Relato Corto
Una noche de terror "Caminante sin rostro"
Ruido En una noche aparentemente tranquila decidió salir a pasear, o simplemente, conectar con alguien o algo que supiera ver y escuchar. Sumid[…] en un silencio absoluto por la realidad que le acompaña, caminó bajo el misterio de la luna que protegía su identidad. Anduvo por calles oscuras sin temor a la oscuridad, la luz y el ruido eran el otro misterio que necesitaba ver y escuchar. Decidió acercarse, a pesar de las continuas enseñanzas alusivas al peligro que podían albergar. Sin embargo, atraído por ese otro misterio que creía necesitar, así y sin dudar, se entregó con anhelo a esa incontrolable y deseada necesidad. Para él o ella, una luz comenzó a brillar, una pared y un suelo enmarcaban la entrada que parecía buscar (para nosotros, simplemente, un bar). Una sensación extraña se hizo notar, para él o ella, algo que parecía impedir su atrevido avanzar (para nosotros, claramente, miedo). Esto no le detuvo, y se dijo: – Es algo que debo enfrentar, un desafío, una prueba por la que debo luchar. El brillo se hizo más intenso, el resplandor algo molesto, aun así, decidió entrar. La entrada se abrió por el tacto y el deseo, o al menos eso creyó. Una oleada de ruidos y otras sensaciones golpearon sus muchos y cuidados sentidos, intentó sin éxito contener su reacción, por lo que un sonido parecido a un grito
estalló prolongado y sin control. El ruidoso exterior momentáneamente enmudeció, las miradas se clavaron en esa entrada, donde un nuevo e inesperado misterio les atravesó. Entre ese andar lento y silencioso, inquietante y respetuoso, entre murmullos y observadores desconcertados, pronto encontraría un sitio donde parar. Perdidos en el silencio y ansiosos por el ruido, los que allí habitaban, clientes del bar, siguieron su rutina típica de cualquier evento social. Nadie pudo ver ni verá un rostro familiar, estuvieron frente a frente y sólo vieron lo que necesitaban ver, nada cercano o parecido a la verdad.
Conexión Nuestro misterioso desconocid[…] parecía inundado de placeres nuevos, cada instante era un milenio de aprendizaje que asimilaba sin ningún esfuerzo. Llegó a la barra, se sentó en un taburete y sin decir palabra, señaló una botella de Coñac. La camarera, una mujer de unos 35 años aproximadamente, se quedó inmóvil por un instante, observando sin poder mirar, como en un sueño utópico del que no quería despertar. Luego de una leve sonrisa, acompañada de sensaciones difíciles de explicar, la camarera cogió la copa y sirvió el Coñac. Los movimientos y el ruido volvieron a la normalidad. Un televisor antiguo, aunque bien conservado, colgaba frente a nuestro nuevo amig[…]; Las cruentas y agresivas noticias parecían conmoverlo en exceso, breves y confusos sonidos salían de su boca, parecidos al llanto contenido y doloroso de algún tipo de animal. Aunque casi todo el bar seguía con el funcionamiento habitual, la camarera parecía tener con nuestro caminante nocturno una conexión poco habitual. Sus ojos comenzaron a brillar por la humedad que
luego brotó convertida en lágrimas, más que empatía, una simbiosis de sentidos y otras desconocidas sensaciones hacían que esta mujer brillara con una luz muy especial. Aquí podemos agregar, para quienes no lo tengan en cuenta, que la luz brilla más en la oscuridad, no para eliminarla si no para iluminarla, no para atacarla si no para acompañarla. Un grupo de clientes, algo alborotados, comenzaron a dirigir su atención hacia esta curiosa presencia que destacaba de la rutinaria clientela. Miradas y comentarios inaudibles que entre ellos parecían entender, algunas risas nerviosas y descontroladas se desprendían de esta agitada manada. Luego de un breve tiempo de ese confuso y disperso lenguaje, dos de los integrantes se acercaron a nuestro misterioso desconocid[…]. Desafiantes y agresivos por el solo hecho de no entender, expusieron sus miedos con variados insultos, zamarreos y empujones que pretendían provocar alguna reacción más cercana a la violencia, similar a la que ellos expresaban. Al no conseguir ninguna respuesta física o verbal y, al percatarse de que no lograrían nada parecido a lo esperado, decidieron seguir sus impulsos. Cegados y alentados por la ignorancia, en un éxtasis de risas, gritos y golpes, expulsaron del bar aquello que no pudieron ver y mucho menos comprender.
Caída La noche estaba en su plenitud, entre penumbras de callejones silenciosos volvía a sentirse segur[…], aunque ese deseo de conectar con lo prohibido le alentó a seguir su camino hacia sitios menos tranquilos. Las luces y el ruido le atraían y estimulaban su andar, cada paso que daba resonaba en todo su cuerpo, como voces distantes de una conciencia que en ese momento más que nunca necesitaba aclarar.
El sigilo le permitía acercarse sin ser percibido, en una esquina, en un rincón donde la noche le protegía, se detuvo a descansar. Pronto, la frágil tranquilidad de la que gozaba se vió perturbada por unos extraños. Ya expuesto, ante agresiones verbales y físicas, la inevitable realidad alcanzó su estado más puro de consciencia. Hasta el momento, sólo conocía la ilusión y la fantasía de ser parte de un mundo en el que luces y sombras conviven en armonía, entre estos pensamientos y el dolor que le provocaban los golpes, la sangre comenzó a brotar de su boca, de su nariz, todo giraba a su alrededor. Luego de recibir una considerable cantidad de golpes calló inconsciente sobre un charco de agua y sangre, mientras sus agresores huían y gritaban insultos como parte de algún ritual sangriento, comportamiento habitual que los distinguía de otras agrupaciones o manadas de su especie. Herido física y emocionalmente, nuestro inquietante desconocid[…] recobró el conocimiento. Con la energía doblegada por el dolor y la desilusión, entre tumbos y caídas, se alejó desesperadamente en busca de una salida que lo llevara lejos de ese triste y doloroso encuentro. La sangre discurría por su indefinido rostro, cálida y fría, guiada por el latido de un corazón intenso hacia donde pudiera seguir vivo y latiendo.
Encuentro En un parque, la oscuridad y el silencio volvieron, estaba allí tranquil[…] y sin miedo, nadie había que lo lastimara. Pasado un corto descanso, ruidos algo distantes que parecían provenir de un cesto de basura despertaron su curiosidad. La luz intermitente de una farola comenzó a parpadear, irregular despertar que permitía vislumbrar una silueta difusa de algo hurgando en la basura, algo que claramente, no pertenecía a este lugar. Las formas se confundían, la percepción de cualquier observador diría que la imagen era dantesca, nada humano emanaba de esa figura que poco a poco dirigió su atención hacia nuestro enigmático personaje.
Ambos permanecieron en silencio y tranquilos, observándose, los sentidos que conocemos parecían innecesarios, se trataba de una conexión que sólo la oscuridad transmitía. Como una melodía, cuyas notas eran las elegidas, armonía pura para el oído del que fuera seleccionado después de un inevitable camino. Lentamente, aunque sin pausas, se acercaron más y más hasta quedar enfrentados. En ese instante eran dos siluetas confusas, sus manos se unieron en un acto sincero, puro y honesto. Las manos de nuestro desconocid[…] cambiaron, luego su cuerpo. La figura dantesca que era una, ahora eran dos, tomadas de la mano y en silencio se adentraron en la oscuridad dejando atrás a la parpadeante farola que simplemente se volvió a apagar. En una noche aparentemente tranquila, algo decidió salir a pasear, a encontrar el camino que soñaba en silencio.
Epílogo -Nadie pudo recordar aquella noche y su misterio, sólo yo. Ahora camino entre vosotros sin ningún temor a la oscuridad. Cada noche voy al parque con la ilusión de que alguna farola comience a parpadear, lejos del ruido y la violencia, más cerca de mi verdad.
By Roxana Vanesa
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