CINE 3D
fuente: Diloengrafico
El deseo de reflejar exactamente la realidad llevaría a los primeros cineastas a buscar los métodos y las técnicas necesarias para dotar a las imágenes de unas características que convirtieran sus películas en absolutamente el reflejo de lo que sus ojos eran capaces de percibir al mirar a su entorno. Sería poco tiempo después de la aparición del cine como tal, en 1985, cuando se llegara a la conclusión de que la tercera dimensión lograría dotar a sus películas de esa mayor realidad. Sin embargo, aunque se sucedieran diferentes intentos, no sería hasta 1922 cuando por primera vez llegara una película en 3D a una sala comercial. El primero en emprender este camino hacia las tres dimensiones fue un pionero del cine llamado William Friese-Greene, que patentó el primer sistema cinematográfico en 3D. Desafortunadamente, su sistema de filmación no tuvo éxito debido a que era poco práctico y a lo complejo del mecanismo, que fundamentalmente se basaba en la proyección de dos películas que se veían a través de un estereoscopio que hacía converger las dos imágenes. Poco tiempo después se dieron varios intentos que no lograrían ninguna repercusión práctica. Así, Frederick Eugene Ives patentaría una especie de cámara con dos lentes; Igualmente, Edwin S. Porter y William E. Waden se centrarían en la separación de las imágenes mediante el uso del rojo y el verde, leídos cada uno por un ojo mediante la utilización de unas gafas con cristales de estos colores. Al llegar a 1922, fueron el productor Harry K. Fairall y Robert F. Elder los que lograrían la primera película en 3D con su correspondiente efecto tridimensional; titulada “The Power of Love”. Para ello, volviendo a la utilización de los colores rojo y verde, se basarían en una doble proyección separando la imagen en los dos colores mediante dos tiras de película. Se puede decir, que aún no teniendo ningún éxito, esta película dio pie al interés por el cine en 3D, que continuaría hasta la llamada época dorada del 3D a principios de los años 50. Como muchos otros avances, el Cine en 3D se vio frenado por la Segunda Guerra Mundial, por lo que no sería hasta esta década de los 50 cuando el mundo cinematográfico empezara a darle importancia y se quisiera utilizar con objeto de frenar el avance del gran competidor del cine: la televisión. Arch Oboler crearía el primer largometraje estereoscópico en color, a partir de dos tiras y filtros Polaroid: “Bwana Devil”; una película que llegaría a ser un éxito de taquillas y el inicio del boom del 3D. Los títulos iban, en esta época dorada, desde la película de Arch Oboler a “Los crímenes del museo de cera”, pasando por “Bésame”, “Kate” y la película “Crimen perfecto” (de Alfred Hitchcock), entre otros títulos. También cortos protagonizados por Casper, el Fantasma Amistoso y por Popeye. Incluso John
Wayne aparecería en 3-D en el Western. Pero a pesar de los éxitos de esta llamada época dorada del 3D, en 1953 se detiene otra vez su desarrollo. Hubo muchos motivos por los que decayó el formato; algunos fueron técnicos, como lo complejo del mecanismo que mantenía las dos tiras de película. Errores en el proceso provocaban dolores de cabeza, nauseas y fatiga ocular en el espectador. Al mismo tiempo, se daban pequeños inconvenientes como por ejemplo el no utilizar el aforo completo de las salas de proyección, debido a que se perdía el efecto tridimensional desde las butacas laterales, o el rechazo del espectador a ponerse unas incómodas gafas de cartón. Ya en los años sesenta, fue de nuevo Arch Oboler, con el estreno del largometraje “The Bubble”, el que se encargó de dar un nuevo resurgimiento al cine en tres dimensiones. En esta película utilizó un nuevo sistema llamado Space-Vision 3D que lo que hacía era imprimir dos imágenes superpuestas en una única tira de película gracias a lo que sólo era necesaria la utilización de un proyector que contenía una lente especial. El éxito de esta película permitió a este sistema Space-Vision introducirse en estudios de cine independientes. Pero los desarrollos continuaron y, en el año 1970, la marca StereoVision desarrolló otro sistema que eliminaba cualquier posibilidad de desincronización. Tuvo un gran éxito con la comedia de enredo “The Stewardesses”, y en los años siguientes, llevó a cabo la realización de 36 películas en 3D con formato de pantalla ancha o 70 mm; casi todas de carácter pornográfico y de terror o simplemente de una mezcla de ambos. Con la llegada de los años ochenta, Stereo-Vision realizó algunos títulos como “Tiburón 3D” o “Amityville 3D”, pero el protagonismo lo tiene el conocido formato IMAX que supuso un nuevo despegue del cine en 3D. Aunque desde mediados de esta década, dejando a un lado los estrenos en este formato, el cine en 3D quedó más relacionado sobretodo a las ferias y los parques temáticos. En el 2003, James Cameron editó el primer largometraje en formato 3D-IMAX: “Ghosts of the Abyss”. Dió nueva vida al 3D, mediante el sistema “Reality camera” y, poco a poco se reavivó el interés por el cine en 3D. Causa de esto sería la presentación, al año siguiente, de “Polar Express” como el primer largometraje de animación en este formato, cuya recaudación fue superior en gran medida a la versión en dos dimensiones. Las técnicas, en estos años, se han ido perfeccionando y mejorándose los contenidos. Los más adelantados son “RealD” con una proyección digital de imágenes circularmente polarizadas que requiere la utilización de un tipo de gafas llamadas activas; y el sistema “Dolby 3D Digital Cinema”, que usa un
filtro de color de espectro total, montado sobre el proyector, lo que permite una proyección en 3D sobre la típica pantalla cinematográfica blanca clásica y donde se utilizan gafas pasivas. Las cámaras estereoscópicas y el uso de la tecnología e-motion capture deja muy atrás, según su director James Cameron, a las 3D de la Edad de Piedra. Una película pionera en transmitir una experiencia 3D mucho más intensa y que pone de manifiesto lo que nos espera en un futuro cercano en las grandes pantallas. Según Jim Gianopulos, uno de los tres presidentes ejecutivos de la cadena Fox, “el 3D digital es un salto aún mayor que el que se dio cuando se pasó del cine mudo al hablado”.
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