La vida en las aulas

Page 1

LA VIDA EN LAS AULAS Ph. W. Jackson Capitulo Primero Los afanes cotidianos La asistencia de los niños a la escuela es en nuestra sociedad, una experiencia tan corriente que pocos nos detenemos apenas a considerar lo que allí sucede. Desde el punto de vista del interés humano resulta comprensible la concentración en los hitos de la vida escolar. Desde luego resulta más probable que digamos que nada sucedió en vez de contar los hechos rutinarios que se desarrollan desde que salimos de casa hasta que volvimos A no ser que hubiera ocurrido algo interesante, no tiene sentido hablar de nuestra experiencia. Sin embargo estos hechos sobre los que rara vez hablamos pueden llegar a ser muy importantes, pues ciertamente representan una porción de nuestra experiencia mucho más grande que la de aquellos que nos sirven como tema de conversación. Esta lección se debe tener en cuenta al tratar de comprender la vida en las aulas. Para apreciar el significado de los hechos triviales del aula es necesario considerar la frecuencia de su aparición, la uniformidad del entorno escolar y la obligatoriedad de la asistencia diaria. Cada uno de estos hechos, aunque aparentemente obvio, merece una cierta reflexión porque contribuye a que comprendamos la forma en que los alumnos sienten su experiencia escolar y la abordan. La cantidad de tiempo que los niños pasan en la escuela puede ser señalada con una precisión considerable, aunque el significado psicológico de los números en cuestión sea materia enteramente distinta. Al margen del sueño y quizá del juego, no existe otra actividad que ocupe tanto el tiempo del niño como la que supone su asistencia a la escuela, es por eso que su entorno físico se vuelve completamente estable. En sus esfuerzos por hacer más hogareñas las aulas los profesores dedican tiempo considerable así decoración, pero estas modificaciones son superficiales. Incluso los olores dela clase suelen parecerse bastante, cada alumno tiene un sitio asignado y, en circunstancias normales, allí es donde se le encontrara. Además existe en las escuelas una intimidad social que no se compara en nada con cualquier otro lugar, solo allí pasan varias horas 30 o más personas, literalmente codo a codo. Y un aspecto final de la estabilidad experimentada por los alumnos es la calidad ritualista y ciclista de las actividades realizadas en el aula; el horario, la diversidad de contenidos y las formas de trabajo.


Así, cuando el joven alumno acude a la escuela por la mañana, se introduce en un ambiente con el que está excepcionalmente familiarizado gracias a una larga permanencia. En relación con la vida del alumno, existe un hecho que a menudo prefieren no citar los profesores y padres, al menos no delante de los estudiantes. Es el hecho de que los pequeños deben estar en la escuela, tanto si quieren como si no. En suma, las aulas son lugares especiales, lo que allí sucede y la forma en que acontece los hace recintos diferentes de todos los demás. Lo que las hace diferentes es la parafernalia de la enseñanza y el aprendizaje y el contenido educativo de los diálogos que allí se producen. Las características de la vida escolar comprenden 3 hechos vitales: •

Masa. Aprender a vivir en un aula supone, entre otras cosas, aprender a vivir en el seno de una masa. La mayor parte de las actividades realizadas en la escuela se hacen con otros o en presencia de otros, lo que determina la calidad de vida de un alumno.

Elogio. La adaptación a la vida escolar requiere del estudiante que se acostumbre a vivir bajo la condición constante de que sus palabras y acciones sean evaluadas por otros.

Poder. Los profesores son, desde luego, más poderosos que los alumnos, en el sentido de poseer mayor responsabilidad en la conformación de los acontecimientos del aula.

II Cualquiera que haya enseñado alguna vez sabe que el aula es un lugar activo aunque no siempre parezca así al visitante casual. Una forma de comprender el significado de esta actividad para quienes la experimentan consiste en centrarse en el profesor cuando procede a analizar el tráfico social de la clase. Cuando un alumno desea exponer algo durante un debate, a menudo es tarea del profesor advertirlo e invitarle a que formule su comentario. Cuando es más de una persona quien quiere participar, el docente decidirá quién habla y en qué orden. Otra tarea que consume el tiempo del profesor es la de servir de proveedor. El espacio y los recursos materiales del aula son limitados y debe distribuirlos juiciosamente. Esta tarea se relaciona estrechamente con la de otorgar privilegios especiales a alumnos que los merecen. Cuarta responsabilidad del docente es la de servir como cumplidor oficial del horario. Él es quien se encarga de que las cosas comiencen y acaben a tiempo, en términos más o menos exactos.


Si el profesor trata con un alumno cada vez, la mayor parte de las tareas mencionadas anteriormente serán innecesarias. Es en parte, la presión del número y el tiempo la que mantiene tan ocupado al profesor. Uno de los resultados inevitables del control de tráfico es la experimentación de la demora. Cuando empezamos a examinar cuidadosamente los detalles, es sorprendente advertir cuanto tiempo pasan esperando los alumnos. Interrupciones de muchos tipos crean un tercer rasgo de la vida en el aula. Durante las sesiones de grupo, los comentarios irrelevantes, la mala conducta y visitantes ajenos portadores de mensajes rompen la continuidad de la lección. El sometimiento a un horario exige que las actividades comiencen antes de haberse suscitado un interés y terminen antes de que este desaparezca. En las clases se suele interrumpir el trabajo antes de concluir y quedan sin respuesta las preguntas cuando suena el timbre. Otro aspecto de la vida escolar es la repetida demanda de que el alumno ignore a los que tiene alrededor. Estos alumnos tendrán que aprender a estar solos en el seno de una masa si pretenden triunfar en los estudios. Existen aquí 4 rasgos de la vida escolar que no se mencionan: demora, rechazo, interrupción y distracción social, cada uno es determinado por las condiciones de hacinamiento de la clase. Condenar por eso la existencia de estas condiciones es inútil; sin embargo, su capacidad de penetración y su frecuencia las hace demasiado importantes para que puedan ser ignoradas. Una alternativa es estudiar las formas en que profesores y alumnos abordan estos hechos de la vida, y tratar de descubrir como ese procede deja su impronta en sus reacciones ante el mundo. Si los alumnos han de enfrentarse equilibradamente con las exigencias dela vida en el aula, tienen que aprender a ser pacientes. Eso significa que deben ser capaces de desligar sus sentimientos de sus acciones. Y volver a unirlas cuando las condiciones sean apropiadas. En otras palabras, los alumnos aguardaran con paciencia a que llegue su turno, pero, cuando esto suceda, tienen que ser capaces de participar afanosamente. Aceptaran el hecho de que no se les conceda la palabra durante un debate en grupo, pero deben seguir solicitándola. PAG 11 A LA 18 Mucho antes de llegar a la edad escolar cada niño experimenta el dolor del fracaso y el éxito del júbilo; pero sus logros o la ausencia de estos no se hacen oficiales hasta que ingresan en el aula.


Como todos sabemos la escuela no es el único lugar en donde se intenta que un estudiante tome conciencia de su fuerza y de su debilidad. La diferencia mas potente entre la forma en que se produce la evaluación en la escuela y en otrs situaciones estriba en que los exámenes se aplican en ella con mas frecuencia que en cualquier otro sitio. La fuente principal de evaluación en el aula es, sin duda, el profesor. Pero este no es el único que formula juicios, a menudo lo hacen también los compañeros. Existe una tercera fuente de evaluación, que supone una autovaloración, tiene lugar si la necesidad de un juez exterior. Cuando un alumno no puede escribir ninguna de las palabras de un test de ortografía estima un fracaso aunque el profesor no vea el papel. Las condiciones bajo las que se comunica las evaluaciones se suman a la complejidad de las demandas con las que se enfrente el estudiante. Los juicios que el alumno conoce se comunican con diferentes grados de discreción. En un extremo figura el comentario público formulado en presencia de otros estudiantes. Cuando el profesor se reúne a solas con el estudiante se produce una forma menos pública de evaluación. La escritura es un medio aún más privado que la expresión oral de comunicar las evaluaciones. Lógicamente cabe esperar que la evaluación en el aula, se limite principalmente al logro de los objetivos educativos por parte del alumno. La evaluación de las cualidades personales de los alumnos por parte del profesor aborda frecuentemente materias como la capacidad intelectual general, el nivel de motivación y su contribución al mejoramiento de un aula bien regida. La felicitación del docente pretende inducir al alumno a que realice en el futuro ciertas conductas, pero no simplemente a que repita el conocimiento que se le acaba de enseñar. Por definición las evaluaciones connotan un valor. El hecho de la desigualdad de una tercera característica de la vida en el aula a la que deben acostumbrarse los estudiantes. Dos de la diferencias principales entre la relación de los padres con su hijo y de los maestros con sus alumnos se refieren a la intimidad de y duración del contacto. Esta intimidad reducida se debe no sólo a la intensidad de sentimientos entre los participantes, sino también al grado en que estos se ven en una variedad de situaciones y actitudes.


Quizá una de las diferencias principales entre la autoridad de los padres y de los profesores, aunque no se la más obvia radique en los propósitos por los que se utiliza el poder. La distinción entre trabajo y juego es tiene amplias consecuencias en los asuntos humanos y el aula es el ambiente en donde la mayoría de las personas encuentra una distinción de forma significativa. La inflexibilidad de la diferencia de poder entre profesores y alumnos puede reforzarse o aminorarse en función de la política de la escuela y las predilecciones personales de los docentes. Dentro del mejor de los mundos se confía que los chicos se adaptaran a ala autoridad del profesor convirtiéndose en “buenos trabajadores” y en “estudiantes modélicos”.

V.

-

La distinción de trabajo y juego tiene amplias consecuencias. El trabajo supone realizar una actividad deliberada prescrita por otra persona. El juego carece de un elemento de esencial: el uso de algún tipo de sistema externo de autoridad que les diga lo que hay que hacer y que les mantenga trabajando.

-

La inflexibilidad de la diferencia de poder entre profesores y alumnos puede reforzarse o aminorarse en función de la política de la escuela y de las predilecciones personales de los docentes.

-

Dentro del mejor de los mundos posibles se confía en que los chicos se adaptarán a la autoridad del profesor, convirtiéndose en buenos trabajadores y en estudiantes modélicos.

-

Bajo las condiciones de tremenda desigualdad de poder surgen dos tipos de maniobras interpersonales o

La primera supone la búsqueda de favoreces especiales. Comprende la adulación, el halago y otras formas de deshonestidad social.

o

La segunda táctica, supone la práctica de ocultar palabras y hechos que pudieran desagradar a las autoridades.

-

Generalmente se consideran antagónicas las nociones de dependencia e independencia.

-

Puede que se abuse del poder en la escuela como en otros lugares, pero es un hecho vital al que debemos adaptarnos.


-

la multitud, el elogio y el poder se combinan para dar un sabor específico a la vida en el aula forman colectivamente un currículum oculto que cada alumno debe dominar para desenvolverse satisfactoriamente en las escuelas.

-

Muchos de los premios y castigos que parecen dispensados sobre la base del éxito y del fracaso académico en realidad se relacionan más estrechamente con el dominio del currículum oculto.

-

La ira del docente se desencadena con mayor frecuencia debido a las violaciones de las normas institucionales y de las rutinas consiguiente que a causa de indicios de deficiencias intelectuales en los estudiantes.

-

Podría concebirse a algunos alumnos como “expertos en la escuela” o “expertos en el profesor” cuando han descubierto cómo responder con un mínimo esfuerzo e incomodidad a las demandas tanto oficiales como no oficiales de la vida en el aula.

-

Las escuelas poseen reglas y tradiciones propias que sólo pueden dominarse a través de una prolongada experiencia.

-

Si resulta útil concebir la existencia en el aula de dos currícula podemos preguntarnos, si su dominio conjunto exige unas cualidades personales compatibles o contradictorias. o

Puede predecirse con seguridad que la capacidad general o inteligencia constituye un capital a la hora de atender a todas las exigencias de la vida escolar, tanto académicas como institucionales.

-

Mucho depende también de las actitudes, valores y estilo de vida, de todas aquellas cualidades normalmente agrupadas bajo el término personalidad.

-

Cuando aprende a vivir en la escuela, nuestro alumno aprende a someter sus propios deseos a voluntad del profesor y a supeditar sus propias acciones al bien común.

Capítulo II Los sentimientos de los alumnos hacia la escuela. -

Los aspectos repetitivos, rutinarios y obligatorios de la vida en el aula puede dar la impresión de que la escuela tiene que ser un lugar desagradable. Sin embargo, otros ven el aula como un lugar delicioso e interesante.

-

En canciones y relatos se han exaltado tanto los placeres como los sinsabores de la vida escolar.

I


o

-

-

-

En los primeros informes negativos de la vida escolar predominan dos temas. o

El primero se refiere a las experiencias aterradoras o embarazosas resultantes de las acciones de los profesores y compañeros crueles o insensibles.

o

El segundo alude a los sentimientos de tedio que surgen de la carencia de significado de las tareas asignadas o del atractivo abrumador de la vida fuera de clase.

En la actualidad no abundan los relatos de castigos extraordinariamente severos propiciado por los profesores. o

En primer lugar, muchos de los Estados han establecido restricciones legales al uso del castigo corporal por parte del docente.

o

En segundo lugar, la práctica del castigo físico resulta antagónica con las ideas educativas que orientan la práctica docente actual.

Las evocaciones de los días escolares de muchos adultos quedaron marcados por sus encuentros con profesores crueles y despóticos. o

-

En otras palabras, los adultos afanados en describir las experiencias infantiles dejan claro que el aula es el cielo para algunos, el infierno para otros y un poco de todo para la mayoría.

La crueldad, bajo sus muchos disfraces, no es probablemente un elemento esencial en los recuerdos obtenidos en las escuelas actuales, aunque siga teniendo un significado abrumador para un pequeño número de alumnos.

Un segundo recuerdo de malestar producido en el aula, es aquel en que dominan los sentimientos de tedio. o

La vida en la escuela para muchas personas, se describe, a menudo, como vacía y aburrida.

-

Aunque la escuela fuese dolorosa y vacía para unos, resultó placentera e interesante para otros.

-

Los profesores a veces pueden ser crueles o acaso comportarse de un modo estúpido, pero también son capaces de revelar, junto a las virtudes negativas, otras positivas.

-

La influencia personal del profesor no tiene que ser especialmente profunda para que el estudiante retenga recuerdos agradables de sus días en la escuela. o

Impacto duradero que puede ejercer la escuela en nuestras vidas.


-

Aunque unas experiencias escolares específicas han representado claramente ocasiones de júbilo para determinadas personas y de odio para otras, algunos estudiantes han sentido, sin duda, en distintos períodos todos los niveles de emoción entre los extremos del júbilo y del odio.

-

Conviene evitar fiarse demasiado de los recuerdos de los adultos como fuentes de penetración en el mundo de los estudiantes. o

Será mejor aproximarnos a la experiencia inmediata de los niños pequeños para descubrir cómo es realmente la vida en el aula.

El estudio revela la seriedad de los niños. No consideran la escuela como un lugar de diversión o placer. No muestran un excesivo entusiasmo. No existe un enfoque de deleite Págs. 26-33 Se realizaron varios estudios sobre las actitudes de los alumnos hacia la escuela y los profesores, los cuales arrojaron varios datos importantes de los que destacan los siguientes: En primer lugar que las reacciones a la vida escolar son considerablemente variadas. A los estudiantes les suele agradar algunos aspectos de la vida y les desagradan otros. Cuando se suman estas combinaciones de sentimientos arrojan una actitud general de ambivalencia, suscitada en parte por la inevitable falta de correspondencia entre los deseos individuales y los objetivos institucionales. Las necesidades y los intereses del niño, tal como los experimenta subjetivamente, no van acordes con las necesidades que percibe la institución o con las de otros a quienes también atiende el centro. Esto significa, en suma, que a veces querrá realizar las tareas que se le asignan y en otras ocasiones no. En la condición primera experimentará un cierto grado de placer, y en la otra, de malestar. En segundo lugar por la que ciertos tipos de sentimientos extremados pueden no aparecer con demasiada frecuencia en el aula es que los estudiantes deben asistir a clase, tanto si quieren como si no. Probablemente el hecho de la obligatoriedad de la asistencia contribuye mucho a reducir los brotes de protesta y de queja. Cuando los vínculos son lo suficientemente fuertes, la resistencia se hace inútil. Si la escuela es inevitable, mejor será calmarse y aceptarla. Y en tercer lugar, quizá más importante, que induce a que las actitudes hacia el centro educativo tiendan a la neutralidad es que éste se convierta en algo familiar para la mayoría de los estudiantes. Poco después de su ingreso en el centro, el niño desarrolla una comprensión de lo que es la escuela y, en años posteriores, no se modifican de modo radical sus opiniones iniciales. Los esquemas de interacción social siguen siendo aproximadamente los mismos a través de los cursos y el


entorno físico permanece muy semejante mientras se desplaza de un aula a la siguiente dentro del mismo edificio escolar. Otro aspecto importante que cabe resaltar es que es posible que las actitudes hacia la escuela no sean constantes a lo largo del año. Al comienzo y al final del curso escolar, por ejemplo, quizá se aborde la escuela con una disposición mejor que durante el resto del año. Participación y absentismo en la clase La función de pasar lista radica en identificar a los ausentes. En las escuelas y en otras instituciones, además de permanecer allí, los participantes deben estar presentes de un modo más profundo. Han de observar y escuchar los contenidos de sus lecciones. Deben percibir el mundo del aula, cerrándose a algunas fuentes de estímulo y concende atención como indicadores de participación. El interés del alumno tiene importancia, pero no es una guía segura del valor de la actividad educativa en cuestión. Esta conclusión supone que el profesor no puede hacer trampas cuando trata de obtener la participación entusiástica de sus alumnos. Opiniones de los profesores En la enseñanza, existen maestros expertos de quienes los aprendices pueden y deberían aprender. Con frecuencia, la observación desempeña un importante papel en los programas de formación del profesorado y se emplea cada vez más en la investigación educativa. Pero la conducta del profesor en el aula no siempre revela lo que queremos saber. En la mayoría de los sistemas escolares, la reputación siempre tiene un modo de abrirse camino y es probable que, los méritos de un docente, percibidos por alumnos, padres y compañeros de profesión y reflejados en los resultados de los exámenes y en otros indicadores de logros del estudiante lleguen a ser conocidos por el director, sobre todo cuando se considera al profesor extraordinariamente bueno o malo. Cuando los datos sean escasos o contradictorios, es posible desde luego que el director, a la hora de emitir un juicio, tenga que basarse en su propia relación con el profesor. I. La inmediatez de los acontecimientos en el aula es algo que nunca podrá olvidar cualquiera que haya estado a cargo de una clase llena de estudiantes.


La enseñanza puede concebirse como interesada, ante todo, por la reorganización cognitiva. El objetivo de las escuelas es promover el aprendizaje. Así, podemos esperar que los profesores obtengan una fuente principal de satisfacción al observar el desarrollo del rendimiento de los estudiantes. El entusiasmo y la participación del estudiante parecen mucho más importante que su rendimiento en las pruebas. Desde un punto de vista psicológico, la escasez de instrumentos útiles y las deficiencias prácticas administrativas en su forma de desarrollarlos no son tan importantes como una desconfianza general hacia los test. Primero porque los niños se comportan atípicamente en los tests, otra forma es la representada por la sospecha de que la actuación en los tests de rendimiento es más el reflejo de una capacidad innata que de la eficacia del profesor. Pag. 49 – 57 II Un segundo tema en el material de las entrevistas es la NATURALIDAD que resulta evidente en los comentarios de los profesores. Aparecen primero en las descripciones que estos hacen de su estilo docente. El significado de la naturalidad procede de la comparación entre lo que fue la enseñanza y lo que sería si el profesor optara hacer uso pleno de su autoridad, ver la relación del profesor con los alumnos. III El tercer tema identificado en las entrevistas es el de la percepción por parte del docente de su propia autonomía profesional. En este tema se trata la relación de los profesores con sus superiores. Los profesores se mostraron inconformes con la idea de seguir a un curriculum, que les diga que deben hacer y como lo deben hacer. Asi como también la idea de ser observado en su aula por un determinado tiempo les era desagradable pues les parecía de mal gusto que los observaran con tanta regularidad. La mayoría de los profesores desean que las puertas del aula se mantengan cerradas y los curriculum bien guardados en las estanterías y no es que no quieran ser observados o estar encerrados solos en el aula con los alumnos sino que simplemente prefieren trabajar y desarrollarse en su espacio laboral más libremente desarrollando sus actividades.


IV Como cuarto tema tenemos la individualidad que se refiere al interés del profesor hacia el bienestar de cada uno de sus alumnos. El docente no solo ayuda a las personas sino que también ejerce una labor muy importante en la niñez que es una época importante de la vida. Los profesores se sienten satisfechos con los trabajos obtenidos de sus alumnos. V Es importante considerar la importancia general del material, de las entrevistas para un entendimiento de la vida en las aulas. Las conversaciones de los profesores corresponden a dos temas: las condiciones de la enseñanza y la psicología general de los adultos que trabajan en escuelas primarias. Uno de los rasgos característicos de la entrevista de profesores es la ausencia del vocabulario técnico, ya que cualquier adulto razonable e inteligente puede entender lo que dicen. No existe un vocabulario técnico para la docencia, además se hace escaso el uso del argot utilizado en campos afines, de vez en cuando se utilizan términos psicológicos pero es evidente la ausencia de términos técnicos de la literatura psicopatológica, la dinámica del grupo, la teoría del aprendizaje, la organización social y la psicología del desarrollo. La ausencia de términos técnicos se relaciona con la simplicidad conceptual de los docentes, ellos no solo le rehúyen a las palabras complicadas, también a las ideas complejas. Los pensamientos complejos ofrecen dificultades, el rechazo a estos adquiere un especial significado si se considera la importancia de trabajo del profesor. Superficialmente el pensamiento de los docentes debería ser lo más complejo posible al ayudar a los alumnos en su aprendizaje, por lo tanto la simplicidad innecesaria en el lenguaje del profesor podría ser un motivo de alarma. Los cuatro aspectos de la simplicidad conceptual relevada en el lenguaje de los profesores: 1. Visión no compleja de la causalidad. 2. Enfoque más intuitivo que racional de los acontecimientos del aula. 3. Postura obstinada en lugar de abierta al enfrentarse con prácticas docentes

alternativas. 4. Pobreza en la elaboración de definiciones asignadas a los términos

abstractos. La complejidad subyacente en la mayoría de los acontecimientos del aula adquieren tal magnitud que la rápida búsqueda de una resolución es comprensible quizá perdonable. La inclinación a aceptar explicaciones simples para acontecimientos complejos no significa que los profesores den explicación a todo de lo que son testigos, mostrándose dispuestos a aceptar las cosas tal como son sin profundizar en el por qué y el para qué. Esos fenómenos inesperados de clase


con causas ocultas los profesores los tratan como pequeños milagros más cuando el acontecimiento es deseable desde el punto de vista pedagógico. La aceptación sin interrogantes de los milagros en el aula, se revela de diversos modos en las expresiones de profesores abordando los asuntos educativos de una manera más intuitiva que racional, cuando se desarrolla la estructura de una clase el profesor improvisa. Se dice que al ser más educadoras que educadores el proceso en intuitivo por naturaleza debido a ser una de las características principales de las mujeres dejando de lado la razón. El ser intuitivo no significa mostrar indecisión a la hora de opinar, al contrario pese a su limitada tenacidad intelectual y a la superficialidad intuitiva expresan generalmente opiniones solidas sobre sus estilos docentes. La simplicidad conceptual contenida en lenguaje de los profesores se refleja en la limitación de las definiciones operativas. El docente puede asignar etiquetas abstractas a lo que observa, pero su interés se centra en una experiencia específica en un determinado grupo de alumnos. Las generalizaciones sobre las características de los alumnos o sobre los méritos de una teoría educativa se ven confrontadas cuando la profesora las considera cualidades de sus estudiantes y con limitaciones particulares de su clase, restringiendo la traducción de la teoría de la práctica y aumentando la dificultad de las comunicaciones entre docentes y personas con intereses más abstractos. La concentración en la realidad física y social de los alumnos, los signos de lazos emocionales con sus estudiantes y vínculos que la ligan al medio en que trabaja más que la familiaridad son indicadores de las fronteras que definen los límites de su interés. Los deberes del profesor lo vinculan íntimamente al bienestar personal de quienes atienden de manera más intensa que otras profesiones. El interés por el cambio educativo es escaso y se limita a ideas sobre cómo trabajar mejor con los medios educativos a su alcance, se habló de reformas educativas amplias o espectaculares describiéndose como un tipo de conservadurismo pedagógico que caracteriza la visión intelectual del docente. Los aspectos del lenguaje de los profesores distan de ser satisfactorios. Carentes de un vocabulario técnico rozando la superficie intelectual de los problemas con que se encuentran, encerrados tras los muros de su experiencia concreta, pareciendo difícilmente el tipo de personas que deberían supervisar el desarrollo intelectual de los niños. Quizás los datos de estas entrevistas fueron mal interpretados, o quizás los docentes no estaban tan dotados o puede que los aspectos indeseables del lenguaje de los profesores no lo sean tanto.

VI La premura en la vida en el aula, los signos fugaces y a veces ocultos en los que se basa el docente para determinar sus actividades pedagógicas y para evaluar la eficacia a sus acciones, pone en duda la propiedad de emplear modelos


convencionales de racionalidad que describe la conducta del profesor en el aula, esta desconfianza no pretende entender que la enseñanza sea totalmente irracional o que la leyes de causa y efecto no operen de ningún modo en el aula. Las actividades que acompañan los procesos mentales racionales no destacan en la conducta del profesor cuando pasa de una actividad a otra. Que el docente no parezca muy analítico o reflexivo en sus acciones con alumnos no obscurece el hecho de que en ocasiones no sea verdad, especialmente durante los periodos de soledad antes y después del encuentro con los estudiantes, el profesor parece iniciar un tipo de actividad intelectual que posee propiedades formales de un procedimiento de resolución de problemas, donde el profesor es muy racional. Existe una diferencia crucial entre lo que el profesor hace cuando está solo y lo que realiza cuando el aula está llena, esta diferencia se encuentra implícita en el examen de cuestiones como la relación entre los planes de las lecciones y su tarea diaria, esta distinción es fundamental y posee consecuencias en materias educativas que es un reconocimiento al describir el proceso docente. En la enseñanza interactiva con sentido cognitivo, la espontaneidad, la urgencia y la irracionalidad de la conducta del docente parecen características esenciales, existiendo un alto grado de incertidumbre, imprevisión y confusión en los acontecimientos del aula. La intuición del profesor, su complacencia en el enigma del cambio humano y su efusivo optimismo resultan discordantes con el ambiente organizado donde trabaja, incluso puede esperar que estas cualidades sean disfuncionales en los confines de una institución formal, pareciendo más adecuadas personas racionales y asentadas en la realidad. Cuando examinamos lo que ocurre en una institución advertimos cómo es posible que el actual claustro docente con su impresión intelectual y su pegajoso sentimentalismo lleven a cabo su trabajo con eficacia superior a la ingeniaría humana. Los docentes pueden contribuir a proteger a los alumnos del anonimato y el aislamiento implícitos en la institución, gran parte del conocimiento eficaz del profesor consiste en una información idiosincrásica sobre los estudiantes con quien trabaja, así conserva el sentido de la identidad personal del alumno respondiéndole como persona y no como titular de un puesto educativo. El alumno resulta menos indispensable al funcionamiento del aula cuando al involucrarse el profesor sentimentalmente con ellos sus fracasos o triunfos son más fingidos que auténticos para conseguir la atención del docente. El profesor contribuya a limar las marcas aristas de la vida escolar al presentarse ante los alumnos con un modelo de falibilidad humana, los docentes son capaces de personificar la virtud de poseer un conocimiento y manifiesta los límites de esa virtud, así los objetivos abstractos del aprendizaje reciben una referencia humana. Muchos docentes no se preocupan por sus alumnos, solo de manera superficial y la falibilidad de estos es tanta que en lugar de ser un modelo accesible resultan cómicos o indeseables. Este análisis revela una ambigüedad fundamental en el rol del profesor trabajando a favor y en contra de la escuela con una lealtad hacia la escuela y los individuos que la ocupan así impregna su trabajo de una cualidad especial.



Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.