Roxana Álvarez Arredondo
Lectura: Educar la visión artística Eisner, Ellliot W. (1995) El arte nos recuerda que el acto de observar intensamente, de abrir la sensibilidad al entorno produce una recompensa cualitativa en el proceso de vivir. Las artes ofrecen la oportunidad de compensar esta fragmentación, dando a los hombres la posibilidad de iniciar, continuar y concluir lo que empiezan. El trabajo en las artes desarrolla la capacidad de atender no a lo monumental, sino a las cosas pequeñas, los aspectos internos de la experiencia, el reflejo de una gotita en una hoja dorada, el fío color gris de una temprana mañana de invierno, una pila de alambre oxidad y arrugado junto a un viejo muro de ladrillos. Las artes aportan fundamentos a nuestras experiencias, desarrollan nuestra receptividad y por lo tanto nos permiten apreciar lo que previamente resultaba insignificante. En qué medida las artes desarrollan la sensibilidad humana, lo que he llamado inteligencia cualitativa, puede comprenderse mejor si se aprecian las exigencias que plantea trabajar en las artes. La selección y la organización de cualidades deben desarrollar una sensibilidad hacia ellas. El trabajo en las artes plantea exigencias especiales a quien lo realiza. Estas exigencias, los resultados que producen, son las que perfeccionan los aspectos imaginativos y sensibles de la conciencia humana. La obra de arte rehace a quien la hace. Si la propia cultura honrase las artes, podría descuidarse su función en la enseñanza formal.