a cabo en numerosos países y por el momento es la única forma de poder controlar que el poligen de la displasia de cadera quede fuera de las líneas de sangre. Además de este tipo de placas, se piden otros requisitos como ser superar la altura mínima del estándar, el buen carácter, la ausencia de entropión, tiroides normales, y análisis de ADN que prueban que el ejemplar está libre de ciertas patologías detectables y heredables. En nuestro país existe el apto para la cría por lo tanto cuando busque un macho o una hembra para cría tendrá que estar atento y fijarse muy bien antes de decidir una compra, no hay que dejarse llevar por padrillos de moda, títulos o publicidades, hay que tomarse el tiempo, recorrer, ver, pedir antecedentes de los padres, en lo posible ver hermanos de otras lechigadas y luego decidir teniendo en cuenta sobre todo la sanidad del animal, junto al carácter tanto de la madre como del padre, dado que el carácter es otro punto que un criador debe tener en cuenta a la hora de programar una cruza. Por lo tanto cuando una persona quiere comenzar con la actividad de cría o si uno ya es criador y toma la decisión de criar de la mejor forma posible, deberá
tener en cuenta algunos requisitos básicos con los ejemplares que compre o críe como ser: que el ejemplar provenga de un criadero (familiar o no) respetable, que no sea una fábrica de cachorros – la mayor cantidad de nacimientos en un establecimiento nunca es sinónimo de calidad- que los perros que vivan en ese establecimiento se vean saludables y vivaces, que no tengan enfermedades hereditarias y si uno es criador deberá tomar todos los recaudos posibles para descartar, de sus línea de sangre, aquellos ejemplares que tengan las patologías antes mencionadas. Si bien el testeo de los ejemplares y la separación del plan de cría de los mismos puede verse para algunas personas como una pérdida, debe entenderse que es lo contrario, a la larga producirá cachorros mucho más sanos y por lo tanto su respetabilidad como criador se verá aumentada y por consiguiente sus cachorros serán más requeridos.