Apertura Congreso

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Queridos educadores, compañeros y compañeras en la misión educativa, estimados miembros de la red del Sagrado Corazón, religiosas y amigos,

Quiero darles la bienvenida a este congreso, a nombre de las religiosas del SC y de la Red de Colegios del SC, agradecer su interés por participar en este encuentro que nos permitirá sentarnos junto al pozo de la experiencia, la sabiduría y la visión de la

educación del Sagrado Corazón, y desde esta tradición dialogar con la discusión y la búsqueda que hoy estamos haciendo como país para mejorar nuestra manera de educar. A lo largo de esta reunión en la que queremos debatir y ahondar, en un ambiente franco y libre, en los factores que tenemos que atender para responder a las necesidades de las

nuevas generaciones de nuestro país, vamos a dialogar con las propuestas educativas y las distintas perspectivas que nos aportan algunos expertos, tal como José Weinstein desde su propuesta de Escuelas efectivas, Isidora Mena en la educación de valores,

Josefina Beas desde su visión del desarrollo del pensamiento, Mario Waissbluth y las nuevas políticas que sugiere para el sistema educacional, Alexandrine de la Taille, que nos aporta la perspectiva histórica de la educación en Chile y en el SC.

Nos situamos en la realidad de Chile, su contexto y coyuntura actual, desde la política educativa vigente con todos sus desafíos, por lo que nos es muy significativo que este congreso comience con la palabra del ministerio de Educación, representado por su subsecretario, Fernando Rojas.

Y recogemos todos estos aportes, estas miradas y propuestas desde la visión y experiencia educativa del Sagrado Corazón. En ello la Hna. Lastenia Fernández rscj nos ayudará a orientar nuestra reflexión para que de ella salgamos todos enriquecidos por el dinamismo transformador de la educación.

¿Por qué el Congreso? ¿Por qué estos temas y estos invitados? En el marco de la celebración de la llegada a Chile de las tres primeras religiosas del Sagrado Corazón hace 160 años, queremos dedicar este encuentro a reflexionar sobre el momento actual de la educación en Chile a la luz del aporte educativo que supuso para la mujer de 2


la segunda mitad del sXIX la llegada de nuestra congregación.

Queremos que sea un homenaje a estas mujeres que inauguraron un estilo de educación femenina e impulsaron significativamente la educación de los más pobres a través de la fundación de la primera Escuela Normal femenina.

Queremos rememorar la hazaña realizada por estas tres mujeres que asumiendo con tanto coraje su responsabilidad social con la historia, ayudaron a que las mujeres en nuestro país se reconocieran también como agentes de su sociedad.

Ellas trajeron un proyecto socio-educativo global, con una visión del rol de la mujer, en el seno de una sociedad que estaba cambiando. Digo un proyecto socio-educativo porque no era sólo una enseñanza o un método nuevo, su objetivo, su misión era: formar jóvenes,

llamadas en su mayoría, a vivir en un mundo al que deben edificar sin herirle y, por lo mismo, han de conocer y seguir sus usos, en todo lo que no se opone a las reglas del evangelio.

Esta educación consistía en imprimir una fe viva, despertar la razón, formar el juicio,

el espíritu y el corazón, en poner en práctica la capacidad reflexiva de las jóvenes y niñas, ejercitar la inteligencia, la

imaginación, el gusto y la memoria, en desarrollar la aptitud para comunicar racionalmente un arte de vivir.

Para el SC la mujer es capaz de contribuir, por su discernimiento y su influencia, a la reconstrucción del tejido social según los

valores cristianos, especialmente el de la fidelidad y el reconocimiento, el del sentido del combate y el compromiso que persevera, el de la ternura, la confianza, la valentía… El SC busca formar mujeres en la autonomía de juicio, es decir, en la capacidad de decidir por sí misma, de saber pensar por sí misma, que le permita situarse en la historia del mundo desde un proyecto de vida personal.

La educación del SC que trajeron estas mujeres, junto con promover las diversas competencias intelectuales permitiendo a la mujer acceder por si misma a la conciencia de su identidad, de su dignidad y su trascendencia, estaba impulsado por un fuerte sentido

comunitario y social. Esta visión social , al mimos tiempo que hace que este proyecto educativo nazca de la escucha y responda a las necesidades contemporáneas, proyecta a las mujeres a un compromiso de restaurar la comunión, una acción de liberación y reconciliación en su sociedad.

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La dinámica misionera de las alumnas SC consiste en conocer el amor inmenso de Dios

que induce al reconocimiento y al compromiso acompañado de un gran deseo de dar a conocer este amor. La fuerza de transformación es recibida del costado abierto de Cristo resucitado, símbolo de don, de regeneración

Esta es la certeza, la convicción, la propuesta social de este proyecto educativo. Se funda en el deseo de comunicar el amor del Corazón de Jesús. El es el origen del crecimiento de cada persona y el camino de la reconciliación de todos. Lo creemos y queremos anunciarlo. La prioridad evangélica que es el fin de la acción educadora se expresa en el poder creador y liberador de Jesús que da la fuerza para luchar contra toda injusticia y abre al Espíritu que está haciendo nuevas todas las cosas. La acción educadora tiene que hacer

visible el “Misterio escondido” de la acción liberadora de Cristo y comunicar esa esperanza. Sobre un fondo de estima y de solicitud, un amor inconmensurable debe expresarse en el trato, en la mirada, en el gesto, en la presencia, la atención y el acompañamiento de cada alumna. La relación es el medio fundamental de la educación.

Es toda una ética educacional a la que están invitados todos los que integran y colaboran con este plan educativo. Cf. “EL PLAN EDUCADOR FUNDADOR DE LA SOCIEDAD DEL SAGRADO CORAZON DE JESÚS Y SUS FORMAS ACTUALES”. Marie-France Carreel Agradecemos lo que Ana du Rousier,

Antonieta Pissorno y Mary Mc Nally, mujeres venidas de Francia, Italia e Inglaterra, entregaron en estas tierras

lejanas y desconocidas para ellas. Admiramos el valor, la convicción y la perseverancia con la que se hicieron

cargo de la educación de la mujer en Chile cuando más del 90% de ellas

eran analfabetas y más de dos tercios de la población era rural, cuando el Estado comenzaba a organizarse para responder a su función docente y en la clase política se iniciaba una larga discusión acerca de si la educación era o no un derecho.

Estas tres mujeres ayudaron a que muchas otras

asumieran su compromiso como educadoras, como madres, como cristianas comprometidas en la construcción de nuestro país y de una enseñanza primaria abierta, plural y universal en Chile.

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Nos dejaron un concepto y un estilo de educación fundado en una espiritualidad que nos devuelve al sentido esencial de la vida, a la confianza en el amor incondicional de Dios que justifica y valida la existencia de cada persona sin estar determinada por el mérito ni la condición social.

Movidas por una manera de ver el mundo y a las mujeres y los hombres, desde un Jesús que sale en busca de cada uno y que reúne a todos para compartir un mismo pan, educaban para que aprendiéramos esa manera de vernos mutuamente, de reconocer en

cada persona la imagen de Dios. En su ideal buscaban que cada joven alcanzara toda la altura de su dignidad única, como miembro de una comunidad, como constructores de una sociedad que camina haciendo la historia. El Sagrado Corazón entiende y desea esa sociedad como la entiende y desea Jesús: nuestro país está preparado y llamado para ser

el Reino de Dios, para ser una sociedad nueva como una mesa abierta e inclusiva, como una fiesta en la que a nadie le falta nada para celebrar y alegrarse, como un árbol que nace

de la semilla más pequeña y en el que todas las aves encuentran sombra y nido… como una

plaza en la que se sientan los ancianos y ancianas y se llena de los juegos de los niños y los cantos de los jóvenes, usando las imágenes tan ricas que nos regala en Evangelio de este ideal de la humanidad.

Desde esta manera de entender la educación, el papel de la mujer en la sociedad, la espiritualidad y el proyecto de Jesús, estas primeras rscj se comprometieron con las

necesidades de nuestro país. Como ellas, la Congregación, a lo largo de estos 160 años, ha participado de los momentos de luces y de oscuridad de la historia de Chile. Desde este Jesús siempre estaremos invitadas a abrirnos a lo nuevo, a la realidad, a los otros y a los diferentes. Y hoy queremos seguir entregando, con convicción y coherencia, esta visión y estos valores del Evangelio para sus mujeres y sus jóvenes.

Creemos que la educación es camino para abrir a cada persona a la verdad, al amor y a la libertad, que su fruto es llegar a que descubra el sentido de su vida y sepa entregarse a los

demás. La educación es para nosotras el espacio en que la persona aprende y desarrolla plena e integralmente sus potencialidades, como persona y como miembro de una comunidad y de la sociedad, es desde donde aprende el sentido y la forma de colaborar 5


creativamente en la transformación del mundo. La educación despierta lo trascendental y nutre la vida con la experiencia del amor de Jesús, en el propio conocimiento y la conciencia social.

El proceso educativo ofrece razones, motivos y fuerza para

comprometerse con el evangelio en una fe activa y construir con compasión, respeto y alegría una sociedad más humana y fraterna. (Constituciones # 11) Uno de los frutos que esperamos de este

Congreso es que se vea fortalecido el trabajo conjunto y en reciprocidad de

distintos sectores de la sociedad chilena y llegar a ampliar los vínculos con aquellos que comparten estos mismos valores y trabajan por una educación más justa e

integral, más diversa y multidimensional, más centrada en la vida y abierta sin

temor a la complejidad del contexto…

Queremos, por eso, dialogar desde esta visión educativa del Sagrado Corazón con los temas, las preocupaciones y las propuestas que cada uno de los panelistas han aportado en la reflexión sobre la educación en Chile.

Hoy seguimos discutiendo si la educación es un derecho o un bien de consumo, si es un deber del Estado o una responsabilidad de cada individuo, si es un instrumento para el

desarrollo y la movilidad social, para la transmisión de la cultura, para el mercado laboral…. La discusión muchas veces ha puesto en tensión distintos factores que forman parte del proceso educativo, ha confrontado los derechos y deberes, los derechos individuales y

colectivos, lo público y lo privado. No han faltado los reduccionismos al priorizar una dimensión sobre otra para ofrecer soluciones simples a un sistema complejo, múltiple y dinámico por esencia como es el de la educación.

Sabemos que la educación se relaciona con la cultura, con la economía, el desarrollo, la política, con la ética y la ecología… En ella influye el concepto antropológico y sociológico que tenemos, también el fenómeno de la globalización, las migraciones, el desarrollo de los medios de comunicación y la tecnología… La educación está afectada por las brechas de género y socioeconómicas… Estamos buscando mejorar la calidad de la educación y las familias también tienen para ello sus criterios. Buscan buenos profesores y buenos compañeros para sus hijos. Les 6


importan mucho los aprendizajes y las relaciones, el ambiente social, los valores y la convivencia… Piden una educación con programas de nivel elevado. Aprecian una

educación que implique una colaboración estrecha entre padres e hijos… Piensan que todos estos elementos contribuyen a mejores los resultados escolares…

El encuentro, el diálogo, la escucha, el reconocimiento mutuo de los aportes que cada uno está haciendo en la reflexión y en la práctica educativa,

el conocimiento más

lúcido y cabal de la realidad y las necesidades del país, nos permitirán avanzar en construir

consensos sobre el concepto de educación y lo que entendemos por priorizarla en el proyecto de país… Tenemos aun mucho que caminar en este sentido.

Estamos de acuerdo en que la educación está al servicio de las necesidades del ser humano en el campo del desarrollo, que sus pilares son los valores y que el ser humano es el origen, el agente y la finalidad de este desarrollo (Unesco, Dimensión cultural del desarrollo, hacia un enfoque práctico.1994). Esperamos que los procesos educativos susciten una transformación positiva de valores culturales, que capaciten para asumir la responsabilidad social de todos los miembros de la sociedad, que contribuyan a la equidad y la participación, a la comprensión y la tolerancia en las relaciones, a la compasión y la preocupación por el bien común, el bienestar humano y de nuestro planeta, que entregue

un espíritu solidario, emprendedor, creativo, una mente abierta… Que la educación sea una puerta abierta al desarrollo y un aporte al cambio. Su tarea principal es lograr que cada persona se desarrolle, despliegue totalmente sus posibilidades humanas, que pueda comprenderse a sí misma y a las demás mediante un mejor conocimiento del mundo.

Desde nuestra tradición y experiencia en educación formal e informal, sigue siendo

iluminadora y nos sigue interpretando la visión amplia y rica de Paulo Freire quien sostenía que el papel de la escuela era, entre otros puntos, enseñar al alumno a "leer el

mundo” para transformarlo. Desde su perspectiva el proceso educativo es un proceso de concientización

para la liberación.

Freire nos recuerda nuevamente hoy que la

educación es también un instrumento de liberación política y social, que la formación

integral del ser humano tiene como meta esa liberación y el desarrollo del pensamiento. Estas son las tareas centrales de la escuela que busca promover el desarrollo humano y su

liberación. En palabras del mismo Paulo Freire: “...los educandos tienen que entender su 7


propia realidad como parte de su actividad de aprendizaje. No basta con suponer que un estudiante sabe leer la frase “Eva ha visto un racimo de uvas”. El estudiante debe aprender a entender a Eva en su contexto social, descubrir quién ha trabajado para producir el racimo y quién se ha beneficiado de este trabajo.” (Pedagogía del oprimido. p. 1) Corremos peligro de que nuestra discusión se entrabe en conceptos demasiados estrechos, visiones que no nacen del contexto cultural, político y social real ni de la experiencia de los niños y jóvenes de hoy. Quisiéramos que en nuestra búsqueda común no se nos pierda la perspectiva ética y

política de la educación, la fundamental relación con la familia, la convicción de que el individuo sólo se realiza plenamente en su relación con la colectividad y la necesidad de construir el proyecto común con la participación de cada uno. Quisiéramos que la gestión de nuestros proyectos educativos no se nos transforme en un tema puramente económico, que el aprendizaje no se restrinja al aula, que las dificultades

de aprendizaje, atención y motivación no los interpretemos solamente como problemas neurológicos. Tampoco queremos que calidad de educación sea sinónimo de más de 300 puntos en el SIMCE. Estamos ante una forma de entender y de gestionar la educación que disocia a las comunidades educativas, a las personas, a las familias.

Separamos

las

capacidades

intelectuales de las habilidades sociales y las

aptitudes manuales, el estudio de la artesanía y de la dimensión espiritual, lo comunitario y

lo

individual.

En

nuestros

colegios

fácilmente reproducimos el desequilibrio con la naturaleza y el mundo.

entre las relaciones sociales y las relaciones

Queremos una educación que forme para una sana y rica convivencia, que permita descubrir un sentido de vida mayor que el consumir y el competir, que despierte la conciencia y el compromiso para transformar el mundo que nos hemos creado…

Queremos una educación que responda a lo que los jóvenes nos han pedido. Y aquí quiero citar a uno de los dirigentes estudiantiles, solamente para que hagamos también el ejercicio de escuchar a los jóvenes. El 27 de sept del año pasado Gabriel Boric en una columna del Mercurio señalaba que las demandas de los estudiantes de hoy son: 8


-fortalecer la educación pública en todos los niveles

-acabar con el lucro y el negocio educativo más aun si es con recursos públicos - democratizar las escuelas y universidades para formar ciudadanos y personas íntegros

Ante la discusión del presupuesto nacional para introducir los cambios necesarios en materia de educación el dirigente estudiantil afirma que no basta el ajuste tributario ni definir el monto del presupuesto…”Para enrielar la educación a la satisfacción de las necesidades y expectativas de la sociedad chilena no basta discutir la distribución y el

monto de los recursos… depende, sobre todo, de que se invierta la lógica que ha primado en la discusión del financiamiento en materia educacional”.

Un sistema que está

estructurado por clases sociales, en el que la libertad de elección está condicionada por la capacidad de pago…

El desafío es que la educación no dependa de los ingresos

familiares. Que la sociedad entera garantice esa libertad, eso es la educación pública. Que la educación sea “un espacio para construir integración social, para producir

conocimiento y profesionales al servicio del bien común, para forjar ciudadanía”. “Los estudiantes de Chile no queremos seguir siendo meros espectadores de acuerdos que nos

son ajenos, queremos, por el contrario, ser protagonistas de las soluciones que desde 2006 venimos exigiendo” Finalmente congreso

este

es

para

ustedes, educadores que vienen

de

sectores

distintos, que tienen en

sus manos una misión difícil,

preciosa

y

fecunda. Para los que

como ustedes conviven

diariamente con niños y

niñas

de

clases

populares o de familias acomodadas, los que están desafiados por la educación Técnica Profesional, y los que viven programados por las evaluaciones del ministerio, los que en

sus salas tienen que recibir a niños desechos por la droga o por la desintegración familiar, a jóvenes que han perdido su motivación y no encuentran sentido a sus vidas, los que se han adaptado a una sociedad violenta, competitiva y orgullosa…

No somos ingenuas frente al proceso de transferencia cultural que pudo significar la llegada de varias congregaciones religiosas europeas a Chile para aportar en la fundación de escuelas primarias y secundarias….

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Sin embargo, para todos nosotros estas tres mujeres educadoras, fundadoras, profetas y pastoras,

a las que queremos hacer un reconocimiento y que nos convocan en este

congreso, tienen algo que decirnos a los educadores de hoy: somos herederas del esfuerzo, la creatividad, la inteligencia, la generosidad, la rigurosidad, el emprendimiento (lo llamaríamos hoy) y el amor con el que Ana du Rousier, Mary Mc Nally y Antonieta Pissorno trabajaron para las mujeres chilenas.

Con convicción, claridad y coherencia ofrecieron su propuesta educativa al país, como lo

expresan estas cartas de Ana du Rousier al ministro de culto e instrucción de la época: Condiciones propuestas por Ana du Rousier al ministro

de

instrucción

pública,

Silvestre

Ochagavia en relación a las proposiciones

hechas por el gobierno para la Escuela Normal. Noviembre de 1853 1º Al aceptar la dirección de la Escuela Normal, las religiosas del Sagrado Corazón piden ser libres

para

enseñar

según

su

plan

e

independientes en la disciplina interior. 2º La edad de admisión de las alumnas se fijará entre los doce y los catorce años; la buena

conducta y la moralidad de las jóvenes que se admitirán deben ser reconocidas y ofrecer garantías suficientes. 3º Por motivos de conducta, de mal carácter, por causa de la salud o de una ineptitud reconocida, las Religiosas podrán obtener la salida y el reemplazo de una alumna. 4º El precio de la pensión para cada alumna se fijará en $ 100 al año, y en $ 40 para los gastos de mantenimiento, lavandería, etc.

Estas condiciones fueron aceptadas sin dificultad por el Señor Ministro de Instrucción Pública. CARTA DE ANA DU ROUSIER AL MINISTRO DE CULTO E INSTRUCCIÓN PUBLICA SILVESTRE OCHAGAVIA PARA DARLE CUENTA DE LA ESCUELA NORMAL Santiago, 9 de septiembre de 1854

Señor Ministro: A pesar de las serias ocupaciones que llenan su tiempo, confío en que usted

prestará atención a los detalles que creo mi deber darle de tiempo en tiempo acerca de 10


una obra que me gusta llamarla suya, Señor Ministro, y a la que usted, lo sé, se digna otorgarle gran interés.

Al día de hoy no puedo aún hablarle de progresos en las Alumnas, ellos sólo pueden ser

lentos durante los primeros meses. Había que comenzar por dar a las Niñas el hábito del

trabajo, plegarlas a la disciplina, ejercitar gradualmente su memoria, esforzarse en que su espíritu adquiera el hábito de la atención y de la reflexión: estos dos puntos son las bases

de todo juicio recto y de toda instrucción sólida. Ambos son difíciles de obtener, dada la ligereza de su edad y la inacción en la que han permanecido hasta aquí sus jóvenes inteligencias.

Nuestras alumnas son dóciles y generalmente fáciles de guiar El sentimiento moral está poco desarrollado en ellas: el amor a la

verdad, la gratitud, la benevolencia y la preocupación por el otro son sentimientos que hay que hacer germinar en sus almas. Entre

ellas,

quince

o

dieciséis

prometen aptitudes y buenas disposiciones, comprenden y retienen con facilidad. El resultado de varias de ellas será mediocre, y aún dudoso respecto de algunas. No dudo en manifestarle, Señor Ministro, que N.N. y X.X. son incapaces de

cumplir con el fin de la Institución, ambas carecen de aptitudes para ello. El número de

Alumnas de la Escuela Normal está completo, cuarenta están actualmente en la casa; recibí además los papeles de Amelia Pinto, que podría ocupar uno de los lugares que la salida de las dos jóvenes mencionadas más arriba dejará vacantes, porque como usted lo sabe, está establecido que sólo podemos tener cuarenta Alumnas. Espero, Señor Ministro, que en uno de sus momentos libres, usted nos honre con su

presencia; esperando ese día que mucho deseo, le ruego aceptar la expresión de mi consideración absolutamente distinguida.

Anne du Rousier, Supre. Des Rses. du S.C.J.

CARTA DE ANA DU ROUSIER AL MINISTRO DE CULTO E INSTRUCCIÓN PUBLICA, SILVESTRE OCHAGAVIA SOBRE LA SALUD DE LAS ALUMNAS DE LA ESCUELA NORMAL Señor Ministro de Instrucción Pública:

Tengo el honor de hacer presente a V.S. que considero de imperiosa necesidad se

nombre por el supremo Gobierno un facultativo que asista constantemente a las alumnas de la Escuela Normal de Preceptoras, cuya dirección me ha sido confiada. 11


En el corto espacio de tiempo que ha transcurrido desde la instalación del

establecimiento, una de las alumnas ha sufrido quebrantos en su salud nada insignificantes y que han exigido una pronta y asidua asistencia. Estos accidentes pueden

repetirse con frecuencia, en sin número crecido de educandas, que siendo la mayor parte de las Provincias, en caso de enfermedad, deben ser atendidas en la casa en que se educan. Un facultativo nombrado especialmente para el establecimiento, además de estar pronto

para casos repentinos, que puedan sobrevenir en horas avanzadas de la noche, debería al menos una vez en cada semana visitar a las alumnas, indicar los medios de salubridad y precaver de este modo que se desarrollen enfermedades, que al principio aparecen

desapercibidas y que serían sin duda muy perjudiciales, a unas niñas que deben ser robustas para desempeñar más tarde el cargo de preceptoras. Conozco la decidida protección que V. S. dispensa a la Escuela Normal y creo que

mi indicación será atendida como se merece.

Sin pretender presentar a V. S. La persona que deba ser nombrada, pongo en su

conocimiento que el Señor Don Miguel José (apellido ilegible) médico de Santiago, nos ha prestado sus servicios profesionales con gran interés y de modo satisfactorio y prudente. Dios guarde a V. S.

Ana du Rousier

(Esta carta no tiene fecha, sólo se conserva el borrador manuscrito en castellano, presumiblemente por Mons. Joaquín Larraín G. en los primeros meses de 1854) El 20 de enero de 1880, 8 días antes de morir, a los 73 años, volvía Ana du Rousier de su gira por las casas del sur de Chile y dirigió a sus hermanas la que sería su última conferencia concluyendo de esta forma:

No pensemos más que en glorificar SERVIR el Corazón de Jesús, que en amarlo. Ésa es toda la razón de nuestro ser; qué consuelo pensar que todo lo que hacemos, no tiene más que ese fin. Santifíquense, mis hermanas, santifíquense, ustedes no deben tener otra preocupación. Diario Maestranza, tomo II, p. 23 Estas palabras se entienden desde su pensamiento y proyecto de vida que podemos barruntar a través de estas otras palabras:

Si debemos a Dios el ser perfectas, también lo debemos al prójimo. San Pedro, dirigiéndose a los primeros fieles les decía: “Ustedes son el linaje escogido, una clase de sacerdotes reyes, gente santa, pueblo rescatado a costa de la sangre 12


de Jesucristo”. Pues, ¿con cuántas gracias no hemos sido elegidas? ¿A qué misión estamos destinadas? ¿Con qué beneficios hemos sido colmadas? Pero, sobre todo ¿para qué fin nos ha elegido el Señor? ¿Por qué nos ha confiado una parte de su sacerdocio?... Si tantas gracias exigen un gran desvelo, debemos estar en medio de las personas que nos están confiadas como verdaderos apóstoles. Por nuestra vocación somos constituidas pastores y doctores, tenemos un rebaño que apacentar, y ¡qué rebaño! La esperanza de la Iglesia, la esperanza de la Sociedad, la esperanza de las familias… Debemos ser para las almas la “sal de la tierra”, la sal preserva de la corrupción, la sal conserva los alimentos… Salvar una persona (DEVOLVER SU PLENA CAPACIDAD DE VIDA, SU PLENA DIGNIDAD, SU PLENO VALOR) es cooperar a la Redención cumpliendo, como dice el apóstol, lo que falta a los padecimientos de Cristo para aplicarnos sus frutos; luego, (PARA ELLO) no bastan solo palabras. Una sola persona es de precio infinito, ha costado muy caro a Jesucristo. Si queremos hacer el oficio del Salvador es menester orar, sacrificarse, consumirse y sacar del tesoro de sus sufrimientos, de sus virtudes y de sus trabajos, el caudal con que pagar un objeto tan preciso… Para Ana du Rousier Dios se ha hecho su absoluta referencia. Su manera de ver, su sensibilidad, le permite experimentar en todos la Vida, la Voz, la Acción de Dios que transforma constantemente. La realidad transparenta su amor, en todo se ve La Vida de Dios, todos somos todos uno en El, sin distinción de idioma ni razas, sin fronteras. Sabe

que todos somos preciosos para El y sabe que somos uno. Esta visión alimenta y aumenta su deseo de trabajar con Dios en su obra sanadora, liberadora, redentora…

Este es el fin y el fundamento de su vocación educadora: La calidad del amor descubierto en el Corazón de Jesús es el que revelan las vidas de Ana, Mary y Antonieta, un amor que va creciendo y determinando todas sus acciones, sus afectos, pensamientos, su cuerpo, sus elecciones, sus proyectos.

Aprenden a poner su atención en El en todas las cosas, en todos los momentos, en todas las personas, porque su centro de gravedad

no

está

en

ellas

mismas sino en los otros, en la realidad a la que llegan, en la

iglesia, el país, en las mujeres, en los jóvenes. Son los otros los que ocupan el corazón de cada

una, los que atraen su atención, 13


todas sus energías, su tiempo, su salud, sus recursos… toda su vida… hasta consumirse. La educación es para ellas un acto de amor.

Esta es la experiencia que nos impulsa para entender y vivir la educación como instrumento de un amor activo, sanador, reparador, liberador Y la acogemos y la manifestamos en comunidad, sostenidas y completadas por las demás: en la fraternidad, el servicio mutuo, la reciprocidad.

En el centro de nuestro proyecto socio-educativo, en nuestra propuesta de formación para las mujeres de Chile, está el rol fundamental del educador, su interrelación y diálogo con el contexto social y cultural, sus principios y valores, su práctica de trabajo, su formación,

su experiencia y crecimiento personal, sus relaciones con las alumnas y alumnos, su colaboración con los compañeros de trabajo, su entrega en la comunidad educativa, su

vivencia de la Espiritualidad del SC. En esta interacción múltiple y dinámica se va configurando al educador como sujeto, iluminado por la experiencia de Dios y de esta pedagogía, entregando su particular modo de aportar en la transformación del mundo. Cf Itinerario de formación para el educador del SC. Pto Rico 2007 Su misión educadora se mide, se nutre y se renueva cada día en el amor que lo impulsa y en el amor que expresa.

Es un compromiso que surge de la fe, de la caridad activa y la libertad responsable que

impulsa el evangelio, de una interioridad abierta, profunda y consciente que mueve a sentirse (descubrirse, saberse) hermanos de todos, sin exclusiones, a vivenciar el dolor del otro como propio, a cuidar y defender toda

forma de vida. Para vivir coherentemente su vocación el educador del SC sabe que debe comprometerse y promover la calidad educativa en una perspectiva transformadora, trabajando constantemente por su formación y actualización, ejerciendo su práctica

educativa de manera reflexiva, interdisciplinaria, con una mirada transversal. No puede restarse a la importancia de la investigación, la evaluación, la integración de la cultura de sus estudiantes. Para construir su identidad y su proyecto es necesario que se ponga

totalmente al servicio de la construcción de la comunidad, que forje relaciones responsables y proyectos con trascendencia. Cultivar el diálogo, la escucha, la empatía, el respeto, la paz, resultará ser un pozo, un manantial de sentido del que los jóvenes podrán beber siempre a lo largo de su vida.

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Regresar a la fuente, hacer memoria, reconocer y participar de la evolución de las visiones educativas, reitera la responsabilidad que tenemos con el dinamismo de los comienzos,

con su apertura, su universalidad, con la urgencia que le impusieron las necesidades y

pobrezas de este pueblo de Chile, con la audacia que llevó a actuar con decisión y confianza. En este Congreso queremos recordar y compartir con ustedes esta obligación y abrirnos a las nuevas interrogantes que debemos saber responder para seguir haciendo presente este dinamismo amplio, diverso y fecundo de la misión educadora. Sean todos muy bienvenidos. Sofía Baranda Ferrán rscj 4 de octubre 2013

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